Colocó la pluma en su soporte, casi seca y se recostó en la silla por unos momentos. Echó la mirada a las estanterías y suspiró.
“150”, pensó, “150 reportes esta vez”.
-Con ése ya casi terminamos.- escuchó detrás.
Con pasos apresurados y cortos Ylvrith caminaba hacia el escritorio, con una carpeta bajo el brazo y mesándose un rizo tan rebelde como el resto de su apariencia.
– ¿Y ésos que llevas ahí?¿Para investigar? – Inquirió a la recien llegada.
Ylvrith sonrió, con esa expresión que pocas veces mostraba y no auguraba futuros agradables.
– De estos me ocupo yo, ¿todo listo?.
Quioriden respondió afirmativamente y se incorporó colocando los reportes revisados hace un momento en una carpeta con el resto que habían pasado por su mano aquella temporada. Se le escapó una ligera sonrisa cuando cerraba el frasco de tinta: ‘Sí, muchas cosas se me quedaron en el tintero’. Colocó la carpeta junto a las otras de otras temporadas y la vista se le fue hacia la larga extensión de la estanteria, llena de otras tantas y conteniendo un millar de reportes al menos.
Un pensamiento acudió a la inspiración y la consciencia plena del momento lo asaltó en una mezcla de futilidad, fatalidad y cinismo.
Recordó la anécdota de una obra teatral innovadora, en la que un actor respasando el guión el día anterior a los primeros ensayos tuvo un arranque de inspirado genio, y en su ingenio concibió improvisando un monólogo en la última escena de su personaje. El director de la obra ojeó las modificaciones y accedió a presentar la nueva versión, donde el actor, llevado por la poca facil tarea de representar un personaje vivo artificial, siendo un personaje vivo natural en un contexto aun más ficticio. La últimas palabras venían a Quioriden, claras en su pesimismo: ‘Todos esos momentos se perderán… como lágrimas en la lluvia’.
Perdió conciencia del tiempo que pasó hasta que una mano se posó en el antebrazo y lo devolvió a la realidad.
– Venga, vamos, Quio… nos esperan.
– Ah…sí. Ahora voy.
– ¡No me hagas esperar! – advertía ya de espaldas Ylvrith camino a la salida de la estancia.
Quioriden recorrió con la vista y la mano el escritorio, con el manual y las notas que legaba a sus sucesores, y con la pericia que da la práctica apagó, con los dedos la vela y colocó el cartel de ‘Cerrado’ en la ventanilla de atención al público. Se despidió de la sala de Maestros de Juego juntando los dedos índice y corazón en los labios y dedicándole un beso a las mesas, colegas ausentes y los cachivaches varios esparcidos por las mesas.
En la puerta esperaba impaciente una enana apoyada en el marco con una ceja alzada y un pie inquieto e disconforme que emulaba un corazón agitado: Tap, tap, tap…. Con un suspiro se colocó la túnica de una orden de hechiceros extinta al que tenía aprecio y salió guiado por Ylvrith como invidente y guía.
Se comunica que Quioriden causa baja por causas personales en el equipo de Avatares de Reinos de Leyenda.
P.D.: Especulaciones aparte, simplemente me iba a quedar sin tiempo para dedicárselo al mud una vez finalizadas las vacaciones. ‘Llega el día en que no puedes escapar de las cosas que has hecho.’ ( o no hecho)
P.D. 2: Siempre hubo aportaciones, historias, descripciones concursos antes de las recientes Gestas, que solo son un subconjunto para contenido dentro del juego. Publicar no significa reportar, y las aportaciones no tienen que ser gestas. No mezcleis cosas a lo mercenario, saldrá mal.
P.D. 3: Bill Parrish se volvío hacia Joe Black, que se recreaba en el espectáculo piroténico – Cuesta soltar amarras ¿e?… -Si…
Un saludo a todos y ánimo.
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