Anonymous

##### Diario de Touchepryk Oiolossë, Senescal de los Templarios de Poldarn#####

A la fecha de 12 de Osucaru de la Cuarta Era, fui congregado por la Reina Priis de Takome, para que pudiera escuchar y atender a todo lo que hice aquel día, el día en el cuál colaboré para salvar a Eirea de un nuevo cataclismo, propiciado por el cubo negro…

……Desperté al escuchar el griterío de los ciudadanos de Takome, y me apresuré a marchar, pues al morir recientemente mi Kohandir, no me quedó más remedio que acudir a Anduar a pie. A la entrada del Templo de la Luz, reposaba una especie de mula mágica, parecidas a las que son amigas de los magos. Vincent, aquel mago del cual no había combatido desde hace mucho, estaba hablando con Aibien, la sacerdotisa del Templo de la Luz. Más tarde entró Zion en la sala y comencé a conversar con Aibien, la cual estaba preocupada por un tal cubo negro…

……De pronto sufrió una transformación mientras alzaba la voz en nombre de Eralie, para que hablara a través de su recién cambiada voz –que había perdido su parte angelical, propia de Aibien-……

…….Zion, Vincent y el presente fuimos a una especie de salón apartado de la nada… ¿qué sería aquello? ¿El limbo de los dioses?…Pronto lo averiguaríamos…
Sobre las baldosas de color plateado se alzaba un Vestal, un -¿árbol?- que yo nunca había visto y que parecía hablar en mi mente… ¿Cómo es posible que tal árbol me hablara a mí?¿y por qué lo haría?…
…….Después de que me explicara que era una representación del mismísimo Eralie a quien tenía delante, me dijo que mi misión era buscar el milagro que ayudaba a la naturaleza a seguir creciendo y que aquel milagro, no tenía por qué aparecer en lugares acondicionados, es decir, tal como dijo Eralie: “Ni bellas estatuas se erguirán, ni losas de mármol pisarás”.
Tras explicarme mi misión, todo volvió a su estado normal, y aparecí en la entrada del templo de la luz. Después de observar el agotado cuerpo que se le había quedado a Aibien, apareció Liriam (-Ojo, no recuerdo en qué momento apareció, pero creo que fue por aquí XD-), quién había hablado con el Heraldo de los dioses en pos de hallar Agua bendita por el mismísimo Eralie… …Todo encajaba, yo era a quién Eralie le había confiado la tarea para ayudar a derrotar el cubo negro. Entre los cuatro, decidímos nuestro próximo destino: La fuente bendita por Eralie de Veleiron.

Raudos nos aproximábamos a Veleiron, pues alguien empujado por Eralie no teme nada a lo que se enfrenta, si es su destino, pues para mí lo era. Nos encontramos a Haldo, lo saludamos y me apresuré a sacar un frasco de mi mochila, para recoger un poco de agua de la fuente, hasta que escuché de la boca de Haldo el nombre del cubo negro mientras hablaba con Zion. Le seguí preguntando y nos contó algo sobre que Gwalchavad, el Gran Cruzado de la Santa Cruzada de Eralie buscaba reliquias antiguas.
Liriam partió a Anduar a avisar a todos los ciudadanos de Eirea de lo que podría ser una pista, para que en un futuro ayudasen. Zion, Vincent y nuestra presencia, partimos a Takome en busca de Gwalchavad para escuchar de su boca lo que tenía que decir…

…La reliquia en cuestión, se perdió por las tierras de Kattak, las cuales, más tarde investigaríamos…

Tras un largo camino a la ciudad de Kattak, tras ver a varios hombres-lagarto acudir a ayudar a derrocar al tirano que asolaba Eirea, llegamos al templo de Eralie. Subimos las escalinatas al templo y de repente, un frondoso roble aparecía frente a Somaer. Fue curioso, pues ni el suelo de piedra estaba mal adoquinado ni había ninguna piedra fuera de su sitio…¿qué hacía un roble en un sitio como éste?… de repente, me dí cuenta de que estaba ante la misión que Eralie me había encomendado. ‘Busca el milagro en mi templo’ fueron sus palabras, y aquí está el milagro.

Hablé lo más educadamente que pude con Somaer y le pregunté acerca del cubo negro. Tras responderme a regañadientes, y obsequiarnos con un descalificativo, se sintió decepcionado por quienes habían acudido a ayudar. También quise sacarle algo acerca de las reliquias que Gwalchavad y Haldo me habían hablado… y mencionó algo de la orden Sacra, cuyas reliquias habían sido saqueadas, pero buscaron con ahínco y recuperaron alguna que otra. En breves instantes, Somaer se dio cuenta de algo y en menos de lo que canta un bardo, llegamos a unas Tumbas, posiblemente de la orden sacra, donde reinaba la oscuridad y la muerte.
Me pareció haber visto un destello justo dentro de una tumba, lo que también pareció inquietar a Somaer… se acercó y recogió un cofre. No sabíamos lo que podía pasar…

…..Somaer salió corriendo despavorido y cerró la puerta de la cripta. Estábamos ahí, Zion el majestuoso evocador de las tierras vinícolas,  el archimago Vincent y yo, Touchepryk Oiolossë, enfrentándonos al Espectro del dueño cuya tumba habíamos saqueado, todo gracias a Somaer… tendría que darle alguien su merecido al enano gruñón…
…El combate fue de dificultad extrema, incluso para tal empresa. Pedí fuerzas a Eralie para que me otorgara su bendición y me dispuse a cargar con desenfreno. El espectro cada vez se veía peor, pues la magia arcana de Zion y Vincent parecía mermar las posibilidades del espectro de arrancar la vida a algún sirvo de Eralie. Pero de repente, el espectro centró su magia y golpes sobre Vincent, que estaba desprotegido según contó luego. Al estar moribundo, en sus últimos intentos de sobrevivir o morir en esta tumba, procedió a protegerse mediante un hechizo de ilusión: siete imágenes circundaban a la silueta de Vincent y le protegían de cualquier golpe. Tras sanar unas pocas heridas de Vincent, me dispuse con ahínco a golpear con mi Serenidad a diestro y siniestro hasta que Zion con su magia, más efectiva que la espada, ejecutó el golpe mortal al Espectro…

…¿…pppero qué es lo que portaba el espectro? ¿Qué es lo que Somaer había tirado al suelo mientras corría sin piedad?…
…Era la misión que Eralie me había encomendado. Encontrar el cántaro polvoriento cuya única finalidad era bendecir cualquier agua que portase en su cuenco. Todo era muy misterioso… ¿cómo es posible que hayamos podido encontrar esto?…

…Somaer se disculpó por cerrarnos la puerta, pero se excusó diciendo que debía ‘cuidar del rebaño’, pues no sabría determinar lo que habría ocurrido si ese Espectro campase a sus anchas por la ciudad de Kattak. Creo que obró bien, pero debió cerrar las puertas por dentro y ayudarnos a acabar con él y no enviarnos a la muerte.
Más amable que en un principio, no sé si sería por sus actos –que sería lo más probable- o si fue porque dejó de estar decepcionado por nuestros logros, se dedicó a examinar el cántaro polvoriento con cara de escepticismo. Él tampoco sabía qué era aquello, ni por qué lo habíamos encontrado ni cómo habíamos estado allí para saberlo… pero mi esperanza era encontrar el objeto cuyo protagonismo era esencial para acabar la misión de Eralie…
Confusos y con el cántaro en mano, probamos a recoger una por una las aguas de todas las ciudades, así pues, empezamos por la Fuente de la Alianza de Kattak. A pesar de que el  río Cuivinien quedaba tan cerca y su lago era tan claro y grisáceo, la fuente no parecía estar en sus momentos más brillantes, pues el agua no fue tan pura como se esperaba. Probamos a llenar el Cántaro polvoriento de agua, el cual, al rato, parecía ser más puro si cabe que el agua procedente de la fuente de Veleiron. Tal era su pureza que de nosotros tres, no sabíamos qué había pasado ni por qué. Tras llenar el cántaro varias veces, concluimos que el polvo que había dentro del cántaro era obra de Eralie y servía para bendecir y depurar todo agua enturbiada y corrupta.

Nuestra tarea había terminado, tuvimos que acudir veloces al norte de Anduar, para encontrarnos con todos los seguidores de los principales dioses del primer plano material para entregar todos nuestros objetos.
Todos estaban esperándonos junto al Heraldo. Al entregar el cántaro polvoriento, el Heraldo había reunido todos los objetos y durante unos instantes desapareció en pos de forjar la Lanza de Longinus. Después, surgió de entre los cielos con una lanza negra de forma indescriptible. La dejó sobre la arena de la Carretera Comercial Norte y, al ver que nadie solía empuñar una lanza, aunque yo solamente estaba habituado a las lanzas de caballería, la recogí del suelo y la intenté poner en ristre…..

….Eralie se manifestó en mi mente diciendo: Ya te he encomendado tu misión y me has servido con honor, ahora, deja a alguien que no crea en nada ni nadie, para que todos los dioses nos unamos a él y acabemos con el cubo de una vez por todas…

…Un joven orco de la guardia de Anduar acudió al escuchar tanto jaleo de tantas personas injuriando contra el cubo. El inexperto guardián, cuyo nombre era Arkhram, parecía temeroso ante tanto gentío…

…¡Eralie me ha hablado! –dije convencido- su divinidad ha recomendado que alguien que no crea en nada ni nadie empuñe la lanza… *miré hacia Arkhram* …tú joven, has de ser el portador de la Lanza de Longinus…

Sin más preparativos, Arkhram recibió la lanza por mi parte, y todos nos lanzamos a la carga;desde enanos hasta orcos y desde orgos hasta semi-elfos, TODOS: por un mundo en el cual los dioses sigan reinando, sin ninguna entidad que doblegue lo que es hoy Eirea y nos esclavice, o peor aún, ¡nos destruya!

PD: Espero que os haya gustado, hay cosillas como el nombre del espectro y del cántaro que no se llaman así y en lo del vestal faltan cosillas ;). Sinceramente, me ha encantado la historia del cubo negro, aunque verdaderamente lo siento por aquellas personas que no pudieron estar, aquí aporto mi granito de arena para que lo vivieran como lo viví yo.