El ojo de Argos512

MMM creo que intentando emular la fórmula de cálculo del daño del disparocertero me he pasado. Al escribir en mi querida calculadora 38*38 (mi ponderado)*2,8, el daño sube a 4043, y eso sin contar efectos de proyectiles, armas, bono al daño o encantamiento. Lo de la destreza extrema/3 me he pasado. De acuerdo. Dejemos la fórmula del daño en ponderado^2*destreza/10, a secas. Si no me equivoco, en este caso, contando la destreza y ponderado de Irhydia a nivel 100 (cuando lo tenga. de momento Irhydia es 91), el daño inicial sería de 3200 o así. Con los proyectiles y el resto ya se sube el daño bastante. Una vez vi un apuñalar a un npc que hacía 3.000 puntos de daño. Creo que más o menos, algo más que menos, un tirador de nivel 100 podría realizar este mismo daño, aunque creo que no se me da muy bien lo de las fórmulas. ¿Tal vez, que los efectos de los proyectiles se apliquen sobre el daño de bono al daño+encantamiento+daño del arma, en vez de al daño completo de la habilidad? Es que si no volvemos a subir a los 4,5k puntos de daño. No sé, ya lo verán. Luego a lo mejor habría que ver si el daño de la habilidad debe bajarse a la mitad si se está al descubierto (porque estar al descubierto no es seguro). No es una idea que me atraiga mucho, pero es que tal y como lo propongo, si se diese el caso de luchar contra chamdar, le metería castañazos de 3k por golpe. Claro que tampoco es que me influya el usar esta habilidad para vencerlo o no, y se supone que tampoco es un pnj complicado.

Eso de que tenga que haber objetivos visibles no sé si es cierto. El otro día vi Cómo THardirg iba tirando llamar rayos y sacó al ilusionista Molduthus de su espejismo.

Fecha de envío: 5 de june del 170 era 4ª
Destinatarios: Clanbardan TornilloSinfin DedosLigeros; Sede de inventores de Ak’Anon
Asunto: Cumplimiento de las condiciones pactadas para la obtención del salvoconducto de duración extendida en Ak’Anon.

Estimado Clanbardan TornilloSinfin DedosLigeros, Gran inventor de Ak’Anon, inventor supremo de máquinas de lanzamiento a distancia usando poleas de cobre, y heredero de los
miembros del antiguo Pacto de las Quimeras.
Previo al acto de adentrarme en el motivo por el que envío esta misiva, desearía agradecer, de corazón, el inconmensurable esfuerzo, con el que tratáis de aceptar que una
extranjera entre y salga, sin más, de vuestros más protegidos dominios.
Tal y como os prometí, no albergo mayor intención, que la de poder relacionarme libremente con vuestro pueblo. Tanto en lo comercial, como en lo personal. Así mismo, pretendo
mostrar una mayor confianza a los gnomos de Urlom, cuyas obras y conocimientos, admiro sin excepción. De tal suerte, que algunos de vuestros estudios, como los recién realizados
descubrimientos sobre los efectos de las temperaturas invernales en la conservación de alimentos, o ciertos artilugios, como la bombilla capaz de simular la luz del Sol en cultivos
de extensión reducida, me han resultado, hasta día de hoy, hallazgos de inconmensurable valor, gracias a los cuales, mi vida a mejorado enormemente. De modos, que ni siquiera sería
capaz de describir.
Por tal motivo, y tras haber profundizado en mis humildes conocimientos sobre la historia de Urlom, he comprendido la imperiosa necesidad que albergáis, para con la colección de
las dos armas que me solicitasteis. Una absolución de los pecados, y una espada redentora. Filos imbuidos de magia divina, especialmente eficaces contra toda suerte de no-muertos.
Sin embargo, y comprendiendo la dura situación en la que os hallaríais, si las huestes de Drakull regresaran para exterminaros, no he podido limitarme, sin más, a acotar mis
aportaciones a lo estrictamente pactado, como prueba de confianza.
En la guerra, el dinero es imprescindible para financiar los ejércitos, las creaciones, y las importaciones y exportaciones de todo tipo de bienes y alimentos, en la medida en que
los enemigos no destruyan las vías comerciales. Siendo igual de relevante como en tiempos de paz, en los que una buena gestión de la economía, augura la prosperidad de los pueblos
que comprenden cómo gestionarlo, sin caer en los vicios de la corrupción. Si no fuese por los acotados límites del pergamino convencional, me desharía en alabanzas por reseñar los
frutos de vuestras inversiones. Aquellos resultados de los que, de primera mano, he sido testigo, al caminar por todas y cada una de las calles de vuestra urbe.
Consiguientemente, tal y como acordamos, recibiréis el pago de los 500 platinos que pactamos. Mas no deberéis preocuparnos, en modo alguno, por transportar tal cantidad de monedas
hacia vuestra ciudad. Consciente de las hostilidades de aquellos que os desean la muerte, me dispongo, en estos instantes, a partir hacia el reino de urlom, a pie. Ocultando mis
pasos entre las sombras, para que jamás puedan ser rastreados. Empleando lo fructífero de mis relaciones de neutral comercio, a favor del que ha de convertirse, esperemos, en un
trato favorable para ambas partes.
Por último, pero no menos importante. Los tiempos de crisis están llenos de penurias. Tragedias, producidas por los caídos en combate. Pero los heridos que, sorprendentemente,
logran llegar a casa, de no recibir los cuidados adecuados, acaban perdiendo lo que, con tanto ahínco, se esforzaron vanamente por conservar. Las enfermedades, las hambrunas, y las
lesiones de guerra sin tratar, de las que surgen infecciones y podredumbres, son un problema real. Mucho más grave, seguramente, que el de las cuantiosas bajas padecidas por los
ejércitos.
Con tal de apoyaros en un nuevo regreso de los muertos, que ojalá no se vean nunca, capaces de amenazar nuevamente vuestras tierras, os ofrezco un abundante surtido de hierbas
curativas. Un cuantioso aprovisionamiento de Winclamits, flores similares a amapolas, de las cuales, pocas he podido recolectar en el bosque de coníferas, situado al este de Naduk.
En su mayoría, provienen de los almacenes subterráneos de Veleiron, debido a la cuantiosa recolección que, casi a diario, los elfos realizan en los bosques cercanos. No obstante lo
anterior, me veo obligada a advertiros de algo que, tal vez ya sepáis. De todos modos, prefiero pecar de banal conocedora de hierbas, que arriesgarme a que cometáis un error fatal.
Y es que tales plantas, como bien he tenido ocasión de averiguar, son extremadamente eficaces. Con el tiempo. Uno no debe tomarlas de manera asidua. De lo contrario, se arriesga a
caer en la adicción. Espiral de pesadillas, de la que emerger se torna un infierno.
En línea con lo anterior, la recolección de arlans, bolhvas y alhovas, resulta extremadamente sencilla. El forrajeo de eskumlas y Ginkgos Bilobas, por otro lado, se vuelve algo más
complejo, pero no imposible. Os haré entrega, de un cuantioso suplemento de hierbas medicinales que, con total certeza, os resultarán de utilidad en los tiempos venideros. Seguro
que comprendéis el modo de emplear las plantas citadas. Ante la duda, consúlten lo que afirmo, con vuestros curanderos más experimentados, cuyos saberes me resultan claramente
inalcanzables. Las bolhvas son extremadamente eficaces, en la purga de la lepra, y otras pestes similares. Todas las enfermedades que provoquen fiebres, resfriados, o síntomas
semejantes, se vuelven mucho más llevaderas, mediante la ingesta de un simple arlan. Las eskumblas, remedios de gran efectividad, si se aplican correctamente sobre la piel, son el
perfecto antídoto natural contra la mayoría de los venenos letales. Las hojas de Los ginkgos bilobas, árboles de indescriptible belleza verdecina y platina, con cientos de años a
sus espaldas, si se ingieren, son el remedio más eficaz contra las maldiciones de imbecilidad, capaces de nublar el buen juicio y sabiduría de los que por ellos han sido afectados. Las
desesperantes molestias, producidas por rozaduras, heridas menos superficiales, quemaduras de gravedad leve y moderada, y daños en la piel, causados por la deshidratación, se
tornan absurdamente ridículas, cuando el gelatinoso jugo de la alhova se aplica como es debido.
Así mismo, tengo entendido que los más expertos hechiceros, potencian sus conjuros mediante una intelectual conexión con los flujos del éter. A tal fin, os aporto varios anillos
rojizos, procedentes de la, continuamente, ocupada guarida de la antigua Lis, el venerable dragón rojo, y de todos aquellos dragones de fuego que hubieron de sucederla en tiempos
pretéritos, hasta tal punto, que poco ha quedado de lo que era el espíritu de la diosa que, en castigo por su osadía, fue confinada en una caverna, encarnada en un ígneo y enorme
ser, destinada a permanecer encerrada, por siempre, bajo la implacable soledad de lo que se halla bajo tierra. Tales joyas, como bien he podido comprobar, amplían las capacidades
mentales de su portador, a la vez que le otorgan una, nada despreciable, resistencia al calor. Espero que a los magos iniciados, y a los más veteranos, les resulten de utilidad
estos ofrecimientos.
Con todo lo indicado, no me queda más, que agradecer, una vez más, la decisión que tanto usted, como la asamblea que lidera, habéis tomado con respecto a la petición del, ya
solicitado, salvoconducto de duración extendida.
Sin más dilación, me despido de vuestro pueblo. Deseando, más pronto que tarde, arribar a vuestros dominios para que,entregados los enseres prometidos, partamos de algún saliente
desde el que escalar en los que, con sumo gusto espero, serán los cimientos de una beneficiosa relación. Recuerden, que si algún día, los espectros acuden para desafiaros, los Iris
acudirán en vuestra ayuda. Nuestra nula predisposición a intervenir en guerras entre dioses, a nuestro juicio, inservibles, no nos aparta, ni de lejos, de los peligros que los
seres extraplanares, y los resucitados de orígenes desconocidos, peor que nigrománticos, representan para la faz de Eirea. Así pues, si las huestes de Drakull osaran regresar
alguna vez, no olviden acudir a nuestra sede, situada en lo más profundo del bosque de Zheltaim. Llegado el momento, os apoyaremos en la contienda. No solo con alimentos, armas,
armaduras y preparados de hierbas. Participaremos en ella, con todos los efectivos de los que dispongamos. Incluso si, por el motivo que fuese, la compañía de la que formo parte,
acabara por disolverse, como mínimo, dispondríais del apoyo de una de sus antiguos miembros.
A modo de conclusión, anoto lo que, tan pronto como me sea posible, os haré llegar a las puertas de la capital.
espada redentora (1)
absolución de los pecados (1)
winclamits (35)
alhovas (40)
bolhvas (40)
Eskumlas (20)
ginkgos bilobas (20)
arlans (40)
anillos rojizos de la caverna de lish (2)
500 platinos
Salve,
irhydia Iris, cofundadora del clan Arco de Iris.