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  • Athewin
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    Capítulo 9. En las colinas de Ostigurth 

    Después de varios días de travesía y, por supuesto, una parada de reaprovisionamiento en el gran oasis central de Sharframma, Suhhein llegó a la frontera este del desierto. En este linde la pesada y amarillenta arena se fusiona con las erosionadas colinas de Ostigurth que dan lugar a numerosos orificios y cuevas que dan cobijo a numerosas criaturas y varias tribus que han sabido adaptarse a estos parajes tan inhóspitos. 

    Sus pasos le llevaron hasta una cueva, en concreto la llamada Cueva del Viento Salvaje, la cual se encontraba habitada por una peculiar tribu de kobolds. Sus paredes exteriores estaban pulidas de manera poco detallada, aunque se observan notables grabados dibujados en éstas. Estos grabados, simbolizaban al viento de distintas formas desde un par de líneas hasta una elaborada nube soplando de manera turbulenta. Desde su interior podía notarse como una pequeña brisa salía y rozaba la cara de Suhhein, aunque no era nada del otro mundo. 

    Al adentrarse en ella podía notarse como tanto las paredes, que se encontraba mal excavadas, y el suelo, bastante mal pulido, parecía haber sido excavado con algo de prisa sin pararse en guardar el más mínimo detalle. De las paredes segregaban gotas de agua de un color no muy agradable y, cada ciertos pasos, podían verse algún que otro cadáver totalmente seco. La brisa se volvía cada vez más fuerte y en ciertos momento fuertes bocanadas de vientos empujaban el cuerpo de Suhhein haciéndole desestabilizarse por momentos. 

    Tras deslizarse por una pequeña grieta, por la que apenas cabía, el gran orgo acabó llegando a la entrada del cubil donde habitaba esta tribu. Las paredes de un color bastante oscuro continuaban expulsando las gotas anteriores, pero esta vez más espesas y de un color más negruzco. En ellas podían verse grabados, esta vez más elaborados y más recientes. La gruta de entrada se encontraba custodiada por dos guardias fuertemente armados que se colocaron en posición defensiva en cuanto Suhhein llegó al suelo. 

    Guardia kobold exclama: ¡Alto, quien anda ahí! 

    Suhhein dice mientras levanta sus manos: Saludos, soy Suhhein, siempre he tenido buenas relaciones con vuestros líderes, vengo a por respuestas a cambio de algunas monedas. 

    Los guardias alzan sus lanzas y sin dejar de apuntar al orgo comienzan a ‘ladrar’ entre ellos. Tras unos segundos de conversación, otro guardia aparece desde atrás de ellos. 

    Guardia kobold dice: Adelante orgo, las manos donde pueda verlas. 

    El guardia amenaza con su lanza a Suhhein haciéndole avanzar hacia el interior del cubil. Dando pequeños pasos va adentrándose mientras, en algunas ocasiones, el guardia realiza un pequeño pinchazo en la espalda y glúteos del orgo para que se mueva con más rapidez. 

    Athewin
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    Capítulo 8. Bingo 

    Tras entrar en la lujosa morada de los Al’jhtar se encontraron en una gran sala circular que hacía la función de recepción de esta majestuosa torre. En la parte superior se observaba, gracias al espacio diáfano central, diferentes habitaciones, aunque nadie sabría distinguir si eran para uso privado o para realizar experimentos y pruebas en ellas.  Distribuidas por esta sala podían observarse diversos arcos, repletos de runas y grabados, que daban paso a varias estancias destinadas al estudio y la investigación. Y, en la zona central, varias estanterías y baúles donde, presumiblemente, los habitantes almacenaban las riquezas de la familia Al’jhtar.  

    Un par de sirvientes se acercaron raudamente hasta Rijja haciendo una leve reverencia. 

    Sirviente dice: Saludos señor. Deje que lo acomodemos. 

    Los sirvientes retiraron el turbante y la pesada túnica superior que llevaba puesta el teócrata y la colocaron cuidadosamente en un mueble cercano a la entrada. 

    Rijja dice: Saludos, muchas gracias. Lleven mi bebida favorita a la biblioteca y acomoden a mi acompañante con lo que pida. 

    Sirvientes asienten con la cabeza. 

    Suhhein dice: No se preocupen ahora mismo no quiero nada. Luego en la biblioteca si necesito algo os lo haré saber. 

    Sirviente dice: Por supuesto señor. 

    Los sirvientes dieron un par de pasos hacia atrás para dejar paso. 

    Rijja dice: Acompáñame, espero que encontremos lo que andas buscando. 

    Suhhein asiente con la cabeza. 

    Suhhein dice: Seguro que sí señor, el conocimiento de su biblioteca es conocido por todos. 

    Rijja sonríe mientras comienza a caminar hacia el arco este de la habitación. Cuando pasa por debajo de él, las runas comienzan a iluminarse con un parpadeo leve mientras el pasillo por el que iban a pasar parece transformarse en una pequeña pero ornamentada puerta de roble. Rijja gira el pequeño pomo de la puerta y la abre de par en par. 

    Rijja dice: Puedes pasar, te recomiendo no tocar nada sin avisarme, todo se encuentra mágicamente protegido y solo los miembros de la familia podemos hacer uso de ello. 

    Suhhein algo sorprendido por todo lo que acaba de ver dice: Si… no se preocupe señor le aseguro que no tocaré nada antes de comunicárselo. 

    Al pasar por la puerta se podían observar hileras de estanterías repletas de tomos y pergaminos acumulados con el paso de los Siglos por la familia Al’jhtar, moradora de la torre. Destacaba la pulcritud del almacenaje, sin observar polvo o máculas en los escritos, lo cual denota el interés en estos y su uso cotidiano. Unas esferas llameantes, que levitaban mecidas en el aire por la sala, iluminaban con la intensidad suficiente para una lectura cómoda y continuada. 

    Rijja hizo un gesto con la mano y las esferas comenzaron a seguirle dando vueltas alrededor de sus hombros. Avanzando por la biblioteca llegó hasta un armario con sus puertas repletas de escritos mágicos de protección, presumiblemente custodio de los conocimientos más oscuros e importantes de la familia.  Pronunció unas palabras y tocó sus puertas haciéndolas abrir de par en par. Agarró un par de escritos y entregó uno de ellos a Suhhein. 

    Rijja dice: Comencemos cuanto antes. 

    Suhhein dice mientras mira maravillado aquel lugar: Gracias señor, lo cierto es que si no encontramos nada aquí no se me ocurre donde hacerlo. 

    Ambos se acomodaron en uno de los escritorios y comenzaron con su búsqueda. Ojearon cada página de dichos escritos y compararon una a una las runas y símbolos que aparecían en ellas cuando de repente Rijja estalló en euforia. 

    Rijja dice: ¡Aquí está, ya te dije que me sonaba de algo! 

    Suhhein mira la runa algo sorprendido. 

    Suhhein dice: Si que se parece señor, no es exactamente igual, pero sin duda es semejante. 

    Rijja sonríe abiertamente. 

    Rijja dice: No ha existido ningún registro contemporáneo sobre ella. La información que tenemos es de antes del Cataclismo. Podría tratarse incluso de alguna referencia a la llamada Primera Era. 

    Suhhein dice: Señor esto es algo importante entonces. 

    Rijja asiente con la cabeza. 

    Rijja dice: Así es… Pero debemos ir con cautela, sin duda alguna es una runa Ancestral. Y perdimos la relación con los hijos de Gurthang hace unos años, aunque, nuestras relaciones con las tribus del desierto se encuentran en una tensa neutralidad, quizás ellos puedan esclarecer algo sobre esto. 

    Suhhein dice: Perfecto mi señor, creo que sé hacia dónde debo dirigirme. Aunque no he tenido mucha relación con ellos en los últimos meses espero que me reciban sin un puñal entre los dientes. 

    Rijja dice: Antes de marchar toma esto. 

    Rijja saca un pergamino del enigmático armario y se lo entrega a Suhhein. 

    Rijja dice: Estoy seguro que te será útil. 

    Suhhein guarda el pergamino entre sus enseres. 

    Suhhein dice: Gracias señor, espero traer alguna información al respecto. 

    Suhhein recogió todos sus enseres y se dispuso a marchar hasta su nuevo objetivo abandonando la ciudad de Ar’kaindia. Esta sería, aunque no lo supera todavía, la última vez que pisaría la ciudad que lo vio crecer bajo una mirada aliada. 

    Athewin
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    Capítulo 7. La torre oculta de los Al’jhtar

    Pasaron varias horas buscando entre los diferentes libros y papiros de la biblioteca de la torre piramidal sin encontrar nada relevante.

    Suhhen enrolla el papiro que estaba ojeando y vuelve a dejarlo en la posición en la que estaba.

    Suhhen dice: Parece que ni en la sección de runas astrales hay algo parecido señor.

    Rijja cierra el libro que tenía en las manos y lo coloca en su lugar.

    Rijja dice: Pues parece que aquí no hay nada con lo que podamos comparar esta runa. Pero quizás exista un sitio en el que si… Acompáñame.

    Suhhen dice algo sorprendido: Pero señor, ¿no estará refiriéndose a la biblioteca prohibida de los Al’jhtar?

    Rijja asienta con la cabeza.

    Rijja dice: Así es. No lo tomes por costumbre, pero te permitiré examinar nuestros libros de runas.

    Suhhen dice: Oh gracias, es todo un halago.

    Rijja comenzó a caminar hacia el exterior del templo piramidal seguido muy de cerca por Suhhein. El sol, que se encontraba en lo alto del cielo, creaba un ambiente más que caluroso y tuvieron que hacer uso de sus turbantes para desplazarse hacia la ‘humilde’ morada de los Al’jhtar. Siguiendo los pasos del alto teócrata llegaron al final de un callejón en el que se observaba una casa (si es que puede llamarse así) de aspecto muy extraño. Poseía una puerta que parecía estar sujeta por las telarañas que se encontraban en sus bisagras. Carecía de ventanas, pero una oscuridad, más profunda de lo normal, impedía una visión clara de su interior. Solo se distinguía un haz de luz verdosa proveniente de lo más profundo de esta ella.

    Suhhein dice: Pero… señor… sino lo conociera parecería que me ha traído a una trampa y que voy a ser asaltado en cualquier momento…

    Rijja sonríe ampliamente.

    Rijja dice: No te preocupes, simplemente confía en mí.

    Rijja sacó de su túnica una enorme llave y con toda la tranquilidad del mundo descerrojó la cerradura de la puerta desvencijada. Luego con un pequeño empujón abrió la puerta completamente.

    Rijja dice: Puedes pasar Suhhein.

    Suhhein sin titubear cruzó el umbral de la puerta para quedarse completamente boquiabierto. Se encontraba en la base de una imponente Torre de Hechicería. Su altura la hacía emerger por encima de cualquier edificio, pero, al parecer, algún conjuro la estaba haciendo invisible a la vista desde cualquier otro punto de la ciudad. Su gigantesco tamaño era impresionante pero la mente de Suhhein solo podía observar con detenimiento los finos grabados mágicos en la superficie de su estructura, jamás había visto nada igual. La Obsidiana de la que estaba en gran parte construida tenía un extraño fulgor verdoso, lo cual le hizo pensar que sobre ella existía algún tipo de conjuro mágico. La torre se encontraba coronada por una gran cúpula de Cuarzo que realzaba aún más su belleza. Cerca de lo que parecía la puerta de entrada, se encontraba una figura encapuchada sentada en una mesa dando la apariencia de contar monedas.

    Rijja lanza una bolsa de monedas hacia la figura.

    Rijja dice: Sirviente guarda eso en las arcas de la familia.

    La capucha de la figura se echó hacia atrás en el momento de coger la bolsa y en ese momento se pudo ver como realmente se trataba de un simple sirviente mágico.

    Sirviente: Sí, mi señor.

    La bolsa de monedas desapareció tras un pequeño brillo de las manos del ‘humanoide’.

    Rijja dice: Bienvenido a la humilde morada de los Al’jhtar, Suhhein.

    Suhhein dice impresionado: Señor, no me había imaginado en ningún momento que esto se encontraba en nuestra ciudad. Si vos podéis esconder esto a la vista de todos los hechiceros de la ciudad que más secretos esconderán nuestras fronteras.

    Rijja sonríe levemente mientras realiza un gesto y las runas de la entrada de la torre comienzan a brilla fuertemente. La puerta comienza a temblar y a abrirse lentamente.

    Rijja dice: Adelante, aún te queda mucho por descubrir…

    Athewin
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    Capítulo 6. El alto teócrata arcano

    Se encontraba revisando uno a uno los libros que encontraba cuando escuchó como una voz familiar lo llamó por su nombre.

    Rijja dice: Suhhein, cuanto tiempo, me han avisado de tu llegada y al ver que no te encontrabas en la entrada del templo e intuido que habías venido aquí…. Como siempre.

    Suhhein cerró el libro que se encontraba leyendo y dio media vuelta rápidamente.

    Suhhein dice: Saludos señor, disculpe mi tardanza en volver con novedades, llevo meses recorriendo el desierto sin encontrar nada reseñable, hasta hace unos días.

    Rijja agarra con sus manos los hombros de Suhhein.

    Rijja dice: No tienes que disculparte por ello, no serás el primero ni el último que tarda meses en volver, sé de primera mano la grandeza del desierto que nos rodea, y encontrar nuevas ruinas es más complicado cada día.

    Suhhein asiente fervientemente con la cabeza.

    Suhhein dice: Así es mi señor, además estas últimas las encontré de casualidad. ¿Sabe dónde se encuentra la madriguera de Centípedos?

    Rijja asiente con la cabeza.

    Rijja dice: Supongo que te refieres a la que hay en dirección sudeste.

    Suhhein dice: Exacto. Tras abatir a algunas la lucha provocó ciertos temblores que dejaron al descubierto ruinas que nunca antes había visto. Es más, tuve que salir huyendo de allí porque parecía que su interior era realmente la madriguera principal de los Ankheg en Sharframma.

    Rijja pone su mano en su mentón mientras parece preocupado.

    Rijja dice: Esa es una mala noticia, si eso es cierto, la madriguera está más cerca de lo que pensábamos y eso puede influir en las pocas rutas de comercio que ya tenemos…

    Suhhein dice: Así es mi señor, pero, aunque es algo preocupante hay algo que me perturba más aún.

    Rijja dice algo sorprendido: ¿Algo más preocupante que esto?

    Suhhein dice tranquilamente: No señor, no es que sea más preocupante, pero encontré este símbolo en las ruinas y me recuerda a algo, pero no consigo dar con la clave de todo esto.

    Suhhein abre su cuaderno de notas y enseña a Rijja el calco de la runa encontrada.

    Rijja se muestra pensativo mientras observa la runa.

    Rijja dice: La verdad es que también tengo recuerdos de algo parecido, te ayudaré a buscarla en toda esta montaña de libros.

    Suhhein asiente fuertemente con la cabeza.

    Suhhein dice: Gracias señor, su ayuda es más que aceptada, no conozco a ninguna otra persona que conozca mejor estos libros que vos.

    Rijja sonríe.

    Rijja dice: No seas tan humilde, sino fuera por la larga duración de tus viajes seguramente conocerías cada milímetro de estos papiros.

    Y así fue como ambos comenzaron a rebuscar entre montañas de libros y papiros el significado real de esta runa, o al menos, algo parecido donde poder comenzar con su investigación, sin saber aún hacia donde iba a dirigirse su corta pero intensa vida.

    Athewin
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    Capítulo 5. La biblioteca

    Con su llegada a Ar’kaindia, aprovechó el primer día al completo para descansar. Como siempre alquiló una pequeña habitación en la Taberna de la Duna Dorada, allí el tabernero no dudaba en ofrecerle cualquier habitación que tuviera libre, incluso en alguna ocasión tuvo que dormir en la despensa porque todas las habitaciones se encontraban ocupadas. Siempre pagaba rigurosamente y acompañaba su partida con una generosa propina, así que el dueño no iba a dejarlo escapar a otro sitio. 

    Con la salida del sol recogió todas sus pertenencias y se dirigió de inmediato a la entrada del Templo Piramidal, estaba convencido de que el Alto Teócrata Arcano lo recibiría en cuanto supiera de él. Se adentró en el templo sin problemas, pues los ciudadanos tienen paso libre a sus instalaciones, y una vez en el interior avisó a uno de los escribanos para que hiciera llegar al mandatario de su presencia en el lugar y, mientras esperaba, se dirigió a la biblioteca de la pirámide para comenzar con su investigación.

    Para llegar hasta ella rodeó la llamada Sala del tesoro, una sala circular de paredes lisas, en su centro hay cuatro esbeltas columnas, y justo en el punto central entre estas, se encuentra un enorme arcón de oro y plata con grabados en los que se ve la arena del desierto iluminada por la luz de Velian. Este sitio se encuentra siempre custodiado por numerosos guardias, ya que en su interior se encuentra el gran tesoro de la ciudad de Ar’Kaindia.

    Atravesó varios pasillos estrechos que pueblan la enorme pirámide, en muchos de ellos pueden verse un montón de grabados que explican la conquista de los desiertos occidentales bajo el nombre del reino Al-Qualanda gracias a la firme mano de Alhamad, el Caudillo de las fuerzas orgas. Y antes de llegar a las conocidas escaleras Astrales, giró en dirección oeste para llegar a la gran Biblioteca Astral.

    Esta enorme sala, ubicada en un rincón del Templo Piramidal, está repleta hasta los topes de librerías con compendios, tratados, enciclopedias y toda clase de libros. Incluso hay una sección dedicada a papiros y enseñanzas mágicas. Con un pequeño gesto saludó a su bibliotecario, pues ya se conocían con anterioridad, y se dirigió a la sección donde los exploradores guardaban los mapas realizados y los escritos sobre nuevas runas, donde sin duda alguna esperaba encontrar alguna pista sobre aquella runa que había encontrado.

    Athewin
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    Capítulo 4. Camino a casa

    Empacó todos sus enseres y nada más ocultarse el sol aprovechó la oscuridad de la noche para poner rumbo al que entonces consideraba como su hogar, Ar’kaindia. A lomos de uno de los gusanos de arena llegaría al borde de la Meseta Ferrian antes de que el sol saliera de nuevo, aunque realmente eso no le preocupara, ya que seguía contando con su preciado odre sin fondo.

    Aunque los días son peligrosos debido a las altas temperaturas, las noches no se quedan atrás. El frío puede llegar a ser un grave problema y cuando la reptiliana fauna se esconde, multitud de insectos salen de sus ‘madrigueras’. Arañas, escorpiones, hormigas y un largo número de criaturas comienzan a poblar la superficie iluminada por la luz de las estrellas. A pesar de que a simple vista pueden parecer menos peligrosas que los numerosos tipos de lagarto que existen en el territorio, en realidad es todo lo contrario, ya que estas pequeñas criaturas se han ido adaptando al medio con multitud de habilidades, y sin duda la más peligrosas de estas son los mortales y dañinos venenos que algunas de ellas posee.

    El camino fue tranquilo, la enorme oruga atravesaba las dunas con una facilidad inusitada. Cada cierto tiempo podía visualizarse alguna circunferencia de más de 4 metros de diámetro que rodeaban gracias a pequeños toques que Suhhein propinaba en el pigidio de gusano, pues sabía que entrar en ellas significaba una muerte casi asegurada, ya que allí solían esconderse las enormes mandíbulas de los Ankheg que aguardaban para conseguir una jugosa presa. Todas fueron sorteadas con éxito y al fondo se alzaban las faldas de la meseta Ferrian a la que lentamente fueron acercándose.

    Al pisar tierra firme Suhhein alzó su brazo y lanzo un nuevo proyectil, con esta señal el gusano dio media vuelta y de un pequeño ‘salto’ se zambulló en la arena desapareciendo en segundos. Un par de vigías le dieron el alto y tras una pequeña conversación y varias explicaciones, uno de ellos le acompañó a las puertas de entrada a la meseta. Allí comenzó a subir la largas y extenuantes ‘escaleras hasta el cielo’, o así son conocidas, ya que por una promesa de su juventud nunca usaría el Disco elevador, además este largo camino le recordaba que solo le quedaba un paso más para llegar a su hogar.

    Athewin
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    Capítulo 3. Símbolos olvidados

    Aunque le gustaba caminar por las dunas bajo la luz de Velian, su repentina marcha de aquella ‘madriguera’, le había forzado a andar bajo el abrasador sol de Sharframma. Por suerte, siempre contaba con un par de ases bajo la manga, su singular odre sin fondo, lleno siempre de dulce agua de las mesetas de Ferran, y por supuesto, de su singular montura. Como la mayoría de orgos que salen al desierto como exploradores Suhhen fue entrenado para cabalgar a los llamados gusanos de las arenas. Esta especie de gusano gigante puede moverse sin muchos problemas entre las sinuosas dunas de cualquier desierto y se ven atraídas fuertemente por la llamada de los que consideran sus amos. Suhhen alzó su brazo y lanzó el proyectil que Lohonodid, el cazador orgo, se había encargado de enseñar generación por generación. La arena comenzó a agitarse y de sus profundidades surgió uno de estos gusanos. El mago se subió a su lomo y mientras se ajustaba aún mejor su capucha para evitar los rayos del sol se dirigió al único lugar del desierto donde se puede descansar sin tener ningún tipo de problemas, el asentamiento del Gran Oasis de Sharframma.

    Pagó unas monedas de safrio a uno de los habitantes solicitando una pequeña cabaña y se instaló en ella. Allí pasó varios días leyendo y revisando todas las notas y símbolos que había sacado de aquellas ruinas antiguas. Ensimismado en una de ellas, como hipnotizado, podía pasar horas y horas observándola, recordando haberla visto en algún lugar, o al menos algo parecido. Sin más pistas, las ideas y recuerdos no llegaban a su mente por lo que lo único que le quedaba por hacer era dirigirse al lugar donde quizás podían ayudarle y orientarle, el majestuoso templo piramidal de Ar’Kaindia. Con suerte encontraría a alguno de los Al’Jhtar y este le daría acceso a sus antiguos grimorios.

    Athewin
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    Capítulo 2. La búsqueda

    Algo se le había pasado, después de varios meses de búsquedas recorriendo la parte sudoeste del desierto no había logrado encontrar nada más que una guarida de centípedos de la que pasó de largo, pues no quería hacer daño a las criaturas que han conseguido sobrevivir por si solas al clima de la zona. Pero no le quedaba otra que volver e investigar la zona, quizás sus entrañas ocultaban algo que nadie hasta el momento había conseguido visualizar. Tuvo que abrirse paso con la ayuda de su enorme espada arcana, las runas de fuego marcadas en ella hicieron su labor de una forma magistral. Los enormes centípedos que no huían asustados al ver las llamas y el calor que desprendía eran fácilmente cortados por ella ya que el acero parecía fundir el grueso caparazón que recubre a estas criaturas como si de mantequilla se tratase.

    Pasaron varios minutos hasta que el chasquear de sus mandíbulas y patas dejó de escucharse, la tranquilidad parecía reinar en la zona y fue cuando Suhhein comenzó a explorar la zona que le rodeaba. La lucha contra las criaturas había provocado algunos desprendimientos en la cueva, lo que había dejado al descubierto lo que parecían ser algunas columnas de piedras antiguas. Estaba claro que aquellas criaturas habían aprovechado aquellas ruinas para hacer su madriguera.

    Usó sus hechizos para crear un halo de luz a su alrededor. Durante más de tres horas estuvo investigando la zona, anotando dibujos en su cuaderno y calcando directamente en ellos alguna simbología que no había visto nunca. Estaba impresionado por aquello que había encontrado, ni en los grimorios de los Al’Jhtar había algo parecido. Un familiar y estruendoso sonido lo despertó de su estado de euforia, grandes chasquidos comenzaron a escucharse en la lejanía mientras la tierra temblaba. Aunque todos los conocían como Mandíbulas de Arena, él los conoce como Ankheg, y sabía de primera mano que en el desierto de Sharframma se esconde una buena colonia, lo que no se esperaba es que tuvieran conexión alguna con este lugar. Por suerte, en su libro había obtenido casi todo lo que esperaba de este lugar, era hora de marchar.

    Athewin
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    Pues alguna raza más me he saltado seguro, todo esto es una idea general.

    Los gnomos los veo más con hondas que con otra cosa, aún así está claro que el trabuco habría que revisarlo y modificar o su tipo o su alcance para estar balanceado con todo lo propuesto. Está claro que una ballesta con alcance 6 cuando el resto son alcance 1 no encaja por ningún sitio.

    Athewin
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    Aunque eso no lo he añadido al post, ya que creo que debería ir en otro post de tesoros o crafteos de armas.

    Esto también abre el abanico a que los efectos de armas como la cerbatana ignea, Desssgarradora: 20, puedan eliminarse y sustituirse por alguno que le de un toque extra al arma.

    Como ves, la mayoría de arcos que se usan tienen efectos que pueden aplicarse mejor a pk, ya que añadir un efecto que añade daño ya va implicito en la pasiva de las razas que lo usan.

    Por ejemplo: Arco Élfico de Edhelorn – Efectos : Ejecutor: 60.

    Lo que apoya mi teoría en la que los tiradores con arcos de raza semi-elfo y semi-drow son imbatibles por el momento.

    Athewin
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    Concatenar retener + palabra divina no debería ser posible ya que en su momento ya hubo una noticia en la que eso se imposibilitaba.

    Si alguien sabe como hacerlo y lo hace a menudo entiendo que podía ser considerado como abuso-bug.

    El holy no se rompe daño elevado (O eso tengo entendido). Tarda lo que tarda la habilidad en quitarse del usuario, aunque ahora mismo no puedo decirte cuales son los factores.

    Un saludo.

    PD: noticias balance 153

    • Esta respuesta fue modificada hace 3 years, 6 months por Athewin.
    Athewin
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    Lo veo perfecto, quizás una pequeña aclaración al principio de la ayuda disiparía dudas sobre los más novatos.

    Athewin
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    +1 a todo lo que dice lordsoth y si a todo esto se le suma una clase de sacerdote curadora a mayor para compensar /eralie/demonista ,ya que es el único bando con una clase de sacerdote, (es cierto que el chaman tiene dos vertientes, pero si sumamos esas, aún así quedaría por debajo ya que los druidas y seldars también tienen 2 vertientes) quedaría balanceado 100% a nivel de clases. Ya que se están balanceando las razas creo que este punto es otro bueno a sumar a la jugabilidad de Reinos

    Athewin
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    en respuesta a: Monjes #336123

    Lo de la pasiva de esquivar me parece que debería ser revisada, es una sobrada que se suma a las numerosas protecciones /regeneracion que ya tiene el monje y que lo hace top

    Athewin
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    en respuesta a: Tesoros del balrog #336074

    Propongo que al matar al lich pueda dar de tesoros las recetas de los 3 items, uno para artesano otro para herrero y otro para sastre y de esta forma que la creación de los items parta de los oficios actuales.

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