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en respuesta a: Estudios Recientes : Plano Y502 #344391
Fascículo 11
Dada la flemática velocidad del numeroso grupo que formaban aquellas malolientes criaturas, los guerreros orgos tuvieron cierto tiempo para preparar una acometida. La pareja presente de soldados kaindianos se repartió los deberes a realizar. Mientras el más debilitado, debido a la ligera asfixia que aún padecía, se encomendó en clavar varias lanzas, recogidas previamente de una de las barricadas empalizadas con estas, en un trayecto rumbo al portal que se hallaba en el centro del improvisado fortín donde se encontraban. Mientras el otro guerrero, siguiendo a pasos lentos marcha atrás, iba recogiendo dichas lanzas para, después de agarrarlas con fuerza, lanzarlas sobre el grupo de no-muertos. Estas lanzas, bien dirigidas, daban siempre en el blanco, alcanzando y reventando diversas partes corporales de aquellas criaturas, abatiendo a la mayoría de ellas con el impacto. Incluso acontecieron algunos lanzamientos espectaculares, atravesando a varias criaturas con una sola lanza.
Después de eliminar, o inmovilizar, a un considerable número de no-muertos, los compañeros de aquellos guerreros, los cuales habían avistado la señal de su camarada, acudieron a la llamada. Luego de ayudar a su compañero, ejecutando varios lanzamientos de afiladas lanzas, a ir avanzando por el camino trazado hacia el centro del campamento, aminoraron la marcha y comenzaron a trazar un plan. Antes de plantearse siquiera el poder retroceder al portal y volver a Ar’Kaindia debían conocer la suerte del equipo de recolección. No podía volver con las manos vacias, así que trazaron un meticuloso plan de acción y se dispusieron a llevarlo a cabo.
Aun habiendo eliminado a gran cantidad de los no-muertos, quedaba todavía un gran número de ellos y, claro, debían tener en cuenta al Espectro que los comandaba, el cual se mantenía impasible mientras avanzaba con la multitud que parecía comandar. Los Orgos comenzaron a ejecutar su ofensiva. Sabiendo que no podían efectuar un ataque frontal contra aquellas tóxicas criaturas, se decantaron por avances rápidos, eliminar al mayor número de ellos con presteza y volver a la posición inicial. Dos de ellos emprendieron la carrera, inhalando gran cantidad de aire justo antes de adentrarse en la pútrida atmósfera que envolvía aquellos seres.
En un par de acometidas varias acabaron con varios de ellos, distribuyendo a gran velocidad varios tajos en alturas heterogéneas. Atacaban en una trayectoria que simulaba un semicírculo casi perfecto, cambiando de elevación las hojas de sus Yhjlemas, cercenando tanto piernas como cabezas, eviscerando a muchos de ellos a tal extremo que sus cuerpos quedaban casi partidos por la mitad en el suelo. Mientras esto sucedía, otro de sus compañeros flanqueaba a gran velocidad al grupo de no-muertos por la derecha, elevándose cada vez más en su posición, mediante las formaciones rocosas de aquella zona, para poder atacar de manera ventajosa.
El Orgo que quedó en la retaguardia de aquel grupo, nada más lejos de quedarse al margen, comenzó a hacer numerosos sellos mágicos con sus manos para, después de canalizar todo el poder innato que poseía, desatar una gran cantidad de proyectiles mágicos, envueltos en fuego, que se precipitaron furiosamente sobre aquellas corruptas criaturas devastándolas con sus impactos. Debido a lo frenético en la ofensiva, hasta el momento, acabaron con más de la mitad de sus enemigos y, si las fuerzas no languidecían, podrían acabar con el resto en la siguiente acometida conjunta.
Buena técnica coordinada en batalla, admirable sin duda, pero… el Y502 no sería clemente con los invasores.
en respuesta a: Estudios Recientes : Plano Y502 #344377Fascículo 10
Sin atisbar ningún conocimiento sobre lo que les había pasado a sus compañeros, y mucho menos pensar en que eran cuatro de los únicos cinco Orgos en el Plano del Y502 que continuaban con vida, los Soldados mantenían su guardia custodia sobre el pequeño fortín que habían montado entorno al portal dimensional.
Con lanzas en sus manos y con sus Yhjlemas Kaindianas en el talabarte de su espalda, aquellos soldados oteaban sin censar sus alrededores esperando cualquier señal de sus compañeros o, por el contrario, la aparición de cualquier enemigo que pretendiera darles caza.
Los soldados mantenían continuos chequeos sobre sus compañeros a la vez que vigilaban las inmediaciones para así, en caso de un ataque sorpresa, poder dilucidar el flanco que había sido asaltado y operar con rapidez. Eran guerreros hábilmente entrenados en las artes bélicas y con gran experiencia adquirida en numerosas batallas.
Uno de ellos, situado en el flanco sur, observó en una de sus verificaciones a su compañero, el encargado de la posición situada al este, desfallecer en el suelo entre algunos espasmos agónicos.
Antes de avanzar ni un solo paso hacia la posición de su camarada en pro de ayudarle, el Orgo alzó su mano al frente y concentró su magia innata, canalizándola en la palma de su mano. Después de la electrizante reacción mágica, una esfera brillante se proyectó desde su mano verticalmente con gran energía. La resplandeciente bola de luz surcó el cielo con velocidad, iluminando la zona, alertando al resto de sus compañeros. Estaban sufriendo un ataque de alguna criatura hostil.
Acto seguido, emprendió la carrera hacia su compañero en apuros.
Llegando a la altura de este, que yacía en el suelo completamente agarrotado intentando respirar, el orgo se percató del emponzoñamiento del aire en esa zona y aspiró una gran cantidad de introducirse de lleno en ella, llegando hasta su compañero y levantándolo en un gesto de fuerza y compañerismo. Justo después y, dando un gran salto acompañado de un ligero rodar, sacó a su compañero de la zona más afectada por aquellas toxinas.
En las cercanías al punto este, y rumbo a este, se encontraban gran cantidad de no-muertos, completamente empapados que exudaban toxinas y emponzoñaban el aire que les rodeaba. Estos parecían capitaneados por un enorme espectro. Los Orgos no sabían que aquellos seres habían sido los verdugos de algunos de sus compañeros.
Mientras su compañero recobraba la respiración, todavía intoxicado por la nociva aura de asfixia que rodeaba a aquellos no-muertos, el soldado Orgo que había acudido al rescate arrojó con gran potencia y puntería, mediante un estiloso giro, su lanza contra una de aquellas criaturas, alcanzándola de lleno y derribándola.
Asimilando la idea de que las armas eran efectivas contra aquellas criaturas, desenvaino su Yhjlema Kaindiana y, en un alarde de valentía y confianza, encaró a las criaturas con mirada desafiante.
Pobre, aunque valiente, infeliz.
en respuesta a: Estudios Recientes : Plano Y502 #344375Fascículo 9
Ajeno a la visión del torrente de criaturas fantasmagóricas que estaba contemplando su compañero, el otro guerrero orgo encargado de la recopilación de materiales, para su posterior estudio en Ar’Kaindia, se encontraba a un centenar de metros en la posición opuesta a su homólogo en tareas. Palpando cada trozo de terreno en busca de nuevos objetos de dignos de estudio, si acaso todo en ese lugar no lo fuera de por sí, se atareaba en mirando la composición del suelo que pisaba. Ligeramente encorvado, y con la vista fija en el terreno, atisbó lo que parecía un enorme sarcófago funerario enterrado, casi totalmente, en el terreno salino.
Acercándose pausadamente, observando cuanto le rodeaba, llego a la altura del aquel misterioso ataúd. Aun desvencijado por el tiempo y sus inclemencias, el sarcófago poseía relieves en plata y oro, con numerosos engarces de gemas preciosas que habían sobrevivido al devenir inclemente del tiempo. Este tipo de cajas funerarias, por su belleza, ostentosidad y calidad, suelen pertenecer a reyes, emperadores, grandes terratenientes o cualquier otra figura autócrata con autoridad infinita.
El Orgo se acercó con gran curiosidad al sarcófago, ávido de abrirlo y descubrir los secretos que este pudiera contener.
Gran estupidez acercarse a un sarcófago, y menos en un plano como el Y502.
Un poderoso brazo surgió del interior del sarcófago súbitamente, atravesando parte de este, y golpeando al Orgo de lleno en el pecho, lanzándolo varios metros atrás y partiendo alguna de sus costillas.
Mientras aún el soldado se debatía en recuperar el aliento y poder recomponerse de aquel brutal, e inesperado ataque, del sarcófago emergió un enorme y pesado muerto-viviente.
La criatura tenía el rostro, y gran parte del cuerpo, envuelta en pútridas vendas que, presumiblemente, formaban parte de su embalsamado mortuorio. Estas dejaban entrever unos enfermizos ojos amarillentos que se clavaron sobre el malherido soldado.
El Orgo se recompuso ligeramente y, a la vez que desenvainaba torpemente su Yhjlema Kaindiana, se puso en pie adoptando una posición vagamente defensiva. Sin duda, aquel ataque no solo había mermado sus fuerzas por las heridas causadas, sino que, como cuentan muchos estudios acerca de este poderoso tipo de no-muerto, había sido maldecido por la criatura, mermando drásticamente sus capacidades bélicas.
La criatura avanzó pesada, pero constante, hasta el malogrado soldado para, una vez estuvo a su altura, dirigir otro ataque hacia su torso nuevamente. El golpe atravesó al Soldado, incluyendo la dura coraza que portaba, esparciendo parte de sus vísceras por el terreno cercano. Entre gritos de dolor, completamente eviscerado, con un último ademán de coraje, el soldado enarboló su Yhjlema por encima de su cabeza, para luego descender con fuerza su pico contra el pecho de la criatura. La Yhjlema atravesó a aquella criatura momificada de extremo a extremo. Esta ni se inmutó. Ni un solo gesto de dolor ante la mirada, que se apagaba gradualmente perdiéndose en la oscuridad, del Soldado Ar’Kaindiano.
en respuesta a: Estudios Recientes : Plano Y502 #344369Fascículo 8
Mientras observaba maravillado el contenido de aquel cofre, obtuvo de nuevo su momento de lucidez y empezó a escudriñar todo. Una vez se percató de que se encontraba solo, sin ningún tipo de criatura al acecho, de dispuso a enumerar y guardar el contenido del cofre.
Diamantes, muchos diamantes, se entremezclaban con diversas gemas, como rubíes, granates, zafiros… sin duda, un botín considerable en piedras preciosas. Junto a estas, diversos tomos encuadernados en pieles extrañas a modo de compendios. Una vez hizo un pequeño recuento, se dirigió a guardar todo en su gran saco, junto al resto de materiales salinos que había recopilado. Casi ya llegando al fin en el saqueo de aquel contenedor, el Orgo fijó su mirada en una pequeña moneda que se encontraba enterrada entre las gemas preciosas.
Se trataba de una pequeña moneda fabricada en un albo metal y áspera al tacto. De forma octogonal, su superficie se encontraba grabada dando forma a una luminosa esfera, como simulando un astro celeste. La moneda poseía un pequeño y modesto agujero en el centro, típica técnica en la fabricación de monedas para reducir la cantidad de mineral a la hora de su producción. Cada una de las cuñas o muescas que se presentaban en la moneda estaban cubiertas por una gran cantidad de salitre incrustado dificultando la visión de las mismas.
Claramente, un gran hallazgo numismático.
Por suerte, para el Orgo, su obnubilación mirando aquella moneda le provocó la desatención suficiente sobre lo que le rodeaba para no producir ningún movimiento brusco. Aquel guerrero, al levantar la vista de la moneda, se percató que estaba en el centro de una gran cantidad de formas fantasmales, que vagaba por aquella zona, cual roca anclada en el caudal de un río.
Sin darse cuenta estaba inmerso en una marea de espíritus intranquilos que, al no haber podido trascender al limbo, deambulan sin destino o motivación aparente. Estas criaturas incorpóreas se presentan generalmente como figuras humanoides traslúcidas, emulando la forma de la criatura que antaño fueron. El Orgo quedó paralizado de horror y, gracias a las fuerzas que otorga la cobardía, pudo enterrarse parcialmente en el terreno salino para pasar desapercibido ante aquellos fantasmas.
Un cobarde, sí. Movimiento inteligente al fin y al cabo en esas circunstancias.
Aquel torrente fantasmal de criaturas, por suerte, avanzaba en un rumbo completamente trasversal a la dirección donde se encontraba el campamento, y el resto del contingente Kaindiano.
en respuesta a: Estudios Recientes : Plano Y502 #344366Fascículo 7
Del pequeño contingente Ar’Kaindiano, encargado de la primera exploración del Plano Y502, solo quedaba un pequeño reducto que, ajeno a lo que le había sucedido al resto de sus camaradas, custodiaba férreamente las inmediaciones del portal.
-Era lo más sensato, sin duda.
Estos habían apuntalado varias defensas entorno a la brecha dimensional a modo de fortín. Numerosas estacas de madera sobresalían ligeramente del suelo, indicando sutilmente un surtido de trampas que se asentaban en la zona. Varias barricadas entremezclaban escudos y lanzas, las cuales servían de parapeto a la hora de guarecer a los Orgos de una emboscada por sorpresa. Cuatro de los seis guerreros que custodiaban aquel fuerte mantenían una vigilia total, escudriñando los alrededores con avidez y constancia. El otro par se encargaba de recopilar información de la zona, tanto escrita mediante descripciones como de recopilación, guardando varias muestras de la zona en tubos de ensayo y pequeñas bolsitas de materiales.
Su estancia en aquella dimensión se les antojaba, cuanto menos, costosa. La impertérrita mirada perteneciente al astro que gobernaba aquellos páramos hacía difícil una estancia agradable. Incluso ellos, acostumbrados al sol abrasador de los vastos desiertos del Reino de Al-Qualanda, sentían la mella constante que les producía aquella tórrida lluvia de luz.
Uno de los soldados que recolectaba, tras alejarse decenas metros del fortín entorno al portal, observó una gran veta de sal en la zona. No era una sal cualquiera. De un color oscuro y una cristalización para nada corriente, llamó la atención y curiosidad del Orgo el cual se dispuso a picar y extraer parte de la misma, colocando varios pedazos en el gran saco que portaba.
Después de unos minutos picando la superficie de la veta, observó un arcón ligeramente resquebrajado que, por caprichos del destino, había quedado sepultado y atrapado en la veta de aquel extraño mineral salino.
Tras picar enérgicamente varios minutos más y habiendo dejado el arcón accesible, se dispuso a abrir aquel extraño cofre.
Una vez levantó aquella resquebrajada tapa, y sin poder contener una mueca de asombro, quedó maravillado.
Un gran tesoro, eso seguro. Al menos alguien con suerte.
en respuesta a: Estudios Recientes : Plano Y502 #344352Fascículo 6
Retomando de nuevo la impetuosa carrera de la huida en dirección al portal dimensional, una nueva criatura le salió al encuentro, para su desgracia.
Ante los Orgos se erguía uno de los no-muertos más aterradores, y posiblemente protagonista de la mayoría de cuentos de terror que se han escrito, que existen: un espectro.
Ataviado con un conjunto de capucha y túnica oscura, completamente raídos, ocultando por completo su rostro. La criatura se alzaba unos tres palmos del suelo apoyado en una nube negra proveniente de su oscura magia. Unas enormes manos esqueléticas sobresalían de la túnica empuñando, y balanceando levemente, una mortal guadaña.
Esta criatura, sin duda, era un rival temible, ya que los Orgos sabían que los espectros son seres muy inteligentes, dotados de consciencia propia y muy hábiles en el uso de la magia negra. Y, para acentuar la sensación de miedo, se sabe que este tipo de muertos vivientes solo ansía arrebatarles el alma mortal a sus víctimas y consumirlas para ganar poder.
El espectro pareció esbozar una mueca de satisfacción y, con un pequeño giro ascendente de su mano, simulando una especie de llamada, se vio rodeado de un gran número de seres humanoides, que ascendieron de entre la sal del suelo como siendo arrastrados por una cuerda.
Eran varios cadáveres animados que se encontraban completamente empapados, como si hubieran sido sacados de un río. Debido a las exudaciones de estos, el aire se volvió denso y asfixiante en unos instantes.
Al margen de la sorpresa del encuentro, teniendo en cuenta el desgaste producido por su enfrentamiento anterior, los Orgos intentaron flanquear al grupo de no-muertos para llegar rápido a su destino, para evitar así el combate directo debido a su velocidad superior.
Pobres infelices.
Debido a la saturación de toxinas que se habían detonado en el aire, los Orgos apenas recorrieron unos pasos antes de caer al suelo entre vómitos y esputos de sangre. El último en morir, acostado boca arriba mientras se ahogaba agónicamente con su propia sangre, solo pudo atisbar a ver una huesuda mano que se cernía lentamente sobre su cabeza.
en respuesta a: Estudios Recientes : Plano Y502 #344351Fascículo 5
Mientras la sangre de sus compañeros, vaporizada por los finos desmembramientos, inundaba el aire a centenares de metros al norte, el pequeño contingente de Orgos que había tomado la ruta al este se encontraba con el mismo paisaje desolador.
Aquel yermo mermaba las fuerzas de los Orgos mientras avanzaban pesadamente por las escarpadas formaciones salinas. En ese momento se encontraban en una pequeña depresión en el terreno la cual no permitía una visión correcta de la zona y facilitaba las emboscadas en su contra.
Detuvieron su paso al escuchar, en la cercana lejanía, un incipiente burbujeo. Justo después de que adoptaran una posición defensiva, formando un círculo y protegiéndose las espaldas, aparecieron varias criaturas flanqueándolos casi totalmente.
Eran unas criaturas humanoides completamente deformadas e hinchadas. Repletas de pústulas burbujeantes y la piel completamente túmida. Estos seres avanzaban de forma lenta pero muy hostil hacia su posición.
A los guerreros, avezados combatientes kaindianos, entrenados en las artes de combate no les supusieron gran amenaza, abatiendo a las criaturas en varios tajos de sus Yhjlemas, haciendo que estos cayeran al suelo con estrépito. Cuando tan solo quedaban apenas un par de estos seres, creyéndose los Orgos victoriosos en el encuentro, los cuerpos amontonados de aquellas criaturas abotargadas comenzaron a emitir un fuerte burbujeo a la vez que se hinchaban desmesuradamente.
De forma súbita, de aquellos cuerpos comenzó a brotar un borboteo de sangre y, segundos más tarde, explotaron de forma violenta en un torrente de sangre y vísceras.
Dicho torrente, usando a modo de metralla astillas de hueso, sangre enfermiza y las propias vísceras de la criatura, impactó de lleno sobre cuatro de los Orgos. Dos de ellos desaparecieron completamente, carcomidos al instante por la enfermiza explosión. El tercero, perdiendo la parte derecha de su cuerpo, apenas pudo emitir un sonido de horror antes de caer fulminado y, el cuarto, teniendo los ojos y parte del pecho, completamente reventados debido a la incrustación de varias costillas, pertenecientes a la particular metralla de la explosión, no pudo defenderse de una criatura que lo evisceró mientras gritaba de dolor. Muriendo destripado segundos más tarde.
Los tres Orgos que escaparon de la virulenta explosión, viendo lo que acababa de ocurrirle a sus compañeros, comenzaron a correr, rumbo al oeste, esperando alcanzar de nuevo el portal que los llevaría de nuevo a casa.
Después de una vertiginosa carrera, en la cual los cristales salinos del suelo se antojaban como cuchillas en sus plantas, llegaron a una elevación en el terreno que les permitía ver y distinguir el refulgir del portal en la lejanía. Sin duda, podrían llegar.
en respuesta a: Estudios Recientes : Plano Y502 #344311Fascículo 4
Súbitamente, de una de las dunas salinas que se encontraba a la derecha del pequeño contingente, emergió una amalgama orgánica abominable. Esta estaba compuesta por numerosos insectos, roedores, extraños peces y otras diminutas alimañas que se movían vertiginosamente en el aire envueltas en un aura malévola, claramente de naturaleza espectral. Todas acompasadamente erráticas en un veloz movimiento, tomaban la forma de un borroso remolino en el cual solo podían atisbarse numerosos aguijones, mandíbulas, tenazas y uñas de aquellas criaturas.
Con un sutil silbido, aquella extraña abominación se echó encima del contingente Orgo.
Debido a lo diminuto de las criaturas que componían aquella malvada amalgama, los filos de las Yhjlemas eran ineficaces para el combate. El primer Orgo en ser envuelto completamente por la criatura fue rajado y desgarrado completamente, esparciendo vísceras y trozos de sus miembros por todo el lugar. La sangre de este empapó a todo su grupo en un siniestro salpique.
Dos Guerreros, ante la terrorífica visión de lo que le había pasado a su compañero, se lanzaron contra aquel conglomerado de bestias informe para, después de un embiste completamente ineficaz, correr la misma suerte. Ambos se alzaron en el aire, envueltos por la criatura, mientras esta los destripaba y desollaba en apenas un instante mientras emitía horribles gritos de dolor y angustia.
La criatura, de forma enajenada y furiosa, se dirigió entonces hacia los Guerreros restantes.
Estos, al observar lo acontecido, dedujeron que no iban a poder enfrentarse a la criatura con sus armas y adoptaron otra técnica de ataque.
En un movimiento calmado y casi al unísono, los cuatro Orgos que quedaban en pie, comenzaron a formular un hechizo despertando así su magia innata.
Casi al instante, un cúmulo de proyectiles mágicos, envueltos en fuego, emergieron de los dedos de los Orgos precipitándose rápidamente sobre la malograda criatura. Dieron en el blanco.
La criatura, retorciéndose en furibundos espasmos debido a las llamas, se calcinó de manera inmediata, cayendo a los pies de los guerreros orgos.
Cruzando una mirada incrédula, a la vez que de aliviada, los orgos sonrieron por la muerte de la criatura y, mirando a sus compañeros caídos, giraron sus pasos rápidamente para dirigirse al portal que les había traído hasta aquel horrible plano repleto de muerte, creyéndose a salvo.
<Pobres infelices>
Antes de que pudieran recorrer apenas un par de metros por aquellas dunas salinas, fueron emboscados por varias criaturas como a la que acababan de dar muerte. Nunca más volverían a empuñar sus Yhjlemas Kaindianas y jamás volverían a su amada ciudad.
Ahora formarán parte del Y502 para siempre.
en respuesta a: Estudios Recientes : Plano Y502 #344310Fascículo 3
Después de unos segundos de desconcierto, observando y escudriñando el nuevo emplazamiento en el que se encontraban con cierto temor y nerviosismo, los Orgos establecieron un pequeño e improvisado campamento en torno al portal que habían atravesado y que, esperaban con ansia, pudiera devolverlos “a casa”.
Después de establecer un minúsculo centro de operaciones, dejaron los suministros destinados al abastecimiento alimentario, se armaron adecuadamente y, desenvainando sus Yhjlemas Kaindianas, se dispusieron a explorar la zona más cercana a donde se encontraban.
Enormes y espesas dunas de sal los acompañaban durante cada uno de los pasos que efectuaban. Estas aglomeraciones salinas, y sus ondulaciones, no dejaban a los Orgos ver más allá de unos veinte metros desde su distancia cercana y, claramente, esto los mantenía en constante guardia.
El pequeño grupo, formado por 20 Soldados Kaindianos, decidió dividirse una vez avanzaron unos ciento cincuenta metros desde su origen. Formaron tres grupos. Uno, formado por siete soldados, emprendió un viaje al norte. El segundo, formado por sendos Orgos, se dirigió hacia el este. El menos numeroso, formado por seis de ellos, emprendió de nuevo el camino hacia el portal para asegurar la zona y la llegada del resto de sus compañeros.
Centrándonos por un momento en el grupo que se dirigió al norte.
La extensión salina parecía no acabarse. El salitre detonado en el aire alcanzaba una concentración brutal en esta zona. Varios de los guerreros emitían ligeros vómitos debido a ello pero, debido a su determinación, no aminoraban el paso.
Concentrados en todo lo que les rodeaba, no llegaban a avistar a ningún enemigo que pudiera interponerse en su camino, observaban incrédulos el ambiente hostil que les rodeaba. Los pasos se hacían pesados y toscos debido al hundimiento de sus pies en las capas de sal que recubrían la zona inclementes. Habiendo avanzado lo que se les antojaba un largo recorrido, se detuvieron un momento para decidir la estrategia y camino a seguir. Fue en ese momento cuando sucedió una tragedia.
Un desagradable zumbido, acompañado de extraños chasquidos y rechinares, se hizo potentemente audible en la zona.
Los Orgos adoptaron una pose defensiva preparados para lo que pudiera venir en cualquier dirección.
<Pobres desdichados>
en respuesta a: Estudios Recientes : Plano Y502 #344297Fascículo 2
La recién presenciada evisceración del tejido de la realidad, frente al grupo de Orgos, se retorcía ante los ojos de estos, dando forma a una gran fisura interdimensional que, presumiblemente, era un enlace hacia la dimensión Y502. Teniendo en cuenta las manifestaciones presentes en las recientes conjunciones entre planos, grandes horrores esperarían más allá del portal.
El pequeño contingente de Orgos que esperaban tal acontecimiento, entre los que se encontraba Rijja Al’jhtar, se prepararon en posición de combate los primeros instantes de aquel acontecimiento, esperando que los terrores que habitan dicho plano pudieran atravesar el portal para devastar Ar’Kaindia. Eso no sucedió. Habían tenido la suerte de no tener que defender su ciudad de aquellas temidas criaturas. Aquel portal emitía una penosa invitación a ser atravesado, emitiendo un pestilente hedor a hiel, salitre y podredumbre.
Pasado un par de minutos, apareció en la zona un pequeño escuadrón perteneciente a la Guardia Kaindiana. Feroces guerreros Orgos dispuestos a seguir los designios del Alto Consejo Teócrata. Según habían acuñado anteriormente, la misión consistiría en contención y, de no ser necesaria esta medida, exploración.
Los hechiceros que allí se encontraban, comenzaron a pronunciar numerosos hechizos de protección sobre los soldados pertenecientes a la Guardia Kaindiana, estos a su vez estaban sumamente pertrechados para acometer la misión que se les había encomendado: explorar la dimensión del Y502 y volver con el reporte informativo.
Las feroces miradas de los soldados se entrecruzaron después de la orden de avance de su Alto Teócrata para después atravesar sin dilación aquel extraño portal, dispuestos a enfrentar la muerte y en pro de conseguir la información necesaria para el estudio de la dimensión del Y502.
Con la perspectiva propia de un narrador puedo decir: pobres infelices
Los guerreros Orgos se introdujeron con decisión en el Portal mágico rumbo a Y502. A la vez que traspasaban la brecha dimensional, sus cuerpos se iluminaban y, tras una explosión lumínica, se encontraron en un extenso yermo.
Una enorme salina abrasada donde, de manera fácilmente deducible, hace tiempo se encontrarían los océanos de Y502. Un reseco erial castigado impertérritamente por una incansable e inclemente estrella blanca. La constante presencia y amparo de este astro terminó por beberse toda el agua que había en el lugar, dejando colosales montañas de sal la cual se concentra incluso en el aire, haciendo de este hábitat un lugar completamente inhabitable para la vida tal y como se conoce en otros planos de existencia. Aunque esta, la vida, no debería estar presente nunca en este páramo.
Aquellos Orgos, realmente, estaban a punto de conocer muy de cerca los estragos que las criaturas “bendecidas” por Astaroth pueden desarrollar.
Rijja escribía esbozando una sonrisa en el rostro, pues la mirada atenta de aquel córvido le resultaba simpática. Una vez hubo terminado su esmerada y rápida escritura, enrolló el pergamino con mimo y lo dispuso de forma que el lacre se posara con cuidado y efectuara sin fallo su sellado.
Asiendo el pergamino, y con la mirada posada en la misteriosa ave, se levantó de su silla dirección al ventanuco. El córvido emitió un graznido de aprobación y, dejando que el Teócrata atara el pergamino con cuidado a su pata derecha, emprendió el vuelo súbitamente y sobrevolando con rapidez la inmensidad dorada de las Dunas del desierto, se perdió más allá de la vista de Rijja.
El Orgo se giró de nuevo a su escritorio y, centrando la mente de nuevo en su ardua tarea de transcripción, comenzó a escribir.
*Contenido de la carta:
Ar’Kaindia – Reino de Alqualanda
16 de Slinde del 152 Era 4ª.
Correspondencia Diplomática Kaindiana.
Destinatario:
Lhurshak Lok’Narash.Guía del Círculo del Simbionte.
Estimado Archidruida Lhurshak,
Reciba usted un cordial saludo.
Después de terminar los asuntos y preparativos diplomáticos pertinentes puedo contestar sobre su sorprendente, tanto en contenido como por el mensajero, misiva. Resaltar mi ánimo por este encuentro y por los acuerdos comerciales en los que pueda desembocar este.
La Ciudad de Ar’Kaindia, como ya sabrá, tiene potentes tratados e intereses comerciales con numerosos reinos e individuos dispares, por lo tanto, su proposición nos es grata. Todo esto propiciado por la ausencia de historial delictivo por su parte hacia nuestra querida ciudad y por apremiantes sucesos de carácter estratégico, debo responder afirmativamente a su solicitud de paz y concordia.
Solo quedaría resolver ciertos asuntos burocráticos, típico en estas tiranteces diplomáticas, ya sean las tasas a pagar por los visados a expedir y pregones que emitir a la ciudadanía. En estos casos, entendemos, corren a cargo del interesado. En este caso usted, Archidruida Lhurshak.
Al margen de esto, debido a su anterior pasado como hostil hacia nuestro Reino, el Alto Consejo ha dilucidado una especie de diezmo de cortesía. En este caso, se ha decidido por entregar junto al pago de las tasas una muestra de haber derrotado a algunas de las bestias desérticas que tantos quebraderos de cabeza traen en nuestras rutas comerciales básicas.
A resumir el coste:
-102 Platinos (Tasas) + 74 (Visados) + 41 (Pregón)
-1 cabeza (Ya sea Antoleón, Lagarto Ígneo o Lagarto Minosaurio)
Adelantarle que, el pago, será abonado en su llegada próxima a la Meseta Ferrian. Cuando crea conveniente empezar con los trámites hágamelo saber.
Sin más dilación me despido, con el beneplácito hacia su nueva orientación diplomática para con la Ciudad de Ar’Kaindia.
Atentamente,
Rijja Al’jhtar, Alto Teócrata Arcano.
ID Kaindiano: AJ – 4452322 – Templo Piramidal
Consejo Supremo de Magos – Asuntos Diplomáticos.
Registro: 378743
en respuesta a: Deliberación bélica Kaindiana #344092Los pasos de Rijja se encaminaban a lo alto del Templo Piramidal. En tono parsimonioso, como si disfrutara de las vistas que ofrecía las paredes de del Templo durante su ascenso por aquellos esculpidos y cuidados escalones, ascendía por la escalera esbozando una leve pero orgullosa sonrisa.
Sabía que, en aquellos momentos, siguiendo los designios del Alto Consejo Ar’Kaindiano, Karsig se encaminaba al desempeño de su misión. Al margen de los peligros que esta desentrañaba, Rijja estaba convencido de que el guerrero saldría victorioso y, teniendo en cuenta los lazos familiares que los unían, hinchaba el pecho con orgullo debido a la brillante trayectoria bélico-estratégica que Karsig estaba acumulando.
Cuando hubo llegado al final de las escaleras, ubicado ya en la planta reservada solo a los miembros del Alto Consejo, dirigió sus pasos hacia una esbelta puerta de madera que daba paso a uno de los despachos. Abriendo la puerta de manera solemne dijo:
-Saludos Sumo Sacerdote, siento molestarle en tu exhaustiva meditación, pero tenemos ciertos asuntos burocráticos que atender. Nuestra Joven promesa merece cierto reconocimiento por parte del Consejo.
Dawud giró su mirada a Rijja con una mueca burlona de hastío diciendo:
-Lo suponía, Alto Teócrata, que vendrías a importunarme. Según he oído, aquel futuro prometedor que auguraste para Karsig se está haciendo realidad. Dirígete hacia la sala del consejo, voy enseguida.
Rijja viró su gesto hacia la sala del Alto Consejo Ar’Kaindiano mientras entornaba despacio la puerta de la sala. No sin antes añadir con senda mueca burlona:
“No tardes mucho, Sumo Sacerdote, debemos ser prestos en esta deliberación. Especialmente si quieres seguir tranquilo con tus oraciones…”
Mientras esto sucedía, Karsig acometía su misión con valentía en pro de la Gloria Kaindiana.
La tarde se antojaba apacible para Rijja Al’jhtar. Sentado en un lustroso escritorio, de gruesa madera esculpida y lacada con mimo y detalle, se hallaba rodeado por numerosos y variopintos pergaminos y demás escrituras. Estos textos, distribuidos entre su margen derecho e izquierdo, que se disponían ordenados metódicamente por diferentes categorías, se diferenciaban claramente. A su izquierda, la mayoría de los heterogéneos papiros se encontraba en estado cuestionable, la mayoría roídos y carcomidos por el paso del tiempo. A su derecha, pulcros y esquematizados, se encontraban los pertenecientes a la traducción y transcripción de los de su margen izquierdo. Aún con lo laboriosamente tedioso de esta tarea, Rijja la estimaba y disfrutaba. Solía memorizar cada una de aquellas palabras mientras esbozaba una sonrisa a la vez las escribía, con cuidada caligrafía, sobre los pergaminos recién estrenados.
La sala donde se encontraba poseía un pequeño ventanuco que hacía las veces de mirador para el Alto Teócrata, extendiendo su visión más allá del vasto Desierto de Sharframna, cuando necesitaba relajar la vista de la lectura. Y, para romper la concentración de Rijja en sus quehaceres, fue a pararse en ese mismo ventanuco una extraña ave.
De morfología típica a la de un córvido, pero con un extraño y frondoso plumaje argénteo. Sin duda, un extraño animal que para nada pertenecía al reino de Al’Qualanda. Este portaba un pequeño royo de pergamino en su pata derecha, atado con mimo a esta y que dejaba entrever un sello lacrado con una simbología perteneciente al Círculo del Simbionte.
El córvido dirigió su mirada súbitamente hacia Rijja y emitió un leve graznido complaciente.
Sin poder evitar el alzamiento de una de sus cejas debido a este extraño e inesperado encuentro, Rijja se levantó de su asiento para acercarse a la criatura de manera parsimoniosa pero constante. Una vez se puso a su altura, el ave emitió otro suave graznido mientras picoteaba suavemente el pergamino que portaba a modo de indicación.
Rijja sonrió levemente y, alzando despacio ambas manos, desató con cuidado la pequeña cuerda ocre que sostenía el pergamino asido a la pata de aquella extraña ave. Una vez lo tuvo en sus manos, se giró dirección hacia el escritorio nuevamente mientras retiraba la fina capa adhesiva del sello que lo mantenía cerrado. Desenrolló el pergamino con avidez y se sentó de nuevo en su silla para leerlo detenidamente. Durante todo este tiempo el córvido lo observaba con interés, siguiendo sus pasos con la mirada.
“Así que el Archi-Druida Lhurshak… Interesante”. Dijo Rijja mientras volvía a enrollar el pergamino para luego dar con él unos golpecitos en la mesa en pose pensativa.
Saliendo rápidamente de su ensimismamiento mental, el Alto Teócrata agarró un pequeño pergamino en blanco del montón que se encontraba en la mesa, agarró la pluma y, mojándola en el tintero finamente, se dispuso a contestar la misiva que había recibido bajo la atenta mirada del córvido argénteo.
en respuesta a: Deliberación bélica Kaindiana #343909Después de una breve reunión del consejo explicando y debatiendo el asunto de la reciente conquista del territorio perteneciente a las Quebradas de Devron, el Alto Consejo Teócrata decidió encomendar a Karsig ciertos asuntos que atraían su atención desde hace algún tiempo, convencidos que el Soldado Kaindiano sería un fiel aval de éxito para dicha misión. Después de dictaminar como acometer dicha sucesión, Rijja se dispuso a hablar con Karsig.
Ar’Kaindia: Base del Templo Piramidal – Escaleras [ab,ar,s,-e-,n]
Dos Soldados orgos y Sacerdote de Velian están aquí.
Estatua de Rijja Al’jhtar.
El ambiente está bastante frío aquí fuera.
ab
Ar’Kaindia: Escaleras al Templo Piramidal [ar,no,o,so,s,n]
Dos Aventureros orgos y Mercader orgo están aquí.
Ar’Kaindia: Plaza Mayor [|no|,|so|,-o-,s,e,n]
Mercader orgo y Tutor están aquí.
Fuente de Velian [Agua].
[Rol] Después de la deliberación del consejo, Rijja caminó rápidamente por las calles de Ar’Kaindia. Llegando junto a un leal y viejo amigo.
Saludas a Tutor alegremente.
Sonríes.
[Rol] El mensajero llegó rápidamente, atendiendo a los designios del Alto Teócrata.
[Rol] Con voz solemne ordenó: Encuentra a Karsig, debe atender una petición directa del Alto Consejo.
-|Karsig|/- llega desde el este.
Sonríes.
Karsig te saluda alegremente.
Dices en ogro: Saludos Karsig
Dices en ogro: Tengo nuevos designios del consejo para con tu persona.
Karsig pregunta con voz sobrenatural: saludos Gran Teócrata, de que se trataría, me pidieron que venga a reunirme con usted, ¿en qué puedo ayudar esta vez?
Dices en ogro: Una petición directa, motivada por tus últimos logros militares. Dada tu naturaleza complaciente, no dudo que serás capaz de llevar a cabo la misión.
Dices en ogro: Es en esta misma ciudad.
Dices en ogro: Un problema que nos compromete desde hace tiempo.
Preguntas en ogro: ¿Estarías dispuesto a cumplir los designios del Consejo?
Karsig dice con voz sobrenatural: No dudaría ni por un segundo en dar mi vida por intentar cumplir tal designio y solo espero estar a la altura de lo acometido
Karsig dice con voz sobrenatural: Dígame de que se trata, y como puedo ser un aporte
Dices en ogro: Verás, nuestra querida ciudad se enfrenta a un problema centenario. Años atrás, acometimos y atajamos el problema, yo mismo formé parte de dicha expedición, pero con el paso de los años otra nueva criatura de iguales características ha ocupado el lugar de su predecesor.
Dices en ogro: Se trata de un temible Kraken. Situado en el Lago Oculto que se esconde entre el tunelaje de nuestras alcantarillas. No era un problema, hasta que ha alcanzado cierto tamaño y gracias a esto tapona y obstaculiza el transcurso normal de las aguas. Realmente es un temible problema.
Dices en ogro: Para que no cunda el pánico entre los conciudadanos, hemos decidido enviar un pequeño contingente para su eliminación y, nada más apropiado, que seas tú mismo quien lidere y dirija esta empresa.
Dices en ogro: Dados tus contactos, tanto en las filas Kaindianas como amistades exteriores, no creo que te suponga un problema encontrar los acompañantes adecuados para tal misión.
Preguntas en ogro: ¿Puedo dejarlo en tus manos para que extermines a tan molestia criatura?
Karsig dice con voz sobrenatural: los rumores eran ciertos
Asientes con la cabeza.
Karsig dice con voz sobrenatural: llevo días sin conciliar el sueño, he escuchado que la criatura alcanzo edad adulta y si no la frenábamos podríamos lamentarlo
Karsig dice con voz sobrenatural: pero suponía que no eran más que rumores…
Sonríes.
Karsig dice con voz sobrenatural: reuniré al contingente necesario y pondré fin a esta situación…
Karsig envaina su Ira Sangrienta.
Karsig empuña la Condena del Tumulario.
Karsig dice con voz sobrenatural: Hay un chaman, bastante poderoso que suele andar por los riscos del ocaso investigando
Karsig dice con voz sobrenatural: se trata de un hombre lagarto
Karsig dice con voz sobrenatural: ire a buscarle, suele deberme un par de favores que pienso cobrárselos ahora
Karsig dice con voz sobrenatural: con su ayuda no será problema enfrentarme a esta temida criatura
Dices en ogro: Una raza curiosa, sin duda, estos hombres-lagarto. Dado el entorco «acuático» de las alcantarillas, se desenvolverá como pez en el agua. Tienes buen ojo para la estrategia. Espero que no resulte demasiado costoso acabar con la criatura. Y, como consejo final, explora la guarida de este ser. En mi experiencia diré que es muy provechoso los tesoros que pueden llegar a acaudalar. Parte sin demora Karsig, el tiempo apremia. Toma esta llave, podrás tener acceso a las alcantarillas por un portón en las escaleras del cielo.
Dices en ogro: El consejo estará complacido por tu predisposición a esta misión
Dices en ogro: me aseguraré de dejarlo patente en la reunión
Dices en ogro: Sin más, parte sin dilación. Y Karsig, no perezcas en el intento, es una criatura peligrosa.
Dices en ogro: Que Velian te guie.
Sonríes.
Karsig dice con voz sobrenatural: Una vez más gracias por la confianza puesta en mí, partiré hoy mismo y pretendo volver con noticias positivas
Karsig hace una reverencia.
-|Karsig|/- se va hacia oeste.
Sin más dilación Karsig partió en busca del Shaman que había escogido especialmente para esta misión para acometerla con rápidez. Sin duda, sería el compañero perfecto para adentrarse en las profundas alcantarillas de la ciudad de Ar’Kaindia y dar muerte a la criatura que Rijja le había descrito anteriormente.
en respuesta a: Deliberación bélica Kaindiana #343908Rijja se encontraba ocupado en sus oraciones en el Templo Piramidal. Cuando oyó nítidamente la apertura de sus puertas y unos ligeros pasos que se dirigían raudos hacia la sala del Altar.
Se trataba de Karsig, y traía noticias de su misión especial en las Quebradas de Devron.
Templo Piramidal: Altar [o,s,|e|,n]
Sacerdote de Velian está aquí.
Gran Altar de Velian.
-|Karsig|/- llega desde el oeste.
Preguntas en ogro: Saludos Karsig, te hacía lejos. ¿Qué buenas nuevas traes?
Karsig dice con voz sobrenatural: acabamos de volver de Devron y tengo grandes noticias sobre nuestra incursión
Dices en ogro: Sorprendente, sin duda. No esperaba una sucesión tan rápida en los acontecimientos de conquista
Preguntas en ogro: Siento curiosidad, ¿Informe de situación?
Karsig dice con voz sobrenatural: Hemos tomado el control completo desde las quebradas hasta Devron mismo, sin bajas tanto de nuestras tropas como de sus ciudadanos, solo erradicamos la tiranía Orca del lugar
Karsig dice con voz sobrenatural: Tenemos ya un punto estratégico de la ruta comercial, y sus recursos
Preguntas en ogro: Sin duda una buena noticia. El Reino de Golthur gobernó la zona durante tiempo, es realmente util gozar ahora de sus tierras y recursos. Como punto comercial, es magnífico. Y a modo de valor moral, dada su desértica geografía, es buena para la raza Orga. Las caravanas comerciales, ¿pusieron algún tipo de impedimento? han aceptado la nueva legislación bajo nuestro… yugo?
Karsig dice con voz sobrenatural: Todo lo contrario, Gran Teócrata, los mercaderes oriundos del lugar están muy conformes con nuestro dominio y hemos establecido nuevas reglar, control de rutas, patrullajes preventivos, bloqueos en los accesos… la verdad me siento muy conforme con los resultados y espero que luego tenga frutos económicos para nuestro reino
Dices en ogro: Excelente. El Antiguo Margrave fue un gran Tirano en esas tierras. Espero que el «repuesto» sea más suave con los ciudadanos sin perder, claro está, la actitud de dominancia que ostentan este tipo de… gobernadores.
Dices en ogro: Estoy realmente conforme con los resultados acontecidos. Karsig, acompáñame.
Templo Piramidal: Altar [o,s,|e|,n]
Sacerdote de Velian está aquí.
-|Karsig|/- está aquí.
Gran Altar de Velian.
Abres la puerta este.
Dices en ogro: Adelante, adentrate en las soledades del este.
-|Karsig|/- se va hacia este.
Sacerdote de Velian se amilana cuando te ve pasar.
Sacerdote de Velian pregunta: ¿¡Desea algo señor Rijja!?
Templo Piramidal: Despacho del Sacerdote Supremo de Velian [-o-]
-|Karsig|/- está aquí.
Cartel.
Dices en ogro: Ya que el Gran Consejo está ausente en estos momentos
Dices en ogro: Dejaremos constancia en los archivos del Sumo, para darlos a conocer en profundidad más adelante al resto del Consejo.
[Rol] Rijja escribe un rápido informe en unos papeles para, después de rubricarlos con su sello personal, guardarlos en uno de los archivadores de la sala.
Dices en ogro: Realmente conforme, Karsig. Realmente conforme.
Karsig sonrie.
Dices en ogro: Comunicaré tus avances al consejo. Creo que esto merecerá ciertas… consideraciones hacia tu persona.
Karsig dice con voz sobrenatural: No será necesaria ninguna consideración Gran Teócrata, estoy muy contento con los resultados y ya ansío una nueva misión de parte del consejo, creo que es momento de dejarlo en paz, muchas gracias por su tiempo, si me necesita para algo andaré picando minerales para los recursos de la ciudad.
Sonríes.
Dices en ogro: Siempre tan servil y complaciente. Un rasgo que te honra. Procede con tus menesteres. Te haré llamar tras las deliberaciones oportunas.
Dices en ogro: Que Velian te guie.
Karsig hace una reverencia.
-|Karsig|/- se va hacia oeste.
Una vez hubo terminado el reporte, Rijja se entretuvo en algunas elucubraciones sobre el posible futuro de Karsig en las siguientes misiones. Sin duda, tenía grandes y fundadas esperanzas en el Soldado Ar’Kaindiano y el potencial que este albergaba. Con una sonrisa, cerró el cajón de un archivador. Se sentó en una de las mesas de la estancia, y comenzó a escribir una carta de recomendación.
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