Respuestas de foro creadas

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  • Rijja
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    en respuesta a: Invitación formal #343727

    Ar’Kaindia –  Reino de Alqualanda

    20 de Sayelie del 150 Era 4ª.

    Correspondencia Diplomática Kaindiana.

    Destinatario:

    Szhysszh Sulgak D’pel. General de la Guardia Nivrim de Anduar.

     

     

    Estimado General Szhysszh,

    Reciba usted un cordial saludo, para luego percibir mis disculpas por la tardanza en confirmar la cita referente a su misiva.

    Después de terminar los asuntos y preparativos diplomáticos pertinentes que me han eclipsado a tiempo completo, le informo que puedo confirmar mi llegada al Reino, y más concretamente a la Ciudad, de Anduar se efectuará durante la siguiente semana.

    Como ya le comenté, no hace falta que usted preparé ningún tipo de guarnición a modo de escolta ya que arribaré con una pequeña Guardia Personal. Esta, si le place, me acompañará en la visita a su Ciudad. Para evitar esperas innecesarias, imperaré mediante mensajero que le anuncien mi llegada con suficiente antelación y así no suponer ninguna molestia a sus guarniciones, ni a usted mismo.

    Resaltar mi ánimo por este encuentro y por los acuerdos estratégico-comerciales en los que pueda desembocar.

    Adelantarle que, a modo de disculpa por la demora acontecida para con mi respuesta, he preparado un presente peculiar para usted.

     

     

    Atentamente,

    Rijja Al’jhtar, Alto Teócrata Arcano.

    ID Kaindiano: AJ – 4452322 – Templo Piramidal

    Consejo Supremo de Magos – Asuntos Diplomáticos.

    Registro: 338712

    Rijja
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    en respuesta a: Invitación formal #343482

    Ar’Kaindia –  Reino de Alqualanda

    20 de Sayelie del 150 Era 4ª.

    Correspondencia Diplomática Kaindiana.

    Destinatario:

    Szhysszh Sulgak D’pel. General de la Guardia Nivrim de Anduar.

     

     

    Estimado General Szhysszh,

    Reciba usted un cordial Saludo.

    He recibido su misiva, al margen de con ligera sorpresa, con sumo interés.

    Tiempo ha pasado desde los primeros conflictos que originaron las tensiones y desventuras entre los reinos que, con gran constancia y ahínco, regimos. Parece que fue ayer cuando llegó el primer mensaje de nuestros exploradores al detectar sucesivas caravanas comerciales asaltadas o destruidas y a sus integrantes muertos o vejados en los caminos del Reino de Anduar. Ya aquel entonces nuestra preocupación se desbordó al recibir también noticias de conflictos directamente con algunos miembros de la Guardia Nivrim. Esto fue acompañado también por miembros del ejército Kaindiano que, en pos de defender a conciudadanos o por pequeñas rencillas personales, persiguieron los actos que consideraron perjudiciales para nuestra gloriosa ciudad. Como ya he dicho, tiempo ha pasado.

    A mi parecer, es inútil, incoherente y nefasto a nivel comercial, que nuestros reinos sigan tensionados por afrentas, a mi juicio ya sobradamente saldadas, para con los intereses monetarios de ambos.

    Ciertamente, como haría todo gobernante sabio, veo una clara oportunidad en vuestra carta para atender dichas tensiones y aliviar su carga. No sin antes aclarar ciertos acuerdos y obligaciones el uno para el otro. Por ello, creo conveniente aceptar su invitación de parlamento diplomático y poder entablar un nuevo acuerdo comercial para con nuestros reinos. Para un próspero resurgir de las antiguas rutas de comercio, estableceré una pausa en mis labores gubernamentales para ir a visitarle como solicita.

    En el breve lapso de unas jornadas, recibirá mi comunicado indicando el día de mi llegada a su reino. Gracias por la hospitalidad ofertada para con los servicios de su ciudad. Con respecto a el ofrecimiento de movilizar a su milicita a modo de escolta para mi persona, no es necesario. Iré con un pequeño contingente Kaindiano a modo de guardia personal.

    Sin más dilación me despido. Recibirá noticias mías en los próximos días.

     

     

    Atentamente,

    Rijja Al’jhtar, Alto Teócrata Arcano.

    ID Kaindiano: AJ – 4452322 – Templo Piramidal

    Consejo Supremo de Magos – Asuntos Diplomáticos.

    Registro: 334562

    Rijja
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    Capítulo XXVIV

     

    En ese momento, una fuerte ventolera irrumpió en la Biblioteca Al’jhtar removiendo la estancia. Los manuscritos de las estanterías comenzaron a caer, las estanterías crujían con estrépito y las fulgurantes bolas que iluminaban la estancia se arremolinaban de forma caótica.

    La ventolera comenzó a acumularse, como agua por un desagüe, en torno a una de las esquinas de la habitación dando paso a lo que parecía una brecha en el espacio de tonalidades ambarinas.

     

    ¡Es Krimpak! – Exhaló angustiosamente la criatura. –¡Vete! no tienes oportunidad posible.

     

    Las palabras de la criatura hicieron que el Teócrata esbozara una nerviosa sonrisa.

    Rijja comenzó a lanzar una retahíla de conjuros mágicos de protección. Numerosos y variados escudos y auras mágicas surgían de sus hechizos y lo envolvían hasta desaparecer. Y, adoptando una férrea posición defensiva, esperó la inminente llegada de Krimpak.

    Mientras la brecha comenzaba a menguar surgió de ella una densa niebla que, tras unos segundos, formó una silueta humanoide. Al tiempo que la fisura se cerraba completamente, la figura se consolidó de manera corpórea.

    Rijja había permanecido en silencio durante todo el proceso observando fijamente la fisura que se había creado en la estancia y ahora, una vez vio que la figura que había emergido de la niebla se había formado completamente corpóreo, hizo un rápido movimiento de muñeca derecha emitiendo un chasquido con sus dedos. Las tenues bolas de luz que flotaban por la estancia iluminándola, antes titilantes, se dirigieron con estrépito hacia aquella delgada figura mientras refulgían furiosas, parando en seco y arremolinándose incandescentes girando sobre ella.

     

    Has entrado en mi torre sin invitación. Si haces cualquier movimiento raro esas llamas que ves serán tus fuegos fatuos particulares. ¿Quién eres? – Dijo Rijja con tono autoritario.

     

    La delgada y siniestra capucha se mantuvo inmóvil durante unos instantes, observando lentamente aquellas furiosas llamas giratorias. Alzó lentamente ambas manos llevándoselas hacia la cabeza, acto seguido apartó con suavidad la capucha que le ocultaba dejándola caer hacia atrás.

    Era un anciano de la raza Drow. Realmente anciano. Profundos surcos en la piel cruzaban cada una de sus facciones. Los pómulos se marcaban como si estuviera famélico y sus labios habían perdido su tonalidad natural, tornándose de un apagado color azul. Sus ojos, intensamente inexpresivos, otearon la estancia en su totalidad. Como ignorando al Teócrata, clavó profundamente la mirada en el demonio onírico.

    La criatura, presa todavía en la jaula mágica, miraba aterrada al nuevo visitante mientras mantenía un silencio sepulcral.

    Rijja, visiblemente molesto por la situación, volvió a increpar al Drow.

    Anciano, es de mala educación no contestar a un anfitrión y máxime cuando es forzado. Viendo tu interés por encolerizarme, veamos que depara este encuentro…

    Rijja
    Participant
    Número de entradas: 368

    Capítulo V

     

    Una vez habían recopilado el material y purificado en la fragua. Karsig se dispuso a crear la fina herramienta de costura que ansiaba el Teócrata. El éxito para que Rijja pudiera llevar a cabo la tarea que le había encomendado Najhladi finosdedos dependía de este Alfiler. Además, lo que ellos no esperaban, o simplemente no lo habían calculado así, era cierto evento que iba a acontecer durante la creación de esta herramienta de sastre.

     

     

    Dices en ogro:  Una temperatura esplendida. Nuestra ciudad gozará con el sol de mediodía.

     

    Dices en ogro: Por cierto, buena depuración de material. Ha quedado un hierro de excelente calidad.

    El Sol alcanza su punto más elevado en el cielo. A lo lejos, repican las doce campanadas marcando el mediodía.

    Sonríes.

     

    Karsig dice con voz sobrenatural: gracias, debo tener en cuenta todos los detalles

     

    Karsig dice con voz sobrenatural: es la parte más importante en el arte de la forja

     

    Karsig se prepara para el proceso de creación que va a comenzar, ausentándose de todo lo que le rodea.

     

    Karsig continúa trabajando en la fabricación de un objeto.

     

    Karsig continúa trabajando en la fabricación de un objeto.

     

    Karsig continúa trabajando en la fabricación de un objeto.

     

    Karsig continúa trabajando en la fabricación de un objeto.

     

    Satisfecho, Karsig finaliza su trabajo obteniendo de creación un Alfiler de Sastre.

    No se trata de un mediodía cualquiera, claro. Lejos quedan los días cortos del invierno, y el calor gentil de los meses pasados. La Estación del Sacrificio ha llegado a Dalaensar. La nueva estación trae días más largos y temperaturas más cálidas, y una de las temporadas de trabajo más intensas para las civilizaciones agrícolas: la época de la Cosecha.

     

     

    Karsig dice con voz sobrenatural: salió perfecto

     

    Karsig dice con voz sobrenatural: digno del gran Teocrata

    Dices en ogro:  Un Alfiler de Sastre conmemorativo sin duda. Creado en el comienzo exacto de la Estación del Sacrificio.

     

    Karsig te ofrece Alfiler de Sastre.

    Preguntas en ogro:  Un presagio?

    Coges Alfiler de Sastre de Karsig.

    mirar alfiler

     

    Alfiler de Sastre

    Una fina y afilada aguja con un ojal por donde introducir el hilo y posteriormente tejer o coser telas y pieles. Está en perfecto estado.

    Fabricante: Karsig Al’jhtar.

     

    Karsig dice con voz sobrenatural: sin duda, nada es el azar

     

    Dices en ogro:  Una buena obra.

    Karsig pregunta con voz sobrenatural: ¿esta usted conforme con el resultado?

    Karsig dice con voz sobrenatural: aun me falta bastante por aprender

    Karsig sonrie.

    Dices en ogro:  Desde luego, podré desempeñar mi labor sin problemas con esta herramienta. Gracias Karsig. Ha sido un acierto encomendarte este encargo.

    Dices en ogro:  No debes subestimarte

    Dices en ogro:  tu potencial es abrumador en el arte de la forja.

     

    Karsig te lo agradece.

     

    Dices en ogro:  Continúa así.

     

    Karsig dice con voz sobrenatural: Si necesita cualquier encargo, del tipo que sea me avisa

    Dices en ogro:  ahora debo despedirme. Los deberes burócratas me llaman. Pero tendré en cuenta tus habilidades para futuros encargos.

     

    Dices en ogro:  Por cierto

     

    Dices en ogro:  He mandado llenar las despensas de materiales de forja. Diversos minerales traídos de todos los rincones de Dalaensar.

    Dices en ogro:  si encuentras utilidad en ellos para practicar tus habilidades

     

    Dices en ogro:  no dudes en cogerlos.

     

    Karsig dice con voz sobrenatural: es una noticia esplendida, intentare forjar armas para los nuevos reclutas

    Dices en ogro:  La Torre de Cuarzo y Obsidiana proveerá de recursos para ello. El bienestar de la Ciudad es prioritario y eso incluye su armamento.

    Karsig dice con voz sobrenatural: Perfecto reuniré los recursos necesarios, muchas gracias

     

    Dices en ogro:  A modo de despedida…

     

    Preguntas en ogro:  me han comentado tus recientes éxitos en ciertas incursiones a las Quebradas. ¿Ha sido productivo?

     

    Dices en ogro:  tengo mis informes, pero prefiero oírlo de ti

     

    Karsig dice con voz sobrenatural: jeje

    Sonríes.

    Karsig dice con voz sobrenatural: No he querido comentar nada hasta tener los resultados

    Dices en ogro:  Los ojos del consejo están en todos lados.

     

    Karsig dice con voz sobrenatural: pero con un grupo pequeño de reclutas estamos intentando ciertas victorias, y estamos a punto de conseguirlo

     

    Karsig dice con voz sobrenatural: es posible que pronto tenga noticias de mi

     

    Dices en ogro:  Sería una magnífica noticia, sin duda.

    Karsig sonrie.

    Karsig dice con voz sobrenatural: estoy seguro que no tendremos problemas para ello.

    Asientes con la cabeza a Karsig.

    Dices en ogro:  debo proseguir con mis tareas. De nuevo, gracias por los servicios prestados.

    Sonríes.

     

    Karsig dice con voz sobrenatural: Hasta la proxima, ha sido un gran honor para mí ayudarle

    Sonríes.

    Ar’Kaindia: Herrería Hogham [no,ab,ar,-s-,|e|]

    Aprendiz de herrero orgo y Hogham el herrero están aquí.

    Letrero.

    ] abrir e

    Abres la puerta este.

    e

    ]

    Ar’Kaindia: Calle Velian [-o-,s,e,n]

    Hay un ambiente caluroso aquí fuera.

    n

    Ar’Kaindia: Calle Velian [-de-,|o|,s,e,ne,n]

    Artesano orgo está aquí.

    n

    Ar’Kaindia: Plaza Mayor [-no-,|so|,-o-,s,e,n]

    Tutor está aquí.

    Fuente de Velian [Agua].

    Pegas un buen trago de Agua.

    Sonríes.

     

     

    Una vez completada la tarea de conseguir las herramientas necesarias, Rijja se dispondría a recopilar, uno a uno, todos los ingredientes y componentes necesarios para llevar a cabo la exquisita obra peletera que suponían las Botas de Cuero de Dragón Negro. Sin duda, todo un hito en su sapiencia en el arte de la costura.

    Rijja
    Participant
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    Capítulo IV

     

    El soldado había comentado a Rijja que Karsig se encontraba trabajando en la fragua que se encuentra en la herrería de la ciudad de Ar’Kaindia. Sin duda, era un momento perfecto para hablar con él y proceder a la ansiada fabricación del utensilio de costura.

    Desde los callejones del nivel inferior, Rijja se dirigió hacia la herrería con la intención de comentarle a Karsig sus propósitos sin más dilación.

     

     

     

    Ar’Kaindia: Callejón interior [s,e,o]

    o

    Ar’Kaindia: Borde Exterior [s,o]

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    Ar’Kaindia: Borde Exterior [e,n]

    ]

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    ] sur

    Ar’Kaindia: Borde Exterior [s,o]

    ] sur

    Ar’Kaindia: Borde Exterior [|e|,s,n]

    Tres Orgos están aquí.

    ] e

    Ar’Kaindia: Borde Exterior [e,n]

    e

    Ar’Kaindia: Borde Exterior [o,e]

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    Ar’Kaindia: Calle del Firmamento – Borde Exterior [o,e,n]

    ]

    Ar’Kaindia: Borde Exterior – Escaleras [|e|,ar,s,o]

    Tres Aventureros orgos están aquí.

    ] ar

    Ar’Kaindia: Calle Velian – Escaleras [e,ab,n]

    norte

     

    Ar’Kaindia: Calle Velian [-o-,s,e,n]

    o

    Ar’Kaindia: Herrería Hogham [no,ab,ar,-s-,-e-]

    Charco de sangre

    Dos Aprendices de herrero orgos y Hogham el herrero están aquí.

    Letrero.

     

    sonreir hogham

    Sonríes a Hogham el herrero.

     

    Dices en ogro:  Saludos.

    s

     

    Ar’Kaindia: Forja Hogham [-n-]

    Charco de sangre

    Dos Aprendices de herrero orgos están aquí.

    Karsig está aquí.

    Grabado, Fragua de forja y Yunque.

     

    Sonríes.

     

    Dices en ogro:  Veo que me han indicado bien.

    Dices en ogro:  Karsig. Me alegro de verte

    Karsig pregunta con voz sobrenatural: Saludos poderoso Teocrata, ¿me han dicho que queria verme?

    Dices en ogro:  Mandé a un soldado que te localizara. Es cuanto menos curioso lo difícil que es para uno encontrarte cuando se te busca.

     

    Dices en ogro:  En efecto. Necesito de tus servicios.

     

    Karsig pregunta con voz sobrenatural: ¿en que puedo ser útil?

     

    Dices en ogro:  Me han comentado que has hecho grandes avances en el arte de la forja y quería pedirte algo. Una pequeña herramienta de precisión.

     

    Karsig te comprende.

     

     

    Karsig dice con voz sobrenatural: solo espero estar a la altura

    Dices en ogro:  sin duda. Los que ofrecen en el mercado no son de mi agrado

    Dices en ogro:  Hablo de un Alfiler.

    Dices en ogro:  Me es necesario para… una manufactura… especial.

    Karsig dice con voz sobrenatural: he oído que usted es uno de los más grandes sastres de toda Arkaindia

    Sonríes.

     

    Dices en ogro:  Cierto es que tengo maestría en el arte de la costura y remiendos mágicos.

     

    Karsig dice con voz sobrenatural: intentare poner máxima dedicación en esta tarea

     

    Preguntas en ogro:  Entonces… que necesitarías para llevar a cabo la fabricación?

     

    Preguntas en ogro:  entiendo que nos encontramos en el sitio indicado, que materiales necesitas?

     

    Karsig dice con voz sobrenatural: así es, solo nos hace falta un trozo de hierro, yo no cuento con uno ahora mismo

     

    Karsig dice con voz sobrenatural: pero intento ayudar en mis ratos libres de guardia

     

    Karsig dice con voz sobrenatural: en minas

     

    Karsig dice con voz sobrenatural: si quiere puedo ir

    Karsig dice con voz sobrenatural: e intentar conseguir uno

     

    Dices en ogro:  No hará falta que te esmeres en las minas.

     

    Dices en ogro:  poseo hierro de la mejor calidad aquí mismo. Directamente desde las minas del Imperio Dendrita.

    Dices en ogro:  una calidad excelente

    Karsig dice con voz sobrenatural: perfecto, osea puedo comenzar ahora mismo

     

    Karsig dice con voz sobrenatural: así usted podrá centrarse en lo que desea crear

     

    Dices en ogro:  Magnifico, aquí tienes el material que necesitas.

     

    dar trozos a karsig

    Ofreces cuatro Trozos de Hierro a Karsig.

     

    Karsig coge cuatro Trozos de Hierro.

     

    Sonríes.

     

    Karsig dice con voz sobrenatural: efectivamente los trozos se ven perfectos

     

    Dices en ogro:  Procede, quiero deleitarme con su fabricación.

     

    Karsig dice con voz sobrenatural: empezare con la creación, no tardare

     

    Karsig envaina su Ira Sangrienta.

    Dices en ogro:  me fio de tu criterio

     

    Karsig empuña el Martillo de Forja.

    Dices en ogro:  a la hora de elegir el trozo adecuado

    Karsig dice con voz sobrenatural: ya lo tengo aquí hay uno que tiene el tamaño perfecto para lo que necesitamos

    Dices en ogro:  Como he comentado antes, me fio totalmente de tu criterio.

    Karsig dice con voz sobrenatural: me concentrare para no cometer ningún error

    Dices en ogro:  No esperaba menos. Quedo expectante.

    Karsig dice con voz sobrenatural: discúlpeme un momento ahora le entrego su pedido

    Karsig pone Trozo de Hierro en Mochila Carnívora.

    Sonríes.

     

    Karsig sonrie.

     

    Karsig introduce un trozo de Trozo de Hierro en la fragua.

     

    Karsig introduce un trozo de Trozo de Hierro en la fragua.

     

    Karsig introduce un trozo de Trozo de Hierro en la fragua.

     

    Karsig recupera Trozo de Hierro de la fragua.

     

    Karsig se rie.

     

    Dices en ogro:  Sin duda, eres un experto en tratar cualquier tipo de impureza. Incluso eres capaz de ver las vetas más valiosas entre el mejor metal.

    mirar fragua

     

    Fragua de forja

    Este es un fogón donde se caldean los metales para forjarlos, avivando el fuego mediante una corriente horizontal de aire producida por un fuelle o un aparato análogo. Está constituida por un hogar grande donde se asienta el fuego, que previamente debe ser producido con algún tipo de combustible, como el carbón. Para mantener el fuego vivo, esta fragua contiene unas boquillas de aire para insuflar al hogar y por la parte superior se sostiene una chimenea hecha de piedra maciza por donde escapan los gases producto de la combustión del carbón.

     

    La fragua contiene:

    341 gr. de hierro puro.

    1834 gr. de impurezas.

     

     

    Karsig recupera Trozo de Hierro de la fragua.

    Sonríes.

     

     

    Después del encuentro entre ambos Orgos y la petición de Rijja, Karsig había trabajado concienzudamente el material de hierro,  dejando un nivel extremo de pureza en el material que iban a utilizar. Sin duda, si todo salía como lo esperado, la herramienta para el arte de la costura sería acorde a la calidad de la pieza peletera que el Alto Teócrata quería dar forma.

    Su fabricación sería inminente.

     

    Rijja
    Participant
    Número de entradas: 368

    Capítulo III

     

    Después de conversar largo y tendido con Najhladi finosdedos sobre cuál sería el trabajo a realizar para demostrar la maestría en la costura se decidieron por la magnífica obra que requiere unas Botas de Cuero de Dragón. Dado que la dificultad intrínseca de esta pieza era patente. Al margen de lo difícil de tratar con la piel de un dragón anciano y las escamas de este, se debían engarzar meticulosamente varias gemas en el cuero, lo cual teñía la confección de una dificultad extrema. Rijja aceptó sin vacilar dicha prueba, pero sabía que no sería tarea fácil y que requeriría de ciertas herramientas especiales para conseguirlo.

    Ante los rumores que había en la ciudad sobre las crecientes habilidades de Karsig en el arte de la forja, Rijja decidió encargar la forja de un Alfiler de Sastre especial. Este debía reunir cualidades en su manufactura excepcionales. Sin demora, Rijja encargó a un Soldado de la Guardia que encontrara a Karsig y le diera su posición. Mientras el Guardia desempeñaba la tarea asignada, Rijja fue a coger un material digno para tal forja que guardaba en la residencia Al’jhtar.

     

     

    Ar’Kaindia: Base del Templo Piramidal – Escaleras [ab,ar,s,-e-,n]

    Dos Soldados orgos y Sacerdote de Velian están aquí.

    Estatua de Rijja Al’jhtar.

    ]

    Hay un ambiente caluroso aquí fuera.

    ab

    Ar’Kaindia: Escaleras al Templo Piramidal [ar,no,o,so,s,n]

    abrir o

    o

     

    No hay ninguna puerta en dirección oeste.

     

    Ar’Kaindia: Plaza Mayor [|no|,|so|,-o-,s,e,n]

    Tutor está aquí.

    Fuente de Velian [Agua].

     

    beber agua

    Pegas un buen trago de Agua.

     

    Ar’Kaindia: Plaza Mayor [|no|,|so|,-o-,s,e,n]

    Tutor está aquí.

    Fuente de Velian [Agua].

     

    s

    Ar’Kaindia: Calle Velian [|de|,|o|,s,e,ne,n]

    s

    Ar’Kaindia: Calle Velian [-o-,s,e,n]

    s

    Ar’Kaindia: Calle Velian – Escaleras [e,ab,n]

    ab

     

    Ar’Kaindia: Borde Exterior – Escaleras [|e|,ar,s,o]

    Tres Aventureros orgos están aquí.

    o

    Ar’Kaindia: Calle del Firmamento – Borde Exterior [o,e,n]

    o

    Ar’Kaindia: Borde Exterior [o,e]

    ] o

    Ar’Kaindia: Borde Exterior [e,n]

    n

    Ar’Kaindia: Borde Exterior [|e|,s,n]

    Tres Orgos están aquí.

    ] n

    Ar’Kaindia: Borde Exterior [s,o]

    e

    Ar’Kaindia: Callejón interior [s,e,o]

    s

    Extraña Edificación [|s|,n]

    abrir s

    Abres la puerta sur.

    s

    Torre de Cuarzo y Obsidiana: Entrada [-n-,|s|]

    Cartel.

    ]

    abrir s

    Abres la puerta sur.

    s

    Torre de Cuarzo y Obsidiana: Recibidor [o,e,-n-]

    Baúl.

     

    Torre de Cuarzo y Obsidiana: Recibidor [o,e,-n-]

    Baúl.

    Cajas metálicas.

    mirar cajas

     

    Cajas metálicas

    Varias cajas de hierro de diferentes tamaños perfectamente apiladas y alineadas. Un mecanismo hace que se pueda extraer parcialmente sin desmoronar toda la pila. En su interior, minerales de todos los rincones de Eirea clasificados y ordenados. Otras algo más pequeñas están llenas de joyas y piedras preciosas acomodadas entre sedas para que no sufran daño alguno.

     

    Coges Trozo de Hierro de Cajas metálicas.

    Finalmente logras cargar Trozo de Hierro.

    Coges Trozo de Hierro de Cajas metálicas.

    } Finalmente logras cargar Trozo de Hierro.

    mirar trozos

    Trozo de Hierro

    Es un metal dúctil, maleable y muy tenaz, de color gris azulado, empleado en la fabricacion de armas y armaduras, y en las artes en varias combinaciones con otros elementos.

     

    Torre de Cuarzo y Obsidiana: Recibidor [o,e,-n-]

    Baúl.

    Cajas metálicas.

     

    n

     

    Torre de Cuarzo y Obsidiana: Entrada [-n-,-s-]

    Cartel.

    ] n

     

    Extraña Edificación [-s-,n]

     

    Hay un ambiente caluroso aquí fuera.

    n

    Ar’Kaindia: Callejón interior [s,e,o]

     

    Soldado orgo llega desde el -| este |-

    [Rol] La silueta del guardia se hizo patente al atravesar la oscuridad de aquel callejón. Después de un breve saludo. Indicó a Rijja la posición de Karsig.

    Dices en ogro:  Así que está allí. Gracias por la información Soldado.

     

    Soldado orgo se va hacia el -| oeste |-

    Ar’Kaindia: Callejón interior [s,e,o]

     

     

    Rijja ya sabía donde encontrar a Karsig así que, con el material que necesitaría para la creación que quería llevar a cabo, se dispuso a encontrarse con su Familiar para comentarle la situación y que pudiera fabricar el Alfiler que necesitaba.

    • Esta respuesta fue modificada hace 2 years, 12 months por Rijja.
    Rijja
    Participant
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    Personalidades de interés. Feudo de Brenoic, por Rijja Al’jhtar.

     

    Al margen de los soldados y diversos pobladores que habitan en el Feudo de Brenoic, hay varias “personalidades” que se encuentran entre sus fronteras y podemos diferenciar del resto del populacho.

    Entre estos se encuentra, por ejemplo, Junkor.

    Un joven herrero que siempre viste finas ropas. Junkor ha cogido con ganas y empeño el laborioso oficio de la herrería gracias a la influencia de su padre. En su establecimiento se pueden observar expuestas varias piezas de armaduras que da a entender un excelente trabajo por su parte, pues incluso ha diseñado un sello de autor para marcar los artículos que forja personalmente. Siempre está con la fragua encendida y lista para forjar cualquier pieza. Un excelente herrero.

    La tienda del poblado está regentada por Wlor.

    El tendero Wlor es un pequeño hombrecillo cincuentón que, al margen de mercader, le gusta contar historias antiguas de cuando era un joven Soldado de Seldar, pero se hace patente en él un ligero trastorno en la mente provocado por el paso del tiempo y la soledad en la que vive. En su tienda, los aventureros pueden conseguir lo necesario para emprender alguna expedición.

    La taberna de Brenoic está regentada por el habitante más anciano del Feudo, Bill el tabernero.

    Bill ha hecho mucho por la aldea y aunque sus energías van a menos y ya no puede mover los barriles de cerveza y whisky debido a la edad, el Gobernador lo mantiene en su puesto por lástima y son muchos los jóvenes que acuden a ayudar al viejo tabernero cuando llegan los cargamentos de bebida. Los habitantes disfrutan pasando largas horas de descanso en su establecimiento, oyendo música y bebiendo “buen whisky” hasta que caen rendidos.

    Entre los clientes habituales de la taberna de Bill se encuentran varios de los ganaderos más reconocidos de Brenoic, como son ejemplo Okhlam, Bruckks, Terrek y Jeick. Estos siempre hablan preocupados sobre el estado de las vacas, parece ser que en los últimos años ha empeorado la salud y producción de estas. Todos gozan de granjas propias donde crían las famosas vacas de Brenoic.

    Las reses criadas en las granjas son abundantes, alimentadas en la actualidad con tipos de pienso, también gozan de terrero, insuficiente, para pastar.

    Estos pastos son regentados por Xiomix, el agricultor.

    Es el dueño de estos terrenos que son el lugar donde siempre han pastado las vacas del pueblo, pero desde hace un tiempo parece que los pastos no son suficiente para todas, muchos aldeanos supersticiosos achacan la escasez a alguna maldición de Eralie.

    La fe del impartida en el Feudo estaría siendo impartida por una persona, Webber. Este Párroco es un anciano Sacerdote de Seldar que se ha retirado ya de las largas aventuras e incursiones por la vejez. Ahora trabaja como clérigo para asesorar a los fieles en la búsqueda de la felicidad eterna junto a Seldar. Posee conocimiento sobre el Feudo y algunos secretos acontecidos allí. Una conversación siniestra, sin duda, es la que ofrece.

    El tema económico en el Feudo de Brenoic es condicionado por Bardebir.

    Bardebir es el Banquero que preside el banco ubicado en el Feudo. Este humano posee una actitud temerosa debido a que de niño tuvo problemas con unos asaltantes de caminos. Ahora tiene miedo hasta de su propia sombra y , en su momento, presionó mucho al Gremio de Banqueros para que le pusiera un guardia experimentado en su establecimiento dejando a un lado la típica milicia. A pesar de todo esto se muestra muy contento de trabajar en el Banco de Brenoic, tal y como antaño hizo su padre.

    Aunque, si alguien es destacable en Brenoic sería su Gobernador, Nohel. Este humano regenta el feudo y hace constar la presencia del Imperio entre sus lindes. Apostado en su despacho, pasa el día entremezclado con el papeleo de la burocracia. Hace su labor de regencia tan bien como puede.

    La casa del gobernador está siempre fuertemente vigilada y custodiada. Entre los diversos guardias se encuentra su guardaespaldas personal Buch. Este es un musculoso cuerpo humano forrado en armadura brillante. Un paladín de Seldar, amén de miembro de la Inquisición es el designado para proteger al gobernador.

    Al margen de los guardias, el Gobernador de Brenoic también es “protegido” de cierta acumulación de papeleo burocrático gracias a su secretaria Fiore. Una joven que hace las veces de recepcionista para el Gobernador. Por como siempre va vestida y enjoyada se intuye que le pagan un buen sueldo.

    Al margen de los más reseñables, entre las personalidades que moran en Brenoic se encuentran varios veteranos del Ejercito de Dendra. Luchadores excepcionales que destacan entre el resto de carne de caños de las primeras filas. Al contrario que los reclutas de primera hornada, los veteranos han probado el campo de batalla y han salido victoriosos. Con ligeros trastornos mentales, sufridos por los horrores de la guerra, los veteranos son tratados con cuidado por, incluso, sus oficiales superiores, ya que sus habilidades de supervivencia en combate son peligrosas en manos de gente tan inestable. Estos suelen encontrarse apartados al ser enviados en solitario a llevar a cabo misiones de vigilancia.

     

    Al margen de estos, y algunas figuras que pudieran estar de paso por el Feudo de Brenoic de manera transitoria, no hay ningún personaje remarcable en las inmediaciones.

    Rijja
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    Interludio I

     

    Kasuj colocó los cirios exactamente como indicaba aquel viejo libro, se sentó en el centro de la figura que estas formaban y, pacientemente, dibujó todos los símbolos y epígrafes que estaban indicados en las páginas correspondientes. Finalmente, tomó el puñal que había preparado y miró sin pestañear la bandeja que tenía delante de él. Sobre la pulida plata de la bandeja se encontraba un corazón humano que burbujeaba en sangre.

    Pero algo debía de estar mal. Revisó nuevamente las páginas del siniestro libro para ver si había omitido algo, fuera lo que fuera. Todo parecía ser correcto, entonces… ¿Por qué el corazón en aquella bandeja no había comenzado a palpitar?

    Habían pasado varios años ya. Largos años desde que Kasuj la vio por última vez. Su nombre era Naelina y, como se suele decir, se fue antes de tiempo. Aunque para Kasuj el tiempo nunca hubiera sido suficiente para estar con ella.

    Intentó buscar consuelo, o más bien respuestas, en la ayuda divina. Las suposiciones eran tan vagas y abundantes que sólo lograban enojarlo. Quizás por eso fue a buscar una solución, o resolución, donde los límites de la moral no están tan definidos, o castigados, y todo es posible para cualquier persona que esté dispuesta a correr el riesgo, pagar el precio, obviamente.

    Habían pasado diez años cuando, finalmente, dio con aquel viejo y siniestro libro. Un volumen que para muchos no debería ni existir, escrito por algún aquelarre con sangre de víctimas no tan inocentes.

    En la bandeja que tenía frente a él, el corazón humano bañado en sangre que se hallaba en esta comenzó a palpitar con estrépito. Kasuj tomó el puñal con rapidez y lo clavó en el sangriento órgano, que se contraía y dilataba en forma independiente. Casi de forma instantánea la habitación se llenó de una luz tan fuerte que parecía como si el Sol mismo se hubiera materializado. Después de unos breves segundos la luminosidad disminuyó hasta que sólo volvieron a quedar las tímidas y titilantes luces de los cirios.

    Kasuj tardó unos segundos más hasta que sus ojos pudieron acostumbrarse de nuevo a la intensidad de la luz. Parpadeó un par de veces y se frotó los ojos hasta que distinguió una figura humanoide que había aparecido a pocos metros delante suya. Era Naelina, que se encontraba sonriendo ampliamente. Él se arrastró por el suelo, entre la incredulidad y el asombro, empujando las velas. Ella lo esperó impasible hasta que lo tuvo en sus brazos.

    -No sabía si realmente iba a funcionar —Confesó Kasuj, casi llorando entre sus brazos— Pero tenía que intentarlo. ¡Debía hacerlo! Me alegro tantísimo de haberlo conseguido. – decía Kasuj entre sollozos.

    Ella lo miró con cierta ternura y él se perdió en sus ojos como lo hacía, feliz, hace diez años.

    -Te extrañaba mucho – dijo Kasuj.

    -Yo a ti. – Dijo Naelina con voz calmada.

    -Cuéntame ¿Cómo es eso de haber estado muerta? —Mientras formulaba la pregunta, Kasuj se acomodó un poco para verla mejor.

    Ella sonrió dulcemente por un instante.

    • ¿Y por qué crees que ya no lo estoy? – Dijo Naelina con una voz profundamente aterradora.

    Kasuj tardó unos segundos en recobrar la consciencia y en entender la verdadera situación que le acontecía. Se había dormido, junto al resto de sus compañeros, durante una expedición maderera en el Bosque Impenetrable.

    Sus compañeros, o lo que quedaba de ellos, yacían desmembrados a su alrededor.

    Apenas tuvo tiempo en percatarse de los colmillos que mostraba un necrófago, el cual lo tenía agarrado por los hombros, antes de clavárselos en el cuello.

    Kasuj se retorció en el suelo, pataleando en espasmos salvajes hasta que, finalmente, todo quedó en silencio.

    Rijja
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    Capítulo II

     

    Rijja tenía un trato anterior con Najhladi finosdedos. Durante varios años, mayormente los que ocuparon gran parte del estudio arcano del Teócrata, Najhladi instruyó a Rijja en las artes de la costura y artesanía mágica. Debido a sus deberes como administrador de la ciudad, Rijja no pudo alcanzar la maestría necesaria a la que Najhaladi aspiraba enseñarle. Pero ahora, pasados los años, Rijja había decidido retomar su entreno en las técnicas que Najhaladi podía enseñarle.

     

    Ar’Kaindia: Bazar – Sastrería [o,s,n]

    Najhladi finosdedos está aquí.

    Rijja decide replantear su carrera profesional y dedicar tus esfuerzos a mejorar como sastre.

    Rijja lanza la bolsa de monedas a las manos de Najhladi.

    Rijja dice: Una propina. ¿Tienes las pieles que te pedí?

    Najhaladi sonríe mientras balancea la bolsa de monedas.

    Najhladi extrae un petate de jornalero y extiende sobre la mesa variopintas pieles.

    Rijja mira con atención las piezas peleteras.

     

    Pieles peludas

    Un pedazo de piel de tamaño medio que está repleto de pelaje.

    Aunque se trata de una pieza mediocre, su calidad es suficiente para encontrarle alguna utilidad.

     

    Pieles peludas de mala calidad

    Un pedazo de piel repleta de nervios y pedazos de hueso que tiene un suave pelaje.

    La calidad de la piel es mala, lo cual revela que o bien perteneció a un ser especialmente débil o aquel que la cortase era un aprendiz de jornalero.

     

    Pieles de basilisco

    La piel de un basilisco cortada en un rollo de un metro. Es de un color verde suave que degrada a amarillo en unas pequeñas protuberancias. Huele mal y su parte interior está manchada de morado por culpa de la sangre de la bestia que aún podría petrificarte si no te andas con cuidado.

    La calidad de la pieza es sobresaliente pues un hábil corte ha permitido que conserve casi todas las excelentes propiedades que poseía en vida.

     

    Rijja sonríe al observar las pieles y saca un cuchillo de curtir de su mochila junto a un Alfiler de sastre.

    Rijja se aísla de lo que le rodea, preparándose para concentrarse en su proceso de creación.

    Limpia la piel, quitando la sangre reseca, así como las zonas inservibles.

    Corta la piel para quedarse con la forma que necesita, desperdiciando el resto.

    Una vez tiene la piel limpia y de las dimensiones apropiadas, comienza a tratarla para darle las propiedades que desea.

    Satisfecho, Rijja finaliza su obra obteniendo una Capucha de Basilisco.

    Capucha de Basilisco

    El pellejo de un basilisco ha sido tensado, hervido y cosido a piel suave para formar esta capucha de color verde con franjas amarillas. Su superficie exterior conserva el tacto rugoso característico de los reptiles mientras que su interior ha sido revestido de suave piel. Es cómoda e impermeable, aunque no muy práctica en climas muy fríos al carecer de protección para la cara. Un par de lengüetas con botones sirven para que su portador pueda asegurarse la capucha y que no se la lleve el viento.

    Está en perfecto estado.

    Fabricante: Rijja Al’jhtar.

     

    Sonriente, Rijja mira a Najhladi finosdedos.

    Rijja dice: No he perdido mi toque. He creado una pieza fantástica.

    Najhladi dice: Cierto. Pasemos a cosas más… difíciles.

    Rijja
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    Personalidades de interés. Feudo de Ysalonna, por Rijja Al’jhtar.

     

    Al margen de los soldados y pobladores que habitan en el Feudo de Ysalonna, hay varias “personalidades” que se encuentran entre sus fronteras y podemos diferenciar del resto del populacho.

    Entre estos se encuentra, por ejemplo, Raimundo.

    Raimundo es un hombre de unos cincuenta y tantos años, calvo y tripudo, que desprende un aire de santidad. Se encarga de la capilla de Ysalonna y su particular altar de Adamantina. Es justo lo que esperas de un sacerdote. Viste una túnica que muestra los emblemas de los Sacerdotes de Seldar y de los miembros de su sagrada Inquisición. Uno de los muchos miembros de la Eclesarquía que han renunciado a la fama y la gloria, que obtendrían sirviendo en el Ejército o la Inquisición, en favor de una vida de oración, penitencia y religión disciplinada. Esta eclesarquía son puros devotos y se definen como los “adoradores de Seldar más puros del Imperio”, ya que no suelen inmiscuirse en asuntos políticos; esto ultimo no podría ser posible sin la ayuda del Archiprelado Vali, quien mantiene a nobles, Inquisidores y Militares a raya para que la iglesia pueda hacer lo que mejor sabe.

    Otro personaje a destacar es Phomes Ecin. Un mercader humano de avanzada edad que ha destinado la mayor parte de sus esfuerzos en crear un pequeño emporio de negocios a lo largo de los feudos del Imperio, principalmente en el feudo de Ysalonna, que es donde ha pasado la mayor parte de su vida. Phomes viste siempre elegantemente, signo de las pretensiones de este mercader por llegar algún día a ser parte de la nobleza imperial.

    Múltiples establecimientos comerciales picotean el núcleo de Ysalonna. Alphons es uno de ellos. Regenta un establecimiento de compra-venta. Alphons es un hombre enjuto, de barba rala y abundante pelo rizado. Suele oler mal y vive en la miseria. Seguramente su comercio no va tan bien como el desearía. Su establecimiento está pobremente iluminado, lo cual da una sensación de abandono muy profunda a sus clientes. Paredes sucias y techo marcado por las goteras acompañan a un nauseabundo olor. Realmente es un personaje que inspira lástima.

    Aunque el sentimiento de lástima no es algo que escasee para algunos habitantes de este Feudo. Arturo, el regente de un garito conocido como “El Gargajo”, es otro de ellos.

    Arturo es exactamente el tabernero que esperarías encontrar en un sitio como el que regenta. Es rematadamente feo y tiene una pinta singular de tonto, la cual se ve reforzada por el hecho de que siempre que abre la boca se le cae la baba. Su taberna es de lo más asqueroso que podrás ver en la vida. Ni siquiera los orcos podrían conseguir un efecto más desagradable a ojos humanos: pareces realmente sucias, un hedor impenetrable embarga todo el local y, para culminar, sus parroquianos, que borrachos hasta la saciedad sueltan un tato tras otro entre escupitajos. Un sitio sin duda húmedo, maloliente y de suelo pegajoso.

    No todos los comerciantes de Ysalonna son desaliñados y tontos patanes, para subir la media de higiene encontramos, por ejemplo, a Zhaky.

    Zhaky es un joven alto y fornido que regenta el Hostal-Taberna de Ysalonna. Fortalecido por su duro trabajo en la forja. Era uno de los mejores herreros del Gremio de Herreros de Dendra y podría haber conseguido un puesto en la Capital pero prefirió vivir en Ysalonna, la aldea donde nació. Con la edad, Zhaky se apartó de la forja para heredar la taberna de la aldea de su anterior dueño. Organizado y remodelado, el local acogió también el servicio de Hostal.

    Aunque, si tuviéramos que elegir quien subiría la media general de higiene en Ysalonna, sería un miembro de la burocracia imperial que forma parte del engranaje de la oficina de empleo.

    Un Burócrata-Porteador. Este en concreto, se trata de un varón de unos treinta y tantos que mide aproximadamente un metro y noventa centímetros. Su envergadura es más que considerable y tiene una forma física que envidiar. Está extremadamente aseado y peinado; su piel cobriza, perfectamente afeitada, huele a rosas y aceites capilares. Su trabajo no es el de pelearse con el papeleo… bueno, sí; pero no en el sentido normal. Este tipo de burócratas son los encargados de mover los grandes rollos de papiro que los funcionarios de menos fuerza son incapaces de mover. Dichos rollos, aunque son absolutamente imprácticos, son enormemente usados por la gran maquinaria burocrática Imperial y hace falta mucha fuerza para moverlos. El porteador hace su trabajo en silencio, impertérrito y con un ademán de seriedad que parece un poco excesivo para las responsabilidades que tiene.

     

    Al margen de estos, y algunas figuras que pudieran estar de paso por el Feudo de Ysalonna de manera transitoria, no hay ningún personaje remarcable en las inmediaciones.

    Rijja
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    Interludio IV

     

    Captor y cautivo atravesaron, aunque de manera diferente, el portal mágico que se había creado anteriormente ante ellos.

    El primero, con un paso autoritario y constante, cruzó el portal de manera decidida. El segundo, arrastraba el dorso derecho mientras era arrastrado por la cadena mágica que lo envolvía y mantenía preso.

    Una vez atravesado, ambos individuos quedaron aislados en la dimensión en la que acababan de penetrar. Una densa extensión de… nada.

    Un inmenso vació de tierra yerma que se perdía en un horizonte coronado por un cielo que poseía una potente tonalidad ambarina. En este parecían ocurrir repetitivos fenómenos atmosféricos de naturaleza eléctrica, que emitían constantes destellos cetrinos.

    Lo único que rompía el homogéneo paisaje era un imponente obelisco que se erguía, situado a escasos metros de los nuevos visitantes, imponente. Era realmente impresionante. Se trataba de una cantidad colosal de Éter cristalizado que se impolutamente se alzaba, al menos, 80 metros desde su base. Este se encontraba parcialmente envuelto, como si estuviera siendo parasitado, por una especie de ramificaciones vidriosas de color ámbar que se concentraban hasta llegar a la parte más baja del cristal. En sus cimientos, se encontraba su origen: Un enorme trono, compuesto del mismo material que las ramificaciones solo que mucho más liso y pulido.

    Aún cubierto por la túnica que lo envolvía, pudo entreverse una sonrisa en la figura que continuaba arrastrando a su particular reo.

     

    Ya casi estamos. – dijo mientras apartaba la vista del obelisco para dirigirse a su cautivo- Veamos que nos depara este particular encuentro.

     

    Conforme se iban acercando, la oscura silueta de alguien sentado en aquel trono, se hacía más y más clara. Un imponente cuerpo humanoide, de al menos 3 metros de altura, se encontraba sentado en aquel solio. Estaba completamente vendado con una serie de retales entrelazados con refulgentes hilos esotéricos. Las vendas, estaban repletas de inscripciones en algún idioma antiguo, parecían pertenecer a algún tipo de mortaja. Una extraña y delgada figura encapuchada se encontraba postrada a los pies del trono. Alcanzada una distancia relativamente cercana, la figura que mantenía cautiva a la otra detuvo sus pasos prudentemente y, haciendo un gesto respetuoso, se postró frente al trono, a un par de metros detrás de la delgada figura que ya se encontraba allí, quedando completamente en silencio y cuidando de no molestar la conversación que había en curso.

     

    • ¿Así que ha conseguido atrapar a esa escurridiza criatura? – Una terrorífica voz se hizo brutalmente audible en todo aquel yermo. Era profunda y desgarradora, pero, a la vez, transmitía serenidad y sabiduría. Provenía de la figura sentada en el trono.

    Sí, mi señor. Un hecho curioso, sin duda. Debe ser hábil con las artes mágicas. – Contesto la delgada figura, sin levantar la cabeza desde su pose sumisa.

    No suelo apreciar este tipo de curiosidades. Ve, Krimpak. Ocúpate tú mismo. Pero no mates a ese tal Rijja Al’jhtar, veamos donde conducen sus pasos.

    -Sí, mi señor.

    Krimpak comenzó a realizar unos armónicos movimientos con sus manos a la vez que se incorporaba.

    trans ikrat ondomendo wiclat skrauwen«- Pronunció con claridad. Acto seguido imagen se diluyó rápidamente en el aire hasta desaparecer.

    La extraña figura vendada que se encontraba en el trono clavó su mirada en la figura que se encontraba presa por las ligaduras mágicas en el suelo y, haciendo un gesto con la mano, indicó al captor de esta que se acercaran.

    Vaya, vaya – Dijo la figura momificada- Creo que hace falta una… reeducación jerárquica.

    Rijja
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    La amenaza del Bosque Impenetrable IV. “Memorias de Sangre, por Sajja Al’jhtar”.

     

    No se había producido ningún sonido previo, la voz parecía estar incrustada en las copas de los negruzcos árboles de la zona. No respondí.

    Escudriñé con recelo cada rincón de la zona que me rodeaba sin llegar a ver nada en claro. Un movimiento fugaz en un matorral cercano fue lo único que me puso completamente alerta.

    Sin saberlo me aguardaba uno de los combates más difíciles de mi vida.

    Un Drow saltó de la maleza con una inusitada velocidad y me atacó con un repentino golpe descendente de sable, intentando rajarme de arriba a abajo con el afilado y oscuro metal de este. Apenas conseguí parar la primera acometida haciendo girar mi Yhjlema, todavía en la vaina, para desenvainarla a tiempo lanzando un ataque a su vientre. Desvió mi golpe con facilidad y destreza.

    Sin apenas darme tiempo a reaccionar, se abalanzó sobre mí efectuando una serie de malintencionados golpes, aprovechándose de su mejor forma física para intentar cansarme. Víctima de los efectos que todavía perduraban de la mirada del basilisco, las heridas y de los venenos de araña, adopté una postura defensiva, concentrándome en mantener alejado de mi aquel mortífero y oscuro sable que blandía con destreza aquel Drow. Si bien el filo no llegaba a sesgarme gracias a mis trabas defensivas, cada vez que desviaba un golpe del sable me propinaba una soberana paliza con sus puños y piernas. Las aguanté con valía.

    Al cabo de unos instantes, el Drow comprendió que su táctica no surtía demasiado efecto. Se estaba agotando rápidamente mientras yo reservaba energías para la parte final del combate.

    Retrocedió, jadeando ligeramente por el esfuerzo, mirándome con una mueca de desprecio.

     

    • ¿Seguro que es necesario esto? – dije- ¿No os conozco, que queréis de mí?
    • Lucharé hasta la muerte si es preciso, he dicho que os marchéis, Orga.

     

    Con un rápido movimiento intentó arrebatarme la Yhjlema de las manos, trabándola con la empuñadura de su sable y haciendo presión con la empuñadura en un minucioso movimiento. Resistí un momento dicha presión y luego solté una mano de mi empuñadura. El sable resbalo inofensivamente hasta salirse por un extremo. La Yhjlema Arcana, por su tamaño, no es nada fácil de desequilibrar con un sable. La repentina falta de resistencia desequilibró a mi oponente.

    Aproveché para atacar en aquella situación ventajosa. Afianzando en el suelo el extremo de mi Yhjlema, que previamente se había quedado hincada en el lodo en el anterior movimiento, la utilicé a modo de pértiga y proyecté ambos pies contra su pecho. El impacto le corto la respiración y lo doblo por la mitad. Mientras luchaba por incorporarse, agarré con fuerza la empuñadura de mi arma y aporreé con fuerza, repetidas veces, la base del cráneo del Drow. Perdió el sentido en el acto cayendo al suelo con estrépito.

    Me desplome a su lado, jadeando. Había agotado mis últimas fuerzas durante el combate. La oscuridad me reclamaba con ahínco.

    Al despertar, sin poder definir el tiempo que llevaba sumida en mi desmayo, me encontré al Drow todavía inconsciente junto a mí. Saqué varias cuerdas de mi mochila y lo até con sólidos nudos a la base de uno de los retorcidos árboles que rodeaban la zona.

    Despierta, Drow– Dije con voz entrecortada, debido al intenso dolor que aún recorría mi cuerpo- Tengo algunas preguntas para ti…

    Rijja
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    La amenaza del Bosque Impenetrable III. “Memorias de Sangre, por Sajja Al’jhtar”.

     

    Me había vendado eficazmente las heridas producidas por las garras del basilisco, pero me dolía en extremo el costado y estaba débil por la pérdida de sangre. Gracias a un ungüento de eskumla pude mitigar los efectos del veneno producidos por mi desafortunado encuentro con la viuda negra.

    Decidí salir de allí al no encontrar apertura alguna en la pirámide e investigar un poco más por el resto del Bosque en pos de alguna pista.

    El sudor empapaba mi frente y mi respiración estaba agitada y entrecortada por el agotamiento. Traspasé de nuevo el umbral del recinto por la misma apertura en la maleza por la que había entrado. No tenía tiempo para descansar y tampoco era aconsejable hacerlo en las inmediaciones. De nuevo en lo profundo del bosque, encontré una antorcha en el suelo justo delante de mí, como si alguien la hubiera acomodado allí para que yo la encontrara. La encendí sin titubear.

    No tenía realmente ni idea de lo que hacía, me guiaba el puro instinto de supervivencia y seguramente no acabaría en nada bueno debido a mi estado y heridas. Avancé pesadamente entre el denso fango. Un repentino desplazamiento de mi pie en el fondo de aquel lodazal y un chasquido casi inaudible me alertaron. Esta vez mi instinto no me defraudó. Me arroje de bruces al suelo, justo a tiempo de escuchar el fino silbido del proyectil que pasó rozando mi cuerpo. Aterrice, con un chapoteo, en el repugnante cieno. Volteé para ponerme en pie sin demasiada maña y con prisa, provocando un estallido increíble dolor en mi costado herido. Retrocedí cautelosamente para examinar con detenimiento la trampa de la que había escapado “in extremis”. Quizá tuviera que volver por este camino en algún momento y quería asegurarme de que la trampa estaba desactivada. Tras sacudirme buena parte del cieno, noté una maligna presencia que acechaba en las inmediaciones mi persona. Mientras avanzaba por el bosque y después de atravesar varios matorrales y troncos retorcidos llegue a un ligero claro. Telarañas, una mala manera de morir. Inmensas telarañas habían invadido esta parte del bosque, detecté algo enredado en los hilos de seda que tenía delante, al acercarme vi unos pies que sobresalían por debajo. No se movían. Desenvainé la Yhjlema y abandoné la zona reculando lentamente. Antes de alejarme por completo incendié las telarañas con la antorcha. Una gigantesca araña envuelta en llamas salió con un salto de un rincón y choco contra mí en su ansia por escapar del fuego. La araña me superaba ampliamente en tamaño, solo contando con sus patas ya eran tan largas como mi propia estatura.

    Esquivé una hebra de seda que la araña escupió súbitamente contra mí. Rodé de costado y traté de ponerme nuevamente en pie sin soltar ni la Yhjlema ni la antorcha. El esfuerzo me provoco oleadas de dolor por todo el cuerpo, pero tenía que conservar la antorcha, el fuego en esta situación era demasiado preciado. Agité la llameante tea frente al colosal insecto y conseguí mantenerlo a raya durante unos segundos mientras intentaba pensar una estrategia de combate. Disparó otro hilo de seda, esta vez no a mí sino directamente a la antorcha, acertó, y con un brusco y fuerte tirón, el monstruo me arrebato la tea de la mano arrojándola contra el suelo. La llama vaciló y menguó titubeante sobre el lodoso suelo. Tenía que recogerla antes de que se apagara o estaría perdida. El arácnido me ataco de nuevo sin vacilar, corriendo hacia mí para intentar hincarme sus largos y afilados colmillos. Di un salto atrás y le rebané de cuajo parte de una pata con mi Yhjlema. Furiosa, arremetió súbitamente con la intención de rematarme. Pasó como una exhalación junto a mí, cuando me aparté de un oportuno salto, y se estrelló contra un árbol, haciendo añicos parte de su corteza y enterrándose parcialmente en el fango. Empapada en cieno y serrín, la bestia reanudo el ataque con los colmillos rezumando veneno. Me abalancé sobre la antorcha en una maniobra rápida, la recuperé y se la arrojé con fuerza. Las llamas prendieron la broza que recubría su cuerpo gracias a la viscosidad del cieno y su cuerpo se inflamó en el acto. Intenté apartarme de su errático camino, pero resbalé en el viscoso suelo y acabé debajo de la criatura que ardía entre espasmos. Su peso me aplastó parcialmente. Dos costillas cedieron ante el con un seco chasquido y el dolor me traspasó, de nuevo, con agónicas lanzadas, pero para más tortura, incluso moribunda, la araña consiguió clavarme sus colmillos en el pecho, inyectando un ardiente veneno en mis venas y dejando un par de punzadas sangrantes.

    Con la mano que me quedaba libre, clavé con fuerza mi Yhjlema en el cuerpo de la criatura, que se encogió de forma estremecedora y murió, cayendo a un lado a la vez que liberaba la parte de mi cuerpo que había aplastado. Me puse en pie trabajosamente, mareada por el dolor y en estado febril por el veneno, envainé mi Yhjlema y regresé cojeando a la entrada del recinto amurallado. Las llamas se habían apagado, dejando toda la zona cubierta de negro hollín y espeso humo que quedaba ya a mi retaguardia. Cuando apoyé mi cuerpo en la pared del recinto que bordeaba la pirámide de Velzhar, una voz resonó en mi dolorida cabeza.

    -Márchate ahora o afronta tu destino.

    Rijja
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    La amenaza del Bosque Impenetrable II. “Memorias de Sangre, por Sajja Al’jhtar”.

     

    Un terrible rugido surgió estrepitosamente de la maleza que me rodeaba. Traicionada por mis instintos, miré repentinamente hacia el lugar donde provenían aquellos espeluznantes sonidos, para encontrarme directamente con sus ojos, desafortunadamente. Sentí que mis extremidades se tensaban bruscamente, el aliento se volvió gélido en mi garganta y mis pensamientos se obnubilaron volviéndose torpes y desacompasados. Como las infelices estatuas que me rodeaban, estaba sucumbiendo a la mortífera mirada del basilisco. Requerí todas las energías y atención de mi cuerpo, pero conseguí apartar la mirada y cerrar con fuerza los párpados. El hechizo petrificante se rompió, pero, para mi total desventaja, a partir de ese momento estaba ciega en la práctica. Me moví a ciegas rápidamente hacia la izquierda, esperando ocultarme entre la maleza próxima sin éxito. Un potente zarpazo me derribó aparatosamente y rasgó tres profundos y sangrientos surcos a lo largo de mi costado.

    El dolor que me produjo la herida acentuó la disminución de mis fuerzas. El basilisco intentó, lanzando una rápida dentellada, clavarme los dientes en la carne, pero rodé sobre mi misma y me aparté de su camino. Por desgracia, en mi rodar topé con una pequeña araña, una viuda negra, la cual hincó su aguijón en uno de mis muslos antes de ser aplastada por mi peso corporal. Mi estómago se revolvía mientras luchaba agónicamente por incorporarme. Un intensísimo dolor febril me recorría el cuerpo incesantemente, pero no tenía más remedio que continuar con la batalla contra la bestia que intentaba acabar conmigo.

    Sentía los miembros aún rígidos, y mis reacciones estaban bastante ralentizadas. Estaba completamente mareada por el veneno y no me atrevía a mirar de nuevo los ojos de la bestia. Sostuve mi Yhjlema simulando un débil esfuerzo, fingiendo estar agotada por la lucha. El basilisco observó mi estado con detenimiento y quiso poner fin al duelo con rapidez embistiéndome sin previo aviso ferozmente envalentonado. En aquel momento empuñé mi Yhjlema con las dos manos afianzando mi posición, la alcé y, descendiéndola con gran ímpetu, asesté un furtivo mandoble en el cráneo del monstruo, justo entre sus letales ojos.

    Sufrió un único e intenso espasmo y murió.

    Girando erráticamente mis pasos, intentando asimilar mi situación, me di de bruces contra un muro que se encontraba entre la maleza que me rodeaba, el cual atravesé involuntariamente. Para mi sorpresa, me encontré en el interior de un recinto amurallado que custodiaba una pequeña pirámide. La pirámide que, presumiblemente, servía de morada a Velzhar, el Rey Necrófago.

    Nadie sabía quién inició la construcción de este edificio y cuánto tiempo llevaba en el Bosque Impenetrable, pero las leyendas sobre el bosque la nombraban en más de una ocasión, siquiera se conocía si realmente era un mito. Sin duda era un lugar peligroso. Este recinto estaba infectado de necrófagos que custodiaban, ferozmente, el lugar. Después de acabar, con ciertas dificultades, debido a mi estado, con los no-muertos que se habían percatado de mi presencia en aquel lugar, inspeccioné la pirámide que se erguía ante mí con atención.

    Tarde un buen rato en encontrar una puerta en aquella enloquecedora trama de bloques. Cuando finalmente la hallé, no conseguí abrirla. Era demasiado sólida y, aunque no parecía gozar de cierres mágicos, no cedió ni un centímetro por mucho que la pateara o intentara, infructuosamente, su forzado. La edificación carecía de cualquier otro acceso. Una sensación completamente desalentadora invadió mi cuerpo.

    Rijja
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    Capítulo XXVIII

     

    Las horas pasaban mientras Rijja conversaba de manera tranquila y ordenada con el Diablillo que tenía de prisionero. Dejando al margen la información que había solicitado con anterioridad sobre el amo de este y su súbdito Krimpak, Rijja se centró en preguntar diferentes cuestiones sobre la Pirámide que enunciaba el diario de su antepasado.

    Entre las múltiples preguntas, sacó cierta información muy relevante.

    Según decía la criatura, en la pirámide habitaban infinidad de criaturas. Desde humanoides de múltiples razas pertenecientes a Eirea, como seres de otros planos materiales, los cuales moraban la pirámide en diferentes estratos y lugares.

    La pirámide constaba de varias estancias en las que bien cabrían castillos enteros, desde laberintos de diversa índole a bibliotecas majestuosas, pequeños retales de bosque… una surtida y amplia gama de diferentes hábitats, creados mágicamente, convivían en el interior de la pirámide. Todos ellos habitados por criaturas que habían caído presa del influjo de la pirámide y de los designios de su actual amo.

    Al margen de los moradores “involuntarios” de la pirámide, esta se caracterizaba por estar regida por 4 entes. Gobernando se encontraba su amo, del cual no podía dar el nombre debido a la maldición que le subyugaba. El trío restante se componía por 3 Djinns de poderes sobrenaturalmente devastadores que servían a su amo ciegamente. Al margen de estos, una serie de criaturas, en las que se incluía el diablillo, realizaban diversas tareas y misiones encargadas por los Djinns. Contrariar a cualquiera de la cadena de mando tenía consecuencias nefastas para el que lo hiciera.

    La criatura cortó su parloteo con una súbita mueca burlona diciendo:

    -Eso sí, fuera de la pirámide, su poder se ve reducido y deben usar a terceros para conseguir sus fines. Embaucando y engañando para que los asuntos fluyan como ellos quieren.

    Rijja sonrío ligeramente al oír esas palabras, deduciendo que lejos de su fuente de poder, sus posibles futuros adversarios mermaban en poder considerablemente.

    Un momento – dijo el Teócrata- ¿Qué fue de mi antepasado Kajjo?, ¿Cómo es posible que escribiera tan minuciosamente sobre la Pirámide? – añadió.

    Tu antepasado Kajjo llegó a la pirámide. Entró en ella y, siento decirlo, sucumbió como el resto ante el poder de los Djinns– Dijo la criatura con un gesto ligeramente consolador.

    Entiendo, pero ¿Cómo pudo salir de la pirámide su diario personal? Si sucumbió al entrar en la pirámide. ¿Cómo llegó este diario a la biblioteca Al’jhtar? – replicó Rijja.

    Fue uno de sus deseos. El último, además. A modo de un último regalo para su estirpe, en pos de ofrecer cierta información a las generaciones venideras. Un legado indestructible.

    -¿Deseos? ¿De qué hablas? – contestó el Orgo cada vez con gesto más alterado.

    La Pirámide. Ella oferta deseos a cambio de la maldición. El sé dio cuenta a tiempo, no quería que nadie más de su linaje cayera en el mismo error que él. Pero, según he visto, todo fue en vano.

    -¡No entiendo nada, explícate!  – exigió el Teócrata.

    No hace falta que lo entiendas, simplemente es una realidad demasiado abstracta para un mortal como tú, Orgo. Debes usar las herramientas adecuadas. Me consta que tienes en tu poder unos curiosos anteojos. Úsalos, enunciaran la verdad. Maldita sea, como ya he dicho con anterioridad, no tengo tiempo para explicarlo, ya viene. –Dijo el diablillo con una mueca de preocupación.

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