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  • Gnomusad
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    en respuesta a: Así luce mi IA #350156

    Ves a Kragma el varón Orgo.
    Es un enclenque Orgo, aunque con porte viril, de unos dos metros de altura, con el pelo color turquesa y corto, con
    algunos rizos en algunos mechones más largos que pueblan su cabeza. Tiene grandes ojos blancos y entre ellos una luna
    verde tatuada sobre su frente, que hace juego con los símbolos icónicos de Velian, la verde luna, que adornan sus
    ropajes. Resaltan, desde las uñas negras, las venas y arterias muy marcadas, de color esmeralda el brazo derecho y de
    color plateado el izquierdo, hasta que se entremezclan en el pecho alrededor del corazón como si fueran unas fuertes
    raíces y lo comprimieran.

     

    Adjuntos:

    Cualquier forma es correcta para llegar al conocimiento.

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    Aprovechando el tema de los canales de Satyr, se podria pedir una opción:

    opciones fijar no_mostrar_canales:both

     

    Para que se vean tanto en la pantalla principal como en la de canales?

    Es una de las cosas que siempre cambio y cuando se actualiza se me quita.

    Cualquier forma es correcta para llegar al conocimiento.

    Gnomusad
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    Kragma, Historia inconclusa: De las dificultades del nacimiento del Orgo

    Cuando Kragma, el Sacerdote de Velian, fue engendrado, se siguió las tradiciones que la sociedad Orga imponía (ver post anterior). Además, su madre sufrió un gran daño, pues Kragma, de bebe-orgo era más grande de lo habitual llegando a un peso de 18 kilos.

    En el decimoséptimo mes y veinte días de gestación llegaron, los peores presagios provenientes de las matronas de Ar’kaindia se hicieron realidad. El bebe-orgo, en su desarrollo, había provocado daños tan grandes que la opción quirúrgica quedaba totalmente descartada.

    En aquel entonces, un viajero trajo noticias sobre un ogro, que residía en las montañas orientales del desierto, experto en medicinas y curación casi milagrosa. Tales eran las obras que realizaba, que había rumores que incluso el emperador de Dendra había acudido en su búsqueda.

    Y de esta guisa, los padres de Kragma partieron en su búsqueda, con una guardia personal formada por dos soldados Orgos que servían bajo las órdenes del padre, que en aquel entonces era Sargento de la Guardia Ar’kaindiana.

    La compañía partió al anochecer, para evitar el calor insufrible del desierto a la parturienta, y con varios gusanos de arena como monturas, cruzaron con gran determinación las dunas del Shafarma. Cuando los primeros rayos de luz asomaron por los riscos del Ocaso, llegaron como estaba previsto a un oasis, con agua cristalina y bastante vegetación.

    El padre de Kragma ordenó a los soldados que buscarán leche de cactus e inmediatamente partieron obedientemente. Mientras tanto, el realizaría la custodia y vigilancia de la madre de Kragma, que en su estado no debía moverse. Varias horas después, ante la extraña tardanza de los soldados, el padre decidió salir a buscarlos.

    La temida tragedia se fraguó cuando descubrió equipamiento de los soldados sobre la arena. Un casco kaindiano, una cimitarra, los petates con el agua, una red llena de hojas de cactus, y huellas de batalla y lucha. Observando las dunas, el padre de Kragma descubrió el rastro de una de las peores criaturas del desierto, un antoleón. Ante la probable muerte a la que se enfrentaría, decidió que lo más importante era volver con su mujer y su futuro retoño, así que recogió la red de hojas de cactus, tomo nota del lugar del incidente para enviar posteriormente exploradores Ar’kaindianos y regresó.

    La madre de Kragma permanecía en unos de sus desvanecimientos debido a la falta de sangre y a la insuficiencia de alimento, cuando las babas húmedas gotearon sobre su vientre. Cuando recuperó la conciencia, abrió los ojos y una visión espantosa provocó que un espasmo, como un rayo, sacudiera su espina dorsal ante el peligro. El antoleón se alzaba delante de la Orga, con sus grandes mandíbulas afiladas abiertas en señal clara de amenaza, y sus antenas tanteando el aire en busca de su presa.

    Cuando el ataque era inminente, un grito esperanzador lleno el aire, y una Yhjlema Arcana partió una de las antenas de la criatura por la mitad. El padre de Kragma, imponente, ataviado con su armadura no dudó en defender a su familia. Se plantó ante la criatura esperando el embate de la misma.

    Y no tardó en llegar, el empujón provocó que el Orgo rodará duna abajo, seguido por el anélido que continúo atacando con las mandíbulas, que cortaron el aire para suerte del Orgo.

    Rápidamente, recuperó la posición, y paso a un estilo ofensivo, lanzando una oleada que provocó graves daños en la quitina que recubría el cuerpo del Antoleón. Posteriormente, lanzó un golpe tan certero, que acertó en el ojo izquierdo, cortando severamente y dañando permanente la visión de la criatura. De la herida, salto un icor ambarino que rocío todo a su alrededor. Con daños tan graves, la criatura huyó rápidamente bajo tierra y dejando a los padres de Kragma solos ante el oasis.

    Tras la subida de adrenalina del combate, el padre entro nuevamente en pánico, cuando su mujer le vaticinó que debía asistirla, pues la hora tan esperada había llegado. La fuerza que el Orgo obtuvo del miedo para la lucha, a la Orga le había provocado el adelanto del alumbramiento.

    Este momento para ambos fue un punto de inflexión en sus vidas. Uno de los partos más duros de la sociedad Orga de los últimos 100 años ocurrió en aquel pequeño Oasis. No hubo matronas que asistieran con bálsamos, ni asistentes que acudieran con ropa limpia. El Padre uso el agua del Oasis continuamente para limpiar el flujo sanguíneo que se liberaba con cada contracción y los demás restos que corporales que se desprendían mientras el bebe-orgo se habría paso.

    Tras cuatro horas de intenso sufrimiento, y con el sol quemando las dunas del desierto, el dolor de la parturienta cesó en un solo instante, y con su ausencia, llego la comprensión. El parto había provocado que la columna vertebral se partiera, impidiendo totalmente su futuro movimiento. El bebé, que ya estaba casi fuera, fue extraído por el Padre, que espero el llanto del recién nacido. Y entonces otra bomba de energía negativa llegó, cuando no hubo el ansiado ruido de la vida.

    El bebe-orgo, Kragma, quedó tendido sin respiración varios minutos, y entonces el Padre, llevado por la rabia y hundido por la tristeza, corto el cordón umbilical que aún lo unía a la madre y lanzó el cuerpo de su primogénito hacia el agua del Oasis, que quedó flotando sobre la superficie acuosa.

    Entonces el silencio fue interrumpido por el llanto, casi ensordecedor, de la pequeña criatura. Rápidamente el padre se lanzó a recogerlo en su regazo y lo llevo junto a la madre.

    Aunque el momento fue alegre por el nacimiento, todo este evento provocó que el bebe-orgo fuera aborrecido por sus padres, ya que la madre quedó impedida de por vida obligándole, gracias a sus dotes arcanas, a moverse sobre un disco flotante y el padre, fiel servidor de Ar’kaindia, fue degradado a soldado, por la pérdida de las vidas de los guardias personales que les habían asignado bajo su mando.

    Esta historia nunca ha sido contada a Kragma, que ya adulto, y habiendo sufrido el abandono de sus padres en su edad infantil, investigo en los registros de la Guardia Ar’kaindiana sobre el día de su nacimiento.

    • Esta respuesta fue modificada hace 4 years, 4 months por Gnomusad.

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    Gnomusad
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    Kragma y Thirza regresaron de un sueño donde enfrentaron la peor pesadilla de la Transmutadora.


    • ¿Y ahora qué? – dijo Thirza una vez abrió los ojos de vuelta en su habitación.
    • Ahora debes intentar cumplir tus sueños, pues sino tus pesadillas serán las que se hagan realidad -replico el Orgo-. Una vez te has enfrentado a ellas, y has vencido, no te molestarán más.

    • ¿No volveré a tener pesadillas?

    • Al menos está no. Seguro que lo agradeces tanto como el dueño del hostal – replico el Orgo echando un nuevo vistazo a su alrededor.

    • ¿Y ese sitio en el que hemos estado… existe?

    • Claro que existe, quizás no como lo hemos visto y vivido, pero los sueños, y las pesadillas, están basadas siempre en algo deseado, aunque no lo sepamos.

    • ¿Seguro?

    • ¡Que sí! – afirmo severamente el Orgo.

    • ¡Pues comprobémoslo!

    Thirza comenzó a gesticular un hechizo. En un principio Kragma no sabía que pretendía, pero cuando noto que las partículas de su piel comenzaron a vibrar y su cuerpo fue cubierto por unas luces centelleantes se preparó para lo inevitable: iba a vomitar su cena.
    Sus cuerpos empezaron a aligerarse y levitar muy levemente, su vello se erizo completamente. Un ruido ensordecedor lleno la sala, ¡TIUFYIUFY!, y sus extremidades empezaron a desaparecer lentamente mientras decenas de centellas recorren arriba y abajo sus cuerpos.
    Notas como tu cuerpo empieza a desaparecer por completo mientras las centellas te recorren de un lado a otro.
    Ambos desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos, dejando los destrozos en la habitación. Seguro que sería la última vez que hospedarían a Thirza, la Transmutadora.


    Ambos aparecieron en una calle poco transitada, estrecha, de casas de piedra y tejados de pizarra, aunque no tan oscura y cenicienta como en el sueño.

    Thirza, que había memorizado el lugar, reconoció rápidamente la zona, y observo las diferencias actuales. Dedujo el sitio donde se alzaría su torre de magia, la Escuela de Alteradores.

    • ¿Es aquí el lugar donde se levantará mi torre? – dijo Thirza
  • Así será, si es lo que deseas. Los sueños guían hacia tus propósitos, y las pesadillas advierten de tus errores. No es como el destino, que está escrito y es inamovible, salvo para los dioses.

  • ¿Existe alguna forma de saber que haré mal? ¿Podríamos volver soñar? – pregunto con una evidente ansiedad.

  • Los dones con los que Velian me han bendecido solo permite conocer aproximadamente tu futuro -replicó el Orgo-. No obstante, he leído en algunos viejos pergaminos y libros que existen otras formas de magia para adelantarse a los acontecimientos.

  • ¿Te refieres a los hechiceros adivinos? Esa escuela, aunque útil, solo te permite ver en el espacio, y a corto plazo en el tiempo. Pero nunca permitirá conocer el futuro que necesito. Todo adivino que prometa mostrar el futuro no es más que un farsante y estafador.

  • Interesante concepto de dicha escuela. Por el momento, no he tenido oportunidad de conocer otros tipos de hechiceros, salvo a ti y a los maestros astrales de Ar’kaindia, aunque su arte arcano se enfoca más en la ofensiva.

  • Ambos, permanecieron en silencio unos instantes, ensimismados en sus pensamientos. Finalmente fue el Orto quien corto el tenso silencio.

    • Thirza, ¿crees que te he ayudado? Lo digo porque como sabes, Velian me ordenó buscarte y auxiliarte, y todavía no entiendo si he cumplido mi misión.
  • Puedes estar tranquilo, nos solo has acabado con mis pesadillas, también le has dado un nuevo sentido al futuro, y sé que todo esfuerzo que haga será completamente necesario. Si Velian me pregunta, que no lo hará a una atea como yo, le responderé totalmente satisfecha. No sé porque debías ayudarme, pero sin duda lo has hecho, y por ello te estaré en deuda.

  • No hay de que, aquí tendrás un amigo Orgo de por vida. Debo decir que ha sido un viaje interesante e inesperado.

  • Ambos se estrecharon la mano, aunque Thirza debió agrandar la suya para hacerlo como a un igual, y se despidieron como viejos amigos, aunque sólo llevaban unas horas desde que se conocieron. Cuando la transmutadora desapareció de la vista de Kragma, este se dio cuenta de que realmente no sabía dónde estaba. Miro al cielo en busca de algún astro que le guiará de vuelta a su ciudad natal, era el momento de volver a ver a Magalí Ojospardos y volver a convocar al avatar de Velian.

    • Esta respuesta fue modificada hace 4 years, 4 months por Gnomusad.
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Gnomusad
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Kragma, el Sacerdote de Velian y Thirza, la Gran Transmutadora, se iban a embarcar en un viaje onírico que los llevaría a descubrir el oscuro secreto que se ocultaba tras las pesadillas de la semi-drow.


El Orgo, de gran corpulencia, se movía ágilmente alejando los restos que aún permanecían en el suelo, después de la destrucción acaecida por la semi-drow. En su lugar, colocó varias vasijas, con caracteres en idioma Ogro e ilustraciones basadas en el desierto y en la luna verde, Velian.

Thirza cogió una de las vasijas y la intento descifrar:

  • En el desierto como en los sueños, las visiones pueden llegar a ser una amenaza.

A continuación, Kragma coloco trozos de incienso de color verde en cada cuenco, y cuando finalizó los preparativos dijo:

  • Por favor, Thirza, permanece sentada conmigo en el interior de la formación de las vasijas y bajo ningún concepto salgas antes de que acabemos el ritual.
  • ¿Qué pasaría si lo hiciera? – replicó la semi-drow.

  • Contando que es la primera vez que realizó este ritual, no lo sé, pero por lo que he podido leer en antiguas escrituras, es posible que un espíritu negativo del mundo de los sueños se escape. Después de eso, son todo conjeturas.

Tras la trágica explicación, continuo con los pasos necesarios para comenzar el ritual.

Convocó una llama en la palma de su mano y la soplo en dirección de cada vasija, prendiendo el incienso que contenían.

Rápidamente la habitación se llenó de un fuerte olor que lo impregnaba todo y un ligero humo esmeralda que provocó que el fondo de la habitación se dejará de percibir.

  • Por favor, Thirza, dame las manos e inspira profundamente cuando te lo diga.

Ambos se sujetaron las manos y la magia comenzó a revolotear en la sala. Pequeñas chispas explotaban alrededor de ellos, desplazando el humo, que comenzó a girar vertiginosamente. Cuando fueron envueltos completamente en la niebla, Kragma grito:

  • ¡AHORA!

Ambos respiraron profundamente y el humo verde penetró por los orificios nasales alcanzando cada molécula de sus cuerpos y obligando a sus cuerpos a dormir. Su conciencia en cambio, fue arrastrada a un lugar desconocido, un lugar hecho de sueños …. y de pesadillas.


Cuando abrieron los ojos, la niebla verde había dado lugar a una oscura ciudad, de angulosos edificios grises de piedra y con cenicientos tejados de pizarra. Kragma fue el primero en hablar.

-Reconoces el sitio, ¿Thirza?

La semi-drow, con cierta incredulidad observaba todo el entorno, en busca de alguna señal que pudiera reconocer.

-Para nada, Orgo. No tengo ni idea de dónde nos ha llevado tu magia.

Un aullido interrumpió la singular monotonía del silencio.

-¿Thir? -Kragma redujo el nombre de la transmutadora, con la confianza de saber que sus vidas próximamente estarían en peligro y debía confiar en ella- Sabes que criatura puede existir en tus sueños o pesadillas.

-Ni idea Kragma, ¿Quién no te dice que son las tuyas? Pero estoy seguro que pronto lo descubriremos.

Una ágil silueta, apenas un borrón, salto entre ellos, provocando que se separarán.

-¡No te alejes Thirza! – dijo el Orgo- ¡me necesitas para salir de aquí!

-¡Pues entonces corre!

Ambos enfilaron una calle empedrada, corriendo a la mayor velocidad que podían para alejarse de la sombría criatura. Tras pasar cuatro cruces de calles, llegaron a una gran plaza, con una enorme torre de magia.

-Ahora si se donde estamos, Orgo. Reconozco esa torre de haberla visto una infinidad de veces -dijo Thirza con los ojos desorbitados.

-¿Si? ¿Dónde estamos?

-Es la torre de magia que siempre desee en mis sueños crear, donde deseo impartir lecciones arcanas, donde mis aprendices encontraran un hogar. Pero nunca esperé que fuese tan… siniestra.

-No debes preocuparte, Thirza, esto es solo una representación de tus sueños y pesadillas. Algo te bloquea para hacer tu sueño realidad. Te ayudaré a hacerle frente.

Tras estás palabras, Kragma infundió valentía en sus corazones, y con el conocimiento del deber y la afronta del destino, procedieron a luchar por sus vidas. Ambos lanzaron sus mejores hechizos defensivos y se prepararon para la inminente batalla.

La enorme criatura de sombras entro de un salto en la plaza donde se encontraban nuestros héroes. Un enorme relámpago, lanzado por el Orgo alcanzo de lleno, seguida de una bola desintegradora que arraso con medio brazo de la criatura de sombras.

No obstante, volvió a regenerarse y con unas nuevas garras afiladas lanzo su garra sobre la Transmutadora, que paro el ataque con un escudo de energía.

-Debemos atacar con mucha más fuerza e intensidad, ¡Kragma! ¡Lanza tu mejor hechizo!

Kragma conjuro una enorme tormenta ígnea, que barrio de luz y fuego la zona que anteriormente ocupaba el ser, y seguidamente Thirza lanzo un hechizo de inversión gravitatoria, provocando una implosión que redujo la tormenta ígnea y la criatura de sombras en una pequeña esfera de apenas unos centímetros.

Ambos jadearón tras la ardua batalla y cayeron sus hechizos defensivos.

-Estoy seguro que no habrá sobrevivido a eso, Thirza.

-Yo también lo creo – replico la semidrow.

-Hemos acabado aquí, Thir, vuelve a darme la mano, que volveremos pronto a la habitación cuando acabe la magia del sortilegio.

-Dame solo un segundo.

Thirza miro la torre, la plaza, la ciudad, todo su futuro fijamente durante unos momentos, aprendiendo cada uno de los recovecos de los mismos. A su vez, se preguntaba qué habría pasado.

La nube esmeralda volvió alrededor de ellos, entonces se agarraron las manos y volvieron a aspirarla, próximamente volverían al Hostal Comellas y nuevas preguntas surgirían.

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Kragma, el Sacerdote de Velian, y Thirza, la gran Archimaga del Cónclave de Transmutadores, se encontraron por primera vez tras un fortuito incidente. Entonces comenzaron a hablar…

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-Yo soy Kragma, Sacerdote de la diosa Velian, Erudito, Guardian y Buscador de las Verdades escritas. No es coincidencia encontrarnos aquí, Thirza la semi-drow, pues me encuentro en una misión encomendada por la mismísima Velian en la que encontrarte era primordial.

-¿Dioses? ¿Velian? Nunca me han interesado demasiado – desdeño la semi-drow-. La magia arcana debe salir de uno mismo, y su poder se ve incrementado por los años de practica y dedicación absoluta.

-Pero aún así, debo ayudarte, pues esa fue la misión divina que me trae lejos de mi hogar.

-Ar’kaindia, ¿cierto? Más allá del Shafarmma.

-Si, la gran ciudad que se alza sobre la meseta de Ferrian, hogar de los Orgos. Es la primera vez en 55 años que salgo de ella, que detengo mis tareas como Sacerdote y Erudito, que dejo de guardar el conocimiento del Templo Piramidal, en tu búsqueda propiciada por la Diosa.

-Entonces, tú, un Orgo mayor, pues aparentas tener más de 55 años, que no ha experimentado nada de fuera de tu ciudad, ¿crees que podrás ayudar a una joven como yo? – replico la semi-drow con cierta prepotencia.

-Si algo me han enseñado años de lectura de escrituras, es que la ayuda puede venir de cualquier lugar inesperado. Y en este caso, dudo que la diosa se equivoque.

-¿Y bien, gran sabio y erudito Kragma, de Ar’kaindia? – respondió con sorna Thirza- ¿En que crees que puedes ayudarme?

-Poco te conozco, salvo tu nombre, oficio y aspecto, pero la experiencia reciente, diría que algún problema tienes entre sueños y… no sé si lo sabes… pero Velian no es sólo una de las diosas de la Magia, también lo es de los sueños.

-Habla claro Orgo, y no me aburras con tanta diatriba. ¿Que estás proponiendo?

-No te propongo más que realizar un viaje onírico hacia el interior de tus sueños y pesadillas. Déjame guiarte y veremos si conseguir solucionar el origen de tu inquietud -respondió el Orgo.

Thirza, que era más pragmática que todo lo que le contaba Kragma, dudo un rato, hasta que con una gran inspiración y tras reflexionar sobre los daños acaecidos en el hostal y que no era la primera vez que tenía estás pesadillas, accedió a la proposición.

-Esta bien, Kragma de Ar’kaindia, prepara todo lo que necesites y hagamos eso qué propones.

-¡No te arrepentirás! -exclamó el Orgo mientras salía corriendo a su habitación para recoger lo necesario.

-Me temo que empiezo a hacerlo.

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Gnomusad
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Kragma se quedó dormido en su habitación del Hostal Comellas de Anduar. Cuando de repente….


Un grito enorme y un gran golpe sacudió la pared del cabecero de la cama de Kragma. Con el susto, el Orgo dio un salto que, debido a su gran peso, rompió la cama y seguidamente se paró a escuchar.

El grito fue acompañado por más palabras incomprensibles y eso que el Orgo conocía más de cinco lenguas distintas. Un par de golpes más azotaron la pared.

Cabreado por la interrupción de su descanso, abrió con gran brío la puerta de su habitación, salió al pasillo del hostal y se dirigió a la puerta de la habitación colindante.

De repente un gran pie, de un metro y medio reventó la puerta, atravesándola, y casi se lleva al Orgo por delante. Cuando los restos de la puerta se asentaron, Kragma miro hacia la puerta y observo una semi-drow, de un tamaño desigual, descansando sobre los restos de una cama.

Un pie enorme era acompañado de un gran brazo y en contraposición una cabeza reducida que con voz aguda gritaba incoherencias en, lo que entendió el Orgo, era adurn.

El gran brazo volvió a golpear la pared que colindaba con la habitación de Kragma casi derrumbándola y el afamado posadero del hostal apareció subiendo las escaleras.

-¡Que alguien la detenga! ¡Va a destruirlo todo! -exclamo- No volveré a alquilarle una habitación nunca más.

Kragma no necesito nada más para actuar, con un sortilegio paralizó a la semi-drow evitando que hiciera más daños al hostal. Con un hechizo de disipar magia, pues estaba seguro q ese pie y mano tan gigantes era un sortilegio, elimino los efectos del hechizo agrandar que influía el pie y el brazo de la semi-drow.

Entonces, la semi-drow despertó, desconociendo la situación acaecida, se encontró paralizada y a un extraño Orgo dentro de su habitación, la cual estaba destrozada. Rápidamente pensó que seguía estando dentro de una pesadilla, que sufría parálisis del sueño y que el Orgo y todo lo demás desaparecería al despertar.

Con gran fuerza de voluntad intento despertarse de esa situación tan incómoda, cerro fuertemente los ojos y permaneció así unos segundos. El efecto del hechizo paralizar dejo de hacer efecto y fue entonces, cuando con una energía renovada abrió los ojos y dio un salto energético, en el que instintivamente agarró su bastón mágico para defenderse.

Su cabeza, que continuaba reducida fue liberada del hechizo de la semi-drow con un siempre gesto de mano. Una vez repuesta, con todo de un tamaño normal, habló:

-Fuera de mi habitación, demonio.

Estas simples palabras realizadas en Adurn fueron entendidas por Kragma, aunque no lo hablará con soltura. Por otro lado, con todo normal en el cuerpo de la semi-drow, la observo detenidamente, y aunque con ligeras diferencias, como una piel colgante, Kragma dedujo que era la figura que el Avatar de Velian le ordenó buscar.

  • Saludos -dijo el Orgo alzando las manos para demostrar que no ocultaba nada- ¿le importa que hablemos en dendrita? Mi Adurn no ha sido practicado con soltura.

-Lo que debes hacer -respondió la semi-drow en perfecto dendrita- es salir de la habitación de una mujer, a la que no has sido invitado. Y menos destrozar su habitación mientras la mantienes hechizada y dormida. ¡Como no salgas en 3 segundos no contendré mi furia!

Kragma miro a todo a su alrededor, ligeramente sorprendido por pensar que ese destrozo fuese obra suya, y entonces replicó:

-No, no puedo marcharme ahora que te he encontrado.

-Uno -grito la semi-drow.

-¡Tengo una misión importantísima encomendada por la mismísima Velian!

-Dos – sentenció nuevamente.

-¡Este destrozo lo has hecho tú! ¡Entre pesadillas! ¡SOLO TE PARALIZE PARA QUE NO ROMPIERAS NADA MÁS!

Estas palabras llegaron a remover algo en el interior de la semi-drow, que por primera vez vio al tabernero escondido tras Kragma asintiendo las palabras del Orgo.

-Está bien… Hablemos pues, antes me presentare. Soy Thirza, Archimaga del Cónclave de Transmutadores.

Con un gesto de su delgada mano, encanto la maltrecha puerta y la coloco en el marco astillado, dejando fuera al tabernero y dentro al Orgo. Ágilmente, se cruzó de piernas sobre la cama, y apoyando el bastón mágico sobre su regazo espero que el Orgo hablará.

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Kragma, el sacerdote de Velian lleva unos días en la ciudad de Anduar, para llevar el cometido que le ordenó el Avatar de la diosa.

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La noche había caído sobre la ciudad de Anduar, y como en las últimas dos noches, Kragma alquilo una de las habitaciones del ala este del Hostal Comellas.
Por las noches, gustaba de escribir lo que había visto durante el día en la bulliciosa ciudad, así como pensar sobre las distintas costumbres diferentes de los Orgos con el resto de las razas.
Había presenciado alguna pelea y había visto maldad en los ojos de alguno, pero aún así no había presenciado sacrificios, mutilaciones ni otras aberraciones como las que había sufrido de joven.
En parte, es interesante pensar como unas civilizaciones menos avanzadas que la Orga mantenía unas condiciones más favorables para los ciudadanos.
Este pensamiento le llevó a tomar una decisión, tras la misión encomendada por Velian, se dedicaría en cuerpo y alma a mejorar la sociedad de Ar’kaindia, erradicarla las costumbres arcaicas de tiempos de otros bárbaros y abriría fronteras con Anduar para fomentar el comercio y la prosperidad.
Y lentamente el descanso onírico embargo al Orgo, aletargado sus divagaciones y subiéndolo en un sueño reparador.

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Kragma pasaba el día en la taberna de Anduar, esperando a que llegara la semi-drow seleccionada por el Avatar de Velian y mientras tanto no podía dejar de impresionarse con el resto de razas que acudían en busca de bebida, compañía, rumores o trabajo al local.

En especial, hubo un grupo variopinto, tanto en raza como en oficio, que continuamente se metían entre ellos con diferentes bromas y chanzas. Un necromante humano, un sacerdote y un guerrero enano, un cazador semi-elfo y un pequeño halfling componían la compañía.

Varias cervezas pasaron desde su reunión, y estaban en un momento álgido de la conversacion:

-¿Sabes que es lo malo de ser un necromante? -dijo el sacerdote enano mirando al humano- Que siempre te echan el muerto.

El grupo trono en carcajadas.

-¿Sabes por que los enanos tienen mala hostia?
– respondió entonces el necromante – Porque hasta la hierba les toca los huevos.

La taberna rompió en vítores ante la sarcástica puya. Kragma, curioso y con cierta incertidumbre continuo mirando.

-¿Cual es la raza mas insatisfecha sexualmente? -dijo el enano guerrero -Las elfas, ¿Por que te crees que hay tantos semielfos?

Varios semi-elfos se levantaron de sus respectivas mesas ante la ofensa a sus madres, pero rápidamente, el compañero semi-elfo del enano los calmo y replicó.

  • ¿Que es más bestia que clavar 6 enanos a un árbol? Clavar 1 enano a 6 árboles.

La cerveza corría por la sala saciando la sed y las risas de los lugareños que no podían parar de reír con las ocurrencias del grupo.

El enano enojado respondió:
– ¿Cuantos orcos se necesitan para pintar una pared de verde? Depende de la fuerza con la que golpee el enano.

La sala vitoreo al semi-elfo como ganador del duelo contra el enano, pues aunque el chiste del enano fue buenoz el último chiste tan aplaudido fue el del semielfo.

El único del grupo que aún no había hablado fue el halfling, esperando su momento. Entonces dijo;

-¿Sabes cuantos ogros se necesitan para secuestrar un niño? -y seguidamente se autorespondio- Quince. Uno para hacerlo y catorce para escribir la nota.

El público de la sala cogió al pequeñín y lo vitoreo y lanzó. Todos rieron, salvo el único ogro que permanecía sentado en silencio, Kragma de Ar’kaindia, que no pudo evitar su reacción.

Un pequeño gesto, y una pequeña plegaria, bastaron para, mientras se marchaba de la taberna, tocar la mesa del risueño grupo y cerrar un círculo de náusea.

Cuando atravesó la puerta, escucho las primeras arcadas y gritos desde el interior del local ante la nube de vómito que se cernía. ¿Quién ríe el último? Siempre el Orgo.

De esta forma se marchó al Hostal Comillas, para pasar la noche y continuar con su vigila, en espera de la semi-drow

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En el anterior capítulo de esta historia, Kragma, el sacerdote, tubo un encuentro con el avatar Velian y le encomendó la tarea de buscar una mujer semi-drow. Posteriormente salió hacia su misión, dejando un futuro incierto en Ar’kaindia y dejando a la orga que amaba.


Para todas las razas que pueblan Eirea, el desierto es un reto abrumador, y de entre todos ellos el más duro es el desierto del Shafarma, donde miles de desafortunados individuos han perdido la vida. Por un lado, el sol abrumador que reseca la piel como si fuese cuero mal curtido, por el otro, una fauna salvaje habituada a la más dura de las condiciones para la vida, solo semejante al infierno de Golthur.

En general, los Orgos, como parte de la fauna salvaje del desierto, han desarrollado capacidades especiales que les permiten la supervivencia en este clima tan árido. Su piel, gruesa y dura, de colores oscuros, permite resistir la fuerte oleada de radiación lumínica que inunda las dunas de arena, aunque no evita que deban estar siempre hidratados.

Otro rasgo característico que tienen todos los Orgos, y que entrenan en la adolescencia, es la capacidad innata que tienen de controlar resquicios de magia arcana, pudiendo lanzar bolas concentrada de energía lumínica. Estos cúmulos de energía, siempre han surgido efecto en la fauna del desierto, a veces para atemorizar cierto lagartos gigantes, otras veces para provocar daño y una mucho más útil, para lanzarla iluminando el cielo, como una llamada, a la que si los Orgos tienen suerte, acude el ser más majestuoso que vive en el desierto, el gusano de Arena, única montura eficaz que recorre las dunas, y permite el comercio y los viajes seguros entre Ar’kaindia, y las ciudades de Dendra y Anduar.

Y es así, como Kragma, Sacerdote de Velian, Conocedor de la Divina Velian, cruzaba raudo y veloz el desierto más temido, a lomos de su Gusano de Arena, nervioso por ser una de las primeras veces que salía de su amada Ar’kaindia y apenado por dejar atrás todo el conocimiento que el templo piramidal almacenaba.

Tras unas horas, decidió descansar en lo que antiguamente era Efrim y hoy día solo quedaban cuatro piedras que sobresalían de las dunas y que seguramente en un tiempo fueran totalmente sepultadas bajo toneladas de arena. Saco un pequeño odre de agua de sus alforjas y bebió.

-Pequeño, ¿acaso tú también necesitas beber? – Dijo Kragma acariciando al gusano.

Kragma formulo un sencillo hechizo, pero de vital importancia que enseñan a todos los jóvenes Velian, y creo una masa de agua de la nada que flotaba en el ambiente. Con un violento movimiento, el gusano salto, y con el único orificio lleno de pequeños dientes afilados que tenía en lo que podría decirse su cara, ingirió la masa acuosa sin desaprovechar ni una sola gota. Agradecido, se enrosco alrededor de Kragma.

-Calma calma, pequeño, sé que te encanta. Pero no me aplastes -dijo Kragma riéndose a la vez que palmeaba la dura piel del anélido-. Vamos a descansar un rato que mañana nos despediremos al final del desierto.

Y con la tranquilidad de compartir el campamento con un amigo de gran confianza, Kragma se hecho sobre el gusano y comenzó a roncar suavemente.


Con las ultimas luces del día, Kragma llego a Anduar, la gran ciudad comercial, la que nunca duerme, lo primero fue identificarse ante la puerta oeste. Los Nivrims, montando guardia, registraron sus pertenencias y preguntaron el motivo de la visita.

En otro momento, Kragma podría haberse molestado por tanta demanda, pero el motivo de su visita era demasiado importante. Tal como fuera, lo primero que hicieron, tras concederle el paso, fue enviarlo a hablar con Terni, el viejo guardia que siempre se encontraba en la plaza central de la ciudad.

Kragma se asombro del tamaño de la ciudad, dividido en distintos sectores según su funcionalidad; el barrio residencial, el de los gremios, el mercado, el de la guardia… y todos unidos con rectas vías bien pavimentadas y fácilmente accesibles para carros y diverso transporte animal. En el centro, la plaza era transitada continuamente por una incontable cantidad de individuos, y en un lateral, una pequeña caseta, de madera y con un toldo de piel curtida, se encontraba un viejo humano vestido con una armadura que le quedaba grande.

-Buenas tardes, ¿Terni?

-Si. Si buscas el mercado sal al este y el siguiente cruce al norte. Si buscas los gremios al este y luego sur. Si buscas algún noble ve al barrio residencial hacia el oeste….

-¿Y si busco a alguien? – interrumpió Kragma exasperado por la retahíla de Terni.

-Depende de a quien busques -respondió Terni alzando una ceja.

-Semi-drow, mujer, de metro y medio de altura, piel de un gris casi mortecino, con melena negra y unas orejas puntiagudas.

-Seguramente haya algunas así en los suburbios haciendo la noche…

Kragma apretó el puño y alzándolo dijo:

-¡No es ninguna ramera! No sé quién es, pero estoy seguro que debe ser alguien poderoso, importante.

-¿Ámbito arcano o físico? Me refiero si buscas una guerrera o alguna hechicera.

-En mi sueño no me pareció que tuviera gran físico, imagino que hechicera.

-¿En tu sueño? – respondió con sorna Terni – Haya cada uno con sus motivos. Lo que, si se es que, si quieres buscar a alguien, lo suyo es que busques en las tabernas o en el Hostal Comellas. No vayas a Naduk, pues solo los jóvenes cachorros pasan por allí.

-Gracias – respondió Kragma y le lanzo un par de Saffrios.

Terni, mirando las extrañas monedas, respondió:

-De nada, ¡pero a la próxima trae denarios o platinos!

Y de esta forma, Kragma, el sacerdote de Velian, continuo su búsqueda por Anduar, deseando encontrar a esa semi-drow que le ordeno la Diosa de los Sueños.

Cualquier forma es correcta para llegar al conocimiento.

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En el anterior capítulo de esta historia, Kragma, el sacerdote, realizo un poderoso hechizo de adivinación, y llego al templo de Velian, donde su avatar se materializo y le encomendó la tarea de buscar una mujer semi-drow.


-¡Kragma! ¡Despierta! ¿Estás bien? – Exclamo Magalí Ojospardos.

-Magalí… Si… -Confuso, Kragma miro a su alrededor – estoy en el templo… en el piramidal.

-¡Claro que si imbécil! ¡Como se te ocurre irte de la cama así y preocuparme de esta manera! Y encima te encuentro inconsciente en el suelo. ¿Qué te ha pasado?

-No te lo vas a creer, he visto a Velian, y he estado en su templo.

-Claro que has estado en su templo, ¡estas aquí! En el Templo Piramidal de Ar’kaindia. Respecto a que has visto a la diosa, ¿Tanto bebiste ayer? No recuerdo que probaras casi el vino….

-No me entiendes Magalí… volvamos a la habitación y te lo explicare todo.

Ambos orgos regresaron a los aposentos de Kragma, en la Posada El Sol del Ocaso, tomaron asiento en la cama y se sirvieron de una jarra Agua del Baltia.

-Magalí, como Sacerdote de Velian, he descubierto un hecho insólito en unas crónicas escritas. El titulo es el “Libro de Khaol” – Kragma saco el libro de debajo de la cama – y trata sobre como ascendió Khaol al estatus de semi-dios. Para este hecho – Kragma abrió el libro en unas hojas centrales y se lo ofreció a Magalí – profano a las hermanas celestes Argan y Velian, tiñéndolas de carmesí.

Magalí leyó detenidamente los párrafos que le indicaba Kragma, y cuando acabo, volvió a leerlos. Posteriormente dijo:

-¿Es esto lo que te quita el sueño? ¿Una simple historia escrita vete tú a saber por quién?

-¡No es una simple historia! ¡Es una aberración acometida contra nuestra diosa! ¡He hablado con ella!

-Ya volvemos a lo mismo… – interrumpió Magalí Ojospardos.

-¡Magalí! ¡Escucha lo que te digo! No ha sido una visión ni un sueño. He realizado un hechizo que localice en antiguos escritos que dejo Alhamad I, tras las guerras de unificación de los ogros. Mi conciencia fue teletransportada al verdadero Templo de Velian, en su luna, y allí su avatar se presentó ante mí.

Magalí permaneció en silencio, asombrada ante lo que Kragma le relataba.

-Entonces le pregunte sobre lo acaecido en el ascenso de Khaol, y… Velian me perdone… de una forma altiva e ingenua me dijo que no entendía el mundo.

-¿Y si te dijo eso, porque no lo dejas? Está claro que eres un simple Orgo, Kragma, para entrometerte en los asuntos de los dioses.

-Porque estoy seguro que hay algo más detrás de todo esto, y sino fuese así no me habría enviado a buscar a una semi-drow.

Magalí escupió en el suelo ante la mención de la raza mestiza tan despreciable.

-¡Lo peor de los humanos y lo peor de los drows! – exclamo la orga.

-Si, Magalí, pero alguna razón imperante habrá para que la diosa me envié en su busca.

-¿Y dónde vas a buscarla?

-Nunca he salido de Ar’kaindia, ya sabes que siempre he estado entre libros. Pero si de ellos he aprendido algo, es que siempre hay que empezar en Anduar.

-¿Y cuándo partirás?

-Lo antes posible, amada mía.

-No seré tan amada si me cambias por una sucia semi-drow -respondió Magalí Ojospardos despechada -, ¿sabes lo que significará para nosotros si te marchas?

-¿Qué quieres decir? -balbuceo Kragma- No estarás amenazándome…

-Solo digo que Habb Ydiz lleva tiempo intentando cortejarme… y si te vas nada lo impedirá.

Airado, Kragma se levanto de la cama, ¿¿!!iba a posicionarse Magalí por delante de Velian!!?? No al menos en el corazón de Kragma. ¿¿!!Le amenazaría con un simple trovador!!??

-Si eso es lo que piensas, ¡ya puedes largarte! -y abrió la puerta de un fuerte tirón.

-Si eso es lo que piensas tú, ¡me voy! -y Magalí cerro la puerta con gran violencia.

Todos los residentes de la Posada El Sol del Ocaso no pudieron seguir conciliando el sueño esa noche, ya que Kragma continúo gritando y maldiciendo en su habitación.


A la mañana siguiente, Kragma ya tenia hecho su petate, con lo que él creía necesario para el viaje y procedía a partir, cuando sus pies lo llevaron ante el bazar de carnes, frutas y viandas que Magalí poseía en el mercado.

-¿Vienes a pedir perdón? – sentenció Magalí.

-No…Magalí… vengo a decirte adiós. Espero que Velian te sonría, que las estrellas te protejan y si algún día vuelvo, que nuestros destinos se vuelvan a entrelazar.

Kragma le dio un beso a Magalí en la mejilla, giro 180º y sin esperar respuesta descendió la gran escalera que conectaba la península con el desierto.

-Seguro que seguiremos conectados – respondió Magalí en un susurro, mientras se acariciaba el vientre-. Vuelve Kragma de Ar’kaindia, vuelve a mis brazos.

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En el anterior capítulo de esta historia, Kragma, el sacerdote de Velian, realizo un poderoso hechizo de adivinación, con el favor de Velian, para conocer los hechos acaecidos durante el ascenso de Khaol, más específicamente como tiño las lunas de color Carmesí.


 

El humo verde procedente del incienso, incrementada por el sortilegio lanzado, se introdujo por los orificios nasales y bucales del Orgo, lo que provoco su pérdida del conocimiento.

 

La vista de Kragma, ciego a la oscuridad debida al remolino de niebla esmeralda que le cubría, se fue difuminando poco a poco, a la vez que la neblina se quedó a un metro de altura, impidiendo ver el suelo. Un vasto mundo, desconocido para el Orgo, se abrió ante sus ojos, y enfrente de él, una enorme edificación de color olivina con reflejos esmeraldas, de grandes y anchas columnas, con el tejado recto translucido y un gran pórtico abierto que invita a entrar.

 

Con paso firme, cruzo la entrada y se situó en el centro de un gran salón, expectante ante la visión imprevista que se alzaba paciente. Una dama, incorpórea, sin forma definida, pero generosa de proporciones femenina bien distribuidas, flotaba a un par de metros del suelo.

 

  • Bienvenido, Kragma, hijo de Ar’Kaindia, mi iniciado, mi acolito, mi sacerdote, mi adepto y consonante de mis Energías mágicas, instrumento de mis designios. ¿Qué has venido a hacer, en mi hogar? ¿Acaso te crees merecedor de mi presencia?

 

Kragma, mudo al principio ante el avatar de Velian, articulo poco a poco las palabras:

 

  • No, mi señora Velian, indigno soy de estar ante tu presencia y aun así, es la preocupación por su bienestar lo que me empuja a venir. Hace poco he tenido conocimiento, leyendo el Libro de Khaol …

 

  • ¡¡¡ESE INDIGNO!! Creerse un dios… – interrumpió Velian-.

 

  • …he tenido conocimiento del hecho acontecido con las lunas, Velian, y su hermana menos indigna Argan…

 

  • ¡¡¡De mi hermana ni me hables!!! – volvió a interrumpir Velian-.

 

  • … y tenía la preocupación de si hubiera mancillado, ese malnacido, su pureza, mi Diosa.

 

Velian, que conocía de antemano el motivo de la visita de Kragma, como es natural en una diosa de su calibré, y señora del mundo onírico, respondió:

 

  • ¿Acaso crees, Kragma de Ar’kaindia, que lo sabes todo de los dioses? ¿Acaso crees que todo está escrito? ¿Acaso todo lo que ves, sientes, oyes y tocas es real?

 

  • No… pero…

 

  • No hay excusa, aún debes aprender cómo funciona el mundo.

 

La imagen Velian cambio y se definió en el de una mujer semi-drow, de metro y medio de altura. Su piel, de un gris casi mortecino, con melena negra y unas orejas puntiagudas.

 

  • Busca este ser, ayúdala y una vez que lo hayas hecho estarás más cerca de conocer la verdad.

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En el anterior capítulo de esta historia, Kragma, el sacerdote de Velian, entre sus quehaceres habituales descubrió en la biblioteca de Ar’kaindia el Libro de Khaol, y como fue capaz de teñir las lunas de carmesí. Este hecho le marco profundamente, por las implicaciones que podría tener con el hecho que definió su vida (REG2).

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La gran luna verde, Velian, relucía con un gran esplendor inmaculada sobre el cielo oscuro del imponente reino de Al-qualanda, en su fase llena. La ciudad de Ar’kaindia, es el hogar de los Orgos, seres peligrosos y malignos muy dotados arcanamente y con una fuerza descomunal, profesan una Fe ciega la luna de los sueños y magia. La posada siempre es un lugar de trasiego donde innumerables viajeros cuentan sus hazañas, realizan tratos de dudosa legalidad, y es el hogar de Kragma.

La Orga, que descansaba en la habitación, tenía la piel grisácea cubierta por una suave sabana de seda de araña. Tenía fuertes labios de color oscuro, el pelo rizado caía sobre su espalda desnuda y roncaba con la máxima dulzura que un cuerpo de dos metros y unos colmillos cortos permitía.

Kragma, después del acto libidinoso, no pudo dormir, como era costumbre. Sus pensamientos iban una y otra vez al acto impuro cometido por Khaol, y tenía una imperiosa necesidad de saber más. Esperaba que un hechizo, de la esfera de adivinación, le permitiría conocer más acerca del hecho, y había preparado todo, y esperado con paciencia a que Velian se encontrara llena.

Con el subterfugio propio de un mamut lanudo, se levanto del lecho, se coloco la sotana verde, propia de su Sacerdocio, el Medallón de la Luna Verde y unas simples alpargatas. Con una súbita velocidad, propia de las ansias de conocimiento, se dirigió al Templo Piramidal, máximo exponente de la deidad de la luna Verde, la cual, volvía a coronar una vez más el pico de la pirámide.

Las salas se encontraban vacías a estas altas horas de la noche. Con solemnidad, encendió varías velas sobre la losa plana y circular de serpentina pulida, una roca de tonos verdosos muy porosa, los cuales han sido rellenados con una resina transparente que le da un toque inmaterial.

Kragma realizo un rápido rezo, para solicitar favores más allá de los permitidos, ya que el hechizo, descubierto en un viejo libro, traería un avatar de la diosa, de forma incorpórea, para responder a las preguntas que rondaban la cabeza del Orgo.

Kragma alzo el Medallón, y con una profunda voz, que retumbo en las paredes lisas, dijo:

  • “Avatar adducere, non opus scientiam”.

El incienso, hasta entonces simplemente un objeto aromatizador, ardió profusamente, con una llama casi invisible, creando una gran nube de humo que se coló por los orificios respiratorios de Kragma. Debido a la falta de oxígeno, el sacerdote cayo inconsciente en el suelo y golpeando con un ruido seco el suelo.

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en respuesta a: Guía para Herreros #331977

Otra buena alternativa de nivel 8 a 9 es crear abrojos, solo necesitas 700 gramos de hierro y nada de carbón. Siempre dan un punto, aunque la pega es el alto coste de pgs, que se ahorra si a este nivel, ya tienes minero a lvl 10 y no tienes ganas de picar mucho.

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Muy chulo. Solo un consejo, juntalos en el mismo tema los que tengan los mismos titulos, un post como respuesta del siguiente. No un nuevo titulo, que sino se llena el foro y se pierden post de otros compañeros.

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