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  • garthok
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    «Ondish se quedó pensando desde la tranquilidad que le ofrecía la invisibilidad:
    Estaba seguro de que había visto aquella figura femenina en varias ocasiones.
    Por más vueltas que le daba al asunto no podía sacarse de la cabeza que todo aquello tenía que estar conectado.
    Sin pensarlo más, Ondish utilizó un viejo truco de ilusión y creó una nubecita.
    La nubecita se posó cerca de la mujer, parecía un semi-drow.
    La nubecita dijo: Sé perfectamente lo que estás haciendo aquí.
    La nubecita dijo, incluso ese viejo loco que se alimenta de ratas podría reconocer tu olor a magia oscura.
    La figura se quedó completamente paralizada.
    Los ojos de la mujer se movían sin que su cuerpo lo hiciera, buscando la fuente del sonido. Era la primera vez en mucho tiempo que la pillaban sin su sombra.
    Virix: Ten cuidado a quién llamas loco. No estoy loco, sino desesperado por no continuar marchitando mi cuerpo.
    La figura, semiescondida, se centró en el hombre. Lo había visto antes, pero no le había dado importancia. Se preguntó si habría sido su primer error aquel día.
    La nubecita miró al viejo y preguntó: ¿Vaya, cómo te llamas? Ni siquiera esperaba que supieras hablar.
    Virix: Ratas. Cada una de ellas es una vida, y alimentándome de ellas contengo en mí su aliento vital, que me aleja de los estertores del funesto destino agónico. Soy Virix. Un loco.
    La nubecita volaba más y más rápido alrededor de la figura femenina.
    Virix: Y sin embargo, un loco con la suficiente energía en mis venas para seguir buscando ratas de las cuales alimentarme. O de algún insecto, también.
    Aquello parecía cada vez más surrealista. La mujer levantó con lentitud las manos y susurró.
    Nygthiel: ‘nullo magius’
    Virix: Gracias por apagar los destellos. La luz me molesta un poco. Mis ojos se han acostumbrado a la oscuridad de estas cloacas.
    Nygthiel levantó las cejas, sorprendida. Cuando la maraña de éter que lanzó hacia la difusa nube impactó contra ella, sintió como se resistía a su poder. Su corazón empezó a latir un poco más rápido. Solo un tipo de magia especializada podría resistirse así a su hechizo.
    Nygthiel comenzó a mirar a su alrededor con más atención, aún sabiendo que probablemente sería incapaz de ver a su acechador por más que se esforzase.
    La nubecita se volvió de color púrpura y en su sonrisa asomaron unos colmillos.
    Ondish sudoroso aplicaba todo su poder para no ser descubierto. Aquellas cloacas estaban llenas de magia oscura.
    Nygthiel sabía que no podría con aquel gnomo, al menos tomada así por sorpresa. Su Dios le había enseñado a buscar una segunda oportunidad.
    El mal olor que desprendía la rata muerta y a medio masticar inundaba la sala. Un mal olor sólo comparable a las podridas falacias de Khaol. Virix continuaba comiéndosela con calma, sin ninguna prisa hasta el final.
    La nubecita pregunta: ¿Por qué no te muestras tal y como eres y desvelas tu nombre?
    Incluso cuando su mismo Dios intentaba azuzarla a atacar.
    Nygthiel no podía hablar, puesto que era conocida en la ciudad y no quería tener problemas con Anduar. Tenía que pensar algo pronto.
    La tensión se palpaba en el ambiente. Ondish sabía que si se volvía visible tendría que pelear contra aquella misteriosa mujer.
    Virix: Hay secretos que es mejor que no sean desvelados. Por su malsano olor los reconocerás. Si no quieres envenenar tus oídos, no deberías escuchar las palabras del Señor de las Patrañas.
    En su cabeza comprendía que fuese cual fuese su poder no debía ser escaso cuando Khaol la escogió para tal hazaña.
    La nubecita dijo: ¿Ahora lo entiendo todo, no eres más que una sirvienta, una concubina?
    Nygthiel sabía que no podría con aquel gnomo, al menos tomada así por sorpresa. Su Dios le había enseñado a buscar una segunda oportunidad.
    El viejo loco pronunció unas palabras en un idioma oscuro, acto seguido el cuerpo de una rata comenzó a retorcerse y crecer hasta convertirse en un gigantesco ogro óseo.
    El ogro se situó delante del viejo.
    Nygthiel separó sus manos lentamente y pequeñas hebras de oscuridad aparecieron entre ellas unidas como una pegajosa tela de araña con sendas palmas. Cerrando los ojos tras la máscara, pronunció
    Nygthiel: ‘xeno fatum lios tenebrum’
    Nygthiel Posó sendas manos en el suelo al terminar de realizar su cántico y las hebras de oscuridad recorrieron el entorno rápidamente.
    Un impenetrable y terrorífico manto de oscuridad comenzó a envolver el lugar en la más absoluta negrura, consumiendo incluso los sonidos. Pero ella veía.
    Nygthiel se movió con agilidad, corriendo hacia uno de los pasillos de la alcantarilla para perderse entre las sombras. Se juró a sí misma que nunca volvería a ser pillada así nuevamente.
    Nygthiel llegó hasta la zona donde su manto de oscuridad se desvanecía, y dejó que su sombra se adelantase y se perdiese entre las escalerillas que subían a la ciudad. Al no ver peligro, ella subió detrás y se perdió en la noche de Anduar.
    Se había escapado otra vez pensó Ondish, pero esta vez sabía por dónde empezar a buscarla.
    Sabía que un gnomo solitario no podría combatir a un dios.
    Virix regresó a su mueca de indiferencia. No le quedaban ratas de las que alimentarse, pero no importaba. Siempre había sido un paria con extrañas aficiones, ya fuera comer ratas o morderse las uñas de los pies. Regresó a su estado catatónico habitual.
    Virix: Ten cuidado, gnomo. No está muerto todo lo que yace eternamente.
    Virix: Algún día un Apóstol nos Bendecirá. Estad preparado para ello. Servíos una rata mientras esperamos, si queréis.»

    garthok
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    Ese mismo día, al atardecer, Wrunkhar y Kruttam ensillaron sus huargos y descendieron por los rocosos senderos del Erial de los Condenados.

    Los dos orcos se miraron a los ojos; el orgullo de la horda y la responsabilidad sobre sus hombros llenaban de propósito sus vidas.

    Hicieron noche al pie de las Quebradas de Devron. Lo único que se podía escuchar era el sonido de las llamas y los aullidos de los coyotes que patrullaban el desierto en busca de algún animal moribundo.

    Wrunkhar dice: Kruttam, deja de roncar y escucha.

    Kruttam se levanta del suelo a toda prisa, mientras se le escapa un bostezo.

    Wrunkhar dice: ¡Cuidado!

    Kruttam: ¿Qué sucede, amigo listo? Sólo he podido dormir tres horas.

    Kruttam: Parece que hoy nos van a sudar las pantorrillas… ¡Menudo calor!

    Kruttam se agacha para recoger un insecto que yacía en el suelo y de un mordisco lo tritura.

    Al menos una docena de esqueletos armados con lanzas y viejos escudos salieron de detrás de una antigua y destartalada caravana y marcharon directamente hacia los orcos.

    Kruttam: ¡Cuidado, amigo listo!

    Kruttam: Y todo esto sin desayunar… si al menos tuviésemos algo de carne…

    Kruttam agarra un tronco del suelo, lo suficientemente pesado como para tener que usar ambas manos.

    A su vez, Wrunkhar desenvaina su famosa Ira Sangrienta y se lanzan a la carga.

    Kruttam grita: ¡Acercaos cuando queráis! ¿Me entenderán, amigo listo?

    Kruttam: ¿Amigo listo?

    Kruttam se lanza con fiereza sobre los esqueletos, repartiendo golpes hacia izquierda y derecha con su ancho Tronco de Madera.

    Los esqueletos se movían impertérritos hacia ambos. Animados por la tenebrosa magia de una extraña figura que los agitaba desde la caravana, no se detenían en su avance. Aquella figura, grande para los estándares humanos, manejaba sus voluntades y las retorcía para adueñarse de sus acciones, manejándolos como meros peleles en manos de un hábil titiritero.

    Una voz cavernosa preguntó a ambos desde aquella lejanía: «¿Quiénes sois, y cuál es vuestro propósito en Devron?»

    Wrunkhar dice: Hermano, saben que estamos llegando a Galador. Methaw tiene espías en todas partes.

    Kruttam: ¡Yo he desayunado pierna de humano muchas veces!

    Kruttam: No creo que hoy sea un día distinto. Wrunkhar responde: Deja de agacharte detrás de estas marionetas y da la cara!

    Kruttam responde en voz alta: Soy Kruttam, ¿quién eres tú?

    Wrunkhar agarra con fuerza un gigantesco hacha doble del suelo y lo arroja con fuerza hacia la caravana.

    Kruttam: Yo creo que se ha muerto, sonaba a una voz anciana…

    El hacha choca contra una especie de escudo mágico.

    No hubo tiempo para una segunda respuesta. La orca, pues era, efectivamente, mujer, dio un paso adelante y volvió a conjurar entre las Arenas. Media docena más de esqueletos volvieron a rodearla, protegiéndola. «Marchaos de aquí. Aquí no hay nada para dos asquerosos orcos como vosotros. Volved a vuestros agujeros en Golthur Orod».

    Wrunkhar susurra a Kruttam: Los dos sabemos que no podremos volver a la fortaleza sin la esencia de la crueldad.

    Kruttam susurra a Wrunkhar: Yo voy a hacer lo que me digas… ¿La mato y desayunamos de una vez?

    Wrunkhar susurra a Kruttam: Mucho menos sin las cabezas de algunos enemigos o nuestra reputación acabará a la altura de la de Kyragan en los baños de la fortaleza.

    Kruttam se rasca la cabeza, demostrando no haber entendido nada.

    Wrunkhar dice: Tengo una idea.

    La misteriosa figura comienza a formular algunas palabras desde la lejanía, incomprensibles para los orcos pero claramente hostiles. Las arenas comienzan a arremolinarse a su alrededor.

    Wrunkhar da una potente patada a una tinaja llena de un extraño líquido, este entra en contacto con la hoguera y una inmensa llamarada se adueña de todo el lugar.

    Wrunkhar dice: Ahora, Kruttam, corre.

    Kruttam se tropieza al comenzar a correr, de un salto se levanta y huye despavorido siguiendo a Wrunkhar.

    Un eco resuena en la lejanía, una voz masculina parece que se aproxima a la zona, ajeno a lo que acontece.

    Un enorme orco, ataviado con una túnica multicolor llega, arrastrando los pies por la arena.

    Wrunkhar exclama: ¡Corre!

    Mercader Orco susurra: ¿Dónde vais? Yo amigo.

    Los chillidos de frustración de la hechicera, levemente audibles, se pierden en la distancia. Los esqueletos conjurados no son lo suficientemente rápidos como para seguir a los orcos.

    Mercader Orco susurra: Esas llamas no tienen buena pinta, amigo.

    Kruttam: ¡Ya corro, amigo listo! No ves que mi barriga va delante mía…

    Nuestra intención era Galador, pero los que recibieron la sorpresa fuimos nosotros dos.

    El mercader da un puntapié y cubre las llamas con arena, sofocando la hoguera.

    Amigo, Galador está muy lejos…

    Mercader Orgo susurra: Aquí no hay más que arena.

    Mercader Orgo susurra: Amigos, volved y hablemos.

    Mercader Orgo susurra: Mulhamad tiene muchas cosas a la venta.

    Wrunkhar dice: Buen mercader, todos tenemos un precio. ¿Cuál es el tuyo para llevarnos por el atajo a dentro de Galador?

    Kruttam susurra al Mercader Orgo: Me han dicho que hay unas plantas para cuando no puedes hacer caca… ¿Tú sabes conseguirme eso?

    Wrunkhar dice: Kruttam, déjate de tonterías.

    Mercader Orgo susurra: Planta para caca… amigo, tengo una bolsa llena.

    El mercader le arroja una bolsita al orco.

    Mercader Orgo susurra: Caminito secreto para Galador…

    Kruttam le entrega disimuladamente una bolsa con monedas al Mercader Orgo.

    Mercader Orgo susurra: Amigo, todo tiene un precio.

    Wrunkhar agarra al mercader por el pecho con fuerza y dice: Vamos a ver, Orgo, puedes marcharte de aquí con oro y tu vida. O mi amigo Kruttam puede arrancarte la cabeza y meterla en esa bolsita que le acabas de dar.

    Mercader Orgo susurra: Un pequeñito favor y yo mismo os llevaré, pero tranquilos amigos.

    El ambiente parece más tranquilo, pero los orcos siguen sin conseguir su propósito. No deberían volver a la Fortaleza Negra sin su Esencia o unas cuantas cabezas de enemigos.

    El mercader muestra un plano a los orcos.

    Mercader Orgo susurra: Aquí habita el señor de Devron, conseguidme su laúd y os llevaré a Galador.

    Kruttam se acerca al Mercader Orgo con cara intimidante, esperando la señal para comenzar sus hostilidades.

    Wrunkhar resopla, parece desesperado.

    El mercader da un paso atrás.

    Wrunkhar dice: ¿Y volver hacia los esqueletos?

    Mercader Orgo susurra: Está bien, os llevo, amigos, tranquilos.

    Mercader Orgo susurra: Ya habéis armado demasiado escándalo.

    Kruttam susurra a Wrunkhar: Has visto, amigo listo… este entiende mi idioma.

    El mercader guarda el plano en su zurrón y hace un gesto a los orcos.

    Mercader Orgo susurra: Poneos estos ropajes, os haréis pasar por comerciantes.

    Mercader Orgo susurra: El mercader ofrece unas ropas a los orcos.

    Kruttam: Me has caído bien, aunque tengas mucha carne y yo mucha hambre.

    Mercader Orgo susurra: Ponte esto, ya comerás después.

    Kruttam coge los ropajes de la mano del Mercader.

    Mercader Orgo susurra: Eso es extraño.

    Kruttam: ¿Parezco una salchicha de la Taberna de Ancarak?

    Mercader Orgo susurra: Amigos, no hay tiempo que perder; aprovecharemos el cambio de guardia.

    Wrunkhar dice: Me recuerdas a una concubina.

    Los dos orcos ponen cara seria y siguen de cerca al mercader.

    Kruttam exhala aire al sentirse presionado por la ropa.

    De repente, a lo lejos, se escucha un cuerno, posiblemente de una partida de caza. ¡Maldita sea! Los orcos sospechan de la hechicera que dejaron atrás… ¿Quizás todo fue una trampa? ¿Pueden confiar en el mercader? ¿Funcionará su triquiñuela con los disfraces?

    Mercader Orgo susurra: Y no habléis durante el trayecto; sé que va a ser especialmente difícil para ti.

    El Mercader se gira hacia Kruttam.

    Kruttam hace un gesto moviendo la cabeza de izquierda a derecha, negando lo que el Mercader ha dicho.

    Mercader Orgo susurra: Daos prisa, ese sonido no me gusta nada.

    Kruttam: ¿Pero por qué no voy a hablar si no entienden mi idioma?

    El mercader avanza tan rápido como puede por la arena, seguido de los orcos.

    Wrunkhar da un poderoso codazo a Kruttam.

    El mercader se gira hacia atrás, preguntándose dónde estará la hechicera.

    La partida de caza está compuesta por al menos dos docenas de orgos, a lomos de gusanos gigantes. A su cabeza va la hechicera, azuzándolos.

    Kruttam susurra a Wrunkhar: Las tripas me hacen trogogloglogloglo. ¿Me dejas comerme una pierna del Mercader? Con la otra, seguro que sigue andando…

    La extraña comitiva abandona las Quebradas y, después de un largo paseo, llega a Brenoic.

    Mercader Orgo susurra: Ya estamos casi, amigos.

    El olor a leche de vaca agria es insoportable, pero los orcos se sienten encantados.

    El mercader los dirige hacia los cultivos de Brenoic, al sur del poblado.

    Mercader Orgo susurra: Aquí es, amigos.

    Kruttam: ¡Estoy a punto de desmayarme! ¡Quiero comerme una de esas vacas!

    Mercader Orgo susurra: Deja las vacas y aparta ese montón de leña.

    Kruttam resignado agacha la cabeza y se dirige hacia el montón de leña.

    Wrunkhar ayuda a su compañero con cara de resignación.

    El mercader saca un par de antorchas de su zurrón y las impregna de una sustancia pegajosa.

    Kruttam agarra uno a uno los palos, denotando que sus niveles de energía son ínfimos, y los carga con mucho esfuerzo sobre su torso.

    Todas las vacas parecen enfermas. Están famélicas y poco sanas. Una de ellas les mira con cara de pena, como suplicando a ambos que acaben con su existencia…

    Poco a poco, al apartar la leña, aparece una desvencijada trampilla de madera.

    Kruttam, al terminar de mover los palos, se abalanza sobre la vaca y, de un mordisco en el cuello, acaba con su vida.

    Mercader Orgo susurra: Ahí tenéis vuestro acceso a Galador.

    Kruttam: Lo siento, tenía que desayunar.

    Kruttam: Come, amigo, con la barriga llena se piensa mejor.

    Kruttam se abalanza sobre el cuerpo de la vaca inerte y con sus garras consigue desollarla antes de comenzar su festín.

    Wrunkhar dice: Deja de perder el tiempo.

    Wrunkhar entrega una bolsa llena de monedas al orgo.

    Suka: parece que desde las sombras alguien más observa a los orcos y al mercader, después de la escandalera que montaron.

    Kruttam obedece a Wrunkhar, pero ahora su barriga parece que va a explotar.

    garthok
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    Todos en la sala ven cómo el viejo chamán toca un Corazón rojo como el infierno…

    Los chamanes murmuran antiguos rezos a Gurthang al contemplar el Corazón.

    Raigy dice: ¿Sabéis qué es esto?

    Uno de los aprendices de chamanes responde: No.

    Kruttam: ¡Claro que lo sé!

    El Corazón del Balrog, bendecido por nuestro Señor Gurthang.

    Kruttam: ¡Es un tomate!

    Wrunkhar piensa para sí mismo. Qué insensato interrumpe así a los chamanes más poderosos del reino.

    Kruttam, avergonzado, se retira del primer plano de la escena.

    Wrunkhar asiente a Kruttam.

    Uno de los chamanes hace un gesto hostil ante la interrupción del orco.

    Raigy dice: ¿Tú quién eres?

    Raigy aprieta el Corazón…
    Wrunkhar dice: Disculpa, es un gran guerrero, pero el pobre no está bendito con un gran cerebro.

    De pronto, los asistentes observan una neblina que rodea al Viejo chamán.

    Kruttam: Soy Kruttam. Llevo aquí desde hace 20 años y nunca te había visto. ¿Quién eres tú?

    Adquiriendo colores rojizos y amarillentos…

    Viejo chamán de los Urja dice: Olvidad las distracciones. No hay más tiempo que perder. Necesitamos iniciar el ritual y traer de vuelta a Targash.

    Raigy dice: El sexto círculo está cerrado para los mortales.

    El ayudante goblin enciende en ese momento unas barritas de incienso rojizo, necesarias para el ritual.

    Todos en la sala miran con asombro. Las llamas comienzan a avivarse cada vez con más fuerza.

    Un impresionante grito lleno de rabia deja a los presentes momentáneamente sordos.

    Raigy dice: Gurthang no nos considera dignos para permitir que poseamos ese poder.

    Viejo Chamán de los Urja dice: Efectivamente, no podremos invocar a Targash todavía. Parece que Gurthang no nos favorece lo suficiente.

    Viejo Chamán de los Urja dice: Necesitamos avivar las llamas con esencia de crueldad y sacrificar en ellas las cabezas de enemigos poderosos.

    Wrunkhar da un paso al frente y dice: Con gusto iremos a traeros ese pequeño encargo.

    Raigy dice: El proceso será largo, yo no tengo suficientes fuerzas y somos tan pocos.

    Wrunkhar posa su musculoso brazo sobre su amigo Kruttam y repite: Nosotros iremos a por la esencia y con gusto privaremos a los Dendritas de sus cabezas.

    El viejo chamán asiente con la cabeza.

    Las llamas de la hoguera poco a poco se van extinguiendo, pronto el ritual llegará a su fin.

    Kruttam: Si es por fuerza… ¡a mí me sobra, pequeño debilucho!

    Raigy dice: Esto que veis es un don y una pesadilla a la vez, debilitándome y envejeciendo mi cuerpo.

    Raigy dice: ¡Nuestro señor demanda sangre! ¡Sacrificios!

    Raigy dice: Solo así a lo mejor nos complace con el sexto círculo.

    Viejo chamán dice: Mientras tanto, Raigy, desciende a la antigua biblioteca. Solo tú sabes dónde habías escondido el tomo que contiene los
    versos para traer a Targash.

    Raigy dice: Mi memoria no es tan buena, pero intentaré recordar.

    Viejo chamán de los Urja dice: No se hable más, retomaremos el ritual a tu regreso en la siguiente luna.

    Raigy dice: Buscaré el viejo volumen, tal vez las Gárgolas sepan algo.

    Raigy dice: Ahora, dejadme descansar.

    Los presentes entonces ven cómo el viejo chamán vuelve a su forma original.

    La hoguera se apaga por completo, al mismo tiempo que las antorchas, dejando la estancia casi en penumbra.

    Más cansado, más viejo si cabe, pero con una sabiduría en sus ojos que solo dan los años.

    El extraño hedor que inundaba la habitación se disipa de repente.

    El viejo chamán pasa por delante de todos y se aleja de la sala, con una idea en la cabeza.

    garthok
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    Las antorchas de la Catedral de Gurthang se encienden y el ruido de los tambores de guerra inunda el Erial de los Condenados.

    Entre los golpes del tambor, distingues los chillidos de Mergandevinasander. Algo realmente oscuro está pasando en Golthur.

    Dentro de la catedral, los chamanes más poderosos de cada una de las tribus se reúnen alrededor de un goblin.

    El caudillo encargó personalmente a Kruttam y Wrunkhar que protegieran la ceremonia.

    El silencio reina en los pasillos de la fortaleza, apenas se escucha el sonido de alguna arma pesada arrastrando sobre las baldosas de obsidiana.

    Wryxer dice: ¡Que comience la ceremonia!

    Un pequeño goblin se apresura a recorrer la estancia mientras enciende un sinfín de varitas de incienso.

    Con la aprobación del Caudillo, los cánticos se incrementan y un montón de sombras surge de las llamas de la hoguera.

    Las antorchas, alimentadas por un extraño éter, comienzan a proyectar extrañas sombras.

    Kruttam se entretiene observando una rata que se mueve tranquila por el Segundo Nivel de la Fortaleza Negra.

    Los ancianos chamanes levantan sus cabezas y comienzan a recitar olvidados cantos a los espíritus.

    Chamán de los Urja exclama: ¡Gurthang, tu siervo ha vuelto!

    La nube de incienso se hace cada vez más espesa, ocultando a los asistentes.

    Un extraño temblor sacude la estancia.

    Las sombras comienzan a tomar la forma de guerreros y se mueven cada vez con más violencia.

    Un pequeño remolino envuelve a los asistentes.

    Raigy aparta la capucha de su cara, sus ojos refulgen con una niebla de color verde.

    Las plañideras se unen al ritual, intensificándolo con sus llantos y gemidos.

    Frente al goblin comienza a formarse la figura de Targash, que se desvanece antes de que su apariencia se vuelva sólida.

    Un anciano chamán da un paso hacia atrás, sin duda ha reconocido al goblin.

    Nuestro señor Gurthang lo quiso así, una búsqueda.

    Wrunkhar susurra a Kruttam: En ocasiones, los chamanes se pierden en sus viajes astrales, llegando incluso a no poder encontrar el camino de vuelta.

    Kruttam replica silenciosamente: ¡Pues parece que son más tontos que yo!

    Un anciano chamán se gira hacia los orcos.

    Chamán Anciano balbucea: Digamos que su vuelta depende de un hilo.

    Chamán Anciano balbucea: No deben perderlo nunca, o quedarán atrapados en ese plano.

    Raigy mira con sus verdes ojos a Kruttam.

    Kruttam pone cara de no haber entendido nada.

    El chamán se coloca de nuevo en su posición, en el círculo de oración.

    Kruttam repite silenciosamente al oído a su amigo listo: ¿Quieres que le pegue una paliza ya?

    • Esta respuesta fue modificada hace 1 years por garthok.
    garthok
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    Wrunkhar siguió el apestoso olor a jabón de grasa de elfo.

    El olor parecía llevar hacia el cuarto nivel.

    El eco de sus pisadas rompía el silencio de los pasillos oscuros de la fortaleza.

    Solo los elegidos tenían permiso para acceder a estas estancias. Los guardias se apartaban, dejando paso libre a Wrunkhar.
    Los pasillos estaban iluminados por un sinfín de antorchas, formadas por un éter en continua combustión. De pronto, comenzó a escuchar voces que provenían del estudio del arcano de la creación.

    Wrunkhar caminó con precaución hacia la habitación. Dentro se encontraban Wryxer y un anciano con una vieja túnica y la cara cubierta por una mortaja.

    Chamán Anciano balbucea: Vaya, vaya, no esperaba que subieras tan pronto.

    Chamán Anciano balbucea: Ese orco bañista es efectivo.

    El Anciano Chamán cerró el tomo que tenía abierto en la mesa y se incorporó.

    Wrunkhar sonríe y dice: Curiosa forma de llamar mi atención. La edad hace que el humor se vuelva tan oscuro como vuestros corazones.

    Chamán Anciano balbucea: Nadie sospecharía de ese desgraciado.

    Chamán Anciano balbucea: Su preocupación es que últimamente siente que ha dejado Ancarak de lado.

    Wrunkhar dice: Supongo que si me habéis llamado es porque puedo ser de ayuda.

    Chamán Anciano balbucea: Tenemos sospechas de tratos con Arkaindia.

    Chamán Anciano balbucea: No sé si lo sabrás, pero fuimos aliados.

    Wrunkhar dice: Conozco la historia del pasado, pero eso fue antes de que los orcos se alistaran en el ejército de Galador y ayudaran a matar a tantos de nuestros soldados.

    Chamán Anciano balbucea: Algo pasa en Ancarak, eso está claro, pero esos malditos kobolds no sueltan prenda.

    Wrunkhar dice : No hace mucho descubrieron una entrada secreta al infierno en sus cavernas.

    Chamán Anciano balbucea: Así es, fueron tiempos muy turbios y extraños, tiempos en los que la sangre no dejó de correr.

    Wrunkhar asiente.

    Chamán Anciano balbucea: Eso es, ahora acceden al propio infierno, si es cierto lo que ha llegado a mis oídos.

    Wrunkhar dice: Sus exploradores hablan de arañas gigantes guardando el camino.

    Chamán Anciano balbucea: Creo que unas arañas son el menor de nuestros problemas.

    Wrunkhar dice: Posiblemente los dendritas fueron quienes dejaron ahí las crías antes de romper la alianza.

    Chamán Anciano balbucea: Posiblemente trajeran huevas del Bosque Impenetrable.

    Wrunkhar dice: ¿Crees que el Balrog podría salir del infierno?

    Chamán Anciano balbucea: Eso es lo que temo, que consigan liberarlo. La cara de Wrunkhar no puede ocultar el miedo que recorre sus pensamientos.

    Chamán Anciano balbucea: Nuestros eruditos han detectado una extraña acumulación de energía en nuestras tierras. Tanto Wrunkhar como el viejo chamán como el Caudillo saben perfectamente que ningún héroe podría hacer frente al Balrog. Solo quedaría la opción de abandonar la fortaleza a manos de tal amenaza.

    Chamán Anciano balbucea: Sería nuestro fin si eso ocurriera… el fin de todos.

    Wrunkhar dice : Ni el mismísimo Wyvern Negro…

    Wrunkhar dice: ¿Cuál es el plan? ¿Qué podemos hacer para evitar tal desgracia?

    Chamán Anciano balbucea: Solo se me ocurre interrogar al Chamán de los Urja.

    Chamán Anciano balbucea: Tiene que saber algo seguro.

    Todos los presentes en la sala habían considerado a los orcos como una salvación, pero la idea de arrodillarse ante los Dendritas no era una opción.

    Wrunkhar dice: Yo mismo me ofrezco a ir a buscar al Gran chamán de los Urja. Wryxer da el visto bueno y hace una señal a Wrunkhar para que este abandone la conversación y parta hacia su misión.

    Chamán Anciano balbucea: Nos harías un favor, toma una pala, te vendrá bien. La idea de rogar a los Kobold no hacía ninguna gracia al joven Guerrero, pero sabía que el deber y la sed de gloria eran más importantes ahora.

    Chamán Anciano balbucea: Pasa por la herboristería de Baldío y llévale unas cuantas raíces de Hjida, seguro que con eso te atiende bien.

    Wrunkhar asiente con la cabeza y abandona la estancia.

    garthok
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    No podía aguantar ni un minuto más en la cama; le encantaba alardear delante de sus amigos. La noche anterior les había prometido que si se acercaban a los campos de Anduar al alba, les sorprendería con el hechizo más impresionante que habían visto en sus vidas.

    Durante todo el día anterior no había parado de hablar de cómo, con su nuevo collar, sus poderes eran dignos de un poderoso mago, y que en la escuela de magia le habían enseñado a invocar elementales de todo tipo.

    Había un grupo de por lo menos 15 niños esperándolo.

    Reesekh llegó con la cabeza bien alta y el pecho hinchado.

    Pretendió no haberse dado cuenta, pero entre el grupito estaba Shadrisa, la chica que lo tenía enamorado.

    Uno de los niños gritó: ¡Vamos, Reesekh, queremos ver si es cierto o te lo estás inventando todo!
    Zakamwel tiró el puñal al aire y lo recogió con maestría.

    Reesekh cambió su expresión por una mucho más seria. Levantó las manos con las palmas hacia arriba y comenzó a recitar un pequeño cántico.

    Zakamwel miró alrededor a la juventud.

    Zakamwel sonrió.
    Un montón de tierra se levantó y comenzó a formar la forma de un humanoide, pero al instante se desvaneció con la corriente en dirección a un pequeño y denso arbusto.
    Zakamwel chasqueó los dedos de la mano derecha.
    No entendía qué había pasado, así que volvió a recitar el cántico y lo mismo sucedió. Esta vez ni siquiera llegó a formar ninguna silueta. Es como si una corriente mágica absorbiera la energía.

    Zakamwel sonrió.

    Preguntas en dendrita: ¿Qué está pasando?

    Zakamwel, a espaldas de Reesekh, se tapó la boca con la mano mientras se reía.

    Zakamwel dijo: Ay, pues no sé, amigo.

    Preguntas en dendrita: ¿Quién anda ahí?

    Zakamwel preguntó: ¿Qué es lo que intentas?

    Zakamwel salió de su escondrijo.

    Zakamwel estrechó la mano de Reesekh.

    Zakamwel dijo: Zakamwel Ashkar, encantado.

    Preguntas en dendrita: ¿Eres tú el que intenta dejarme en vergüenza delante de mis amigos?

    Zakamwel puso cara de pícaro.

    Preguntas en dendrita: ¿Estás robando mi magia?

    Zakamwel silbó inocentemente.

    Zakamwel cruzó los brazos delante del pecho en actitud defensiva.

    Dices en dendrita: Había oído hablar de vosotros… El profesor de defensa contra subterfugio nos advirtió.

    Zakamwel dice: Amigo mío, ¿cómo puedes pensar que un Ashkar quiere dejarte en evidencia? No, hombre.

    Zakamwel dice: A ver, prueba otra vez.

    Reesekh da una vuelta alrededor de Zakamwel y acto seguido formula el cántico «duplos magis».

    Dices en dendrita: Nada sucedió alrededor de Reesekh, pero sin embargo, 4 Zakamweles aparecieron alrededor de ellos.

    Zakamwel se ríe.

    Exclamas en dendrita: ¡Ladrón!

    Zakamwel dice: Amigo, no puedes tratar de formular algo poderoso alrededor de mi aura mágica.

    Zakamwel dice: La magia se inclina hacia mí, y mi condición hace que los automatismos dirijan las fuentes energéticas hacia mí.

    Zakamwel dice: Ya verás.

    Zakamwel da diez pasos largos en dirección sur.

    Zakamwel dice desde lejos: «Prueba ahora».

    El grupo de amigos admiraba a Zakamwel y Reesekh. La tensión crecía entre los dos. Reesekh tenía una expresión de preocupación en su cara, pues había sido humillado.
    Comienzas a formular el hechizo ‘Espejismo’.
    Pronuncias el cántico: ‘sancti numbro duplis’.
    Seis imágenes semejantes a ti aparecen a tu alrededor.

    Zakamwel aplaude brevemente.

    Zakamwel dice: Ves, amigo mío, no es que yo lo haga de forma voluntaria, es que te resulta imposible formular algo poderoso a mi alrededor sin que la magia intervenga a mi favor.
    Zakamwel dice: Pero no te preocupes, permanezco aquí alejado para que puedas invocar el elemental que querías mostrarles a estos chiquillos.
    Zakamwel dice: Pero antes, una pregunta.
    Zakamwel se acerca a zancadas a Reesekh.
    Zakamwel te pregunta: ¿Esa no es la chica que te gusta?
    Asientes con la cabeza.

    Dices a Zakamwel: Por favor, ayúdame a impresionarla.

    Zakamwel asiente también con la cabeza y da una palmada de ánimo en la espalda a Reesekh.
    Zakamwel va hacia los chiquillos.

    Zakamwel exclama: ¡Chavales, chavalas!
    Dices a Zakamwel: Voy a lanzarte una flecha mágica, y tú finge estar herido por ella y desaparece. Así diré que te vencí en combate singular. Ella quedará impresionada.

    Zakamwel dice: Aquí tenéis a Reesekh, tiene un hechizo que yo no he sido capaz de conseguir en mi vida, y lo va a hacer realidad delante de todos vosotros.

    Zakamwel se aleja muchos pasos y se pone detrás de toda la caterva de niños.

    Reesekh pide a uno de sus amigos que recoja una manzana del suelo. Luego indica que la ponga en la cabeza de Zakamwel.

    Zakamwel se agacha para facilitar la tarea, debido a su gran altura.
    Zakamwel vuelve a ponerse en pie, mientras sujeta la manzana sobre su cabeza con una energía mágica.

    Reesekh comienza a mover sus manos con mucha velocidad y con una sacudida, un arco mágico aparece en sus manos. En él, una flecha en llamas sale disparada a toda velocidad, atravesando la manzana.

    Zakamwel aplaude condescendientemente.

    Todos los niños comenzaron a aplaudir. Reesekh se sentía un héroe.

    Zakamwel aplaude felizmente.
    Zakamwel grita exclamando en dendrita: ¡Wow!
    Zakamwel exclama: ¡Impresionante, chavales!
    Zakamwel pregunta: ¿Ni rastro de la manzana, lo vieron?

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    garthok
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    en respuesta a: Historia De Orcos #351927

    Capítulo 3.

    Wrunkhar jadea cubierto de heridas.

    Wrunkhar exclama: ¡Maldita zea, ezo fue máz difícil de lo que ezperaba!

    Drakthar, con sus puños llenos de sangre, exclama: ¡Eze troll no era rival para nozotroz, hermanoz!

    Kruttam mira a su alrededor como si alguien les observase y dice: Ahora tenemoz otro problema amigo listo, eztamos frente al Bosque de Tauburz, hace frío, ziento como alguien nos mira, y no tenemos ni idea de donde ze encuentra la dichosa tumba.

    Los tres orcos avanzan hacia el sombrío bosque de los no muertos, donde los árboles retorcidos y las tumbas antiguas se alzan en la oscuridad.

    Wrunkhar gruñe amenazadoramente.

    Wrunkhar dice: Tenemoz que encontrar la cripta. Laz leyendaz hablaban de una puerta zecreta.

    Drakthar camina mientras examina las tumbas a su alrededor y dice: ¿Una puerta zecreta en un lugar como ezte? Ni ziquiera zé por dónde empezar a buzcar…

    Kruttam se rasca la cabeza como un mono y dice: Mi mejor hacer no ez dezcifrar jeroglíficoz…

    Los orcos recorren el bosque de los no muertos, intentando encontrar alguna señal o indicio que les revele la entrada a la cripta. Finalmente, se detienen frente a una antigua lápida con inscripciones rúnicas.

    Wrunkhar estudia las inscripciones y dice: Creo que he encontrado algo. Eztaz inzcripcionez parecen zer la clave.

    Kruttam mira a su alrededor de manera inquieta, observando a un lado y al otro, girándose de vez en cuando y dice: Ezto es Tauburz amigo listo, no me encuentro zeguro aquí, tengo un mal prezentimiento, deberíamoz irnoz…

    Wrunkhar se concentra en interpretar las inscripciones y dice: «Cuando la noche ze convierte en día y la muerte da pazo a la vida, la entrada ze abrirá». Parece un acertijo relacionado con el tiempo y la luz.

    Drakthar se frota la barbilla e intentando pensar dice: Entoncez, ¿debemoz ezperar hazta el amanecer para que ze abra la entrada?

    Kruttam mira al cielo embobado y dice: Ezo podría llevar una era, Drakthar…

    Wrunkhar mirando la lápida y luego al cielo dice: No, no creo que ze refiera a ezperar hazta el amanecer. Tal vez haya algún mecanizmo relacionado con la luz de la luna o algo azí.

    Los tres orcos continúan deliberando sobre el acertijo mientras la noche avanza. Saben que están cerca de su objetivo, pero aún deben resolver el enigma que les permitirá entrar en la cripta y enfrentar lo que pueda haber dentro.

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    en respuesta a: Historia De Orcos #351926

    Capítulo 2.

    Wrunkhar camina con una antorcha en la mano, guiando al grupo por el oscuro sendero.

    Wrunkhar exclama: ¡Cuidado, zeguid el zendero! No zabemoz qué peligroz acechan en la oscuridad.

    Drakthar sujeta su arma con firmeza y dice: Eztoy lizto para cualquier coza que ze cruce en nueztro camino.

    Kruttam mirando a su alrededor mientras aprieta sus puños exclama: ¡A nozotros nada puede detenernos!

    Después de un largo y tenso viaje por el sendero que conduce al río Derebar, los tres orcos finalmente llegan a las orillas del río, donde el sonido del agua fluyendo rompe el silencio de la noche.

    Wrunkhar dice susurrando: Hemoz llegado al río Derebar, debemoz cruzarlo para llegar a la cripta.

    Drakthar examina el río con precaución y dice: Maldita zea, ezte río ez amplio y ozcuro. ¿Cómo vamoz a cruzarlo?

    Kruttam mira el agua con desconfianza y murmura: No me guzta ezto, amigo listo.

    Antes de que puedan decidir cómo cruzar el río, un rugido gutural y ensordecedor hace temblar el suelo. Un troll emerge de las sombras, con una piel grisácea y colmillos afilados, sus ojos brillando con una malicia siniestra.

    El troll dice gruñendo: ¡Intrusos! ¿Qué hacen aquí en mi territorio?

    Wrunkhar agarra la empuñadora de su espada con fuerza a la vez que dice: No venimoz a pelear, zolo eztamoz de pazo.

    Kruttam ruge con fiereza y exclama: ¡Troll, o te apartaz o te aparto! ¡Eztáz en medio de mi camino, fuera!

    Drakthar levanta sus puños y se coloca en posición de combate mientras dice: Zucio troll, zi quierez pelea la tendráz.

    El troll, furioso, se abalanza sobre los tres orcos, desatando una feroz batalla en las oscuras orillas del río Derebar. Los orcos luchan con todas sus fuerzas contra la bestia, decididos a proteger su camino hacia la cripta y enfrentar cualquier desafío que se les presente en su búsqueda del poderoso tumulario.

    Malherido, el troll se refugia debajo del Puente y los guerreros aprovechan para continuar su camino a la cripta.

    garthok
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    Wrunkhar se da cuenta de que había perdido su yelmo mientras se preparan para la emboscada en Brenoic. Sabe que el último sitio donde recuerda haberlo visto es el salón de Glorbaugh, donde está viendo a una de sus concubinas.

    Wrunkhar: Me suena de verlo en algún sitio…

    Wrunkhar: No recuerdo dónde, como siempre…
    Wrunkhar: Quizá esté por el segundo nivel de la Fortaleza…

    Cambiando de dirección, Wrunkhar se dirige a las estancias del comandante. Sabe perfectamente que su vida corre peligro si por desgracias del destino se descubre su aventura con la concubina.

    Kruttam: Hola Señor Comandante! me han dicho la gente inteligente que no eres bueno…
    Kruttam mira a Glorbaugh de manera intimidante.

    Con disimulo, Wrunkhar intenta alcanzar el yelmo que estaba encima de la mesa.

    Kruttam: Yo no seré muy listo, pero soy más fuerte que tú! Así que cuidado!
    Kruttam: ¿Has visto mis músculos, Comandante?

    Glorbaugh se percata y antes de que llegue a alcanzar el yelmo, le arroja una cabeza.

    Kruttam: Podría aniquilarte si mis amigos los listos me dicen que lo haga…

    Wrunkhar mira al suelo y ve la cabeza de la concubina con la que se había encariñado.

    Wrunkhar hace un gesto de negación y escupe al suelo.

    Kruttam: ¡Wrunkhar! ¿Has visto tu yelmo? ¡Está aquí!

    El comandante, con los ojos inyectados en sangre, agarra a Wrunkhar y con un rápido empujón lo tira hacia unas escaleras al fondo de una trampilla.

    Desorientado, Wrunkhar se recupera del golpe.

    Kruttam: ¡Pagarás por lo que has hecho, Comandante!
    Kruttam: Pero otro día, porque hoy estoy cansado…
    Kruttam: Pero te prometo que pagarás por mandar a mi amigo por unas escaleras oscuras!

    Kruttam: Encima me has quitado al amigo listo! A ver qué hago yo ahora…
    Kruttam: Tendré que decidir por mí mismo! ¡Oh no!…

    Desde la trampilla se escuchan rugidos y el choque del acero.

    Kruttam pega cabezazos contra la dura pared, haciéndose cortes leves.

    Un sonido ahogado seguido de un silencio.

    Kruttam desaparece de la instancia, agobiado por la situación.

    A los pocos segundos se escucha un Clack, y Wrunkhar sube por las escaleras, abriendo la trampilla.

    Kruttam vuelve a la instancia para llamar la atención del comandante.

    Con mirada de desprecio, arroja a los pies del comandante la cabeza de Vandal el demonio.

    Kruttam se sorprende al ver a Wrunkhar de nuevo.

    Kruttam: Ya estaba preocupado, camarada!

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    en respuesta a: Sugerencia Arremeter #351521

    Igual se les paso al cambie la habilidad y es reportarlo como error

    garthok
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    Buenas abro este hilo de nuevo por que veo que todo el mundo se preocupa por los players nuevos pero al final nos puede el ansía.

    El rastrear es el mayor cáncer del mud. Yo llevo años jugando y si hay un cazador se a donde puedo ir y a donde no o incluso saltar árboles, usar botas montaraz etc.

    el problema es la gente nueva no puede jugar con un cazador on por que lo rastrean sin parar y lo farmean.

    yo propongo que pra iniciar el rastrear tengas que ver primero al objetivo.

    da igual el trabajo que se ponga en tutoriales, guías o en modo pk y no pk si no te rastrean puedes jugar tranquilo. Como seas nuevo y jueguen un par de cazadores te acabas pirando del juego como el 99% del mud

    garthok
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    en respuesta a: Preguntando aprendo #351267

    Si es que entonces el renegado no tiene ningún sentido.
    te haces mercenario amigo de anarcas y tienes lo mejor de los 2 mundos.

    antes perdías el estatus y no podías irte de pk con anarcas si los matabas fuera de territorio anárquico pero lo bueno de ser amigo de anarcas son sus tiendas y npcs.

     

    garthok
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    en respuesta a: Preguntando aprendo #351260

    Entonces que sentido tiene ser renegado? Antes básicamente lo que describís en este post eran los renegados.

    Yo por ejemplo tenía pjs renegados amigos de anarcas pero podías matar anárquicos y me quede en el bando renegado.

    ahora cambias eso y que sentido tiene ser renegado a secas? Tienes todos los contras de ser renegado y los mercenarios tienen exactamente la misma jugabilidad pero teniendo ciudades

    garthok
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    La voy a explicar el abuso a donde llega por que esto si no está bien definido es un escándalo.

    voy como mercenario te pego en cloacas.

    subo rápido ficho vuelvo y cuando me pegas de vuelta estás atacando un nivrim en clocas.

    por encima me paso el día como nivrim mercenario pekeando en los alrededores de Andúar por que cuando alguien fórmula me sale por el canal gremio.

    este nuevo sistema está muy bien pero está dando paso a muchísimos abusos

    garthok
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    Entiendo tu punto de vista pero premiar por aportar a la comunidad es más importante que ninguna otra cosa en el juego por que es lo único que de verdad ayuda en todos los aspectos.

    no creo que Nadie que le guste el juego y escribir se sienta desvirtuado por que alguien ayude a la gente nueva a disfrutar del juego y a los que llevamos aquí mucho tiempo a encontrar en el de nuevo nuestro pasa tiempo

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