Respuestas de foro creadas

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  • korog
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    Yo lo que proponía es que aplicara bloqueo, no reset. Eso obligaría a jugar la ficha X horas antes de otra ronda de saqueos.

    Por otro lado, cada tienda tiene 100 platinos. Lo que yo propongo es que se saquee el 25% (25 platinos máximo) y deje la tienda destrozada hasta el siguiente reset (como en la misión diaria de Keel).

    Si quieres inmovilizar dinero, puedes obligar a pagar a las ciudadanías por los destrozos en las tiendas.

     

    Saquear en tesorerías:

    No sé si tiene mucho sentido saquear una tesorería y que el saqueador no se lleve nada. Tal y como está ahora al menos se llevan algo. No merece la pena jugarse el cuello sin ver un duro, ¿no?

    Yo bajaría el límite a 15 jugadores porque 30 es un hito ya en estos días.

    Lo de perder el dinero lo veo bien, al porcentaje que sea.

    Diría que las organizaciones con menos dinero deberían estar parcialmente blindadas para que los saqueos no sean siempre a las mismas arcas (Kattak, Ak’Anon o Ancarak).

    korog
    Moderator
    Número de entradas: 113

    Actualmente el comando saquear está así:

    Este comando permite realizar el saqueo de muchos negocios, economías y recursos de una ciudadanía.
    Actualmente se pueden saquear las estancias de tipo:
    – Tesorería
    
    Para realizar el saqueo no se puede estar en medio de una lucha. El resultado del saqueo será un botín que sólo podrá
    ser depositado en una tesorería (otra diferente o la misma de la que salió si el botín logra ser recuperado). El botín
    rondará el 3% de la riqueza acumulada, pero puede ser muy variable, y nunca podrá ser superior a los 100 platinos.
    Sin embargo los ladrones y algunas razas saqueadoras (orcos, goblins, kobolds y gnolls), pueden quedarse parte del botín
    que logran con el saqueo para ellos mismos. En concreto, los ladrones obtienen un 15% del botín, y las razas saqueadoras
    un 10%, siendo ambas bonificaciones acumulables.
    Sólo se puede saquear un mismo recurso cada 3 horas.
    Cada tipo de recurso tiene una penalización diferente una vez es saqueado, por ejemplo, una tesorería pierde la cantidad
    de dinero saqueada.
    Saquear un recurso que pertenece a una ciudad provoca una inmediata gran pérdida de estatus en la misma.
    Los vagabundos y los caballeros no pueden saquear.
    Se necesita al menos nivel 25 para poder saquear.
    (NOTA: Para evitar que se saquee durante horas en las que hay poca gente conectada, sólo podrá saquearse mientras haya
    al menos de 30 jugadores conectados en el MUD.) 

    Yo lo modificaría, añadiendo además luna variante. Vamos primero con la modificación a saquear tesorerías:

     

    • Tesorería

    Para realizar el saqueo no se puede estar en medio de una lucha. El resultado del saqueo será un botín que sólo podrá ser depositado en una tesorería (otra diferente o la misma de la que salió si el botín logra ser recuperado). El botín rondará el 5% de la riqueza acumulada, pero puede ser muy variable, y nunca podrá ser superior a los 400 platinos. Sin embargo los ladrones y algunas razas saqueadoras (orcos, goblins, kobolds y gnolls), pueden quedarse parte del botín que logran con el saqueo para ellos mismos. En concreto, los ladrones obtienen un 15% del botín, y las razas saqueadoras un 10%, siendo ambas bonificaciones acumulables.
    Sólo se puede saquear un mismo recurso cada 3 horas.
    Cada tipo de recurso tiene una penalización diferente una vez es saqueado, por ejemplo, una tesorería pierde la cantidad de dinero saqueada.
    Saquear un recurso que pertenece a una ciudad provoca una inmediata gran pérdida de estatus en la misma.
    Los caballeros no pueden saquear.
    Se necesita al menos nivel 11 para poder saquear.
    (NOTA: Para evitar que se saquee durante horas en las que hay poca gente conectada, sólo podrá saquearse mientras haya al menos de 15 jugadores conectados en el MUD.)

    • Saquear comercios (tiendas, tabernas, bancos, astilleros, tabernas…).

    El comando saquear en un comercio permitiría robar en el mismo, saltando una alarma de robo en la ciudad. El saqueador obtiene un 25% de monedas que tuviera la tienda (si los resets de las tiendas tienen 1oo platinos, el saqueador se lleva 25). En el caso de los bancos, tabernas, templos se obtienen 25 platinos.

    Provoca una gran pérdida de estatus con las ciudadanías y organizaciones implicadas.

    Cada room saqueada impone un bloqueo de varias horas (por room individual) para cada jugador, aunque no se obtuviera botín. Además este dinero no sería restado de las Arcas de la ciudadanía (han robado a un comercio, no unas arcas públicas). El dinero pasa directamente a los bolsillos del jugador.

    Se necesita al menos nivel 11 para poder saquear.
    (NOTA: No hay restricción de jugadores conectados en el MUD.)

     

    ¿Qué se pretende conseguir con esto? Variedad. Si os dais cuenta y se entra a saquear una ciudad, incluso una sin arcas, puedes hacer una buena cantidad de platinos simplemente con las tiendas. Tendría más sentido ir a sitios menos habituales (Ar’Kaindia, Kattak, Ak’anon, Ancarak, Veleiron…) a saquear, ya que en cada ciudad fácilmente puedes llevarte 150 platinos. Es una alternativa a las salamandras del volcán que puede dar vidilla al MUD.

    En cuanto a saquear arcas, es poco dinero para el player (100 platinos siendo ladrón y de raza saqueadora) pero se podrían conseguir recursos para las ciudadanías (u otras organizaciones) más fácilmente. También obligaría a las diferentes organizaciones a defender sus propias tesorerías cuando hubiera 15+ personas conectadas.

    korog
    Moderator
    Número de entradas: 113

    Hola! Acabo de tener acceso a este foro. Tres cosas rápidas:

    1- ¿Eradia y cambio de Era? Yo quiero saber más sobre eso, para preparar futuras temporadas de gestas.

    2- ¿Podemos darle al tema de construcción? Hasta ahora para las historias estoy usando construcciones ya existentes, ¡pero si se pudiera crear salas tendría muchas más posibilidades!

    3- El comando saquear está obsoleto. Yo lo potenciaría (200 platinos es muy poco) y daría beneficios que puedan ir tanto a familia, como a ciudadanía u organización (como en conquistas) o incluso religión. ¿Por qué? Porque así tendría sentido atacar una ciudad (te forras a costa de los demás con un comando). Actualmente el límite de mínimo de jugadores es 30, pero lo bajaría a 15. Y añadiría que pudieran saquearse arcas de familias, organizaciones, etc…

    korog
    Moderator
    Número de entradas: 113

    POST TEMPORAL SOBRE LA GESTA DE HOY

    • Comenzará a las 22:00h.
    • Durante la misma, el pirata Colmillos de Hierro se dedicará a saquear los diferentes puertos de Eirea. Como renegado que es, acepta a cualquier renegado en su tripulación, pero no entienda de diplomacias y ataca todos los sitios por igual (incluyendo Anduar y Keel, especialmente Anduar). Irá a todos los puertos de Eirea a saquearlos, al azar. El tiempo que esté en cada uno de ellos es variable. Según los saqueos irá consiguiendo puntos de «amenaza» para él y su tripulación.

    ¿Cómo funcionan las puntuaciones?

    • Cada barco que derribe supondrá 1 punto para él.
    • Cada cabeza de capitán (del barco que sea) que reciba también sumará 1 punto a su tripulación.
    • En cada puerto habrá una misión para su tripulación (que marcará el ritmo de saqueo). Cumplirla le dará 1 punto a la tripulación.
    • Cada cabeza de jugador también es 1 punto. Luego las cabezas podéis quedároslas.

    ¿Y si no soy renegado o quiero defender la ciudad?

    • La cabeza de Colmillos de Hierro (Korog Nabiros) da 5 puntos al bando que la obtenga.
    • Hundir el barco de Colmillos de Hierro da 5 puntos al bando que lo consigue.
    • La cabeza de un miembro de la tripulación supone 1 punto.

    Al final de la ronda de saqueos, veremos cómo quedan las puntuaciones de amenaza y ése será el bando que resulte vencedor (apresando finalmente a Colmillos de Hierro). En caso de que haya más puntos de parte de la tripulación que del conjunto, Colmillos de Hierro escapará impune con el botín (que repartirá entre su tripulación a partes iguales). Sea cual sea el resultado, son 100 puntos de gesta por participar y 100 puntos extra por formar parte de la tripulación del susodicho. Además, para evitar el perjurio de bajadas de estatus (Anduar y Keel, os miro a vosotros) pagará 100 platinos por punto a su tripulación (que además podrá quedarse con todos los tesoros de todos los cofres que encuentren. Además, pagará 50 platinos por cada tesoro que le deis, tipo guante arbóreo).

    Modus operandi:

    • Colmillos de Hierro tiene una fama de terror que hará que cualquier ciudadano de Eirea sepa dónde va a atacar. Una vez anunciado el ataque, pondrá ruta al puerto en cuestión. También anunciará a la tripulación la «misión» correspondiente de ese puerto.
    • En cuanto llegue, comenzará a disparar a todos los barcos de allí (su tripulación mientras tanto puede abordar) y conseguir cabezas y cofres.
    • Una vez limpios y hundidos los barcos, bajará al muelle hasta que se complete la misión. No abandonará la sala del muelle, pero tiene mucha vida y pega duro.
    • Completada la misión o pasados x minutos (dependiendo del puerto), embarcará de nuevo y repetirá el proceso.

    Observaciones:

    • Algunos muelles tendrán alguna dinámica diferente, por el despliegue de sus barcos.
    • Colmillos de Hierro no abandona a su tripulación si ésta está a sus órdenes. Si alguno muere, hará lo posible por recogerlo. También tratará de curarles entre el ataque de un muelle y otro (aunque es muy limitado en esto).
    korog
    Moderator
    Número de entradas: 113

    Voy a revivir este viejo foro para decir que los objetos tuneados mediante el comando personalizar (o la Espada de Supermán importada de este mismo hilo) no pueden dejarse y los players no pueden cogerlos…

    korog
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    CAPÍTULO II

     

    —¿Estás disfrutando del paisaje, Seras? —preguntó Ruger mientras señalaba, con una mano libre, la silueta de la ciudad de Takome que se erguía orgullosa en el horizonte.

    —Sí, papá —dijo Seras, taciturna, pero sincera—. Es agradable escalar bajo la luz de Velian, para variar. Cuando Argan está llena es un horror lidiar con tanto turista fodechincho.

    —La verdad es que no te falta razón —concedió su padre.

    »Eres una gran escaladora, ¿sabes? Tu madre estaría muy orgullosa de ver la mujercita en la que te has convertido —Ruger no pudo evitar notar el silencio de Seras y sus ojos llenos de emoción, pero prefirió guardar silencio por el resto de la escalada.

    El ascenso por esa parte del monte del destino no era muy complicado. No era especialmente escarpado, Velian los había bendecido con mucha luz y había los suficientes descansos como para que en ningún momento se sintiesen apurados o presionados por subir rápidamente. Además eran halflings, ¡escalar les era casi tan natural como hacer salchichas!

    No obstante, todo esto no impidió que Ruger temiese por su hija a cada paso que subían. Dos cuerdas —una atada a la cintura, la otra cruzada en el pecho— lo unían a su hija. A cada metro que ascendían, su corazón se aceleraba. A cada resbalón, por pequeño que fuese, su congoja se enredaba más y más. A cada exhalación, un miedo visceral se apoderaba de sus pensamientos. Su hija ignoraba todo esto, claro. Para ella escalar era algo innato y tan despreocupado como dormir la siesta.

    Pero esto no le daba tranquilidad a su padre. Nunca dejó que más de dos o tres palmos de distancia le separasen de ella, que iba a la cabeza del ascenso. Cuando por fin llegaron a la cima del ominoso monte, su corazón casi se le salía del pecho, pero no por el esfuerzo, si no por el miedo de que le pasara algo a Seras. Después de lo de su madre no podía permitirse perder a nadie más.

    «¿Por qué me has dejado, Elodie?, no pasa ni un día sin que Seras me pregunte por ti» —se lamentó para si.

    Ambos halflings se ayudaron en silencio a quitarse los nudos que los unían el uno al otro. El proceso involucró, en más de una ocasión, que ambos girasen como una peonza para librarse de los zarcillos que les sujetaban. Para las estrellas del firmamento, que no cesaban de mirarlos, parecían dos patos mareados realizando una torpe danza de cortejo.

    Seras aún no se había recuperado del disgusto y Ruger no quería forzar una conversación, así que abrió su petate y extendió una manta en el suelo mientras ella se acercaba a la solitaria roca del homenaje que marcaba la tumba de su madre. Los millares de miradas de un cielo salpicado de estrellas se clavaban en la lápida. La pálida luz de Velian dejaba ver cómo cúmulos de musgo se habían aferrado a la piedra, como si fuesen percebes especialmente testarudos agarrándose al morro de una ballena particularmente interesante.

    En el tiempo que Seras guardaba vela por su difunta madre, y adecentaba su lugar de descanso, Ruger hizo una hoguera, preparó un caldo con toda la plétora de sobras de otra comida que guardaba en una bolsita y extendió una acogedora manta en la que desplegó libros, collares y otras pertenencias que otrora Elodie clamaba como suyas. Pronto el caldo se convirtió en una ambrosía dorada que reflejaba la luz de las miradas celestes en la apetecible pátina de grasa que se formó en su superficie.

    —Seras, ¡acércate! —llamó Ruger—. Comamos antes del homenaje.

    Seras asintió en silencio y ahogó su melancolía en tres tazas de caldo que acompañó de sendos pedazos de pan negro bien empapados en leche especiada. Después, se sirvió un buen pedazo de panceta en salazón para limpiarse el paladar del sabor de la canela y el anís. Su padre siempre se pasaba con la canela.

    —Esto está muy bueno, papá —dijo Seras, rebañándose la boca con la manga antes de retomar su cena con hambre voraz.

    —Se nota que eres una macarra con hambre, porque no son más son sobras con agua y una piedra de tocino —se rió Ruger—. Ahora mismo te comerías cualquier cosa, tragonzota.

    —Voy a coger otra taza, ¡ay! —exclamó Seras cuando su padre le atizó la mano con un cucharón— ¿por qué haces eso?

    —La última taza es mía, ya lo sabes —rugió Ruger, dispuesto a defender su segunda cena—. Haber cenado más antes de salir de casa. No se trata solo de crecer en altura, también de crecer en apetito, ¡tragaldabas!

    —¡P-p-ero papá!, ¡sabes que estoy creciendo! —Seras sabía que esta jugada la usaba demasiado como para que funcionase, pero tenía que intentarlo.

    Ruger rebañó las últimas cucharadas del caldo y se las tragó sin miramientos, dejando patente que no, la jugada no había funcionado. Seras se enfurruñó, pero Ruger la sobornó con unos cuantos dulces de dátil y mazapán que había escondido en la solapa de sus ropajes. Siempre animaban a Seras.

    «Hace toda una vida también animaban a Elodie» —pensó Ruger.

    Tras tamaña demostración maestra de cómo zampar, descansaron ante la atenta mirada de astros y dioses, acompañados solo por el ulular del viento. En el proceso, la lumbre viva se convirtió en una pequeña montaña de ascuas languidecientes. Fue en ese momento cuando Ruger se sentó de rodillas delante de los recuerdos de su difunta esposa.

    —Ven aquí —invitó Ruger a la par que daba palmadas en el suelo a su lado—. Vamos a recordar a tu madre.

    —No, papá —replicó una Seras soñolienta—. Ahora no tengo ganas.

    —Es importante que lo hagamos, ¿sabes? —suplicó Ruger—. Cuando seas mayor agradecerás que la memoria de tu madre no se haya desvanecido con el tiempo.

    —Sí, lo sé, papá. Es que…

    —¿Qué pasa?

    —¿Puedes hablarme antes de eso de las estrellas? —contestó ilusionada, si por las estrellas o por no hacer el homenaje Ruger no lo sabía.

    —Claro, hija. Déjame que coja unas cosas —Ruger se levantó y se dirigió a la roca del homenaje.

    —Papá, ¿pero a dónde vas? —Seras no pudo evitar levantarse y seguirlo—. Tu mochila está en el otro lado.

    —Tu madre siempre dejaba algo aquí escondido, ¿sabes? —dijo Ruger mientras comenzaba a apartar tierra.

    Seras, instantáneamente atraída por el misterio, ayudó a su padre y, al cabo de un rato, sus manos encontraron una manta enterrada. Esta ocultaba un fardo, que a su vez, ocultaba… ¿qué era eso?

    Seras nunca había visto nada igual. Era un tubo resplandeciente, polvoriento también, pero resplandeciente al fin y al cabo. Estaba hecho del mismo material que las monedas con las que pagaba sus dulces y tenía dos pequeños agujeros transparentes en sus extremos.

    —¿Qué es esto, papá?

    —Esto, hija mía, es el telescopio de tu madre. Solíamos usarlo cuando veníamos a esta montaña. Es muy, muy frágil, así que decidimos dejarlo aquí arriba para no correr el riesgo de romperlo al descender.

    —¿El qué de mi madre?

    —»Telescopio», hija. ¿Sabes lo que es? —preguntó Ruger, regocijado de ver la ilusión en el rostro de su niña.

    —No —dijo Seras, haciendo un gran esfuerzo para aceptar que no sabía algo.

    —Tu madre y yo lo usábamos para ver las estrellas —explicó Ruger mientras comenzaba a colocarlo en el suelo—. Era suyo, ¿sabes? y hoy pasará a pertenecerte a ti.

    —¿D-d-de veras? —preguntó Seras con una voz temblorosa que danzaba en la fina línea entre emoción y llanto.

    —Si, Seras —dijo Ruger tras sentarse a horcajadas delante de su hija—. Siempre que prometas cuidarlo y respetarlo, pues es parte del homenaje de tu madre.

    Seras abrazó a su padre en silencio, embarcada por la emoción de, por fin, tener algo que perteneciese a su madre. Poco recordaba de ella, pues era muy joven, y por ello su padre insistía en hacer el homenaje todos los años.

    —¿C-cómo funciona, p-papá? —dijo Seras, tras soltarse de su padre y centrar su atención el la nueva cosa brillante que tenía ante sí.

    Ruger invitó a su hija a acercarse a mirar por el telescopio. El manto celeste estaba especialmente despejado y claro gracias a los atentos cuidados de Velian. El manchurrón de estrellas y nebulosas que podía verse desde el volcán era fascinante y permitía a los dos halflings maravillarse con las joyas del universo. Joyas que, a su vez, les devolvían la mirada —y no de forma metafórica— sin que ellos tuviesen la más mínima sospecha.

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