Respuestas de foro creadas

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  • Lindria
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    Hola,

    Como algunos sabrán yo he jugado durante bastante tiempo un tirador Orco y hay bastantes logs en la death.

    Tal y como dicen por aquí arriba, jugar arco sin la pericia de los elfos se siente bastante regular.

    Mi preferencia son las ballestas, como opinión personal debido al consumo de pulsos y la falta de rango sería ideal poder seguir mientras ejecutas una habilidad, en caso de querer aplicar una distinción mayor frente a la pericia con arcos yo haría que las ballestas tengan una mayor probabilidad de critico y redujera el bloqueo de zancada de tirador ( Creo que se llama así, reduce bloqueos), de esta manera compensaría un poco las desventajas mencionadas arriba, no desequilibraría el disparo apuntado (normalmente será siempre critico en escondido) y ayudaría a que el reinicio de bloqueos y pulsos fuera más frecuente.

    Un saludo

    Lindria
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    Bradila revisa las pertenencias de su acompañante y lo reubica en una sala poco usada y fresca para conservar el cuerpo hasta que alguno de los magos del clan vuelvan de sus quehaceres o los carnivoros decidan que puede ser un buen aperitivo.

    – Agente 009 MetemeEnAsuntosAgenos, inteligencia encubierta, misiones en el exterior – dice leyendo su identificación.

    – No ze canzan nunca, ¡experimentan con nozotroz y luego noz perziguen cuando ezcapamos y quieren creer que nozotroz zomoz loz maloz! – exclama Bradila molesta.

    – No solo somos un experimento fallido, también una prueba de la poca moralidad que esconden algunos experimentos de Ak’anon, algo que a sus aliados despreciarian si se llegara a saber.

    En un momento de lucidez, Bradila se queda unos minutos más pensativa, hasta que finalmente vuelve a su estado habitual.

    – Zolo tenemoz que conquiztar Golthur, ningún debilucho ze atreverá a dezafiarnoz cuando zeamos caudillo.

    – Tenemos que seguir con el plan y necesitaremos la ayuda de nuestra nueva familia y por ello deben estar todos muy contentos, vamos a terminar los ReceptaculosDeHumoQuePermitenUnaRetiradaEstrategicaPeroNoCobarde.

    De camino a recuperar los objetos necesarios de la taberna de Phelipo, Bradila escucha ruido en la habitación de Wogghul, se puede escuchar claramente el sonido de las monedas y al goblin contar las monedas muy emocionado mientras piensa en voz alta como las va a gastar.

    – Habla zolo, le faltan un par de tornilloz en la cabeza – dice Bradila reflexionando la ridícula situación.

    – Pobrecito, se sentirá solo – dice también Bradila.

    Bradila finalmente recupera y prepara todos los materiales necesarios y se encierra a su habitación donde tiene un lugar improvisado de trabajo para finalizar el pedido del jefe de la familia.

    Lindria
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    Como cada mañana, Bradila se toma una infusión de veldurak con thyrya, esta mezcla de plantas ayuda a combatir el cruel frío de Naggrung, añadiendo una pequeña dosis de calorias y haciendo entrar en calor todo el organismo. 

    En un día normal, Bradila acompañaría este austero desayuno, revisando todas las armas colgadas en los estantes que conforman su armería personal, pero hoy no puede evitar tener los ojos puestos en una de sus armas predilectas.

    Se trata de un estoque con el que siempre acompaña el Mediador, su arma personal.

    – ¿Por qué el eztoque izquierdo no tiene nombre?

    – Eso es debido a que el mediador hace la función que le designamos al nombrarlo a la perfección.

    – ¿Ah zi? Puez la próxima no ezperez que te azizta – Dice enfadada. 

    – Está bien, ¿cómo le llamamos entonces?

    – Perforadora demoníaca! 

    Se hace un silencio incómodo que se rompe por el sorbido del té.

    -Ezta bien, pazificador entoncez. 

    Bradila mira el arma y se la pasa por ambas manos mientras dice una vez más el nombre. 

    -Me gusta – dice colocando de nuevo el arma en su sitio y dando el último sorbo a la infusión. 

    Una vez más tranquila y la mente liberada de ese problema, recuerda que dejo al espía gnomo en la entrada de la morada.

    Caminando hacia la parte principal, pasa por una estancia con un ligero olor a descomposición.

    Bradila gira la cabeza ligeramente y posa la mirada en los estantes en la pared sur de la habitación.

    – Gtyarya lleva un tiempo sin pasarse, parece que la magia que conserva sus trofeos está menguando.

    – Que pena que no zepamoz conjurar hechizoz, zi ezto zigue azí ze van a poner malaz.

    – Se por donde vas, no nos las vamos a comer.

    Bradila da una última mirada a las cabezas cortadas que tiene expuestas Gtyarya para seguidamente cruzar los brazos y poner pucheros.

    Lindria
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    Bradila se adentra por el agujero que sirve como entrada a la guarida de su clan una vez más, para otras razas este hueco supondría una dura tarea, pero debido a su tamaño y el de su acompañante, el angosto y afilado orificio supone una defensa natural adicional.

    Lo que parece una pequeña sala desde su entrada en las alcantarillas se abre pocos metros después ante los invitados o incautos que desean probar su suerte, como una amplia cueva iluminada por antorchas.

    Bradila que ha recorrido este camino en multitud de ocasiones, sigue arrastrando el cadáver por el pasillo, agradeciendo que el olor de las alcantarillas vaya quedando tras sus pasos.

    Este olor cambia a uno más metálico a medida que se acercan a la primera puerta de madera que parece restringir el acceso a esos seres ajenos al clan. La puerta de madera es rudimentaria y a simple vista no parece que pudiera aguantar un embate, pero en su superficie se pueden ver runas mágicas que indican el clan al que pertenece la cueva “Shar’Ghaol” y la envuelven en un brillo blanquecino.

    .-xDWHO – dice Bradila

    – Tienez que hazerlo máz lento, azí – dice Bradila con risas – Equiz de who

    La magia no parece desaparecer, unos minutos después Bradila consigue pronunciar la clave para pasar.

    – Equis de who – pronuncia la gnoma con cara de sufrimiento al tener que ralentizar su mente para encajar con el tono y tempo requerido.

    Finalmente, la puerta deja de estar iluminada y Bradila se adentra a su hogar.

    – Me encanta el olor a trans-4,5-epoxi-(E)-2-decenal por la mañana – dice aspirando profundamente.

    – De ti me encargaré luego, necezito dezcanzar para ocuparme de laz bombaz de humo mañana.

    Bradila suelta el cuerpo de MetemeEnAsuntosAgenos en un rincón cercano a la puerta y se dirige a su habitación a dormir.

    Lindria
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    Hay un pequeño corte de imagen que rápidamente transiciona a una gnoma con dos armas blancas de hoja larga y afilada tambaleándose por un callejón mientras tararea una canción.

    -A simple vista la sujeto no parece encontrarse del todo sobria- se escucha susurrando.

    El gnomo sigue detallando la situación con tecnicismos desconocidos para todo aquel que no forme parte de la agencia de inteligencia de Ak’Anon durante unos minutos, mientras sigue a Bradila por los callejones.

    En un cruce de caminos, Bradila sorprende a su persecutor, el agente es incapaz de responder ante el sobresalto y el artefacto de grabación cae al suelo, el golpe parece haber estropeado la función de sonido, esto impide escuchar las breves palabras que dirige nuestra protagonista al Detective.

    Se puede ver al gnomo de la gabardina claramente nervioso, moviendo las manos repetidamente y negando con la cabeza.

    El agente MetemeEnAsuntosAgenos cae al suelo y Bradila limpia las puntas de sus armas con el ropaje del fallecido, seguidamente la gnoma envainar sus armas y agarra un pie del espía y lo arrastra hasta una tapa del alcantarillado, lo último que se ve es a Bradila abrir la tapa y desaparecer junto al cuerpo.

    La imagen se queda congelada varios minutos vigilando el callejón del crimen, finalmente se apaga.

    El Kobold que ha mirado con suma atención toda la grabación, sale de su trance, debido a su desconocimiento del lenguaje gnomico no ha podido entender con detalle la situación, bajo su punto de vista la situación no es muy diferente con las que se topa día a día en Keel.

    Sin darle muchas vueltas, el Kobold tira el apartado al suelo con fuerza, rompiéndolo en varios pedazos, seguidamente recoge las piezas para posteriormente venderlas y así poder pagarse el alimento de hoy.

    Lindria
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    Horas después de que Bradila y el resto de clientes hayan salido por la puerta de la taberna, cuando con total seguridad ya estan todos durmiendo placidamente, un esmirriado Kobold aprovecha las primeras horas de la mañana para intentar agarrar alguna moneda de las calles de Keel, encuentra un extraño artilugio tirado entre un montón de basura en una calle secundaria.

    Con curiosidad, el Kobold investiga detenidamente el artilugio sin encontrarle una utilidad, hasta que por puro azar pulsa un botón que hace que el endemoniado objeto empiece a proyectar imágenes y sonido.

    La primera imagen que proyecta es un callejón en medio de la noche, la cámara se gira apuntando a un gnomo vestido con una gran gabardina, sombrero y gafas de sol, este mira al objeto mientras habla

    -Agente MetemeEnAsuntosAgenos reportando, he encontrado al sujeto ZXQ-43 – Dice el gnomo con una voz grave que parece estar forzando.

    -La sujeto ha salido de una taberna, voy a seguirla desde la distancia para averiguar más sobre su base de operaciones e intenciones.

    Se escucha un sonido y durante breves instantes solo se ve negro.

    La máquina vuelve a mostrar al gnomo, visiblemente perturbado y con dificultades al hablar debido a las grandes bocanadas de aire que toma.

    -No he llegado al combate, dos humanos, aparentemente aliados Takomitas han perseguido al sujeto hasta un callejón, he escuchado gritos y al llegar me he encontrado con esta situación.

    -Los humanos iban armados, desconocemos si el reino de Takome también tiene un servicio de inteligencia tras el experimento ZXQ-43 o ha ocurrido algo dentro de la taberna que ha propiciado este enfrentamiento.

    La cámara apunta al suelo, se pueden ver dos humanos, uno de ellos con hábitos de sacerdote, el otro parece un guerrero, a su alrededor se ha formado un enorme charco de sangre.

    Lindria
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    La taberna de los siete garfios es una de las más concurridas de todo Keel, en gran parte por su localización, fuera de las murallas de la ciudad y cercana al puerto.

    Bradila lleva varias horas bebiendo y disfrutando de la compañía de los borrachos y piratas del establecimiento, Phelipo se ha encargado de entregar el alcohol y guardar la caja con ruedas a buen recaudo, para prevenir que un borracho cause una escena, puesto que sabe del temperamento volátil de la gnoma.

    -Oye gnoma ¿tú no eres la de ese extrañó grupo que construyo una torre de asedio y la arrastró desde Anduar hasta Takome? – Dice un pirata riéndose a carcajadas recordando escuchar la historia por primera vez.

    Bradila se gira hacia el pirata que la está interpelando y da un salto de su mesa actual a la del pirata.

    -Oh, sí, recuerdo muy bien ese experimento, estuve varios días para construir el EdificioMóvilDeAsaltoCapazDeTransportarMúltiplesPersonas y luego otros tantos en llegar a Takome con él. Aún recuerdo lo que se enfadó Thildarg cuándo descubrimos que me había olvidado de implementar la pasarela que nos permitiría llegar a las murallas.

    Bradila se ríe muy sonoramente y hace una pobre imitación de un gnoll iracundo regañándole.

    La taberna explota en risas, pero en una mesa donde un par de clientes del bastón del bien estaban tomando una copa antes de viajar de nuevo al continente, dos humanos miran con odio y desprecio toda la situación.

    Bradila animada por el alcohol, sigue encima de la mesa actuando, esta vez con su estoque y su florete desenvainados.

    -Y entonzez ze dieron cuenta que lo que haziamos en Ryniver era cazar a ezoz zoldadoz y quitarlez laz tarjaz y laz grebaz, zacabamoz un dineral.

    -¿Y zabez que hizieron? – Bradila no puede contener la risa ante lo que va a decir.

    Los borrachos miran a Bradila con lágrimas en los ojos, algunos de ellos ya han escuchado la historia de otros borrachos o de la propia Bradila en alguna otra ocasión.

    -El gloriozo Imperio de Dendra cambió loz materialez de laz armaduraz para loz mercaderez noz dieron menos por ellaz y dejaramoz de matar zoldadoz.

    Bradila apenas puede respirar ahogada por su propia risa al recordar a los estrafalarios soldados.

    Una vez más, un par de miradas de una mesa distante se cruzan y fruncen el ceño con ira.

    Phelipo, perspicaz, ve que la situación puede escalar dentro de la taberna y decide avisar que es la hora de cerrar.

    Entre muchas quejas y abucheos a Phelipo, los clientes terminan abandonando la taberna.

    • Esta respuesta fue modificada hace 2 years por Lindria.
    Lindria
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    Bradila camina por las calles del puerto de Keel arrastrando una caja de cartón en la que ha incrustado cuatro ruedas.

    – ¿Haz vizto? Yo también tengo buenaz ideaz

    – Lo cierto es que me he quedado sorprendida, solo has añadido 5 agujeros más de los necesarios.

    -Azí ze ve máz amenazante – Dice con una sonrisa maligna.

    Recién empezada la noche es cuando el puerto tiene su mayor actividad, puesto que la mayoría de guardias terminan su turno y la seguridad es mínima, por lo que las condiciones son ideales para que tenderetes ilegales abran, vendiendo todo tipo de mercancías. Bradila se encuentra esta noche entre los clientes, en busca de un material para fabricar bombas de humo.

    – Bien, necesitamos aceite vegetal, preferiblemente obtenido del bosque de las llanuras.

    -¿El azeite del bozque de laz llanuraz fazilita la hidrolizión?

    – No, podemos obtener LaSustancíaIncolorayViscosadeSaborDulceCapazdeGenerarHumoEnGrandesCantidades de…

    – ¿No podíaz dezir zimplemente glizerina?

    – Como iba diciendo, podemos obtener LaSustancíaIncolorayViscosadeSaborDulceCapazdeGenerarHumoEnGrandesCantidades de cualquier bosque y las propiedades serían muy similares, pero el bosque de las llanuras es el más lindo y me inspirará para crear mejor.

    – Lo que tu digaz zerebrito.

    Bradila seguía caminando por los tenderetes ilegales del puerto, comprando los materiales necesarios para fabricar las bombas de humo que le pidió Wogghul.

    – No te olvidez del alcohol.

    – Si, estoy sedienta de tanto negociar.

    – No zopenca, para la reaczión quimica.

    – En todo caso podemos encontrar ambas cosas en los siete garfios y de esta forma podré explicarle a Phelipo mi nueva idea para sus jarras, seguro que le encantará – dice visiblemente emocionada y perdida en su imaginación.

    Lindria
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    La búsqueda no tomó mucho tiempo, debido a que en la refriega había marcado con una runa de localización al lich, por lo que Lindria sabría donde estaba en todo momento durante un periodo de una semana.

    El mejor bardo de los reinos habría tenido un gran trabajo en explicar de forma épica lo que sucedió a continuación. La situación fue similar a un lobo cazando un conejo, brutal aunque piadosa, Lindria mató a su víctima sin mediar palabra alguna, debido a la gran diferencia de poder, el no-muerto no logró dar un combate digno.

    Lindria se apresuró a volver a Agnur y colgó los restos en la torre más alta, tal y como le habían ordenado.

    El señor al ver la situación no pudo evitar soltar una carcajada maligna.

    – Solo estaba siendo dramático, no era necesario colgarlo, pero tu trabajo ha sido rápido e impecable y yo utilizaré esto como recordatorio para todos aquellos que pretendan traicionarme en un futuro, estoy satisfecho.

    Lindria se hospedó un mes en el castillo y allí aprendio como se creaban y operaban las filacterias, esto le ayudó en su investigación para crear mediante la artesanía y la magia un objeto del cual había adquirido un diseño en un antiguo mausoleo cerca de Ancarak, la filacteria del avaro.

    La aventura había sido un éxito, uno teñido de agridulce, puesto que a pesar de tener unas cualidades similares a la magia que parecía haber empleado su yo del pasado para reencarnar y guardar sus memorias en la espada arcana que sostenía en sus manos, tenía muy claras diferencias que la volvían a apartar de su camino a la verdad.

    ¿Qué tipo de magia había usado su antiguo yo?

    ¿Por qué la espada y el nuevo cuerpo se encontraban cada ciclo?

    ¿Había una magia lo suficientemente poderosa como para manipular al destino para que lo anterior sucediera sin fallo?

    Una vez más un mar de preguntas inundaba su mente y el mundo se negaba a darle respuestas satisfactorias.

    Lindria
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    Tal y como había prometido el lich, el paso por Agnur fue tranquilo, cuando Lindria se cruzaba con uno de los no-muertos que custodiaba el castillo, este bajaba la cabeza en forma reverencial, los humanos, por otra parte, soltaban una retahíla de halagos mientras le abrían las puertas.

    Pese a que el poder no seducía a Lindria, no podia negar que era una sensación agradable y quizá incluso algo adictiva, pero no por ello desenfoco su mente del objetivo principal de la visita.

    Caminando por los pasillos principales no tardó en encontrar a un maestro nigromante que la llevó a que tuviera su tan deseada reunión con el señor.

    Pese a ser un señor de la torre, rango al que muchos magos aspiran, Lindria no temía al taumaturgo, ya que no parecia desprender un gran poder mágico, pero solo un estúpido o un mago novicio juzgaría a un hechicero por lo que dejaba ver de él. Por esa razón no bajó la guardia en ningún momento de la posterior conversación:

    – Habla extranjera, que te lleva hasta mis dominios – Gruñó molesto el hechicero mientras posaba su vista hasta la capa.

    – Disculpa mis modales – Lindria hizo una bella reverencia digna de la más noble de las cortes.

    – Vengo en busca de su conocimiento- Siguió su relato con un tono respetuoso -Mi nombre es Lindria y estoy investigando la no-muerte, específicamente las filacterias y no pude pensar en un nigromante más versado que vos.

    Lindria miro de reojo al señor de la nigromancia, esperando ver en él sus reacciones.

    El anfitrión parecía satisfecho con las últimas palabras de la humana.

    – Por supuesto, no espero que este tan preciado conocimiento sea gratuito, si lo desea yo misma podré compartir mis hechizos o conocimientos mágicos, o incluso compartir alguno de los objetos que he adquirido en mis aventuras.

    Una risa maliciosa se escapó de la boca del Nigromante.

    – Interesante, muy interesante, aceptó el trato.

    – Y por usar esta capa sin mi aprobación y colarte en mi casa, ¿qué me ofrecerás?

    Lindria se estremeció.

    – Mis más sinceras disculpas, no pretendía… 

    – Quiero los restos del ser que te la entrego colgados del torreón más alto del castillo.

    – Así será – dijo Lindria sin dudar.

    – En este caso, vete y no vuelvas hasta que no traigas a esa rata traicionera, una vez lo hagas te contaré lo que deseas saber y tu me enseñaras este útil hechizo que usas para cubrir tu piel con capas de piedra.

    Lindria marchó decidida a cumplir su parte del trato, mientras cruzaba el arco de la puerta principal del castillo no pudo evitar pensar que a pesar de sus intentos el destino del lich había sido sellado desde que cruzaron caminos.

    Lindria
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    Lesfora se encontraba mirando hacia la ventana, su perfil mostraba un rostro enfadado, pero al entrar Lindria, este cambio a una forzada sonrisa.

    – La mercenaria del momento ha llegado – Dijo la regente.

    – Y con buenas noticias – Se apresuró a decir Lindria

    – El lich no volverá a molestar por las ruinas – Añadió con un guiño con el ojo derecho.

    – Rápida y efectiva, nunca me fallas, a diferencia de esos imbéciles que tengo a sueldo – Lesfora apretó su puño hasta que los nudillos se tornaron blancos mientras pensaba en los soldados que acababan de salir por la puerta.

    – Pero bueno, vamos a olvidarnos de la ineptitud de los demás y centrarnos en tu buen trabajo – dijo mientras sacaba una sonora bolsa llena de platinos – Y en platinos, tal y como me has solicitado.

    Lindria acercó la mano y guardó la bolsa de monedas en su bolsillo, con este gesto pretendía hacer entender a Lesfora que confiaba lo suficientemente en ella como para no tener que revisar que las monedas acordadas estuvieran ahí, aunque lo cierto es que los platinos que contenía esa bolsa le eran totalmente irrelevantes.

    – Es siempre un placer hacer tratos contigo, señora regente.

    Lindria hizo una ligera reverencia y con un movimiento grácil de su capa se giró hacia la puerta.

    – Espera – dijo Lesfora haciendo una breve pausa – ¿has considerado ya mi propuesta?

    Un suspiro escapó de la boca de Lindria, pero rápidamente se recompuso y volvió a girarse.

    – Le debo mucho a esta ciudad y entiendo los beneficios que ser una ciudadana de pleno derecho me ofrecería. Pero por encima de todo soy una aventurera, por más que me pese no puedo arriesgarme a perder mis clientes y contactos de Dendra.

    – Esos hijos de puta… – empezó a gritar Lesfor

    – Entiendo tu posición, al igual que entiendo lo que le hicieron a Naggrung, pero sabes que estoy al margen de los dioses y sus esquemas políticos.

    – Espero que algún día logréis llegar a un acuerdo y finalmente pueda ser una orgullosa ciudadana de la nación más libre del mundo conocido.

    A Lesfora le enfadaba de muchas maneras no poder aprovechar todas las oportunidades que le brindaría tener a Lindria como ciudadana, la más importante es que la rúnica dejaría de ser una empleada temporal y pasaría a ser una subordinada directa. Pero también entendía las motivaciones de la maga, puesto que, al igual que ella, era una individualista que jamás permitiría que se interpusieran en su camino o su ideal de libertad.

    Esta no era ni la primera ni la última vez que esta situación se repetiría, pero hoy, nuestra historia dirigirá la atención al castillo de Agnur.

    Lindria
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    Lindria se acercó a la consigna de Lesfora, la segunda había establecido la oficina en el centro de la ciudad, cerca de la parte residencial más adinerada y en ella dirigía Keel y sus negocios menos ilegales.

    El edificio era solo un poco más alto que los otros que lo rodeaban y no había rastro de lujo, sin embargo, eso no era debido a la bondad o humildad de Lesfora, sino más bien porque prefería llenar sus bolsillos y ella sabía bien que la ciudad no le pertenecía, ya que no había una sola palabra que escapara de los oídos del Sombrío.

    Lindria agarró con fuerza la argolla de hierro que decoraba la puerta, notando con sus manos desnudas el frío que había penetrado hasta el plateado metal y tiró de ella, dejando ver así el interior del edificio.

    En la recepción encontró a un semi-drow que la saludó con un movimiento de cabeza.

    – Siéntate, ella está reunida- dijo calmadamente mientras volvía a dirigir su mirada hacia el pequeño libro encima del escritorio.

    Lindria sonrió por sus adentros y pensó que hasta un sordo se habría dado cuenta de tal afirmación.

    Los gritos se escuchaban en la otra habitación, más allá de la puerta cerrada, desafortunadamente para Lindria, seguir la conversación se hacía imposible, pero la maga logró escuchar algo de los aguas negras y un timador llamado Tliroth.

    Media hora después de incesantes gritos, dos corpulentos guardias salieron de la puerta.

    – Como se supone que tenemos que encargarnos de todo esto mientras contenemos a los leprosos en los suburbios – susurró con miedo uno de ellos.

    El segundo miró primero a Lindria y luego a su compañero y frunciendo el ceño espetó:

    – Cállate o terminarás envuelto en un saco y tirado por el desagüe de las alcantarillas.

    Los soldados desaparecieron por la puerta y Lindria esperó unos minutos más para evitar ser víctima del conocido mal humor de Lesfora.

    Lindria
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    Al entrar a la taberna notó la cálida bienvenida de la chimenea, herramienta que usaban todos los edificios de la ciudad para combatir el gélido clima de la isla.

    Lindria sonrió al corpulento lagarto que regentaba la posada y que se encontraba sirviendo platos a sus clientes.

    – ¡Hola Quadzish!, lo de siempre, por favor.

    En este caso, lo de siempre significaba lo único que el estómago de la humana era capaz de digerir de todo el variopinto menú de carnes no cocinadas que ofrecía el establecimiento.

    Quadzish enseñó los dientes en lo que parecía un intento de sonrisa.

    – Hacía mucho que no te pasabas, pensé que te habían matado – dijo el lagarto en tono jocoso.

    – Por el momento sigo viva y coleando – sonrio Lindria – Pero he estado ocupada con otras aventuras que exigen mi presencia en el continente.

    Quadzish que era un lagarto de pocas palabras cuando se trataba de conversaciones públicas, se dirigió a la cocina a preparar la comida.

    Mientras esperaba la comida, Lindria se acomodó en la silla y se quitó la capa de piel de Yeti aún cubierta de nieve, que poco a poco se iba deshaciendo en pequeñas gotas de agua que ahora formaban un charco debajo de la silla.

    La rúnica se propuso distraerse escuchando a los demás clientes mientras esperaba la comida.

    Pudo ver un gnomo y un gnoll en una fogosa conversación sobre si establecer la base de operaciones de su clan en Alandaen o Keel, sorprendentemente el gnomo tenía menos modales que el gnoll y parecía comer la carne cruda, cosa extraña para los de su raza.

    Pronto su atención se dirigió a otra conversación entre lo que parecía un guardia y un pirata.

    – Entraremos en dos días, por la noche – dijo el pirata

    – Me encargaré que la vigilancia sea mínima y de confianza – comentó el guardia

    – Pero el precio ha subido a 300 platinos – añadió

    – ¿Cómo pretendes que pague eso? ¿Y mis ganancias donde quedan? – Dijo el pirata alzando la voz enfadado.

    – Eso no es mi problema, las circunstancias han cambiado y de la misma manera lo ha hecho el precio – aseveró el guardia.

    – ¡Joder! Teníamos un trato – El pirata golpeó la mesa y se tropezó, chocando con la mesa de otro cliente sentado detrás y tirando al suelo su comida.

    Quadzish salió de la cocina rápidamente al escuchar los gritos.

    – ¡Calmaros u os calmo! No quiero pelea en mi local 

    El guardia, que ya conocía el barman, se quedó quieto sin dudarlo y adoptó una posición más calmada.

    Sin embargo, el forastero pirata aún malhumorado, se giró hacia el lagarto y empezó a vociferar un insulto pirata.

    – He oído que eres un soplón … 

    La cabeza del pirata desapareció entre las mandíbulas del lagarto.

    – Qué pena que nadie haya oído hablar de ti.

    Quadzish se limpió los dientes con un trapo y se dispuso a recoger el desorden.

    – Disculpa la molestia, ahora le preparo una nueva ración – dijo mirando al cliente que había sido golpeado por el ya fallecido pirata.

    Seguidamente, volvió a entrar a la cocina arrastrando el cuerpo del pirata con él.

    El resto de la comida fue tranquila, nadie levantó la voz y Lindria tuvo un precioso tiempo de relajación para pensar cómo encararía sus siguientes reuniones.

    Lindria
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    El no-muerto pensó dos veces la respuesta, puesto que temía por su existencia.

    – Lo cierto es que no puedo ayudarte, puesto que la forma en la que conseguí crear la mía fue basándose en perder mi cuerpo físico, es la forma más básica de conseguirlo.

    Lindria suspiró.

    – Entonces, ¿me has engañado? – preguntó acercando el filo de su espada al cuello del monstruo mientras pronunciaba la runa FUE.

    De la espada brotaron lenguas de fuego que obedeciendo a su portadora, quemaron débilmente como forma de advertencia al enemigo.

    – ¡Espera! – Exclamo el lich

    – No pretendo faltar a mi palabra, pese a no poder ayudarte, sé quien puede.

    El espectro comentó a Lindria que en la torre nigromántica de Agnur habitaban multiples magos que dominaban el arte de dividir el alma y depositarla en objetos, para así, generar las famosas filacterias que les permitían revivir a partir de ese fragmento de alma.

    – Esto es mucho más útil – Lindria asintió –  ¿Pero cómo voy a asegurarme la entrada a la torre?

    – Permíteme.. – dijo el lich, apartándose de la espada con respeto

    – No hagas ninguna tontería – dijo Lindria en tono amenazante.

    El no-muerto conjuró un disco mágico donde guardaba objetos diversos y sacó una señorial capa con el escudo del castillo de Agnur.

    – Con esto podrás engañar a todos los siervos de menor nivel y estoy seguro de que no tendrás problemas para negociar con el señor de la torre cuando llegue el momento.

    Lindria agradeció la información y cumpliendo su parte del trato se alejó del lich.

    – Informaré a la persona que me contrató de que no operaras más por la zona, puedes irte en paz.

    Lindria se dirigió a keel a informar sobre el éxito de la misión, pero de camino a la oficina donde Lesfora gestionaba sus turbios negocios, se detuvo a saludar a su viejo amigo Quadzish y a escuchar en su taberna que rumores se escuchaban por la ciudad.

    Lindria
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    Una vez hubo firmado los papeles necesarios, Adrekil se animó a contar lo que había sucedido, pero por miedo a que le confiscaran ese extraño cristal que le había permitido ver a su familia aún estando lejos, decidió obviar esa parte.

    El maestro mantuvo un rostro serio y preguntó detalles en los momentos en los que Adrekil se dejaba llevar por las emociones y estas le impedían explicar correctamente lo sucedido.

    Adrekil tuvo la sensación que todo le había encajado al adivino y este pareció confirmarlo, no preguntando sobre el cristal o excesivos detalles sobre la cueva.

    -Me encargaré de avisar a tu familia de que todo está en orden y has sido admitido en la escuela – Dijo Reonlas mientra recogía los papeles firmados por Adrekil

    -Gracias profesor – comentó Adrekil esperando la siguiente orden.

    -También intentaremos recuperar el cuerpo de tu compañero e informaremos a su familia del trágico incidente, por el momento puedes retirarte – Añadió Reonlas.

    Las siguientes semanas fueron tranquilas, el semi-elfo Rinael le enseñó la escuela y le explicaba los rumores y cotilleos que se generaban. En los primeros días, Adrekil no estaba muy interesado en ninguno de los dos, sin embargo, cuando los días se tornaron semanas sin prácticamente ver la luz del sol, era lo único que tenía para entretenerse.

    Adrekil dedicó sus horas de estudio en las escuelas en las que se había mostrado afín, principalmente la adivinación. En su tiempo libre se escabullía para que Rinael no le siguiera y estudiaba el cristal en un laboratorio o buscaba información del mismo en la biblioteca.

    Dedicar todo este tiempo al estudio hacía que avanzara a pasos agigantados y destacara en clase, desafortunadamente dejaba muy poco tiempo para descansar y cuando dormía soñaba con extrañas cosas que no podía recordar, pero que le dejaban intranquilo y fatigado al día siguiente.

    No fue hasta los tres meses que no logró sus primeros avances en el estudio de conocimiento del extraño cristal, esto le emocionó tanto que finalmente decidió contárselo a Rinael, desafortunadamente la reacción del semi-elfo no fue la que Adrekil esperaba.

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