Respuestas de foro creadas
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en respuesta a: Concurso de conjuntos #300817
Conjunto de Yuan-ti
Brazales yuan-ti x2: La regeneración de pvs que dan es muy baja para ser un set de 2 (Entre los 2 brazales y el bonus del conjunto no dan lo que un velado) subiria un poco el bonus
Collar de escamas yuan-ti: 5 BE 5 BP +5 fuego -10 frio +5 magico
Con 3 piezas de conjunto el collar daría 5 de armadura natural
Espada yuan-ti : La añadiría al conjunto, con las 4 piezas la espada obtendría Vampirismo 5% y MataLagartos 40 (Quizá este efecto no pega porque aquí engloba también Yuan-ti pero es una referencia al odio entre las dos razas si pudiera ser exclusivamente a Hombres-lagarto mejor)
Restricciones de raza:Hombre-lagarto
en respuesta a: Concurso de Objetos de Gloria – T22 #300678Morral del Halfling aventurero: Item se lleva usando
Uso:El poder dentro del morral permite crear comida a partir de plantas magicas, la potencia de lacomida dependera de la calidad y la cantidad de las plantas introducidas,la creacion sera automatica y durara 2 minutos desde que coloques la primera planta.
en respuesta a: Concurso de conjuntos #300646Conjunto del Archimago
Piezas:
Guante derecho del archimago: 3 de BE 2 Resistencia Magica , Ts-conjuro 5 , Ts-mental 5 4 Proteccion
Guante izquierdo del archimago: 3 de BE 2 Resistencia Magica , Ts-conjuro 5, Ts-mental 5 4 Proteccion
Tunica del archimago: 9 de BE 10 Resistencia Magica 5 , Resistencia Acido, 5 Resistencia Agua , 12 Proteccion
Grimorio del Archimago: Poder magico 50 Palabra de poder:Magius Tus siguientes 5 hechizos tendran un 50% de coste de energa reducido Bloqueo 10 minutos, se activa cuando has lanzado tu ultimo hechizo o cuando envainas el grimorio
Bonificaciones del conjunto:
Si posees los dos guantes eres capaz de «drenar» la energia de los cuerpos inertes de usuarios poderosos de magia (Un cantrip drenar con los mismos npcs), esto hara que los guantes modifiquen tus hechizos de forma que cambie el daño elemental de estos (Por ejemplo proyectil magicos mayores haciendo daño acido).
Si posees los dos guantes mas la tunica: Tener la energia drenada de un poderoso usuario de magia tambien te otorga 15 puntos de resistencia magica a la esencia drenada
Si posees las cuatro piezas del conjunto: Gracias a las piezas del archimago tu conocimiento se ve ampliado y logras ver una segunda palabra de poder en el poderoso grimorio del Archimago
Una vez cada 2 horas reales de juego podras usar la palabra de poder:Shidok -> Esto hace que puedas formular una vez y un solo hechizo de cualquier especializacion (Por ejemplo un nigromante podria tirarse ver realmente) o bien tu siguiente hechizo tendra la bendicion de Argan y Velian en caso de que formules un hechizo que ya dispongas por tus escuelas, lo que hara que se formule con un bono de poder +100 y como si tuvieras luna buena.
EDIT:
Seria interesante que los diseños no fueran creados por sastres artesanos ni nada de eso, sino encontrarlos en poderosos magos de eirea, por ejemplo Exodus, una quest de Lender, una quest del mago negro de keel etc 🙂
en respuesta a: La mecánica de Esconderse y Sigilar #300058Si ahora mismo cuesta encontrar pk no me quiero imaginar con un comando esconderse , la verdad es que no lo veo.
en respuesta a: Ayuda, ¡necesito un herrero! #299845Yo tambien estoy interesado en uno, en mi caso enemistado con ambos bandos, pero no me importa pagale los honorarios a un cofrade :)!
en respuesta a: Triggers Mudlet #299766Solo se puede editar los post hasta pasado cierto tiempo, asi que no me deja,o yo no se hacerlo
en respuesta a: Triggers Mudlet #299748Parece que el .zip funciona, si quereis editarme el primer post y poner este .zip arriba y borrar este mensaje 😀
Adjuntos:
en respuesta a: Triggers Mudlet #299722[Editado a petición del autor. Ver más arriba para archivo con el código de la configuración.]
en respuesta a: ¿Cómo fue tu inicio? #299384Empece con un sacerdote de Eralie en una epoca donde los hombres-lagarto vivian en Takome y Veleiron y moria constantemente, con la consecuente perdida de equipo por suerte Maider y Tiffany solian estar dispuestas a echarme una mano,posteriormente me cree un ladron semi-elfo y estaba todo el dia resfriado o con falta de vision por la lluvia y era un infierno puesto que no podia sigilar ni esconderme a oscuras, aun asi tengo buenos recuerdos de mis inicios puesto que siempre me han gustado los juegos competitivos 🙂
en respuesta a: Encuesta de Balance – T17 #293574- Un objeto balanceado o desbalanceado, y por qué.
- La espada arcana, ocupa hueco y ofrece muy poco, una posible forma de arreglar esto seria fundir efectos de armas mas poderosas en la espada arcana (Hasta un maximo y rompiendo las armas usadas para mejorar la espada en el proceso).
- Un hechizo balanceado o desbalanceado, y por qué.
- Crear no muerto menor (Y Animar muertos) Porque no se puede usar aunque tengas la esfera si no eres nigromante.
- Una habilidad balanceada o desbalanceada, y por qué.
- Las esferas del rúnico con rango infinito es una habilidad desbalanceada
- ¿Qué clase te gustaría que se revisara en la temporada 18?
- Magos Rúnicos #Keepdreaming
en respuesta a: Encuesta de Balance – T14 #290031- ¿Qué clase no se juega por qué no sirve ni para PNJs ni para PK?
- Monjes y porque por lo que he leído están bug, sino seguramente también habría forma de sacarle partido
- ¿Qué clase puede tener potencial pero simplemente no está de moda?
- Demonista tiene buena pinta, aunque hablo desde el desconocimiento
- ¿Qué objeto de gloria te gustaría ver?
- No estoy al día con la gloria como para recomendar objetos
- ¿Qué recompensa o beneficio de gestas te gustaría ver?
- Objetos especiales como los de gloria (Menos dopados y menos enfocados al pk y mas a npcs
- ¿Qué habilidad o combinación de habilidades es demasiado poderosa?
- Ya lo dije en otra ocasión y es algo personal, pero no me gusta que los Yvers/Exploradores te maten de un comando, aunque sea en un par de turnos, me parece una cosa que requiere poca habilidad y da demasiados buenos resultados y crea frustración
- ¿Qué habilidad o hechizo no sirve para nada?
- Lepra,Telaraña,Cuerpo de acero (Quizá en este me equivoco porque lo miro desde la perspectiva de un mago rúnico), Y casi todos los hechizos bases que pueden sonar interesantes pero al final no renta perder 1 turno en eso cuando puedes meter 1k de daño
- Tengo un par de dudas especiales sobre hechizos:Tiene el revelar secretos interacciones con alguna conversación como ponía en la noticia? lo he tirado a diestro y siniestro y nunca conseguí nada (Lo que me lleva a que todos los npcs por plantilla son calvos con pelo gris(xd) y pesan 0,0kg quizá podríais hacer que eso se generara aleatorio que queda feo de ver :P)
- El simular alineamiento es útil en algún momento para hablar con npcs o colarte en algún sitio?
- Por cierto como detalle, el Augurio de Oen quizá estaría ben subirle un poco la BE que da, puesto que todo el mud ha subido la BO con el cambio de las maestrías!
en respuesta a: Extracto del diario de viaje:La traicionera Keel #289274Thobias y Anne se levantaron rápidamente cuando me vieron entrar a través del agujero en la pared que normalmente se encontraba oculto por un armario.
El clérigo me hizo una pregunta nerviosa. Recordé las cosas que había pensado decirle, pero estaba cansada y la última lucha me había afectado bastante, así que simplemente le informé de que los necrófagos estaban muertos y sonreí cuando un profundo alivió se reflejó en el rostro de ambos adolescentes.
Sin embargo, había algo que no pensaba dejar pasar.
– Anne – dije – quiero hablar con tu padre –
La chica se puso nerviosa e intentó negarse, pero no claudiqué. Había pasado por una de las experiencias más desagradables de mi vida y alguien tenía que pagar por ello, preferentemente el culpable.
– No voy a hacerle nada, solo quiero hablar con él –
Anne suspiró con resignación y se despidió de Thobias con un abrazo que hizo que el clérigo se ruborizara. Cuando salimos del edificio me di cuenta de que el cielo empezaba a clarear y me pregunté cuando tiempo había pasado en aquel subsuelo maldito.
– – – – –
Sujeté a Anne evitando que corriese hacia la tienda. La puerta se encontraba tirada en el suelo, convertida en un montón de madera carbonizada, como si alguien la hubiese destrozado con un hechizo.
– Quédate aquí – le dije – Voy a entrar, te avisaré si es seguro –
Me asomé con precaución. El lugar se encontraba completamente destrozado, faltaba la mayor parte del equipo y las pociones. En el suelo, un gran charco de sangre se filtraba entre los tablones y dejaba un rastro que seguí temiéndome lo peor.
El cuerpo del tendero, del padre de Anne, se encontraba tirado boca abajo tras el mostrador. Me agaché junto a el y le di la vuelta, su rostro se encontraba desfigurado, le habían golpeado hasta la muerte. Seguí la extensión de su brazo hasta una caja y la abrí. Pociones de sanación. Se había arrastrado hasta allí con la intención de llegar hasta ellas, sin éxito. Le tomé el pulso para asegurarme, pero ya estaba frio.
Suspiré y me levanté. Anne estaba en la puerta con los ojos muy abiertos. Trató de llegar hasta mí pero la intercepté.
– No mires, no mires – susurré.
Intentó empujarme, pero la sujeté con fuerza hasta que el llanto la venció y se dejó caer al suelo, manchándose el vestido con la sangre de su padre. Le permití unos segundos y después la agarré fuertemente de los hombros y la miré directamente a los ojos.
– Escúchame. Escucháme – dije zarandoándola hasta que me prestó atención – Tenemos que salir de aquí, tenemos que irnos. Al no encontrarme en la habitación los Aguasnegras habrán venido a pedirle cuentas a tu padre y… Ahora nos estarán buscando. A las dos ¿entiendes? –
Anne me miró con los ojos vacíos. Repetí la pregunta varias veces hasta que conseguí que asintiera. Empecé a pensar con rápidez, no podía llevarla a la torre conmigo, el portal solo admitía magos rúnicos y el ascenso a la montaña era demasiado arduo y peligroso. Tenía que sacarla de la ciudad, de la isla a ser posible.
Una idea brilló en mi cabeza. Si había alguien en esta ciudad maldita que me debiera un favor era Truk, el pescador. Él podría llevarla al continente.
Cogí a la chica del brazo y la arrastré fuera de la tienda, a través de las calles de Keel, ahora iluminadas por los primero rayos de Sol. Algunos lugareños se cruzaron con nosotras, pero al reparar en las ropas de Anne y seguramente mi propio aspecto cambiaban de calle o volvían a meterse en sus casas. La ciudad puede ser un lugar estimulante para un viajero preparado, pero es cruel con sus habitantes.
Golpeé la puerta de la casa de Truk con fuerza. El semielfo gritó desde el interior y abrió parpadeando y vestido solo con unos pantalones de tela. Arrugó la nariz.
– Apestas – dijo.
Su semblante se oscureció cuando observó a la chica llorosa y cubierta de sangre. Le conté lo sucedido sin entretenerme en los detalles, las arrugas de su rostro parecían volverse más profundas a medida que escuchaba mis palabras.
– Puedo meterla en un barco que zarpa hoy mismo – dijo con voz grave.
– Te debo una – respondí con alivio
– Tú no – contestó – Ella. –
Entramos en casa del pescador y mientras él se arreglaba garabateé un mensaje y le di instrucciones a Anne. El barco en el que la metimos llegaría a Alandaen y allí un amigo de Truk la llevaría hasta Anduar, donde viven mis padres. Ellos la cuidarían bien.
No me quedé a ver como zarpaba la embarcación, tenía miedo de que los Aguasnegras me interceptaran y lo último que quería era acabar el día con más muerte, pero sé que llego a Anduar y mis padres se hicieron cargo de ella.
Lo siguiente que supe fue a través de un amigo de la familia al que visité de camino a otro lugar. Anne entró en el Colegio de Magos y demostró una gran habilidad, pero pese a que le debo no solo mi vida, si no también la suya propia, aún no he encontrado el valor de hacerle una visita. Tampoco volví a Keel hasta un tiempo después, cuando estuve segura de que los Aguasnegras habían olvidado el incidente.
La única pregunta que aún no he sido capaz responder es ¿acaso yo merecía tanto sacrificio?
en respuesta a: Extracto del diario de viaje:La traicionera Keel #289271La luz mágica proyectó mi sombra contra la entrada de un oscuro agujero de gran tamaño que se abría en una de las paredes del sótano oculto al que Thobias me había llevado. Los jovenes se mantenían a una distancia prudencial y parecían tensos, listos para huir hacia la entrada en cualquier momento. No les culpé, el polvo acumulado durante años, las manchas de sangre y las camillas destrozadas tiradas de cualquier manera contra la pared no creaban una atmósfera especialmente acogedora.
– No tardaré mucho – dije con voz firme.
Respiré profundamente y me arrepentí al instante cuando una vaharada de aire podrido procedente del túnel invadió mis fosas nasales. Tratando de aparentar una confianza que se me escurría por momentos penetre en él dando grandes zancadas.
Con una breve palabra, iluminé la hoja de mi espada y la coloqué frente a mí en una posición que me permitiría defenderme de un posible ataque por sorpresa y alumbrar mis pasos al mismo tiempo. A medida que avanzaba el panorama se volvía más oscuro y no precisamente por la falta de luz.
Pese a que estaba preparada, el primer cuerpo me tomó por sorpresa. Se encontraba tirado en el suelo bloqueando el estrecho túnel, con claros indicios de haber servido de alimento para el necrófago al que andaba buscando. Bajé mi espada para examinarlo y la retiré con desagrado cuando un rostro profanado por los estragos de la lepra y la descomposición me devolvió una mirada vacía. Lo sortée como pude y seguí adelante.
Encontré el siguiente cuerpo unos pasos más adelante, apenas unos huesos mordisqueados con jirones de carne marchita aún adherida a ellos. A medida que me internaba en el túnel, más cadáveres devorados y en distintos estados de descomposición me cortaban el paso. Traté de controlar mis nervios tatareando por lo bajo, fingiendo que aquella situación era perfectamente normal, pero el sonido de una masticación húmeda cortó mis pretensiones por lo sano.
Arrugé la nariz con asco cuando, al doblar un recodo, pude ver a la bestia encogida sobre el cuerpo de algún pobre diablo muerto hacía poco. No era la primera vez que veía un necrófago, pero la combinación de carne podrida y bultos de lepra que le desfiguraban el cuerpo era especialmente desagradable. Sin esperar a que desviara la atención de su comida di un paso y le corté la cabeza limpiamente.
Froté mi espada en la ropa del cádaver para eliminar los restos de sangre y pus. Me disponía a desandar el camino cuando un gorgoteo que seguramente intentaba ser un gruñido llegó a mí desde la oscuridad que pretendía dejar a mi espalda. Seguí el sonido hasta dar con otro necrófago que se encontraba simplemente de pie en medio del túnel, repetí la operación y cuando su cabeza cayó la suelo vi como otra de esas alimañas venía hacia mi con los brazos extendidos.
Dejé atrás los tres cuerpos decidida a limpiar aquel maldito túnel y pensando en la bronca que le echaría a Thobias cuando volviese al sótano de la Casa de la Vida. Por alguna razón aquel día todo el mundo había decidido tomarme por tonta, si no hubiera sido por Anne seguramente me habría dado la vuelta y dejado que se las arreglara como bien pudiera.
Acabé con unos cuantos monstruos más y la impaciencia empezaba a dar paso a la rabia cuando el túnel se abrió de repente y me encontre en una caverna de gran tamaño. Di un paso vacilante hacia atrás y tuve que controlarme para no vomitar allí mismo. Frente a mí se extendía lo que no puedo describir si no como un mar de cadáveres. Había tantos que cubrían el suelo por completo y se amontaban unos sobre otros creando pequeños montículos y depresiones. El olor era tan denso que caía sobre mi como un manto, mareándome y aterrorizándome a partes iguales.
No sé si por morbo o por curiosidad (si es que no son la misma cosa), aumenté la luz de mi espada para poder observar mejor la escena. Me di cuenta con horror de que los cuerpos habían sido ordenados, aquellas ondulaciones no eran fruto de la casualidad, si no que había sido creadas de forma intencionada. Los cádaveres estaban organizados según su nivel de putrefacción y, creí observar, también por la forma y colores de sus ropas. Un camino de huesos cuidadosamente colocados serpenteaba entre ellos. Me dio la impresión de que alguien o algo había intentado recrear un paisaje natural, como si de una grotesca maqueta se tratase.
Un gorgoteo parecido al que había escuchado hacia unos minutos en el túnel me sacó abruptamente de mi horrorizada contemplación, fue entonces cuando reparé en las figuras que se movían por el lugar, rodeando las pequeñas montañas y dirigiéndose torpemente hacia mí. Con un asco tremendo, pisé la calzada de huesos y negándome por completo a hacer lo mismo con los cuerpos descompuestos que se amontanaban más allá avancé lentamente, esperando a que los necrófagos llegarán a mi para acabar con ellos de un solo tajo.
La labor pronto se tornó mecánica y me permitió reflexionar sobre el lugar en el que me encontraba. Lo espantoso de la visión me había distraído de la verdadera pregunta ¿quién había hecho eso? Las criaturas que estaba matando eran demasiado estúpidas para si quiera plantearse una obra de tal magnitud, que además requeriría una gran cantidad de fuerza y perseverancia. ¿Qué más había en aquella caverna?
Supongo que es una suerte que esa pregunta fuese respondida rápidamente, pues si había algo que mis nervios no podían soportar en aquel momento, era la incertidumbre.
Siguiendo el camino de huesos, llegúe hasta una muralla de carne podrida que se extendía por la cueva y se alzaba por encima de mi cabeza, impidiéndome ver que había al otro lado. La senda acababa frente a una abertura que se encontraba bloqueada por una cortina de cráneos humanos. Introduje mi espada entre ellos tratando de hacer el menor ruido posible, tras la primera cortina había otra y otra después de esa. Dudé, pero en un gesto que me califica como una persona más impulsiva que inteligente, penetré entre las calaveras creando un escándalo de huesos chasqueantes que reverberó en las paredes de piedra.
Después de lo que había visto hasta ese momento, lo que había al otro lado casi se puede calificar de agradable. El lugar imitaba una habitación de forma bastante convincente, los cuerpos que hacían de pared y lo que sea que hubiese en el suelo habían sido cubiertos con retazos de telas, seguramente sacados de las ropas de los muertos. En una esquina descansaba un jergón creado con el mismo método y el lugar se encontraba decorado con diferentes tipos de joyas que brillaban a la luz de velas colocadas dentro de calaveras. Lo que menos me gustó del lugar fue el enorme necrófago que se encontraba de pie en medio del “cuarto”, mirándome con ojos inquisitivos y resoplando por el agujero donde debería encontrarse su nariz.
Me debatí durante un instante sobre si debería tratar de razonar con él, pero la criatura se encargó de disipar mis dudas cargando contra mí sin mediar palabra. Me aparté de un salto y resbalé en el suelo irregular, perdiendo el equilibrio y cayendo sobre una de mis rodillas. Esquivé de mala manera cuando la bestia volvió a cargar, quedando de pie esta vez pero trastabillando hacia atrás, volcando una mesa de madera que no había visto antes y esparciendo por el suelo los objetos que había en su superficie. Aquello enfadó bastante a la bestia, que emitío un rugido gorgoteando y cargó hacia mi de nuevo. Seguramente fue una suerte, pues la ira hizo que dejara abierta su defensa. Sin dudar, aproveché su impulso para hacerle un tajo en el vientre y colocarme en una posición de lucha más digna.
El necrófago se tambaleó, pero su fuerza no disminuyó un ápice. Aún con las tripas colgando de la herida que le había inflingido, volvió a cargar hacia mí a grandes zancadas. Me aparté con facilidad, ya más preparada y rebané lo que supuse sería la parte trasera de sus rodillas, haciendo que cayera al suelo.
Las anteriores criaturas me habían provocado asco, pero ésta me inspiraba lástima. Se retorcía en el suelo, empapando de sangre los retazos de tela que con tanto cuidado había colocado y tratando de levantarse. Me coloqué frente a él y levanté la espada la con la intención de decapitarle. A lo largo de mis viajes he presenciado muchas cosas, la mayor parte curiosas, algunas memorables, pero muy pocas capaces de grabarse en mi mente como la mirada de aquel monstruo cuando entendió que había llegado su final.
Su cuello era grueso y pese a la descomposición me llevó unos cuantos intentos cercenarlo por completo. Finalmente limpié mi espada con cuidado en una de aquellas telas y examiné la habitación mientras la adrenalina abandonaba mi cuerpo y empezaba a sentir que los acontecimientos del día se me echaban a la espalda. Mientras examinaba la habitación, reparé en un bonito colgante dorado que reflejaba la luz semioculto entre los trozos de tela que conformaban el jergón del monstruo, sin pensar demasiado en ello lo cogí y me dispuse a volver al sótano.
en respuesta a: Extracto del diario de viaje:La traicionera Keel #289270– Ya hemos llegado – dijo Anne, arrancándome bruscamente de mis pensamientos.
– ¿La leprosería? – pregunté extrañada.
– La Orden. Tengo un… bueno, conozco a alguien aquí. Te curará el brazo –
Me sentí aún más impresionada. No solo muy posiblemente me había salvado la vida arriesgando la suya propia sin conocerme de nada, si no que además me ayudaría a sanarme.
– No hace falta que hagas esto, Anne. Será mejor que salga de la ciudad cuanto antes –
– Frick dice que no es seguro, que cuando los Aguasnegras no te encuentren en tu habitación se imaginarán que alguien te ha avisado y vigilarán las salidas. Debes estar en condiciones de luchar… por si acaso. Si te matan al huir, todo esto no habrá servido de nada –
– Estoy en deuda contigo, Anne –
Sonrío con timidez y me guió a través de las calles de la leprosería. Los enfermos dormían en el suelo o en jergones improvisados, algunos se reunían alrededor de las hogueras. Su aspecto variaba entre quienes no había sufrido todavía los estragos de la enfermedad, aquellos que mostraban protuberancias que les deformaban el rostro y el cuerpo y los infelices a los que la terrible afección había arrebatado la nariz, los labios, la visión e incluso las manos por completo. Caminé entre ellos intentando disimular mi disgusto y evitar al mismo tiempo que me tocaran, el lugar se encontraba extrañamente silencioso pese a la cantidad de personas que se agolpaban en él, si no hubiera sido por los ocasionales sollozos y ronquidos, habría pensado que la visión no era real.
Llegamos frente a la Casa de la Vida y Anne tocó la puerta tres veces, esperó un momentó y tocó dos veces más. Tras unos instantes la puerta se abrió con cuidado y un joven rapado asomó la cabeza. Al ver a Anne sonrió y abrió la puerta para dejarnos pasar, pero cuando la luz del interior me iluminó su sonrisa fue sustituida por un gesto de angustia.
– ¿Anne? ¿Quién…? – comenzó.
– No pasa nada Thobias, es una amiga, verás ha pasado algo… –
Anne le contó al joven clérigo una versión resumida del incidente de la posada. Thobias asentía con preocupación y me lanzaba miradas de soslayo. La habitación estaba llena de enfermos cubiertos de vendajes, las luces mágicas que iluminaban tenuemente el lugar hacían sus síntomas aún más visibles y mi nerviosismo se incrementó.
Finalmente Thobias asintió varias veces en rápida sucesión y nos llevó a otra de las habitaciones de la casa. Arrugé la nariz cuando el olor de los cadáveres combinado con el de las mezclas alquímicas me golpeó el rostro.
– Te curaré – dijo retorciéndo las manos – pero necesito que hagas algo por mí, eh… ¿por favor? –
– Por supuesto – asentí – un favor por un favor, me parece justo –
– Verás yo, eh… cometí un error. ¡Quería ayudarle! Pero hice algo mal. Algo salió mal. En vez de curarle, el ungüento le mató, pero después también le… hizo levantarse, se volvió violento ¡comía cadáveres!. No sabía que hacer, le metí en el sótano, pero creo que ha escapado. No podía escapar por la puerta así que excavó un tunel. Si Sarah se enterá me matará. Intenté encontrarle pero el túnel era muy largo y yo… no sé luchar. Creo que está bajó las Ruinas de Bhenin. Si pudieras… ¡tienes que matarle! Nadie puede saberlo. –
Thobías hablaba de forma atropellada y se interrumpía constantemente para asegurarse de que la puerta estaba cerrada. Cuando terminó me miró con ansiedad, esperando un respuesta. Le aseguré que mataría al necrófago y guardaría su secreto. El alivió se reflejo en su rostro y, sin mayor ceremonia, extendió una mano hacia mí y pronunció unas palabras, una tenue luz envolvió mi brazo y sentí como los huesos volvían a su lugar y se soldaban. Extendí los músculos con placer y sonreí al clérigo.
– Ahora enseñáme donde está ese necrófago –
en respuesta a: Extracto del diario de viaje:La traicionera Keel #289269Desperté bruscamente en medio de un vigoroso zarandeo y al abrir los ojos una pequeña luz mágica golpeó mis retinas. Empujé lo que se encontraba frente a mí y oí un ruido pesado acompañado de un gritito cuando el intruso cayó al suelo. Casi sin visión y con el brazo izquierdo doblado contra mi pecho, me levanté con rapidez y esgrimí con cierta torpeza la daga que siempre guardo bajo la almohada contra lo que, supuse, era la garganta del desconocido.
Intentando no dejar traslucir mi alarma pregunté:
– ¿Quién eres? –
Una voz aguda y chillona me respondió de inmediato.
– ¡Señora, no me haga daño! Vengo a advertirle ¡se encuentra en peligro! ¡mercenarios de Aguasnegras se dirigen hacia aquí para cobrar una deuda! ¡no me haga daño, por favor, yo no soy la mala! –
Parpadeé mientras mis pupilas se adaptaban al nivel de luz comenzando a distinguir el rostro redondo de una chica humana de no más de dieciséis años de edad que respiraba agitadamente y me miraba desde el suelo con ojos suplicantes.
– ¿Una deuda? – pregunté – Yo no hago negocios con nadie de Aguasnegras –
– ¡Usted no, mi padre! – exclamó ella
– ¿Tu padre? – pregunté, cada vez más confundida.
– ¡La tienda de magia! –
No necesité oir más. El terror de la chica parecía sincero y, aunque aún no había deducido la historia completa, el recuerdo de algunos detalles extraños que había captado en la breve transacción del día anterior bastaron para convencerme.
Cogí mi capa y mi espada y seguí a la chica fuera de la habitación. Frick, el posadero, nos esperaba en la sala común portando una vela y haciendo gestos de impaciencia. Prácticamente nos empujó a través de la sala hasta la puerta trasera.
– ¡Llevala a la Orden! – susurró cerrando la puerta detrás de nosotras.
Escuché voces de hombres que se acercaban a la posada gritando y riendo groseramente. La joven me tocó el hombro y, colocando un dedo sobre sus labios, me guió hasta un muro de piedra. Mientras ella retiraba unos arbustos que ocultaban un agujero en la pared tragué saliva al oír el sonido de alguien llamando a una puerta con violencia. Me había librado por muy poco.
Avanzamos durante un rato al abrigo de la noche, atravesando callejones estrechos y pasajes ocultos. El dolor en mi brazo era cada vez más intenso y debo admitir que la situación me tenía bastante intranquila. Quizá por eso mi impaciente tan rápidamente.
En un gesto impulsivo, agarré a la muchacha de la camisa y la arrastré conmigo bajo un pórtico cercano.
– Explícame lo que está pasando – exigí.
– Aquí no estamos seguras – susurró ella con nerviosismo
– No pienso dar un paso más hasta que no me digas que sucede y a dónde se supone que vamos. Y tú tampoco –
La chica me miró con gesto dolido y procedió a explicarme la situación.
Su nombre era Anne, era la hija del dueño de la tienda de magia. Al parecer su padre había pedido prestada una gran cantidad de dinero a esos indeseables de Aguasnegras con la intención de enviar a su hija, ella, al Colegio de Magos. Pero tan pronto como le entregaron el dinero había empezado a recibir presiones para aumentar el “impuesto de protección” que les pagaba. Resumiendo, el hombre había acabado sin dinero y con una enorme deuda que los piratas se encargaban de recordarle amablemente cada anochecer. Desesperado, había decidido darles el chivatazo de la fractura que me convertía en una presa fácil con la esperanza de que mi equipo fuese lo suficientemente valioso para cubrir al menos una parte de la deuda.
– ¿Y tú… viniste a avisarme? – Pregunté impresionada.
Anne asintió.
– ¿Por qué? –
– Es lo correcto – dijo ella – y mi padre no es una mala persona, solo tiene miedo por mí. Si te matan, nunca se lo perdonará –
– ¿Y tu madre? – pregunté.
– Murió de lepra cuando yo era pequeña – contestó con tristeza.
Sin saber que decir, seguí a Anne a través de las sombras de Keel. Podía comprender el sufrimiento de su padre criando a una niña en una ciudad como esa, podía comprender su desesperación cuando los piratas le engañaron, pero aún así la ira que me provocaba el haber sido vendida como ganado no se aplacaba.
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