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  • meliam
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    en respuesta a: Misiones Kattak #349877

    La amenaza de Zelthaim

    Bandos: Bueno y mercenario aliado de buenos.

    Dificultad: Fácil.

    Jugadores necesarios: Uno.

    La quest se inicia en el herborista de kattak.

    Ranthal nos cuenta que debido a las condiciones climatológicas un hongo que solo crece en el bosque moribundo ha empezado a crecer en el bosque de Zelthaim, amenazando su flora y fauna. Te pide que le traigas cinco muestras para poder analizarlas.

    Las muestras las cogeremos en el Bosque de Zelthaim en los cúmulos de hongos que salen random por el bosque. No siempre tendremos éxito, a veces las setas soltarán gases venenosos y otras veces simplemete se desharán en nuestras manos.

    Cuando tengamos las cinco muestras volveremos a hablar con Ranthal y este nos recompensará con dinero, experiencia y una capucha arbórea.

    meliam
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    en respuesta a: Misiones Kattak #349876

    El problema de Vert Alamant.

    Bandos: Bueno y mercenario aliado de buenos.

    Dificultad: Fácil.

    Jugadores necesarios: Uno.

    La quest se inicia en una room situada desde la entrada al templo de Kattak al este, norte y este.

    Vert nos comenta que mientras trabajaba había perdido unos cofrecitos que estaban en la repisa de la ventana, que en concreto habían caído a las alcantarillas. Nos pide que los encontremos y se los devolvamos.

    En concreto son dos cofrecitos los que tenemos que llevarle. Bien pues bajamos a las alcantarillas, y en el primer nivel, por la zona norte veremos una palanca que debemos accionar. Al hacerlo se abrirá paso a una room contigua donde habrá una rata o un murciélago que debemos matar, el cofre se encontrará en el cuerpo. Cuando resetee la room volveremos a matar a la rata o al murciélago consiguiendo otro cofre.

    Cuando tengamos los dos cofres volveremos a entregárselos a Vert, quien nos recompensara con unas botas arbóreas, dinero y experiencia.

    meliam
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    en respuesta a: Misiones Kattak #349875

    Escudo familiar Men’Der.

    Bandos: Bueno y mercenario aliado de buenos.

    Dificultad: Fácil.

    Jugadores necesarios: Uno.

    La quest se inicia en una casa situada al norte de la plaza de kattak, concretamente las salidas desde la plaza son norte, norte, norte, norte, norte, oeste.

    En la puerta veremos un enano con el cual deberemos agotar el diálogo para que se vaya a la taberna a beber cerveza y nos deje pasar a la room del sur. Una vez dentro conversaremos con la mujer que allí se encuentra e iniciaremos la quest, la cual nos pide que llevemos un escudo que pertenece a la familia y unos ladrones han robado.

    El siguiente paso nos lleva al segundo nivel de las alcantarillas de Kattak, donde veremos unas compuertas que podremos girar para ir canalizando el agua a unas puertas que permanecen cerradas, el puzle es bastante fácil. Cuando consigamos hacer que el agua rompa las puertas, de dentro saldrá un ladrón al que debemos matar y en su cuerpo estará el escudo que nos estaban pidiendo.

    Una vez lo tengamos volveremos a la casa donde habíamos iniciado la misión y entregaremos el escudo. A cambio recibiremos una parte de equipo arbóreo y algo de dinero.

    meliam
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    en respuesta a: Misiones Aldara. #349846

    La maldición de los Aldara.

    Bandos: Buenos y mercenario aliado de buenos siguiendo los siguientes pasos. Los demás bandos pueden ir directamente a la parte final.
    Dificultad: Difícil.
    Jugadores necesarios: Mínimo dos (Un clérigo con protección frio y curaciones es bastante necesario).

    Comenzaremos la misión hablando con un anciano del mercado de Aldara. Nos contará toda la historia de Aldara, prácticamente desde su inicio y con ella su pasado nobiliario. Nos dirá que los restos de Eric están en el fondo del mar junto a una torre que se derrumbó antaño por un terremoto.

    Para encontrar esos restos debemos bajar a la cueva saltando por el saliente del camino al faro. Haremos norte, sudoeste, sudeste, nadar este, nadar noreste y ahí encontraremos el cofre. Lo abrimos y al coger lo que hay en su interior conseguiremos un hito.

    Abriremos el diario del mismo Eric Aldara y lo leeremos hasta el final, obtendremos otro hito. El cetro debemos llevarlo con nosotros hasta que terminemos la quest.

    Una vez hemos leído el diario iremos al castillo y podremos observar una serie de tapices que nos siguen con la mirada. Son las almas de la familia de Eric que están encerradas en ellos. Para avanzar en la quest debemos conversar con los tapices. La única forma de activarlos es mirarlos, tocar lo que resalta del cuadro y tras esto decir su nombre. Un ejemplo de esto sería en el tapiz de Kremir, tocar tridente y a continuación decir Kremir. Esto mismo debemos hacerlo en los tres tapices restantes y nos dará todos los hitos para continuar con nuestra misión.

    El siguiente paso es subir por el elevador y con un arpeo desde el techo del mismo a la parte superior de Aldara. Allí en una cueva encontraremos el sarcófago de Eric que nos atacará. Una vez consigamos derrotarlo aparecerá el espíritu de Eric y tendremos que conversar con él. Tras hacerlo aparecerán los demas espiritus y nosotros escogeremos el que queramos para encerrarlo en el cetro y así terminar con la maldición de los Aldara.

    El resto de bandos que no sean aliados del bando bueno pueden hacer la quest directamente matando al sarcófago y a continuación matando al espíritu que ellos elijan.

    meliam
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    en respuesta a: Misiones Aldara. #349845

    La lura de las cuevas.

    Bandos: Bueno y mercenario aliado de buenos.
    Dificultad: Difícil.
    Jugadores necesarios: Mínimo dos (habrá jugadores que la puedan hacer solos).

    La misión comienza conversando con una de las ancianas que nos encontramos por Aldara. Ella nos dirá que hace mucho tiempo que no ve a su hijo y nos preguntará si nosotros somos ese hijo, habrá que responder que sí.

    Continuamos hablando con una niña en el mismo lugar. Nos dirá que ha visto algunas luras y peces con piernas cuando descendía por el elevador del puerto.

    Para comprobar que esta información es cierta bajaremos a las cuevas, saltando por el saliente que esta situado en el camino al faro. Allí veremos un sajuaguín y nos dará un hito en la misión.

    Volveremos al castillo a hablar con Xyrana y Lira Inverno. La primera nos creerá y nos dirá que si le traemos una prueba nos podrá recompensar, aunque no dispone de mucho puesto que la que manda es su hermana Lira. Lira en cambio hace oídos sordos cuando le hablamos acerca de lo que está sucediendo en las cuevas y nos dice que si es verdad lo que le estamos contando que le llevemos una prueba.

    Tras esto bajaremos a la cueva y mataremos a la hidra, cuando lo hagamos cogeremos el corazón de hidra que hay en su cuerpo junto a otros tesoros. Esto será el premio que llevaremos a Lira o Xyrana, es vuestra decisión a quien de las dos entregarle la prueba.

    *Junto a esta quest, al conversar con la anciana se empieza otra quest llamada «El hijo perdido». Bien pues en la room de la hidra hay muchísimos cadáveres pero uno de ellos tiene un collar que debemos coger y llevar a la anciana. La respuesta que le deis, depende de vosotros.

     

    meliam
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    en respuesta a: registros gloriand #346260

    Historia
    Orfandad.
    Escuchar todos pues una historia voy a contar:

    Nacida en Thorin, su madre fue la naturaleza.

    Al mismo tiempo que tomó como padre la cerveza.

    De una tomaba la comida, y con el otro…

    con el otro olvidaba la tristeza.

    La tristeza de no tener padres carnales.

    Especialización.

    En Thorin todos se paraban a escuchar.

    La voz preciosa de esta semi-elfa al cantar.

    Algunos hasta platinos llegaron a pagar.

    Pero poco consuelo, le daba el dinero.

    Pues pronto lo invertía en el tabernero.

    Hasta que un buen día todo iba a cambiar.

    Un mecenas de veleiron le regaló un conjunto instrumental.

    El de cuerda era el favorito.

    El de viento, para marcar el tiempo.

    Y el de percusión para acabar la función.

    Viendo que tenía mas suerte con los instrumentos.

    Dejo de lado intentar dominar los vientos.

    Para dedicarse a la música con todo su corazón.

    Sin dejar de ser un pillo bribón.

    Estudios.

    Viajando por el mundo, conoció a un ermitaño.

    Tharir se hacía llamar, y a cambio de su libro.

    Leer magia le enseñó a formular.

    Que gran descubrimiento, el mejor hasta el momento.

    Pues la magia arcana podía dominar.

    Con el dinero de sus actuaciones.

    Su poder podría aumentar.

    Rol
    Tras una vida solitaria.

    Aunque rodeada de dinero por su profesión.

    Falsos amigos a montón.

    «Prefiero no tener amigos y tener dinero».

    Dijo un día en medio de una actuación.

    A la taberna se fue a consolar.

    Pero allí estaba Lerwyn.

    Fiel amigo de su niñez.

    Un gran respeto le debía a él.

    Él y Nirnesil.

    Los únicos amigos reales, que podía tener.

    Junto a los que más tarde.

    Una familia se considerarían ser.

    Objetivos
    Artesanía:

    En cuanto a su tiempo libre.

    Al estudio de instrumentos dedicará

    Intentando buscar el mejor sonido.

    Y acordes mas suaves que el diggerido.

    Comentan que las cuerdas vocales del kraken.

    Tienen una gran sonoridad.

    Y junto con la madera de cerezo.

    Una preciosa guitarra se podría crear.

    Escuela de música:

    Una mañana al despertar.

    Su futuro en el plano onírico consiguió vislumbrar.

    Un nuevo objetivo que alcanzar.

    Una escuela de música fundar.

    ¿El nombre?

    Aldamare, Legerond o el suyo quizá.

    Eso es lo de menos pensó.

    Y con un suave gesto su copa llenó.

    Lo que seguro que en la escuela habrá.

    Será una taberna, con cerveza gratis, para todo juglar.

    meliam
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    en respuesta a: registros Timotivac #345892

    Registro 1 de Timotivac:
    La criatura que tienes ante ti apenas levanta un par de palmos del suelo. Su rostro está dividido en dos mitades, una tapada por su destartalado pelo blanco, que la tapa por completo y la otra al descubierto que deja entrever una pequeña boca, un marca azulada en su mejilla en forma de sol, rodeada por diminutas pecas que simulan los rayos del mismo. Por encima unos ojos de un color violeta, que se deja ver entre sus pequeños párpados rodeados de grandes pestañas azuladas. Su cuerpo es tan delgado, que da la sensación de estar apunto de partirse en dos con la más débil brisa.

    meliam
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    Capítulo 8. Buenas noticias.

    Tras asearse todos los trabajadores junto con Timotivac se reúnen en la carpa del circo para cenar algo antes de irse a dormir. Unos aullidos extraños empiezan a escucharse cada vez más cerca. Era algo que los allí presentes nunca habían escuchado.

     

    De repente Grigak montado en un huargo aparece por la puerta de la carpa. Tras el, Naghig aparece a lomos de otro huargo y junto con él un pequeño bulto metido en un saco. Ambos se bajan de sus monturas y quitándole el saco al bulto pueden apreciar a Vibobivac.

     

    Timotivac dice: ¡Hermano! Lo habéis conseguido. No esperaba menos de vosotros.

     

    Naghig dice: Loz raptorez no zerán un problema, aquí tienez lo que prometí. Cuidadlo bien, eztá en laz ultimaz. Ezoz cabronez lo querían mutilar y enviarozlo en cachitoz para que pagaraiz cuanto antez.

     

    Timotivac dice: Algo digno de un orco…

     

    Timotivac se lleva las manos a la cabeza al darse cuenta de que ha metido la pata con ese comentario.

     

    Naghig dice: Para zer tan pequeño tienez pelotaz. Ezta te la pazaré.

     

    Naghig pregunta: Yo he cumplido mi parte. ¿Cumpliraz tu la tuya?

     

    Timotivac dice: Tenemos algo preparado que espero que sea de su agrado. Que alguien me traiga uno de los bastones.

     

    Kriku sale disparado hacia el almacén en busca de uno de los bastones y se lo da a Timotivac.

     

    Naghig dice: Con eze palo no llegaz ni a mi zintura, acazo te eztaz quedando con nozotroz. Grigak ya sabez lo que tienez que hazer.

     

    Grigak desenvaina su cimitarra y se la pone en la garganta a Vibobivac.

     

    Timotivac dice: Espera, no has visto ni lo que es capaz de hacer.

     

    Timotivac agarra el bastón, pulsa el botón y comienza ascender, sube a unos cuatro metros, se mantiene arriba y tras pocos segundos apaga el botón y comienza a descender suavemente hasta aterrizar de nuevo en el suelo.

     

    Naghig boquiabierto exclama: ¡OH! ¡Ezo puede zervirnoz! Déjame probar.

     

    Naghig le quita el bastón de las manos a Timotivac y al pulsar el botón asciende y cuando lo apaga desciende, tal y como había sucedido con Timotivac.

     

    Naghig dice: Me guzta, Grigak dalez al gnomo, creo que ezto noz puede zervir.

     

    Naghig dice: Ezto para murallaz bajaz noz puede valer, pero ¿Y zi quizieramoz ezcalar algo maz alto?

     

    Timotivac dice: También tengo algo pensado para eso, pero no disponíamos de los materiales para crear el invento. Necesito algunas cosas que son difíciles de conseguir. Además necesito un buen herrero para lograr crearlo, hay que ser muy preciso o en cambio podría resultar mortal usarlo.

     

    Naghig dice: ¿De que ze trata? En Golthur dizponemoz de buenoz herreroz. Mi ezpada la forjó el gran Bloed.

     

    Timotivac dice: De acuerdo, partamos hacia Golthur, yo también soy un gnomo de palabra y dije que si lo recuperabais vivo os ayudaría en lo que hiciera falta.

     

    Naghig dice: No ze diga maz. Grigak dale un huargo, Noz vamoz.

     

    Timotivac dice: No es necesario, preparar mi caballo. Cuidar bien de mi hermano, espero no tardar mucho en regresar. Si tenéis algún problema ya sabéis donde tenéis que enviar un cuervo. Seguir fabricando inventos, es lo que sustenta el circo de momento, hasta que mi hermano se recupere y se reanuden las funciones.

     

    Naghig, Grigak y Timotivac abandonan el circo al galope en dirección a Golthur’Orod, una pequeña parte de los allí presentes recogen al malherido Vibobivac y lo llevan a la enfermería. Los otros miran como Timotivac se marcha sin saber si algún día volverán a verlo.

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    Capítulo 7. El taller gnómico.

    Tras unas horas, aporrean la puerta de la caravana. Timotivac se levantó del catre y desperezándose abrió la puerta. Poply estaba allí para comunicarle que la madera ya había llegado. Volvió a la mesa, cogió los planos que había estado diseñando y se fue al taller. Hora de trabajar.

     

    Timotivac dice: Bien chicos, veo que ya tenemos todo lo necesario para poder llevar a cabo un nuevo invento. Lo llamaremos BastónConHeliceParaSubirPequeñasAlturas.

     

    Los trabajadores se miran entre sí expectantes de que saldría de aquel plano.

     

    Timotivac pregunta: ¿Tenéis los ventiladores?

     

    Kriku dice: Si, aquí los tiene, cuatro ventiladores, como pidió.

     

    Timotivac mirando al plano dice: Bien, ahora necesito que hagáis varas de madera de metro y medio de alto y treinta centímetros de ancho.

     

    Los artesanos se ponen a darle forma a la madera y no tardan en entregar el material preparado al inventor.

     

    Timotivac dice: Perfecto. Ahora necesitaré el TaladroAVálvulas, ¿Dónde lo dejaría la última vez?

     

    Timotivac se pone a dar vueltas por el taller, removiendolo todo en busca del taladro y salta de alegría cuando lo encuentra debajo de unas telas roídas.

     

    Timotivac con el taladro en mano hace un agujero en la parte superior de cada tabla, justo para poder acoplar el ventilador sin que este se escape. A continuación añade un mecanismo con unas cuerdas y un pulsador para poder encender y apagar el ventilador. Por último lo imbuye de magia arcana, cediendo parte de su poder para que este se ponga en marcha.

     

    Timotivac pregunta: ¿Quién quiere probarlo?

     

    Los allí presentes dan un paso atrás, no parecen muy confiados de lo que pueda pasar con ese invento…

     

    Timotivac exclama: ¡Que venga alguien del equipo de pruebas!

     

    Kriku dice: Señor… están todos en la enfermería… ¿No recuerda lo que pasó con la MinaDePólvoraQueExplotaAlPisarla?… Fueron cuantiosas bajas.

     

    Timotivac dice pensativo: Llevas razón Kriku, te toca probarlo.

     

    Timotivac rie a carcajada limpia al ver como la cara de Kriku se ponía pálida.

     

    Timotivac exclama: ¡Era broma! yo mismo lo probaré.

     

    Timotivac pronuncia el cántico ‘pes iu flumbe’ mientras sus manos se iluminaban de un color verde y un aura rodeaba su cuerpo. Acto seguido cogió el nuevo invento y pulsó el botón para ponerlo en marcha.

     

    La hélice del bastón empezó a girar a gran velocidad y sujetando fuertemente el bastón Timotivac empezó a ascender. Primero un metro, luego dos, tres e incluso cuatro metros hasta que de repente… La hélice salió disparada y el gnomo cayó al suelo, aunque gracias a su encantamiento no se hizo daño.

     

    Timotivac se levanta y dice: “Funciona” hay que perfeccionarlo, pero estamos en el buen camino. 

     

    Timotivac mira a sus trabajadores y dice: Chicos manos a la obra, necesitamos tener cuatro bastones de estos listos, espero que esto le guste al Caudillo, si no tendremos que poner en marcha el plan B. ¡A trabajar!

     

    Los trabajadores se ponen manos a la obra, mientras que Timotivac se sienta en su mesa para buscar una solución al problema de la hélice, el cual no tarda en resolver. Una vez terminados los cuatro bastones se retiran a descansar.

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    Capítulo 6. Charla en el circo.

    Amanecía cuando el gnomo estaba llegando al circo y sin descansar por la reunión con el Caudillo, Timotivac reúne a la gente del circo para contarles lo sucedido. Los trabajadores del circo fueron llegando poco a poco a la puerta de la caravana de Timotivac, donde este esperaba para darles una charla que no caería bien entre sus trabajadores, seguramente.

     

    Timotivac pregunta: ¿Estamos todos?

     

    Los trabajadores se miran unos a otros y uno de ellos dice: “Parece que sí señor”.

     

    Timotivac dice: Os tengo que contar algo que sucedió anoche, no quise que lo supieseis antes puesto que creo que mi vida estaba en peligro si hubiera gritado.

     

    Timotivac dice: Dos goblins me sorprendieron en mi caravana para llevarme ante el Caudillo de Golthur’Orod.

     

    La gente da un suspiro de preocupación y empiezan a murmurar entre ellos. Como esperaba, la noticia no había gustado entre sus trabajadores.

     

    Timotivac dice: Silencio, dejadme hablar. 

     

    Todos los presentes callan y fijan su atención en el gnomo.

     

    Timotivac dice: El Caudillo me hizo una oferta; liberaría a Vibobivac si lo ayudo con algunos de mis inventos.

     

    Uno de los trabajadores, llamado Kriku, dió un paso al frente y dijo: No nos podemos fiar de ellos… su fama de mentirosos les precede.

     

    Timotivac dice: Tal vez lleves razón, pero no me quedó otra que llegar a un acuerdo con ellos. Si son capaces de traer con vida a Vibobivac tendremos que trabajar un tiempo para ellos.

     

    Kriku dice: No tenía que haber aceptado, tarde o temprano habríamos pagado el rescate.

     

    Timotivac dice: O nos hubieran ido pidiendo más dinero…

     

    Kriku dice: Pero ahora nos tendrán esclavizados los orcos… No se yo que es mejor.

     

    Timotivac dice: Lo mejor para todos es que Vibobivac vuelva con vida. sin él el circo está perdido. 

     

    Kriku dice: Lleva razón señor.

     

    Timotivac dice: Además sería sólo fabricarles un par de inventos para conceder su petición.

     

    Kriku pregunta: ¿Para qué necesitan los inventos?

     

    Timotivac dice: Esos temas… preferiría no revelarlos. Si llega a oídos de otras personas lo que les vamos a crear nos buscaremos más problemas.

     

    Kriku pregunta: ¿Qué pasará con los del clan que raptó a Vibobivac?

     

    Timotivac dice: Creo que no volverán a molestarnos, el Caudillo dijo que se encargaría de todo.

     

    Timotivac dice: Pero como siempre, me gustaría contar con vuestro apoyo. Los que quieran participar que den un paso al frente.

     

    La mayoría de los allí presentes dieron el paso. Todos querían salvar a Vibobivac, puesto que era parte de la familia.

     

    Timotivac dice: Pues no hay tiempo que perder. Aquí están los planos de lo que he diseñado. Necesitaremos materiales, ¿Dónde está Plopy, no lo veo?

     

    Plopy dice dando un paso al frente: Aquí señor.

     

    Timotivac dice: Necesitaremos mucho hierro, madera y suficiente cobre como para hacer cuatro ventiladores.

     

    Polpy dice: Tenemos todo menos la madera, que llegará esta misma mañana.

     

    Timotivac dice: Perfecto, manos a la obra. Empezaremos con los ventiladores de cobre. Mientras voy a dormir un poco, avisadme en cuanto llegue la madera.

     

    Plopy dice: Por supuesto, ¡Vamos chicos, no hay tiempo que perder!

     

    Los allí presentes se fueron retirando cada uno a su puesto de trabajo, mientras Timotivac entraba en su caravana para intentar descansar un poco. No tardó en quedarse dormido.

    meliam
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    Capítulo 5. La petición.

     

    Los dos goblins, seguidos de Timotivac consiguieron salir del circo sin ser vistos, prosiguieron su camino hasta llegar al camino al desierto, en la zona oeste de la ciudad de Anduar. Allí en una cueva en los riscos los esperaba el caudillo.

     

    Naghig dice: Zaludoz Timotivac, tu fama te prezede. No me voy a andar con muchoz rodeoz, zupongo que zi eztaz aquí ez por que te intereza ezcuchar mi oferta.

     

    Naghig dice: Nueztraz guerraz noz eztan coztando muchoz recurzoz. Nezezitamoz mejorar nueztra productividaz. Laz aldeaz eztán muy zaqueadas todaz laz riquezaz laz ezconden en laz arcaz de laz grandez ciudadez.

     

    Naghig dice: No noz intereza zeguir zaqueando ezaz aldeaz, nezezitamoz un botín maz gordo. Eztoy entrenando un ezcuadrón de élite dedicado al zaqueo, zon capazez de dejar todo límpio en apenaz minutoz. El problema que tenemoz ez trazpazar laz murallaz.

     

    Timotivac dice: Puede que tenga alguna solución a tus problemas. Pero primero quiero de vuelta a mi hermano.

     

    Grigak se lleva la mano a su cimitarra con intención de ponerla en la garganta de Timotivac.

     

    Naghig levanta la mano y dice: Alto Grigak, no queremoz tratar mal a nueztro invitado… Nozotroz no forzamoz a la gente a trabajar. Lez damoz inzentivoz.

     

    Naghiz continua: Ezta bien, rezcataremoz a tu hermano pero maz te vale que tengaz algo preparado para cuando lo traigamoz, o te lo entregaremoz en cachitoz.

     

    Grigark ríe como un sádico.

     

    Timotivac dice: Tengo varias ideas en mente, pero mi equipo de prueba está en las últimas. Si de verdad conseguís recuperar a mi hermano me iré a Golthur una temporada para ayudaros en lo que necesitéis.

     

    Naghig exclama: ¡Ekzelente!

     

    Naghig dice: Grigak, prepara a tu equipo. Quiero al gnomo aquí cuanto antez.

     

    Grigak dice: Como ordene mi zeñor. Ire a Mor’Groddur a preparanoz.

     

    Grigak sale de la cueva y monando en un huargo sale al galope en dirección a la Torre Negra.

     

    Timotivac dice: Yo debería volver al circo, si amanece y no estoy allí sospecharán. Iré desarrollando algunos prototipos que tengo en mente, pero como le dije, mi equipo de pruebas apenas tiene gente, demasiados accidentes.

     

    Naghig dice: No te preocupez por ezo. Hay demaziadoz goblinz que eztarian dizpueztos a sacrificarze por el favor de Gurthang.

     

    Timotivac dice: Pues con su permiso, vuelvo al circo.

     

    Naghig asiente con la cabeza.

    meliam
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    Capítulo 4. La reunión.

    La fama de los inventos de Timotivac iba en aumento, los pedidos no hacían más que crecer y decidieron parar de dar funciones en el circo para dedicarse a producir al máximo. Los inventos cada vez eran más variopintos, aunque no todos funcionaban como debían… El equipo de pruebas cada vez tenía menos participantes. El negocio iba viento en popa, pero estaban lejos de alcanzar la cuantiosa suma que pedían por el rescate de Vibobivac.

     

    Tras un largo día de trabajo, Timotivac se retiró a su caravana para descansar. Cuando entró por la puerta alguien lo agarró por la espalda y le puso una tela en la boca para que no pudiese gritar. 

     

    Figura encapuchada dice: Cálmate, no zomoz enemigoz, pero tampoco zomoz bien recibidoz en muchoz zitioz… Quítale la tela de la boca.

     

    El individuo que tenía preso a Timotivac lo soltó y le retiró la tela de la boca.

     

    Timotivac pregunta: ¿Quiénes sois? Dad la cara.

     

    La figura encapuchada se quita la capucha y se acerca a una vela para quedar visible y se presenta: Mi nombre ez Grigak el goblin, vengo de parte del Caudillo de Golthur.

     

    Timotivac dice: No me interesa. Bastantes problemas tengo ya como para encima tratar con vosotros.

     

    Grigak pregunta: ¿Y zi te dijera que nozotroz podemoz zolucionar parte de tuz problemaz?

     

    Timotivac dice: No sé cómo podríais vosotros ayudarme la verdad, sigo pensando que solo me causaríais más problemas.

     

    Grigak ríe y dice: Como te he dicho, vengo de parte del mizmízimo caudillo de Golthur. Eztá muy interezado en tuz dotez de inventor y tiene la capacidad de devolverte a tu hermano…

     

    Timotivac parece interesado en su oferta y dice: Explícame cómo lo haríais.

     

    Grigak pone una amplía sonrisa que deja entrever sus afilados dientes.

     

    Grigak dice: Te podemoz proponer variaz opcionez… Ziempre lo hazemoz a guzto del conzumidor.

     

    Grigak continua: La primera es que nosotros te damos el dinero del rescate para que recuperes a tu hermano…

     

    Grigak ríe malévolamente.

     

    Grigak dice: La otra conzizte en eliminar a todoz zuz raptorez… Pero conlleva algo de riezgo claramente. Podrían matar a tu hermano.

     

    Timotivac pregunta: Entonces sólo tengo una opción. ¿Qué es lo que el caudillo necesita de mí?

     

    Grigak dice: Ezo puede decírtelo el mizmo, pero debemoz ir donde eztá él, muchoz lo quieren muerto y debe zer zigilozo.

     

    Timotivac asiente con la cabeza y dice: Adelante, os sigo.

     

    Grigak y su acompañante salen de la caravana mirando de lado a lado para confirmar que nadie los ve y cuando se cercioran de ello salen de la caravana acompañados de Timotivac.

    meliam
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    Número de entradas: 100
    en respuesta a: registros Tarasmir #345761

    Esta es la historia de un caballero de las tinieblas, cuyo nombre ya jamás será olvidado por todos aquellos en cuya su presencia se hizo marcar en sus vidas.

    El sol se posaba el día 28 de Verano de la 4ª era, cuando, en Ryniver llegaban rumores de que las incursiones de goblins, y orcos marchaban en dirección a Takome.

    Un día más de batalla para los ejércitos de Golthur, Mor-Groddur a los que el Imperio decidió respaldar con algunos de sus mejores batallones. A menudo, los paladines y los soldados que luchaban por Seldar eran convocados a los pelotones, así como a sus más experimentados sacerdotes, para que apoyaran las filas de batalla del ejército maligno. En ese día, una vez más se emitió una convocatoria, y todos los efectivos disponibles fueron llamados a participar.

    Vino gente desde Galador hasta Allel, al oeste de Ryniver para fortalecer las tropas compuestas tanto por gente que se regía por la violencia y el fratricidio, como por aquellos que eran, por encima de todo, devotos a la causa de Seldar, sacrificando muchas veces su vida. Así todos partieron en dirección a Takome, el centro del reino que era poblado por los devotos al Dios de la luz, Eralie. Entre ellos contaban, como efectivos, Oologar y Drakar, que lideraban los paladines de seldar. Al detenerse en Anduar después de saquear y destrozar Eloras, y todo lo que en el camino se les presentaba, un rayo de fuego descendió de los cielos, impactando en algún lugar de los barrios de Anduar, causando así un enorme alboroto.

    El caos ya se desarrollaba alrededor de Oologar, que decidió ir a investigar con su depredadora de acero, una montura especializada para los paladines montados, que eran entrenados en la fortaleza de Dhara. Al adentrarse en los alrededores, Oologar vio que por los ciudadanos era temido. Las llamas se levantaban de 6 casas alrededor de un área completamente cubierta por suciedad, y cuerpos carbonizados yacían por todas partes. Por donde quiera que sus ojos escudriñasen, no encontraba nada más que muerte.

    Al avanzar más allá de la destrucción, observó que el fuego tomaba la forma de una calavera, y sabía que, siendo el símbolo de su divinidad, Oologar tendría que interpretar el mensaje que le era enviado a través del propio Seldar personificado en el plano material por fuego.

    -«Yo dejo a tus cuidados un bebé, mi fiel caballero. Adóptalo, y que él venga a seguir las mismas costumbres que tú sigues, en mi honra. Nadie sabe su ascendencia, si no tú y tu familia, los cuales serán informados por tus labios, apenas te apartes de este antro miserable».

    Nada más escuchar Oologar la voz resonante en su mente de Seldar, que al instante en que terminó de pronunciar sus últimas palabras desapareció, dejando solo una fina línea de fuego apuntando hacia un área en el centro del incendio, pero intacta por las llamas. Oologar se esforzó para llegar al bulto que allí lograba distinguir, haciendo su montura sufrir quemaduras graves en el proceso, pero dijo para sí y para su fiel depredador que era un mal necesario. Si el propio rey de las tinieblas había enviado un alma para sus cuidados, es porque esta representaría un cambio drástico en Eirea.

    Cuando finalmente cruzó el mar de llamas, Oologar observó que al lado del niño que Seldar le había profetizado, yacía un escudo negro como la noche sin luna, que emanaba más maldad que ya había presenciado en los campos de batalla. Colocando ambos, escudo y el niño sobre su montura, él rehizo el camino para volver con sus soldados, protegiendo así al niño lo máximo posible del calor de las llamas con su propio cuerpo.

    Volviendo con su gente que estaba amontonada en el hostal Comellas, Oologar habló ante todos:

    -Yo, Oologar Baelzemon, me encontré con la fuente del rayo de fuego que vimos al adentrarnos a la ciudad. Fue el propio Seldar, nuestro amado Dios, que nos envió esto … Haciendo una pausa, Oologar mostró al bebé que cargaba en sus brazos, para que todos lo vieran.

    Oologar prosiguió: Al mando de Seldar, este chico quedará bajo el cuidado de nuestra familia, los Baelzemon, y esto fue todo lo que Seldar nos encargó.

    Entonces, viendo que Oologar estaba muy confiado en sus palabras, Drakar decidió salir al frente junto con él, y habló: -Entonces, mi hermano, viaja de regreso a Galador, y empieza los preparativos para que el bebe cuando crezca comience sus instrucciones.

    Oologar asintió, se volvió a partir, pero antes de ir proclamó: Siento por dejar el campo de batalla, mis hermanos de armas, mis compañeros de batalla. Pero este asunto exige una prioridad mayor de mí que esta batalla. Con una reverencia, Oologar se alejó, dirigiéndose hacia su depredadora.

    Después de haber acomodado al bebé lo más cómodo que podía, galopó como un rayo para Galador, haciendo así que su montura casi muera por el agotamiento de una correría sin parar para descansar ni una vez.

    Al llegar a Galador, Oologar dejó a su montura para descansar, y entró en casa de su familia, reflexionando, sobre todo, cuál sería el nombre que Seldar quisiera que fuera dado al niño. -¡Ya sé, serás conocido como Tarasmir! Exclamó Oologar, al surgir este nombre en su mente, y llamó a todos los criados que estaban disponibles para que prepararan aposentos para otro miembro de la familia, y así fue hecho.

    Días después, cuando Drakar regresó, fue a casa a ver el estado del bebé, seguido de dos escribas imperiales, allí encontró a Oologar vigilándolo mientras dormía y con una voz suave, para que el bebé no despertara, le comentó: –Oologar, mi hermano. Antes de empezar, me gustaría decirte que la batalla fue exitosa. Los ejércitos Eralitas tardarán en recuperar los daños que por nosotros les han sido infligidos.

    Asintiendo, una sonrisa siniestra dividió la cara de Oologar, pues siendo él un guerrero experimentado, se sintió mal por dejar el campo de batalla, pero su Dios estaba en primer lugar. -Pero, el motivo que me llevó a demorarme a regresar, fue el siguiente.

    El chico es oficialmente, por la mano del emperador, miembro de nuestra casa. ¿Se le ha concedido nombre?. Preguntó a Oologar, sin desviar una sola vez la mirada de su rostro.

    • Sí. Él se llamará, Tarasmir. Respondió Oologar con el rostro sin ninguna emoción.

    Asintiéndo, Drakar hizo un ligero ademán con su mano y habló: -Regresen al emperador, y hagan el informe de todo lo que aquí escucharon, para que se oficialicen los procedimientos de adopción. Ambos partieron.

    Oologar, te daré el encargo del entrenamiento de este chico. Queremos que se una a nosotros en los campos de batalla para defender así el honor de Seldar. Asintiendo, Oologar se volvió para servir una bebida a Drakar, que estaba exhausto del viaje.

    Pasaron 16 años desde aquel incidente que había traído Tarasmir a la casa Baelzhemon, y Oologar estaba finalizando el entrenamiento diario con Tarasmir cuando Zirak Amrok DeLidia, uno de los más renombrados paladines de Seldar apareció ante ellos.

    -Ahora me presento ante vosotros, para hacer la prueba final, para decidir en cuál de las organizaciones serás alistado, Tarasmir.

    Me basta ver el entrenamiento como caballero montado, para poder evaluarte. Tarasmir, siguiendo el consejo que Oologar le había dado, realizó una loa a Seldar, rogando porque su Dios le diera el valor y la fuerza necesaria para derrotar a aquel caballero.

    -¡Iniciemos! Exclamó Zirak, que arremetió contra Tarasmir, que lo bloqueaba con el escudo que lo acompañó cuando Oologar lo trajo. Con movimientos descoordenados, Tarasmir hacía lo posible para intentar derribar a su adversario de su montura, pero, viendo esta debilidad en el niño, Zirak no dudó y exploró varias brechas defensivas que poseía, haciéndole así caer de su caballo.

    Cayó, pero casi instantáneamente recuperándose, él continuó, se puso de pie y desmontó a Zirak avasallándolo con un temible puñetazo, y así su destino fue decidido ante la última prueba. Años se pasaron, y después de ser alistado a la inquisición de Seldar, Tarasmir busca perfeccionar sus habilidades para que algún día pueda una vez más superar a aquellos que lo iniciaron en el arte de la caballería.

    Rol

    Tarasmir, es, por encima de todo, una persona dedicada al cumplimiento del deber. No sabe de dónde vino, solo sabe lo que le fue contado, él busca a toda costa hacerse merecedor del honor que le concedió Seldar por ser su escogido. Sin permitir que sus emociones se exterioricen, Tarasmir es fiel a sus aliados, pero no duda en matar a nadie que se oponga a él o a sus causas. Sigue a rajatabla los cánones de caballería y el código de honor de paladines de Seldar, haciendo de su valor y su crueldad sus mejores armas.

    Objetivos

    Tarasmir busca, por encima de todo, honrar el código de los caballeros, dando su vida exclusivamente contra adversarios tan fuertes como, y proteger así a los más débiles de las láminas del enemigo.

    A él no le importa mucho su ascendencia, únicamente tiene curiosidad en saber si la historia que por ahí se cuenta es verdadera, y si es posible, descubrir de dónde realmente proviene. Ayudar en todo lo que le sea posible, tanto su familia como sus aliados. Instruir a jóvenes en el arte de la caballería como fue instruido por su familia.

    Conseguir el poder supremo que es otorgado a los más devotos guerreros de seldar para asesinar a los monstruos más terroríficos de eirea.

    Hacer respetar los cánones de caballería y el código del honor que él tan estrictamente sigue.

    meliam
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    en respuesta a: registros Tarasmir #345760

    Registro 2 de Tarasmir:
    Historia

    Esta es la historia de un caballero de las tinieblas, cuyo nombre ya jamás será olvidado por todos aquellos en cuya su
    presencia se hizo marcar en sus vidas.
    El sol se posaba el día 28 de Verano de la 4ª era, cuando, en Ryniver llegaban rumores de que las incursiones de
    goblins, y orcos marchaban
    en dirección a Takome
    Un día más de batalla para los ejercitos de Golthur, Mor-Groddur a los que el Imperio decidió respaldar con algunos de
    sus mejores batallones.
    A menudo, los paladines y los soldados que luchaban por Seldar eran convocados a los pelotones, así como a sus más
    experimentados sacerdotes, para que apoyaran las filas de batalla del ejército maligno. En ese día, una vez más se
    emitió una convocatoria, y todos los
    efectivos disponibles fueron llamados a participar. Vino gente des de Galador hasta Allel, al oeste de Ryniver para
    fortalecer las tropas compuestas tanto por gente que se regía por la violencia y el fratricidio, como por aquellos que
    eran, por encima de todo, devotos a la causa de Seldar, sacrificando muchas veces su vida.
    Así todos partieron en dirección a Takome, el centro del reino que era poblado por los devotos al Dios de la luz,
    Eralie. Entre ellos contaban como efectivos, Oologar y Drakar, que lideraban los paladines de seldar.
    Al detenerse en Anduar después de saquear y destrozar Eloras, y todo lo que en el camino se les presentaba, un rayo de
    fuego descendió de los cielos, impactando en algún lugar de los barrios de Anduar, causando así un enorme alboroto.
    El caos ya se desarrollaba alrededor de Oologar, que decidió ir a investigar con su depredadora de acero, una montura
    especializada para los paladines montados, que eran entrenados en la fortaleza de D’hara.
    Al adentrarse en los alrededores, Oologar vio que por los ciudadanos era temido. Las llamas se levantaban de 6 casas
    alrededor de un área completamente cubierta por suciedad, y cuerpos carbonizados yacían portodas partes. Por donde
    quiera que sus ojos escudriñasen, no encontraba nada más que muerte.
    Al avanzar más allá de la destrucción, observó que el fuego tomaba la forma de una calavera, y sabía que, siendo el
    símbolo de su divinidad, Oologar tendría que interpretar el mensaje que le era enviado a través del propio Seldar
    personificado en el plano material por fuego .
    -«Yo dejo a tus cuidados un bebé, mi fiel caballero. Adoptalo, y que él venga a seguir las mismas costumbres que tu
    sigues, en mi honra. Nadie sabe su ascendencia si no tú y tu familia, los cuales serán informados por tus labios apenas
    te apartes de este antro miserable».
    Nada más escuchar Oologar la voz resonante en su mente de Seldar, que al instante en que terminó de pronunciar sus
    últimas palabras desapareció, dejando sólo una fina línea de fuego apuntando hacia un área en el centro del incendio,
    pero intacta por las llamas.
    Oologar se esforzó para llegar al bulto que allí lograba distinguir, haciendo su montura sufrir quemaduras graves en el
    proceso, pero dijo para sí y para su fiel depredador que era un mal necesario. Si el propio rey de las tinieblas había
    enviado un alma para sus cuidados, es porque ésta representaría un cambio drástico en Eirea.
    Cuando finalmente cruzó el mar de llamas, Oologar observó que al lado del niño que Seldar le había profetizado, yacía un
    escudo negro como la noche sin luna, que emanaba más maldad que ya había presenciado en los campos de batalla. Colocando
    ambos, escudo y el niño sobre su montura, él rehizo el camino para volver con sus soldados, protegiendo así al niño lo
    máximo posible del calor de las llamas con su propio cuerpo
    Volviendo con su gente que estaba amontonada en el hostal Comellas, Oologar habló ante todos:
    -Yo, Oologar Baelzemon, me encontré con la fuente del rayo de fuego que vimos al adentrarnos a la ciudad. Fue el propio
    Seldar, nuestro amado Dios, que nos envió esto … Haciendo una pausa, Oologar mostró al bebé que cargaba en sus brazos,
    para que todos lo vieran.
    Oologar prosiguió: Al mando de Seldar, este chico quedará bajo el cuidado de nuestra familia, los Baelzemon, y esto fue
    todo lo que Seldar nos encargó.
    Entonces viendo que Oologar estaba muy confiado en sus palabras, Drakar resolvió tomar el frente junto con él, y habló:
    -Entonces, mi hermano, viaja de regreso a Galador, y empieza los preparativos para que el bebe cuando crezca comience
    sus instrucciones. Oologar asintió, se volvió a partir, pero antes de ir proclamó: Siento por dejar el campo de batalla,
    mis hermanos de armas, mis compañeros de batalla. Pero este asunto exige una prioridad mayor de mí que esta batalla
    Y con una reverencia Oologar se alejó, dirigiéndose hacia su depredadora. Después de haber acomodado al bebé lo más
    cómodo que podía, galopó como un rayo para Galador, haciendo así que su montura casi muera por el
    agotamiento de una correría sin parar para descansar ni una vez.
    Al llegar a Galador, Oologar dejó a su depredador para descansar, y entró en casa de su familia reflexionando sobre
    todo, cuál sería el nombre que Seldar quisiera que fuera dado al niño.
    -¡Ya sé, serás conocido como Tarasmir!
    Exclamó Oologar al surgir este nombre en su mente, y llamó a todos los criados que estaban disponibles para que
    prepararan aposentos para otro miembro de la familia, y así fue hecho.
    Días después cuando Drakar regresó fue a casa a ver el estado del bebé, seguido de dos escribas imperiales, allí
    encontró a Oologar vigilándolo mientras dormía y con una voz suave, para que el bebé no despertara le comentó:
    -Oologar, mi hermano. Antes de empezar, me gustaría decirte que la batalla fue exitosa. Los ejércitos Eralitas tardarán
    en recuperar los daños que por nosotros les han sido inflingidos.
    Asintiendo, una sonrisa siniestra dividió la cara de Oologar, pues siendo él un guerrero experimentado, se sintió mal
    por dejar el campo de batalla, pero su Dios estaba en primer lugar.
    -Pero, el motivo que me llevó a demorarme a regresar, fue el siguiente. El chico, es oficialmente, por la mano del
    emperador, miembro de nuestra casa. ¿Se le ha concedido nombre?. Preguntó a Oologar, sin desviar una sola vez la mirada
    de su rostro.
    + Sí. Él se llamará, Tarasmir.Respondió Oologar con el rostro sin ninguna emoción.
    Asentiéndo, Drakar hizo un ligero ademán con su mano y habló:
    -Regresen al emperador, y hagan el informe de todo lo que aquí escucharon, para que se oficialicen los procedimientos de
    adopción. Ambos asintieron, y partieron.
    -Oologar, te daré el encargo del entrenamiento de este chico. Queremos que se una a nosotros en los campos de batalla
    para defender así el honor de Seldar.
    Asintiendo, Oologar se volvió para servir una bebida a Drakar, que estaba exhausto del viaje.
    Se pasaron 16 años desde aquel incidente que había traído Tarasmir a la casa Baelzhemon, y Oologar estaba finalizando el
    entrenamiento diario con Tarasmir cuando Zirak Amrok DeLidia, uno de los más renombrados paladines de Seldar apareció
    ante ellos.
    -Ahora me presento ante vosotros, para hacer la prueba final, para decidir en cuál de las organizaciones serás alistado,
    Tarasmir. Me basta ver el entrenamiento como caballero montado, para poder evaluarte. Tarasmir, siguiendo el consejo que
    Oologar le había dado realizó una loa a Seldar, rogando por que su Dios le diera el valor y la fuerza necesaria para
    derrotar a aquel caballero.
    -¡Iniciemos! Exclamó Zirak, que arremetió contra Tarasmir, que lo bloqueaba con el escudo que lo acompañó cuando Oologar
    lo trajo. Con movimientos descoordenados, Tarasmir hacía lo posible para intentar derribar a su adversario de su
    montura, pero, viendo esta debilidad en el niño, Zirak no dudó y exploró varias brechas defensivas que poseía,
    haciéndole así caer de su caballo.
    Cayó, pero casi instantáneamente recuperándose, él continuó, se puso de pie y desmontó a Zirak avasallándolo con un
    temible puñetazo, y así su destino fue decidido ante la última prueba.
    Años se pasaron, y después de ser alistado a la inquisición de Seldar, Tarasmir busca perfeccionar sus habilidades para
    que algún día pueda una vez más superar a aquellos que lo iniciaron en el arte de la caballería.

    Rol
    Tarasmir, es, por encima de todo, una persona dedicada al cumplimiento del deber.
    No sabe de dónde vino, sólo sabe lo que le fue contado, él busca a toda costa hacerse merecedor del honor que le
    concedió Seldar por ser su escogido.
    Sin permitir que sus emociones se exterioricen, Tarasmir es fiel a sus aliados, pero no duda en matar a nadie que se
    oponga a él o a sus causas.
    Sigue a rajatabla los cánones de caballería y el código de honor de paladines de Seldar, haciendo de su valor y su
    crueldad sus mejores armas.

    Objetivos
    Tarasmir busca encima de todo, onrar el código de los caballeros, dando su vida sólo contra adversarios tan fuertes
    como, y proteger así a los más débiles de las láminas del enemigo.
    A él no le importa mucho su ascendencia, sólo tiene curiosidad en saber si la historia que por ahí se cuenta es
    verdadera, y si es posible, descubrir de dónde realmente proviene.
    Ayudar en todo lo que le sea posible, tanto su familia como sus aliados.
    Instruir a jóvenes en el arte de la caballería como fue instruido por su familia.
    Conseguir el poder supremo que es otorgado a los más devotos guerreros de seldar para asesinar a los monstruos más
    terroríficos de eirea.
    Hacer respetar los cánones de caballería y el código del honor que el tan estrictamente sigue.

    meliam
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    Número de entradas: 100
    en respuesta a: Registros Throil. #345616

    Historia.

    • Infancia:

     

    Throil nació el día 9 de Naibind del 41 Era 4ª en el seno del clan Throril. Fue el único descendiente de Thrail Throril y Biltra Throril.

    Durante su niñez su madre se ocupó de inculcarle conocimientos e iniciarle en la fe de Eralie, ella era muy devota y le mostró el camino a seguir en su vida.

    Sin embargo lo que a Throil realmente le gustaba era bajar a la mina con su padre a buscar piedras preciosas en el corazón de la montaña. Esto no duró mucho puesto que cuando Throil tenía siete años recién cumplidos uno de los soportes de la galería donde su padre estaba trabajando cedió dejándolo sepultado. Este acontecimiento supuso un mazazo para Throil ya que adoraba a su padre.

    No obstante continuó con su vida devota, al no bajar a la mina se centró en los libros, le encantaba estudiar sobre todo aprender nuevos idiomas y le encantaba leer un libro en concreto: “Canon de la fe de Eralie”.

    • Madurez:

     

    Durante esta etapa Throil se mudó a la ciudad de Anduar y se internó en la sede de eruditos, donde aprendió a dominar casi todos los idiomas que existen en Eirea, junto a sus dialectos. Se hizo tan experto que más tarde ocuparía un puesto en la sede enseñando idiomas.

    Allí conoció a gente muy influyente, incluso a Cruzados Supremos del bastión del bien o reputados druidas.

    Durante sus vacaciones siempre volvía a la montaña para visitar a su madre, que lo recibía con jarras de cerveza, fermentada según la receta del clan, junto a un gran jabalí asado.

    En unas de esas visitas a la montaña fue llamado por el rey Darin, el cual le ofreció un puesto en el consejo real. Throil rechazó la oferta al no considerarse lo suficientemente sabio como para aconsejar al rey. Darin lo comprendió y le dijo que si algún día estaba interesado su oferta seguiría en pie.

    Tras más de cuarenta años ejerciendo en Anduar volvió a Kheleb-Dum tras la muerte de su madre, donde se estableció, practicando la minería como entretenimiento.

    • Etapa adulta:

     

    Tras largos años en la mina los ancianos del clan Throril encargaron una misión a Throil y Gudmair, y entonces fue cuando Throil viajó más allá de Anduar, llegando a visitar lugares de una belleza que jamás habría imaginado.

    Durante su misión conoció a mucha gente pero se hizo gran amigo de Driden el druida explorador, un personaje al que le encantaban las aventuras,  a Adrak, un paladín de Eralie con el que compartía sus conocimientos tanto lingüísticos como religiosos, a Ulic el enano maestro en la fragua y en el combate, sobre todo a puñetazos, y por último a Bomblir, antiguo paria de la ciudad de Kheleb-Dum, que se redimió entregando como prueba de su valor la cabeza del orco Naghig, el cual estaba asolando los reinos del bien.

     

    Rol.

    Como clérigo de Eralie seguirá sus enseñanzas prestando ayuda a todo aquel que lo necesite, poniendo la salud de los demás incluso por delante de la suya propia. 

    El perdón es su forma de vida, aunque sufra algún agravio siempre estará en su mente el buscar una solución para llevarse bien con todo el mundo.

    Le preocupan los seguidores de Astaroth, que siguen en aumento, ya que con los vivos se puede dialogar, pero con los muertos-vivientes no.

    Objetivos.

    -Intentar acabar con las injusticias y las malas ideas inculcando su credo pacifista.

    -Purificar a los seguidores de Astaroth para intentar acabar así con su aumento.

    -Defender al indefenso aunque eso le cueste la vida.

    -Hacer de Kheleb-Dum una ciudad culta aparte de rica.

    -Ser consejero del rey Darin.

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