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  • rogruk
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    El mismo mensaje, pero de más fácil lectura.

     

    Ak’Anon: Habitación Real

     

    Una habitación real excavada en la piedra y acomodada con todo tipo de lujos. En Ak’Anon todas

    las habitaciones están preparadas para recibir reyes: cojines y cortinas de saten, amplias

    bañeras cuidadas por criados, surtidas despensas y sillones muy confortables. La única

    diferencia entre ellas es el precio. Las habitaciones comunes, al ser más baratas, están

    llenas de gente, mientras que las más caras están más vacías y, por lo tanto, son más cómodas.

     

    Puedes ver una salida: -sudoeste-.

    (Novel) Kradock está aquí.

     

     

    -|Hagalnae|/- llega desde el sudoeste seguido de Enriz.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Saludos, consejera Grodna.

    Hagalnae cierra la puerta sudoeste.

     

    Hagalnae se quita la capa, mojada por la lluvia, y la deja colgada en un perchero detrás de la

    puerta, tras cerrarla.

     

    Haces una reverencia a Hagalnae.

     

    [Emoción] Enriz envaina sus armas lentamente y se cuadra a un lado de su consejero.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: me acompaña Enriz, guerrero de nombrada y probada valía,

    ha venido escoltandome por el camino.

     

    [Emoción] Grodna invita a los semi-elfos a sentarse en sendas butacas de terciopelo rojo.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Veo que vos también habéis venido acompañada

     

    [Emoción] Enriz asiente ante las palabras de Hagalnae.

     

    Hagalnae señala a Grodna.

     

    Hagalnae toma asiento en una de las butacas.

     

    Dices en adurn: Él es Kradock, uno de nuestros guerreros. Joven, pero de espíritu fuerte.

     

    Kradock asiente con la cabeza.

     

    [Emoción] Enriz niega el asiento y aguarda a la espalda de Hagalnae.

     

    Dices en adurn: Me alegra que podamos habernos reunido por fin, Consejero Hagalnae.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: La alegría es mutua, Grodna.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Hacía demasiado tiempo que nuestros pueblos no se sentaban

    a hablar.

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Es una buena costumbre, más bien, una necesidad, que entre

    adoradores de Eralie no debería perderse nunca.

     

    Dices en adurn: He de decir que todavía no me acostumbro a este lugar… El eco de las

    explosiones es casi constante.

    Dices en adurn: Pero me parece un acierto haberlo elegido. Los gnomos también son un pueblo de

    Eralie.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: no te preocupes, una hora aquí y hasta dejas de

    escucharlas.

     

    Hagalnae se rie.

    Te ríes

     

    Enriz dice con voz sobrenatural: Yo estuve presente en la última reunion entre nuestros

    pueblos, cuando Eldhana llamo a Gudmair a Veleiron.

    reir

     

    Ves a Enriz el varón Semi-elfo.

    Un Semi-elfo varón de aspecto común.

    Tienes un varón delgado y largo como una rama de un árbol ante ti, pálido como un glaciar o

    como la fría nieve. Frialdad destellan sus dos ojos azules. Apenas puedes divisar vello facial

    ni corporal por su cuerpo, nada más que su preciosa melena larga y rubia, tan rubia como

    brillantes lingotes de oro. Tiene unas manos suaves con unos dedos finos, en su rostro puedes

    ver una preciosa sonrisa con una dentadura totalmente perfecta. Sus orejas son de tamaño

    normal y puedes apreciar que en la parte superior de ellas acaban en punta, un rasgo que

    determina a los semi-elfos.

    Él está revigorizado.

    Ostenta el cargo de Consejero de la Congregación Rúnica en Congregación Rúnica.

    Mano derecha:   Florete del Duelista.

    Mano izquierda: Espada Rúnica.

    Usando: Bolsita para plantas y Pin ‘Yo escalé el Mallorn’.

    Equipado:

    • Cabeza:  Capucha de Basilisco.
    • Orejas:  Colmillo de Wyvern.

    • Cuello:  Collar de monitor Sajuagín, Talismán de la Ferocidad, Colmillo de Lessirnak y

    Lágrima de Sangre (Llena).

    • Hombros: Capa Sangrienta de Nerbrad.
  • Pecho:   Camiseta de la Cólera.

  • Brazos:  Muñequera del Dolor y Muñequera de la Suprema Cazadora.

  • Manos:   Guante Espectral y Guante de Ayoltar.

  • Dedos:   Anillo Giratorio y Anillo de Lish.

  • Cintura: Cinturón de Cirdan y Cinturón Prisma.

  • Piernas: Pantalones de la Cólera.

  • Pies:    Botas de cuero estigio.

  • Cargando: Mochila Carnívora, Libreta de encargos, Espada Arcana, Piedras tratadas [4],

    Pendiente Pétreo y Pendiente Volcánico.

    Parece llevar mucho dinero.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Eldhana… una Veleironita llena de buenas intenciones,

    pero mucho me temo que su gestión del asunto, al menos desde mi punto de vista, no fue la

    más indicada.

     

    Kradock permanece en silencio, nota la tension a pesar de las palabras amables

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: así cuando volví de mis viajes, el pueblo volvió a

    elegirme como representante de nuestra ciudad.

     

    Dices en adurn: El camino a la discordia suele estar empedrado de buenas intenciones.

     

    Enriz dice con voz sobrenatural: En efecto Hagalnae, esa reunión quedó en una gran cantidad de

    insultos y abucheos por parte del gentío presente aquel día.

     

    Hagalnae le asiente con la cabeza a Enriz.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Eldhana tuvo un gesto de buena voluntad, pero durante el

    año siguiente, no hubo ningún gesto recíproco por parte de vuestro pueblo, así que volví a

    reconducir la situación donde la habíamos dejado.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Mas no volví a imponer las penas a los indultados como

    gesto de buena voluntad.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: A pesar de que nuestro pueblo sigue con ciudadanos

    perseguidos por vuestra ciudad.

     

    Dices en adurn:  Estoy bastante segura que ambos pueblos nos hemos equivocado en el pasado.

    Esta situación no es fruto de sólo una de las dos partes.

     

    Hagalnae te asiente con la cabeza.

     

    Kradock permanece en silencio observando los rostros de los presentes,

    listo a proteger a su maestro si fuese necesario, su mano aferra su poderoso martillo con

    cierta crispación. Sabe que debe relajarse por el bien de las negociaciones

     

    Dices en adurn: En efecto, y hay aquí dos asuntos, de los cuales si me permitís, sólo

    trataremos uno. Por un lado, las relaciones diplomáticas Veleiron-Kheleb, por otra parte

    las rencillas personales entre enanos y elfos. No sé si me explico…

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Deberíamos tratar primero el asunto diplomático, pero

    después las penas y persecuciones derivadas de la misma

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: No son rencillas personales, llamarlas así sería faltar a

    la verdad

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Son dos pueblos aplicando sus leyes, por más que entre sus

    dirigentes haya habido roces de menor o mayor tamaño.

     

    Dices en adurn: … pero no me corresponde a mí, ni considero el momento preciso tratar aquí

    las penas personales. Obviamente se hablará de ellas, pero soy una mandataria de Kheleb y

    una Consejera, no una jueza más allá de la Verdad de Eralie.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Las penas impuestas no son designios de Eralie, son

    resoluciones ejecutadas por mandatarios, en tu puesto, aplicando leyes redactadas y

    promulgadas por mandatarios.

     

    Asientes con la cabeza a Hagalnae.

    Dices en adurn: Y es por ello que no me corresponde juzgarlas aquí y ahora. Puedo daros mi

    palabra que trataremos de encontrar una solución, pero habrá de ser más adelante.

     

    Enriz dice con voz sobrenatural: Todo vino por una ley que impuso la antigua consejera de

    Kheleb, Ghyrduana, ya fallecida.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Dejemos a Eralie el sitio que le corresponde: el motivo

    por el que estamos aquí, la razón última de la concordia entre nuestros pueblos.

     

    Hagalnae le asiente con la cabeza a Enriz.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Estoy de acuerdo con ello.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Procedamos a tratar la cuestión en sí.

     

     

    Enriz dice con voz sobrenatural: Siento entrometerme tanto en la conversación de dos

    consejeros, pero tengo 216 años, he vivido 3 vidas humanas, y he visto de casi todo…

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: No tengas ningún problema, Enriz.

     

    Dices en adurn: Como bien dice vuestro guardaespaldas, los conflictos vienen desde tiempo

    atrás. Ignoro los detalles de los inicios, pero podemos concretar los detalles de los

    finales.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Cuando yo era un crío, tú ya llevabas años luchando por

    nosotros.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Tu sabiduría adquirida por los años es apreciada y

    valorada.

     

    Enriz dice con voz sobrenatural: Crecí junto al gran Elhinz, también fallecido.

     

    [Emoción] Enriz ve cómo se le llenan los ojos de lágrimas mientras recuerda a sus amigos fallecidos.

     

    Dices en adurn: La cuestión es que, ideológicamente, hemos tenido nuestras diferencias. Pero

    pragmáticamente hemos de dejarlas a un lado para poder continuar nuestra guerra contra

    los lacayos de Seldar.

     

    Hagalnae mueve con gracia su Capucha de Bufón, haciendo que todos sus cascabeles suenen

    armoniosamente.

     

    Kradock mira con atención a los presentes y se relaja, sabe

    que una charla que empieza hablando de tiempos pasados es el inicio de algo bueno

     

    Dices en adurn: El tema que nos ocupa, y también personalmente me preocupa, es el número de

    leyes de ambos pueblos que tienen de forma velada o directa con el otro.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Creo que sería buena idea, empezar expresando nuestras

    posturas sobre el asunto.

     

    Dices en adurn: Surgido de un conflicto mal gestionado, han llevado a nuestros pueblos a la

    neutralidad. Ahora mismo retomar la cercanía diplomática con la que nos relacionábamos

    antaño parece muy difícil y un camino largo, pero si tenemos la suficiente voluntad de

    andar podemos construir nuevas amistades entre nuestros pueblos.

     

    Dices en adurn: Por supuesto. Le escucho, Consejero Hagalnae.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Ya que el conflicto en cuestión se desarrolla más cerca de

    vuestra ciudad que de la nuestra, que procedas tú primero me parece conveniente.

     

    Asientes con la cabeza a Hagalnae.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Así que escucharé tu postura,y cuando termines, expresaré

    la mía. Luego podremos ir intercambiando opiniones.

     

    [Emoción] Enriz se recoge su larga melena rubia en una coleta.

     

    Dices en adurn: Sea entonces. Nosotros, en el Reino de Kheleb, nos hemos esforzado desde

    antaño por combatir el mal que mora en este mundo. Nuestro Rey, Darin, y su Alianza han

    sido dos activos muy importantes en la Sagrada Purificación de Eralie sobre todas las

    tierras de Dalaensar y Eirea.

     

    Kradock observa las puntiagudas orejas de enriz, ahora entiende el porqué sus mayores se refieren a ellos como orejas puntiagudas

     

    Dices en adurn: Sin embargo, vimos a nuestro pueblo arrinconado en esta gran montaña. Kheleb

    ha sido un bastión de Eralie, por supuesto, donde más de una vez se han refugiado

    extranjeros. Sobre todo nuestros hermanos de Kattak. Pero carecemos de trigo, cultivos,

    comida, pescado, ganadería y otros activos económicos al vivir bajo tierra.

    Dices en adurn: Nuestro principal punto económico es el comercio. Sobre todo y nuevamente con

    Kattak, pero no exclusivamente. Exportamos minerales de nuestras minas para conseguir los

    productos básicos que permiten comer a nuestro pueblo. La minería es una gran fuente de

    ingresoso para nosotros, pero las piedras no se comen.

     

    Kradock te asiente con la cabeza.

     

    Dices en adurn: Por ello soy consciente que nuestros antepasados han tratado de proteger

    nuestro único activo económico, las minas, para poder continuar el comercio y así

    conseguir alimentos y otros productos básicos.

     

    Dices en adurn: Su acceso es a través de nuestra ciudad, y por tanto siempre hemos sido un

    tanto recelosos de considerarlas «nuestras». Técnicamente, quizá lo sean. Al menos quiero

    creer que la explotación de dichas minas son un derecho que tenemos y necesitamos para

    garantizar nuestra subsistencia como pueblo.

     

    Enriz dice con voz sobrenatural: Perdona que te interrumpa, pero hasta la llegada de Ghyrduana

    nunca hubo problema en compartir las minas, de hecho las defendiamos juntos, tanto de las

    bestias de la suboscuridad que ascendian y de los enemigos que venian a picar a robar las

    gemas y riquezas, yo mismo he defendido las minas de orcos, gnolls, hombres-lagartos… de

    todo.

     

    Hagalnae mira a Enriz.

     

    Asientes con la cabeza a Enriz.

     

    Dices en adurn: Así es, Enriz. Sin embargo…

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Enriz, deja a la consejera expresar su postura sin

    interrupciones, ya habrá momento para comentarla después.

     

    Enriz asiente con la cabeza.

     

    Enriz dice con voz sobrenatural: Discúlpeme.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Si tiene calma para exponerlas lo hará mejor, y será un

    buen punto de partida para la conversación posterior.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Sin problema.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Disculpa, Grodna. Este asunto enciende nuestros ánimos.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Continúa.

     

    Dices en adurn: Kheleb ha gestionado las minas como ha considerado a lo largo de los años, y

    ello ha derivado en un conflicto. Un conflicto que los aquí presentes deseamos

    solucionar.

     

    Hagalnae asiente con la cabeza.

     

     

    Kradock, escudado en su barba metálica sonríe débilmente al reconocer

    la autoridad de Hagalnae sobre la temperamental Enriz, un enano nunca osaría interrumpir a

    los consejeros de Kheleb Dum…al menos no antes del tercer barril de su fuerte cerveza.

     

    Dices en adurn: Por tanto espero que este concilio sea un punto de partida que nos ayude en

    esa gestión también y ambos pueblos se vean beneficiados. El conflicto, si me lo

    permitís, acabo percibiéndolo como un conjunto de platinos a deber. Y eso no termina

    solucionando nunca nada. Soy consciente de que Veleiron necesita nuestros minerales

    también, pues carecéis de minas de hierro con los cuales forjar armas.

     

    [Emoción] Enriz mira de reojo la barba metálica de Kradock.

     

    Hagalnae pregunta con voz sobrenatural: ¿Me permite una interrupción?

    Dices en adurn: Por supuesto, consejero. Ya he terminado la prerrogativa.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Este no es un asunto de platinos a deber. Los antiguos

    consejeros de Kheleb-Dum han estado financiando propaganda sobre este conflicto,

    caricaturizándolo, intentando horadar nuestra legitimidad.

     

    Dices en adurn: En efecto. En Kheleb se ha hablado mucho de Hagalnae «el alienado».

     

    Hagalnae asiente con la cabeza.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: El dinero no me es una preocupación en este asunto.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Nunca lo ha sido para mi.

     

    Dices en adurn: Entonces estamos de acuerdo en eso. Dejemos el dinero de lado.

     

    Hagalnae asiente con la cabeza.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Ruego expongas tu postura sobre las minas.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Antes de proseguir con mi intervención.

     

    Preguntas en adurn: ¿Mi postura? ¿O la postura de Kheleb?

     

    Hagalnae mueve con gracia su Capucha de Bufón, haciendo que todos sus cascabeles suenen

    armoniosamente.

     

    Kradock mira fijamente el curioso artefacto que lleva el consejero Hagalnae en la cabeza, no cree que le de mucha credibilidad ante un asunto de tanta importancia como el conflicto que protagoniza este encuentro, pero, ¿quién es él para juzgar a nadie por una simple capucha?

     

    Hagalnae pregunta con voz sobrenatural: ¿Acaso son distintas?

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Al fin y al cabo, la postura de Kheleb es la que sus

    consejeros, en mayoría, decidan.

     

    Enriz suspira.

     

    Dices en adurn: La postura de Kheleb es desear gestionar esas minas de una forma que los

    seguidores de Eralie puedan verse beneficiados, pero también asegurar que su pueblo no

    pase hambre. Quizá establecer un nuevo sistema de gestión, más abierto. Quizá extrayendo

    nosotros el mineral y vendiéndolo a Veleiron a cambio de por ejemplo, harina, trigo,

    pescado y fruta. Pero no podemos dejar a un lado el hecho de que nuestro pueblo necesita

    gestionar de una manera eficiente las minas para poder comerciar y así subsistir.

     

    Dices en adurn: Necesitamos dar con una solución a este tipo de gestión, está claro. Y mi

    postura personal es que incrementando el comercio con otros pueblos cada vez será más

    fácil que sus ciudadanos consigan acceso a las mismas.

     

    Kradock entiende la postura de Grodna la consejera y la comparte… pero en su joven vida se ha dado cuenta de un tema que va más allá de lo material y que aún no ha salido a la luz.

     

    Kradock cambia su peso corporal de pierna al ser observado por la gran consejera

     

    Preguntas en adurn: Kradock, ¿deseas aportar algo? ¿O cedemos ya la palabra al Consejero de

    Veleiron?

     

    Enriz dice con voz sobrenatural: Un asunto que me inquieta Gordna. Entiendo que Kradock venga

    como guardaespaldas ya que los caminos son peligrosos, pero según todos mi años en Eirea,

    lo guerreros de la barba de malla fueron castigados por la traición a Durin, no tienen ni

    voz ni voto hasta que no se ganen el favor de su nuevo rey, su hijo, el rey Darin. Y por lo

    que veo, este guerrero aún no se ha ganado el favor…

     

    Hagalnae observa, de forma calmada pero atenta, a Grodna.

     

     

     

    Dices en adurn: Muy bien, Consejero Hagalnae, le cedo la palabra.

    Dices en adurn: En cuanto a nuestros asuntos, acompañante Enriz, me temo que son nuestros

    asuntos.

     

    [Emoción] Grodna mira secamente a Enriz, dando por zanjado ese tema.

     

    Hagalnae asiente con la cabeza.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Comenzaré, pues, con una breve historia de nuestro pueblo.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Durante la primera Era, nació la bella ciudad de Tearolin.

    En ella habitaban, en armonía, los elfos grises y los elfos Ayari, junto a los humanos

    Darunlay, que habitaban en sus suburbios, y los semi-elfos provenientes de la mezcla de

    estos últimos con los elfos. Mas esa armonía duró poco, los Darunlay eran vistos, en el

    mejor caso, con lástima por parte de los elfos, y las tensiones raciales llegaron a tal

    punto que hasta los elfos empezaron a enemistarse entre ellos.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Esta conflictividad social, provocada por el racismo, fue

    uno de los motivos por los que Tearolin cayó.

     

    [Emoción] Grodna escucha atentamente las palabras del consejero Hagalnae

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Los supervivientes corrieron distinta suerte. Los elfos

    Ayari se refugiaron en el bosque de Orgoth, junto a sus primos los silvanos. Los elfos

    grises viajaron hacia Manbar. Hubo cierto número de elfos que huyeron al océano,

    convirtiendose en los Aquanesti.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Algunos darunlay fundaron la ciudad de Celiath, mas la

    mayor parte de los humanos y semi-elfos que habitaban Tearolin hallaron cobijo dentro de

    las murallas de Takome.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Allí convivieron con los humanos que habitaban la ciudad,

    hasta poco después del Cataclismo. Tras el ataque de la peste, un pequeño número de

    descendientes de aquellos que huyeron de Tearolin salió de la ciudad, huyendo de la miseria

    que imperaba en Takome. Pocas décadas después del traumático éxodo que supuso la caída de

    Tearloin, otra vez nuestras razas tuvieron que emprender el camino del exilio.

     

    Kradock permanece atento a las explicaciones de Hagalnae, pensando que siempre es

    bueno recordar los orígenes y entiende que toda esta charla se enfoca en algo en lo que el

    lleva dándole vueltas desde hace tiempo.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Pidieron ayuda a sus primos silvanos, pero estos, debido a

    sus visiones racistas, les negaron cobijo.

     

    [Emoción] Enriz mira al vacío mientras recuerda sus orígenes.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Vagaron y vagaron, hasta encontrar, al lado del Cuivinien,

    un poco más al norte de las ruinas de Tearolin, un lugar propicio para asentarse. Un

    destino un poco irónico, al cabo.

     

    [Emoción] Grodna escucha atentamente a Hagalnae.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Allí, de la nada, aprovechando la madera de los bosques

    circundantes, comenzamos a construir nuestro poblado. Tablón a tablón se erigió nuestra

    ciudad, nuestras moradas construidas por nuestros antepasados, emigrantes. Sobrevivieron a

    base de la pesca, y aprovecharon el terreno fértil de los aluviones del Cuivinien para

    plantar diversas cosechas, entre ellas la que, posteriormente, llegó a darnos la mayor

    parte de nuestra fortuna en su momento, las vides.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Las primeras cepas que se plantaron en nuestro poblado

    fueron planificadas por Trevelion, un lider de una de tantas caravanas de humanos que

    llegaron a Veleiron, al hacerse eco los caminos del nacimiento de un poblado en el que

    todos, sin distinción de raza o clase, eran bienvenidos.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: La progresiva satisfacción de nuestras necesidades

    primarias, y el comercio proveniente de nuestro vino y pesca, unidos a la salida al Orthos

    dada por el Cuivinien, propiciaron el auge de una economía boyante en nuestro poblado, que

    propició que nuestros ciudadanos se dedicasen, progresivamente, a la artesanía elaborada.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Así, en Veleiron surgieron sastres y artesanos de

    renombre, creando nuevas recetas, que en aquella época fueron revolucionarias, como el

    brazalete de cuero rojo.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Es más o menos en esta época, de donde datan mis más

    antiguas averigüaciones sobre las relaciones entre nuestros dos pueblos.

     

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Grodna, tu eres mucho más joven que yo. Pero yo no he

    vivido estos acontecimientos, mas si no me equivoco, Enriz los vivió.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Hubo una vez una guerra entre Takome y Kheleb.

     

    Kradock cambia su peso corporal de pierna, nunca había estado tanto tiempo sin moverse y mira admirado como la consejera Grodna permanece impasible a la diatriba de Hagalnae.

     

    Enriz asiente con la cabeza.

     

    [Emoción] Grodna permanece impasible, escuchando a Hagalnae.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: En la que nuestro pueblo, fiel seguidor de Eralie, y poco

    dado a rencillas bélicas, medió entre las dos ciudades para que se alcanzara la paz.

     

    Enriz dice con voz sobrenatural: Era muy pequeño cuando vi la empalizada ya levantada, apenas

    Veleiron eran cuatro tablas.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: En gran parte debido a esa mediación, la relación entre

    nuestros dos pueblos pasó a ser de amistad.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: esta relación permaneció inalterada hasta hace 30 años o

    así.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: En esas fechas, Kheleb dejó de considerarnos amigos, para

    considerarnos una ciudad con la que mantenían una mera relación de Paz.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Si hubo motivo para ello, no se nos fue comunicado.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Debió ser en esta época cuando comencé el oficio de la

    herreria, tras conseguir la maestría en la artesanía y sastrería.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: He de ser de los pocos Veleironitas que dominan el arte de

    la forja, al nivel de cualquier maestro enano. Estas palabras no son vanas.

     

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Hasta entonces, la forja era un arte que estaba reservado,

    en gran medida, a los enanos.

     

    Asientes con la cabeza a Hagalnae.

     

    Enriz asiente con la cabeza.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Comencé a elaborar armas y armaduras para los seguidores

    de Eralie. El material con el que las forjaba provenía, en gran medida, de las minas de

    Kheleb.

     

    Kradock frunce el ceño incrédulo. ¿Acaso este orejas puntiagudas intenta compararse con los grandes forjadores rúnicos?

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: En las cuales yo mismo picaba el material, más también

    compraba, en la medida de lo posible, todo el mineral que pudiese a todos los mineros que

    picaban en las mismas minas, enanos, en su gran mayoría.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Siempre he preferido comprar el mineral antes que picarlo,

    lo cual me quita tiempo para mis otros quehaceres.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Mas esto empezó a cambiar cuando Kheleb cambió sus leyes,

    intentando prohibir a todo aquel que no fuese una ciudad con relación de amistad con Kheleb

    el picado en la mina, a no ser que pagásemos una cantidad pecuniaria.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Este movimiento, aparte de considerarlo ilegal, ya que

    considero que la jurisdicción de Kheleb-Dum acaba donde acaba su ciudad, atentaba contra la

    recolección de material por parte de los seguidores de Eralie, cuya única entrada a las

    minas es a través de la ciudad de Kheleb o por medios mágicos.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Fue por los otros mineros por los que me movilicé.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Yo tengo a mi disposición numerosos medios mágicos con los

    que acceder a la montaña.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Pagar una cuota no me supone el más mínimo esfuerzo

    financiero.

     

    Enriz asiente con la cabeza.

     

    Enriz dice con voz sobrenatural: La magia de los elfos es legendaria.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Tras mis motivaciones está la defensa de los mineros, que

    son los que deberían suministrarme el material.

     

    Asientes con la cabeza a Hagalnae.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Conozco vuestra situación económica.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: vuestros mayores ingresos provienen del mineral que

    picáis, de las armaduras y armas que forjáis, y de los tesoros de los monstruos que

    vuestros campeones ajustician.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Con el dinero que obtenéis de esas actividades, conseguís

    el resto de productos con los que satisfacéis vuestra subsistencia.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Pues bien, he sido el principal comprador de vuestros minerales

    durante más de 40 años.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: También de los tesoros que conseguís.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Incluso de las armas y armaduras que forjáis.

     

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Bajo el pretexto de proteger vuestra economía, habéis

    prohibido el comercio con vuestra principal relación económica.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: La única razón por la que hago hincapié en que las minas

    son vuestras, es para proteger a los mineros ante legislaciones de vuestros mandatarios.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Legislaciones que, aparte de versar sobre una jurisdicción

    que no se extiende hasta ellas, se basan en el principio de la no amistad entre nuestros

    pueblos, un deterioro diplomático que no se nos justificó y no se explicitó su motivo.

     

    Preguntas en adurn: ¿Sois el principal comprador, o Veleiron es el principal comprador?

     

    Enriz dice con voz sobrenatural: Veleiron tiene pocos herreros…

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Soy el principal comprador,

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Y si tenemos en cuenta a la ciudad, por supuesto, Veleiron

    es la ciudad que, históricamente, ha comprado más mineral a Kheleb.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: No nos olvidemos de que llevo 40 años siendo el principal

    proveedor de armas y armaduras del bando Eralie.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Esto no es una chanza.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Ahora mismo, en estos momentos, hay más de 200 kilos de

    minerales con destino a mi persona, pero que no pueden ser exportados debido a mi

    situación.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Eso es dinero que vuestros enanos dejan de ingresar, y,

    recordemos, que aunque los enanos gozan de una fuerza legendaria, un enano tiene una

    capacidad de carga limitada.

     

     

    Kradock cambia su peso de pierna, no le gusta el tono

    condescendiente con el que Hagalnae ha terminado su discurso. pero su rostro no muestra

    ninguna emoción

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: si el motivo de vuestra postura es económico, creo que la

    medida que habéis impuesto atenta contra las motivaciones que han llevado a su

    mantemimiento

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Ahora bien, intentemos llegar a un acuerdo

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Es de sobra sabido que el mineral de las minas se regenera

    mágicamente tras un tiempo.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Esto lo hace, en la práctica, ilimitado.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Yo prefiero comprárselo a los enanos antes que picarlo, y

    solo comencé a hacerlo porque no había enanos suficientes para picarme la cantidad de

    materiales que necesito para mis creaciones.

     

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: La anterior legislación establecía que, en caso de

    hallarse un ciudadano de Kheleb y un extranjero en las minas, el ciudadano de Kheleb tenía

    preferencia para picar.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: En base a la protección que hacéis de uno de los accesos,

    y respetando el derecho de subsistencia de vuestro pueblo, estoy de acuerdo en respetar esa

    medida

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Pero, pasando de largo la posible legitimidad de la ley,

    la imposición de multas está provocando una menor afluencia de mineros de otras ciudadanias

    Eralies a estas minas

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Y, reitero, mineros Eralies, ya que los mineros

    provenientes de ciudadanías enemigas gozan de libre acceso debido al malvado Lender.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: La demanda de mis creaciones es muy grande, y da para que

    todos los enanos puedan vender todo el material que piquen en las minas

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Incluso da para absorber toda la oferta que nuestros

    mineros aliados puedan producir

     

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Esta menor afluencia de aliados en vuestras minas propicia

    que un mayor número de enemigos, atraidos por las bajas defensas, piquen en ellas

     

    Dices en adurn: Tenemos guardias apostados a través del subterráneo. No es correcto aquello

    que dices sobre Lender.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: No los tenéis.

     

    Enriz dice con voz sobrenatural: Hay más orcos en vuestras minas que enanos picando…

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Al menos, la última vez que pasé por allí, no vi a

    ninguno. Las minas tienen túneles que comunican con las Galerías subterráneas.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Se puede entrar en ellas sin necesidad de usar la entrada

    principal, el montacargas.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: En conclusión

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: La situación resultante es peor para nuestros pueblos

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Vuestros mineros no dan salida al mineral que pican

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Los enemigos se sienten más atraídos hacia vuestras minas

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Los demás mineros aliados se alejan de ellas

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Al menos, la mayoría de ellos

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Yo produzco con más dificultades

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Y la situación económica de nuestro bando se debilita.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Mi propuesta con respecto a las minas es la siguiente.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Volver a la situación anterior: los enanos tendrán

    preferencia para picar en las minas.

     

    Dices en adurn: Sólo he visto enanos picando en nuestras minas. Yo misma las recorro a menudo

    en inspección de vetas. Y nunca jamás vi a ningún enemigo.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Yo mismo he matado orcos en ellas.

     

    Dices en adurn: En otros tiempos, quizá. Actualmente no hay orcos en ellas, de ello nos

    ocupamos en medida de lo posible.

     

    Kradock recuerda haber visto huellas raras y un extraño olor a

    ciénagas putrefactas en las minas, incluso notar que las buenas vetas son difíciles de

    encontrar.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Si tenéis miedo a que peligre vuestra situación económica

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Me comprometo a comprar todo el mineral que los enanos

    piquen, mientras su calidad sea pura y venga en trozos pequeños.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Las demás cuestiones se pueden zanjar después de que

    hayamos llegado a un acuerdo sobre este tema

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Aquí termina mi intervención.

     

    Dices en adurn: En todo caso, y por mucho que aprecie su oferta, consejero, es una oferta

    personal. No una oferta del Pueblo de Veleiron. No sé si me explico.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Todos mis activos están destinados a engrandecer nuestro

    pueblo. Entiende estas palabras como las palabras de nuestro consejo. La oferta del pueblo

    de Veleiron es comprar todo el mineral que produzcáis los enanos. En la práctica, seré yo

    quien lo compre.

     

    [Emoción] Enriz se inquieta, pues el tiempo apremia.

     

    Dices en adurn: No podemos venderos todo nuestro material, porque no sois nuestros únicos

    socios comerciales.

    Dices en adurn: Pero podemos negociar una parte de nuestro material destinado al pueblo de

    Veleiron.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: No es mi intención privaros de vuestros socios

    comerciales. Simplemente ofreceros una garantía de que, en caso de no encontrar

    compradores, yo compraré todos vuestros excedentes.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Para garantizar vuestra boyanza económica.

     

    Dices en adurn: Eso indudablemente estrecharía nuestras relaciones, y sería cuestión de

    considerar, sin duda.

     

    Dices en adurn: Pero además de la garantía, hay otro tema subyacente a todo esto.

    Dices en adurn: He procurado informarme de vuestras leyes yo también, Consejero. Y lo cierto

    es que me preocupa que tres de ellas sean en detrimento de nuestro pueblo.

    Dices en adurn: Más o menos la mitad de vuestras leyes se escribieron en contra tácitamente de

    mi pueblo.

     

    Enriz dice con voz sobrenatural: Disculpa mi interrupción, consejero Hagalnae, voy a ir a

    inspeccionar el camino, pues la vuelta está llena de bandidos.

     

    Hagalnae asiente con la cabeza.

    Asientes con la cabeza a Enriz.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Vía libre, Enriz. Te esperaré más adelante, en cuanto

    salga de la reunión. No temo malas intenciones por parte de estos enanos.

     

    Enriz dice con voz sobrenatural: Viendo que la reunión está llegando a su final, ejerceré mis

    labores como guerrero protector.

     

    Kradock levanta la mano deteniendo a Enriz y le pide que espere un momento mientras abre su bolsa

     

    Hagalnae le pasa un escrito a Enriz.

     

    Kradock coge Topacio de Bolsa de Joyero.

     

    Kradock ofrece Topacio a Enriz.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Lleva este mensaje a Elarin de mi parte.

     

    Enriz coge Topacio.

     

    [Emoción] Enriz coge el escrito y lo guarda en el fardo.

     

    Kradock emite un alegre carraspeo y le da dos golpecitos en la espalda

    a Enriz

     

    Enriz pregunta con voz sobrenatural: Se lo entregaré, ¿le doy algún mensaje o va todo escrito?

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: está todo explicado en la misiva. Simplemente dile que es

    de mi parte. Va lacrado con mi sello personal.

     

    Enriz asiente con la cabeza.

     

    Enriz dice con voz sobrenatural: Tengo tres días de viaje.

     

    Enriz dice con voz sobrenatural: Marcho raudo a Veleiron

     

    Enriz dice con voz sobrenatural: Un saludo señores enanos

     

    Hagalnae se despide de Enriz.

     

    Enriz hace una reverencia a Hagalnae.

     

    Enriz abre la puerta sudoeste.

     

    Enriz se va hacia sudoeste.

     

    Hagalnae hace una reverencia a Enriz.

     

    La puerta sudoeste se cierra.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Prosigue, Grodna

     

    Kradock carraspea mirando a la consejera Grodna

     

    Dices en adurn: Kheleb puede considerar modificar las leyes para así abrirse económicamente a

    Veleiron, especialmente en el tema de las minas. Además de la garantía de compra de

    excedentes, nosotros tendríamos acceso a las plantaciones, pescado y otros alimentos

    cosechados de Veleiron, y con ello garantizaríamos la supervivencia de nuestro pueblo.

    Tendré, eso sí, que valorar la propuesta de volver a la gestión previa de las minas,

    porque la decisión final es de nuestro rey Darin. Yo misma le prepararé un anteproyecto

    de ley para que lo apruebe, si lo desea.

    Dices en adurn: Eso sí, para que todo esto se arregle también Veleiron deberá modificar sus

    leyes en cuanto a Kheleb se refiere. Considero totalmente injusto el mal estatus que nos

    dan y no puedo permitir que sigan vigentes para llevar a cabo nuestra parte del trato.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: las leyes de Veleiron son leyes reactivas. No se activarán

    si no hay medidas hostiles por parte de Kheleb. Por ello, no debéis temerlas.

     

    Dices en adurn: Quizá sería interesante probar esta nueva gestión de las minas durante un

    breve lapso de tiempo, dejando a los enanos preferencia para picar en ellas, pero no

    cerrándolas salvo situaciones excepcionales a ninguno de los pueblos de Eralie.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Una vez solucionada la causa principal, habrá movimientos

    legislativos conforme a la situación. No está en nuestro interés seguir manteniendo leyes

    que puedan promover la discordia entre nuestros pueblos en un proceso de normalizacion

    diplomatica.

     

    Dices en adurn: Sin embargo, Consejero Hagalnae, debo insistir. Desafiar mediante leyes

    Kheleb, y tan sólo Kheleb es algo que no puedo tolerar.

     

    Dices en adurn: Redactad las leyes como gustéis, vuestro es el gobierno de Veleiron. Pero si

    aparece la palabra Kheleb en alguna de vuestras leyes es un tema que nos afronta

    directamente, como podréis comprender.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: si eso supone un obstáculo, estoy dispuesto a cambiar la

    redacción de las mismas, no mentando a Kheleb y dándole una redacción neutral, aplicable a

    todas las ciudadanias.

     

    Dices en adurn: Por muy reactivas que sean, reaccionáis a nosotros, y eso es muy peligroso.

     

    Asientes con la cabeza a Hagalnae.

     

     

    Kradock se siente aliviado al ver que las dos razas pueden

    llegar a un acuerdo, presiente que el camino iniciado beneficiara a ambos

     

    Dices en adurn: En ese caso, y viendo que algún punto en acuerdo hemos tomado, creo que es

    buena hora para dar por finalizada esta reunión y regresar a nuestros pueblos, para

    comenzar a aplicar los cambios. En caso que dichos acuerdos prosperen, podrá considerarse

    un cambio de estatus diplomático más benévolo con el tiempo.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: La mejora de las relaciones vendrá dada por el trato en el

    día a día, si. Esperaré con esperanza vuestra respuesta.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: ha sido un placer volver a poder reunirnos con un

    mandatario de Kheleb.

     

    Dices en adurn: Sin embargo, en cuanto al asunto de las multas, creo que lo indicado sería

    comparecer ante un tribunal neutral bajo la luz de Eralie. Quizá los Paladines Cruzados

    de Takome sean los más indicados en emitir un veredicto, y así podremos zanjar el segundo

    tema que nos ocupa.

     

    Haces una reverencia a Hagalnae.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: El asunto de las multas y persecuciones es un asunto que

    tendrá que tratarse después del principal.

     

    Asientes con la cabeza a Hagalnae.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Mi situación personal no es la que me apremia, sino la de

    mi pueblo.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: no soy el único damnificado, y es por la situación de los

    demás perseguidos por la que más me preocupo.

     

    Dices en adurn: Así es, y de momento no podremos hacer nada. Sólo ofrezco la opción para que

    consideréis la mediación de la Santa Cruzada en esto.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: La consideraré como una opción, tras resolverse la

    cuestión principal que nos atañe.

     

    Dices en adurn: Si nuestras relaciones prosperan, será más sencillo. Pero me alegra ver que

    Veleiron y Kheleb tienen buenas intenciones el uno con el otro, y que podemos resolver

    los asuntos. Aunque sea de a poco.

     

    Hagalnae sonrie.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: He de retirarme, otros asuntos requieren mi atención

     

    Kradock le asiente con la cabeza a Hagalnae.

     

    Dices en adurn: Por supuesto, Consejero. Espero verle otra vez de aquí a algún tiempo, con una

    mejor relación entre nuestros pueblos.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: espero que estas conversaciones conformen los cimientos de

    una futura relación más estrecha y respetuosa para ambas partes.

    emote tiende la mano en actitud de confianza al semielfo.

     

    [Emoción] Grodna tiende la mano en actitud de confianza al semielfo.

     

    Hagalnae estrecha la mano a Grodna, mirándole a los ojos.

     

    Abres la puerta sudoeste.

     

    Hagalnae hace una reverencia.

     

    Dices en adurn: Hasta pronto, entonces. Quizá la próxima vez podamos vernos en un lugar menos

    neutral, y espero que con menos explosiones.

     

     

    Kradock inclina levemente la cabeza a Hagalnae y sigue a la

    consejera Grodna

     

    Hagalnae asiente con la cabeza.

     

    Haces una reverencia a Hagalnae.

     

    Hagalnae dice con voz sobrenatural: Eralie nos guíe.

     

    sudoeste

    Ak’Anon: Cantina ‘El Barriga’

     

    Como la mayoría de estancias de esta ciudad, esta cantina se encuentra situada en el interior

    de una roca redonda bastante grande que desde fuera de aquí puede verse la forma de pedrusco

    que tiene. Por dentro hay un par de mesas redondas de roca manufacturada posadas sobre otras

    piedras más pequeñas con una parte plana por la cual es posible sostener la piedra que

    conforma la mesa. Al lado hay una barra larga por donde el tabernero atiende a los clientes y

    sobre ésta varias botellas vacías se encuentran colocadas en fila una al lado

    Puedes ver cinco salidas: -noreste-, |norte|, |noroeste|, |oeste| y |este|.

    Grohan, el Barrigón está aquí.

    Letrero.

rogruk
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La estancia apenas se iluminaba ya con la luz de la única vela que resistía a apagarse como las demás. Apoyada sobre la mesa, al igual que los pies del semiorco, titilaba débilmente derramando cera sobre la madera y algunos papeles.

Rogruk Ashkar, el Rompedientes, se recostó todavía más sobre la silla. Había estado escribiendo hasta tarde, y casi era ya inevitable que se le cerraban ya los párpados cuando un pensamiento -quizá gracias a esa creatividad onírica que tan poco de muestra en las horas de vigilia y ante
el umbral del sueño despierta, paradójicamente, y enciende chispas de originalidad- se cruzó por su cansada mente.

Durante mucho tiempo se había dedicado a pensar. Además de las largas guardias nivrim, Rogruk ejercía su derecho a pensar del mismo modo que aquellos filósofos de la antigüedad. Sí, es cierto que ya apenas quedaba rastro de ellos desde los convulsos tiempos tras el Cubo Negro, pero su madre había instruido a sus hijos para que pensaran.

El semiorco se sobresaltó, y le faltó tiempo para coger la maltrecha verla y utilizarla para encenderse el tabaco de la pipa. Bajó los pies de la mesa y comenzó a revisar sus anotaciones en sus diarios frenéticamente.

Al final, dio con lo que buscaba: los planos de la Salina Abrasada del plano que los archivos dendritas denominaron Y502.

Además de dichos planos, las páginas contenían multitud de anotaciones y torpes dibujos realizados por el semiorco. Pero Rogruk buscaba uno en particular: el de aquella jinete sin cabeza. Observó el dibujo con sumo cuidado. El semiorco recordaba cómo cabalgaba a la manera dendrita, pero había pasado por alto un detalle: el muñón. El mismo muñón que…

Cerró de golpe sus anotaciones. No podía creérselo. Si aquella hechicera dendrita se encontraba en Y502 pero su cadáver estaba en Eirea, eran posibles muchas cosas. De entre ellas que algunos dioses, como Astaroth, sólo estuviesen muertos o agonizantes en algunos planos de existencia. En todo caso, la clave residía en Altra, y como tal, tendría que viajar a los archivos de Dendra para corroborar sus sospechas.

rogruk
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en respuesta a: Torneo de Anduar #345998

En ese caso (y si al general le parece bien) puede tratarse de otro evento en otra ocasión!

rogruk
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en respuesta a: Torneo de Anduar #345994

Pues yo lo veo muy sencillo.

1- todos en lundars o barcos comunes y armados con ballestas. Si son lundars mejor y así los puntos 2 y 3 se solventan.

2- pues nada de refugiarse en muelles, si alguien toca tierra pierde. Si te pilla otro barco npc de pirata es la misma posibilidad para todos, y si te pilla un npc no pirata es por acercarte demasiado a puerto.

3- si la gente no sabe navegar y disparar puede aprender. En principio en cada barco caben 5 personas, se trata de divertirse aunque se tarde un rato. Se pueden fijar normas para evitar que un equipo tenga «pasividad».

rogruk
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en respuesta a: Torneo de Anduar #345986

Hmmm puedo aportar otra idea a eso? ¡¡¡Una batalla naval!!!

 

Sólo un barco puede quedar en pie, cada uno con su tripulación al completo, con muchos abordajes y cañonazos… Y con un barco tipo cruz roja para rescate de personas en el agua (si hubiera).

Sería algo así como una lucha por equipos.

rogruk
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en respuesta a: Torneo de Anduar #345980

Pueden irse posteando los deathlogs en el foro y retransmitiendo de alguna forma!

rogruk
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en respuesta a: Torneo de Anduar #345962

Vale, pues he aquí mi propuesta.

Los Ashkar (Zakamwel y Rogruk) montaríamos un pequeño tenderete, para comprar o vender lo que queráis y quedándonos una pequeña comisión. Sé que generalmente dicho rol debería ser propio de los cofrades de Eirea, o al menos lo es así en la sombras, pero durante el evento podríamos realizar dichas transacciones comerciales (somos neutrales con todos y sería una feria abierta). Si os parece bien, tampoco es plan de incurrir en abuso de algún tipo.

Por lo demás, pedir al General que se extienda durante el evento la jurisdicción nivrim a los campos de cultivo del sur de Anduar y ofrecerme al general y al resto de jugadores para rolear/gestear por el evento (banquete de bienvenida, entrega de premios y roleos casuales). Pensadlo bien, sobre todo aquellos que tenéis más problemas con las gestas: entre combate y combate gestear es sencillo y hace más amena la espera.

rogruk
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en respuesta a: Torneo de Anduar #345956

Oh, me refería a la hora del rol. Poder interactuar, comerciar o lo que sea con personajes de otros bandos a pequeña escala (no le venderías tu mejor arma a un enemigo jurado, por ejemplo, pero sí pócimas o le cantarías canciones). Sobre todo lo digo de cara a posibles gestas. Al fin y al cabo, un torneo es una feria, y en la feria se comercia.

No obstante y si es por prevenir abusos, se puede limitar a gestas sin intercambios reales de cosas.

rogruk
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en respuesta a: Torneo de Anduar #345933

Yo pediría que durante el evento las «diplomacias» pudieran ser un poco especiales (para que los bardos pudieran cantar a cualquiera, por ejemplo) y que la jurisdicción de los nivrim se extendiera al Coliseo. Asimismo que cualquiera asesinado en los cultivos se considerase Anduar para las multas. No sé si me he explicado, pero sé que me habéis entendido.

rogruk
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en respuesta a: Torneo de Anduar #345914

Creo que lo más sencillo sería preparar este evento los jugadores, sin depender de inmortales. Al fin y al cabo, están muy ocupados haciendo cosas, y es perfectamente plausible organizarlo.

Yo me ofrezco voluntario a organizar inscripciones y rounds también.

rogruk
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en respuesta a: Torneo de Anduar #345910

Me encanta la propuesta, contad conmigo para gestear!

rogruk
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Historia para Puruass

Puruass nació en algún lugar de Zumelzu. Su ovada había sido totalmente desechada por el pueblo lagarto de Grimozsk. Había sido abandonada en algún lugar de Zulk, pero los Colmillos Venenosos se las apañaban siempre para comerciar con este tipo de materiales, y traficar con huevos sin eclosionar era un negocio siempre rentable, exportándolos a grandes postores de todos los confines de Eirea por una gran suma de dinero. Claro que no solían sobrevivir a ambientes secos. Esta ovada en particular había sido comprada por alguien en Alandaen. Los Colmillos Venenosos no sabían por qué y tampoco hacían preguntas al respecto.

Sin embargo la guardia nivrim había fletado aquella mañana un barco y lo celebraros esas dos semanas con nuevas redadas. Los Colmillos Venenosos se vieron obligados a deshacerse de la mercancía arrojándola por la borda.

Las corrientes marítimas habían transportado a su huevo sin eclosionar hasta el barro de los pantanos, donde quedó semienterrado. Es, quizá, la respuesta a la pregunta de cómo ningún roedor u otro animal se lo comió desprotegido y a la intemperie.

Desde cría se destacó por ser una gran nadadora. Era capaz de zambullirse en las aguas y bucear para pescar con sus manos peces con los que alimentarse. Dentro del agua se sentía segura, y allí huía cuando se encontraba insegura o en peligro. Se sumergía hasta que pasaba el tiempo y las aguas volvían a su cauce.

No fue hasta cumplidos unos pocos años que Puruass pudo conocer a otro miembro de su especie. Un joven hombre lagarto, llamado Ssshek. Él era un comedor de ratones, un incursor de los pantanos de Zulk. Había viajado muchos kilómetros al oeste desde sus tierras hasta Zumelzu para investigar las ruinas por orden de la Matriarca Elhenja. Al parecer desde Grimoszk estaban interesados en los flujos migratorios de su pueblo. Y allí encontró a la pequeña Puruass, escondida bajo el lodazal del pantano y sin poder contener la curiosidad de haberse encontrado con alguien de su especie.

Ssshek decidió llevarla a Grimoszk como prueba de los flujos migratorios del pueblo lagarto, aunque era una suposición errónea. Tras una tremenda discusión y la comprobación genética subsiguiente, Ssshek fue castigado y Puruass obligada a marcharse de allí bajo pena de muerte. Es así como Puruass comenzó a ser llamada la Tres Veces Desechada por los lagartos.

Ssshek, pese a sus reticencias, aceptó su error y su castigo en Grimoszk, pero a cambio se aseguró de darle un nuevo hogar a la niña lagarta. Y es que, quizá siendo enemigos ahora, todavía sentía por ella un afecto especial que conmovió al general Ssratz. Ssshek la llevó lejos, al Reino de Anduar, en donde podría sobrevivir o ser adoptada, quizá por la guardia Nivrim. “El General Szhysszh es un hombre lagarto cuya ovada también fue desechada, él te adoptará” prometió a la pequeña Puruass. Sin embargo, no lo hizo. Puruass no tenía la edad suficiente como para alistarse en la guardia nivrim, ni tampoco las cualidades físicas necesarias. En cambio, encontró un hogar mendigando en el sitio más inverosímil de todos: las alcantarillas de Anduar. Y allí sobrevivió hasta ser encontrado por la criatura más inverosímil de todas: un hombre-rata.

Llegados a este punto de la historia, Shegor merece un punto aparte. Nacido en Takome, siempre fue un mago mediocre pero de gran inquietud con la experimentación mágica. Aunque no destacaba demasiado como mago de la escuela de Encantamiento, destacó en el desempeño de ser el conejillo de indias de un transmutador mucho más poderoso que él. Shegor nunca menciona lo ocurrido exactamente, pero cuando sale el tema a relucir sus ojos de roedor se hinchan y se inyectan en sangre con todo el odio del mundo. Puruass dedujo con mucha certeza que había asesinado a su mentor cuando vio en lo que el transmutador lo había transformado en aquel ser híbrido y asqueroso. Era un ser humanoide y peludo, repugnante por su aspecto de roedor y posiblemente portador de varias enfermedades, que no sobrepasaba el medio metro de estatura. Cuando tales hechos ocurrieron, Takome expulsó a todo el Cónclave de Magos allí establecido, considerándolos peligrosos, y tuvieron que huir a Anduar. Dichos magos, con Mortus a la cabeza y Shegor como su fiel ayudante, subsistieron en las alcantarillas.

Shegor hacía muchos años que no vislumbraba la luz del sol. Se había resignado a vivir a la sombra de Mortus en la húmeda oscuridad de las alcantarillas de Anduar. Por eso, encontrar a Puruass, tan joven e inocente le reconfortó, y trató de ayudarla para que sobreviviera. Puruass se debatía en entender si fiarse de un hombre rata, porque hasta ahora se había alimentado de cientos de ratones, pero también estaba resignada a sobrevivir. Shegor la alimentó y cuidó durante más de diez años, hasta su mayoría de edad, y a cambio Puruass se convirtió en sus ojos en la superficie. Así es como la Tres Veces Desechada encontró un padre y un shalafi al mismo tiempo.

Carcomido por una sed insaciable de venganza, Shegor – ayudado por Puruass – se vengaron de Mortus el Mago, encerrándolo para siempre en una trampa mágica subterránea de las alcantarillas de Anduar. Desde aquel momento, ya no había maestro, y Shegor ejerció como tal mostrando el noble arte a Puruass.

Durante una de sus lecciones, la alumna preguntó al Hombre-Rata acerca de la prisión mágica en la cual habían encerrado a Mortus. Entonces Shegor le habló de una Cámara Planar, un lugar que le azotaba vívidamente en sus pesadillas. Había estado una vez allí, antes de acobardarse y huir, cuando aún era humano. Hacía tanto tiempo que no recordaba dónde era exactamente, sólo que era en un templo subterráneo, accesible desde el mar. Puruass podía describir casi palabra por palabra aquel lugar descrito por su viejo mentor:

“La puerta estaba hecha de huesos alambrados, tenía un perno de madera de doble cara y un glifo negro dibujada en el interior de la misma que parece haber sido hecho con alquitrán. Esa habitación tenía el piso de piedra natural tallado suavemente, simple y desnudo. El techo tenía una bóveda de cañón con nervaduras tallado directamente en la piedra, lo cual daba una sensación antinatural. Se habían pintado toscamente símbolos alrededor de la base de las paredes a modo de friso. Trazos de líneas de luz violeta aparecían y desaparecían aleatoriamente por la estancia. La pared a la derecha estába cubierta de musgo verde. Era espesa y húmeda y parecía que el agua se filtraba de la piedra detrás de él. Esta sala húmeda y cubierta de moho estaba iluminada por glándulas de escarabajo de fuego metidas en huecos situados a lo largo de las paredes. En mitad de la habitación había un trono hecho de piel de lagarto estirada sobre una estructura de huesos y madera, todo ello cosido con hiedra. Cadáveres de pájaros y peces cubrían el trono, creando un horrible espectáculo mórbido. Una pila de tesoro se extendía alrededor de la base del trono.”

Puruass se obsesionó con aquel lugar casi de inmediato, llegando a consumirle por dentro desconocer su ubicación. Quería explorar el templo y saquear sus tesoros, al menos antes de que alguien de Grimoszk lo hiciera. Pero su viejo mentor estaba ya viejo y tenía que cuidarlo, no sobreviviría sin ella en las alcantarillas.

Pasarían dos años más hasta la muerte de Shegor, en los cuales aprendió toda la magia posible del viejo Hombre-Rata. Durante esos dos años, y en plena adolescencia, Puruass comenzó a vivir mucho más tiempo del acostumbrado en la superficie, y a relacionarse con la gente de su edad. Poco a poco fue conociendo cómo funcionaba el mundo de su alrededor, y pronto comprendió que la amalgama de razas de Anduar no era la característica más común en Eirea. Sólo aquellos seres anárquicos parecían de alguna forma respetarla, pero a ella tampoco le agradaban en exceso.

Una noche, la joven lagarta regresaba a las alcantarillas sólo para comprobar que se habían infestado de obreros y capataces. Iban a realizarse unas reformas en todo el sistema de desagüe y las alcantarillas ya no eran seguras. Aquella irrupción mató de pena al pobre Shegor, que al final decidió aceptar su destino ante la pérdida de su hogar, y murió apaciblemente dos días después, justo al comienzo del Largo Invierno. Puruass lo enterró para darle un descanso eterno y evitar así la Maldición, y justo después se marchó de allí. Ya nada la ataba, excepto la nostalgia, a aquellas alcantarillas. Era libre para ir a donde quisiera, explorar aquella cámara planar y vengarse de todos aquellos hombres lagarto que la abandonaron. Bueno, de todos no, quizá no de aquel Ssshek que le había ayudado años atrás.

Salió de aquellas alcantarillas con la mirada orgullosa de una superviviente. Ese día empezaba una nueva vida.

rogruk
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Historia para Snerg

Descripción: Snerg Gorbo es un humanoide de cómico aspecto perruno. Un kobold enclenque y peludo que mira alrededor de forma paranoide con sus nerviosos ojos negros. Hasta los ruidos más monótonos y ordinarios (o rutinarios) parecen asustarle, y desconfiadamente suele llevarse la mano al puñal más cercano (¡aunque de una forma sospechosamente coordinada!). Una mano que, al igual que muchos kobolds, está recubierta con restos de barro posiblemente de excavar en la tierra. Es de complexión muy peluda, siendo su piel una enorme alfombra de pelaje marrón salvaje que crece alborotado y arrastra suciedad y porquería de allá a donde va. Destaca en esa mata de pelo la formación natural de un penacho que crece unos centímetros hacia arriba desde la cabeza en forma de cresta, y desciende por su espalda hasta posiblemente hasta la parte más baja de la misma.

La historia de Ancarak es convulsa, y pese a estar bien documentada por los sucesos acaecidos durante la aparición del Cubo Negro, todavía mantiene un baile de luces y sombras con la realidad allí vivida. Snerg es un claro ejemplo de todo ello, sobre todo en cuanto a convulsa historia se refiere.

Nacido en el seno de la tribu Largohocico, la familia de Snerg siempre fue subordinada del clan Urja. Subordinada, al menos para Snerg, no era sinónimo de esclavizada (otro ser con un criterio un poco más neutral estaría muy dispuesto a discrepar de esto), así que la motivación de los Gorbo era inalcanzable, siendo secuaces de los Urja e ignorando por completo su propia falta de libertad.

A falta de ser un clan (no era un derecho ostentado por aquellos subordinados) se les conocía como Gorbo a todos aquellos emparentados que vivían en el Gorb. El Gorb de Ancarak era una serie de cuevas comunales y galerías que, aunque habían sido el esplendor de las cavernas de los kobolds, se encontraban en un estado pobre y lamentable tras los continuos derrumbes y la falta de atención. Los Gorbo trataban de reconstruirla en medida de lo posible, pero la falta de recursos era bastante evidente. Es por ello que los Gorbo son, quizá, la mayor familia de “albañiles creativos” especializados de toda Eirea. Vamos, chapuzas en toda regla. Y, por supuesto, Snerg no era una excepción.

Se podía decir que Snerg tuvo suerte, pero no es la suerte la que lo llevó a recorrer mundo. Fue su naturaleza paranoide y su capacidad innata para huir de los problemas y tomas todos los atajos rápidos hacia la ganancia inmediata. Ocurrió un Sayelie, durante las celebraciones de libertad de los ancareks. El Caudillo de la Horda Negra exigió una nueva remesa de esclavos a los Urja, pero estos estaban muy ocupados asesinando a todos aquellos que no fueran kobolds y no tenían género que vender. Entonces el Caudillo irrumpió en Ancarak para llevarse por la fuerza a esos esclavos. Los Urja decidieron esconderse, pero estaban tan acostumbrados a ser sociales (o todo lo sociales que puedan ser lo kobolds) que no estaban teniendo mucho éxito en aquello de pasar desapercibidos. Algunos comenzaron a llamar la Decana Trágica a aquellos diez días en los cuales más de diez mil kobolds del Gorb perdieron la vida o fueron esclavizados por la Horda Negra.

Snerg fue el más listo. Jugó a un triple juego: por un lado ayudó a los Urja a esconderse en el Gorbo, en donde los pocos orcos que entraban eran brutalmente asesinados, ganándose así el favor de los Urja sobre el resto de kobolds. Por otro lado, los vendió a los orcos a sus espaldas, dándoles información precisa sobre cómo acceder a algunos de ellos, siendo así “reclutado voluntariamente” por el Caudillo de la Horda Negra. Y por otro lado, aprovechó ese nuevo estatus para arrasar con las madrigueras de los Urja y conseguir todos los beneficios posibles para sí mismo, robándoles sin piedad un dinero que nunca le habían pagado.

¿Y cómo ocurrió que entonces Snerg salió a recorrer mundo? Sencillo, porque ese triple juego fue descubierto, y Snerg tuvo que huir a la carrera de Ancarak. Perseguido, eso sí, pero tampoco demasiado (los Urja estaban lamiendo sus heridas y los orcos no saben diferenciar un kobold de otro) enseguida fue olvidado. Tras un breve tiempo de “estancia” en Anduar, donde batió records en acumular multas por robos y hurtos, regresó a Ancarak con el rabo entre las piernas para comprobar que nadie lo recordaba ni a él ni a sus múltiples traiciones.

Esa fue la gran lección que aprendió Snerg: que si puedes robar algo y desaparecer o esconderte el tiempo suficiente hasta ser olvidado, la vida es más fácil.

Ante todo Snerg es desconfiado. Normal, por otra parte, porque ha traicionado a tanta gente que es ya incapaz de recordar todo nombre de aquellos agraviados. Es por ello que su instinto de supervivencia lo ha tornado paranoide en exceso y es difícil cogerlo con la guardia baja.

Snerg también es un vividor dentro de sus posibilidades. Cree que las hembras de los Urja son mucho más atractivas que cualquier otra hembra kobold de Eirea, y que el riesgo de aparearse con ellas siempre merece la pena. Pero claro, es algo que no suele gustar mucho a los Urja… sólo a ellas, y a veces ni eso.

Cuando vivía en el Gorb, Snerg aprendió a construir o reparar con sus manos las cavernas y hacerlas de alguna forma acogedoras. A veces, encontraba pequeños resquicios de su antiguo esplendor, y trataba de decorar las madrigueras comunales con un estilo particular, especialmente con pintadas. Sueña con reestablecer la magnificencia de la zona, quizá creando un nuevo clan o familia con la cual asentarse allí y llamarse de a iguales con los Urja.

Para Snerg ser un ladrón es una continua carrera por la supervivencia, pero también es el riesgo el que le motiva a hacerlo de una forma ligeramente masoquista. Pretende dar un golpe maestro algún día, y ha fijado las arcas de la guardia nivrim de Anduar como su objetivo.

rogruk
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Historia para Delanna

Delanna nació en Ryniver, en el seno de la familia Zann. Su padre, afamado cónsul dendrita en Al-Qualanda, había retornado de asuntos diplomáticos del reino del desierto y se dedicaba al control de pasaportes y a organizar redadas en la villa contra los conspiradores del Culto del Lujo. De esa forma, Delanna Zann tuvo a su alcance desde su niñez todo lo que quiso, y su familia (de ascendencia noble) jamás tuvo problemas económicos.

Malcriada por una familia imperial que consentía a su hija única todos sus caprichos, la adolescencia de Delanna rompió con el ideal de familia dendrita de ensueño. Experimentando con las bayas de Cyr y otras drogas, pronto sus excesos se volvieron comunes, causando indignación y vergüenza en la Mansión de los Zann. Era bastante frecuente verla lanzando anillos de humo de marihuana en el pórtico de la misma, y frecuentando camellos por la zona, así como flipando o emborrachándose en las tabernas.

Pronto alguien tomó la decisión de internarla lejos de Ryniver, ya que la familia Zann no quería convertirse en el hazmerreír de Ryniver. Delanna fue enviada al Colegio de Bardos de Dendra, e internada en una dura disciplian a la que no estaba para nada acostumbrada. Fue adoctrinada en la fe de Seldar de una forma tan efectiva que al final se doblegó ante sus instructores. Terminada su estancia allí, se redimió de su pasado en la Catedral de Galador como novicia para purgar sus pecados.

Convertida ahora en una barda imperial, una agente al servicio de Dendra, se alistó en el ejército. Recibió el nombre en clave de Dmitra, y fue asignada a Ryniver en el ámbito del contraespionaje, como antaño hizo su padre. Este movimiento fue cruel por parte del Imperio, porque descubrió su casa reducida a cenizas en uno de los ataques. Nadie de su familia había sobrevivido. ¿Los causantes? El Culto del Lujo.

Delanna, al contrario que su progenitor, no se dedicó a atosigarlos con mano de hierro en noches de redadas continuas. En lugar de ello se infiltró: debido a su pasado drogadicto no le costó apenas esfuerzo establecer contacto y convencerlos de que ella era una activista más. Mientras tanto recababa la información y la enviaba a sus superiores. Finalmente tuvo éxito, y pudo desmantelar una de las células terroristas, ganándose el respeto del Ejército de Dendra.

Decidida a ascender como espía para Dendra, Delanna Zann se enfocó entonces en su carrera profesional, pidiendo más y más responsabilidades en Ryniver. El Imperio era reacio a concedérselas, pero Delanna trabajaba duro. Comenzó a acumular logros y éxitos, tanto como espía como barda (su tapadera), hasta llegar a un nivel de virtuosismo tal que fue reconocida por todo el Imperio de Dendra y se publicitó su figura como un ejemplo de nacionalismo dendrita antiterrorista y otras campañas de propaganda, cantando para la causa.

Delanna tiene un personalidad magnética, como la mayoría de bardos de Eirea, capaces de inspirar a los mortales con sus palabras. En su caso, no sobran tampoco los comentarios crueles de aquellos que no son afines, y siempre tiene una pulla escondida en la lengua esperando salir. Eso le ha supuesto numerosas tensiones y desencuentros con sus iguales, pero incluso con aquellos con los que mantiene una rivalidad personal tan fuerte son incapaces de discutirla a nivel profesional.

Una criatura apasionada y que se ha dejado llevar por los impulsos y las emociones a flor de piel en una vida tan violenta y oscura como lo hizo en su niñez es en realidad una mujer necesitada de cariño. Nunca ha tenido una mejor amiga, y rehúye de sus amantes para no aproximarse a ellos. Si no hubiera sido cantante, seguramente se hubiera convertido en monja (lo cual hubiera sido una lástima para todos aquellos deslumbrados por su fama). Si bien le divierte el coqueteo, no ha muestrado ningún interés romántico.

En cambio Delanna siempre ha mostrado un excesivo celo en la consecución de sus objetivos, llegando a sacrificar gran parte de su tiempo personal y de sus recursos en la causa, y despertando a partes iguales la admiración y el temor en sus compañeros. Dura cuando lo requiere, puede ser un puño de hierro o recurrir a tácticas sutiles. No le importa a quien tenga que pisar, no dudará en hacerlo si se interpone en su camino.

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Historia para Rhayla

Rhayla nació en Ryniver. Es, podría decirse, una ciudadana de Dendra, o al menos solía serlo. Había coqueteado demasiado con el Culto del Lujo y estaba muy descontenta con ello. Se había abstenido durante su juventud de participar en los innumerables ardides políticos debido a las continuas redadas en la villa. Dichas redadas había condenado al ostracismo o a la horca a varios de sus amigos y allegados, y también a la familia. Por eso Rhayla no quería inmiscuirse.

Rhayla tuvo la suerte de ser bendecida con el don de la magia, y cuando pudo marchó a estudiar a la Alta Torre de Hechicería de Dendra. Allí se decantó por la adivinación, una rama de la magia poco practicada, donde numerosos magos la entendían como algo menor en las artes arcanas, y la miraban como poco más que un bufón trilero en las calles de Keel. Nada más lejos de la realidad. Rhayla podía evitarlos si así deseaba, gracias a su arte… o encontrarlos.

Aquello la hizo muy peligrosa para Dendra a su vuelta a Ryniver. Ahora ella se implicó, una vez conocida la realidad de su sádico imperio. Coordinaba los esfuerzos del Culto del Lujo, y lo planificaba con cuidado. Durante algún tiempo ganaron mucho poder sin que las redadas llegaran realmente a nada, pero el imperio de Dendra tiene también sus propios recursos mágicos.

Fue engañada por alguien del colegio de bardos, una mujer de Ryniver que tocaba en la plaza y se acercó al Culto del Lujo. Era una agente de Dendra que tocaba el violín con habilidad. Sin duda estaba emparentada con la nobleza y a Rhayla le pareció apropiado ganar a su causa gente con dinero y poder, pero fue engañada. Si bien consiguió huir, la agente (desconoce su nombre, pero se presentó como Dmitra) la identificó y persiguió por la ciudad, los feudos cercanos y finalmente todo Dendra).

Pronto descubrió su identidad, aunque no su nombre. Era una suboficial del Ejército de Dendra, miembro menor de una Casa Real. Rhayla, convertida ahora en proscrita, clamaba por su venganza. La encontraría y la asesinaría de la forma más lenta y dolorosa posible por haberle arrebatado todo.

Sin embargo, la vida de proscrita renegada era muy solitaria, y se sentía lejos de casa a menudo, sin nadie a quien poder llamar familia. No se había asentado oficialmente en ningún sitio, pero estaba deseando hacerlo para poder volver. El problema de los bandidos y los proscritos es que a veces hay más puñales a la espalda que en la propia Dendra. Allí, por lo menos respetaban las alianzas, y a Rhayla no le agradaba demasiado el honor entre ladrones de la vida del renegado. Sus días se habían convertido en una carrera por sobrevivir y no podía fiarse de nadie… ¿o quizá sí? ¿Quizá debería tomar cartas en el asunto y reunir a su propia banda de renegados? Eran respuestas que sólo el tiempo aclararía.

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