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en respuesta a: Nuevo sistema de habilidades y hechizos por tiempo #352461
Hola. Queria dejar una sugerencia sobre evocadores.
Al adaptar todo a la nueva cola de comandos, y los sistemas de movimiento, es una clase que va a quedar bastante perjudicada, al menos para pk.
Los hechizos de área, que son su fuerte (explosión, ráfaga, tormenta ácida, bolas elementales…) será muy difícil colarlos si hay moverse dejan de formularlos… Los únicos que podrá utilizar con más o menos buena eficiencia, serán proyectiles, golpe rayo y cono de frío, aunque este último apenas tiene rango uno.
el hechizo de defenestrar tampoco tiene rango, y tampoco permite utilizarlo en movimiento, con lo que también perjudica en este sentido.
ahora mismo hay clases que no tienen tanto problema con este sistema, por ejemplo nigromantes, solo hay que ver como han aumentado últimamente, precisamente, porque es una clase beneficiada, pueden meter causarres en movimiento, utilizar pokes… con druidas, chamanes, seldares, eralies… pasa igual, la mayoría de sus hechizos pueden formularse de movimiento. No sé cuál puede ser la solución, porque sería fácil que se desbalance, pero quizás podría incrementarse alguna ventaja por tener la escuela evocación a mayor.
Por ejemplo, formularpero quizás podría incrementarse alguna ventaja por tener la escuela evocación a mayor. Por ejemplo, formular algún área en movimiento o hechizo de defenestrar.
aunque teniendo cuidado, no se lo incremente también a los bardos, nigros, o algunas clases que puedan quedar demasiado up.
cualquier cosa en la que pueda ayudar, contar conmigo. Un saludo
en respuesta a: Nuevo sistema de habilidades y hechizos por tiempo #352391El sigilar no se puede ni testear, pues ahora te sigila una room por turno. Parece que va con lag constante.
Y por otro lado, ahora un sigilata vs un clero queda anulado. Solo tiene que spamear buscar que tambien deberia consumir segundos para no spamear y cuando te encuentran formular retener y seguirte.
en respuesta a: Mi historia #338719Y así comenzó la historia que le conté, que es la misma historia que me ha traído hasta hoy:
Hola, soy Maltos Bleithkoss, el hijo pequeño de los señores Bleithkoss.
Podría contarte mil historias sobre mí, mis abuelos, mis padres o sobre mi hermano pero no tendría sentido comenzar una historia si no se hace desde un principio.
La familia Bleithkoss nació hace aproximadamente 3 generaciones, con el anciano Bleithkoss, mi abuelo, un aclamado incursor y la anciana Bleithkoss, mi abuela, una sacerdotisa entrenada en el arte de la chamanería.
Todo el pueblo de Grimoszk decía que la familia había sido tocada por Ozomatli, pues en las escamas de todos y cada uno de los componentes de los Bleithkoss había la marca de una gran huella de la garre del mismo, que nos acompañaba desde nuestro nacimiento.
El hecho que más nos distinguió, fue el hecho de que nunca hubo 2 personas parecidas en la familia, hasta que nací yo.
Mis abuelos, dieron a luz a tres hombres lagarto, uno que acabó como soldado del ejército negro, mi padre, otro que acabó siendo uno de los cazadores más solitarios e inteligentes de nuestro pueblo, mi tío y el otro… bueno, digamos que el otro no era miembro de nuestra familia, por capricho de Ozomatli.
El tercer hijo no llevaba la marca en su cuerpo y se notó.
Soñaba con ser bardo, uno de esos que cuando cantan a la vida espantan y así fue, en uno de sus ensayos con un instrumento de esos que llaman flauta, cuando se introdujo la boquilla en las fauces y fue a aspirar aire, se tragó el instrumento y murió por asfixia.
¿Sorprendente verdad? Pues no acaba aquí, cuando consiguieron extraerle la flauta de las fauces y el cadáver expulsó la sangre que había acumulado en la garganta cuando la flauta se le clavó, cayó al suelo y como por arte de magia, se formó en el suelo un gran dibujo sangriento de la garra de Ozomatli.
Mi padre, en sus duros entrenamientos en los pantanos, conoció a mi madre, una mujer hombre lagarto, cuya única compañera de combate era una cerbatana.
En una de tantas incursiones al reino de Takome, mi padre fue capturado por uno de los mandatarios de la ciudad.
El ejército lagarto había sido repelido y corrían en desbandada hacia los pantanos de nuevo pero mi madre consiguió agazaparse en el interior de la ciudad por donde pasarían llevando a su enamorado.
Cuando el mandatario pasó por la calle donde aguardaba mi madre, le sorprendió con una ráfaga de disparos de cerbatana por la espalda.
El mandatario giró y comenzó a sacar su arma, pero mi madre clavó un proyectil en el brazo del mismo y se le resbaló el arma, pero en la otra mano, ya brillaba un gran espadón.
El mandatario soltó las cadenas que aprisionaban a mi padre y fue a ir en busca de mi madre, cuando mi padre, consiguió enganchar sus pies con las cadenas antes de que se lanzara contra ella.
El mandatario cayó al suelo, mi padre se lanzó sobre él y le ahogó con las cadenas que ataban sus brazos.
Después de haberse liberado, ambos corrieron hacia los pantanos, perseguido por un grupo de hombres que gritaban como fieras y que sin duda, los matarían en caso de haberlos cogido.
Consiguieron refugiarse en las ruinas abandonadas de Grimoszk y cuando se sentaron a recuperar el aliento, mi madre se miró las manos y gritó alarmada.
En la palma de su mano derecha, había aparecido una gran garra.
Cuando mi padre lo vio, le contó lo que había pasado con su hermano, con sus padres y lo que todo el pueblo decía sobre eso.
Ahí comenzó la relación de la que soy fruto, pues Ozomatli, una vez más, lo había decidido así.
Esa noche, durmieron en esas ruinas, pues sabían que si salían de su escondite, podían ser cazados por sus perseguidores.
Y alejados de su pueblo, en unas ruinas abandonadas y a la luz de dos lunas llenas, se demostraron su amor, del que tiempo después nacería mi hermano, más conocido como Bleithkoss el bárbaro, también tocado por Ozomatli.
Años después, mi madre y mi padre, movimos por un instinto bastante irracional, aprovecharon un festejo del pueblo para escapar juntos de nuevo a aquellas ruinas abandonadas, las lunas volvían a lucir llenas y haciendo caso a sus impulsos sexuales, acabó produciéndose mi nacimiento.
También fui tocado por Ozomatli, de ahí mi fe ciega a nuestro Dios y bueno, como dije antes, soy el segundo chaman de nuestra familia, aunque sí que es cierto que me caracterizo en algo.
Tras haberme entrenado desde pequeño con mi padre, con mi abuela y mi tío, pude reunir las fuerzas de los 3 en mi interior.
Es cierto que soy más débil que ellos, pero puedo adoptar la forma que más me convenga en el momento que más preciso considere.
Así llegué a ser lo que soy hoy y esta historia no acaba aquí, esta historia continúa en cada uno de los días que mis ojos ven nacer.en respuesta a: Hermanos contra goblins #337503Maltos susurró en voz baja y acarició su anillo de la oscuridad
Agitó de nuevo su medallón y dejó que el espíritu de un soldado, se introdujese en su cuerpo,
Empuñó 2 de sus mejores armas y esperó en silencio a que la criatura se pusiese donde él deseaba.
Esperó durante unos segundos y vio como el goblin caminaba despacio, examinando pisadas, plantas pisoteadas, marcas en la tierra, que pudiesen indicarle donde se había escondido el asesino de su camarada.
Pasito a pasito, el goblin fue aproximándose al pie del árbol donde Maltos estaba oculto, pero Maltos permanecía quieto tratando de no hacer ningún ruido, aguantando incluso la respiración.
Al fin el goblin se detuvo al pie del árbol y examinó el suelo en las cercanías del mismo. Encontró un trozo de corteza del árbol, lo recogió y lo miró con atención, Maltos leyó su pensamiento y supuso que el goblin estaba empezando a comprender que ese trozo de corteza solo podía haber sido arrancado por unas botas trepando aquel árbol.
Un susurro de hojas sonó y cuando el goblin alzaba la vista, no vio la masa oscura que sin esperarlo, iba hacia él a toda velocidad, la criatura trató de reaccionar, movió el cuerpo hacia atrás para evitar el impacto de aquella mole, que blandiendo 2 grandes garrotes, le cayó encima.
Se giró pero solo pudo evitar parte del golpe. El golpe le acertó en una de las piernas, partiéndosela a la altura de la rodilla. El goblin cayó boca abajo, mientras se echaba ambas manos a la pierna partida, gritaba en pánico. Maltos pasó uno de sus brazos por delante de su cuello para sostener a la criatura inmovilizada, a la vez que le introducía uno de los extremos de uno de sus garrotes en la boca para que guardase silencio. Mantuvo esa posición durante unos segundos, a la vez que pensaba que hacer con aquella criatura.
De un fuerte tirón del cuello y forzándole con el garrote, obligó que el goblin se pusiese en pie. La criatura se levantó a duras penas, entreteniéndose en quejarse y tratar de parecer dócil y lastimero, a la vez que sacaba un pequeño puñal de su cinturón. Maltos, al ver el brillo del filo del puñal, dirigiéndose hacia su rostro, impulsó su cuerpo hacia atrás bruscamente, dando medio giro. Aprovechando la inercia del giro, golpeó con la cola la pierna sana del goblin, haciendo que cayese al suelo de nuevo. Maltos levantó su garrote por encima de la cabeza y se dispuso a aplastar el cráneo de aquel individuo. Pero se percató de que alguien los estaba observando y buscó con la mirada hasta que reparó en aquel brillo azul sobre su cabeza. Das’shuz sonreía mientras pasaba aquella lengua viperina por sus labios, anticipando el bocado que iba a probar.
Maltos saltó hacia atrás, cuando vio que Das’shuz se descolgaba del árbol y se abalanzaba sobre ellos. La nueva criatura, cayó sobre el goblin con la fuerza de un huracán, hincando su espada azul en el estómago de aquel pobre desgraciado. Mientras Das’shuz abría sus fauces y comenzaba a engullir grandes trozos de carne del cuerpo ya sin vida de aquel goblin, Maltos optó por alejarse con toda cautela al principio y cuando ya estaba a unos metros, echó a correr hacia los pantanos. -
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