Inicio Foros Historias y gestas Amanecer Sangriento en Grimoszk

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    • weedz
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      La luna brillaba en el oscuro cielo sobre Grimoszk, último Bastión de los hombres-lagarto, cuando un ejército de orcos, liderado por el feroz Drakthar, se acercaba. La Fortaleza Negra había escupido a sus más crueles criaturas como una marea que avanzaba sin piedad por los pantanos dejando a su paso un reguero de cadáveres y desolación.

       

      Los hombres-lagarto, valientes guerreros de piel escamosa, se alinearon en las murallas de Grimoszk, preparándose para la inminente batalla. La defensa estaba comandada por el poderoso general Greszhx, afamado y reconocido incursor del pantano.

       

      Un silencio cargado de tensión se rompió en el momento que los orcos comenzaron a desplegar sus armas de asedio. Grandes catapultas crujieron mientras lanzaban rocas ardientes hacia la ciudad. Los hombres-lagarto respondieron con flechas envenenadas, tiñendo el aire con letalidad.

       

      Los arietes de hierro negro y revestidos de la más resistente madera proveniente del Bosque Baldío se estrellaron contra las puertas de Grimoszk, haciendo temblar sus muros. El fragor de la batalla invadió el aire mientras los orcos escalaban las murallas, aniquilando a los defensores con determinación a la vez que emitían bramidos en nombre de su dios Gurthang, señor de la guerra. Las hachas y las espadas chocaron en un torbellino de acero, sangre y escamas.

       

      Drakthar avanzaba, imparable, con su ejército indomable mientras la luna se teñía cada vez de un color más oscuro.

       

      Las flechas de los hombres-lagarto llovían desde las torres de la ciudad, perforando la carne de los orcos. Gritos de dolor se mezclaban con los rugidos de estas criaturas y los aullidos de los hombres-lagarto. Las catapultas orcas atronaron de nuevo, y las enormes piedras incandescentes prendieron fuego a los techos de las casas, enviando columnas de humo negro y fervientes llamas al cielo nocturno.

       

      La lucha se convirtió en un caos sangriento. Los hombres-lagarto resistían con valentía, sus lanzas formaban una muralla de escamas y acero, pero la ferocidad de los orcos era abrumadora. Las flechas y las afiladas lanzas de los hombres-lagarto se clavaban en la carne de los invasores, pero los orcos avanzaban implacables hacia su destino final.

       

      En mitad de la batalla, Drakthar, se encontró cara a cara con Greszhx, general de los hombres-lagarto y con un rugido de desafío se abalanzó sobre él en un combate brutal. Sus puños y garras chocaron en un duelo que sacudió los cimientos de Grimoszk. La sangre brotaba de las heridas, y los dos líderes luchaban con una ferocidad que dejó atónitos a quienes lo contemplaron. Finalmente, con un golpe certero de sus hirientes garras, Drakthar derribó a su oponente, y con sus propias manos le arrancó el corazón de su escamoso pecho.

       

      La derrota de su general debilitó la moral de los hombres-lagarto mientras que los orcos, al ver esto, redoblaron su ferocidad y las puertas de Grimoszk finalmente cedieron. Los invasores irrumpieron en la ciudad, arrasando con todo a su paso. Las calles resonaron con el choque de acero y los rugidos de victoria de los orcos.

       

      La batalla había terminado, y los orcos se alzaron victoriosos sobre los hombres-lagarto, dejando un rastro de destrucción a su paso. Grimoszk había caído en manos de los invasores, y Drakthar, el feroz líder de los orcos, se alzó triunfante, su figura bañada en sangre y aun sosteniendo el corazón de su rival en sus manos propiciaba una imagen dantesca. El cielo nocturno se iluminó con las llamas de la ciudad casi en ruinas, y el aullido del viento llevó el eco de la victoria de Gurthang sobre Ozomatli por toda Eirea.

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