Aventuras finales de una paladina VOL III

Era un 3 de Rutsel al amanecer. La figura achacosa de la Comisaria se dirigía a una audiencia con la Reina Priis para presentar los nuevos proyectos de Ley. En su mano, los pergaminos cuya tinta aun no se había secado del todo y en su cabeza una preocupación creciente la llevaba a hablar sola.

-No me lo puedo creer, el maldito orgullo enano y su desfachatez. ¡Mira que declarar non-grato a los mandatarios de Takome por el mero hecho de cumplir la Ley! Ya me gustaría saber que demonios harían ellos de estar los papeles invertidos. Dudo que cualquier infractor de sus leyes pueda saltárselas a la torera sin severas repercusiones, sin importar cuán joven o estúpido sea el susodicho. ¿Y tener el cuajo de llamarlo afrenta? Increíble. Y para estulticia la de Darín, ¿en qué estará pensando permitiendo todo esto? ¿Acaso pretende deteriorar las relaciones diplomáticas que tanto han costado alcanzar entre nuestros reinos? Con las heridas aún frescas en la memoria del último conflicto entre seguidores de Eralie.

Ensimismada en sus pensamientos fue llegando por la avenida de Moisés hasta el castillo. Flanqueada por murallas alcanzó la puerta del Alcázar Real sin pararse a escuchar el piar de los ruiseñores sobre las mismas. Entrando en el edificio se encontró de frente con el cruzado y los guardias reales encargados de organizar las audiencias e impedir el desorden que se formaría esperando turno para hablar con la monarca. La reconocieron de inmediato. No había solicitado una cita, pero a estas horas de la mañana no había nadie esperando para entrar y la dejaron acceder de inmediato, cuadrándose a su paso. Caminando hacia el trono en la sala de recepciones miró a su alrededor. Las altas columnas con su ostentosa ornamentación ya no la emocionaban después de tantos años pasándolas de largo, pero sí agradeció que cesara el claqueteo de sus botas de guerra sobre el pavimento al pisar la suntuosa alfombra roja que conducía hasta el final de la estancia.

Reina Priis de Takome dice: ¿Cuál será mi próxima audiencia?

-Buenos días, mi reina.- dijo arrodillándose no sin esfuerzo.- Traigo las nuevas leyes solicitadas por la Cruzado Supremo Yrlin, si me…

Reina Priis de Takome dice: El pueblo aún no confía en mí, pero no les culpo. La muerte de Elder fue un duro golpe para todos. Prometo no defraudarles y seguir la sombra de nuestro gran rey.

-Eralie lo guarde en su gloria.- dijo santiguándose.- Pero déles tiempo, pronto verán lo mag…

Reina Priis de Takome dice: Yo también fui gobernada por Elder. Yo también lo echo de menos. El pueblo se cree que nada tengo en común con ellos, pero mi empatía con su dolor por la muerte de Elder es un gran lazo.

-Esto… en efecto, todos lo echamos de menos, pero mi Reina, yo venía a mostrarl…

Reina Priis de Takome dice: Reconstruiré la esperanza de este pueblo. No defraudaré al pueblo de Takome.

-Me alegra oir eso, creo que su propósito es firme, y si hay algo que pueda hacer…

Reina Priis de Takome dice: Ya que lo mencionas, comisaria, diría que sí, hay algo.

-Ya veo. Sólo tiene que decirlo, y considérelo hecho, mi reina.- dijo alzándose súbitamente y colocando un puño sobre el pecho.

Reina Priis de Takome dice: Aún no hemos sido capaces de ajusticiar la crueldad del asesino de Elder. Tampoco hemos sido capaces de encontrarle, la única pista que teníamos se reducía a monedas de Jinny, fruto sin duda de algún soborno que el cauteloso asesino tuvo que realizar para entrar en el salón del trono tan fácilmente. Además, la diadema de Elder se ha perdido con su cabeza y, con ello, muchas de nuestras tradiciones.

-No diga más, removeré cielo y tierra hasta dar con el asesino y vengar la muerte de nuestro monarca. Con su permiso.- Unas últimas palabras de la reina resonarían en su cabeza a lo largo de la empresa:

Reina Priis de Takome dice: No olvides traerme la diadema como prueba.

Abandonó el alcázar con una mezcla de emociones. Estaba preocupada por la reina y su situación de impopularidad con el pueblo, sobrecogida por la responsabilidad que se le había conferido y a fin de cuentas, tan emocionada ante la perspectiva de una nueva aventura que se había olvidado por completo de entregar los borradores que había ido a llevar ante la reina. Serían cosas de la edad.