Breve Historia. Drakar Baelzhemon

Drakar Baelzhemon

Criado en el seno de una familia noble, Drakar había sido entrenado, y consentido, en el noble arte de la caballería por su propio padre, Duzltul, un formidable guerrero miembro de la Inquisición de Seldar.

Desde bien pequeño, Drakar, demostró una fiereza en combate inusual en resto de sus familiares con los cuales compartía entrenamiento. Destacaba entre estos Abdel, su hermano menor, con el que apenas se llevaba un año y con el cual pasó la mayor parte de su infancia y adolescencia. La relación entre los hermanos era buena, realmente buena, y disfrutaban de la compañía del otro tanto en el día a día como en los duros entrenamientos a los que eran sometidos. Una vez hubieron alcanzado la edad adecuada, su severo padre los “entrego” a la Inquisición de Seldar para que pudieran completar el adiestramiento necesario para formar parte de dicha organización y ser respetados en esta. Dichas prácticas no solo se centraban en el combate o el aprendizaje en diversas áreas de estudio, la Inquisición moldeaba a sus jóvenes advenedizos para que perdieran toda la animadversión que estos pudieran tener a la violencia, la tortura o cualquier otro método para obtener sus fines. Los hermanos fueron separados durante varios años, entrenados por maestres diferentes y solo viéndose en los grandes comedores en los que la Inquisición alimentaba a sus reclutas.

Una vez alcanzaron el título oficial de Inquisidores, ambos partieron a la fortaleza de D’hara para mejorar sus dotes en el noble arte de la caballería. Perfeccionaron sus dones con la espada, la lanza y el escudo, diestros en la montura y, por encima de todo, a preservar los valores que la santa organización de Antipaladines de Seldar se dedicaba a impartir: Valor, Crueldad, Justicia, Intolerancia, Fé, Defensa, Honor y Nobleza.

Ambos alcanzaron sus metas, pero, en mucha mayor cuantía, Drakar fue superior.

Llegado el momento, con la muerte de su progenitor Duzltul, Drakar paso a ostentar el mando y patriarcado de su familia y, con él, sus deberes.

Largo tiempo desempeñó papeles fundamentales en las batallas que se sobrevinieron, portando orgulloso el emblema de su casa y el estandarte de Seldar allá donde fuera, llegando a ostentar un puesto importante dentro de la jerarquía de su organización, la sagrada Inquisición de Seldar.

Pasados varios años desempeñando cualquiera de las funciones que le solicitaran desde la cúpula de la organización, Drakar se relegó a un retiro espiritual que duró varias décadas, ensimismado en la oración, hasta que, debido a la voluntad de Seldar recibió de nuevo la llamada de su amada organización.