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      Mercado de Takome. Calle Este [e,|n|,o]. En la Posada.

      Ghyrd sostiene su jarra con una mano y apoya su cabeza en la mesa de madera de roble. Completamente ebrio tiene la mirada perdida en el infinito. Con la nariz roja como una piel de oso sangrante, solamente mueve su muñeca para beber.

      Ghyrd: Eh…. Otra…. Shervesha aquí…,

      El posadero limpia un vaso con un paño y lo mira de forma desconfiada.

      Ghyrd: ¿MI Dhinsero no esh bueno o té pasa algo?!

      Ghyrd arroja violentamente unas monedas que impactan sobre la pared y caen al suelo. El tabernero, por miedo, llena una jarra y se la acerca a la mesa.

      La posada está medio vacía y algunos clientes se levantan, dejándola en peor situación.

      Al poco rato aparecen un guardia de Takome por la puerta, apoya su espada contra la pared y se situa en una mesa cerca de Ghyrd. No le quita el ojo de encima.

      Guardia: Creo que debería lagarse enano, ya va lo suficiente ebrio.

      Ghyrd: Ah ashi? Que vas a hasher… echarme, como hicisteish con Aeshiria? Por un asquerosho lagarto?

      Ghyrd se gira hacia la pared más cercana y intenta agarrar su hacha. Sin embargo, esta se desdibuja triplicándose por el efecto del alcohol y no atina a hacerlo. Luego se gira y arroja su jarra contra el guardia, empapándolo de cerveza.

      Ghyrd: Esho hará que tu edor a corrupto se vaya… uelesh a estiercol, me dan ganash de vomitar!

      El guardia, ante la mirada de la clientela atónita (situación complicada), agarra su espada, la desenvaina y dice.. “Alto en nombre de la ley o habrá violencia”. Le tiembla el pulso.

      Ghyrd se incorpora y con la mirada furiosa como la de un dragón empuja la mesa a un lado. Luego arremete ferozmente contra guardia al grito de guerra y le propina un tremendo puñetazo en la base de la mandíbula. El Guardia cae al suelo desmayado.

      Ghyrd escupe y dice: No she amenaza a un enano con un arma, idiotah.

      Ghyrd mira a su alrededor, ve a la clientela atónita, inmóvil. Lo miran con mirada temerosa. Sabe que ha llegado demasiado lejos aquella situación.

      Ghyrd: ¿¡Y vosotros que miraish?!…

      Nadie responde.

      Ghyrd ahuyenta unas moscas imaginarias y sale de la posada maldiciendo a Eralie y maldiciendo Takome y sus leyes.

      En la entrada se gira y dice a los pocos clientes que aún no han salido de aquel lugar:

      Ya le podeish decir a vuestro …. Como era… Mandamásh! Que si tiene el valor de echar a enanosh de takome y aceptar azules… que venga a echarme a mi personalmente!

      Ghyrd escupe al suelo y se marcha tambaleándose, repitiendo para sus adentros la frase…

      “ashco de ciudad… aquí entra ya cal…cualquiera”. Cualquiera….

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