La figura de este humano destaca por su corta estatura. Su cuerpo, que apenas levanta un metro y medio del suelo, es delgado pero bien formado, con unos músculos pequeños pero firmes y redondeados. Su piel posee un tono increíblemente pálido, como si no hubiera sangre corriendo por los capilares. Su cabello, rubio y lacio, cae sobre sus hombros cubriéndolos por completo, recorriendo su esvelto cuello, y coronando un rostro alargado de facciones angulosas. Sus finas cejas, que poseen el mismo tono platino que su pelo, enmarcan unos ojos grandes y de un azul intenso. En el resto de su semblante, no existe ni el más leve rastro de vello, ni en sus descarnadas mejillas ni alrededor de sus finos labios.