Inicio › Foros › Historias y gestas › Divagando.
-
AutorRespuestas
-
-
El sonido de la rama partiéndose me despertó.
El zorro me miraba curiosamente, atraído por la luz del orbe que permanecía a mi lado, ahora iluminado con ese rojo carmesí, tan misterioso, otras veces oscuro como la noche, pero siempre flotando a mi alrededor, aún puedo observar las viejas marcas que aparecen, demasiado tenues, no me interesan, es aquel nombre escrito del otro lado… «Siempre contigo, siempre de ti» – Kithara.
No puedo recordar nada aún, lo primero que vi al despertar aquella noche fue la cara de ese ser de piel algo oscura, mirándome asombrado, asustado, no podía articular palabra alguna, luego, ese relámpago que salió de la nada e hizo que todo su ser se sacudiera de dolor provocando que saliera corriendo. Aún me estremezco al recordar el sonido que en aquel momento me impactó…
El viejo Durthan, vaya si es poderoso, logró que pudiera hablar en un par de días y comenzara a entender todo lo básico, me explicó que había sentido una gran concentración de energía durante la noche, un tipo de energía perniciosa, oscura, y que al llegar vió al semi-drow terminando un cántico sobre mí, pero que la energía a mi alrededor estaba dañada, y estaba a punto de clavarme una daga, ahora entiendo porque encontré eso a mi lado, aún la guardo.
Me miraba con cara de enfado, me decía que no debería estar aquí; no comprendo porqué; que mi espíritu había dejado de estar en este plano material y se encontraba ya en el limbo, descansando. Tiene razón, desde que desperté no me había sentido bien, como si este cuerpo perteneciera a otra persona, poco a poco me he ido acostumbrando a el , y por alguna razón, los tatuajes han vuelto a aparecer.
A pesar de su enfado, Durthan me hizo saber que reconocía mi espíritu, me contó de mis años de joven en los cuales me conoció, de aquella ocasión en la que logré llamar a la Avatar Suprema de los Bosques, Singla, a la cual no pude controlar y terminó destruyendo parte de la cabaña y aquel enorme árbol junto a ella y que aún puede observarse como quedó, medio partido, pero vivo; esas son las marcas visibles de mi paso por el gremio, en el cual no estuve durante mucho tiempo, pues había vivido fuera del mismo durante más de 100 años, de los cuales supo muy poco de mí, no me dijo nada más, no creo que lo haga, por más que se lo pida, dice, que no tiene más caso hablar de ello, ahora.
La gente de la cabaña, los cazadores, esas personas que están vestidas de manera extraña y llevan esos banjos y panderetas, el tabernero, todos ellos, me llaman Balmung, quizás…, ¿quizás me confunden con aquella otra persona?, con ese otro ser que era mi cuerpo; los Ents y las dríades me llaman Shannan y al pasar me reverencian, todo es muy extraño, todo es tan irreal.
Piedras, tierra y bosque en ese círculo enorme, de rituales y de rezos, en el que se encuentran los Ents enormes, donde bailan esos druidas y donde descansan las dríades me han ayudado a sacar esta magia que sentía dormida, como si ya la hubiera practicado de manera natural, tan natural como las hojas del bosque que ahora he aprendido a que me defiendan, o que quizás, ya lo hacían antes, y que ahora, han vuelto a mí.
Lo que más me intriga es la capacidad que tiene mi cuerpo de transformarse en varios animales, los otros druidas que lo practican se quedan asombrados de la manera tan sencilla que lo hago, pero, no está en mi espíritu esta capacidad, está en mi cuerpo, creo que, el que conocía como hacer eso, era Balmung, lo creo por los tatuajes que aparecen y se alinean perfectamente unos con otros cuando cambio de forma, ahora, creo, que somos uno, lo sé, si no, como es que salí de esa cueva, caminando, como si fuera guiado y llegué sin notarlo a ese Bloque de Piedra, lleno de sangre por todos lados, pero con ese poder tan ominoso y tan primitivo, no lo entiendo, al menos, me siento muy cómodo ahí cuando me duermo como pantera.
Y es en las noches cuando estoy ahí que despierto y quiero ver a ese ser de piel oscura, a ese semi-drow, aprieto su daga fuertemente, tratando de recordar más, pero no lo logro, mi mente se pone en blanco, necesito respuestas, respuestas que no encontraré aquí, y que Durthan tampoco me dirá. Tengo que devolverle su daga, quizás esta vez, no correrá, tengo que saber que ocurrió esa noche y que es lo que quería de mí, porque estoy aquí, aunque tenga que obligarlo a que me haga recordar mi pasado. Tengo que encontrarlo.
Pero… no es nada de eso lo que me mantiene despierto, no es eso lo que me incomoda, es… este orbe luminoso y el nombre que tiene escrito, como es que llegó a mi esta pequeña esfera, que gira a ratos velozmente y a veces solamente permanece inmóvil, flotando al lado de mis tatuajes, tratando de decirme algo, tan pasiva, como si tuviera conciencia propia, y que solamente ilumina ese nombre, en ese tono anaranjado que resalta levemente, y el leerlo y pronunciarlo me hace sonreír, me hace sentir alegría, una nostalgia de felicidad, de paz.
Tengo que buscarla, encontrarla, descubrir cuál es mi pasado con ella.
Es el bosque mismo el que me dice que vaya, que la encuentre.
Esta ambivalencia por los dioses, Eralie y Ralder, quienes sé que ambos me dan parte de su poder en cierta manera, y que a la vez podrían dejarme sin ellos de nuevo, me deja ser tan pasivo como tan irascible en los momentos más sencillos o más críticos, aún no la entiendo, dominarla es difícil, la gente que se ha acercado a mí tiene la percepción errónea de quién soy, ya sea que crean que soy un ser tranquilo o totalmente arrogante… vaya, me pregunto que diría ella.
Mi curiosidad hacia esos seres de piel oscura a veces es odio, los he visto merodeando por los bosques, quisiera poder tomar mi venganza o agradecimiento contra uno de ellos, quizás agradecimiento por traerme de vuelta a este plano material, quizás una venganza por dejarme así, sin mis recuerdos, en este estado de clausura, es difícil que me mantenga tranquilo cuando detecto a uno por las cercanías del claro.
A veces agradezco esta furia en la que puedo entrar, me ha permitido defender el bosque de los ataques, no porque tenga que defenderlo, sino porque, quizás, encontraré tranquilidad al acabar con ellos, supongo, que es cosa de Balmung.
Con lo que Ruthrer, el sacerdote que suele visitar el claro me enseñó, puedo tranquilizarme y pasar el tiempo; recoger las plantas del suelo y examinarlas en verdad se convierte en todo un pasatiempo, en algo que suele relajarme, y más, recorriendo los bosques montado en Singla, eso suele ser reconfortante; mejor es cuando la madre tierra responde a mi llamado cuando los recorro, reconociéndome al menos como parte de ella.
Con esa misma naturaleza que he podido volver a sentir, tendré que de alguna manera hacer que Durthan me enseñe el secreto de su más preciado ritual, el de la explosión, logré sin problemas utilizar los demás, recordarlos casi, pero es ese ritual que solo ha mencionado un par de veces el que me tiene intrigado, el que dice, que solo ha sido utilizado por él y otro ser…
El orbe brilla de nuevo.
Aunque estoy acostumbrado a su presencia y luz necesito saber de donde obtuve o como llego a mí esta pequeña esfera, su magia es realmente poderosa, no distingo de que tipo sea, solo sé como almacenar mis energías en el y como recuperarlas, tendré que salir aún más tiempo del claro y comenzar a investigar cuando ocurrió esto y quién me acompañó, si es que, realmente alguien estuvo ahí.
Estoy seguro que en esos viajes encontraré al semi-drow, a ese ser, que ahora aparece en mis sueños, el cual no puedo olvidar su mirada, lo obligaré, lo perseguiré, haré que revele más de mi pasado, alguna pista.
Algo, algo que me lleve a saber más de lo que ocurrió, tengo que saber…
Y… quiero encontrarla, quiero conocerla, quiero que sepa que existo, quiero que me reconozca de alguna manera, quiero que recuerde su pasado, quiero que me haga recordar los días con ella…
«Siempre contigo, siempre de ti» – Kithara
Vaya, el zorro se ha quedado dormido, creo que he divagado demasiado, pensaba hacerme con su piel, se ve tan suave, pero, mejor le dejo algunas bayas…
- Este debate fue modificado hace 4 years, 8 months por Shannan. Razón: Edición
Adjuntos:
-
-
AutorRespuestas
- Debes estar registrado para responder a este debate.