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Inicio › Foros › Historias y gestas › El abandono de la congregación rúnica
Rinyah caminaba con pasos rápidos hacia las lindes noreste del extenso bosque de Orgoth. En su interior, se enfurecía porque los rúnicos estableciesen allí su sede principal, en vez de hacerlo en las magestuosas torres astrales de Cyr.
Lo tenía bien decidido, iba a abandonar la orden de la Congregación rúnica, no soportaba verse allí con elfos y humanos Takomitas. Antetodo, era un fiel adepto de Velian, y compartir palabras con esos rúnicos de poca monta era indigno de su diosa.
Lo tenía bien decidido. Iba a entrar e iba a abandonar de una vez por todas la congregación. Se uniría al ejército de Dendra, donde cualquier orgo era bienvenido, y por fin podría complacer a Velian, vertiendo millares de litros de sangre élfica. Tocó por reflejo la runa, y en el acto se encontró dentro de la sede.
Caminó con arrogancia, ya que era el consejero, el actual cronista de las estrellas de la congregación. Caminó hasta el anciano que presidía siempre el salón central, y con altivez, le dijo todo lo que pensaba de esta ridícula orden y de sus absurdas leyes. Acto seguido, abdicó de su cargo de cronista de las estrellas y escupiendo al suelo, abandonó de una vez por todas la Congregación Rúnica.
Con el cuerpo ligero, abandonó el bosque de Orgoth. Esperaba volver algún día y reducir todo el bosque a cenizas. Pero aún no era la hora de incinerar dicho bosque. Primero, el ejército de Dendra se congratularía del reclutamiento de un nuevo miembro, que catalputaría el poder de dicha fuerza militar a límites antes insospechados.