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AnónimoInactivo11 febrero, 2021 a las 11:10Número de entradas: 175
Ghyrduana se pone su armadura completa de Mithril. Los rayos centelleantes de tal artilugio bendito por la gracia de Eralie se reflejan en las paredes de mármol de la catedral. Luego, se ajusta sus guanteletes, sus botas metálicas punzantes y sus anillos, cada cual con una letra grabada en oro. Al leerlos en sus puños, en el orden correcto, pone: MEJOR (en su mano derecha), PEOR (en su mano izquierda). Acomoda sus trenzas tras su corona del Bien, comprueba su mochila y se dirige hacia Aldara con paso firme.
Cuando llega a la ciudad, saluda a los guardias y se adentra hasta el mercado. Pasa sin echar un solo vistazo a ningún tenderete, como poseía por algún macabro hechizo de dominación. Llega hasta una senda que se dirige hacia el punto más alto, el Faro.
A medio camino saca su arpeo. Lo sospesa, lo comprueba…. Ojea hacia el acantilado…, comprueba el arpeo… y lo guarda. Salta hacia el vacío sin pensárselo dos veces.
El estruendo al chocar contra una caverna oculta resuena por toda la bóveda. Parece haber sufrido ligeros daños, nada que con un hechizo de curación no se solvente. Luego, avanza hacia el interior…
Cada paso en el suelo resuena en la bóveda. Los charcos que pisa y el tintineo de las gotas de agua en las estalactitas son el único testigo allí. Ojos en la oscuridad observan a la extraña avanzar hacia aquel oscuro lugar.
Al cabo de un rato caminando, se detiene. Llega a una zona más amplia, donde observa a una extraña figura tras un enorme caldero. Aparenta ser algún tipo de hechicera humana y no parece tramar nada bueno…
Ghyrduana sostiene su Mazo del Exorcista firme, con ambas manos. Avanza hacia el lugar, saliendo de su escondite y allí exclama: ¡Eh, tú…! ¿Qué tr….?
Antes de que pueda finalizar su pregunta, la extraña figura observa con ojos saltones a Ghyrduana y empieza a formular un hechizo en algún lenguaje extraño. Ghyrduana, por su parte, le arroja una piedra desconcentrándola. La figura saca un cuchillo y intenta rajar a la enana, causándole ligeras heridas al cortarle una parte desprotegida de su armadura.
Ghyrduana, encabronada, arroja el martillo al suelo y hace sonar sus puños. Al poco, le lanza un tremendo puñetazo en toda la boca a la Bruja, viendo como sus dientes salen disparados cual palomitas en un trigal, tras el evento de las llamas.
La palabra “PEOR” queda grabada en su boca.
Con la mano intentando detener la hemorragia de su boca y completamente perpleja, la bruja se balancea, se apoya en un mostrador y sorprendida, se incorpora y empieza a formular un hechizo de nuevo. Para ese entonces, Ghyrduana ya ha obtenido lo que andaba buscando (algo de dentro del Caldero) y en señal de burla, lo muestra, y sale corriendo hacia fuera de la bóveda.
Al llegar a la entrada de la cueva arroja su arpeo y lo afianza, lo comprueba… y finalmente empieza a treparlo. Al poco, el arpeo sucumbe ante el peso y cae, dándose un buen golpe. Karma, exclama ella. Luego revisa el arpeo y lee: Fabricado por Aldamare. “No me extraña…. Murmura para sí misma”.
Arroja de nuevo un nuevo arpeo y esta vez sí, escala hasta la senda de nuevo. Allí se encuentra con Mirras, y le pregunta: Eh Ghyrduana, ¿De dónde vienes?
Ghyrduana: de hacer una misión … me dijeron que había una bruja y un caldero y… bueno, nada importante…
Mirras: ¿Ah, puedo ir a hacerla yo?
Ghyrduana mira hacia atrás, se gira y responde: Yo ahora mismo, ahora mismo…. Yo ahora mismo no iría. No es por nada eh, puedes ir, pero… Mal momento.
Sin decir más, Ghyrduana se dirige hacia Takome, dejando a Mirras con cara de preocupación.
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