Inicio Foros Historias y gestas El cambio de Lhandon

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      Allí estaba Lhandon, en la plaza de Anduar, junto a Temmins el bardo.

      Le ofreció una pandereta al cantautor humano, el cual la miró con cara de ingenuidad y le preguntó…

      ¿Para qué diantres quiero una pandereta?

      La respuesta de Lhandon fue firme: Lánzame un hechizo de cambio de sexo. Quiero ser mujer. Todo son ventajas túh, menos peso, más altura… poder usar tacones… y hacer dinero , ya verás.

      Temmins: Esto… que me dices, me deja bastante inquieto…

      Lhandon: No, pues no te quedes inquieto, muévete…

      … el silencio se hizo entre ambos, no se sabe exactamente si las palabras de Lhandon lo desubicaron, o la idea de convertirlo en hombre…

      Temmins empuñó la pandereta con sus manos. Resultaba ridículo pensar que un cantautor bailando y tocando la pandereta iba a hacer absolutamente nada más que espantar a las aves. Sin embargo, empezó a concentrar su magia en un hechizo…

      Temmins golpeó con fuerza y vigor su Pandereta, creando un redoble creciente que resonó en el entorno.

      Luego concentró toda su energía mágica para formular un hechizo sobre Lhandon.

      Temmins extendió sus manos hacia ella y empezó a irradiar una brillante niebla de energía azul que envolvió a ambos, oscureciendo todo lo demás. El aire comenzó a vibrar y a hacerse pesado cuando los golpes de Temmins sobre su Pandereta llegaron a su cénit.

      Temmins  cantó: ‘eros invorum’

      Súbitamente, Lhandon empezó a levitar a varios centímetros del suelo mientras su cuerpo sufría la dolorosa transformación del cambio de sexo. Sus alaridos de dolor se unieron al ensordecedor ruido de tendones desgarrándose y huesos dislocándose; su cuerpo se retorció en el aire, dejándole totalmente incapaz de controlar ni el más pequeño de sus músculos, los cuales se encontraron bajo una tensión que jamás conoció. Su masa corporal empezó a aumentar considerablemente, no siendo así en su cadera, que se volvió estrecha y basta.

      No hay lugar a dudas: ¡Se había transformado en ….. no se sabe!¡ El hechizo falló!

      Cayó al suelo inconsciente debido al shock.

      Luego, se levantó torpemente y se palpó a ella…. A él… mismo.

      Lhandon: ¡Ha funcionado, ha funcionado!… ¿no?

      Temmins: Sí, ¿qué esperabas, que no…?

      Lhandon estiró sus pantalones y miró bajo su cintura.

      Lhandon: Oye, pero… ¿porqué tan peludo? Me siento como un Yeti.

      Temmins: Pues no sé, a ver….

      Temmins se asomó para observar.

      Temmins: Vaya, pues parece que sí.

      Lhandon: Oye, ¿tienes maestría plena en percusión?

      Temmins: No, en cuerda sí, en percusión no…

      Lhandon: ¡Joder!,¿115 años y aún no dominas la percusión…?

      Temmins envainó sus armas y con una sonrisa de oreja a oreja.

      Hicieron parada en Anduar, donde se emborracharon como si fuera la última noche. Luego pararon a comer al día siguiente en Dendra y finalmente fueron a Takome.

      Taberna el borracho, Takome [fu,e,o]

      Es un lugar poco transcurrido, debido a su falta de visibilidad (no está en el camino), pero los clientes que la frecuentan son fieles. Pobremente decorada a pesar del dineral que dice ganar su dueño, ofrece lo justo y necesario: Una barra donde se sirven licores, mesas de madera de roble, una fogata y habitaciones en lo alto. Señoritas de distintas razas ocupan el lugar para hacer el trago más confortable para los viajeros.

      El portero miraba con su único ojo sano a los viajeros. Un humano de más de 2 metros de altura, de brazos cruzados y piel más negra que el carbón. Reconoció a Temmins al momento y abrió la puerta ambos viajeros.

      Ambos se sentaron en la barra. Al poco, dos sujetos se sentaron junto a nuestros viajeros y empezaron a darles conversa. Apareció un medio-orco con una cicatriz en la cara, parche en el ojo, nariz chafada… pero de cuerpo voluptuoso y cadera ancha.

      Medio-Orco: “Hola guapa WAARGH ME GUSTAN LAS MUJERES PELUDAS COMO Tú!

      Lhandon entendió rápidamente su error. Miró a Temmins y le dijo: ¿Los efectos son…. Reversibles?!

      Temmins no dijo nada.

      El Medio-Orco agarró a Lhandon y la arrastró.. o le arrastró, según se interprete, por la posada, hacia una habitación. Aquella noche Lhandon perdió algo más que su dignidad.

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      Segunda historia: Pescando pescando… y ¡Aldamare dando!

      Lhandon hizo un lazo con sumo cuidado en el cabo final de su hilo de pescar, uniendo tramo final con el anzuelo. Luego, clavó una lombriz en la punta con cuidado de no matarla. Es importante que el animal se mueva en el agua, dando esa sensación de viveza que atrae a los peces.

      Comprobó la altura del corcho y arrojó a unos cuantos metros éste. El hilo salió despedido y en un ¡plop! El corcho se posicionó verticalmente. El bardo plantó la caña con unos hierros y se tumbó a contemplar el cielo.

      Al paso de las horas y de muchas nubes surcando lentamente el cielo aparece Aldamare. Se saluda con Lhandon de la forma habitual entre ellos:

      Aldamare: Saludos humanoide de baja estatura y alta moral.

      Lhandon: Ehh…

      Aldamare saca su banjo y empieza a afinarlo de oído, tocando cuerda a cuerda.

      Aldamare: Sol… Sooool…., Dong…. DuooooOOOooong…

      Lhandon empieza a manifestar tics en un ojo a cada golpeo de cuerda.

      Aldamare: Me lo decía el tito Rhomdur, me lo decía Clanbardan….

      Aldamare: ¡Me lo decían tantas veces… que lo olvidaba muchas otras más!

      Aldamare: Trabaja Lhandon, que sin pescados, no comeráaas…

       Lhandon se incorpora y con cierto enfado y un dedo en la boca le hace: ¡SHHHHH! ¡Silencio! ¡Ahuyentas a los pescados!!!

      Aldamare enfunda su banjo y se queda cual estatua observando el lago.

      La calma vuelve al lugar.

      Al poco rato Aldamare se acerca a la orilla y formula el canto “espejismo” y 10 réplicas iguales aparecen a su alrededor, algunas proyectándose dentro del agua.

      Lhandon, sin quitarle ojo de encima, se incorpora y gruñe:

      “¿Pero ¿qué haces? ¡Tu imagen ahuyenta a los peces, estate quieto! ¡Ve a hacer eso a otro lado!”

      *Lhandon se aleja de la orilla y se sienta bien lejos.

      Pasados 2 minutos escasos, una piedra impacta en el agua,…. plop…

      Lhandon se levanta con los ojos inyectados en sangre y observa a Aldamare arrojar piedras al lago.

      Lhandon: ¡Pero TE QUIERES ESTAR QUIERO DIANTRES…. QUE NO VES QUE…!…

      En ese preciso momento la caña se dobla como si un tronco se hubiera clavado en el anzuelo. Lhandon se gira y observa un tremendo pez azul pesado estirando del hilo con fuerza, luchando por su vida.

      Lhandon: ¡mierda!

      Lhandon salta al agua, da unas brazadas y agarra al pez como a su almohada por las noches. Ambos pelean en el agua a vida o muerte, Lhandon dándole cabezazos y puñetazos, y el tremendo animal coletazos.

      Lhandon: ¡Pero qué haces …grgrgrll… ahí plantado… ayuda!

      Aldamare: Pero si me dijiste que no hiciera nada.

      Lhandon se hunde en el agua y cuando las piernas le alcanzan justito el fondo, se impulsa y coge bocanadas de aire. En una de esas: “Pero ayuda coñ….” Grgrgrll…

      Aldamare se queda meditando… de súbito saca su banjo y se dispone a interpretar la canción: La burocracia de Anduar.

      Aldamare: Escuchad la canción que voy a contar….

      Aldamare: Es la Burocracia de Anduar….

       Pocos segundos después los dos cuerpos, de Lhandon y del pez, aparecen boca arriba flotando en el agua, completamente dormidos…. Roncan como troncos abatidos por una ventisca y se mueven lentamente hacia la orilla……

      Aldamare enfunda su banjo y medita …. Coger el pez o… despertar a Lhandon… ¿qué querría él…?

      Aldamare le da una pequeña patada en la entrepierna a Lhandon: ¡Despierta!

      Este se despierta escupiendo un tremendo chorro de agua encima de Aldamare. Luego grita: ¡Ahhhhhhh!

      El pescado despierta, observa a Aldamare, a Lhandon… y se escabulle en lo más profundo del océano. No sin antes girarse, sonreír, y esfumarse definitivamente.

      Lhandon llora en la orilla, todo empapado, con las manos en la entrepierna, en posición fetal y lágrimas mezcladas con gotas de agua cayendo desde su pelo por las mejillas… hasta el suelo.

      Aldamare observa la situación y lentamente da unos pasos hacia atrás… luego, a cierta distancia, se gira y sale corriendo con saltitos élficos livianos.

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