el camino correcto?

Era seguir los susurros.
O seguir mi camino en ese bosque.
No se por que lo hice en verdad.
Pero decidí seguir el susurro.
Esa sombra estaba de nuevo.
La herida era ella ahora.
Venas amoratadas, con algunas gotas de veneno.
Arañazos, picaduras.
Y en su brazo izquierdo el aguijón de una letal viuda.
Intenté quitarle el aguijón con cuidado, pero solo logré arrancarle un grito de dolor que hizo eco en todo el bosque.
No iba a poder quitarle eso si no se paraba de mover…
Le apliqué una pequeña planta que durmió su brazo, y le coloqué una planta color ópalo en sus labios para que logre morderla.
Tras asegurarme que su brazo estaba dormido intenté quitar el aguijón lentamente, mientras ella susurraba palabras casi entendibles.
Pero yo solo entendía una cosa, no quería desmayarse.
Logré extraer el aguijón, y vendé su brazo para que la sangre no atraiga visitas no deseadas.
Le di pequeños golpecitos para despertar su brazo y hacer que lo mueva.
Mientras aplicaba diferentes plantas en sus picaduras, Y en sus arañazos.
Por suerte el veneno ya no hacía efecto, y la fiebre bajaba, los intensos pinchazos cesaron, y ella se notaba más calmada.
Llamé a Urugoth, y la puse sobre el mientras me seguía hacia las afueras del bosque.
Al salir me dirigí a Galador, las plantas no iban hacer efecto por mucho tiempo.
Y si o si tenía que ser curada por hermillo.
Al entrar a la ciudadela todos me miraban extrañados, si ya era raro verme por esos lugares.
Más raro era que me vean con alguien desmayado.
La llevé a Hermillo, y el con algunos hechizos de curación logró neutralizar el pequeño veneno que seguía en sus venas, y sanar sus heridas.
Urugoth le había tomado cariño al parecer, no la quería soltar.
Pero creo que iba a ser la primera vez para los 2 que iban a estar en una habitación.
Di algunas monedas a el tabernero para que la deje dormir aunque sea un poco.
Me quedé al lado de ella y no paraba de moverse.
Me recordaba a mi.
Al parecer las pesadillas la atacaban.
Decía nombres.
Insultos.
Todo eso con una voz casi susurrando.
El sol la había despertado, tras propinarme una patada que aún la siento, preguntó entre gritos: quien eres tu!.
Donde me tienes!.
La calmé y me miró con mas detenimiento.
o… lo siento, gracias por salvarme la vida. Dijo con una sonrisa que se escapaba de sus labios.
La miré, y tampoco pude contener por mucho tiempo una sonrisa que no se veía hace mucho tiempo.
Soy Eyrhien le dije mientras acariciaba a Urugoth.
Ella parecía volver a ser ella, y entre susurros dijo: un gusto Eyrhien…
Yo soy… no importa quien soy,tengo que irme.
No se que pasó luego.
Pero como un susurro que se lleva el viento se fue.
Pero por algo el destino nos hizo salvarnos el uno al otro.