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Capítulo I – La reunión
En una noche iluminada, donde Argan estaba completamente llena y resplandecía con fuerza, un enano y su escolta recorren el camino empedrado de las cercanías del Bastión del Bien de manera apresurada.
Al llegar a las puertas de la ciudad, los guardias se cuadran al ver al enano y lo dejan pasar respetuosamente.
Una reunión ha sido convocada en la Santa Cruzada, donde representantes de varias ciudades han acudido a la llamada de los cuervos.
Dices en adurn: Saludos, maese Driden, protector de la naturaleza, y sabio entre los sabios, parece que es usted el primero en llegar.
Bomblir se agacha haciendo una reverencia solemne a Driden..
Driden pregunta con voz sobrenatural: Saludos Senescal Bomblir, hace tiempo que no tenía el placer de encontrarme con usted, desde que era un crío creo recordar.
A la lejanía, cruzando la Avenida de Moisés, un enano montado en una especie de escarabajo gigante se aproxima al lugar del concilio.
Throil se limpia el sudor de la frente a la vez que desmonta del bicho.
Throil dice: espero haber llegado a tiempo.
Casi al unísono, las puertas de la Santa Cruzada se abren y de ellas sale un caballero de gran armadura con un porte señorial e impasible.
Adrak dirige su mirada hacia Bomblir.
Adrak dice: Saludos, Bomblir glorioso senescal de Eldor, me presento, soy el Férreo Comisario del Bastión del Bien.
Bomblir asiente con una reverencia respetuosa.
Dices en adurn: Señores, les agradezco que hayan acudido a la llamada, largo camino he recorrido para llegar hasta aquí, por desgracia, la necesidad me apremia, pues Eldor no está pasando por un buen momento, y es bien sabido que nuestro pueblo no pide ayuda a menos que sea imprescindible.
Driden se rasca la barba de manera pensativa.
Driden dice con voz sobrenatural: Para que el senescal de Eldor se haya desplazado tan largo camino, algo urgente debe suceder. Si de mi ayuda requiere, cuente conmigo para lo que sea necesario, pues además de aliados también somos viejos amigos.
Throil dice: Nos hemos puesto en camino en cuanto he recibido su cuervo, Senescal. Sabemos de su pasado, pero también se nos ha informado de su absolución. ¡Y Kheleb Dum nunca dejará a un hermano de lado!
Adrak hace una reverencia respetuosa.
Throil dice: ¿Qué es lo que ocurre?
Driden pone cara de preocupación.
Bomblir golpea el suelo con el mango de su lanza.
Throil mira la lanza de Bomblir y observa las manchas rojas de su mástil. ¿Eso será sangre de algún enemigo?, parece reciente.
Dices en adurn: Veo que mi petición de ayuda no ha sido en vano, muchos acudieron a la ayuda, me alegra ver que aún hay fieles aliados entre las filas del Bastión del Bien.
Dices en adurn: Nada más y nada menos que el Férreo Comisario de Takome, El futuro archidruida de Thorin y ¡hasta tenemos representación por parte de Kheleb Dum!
Adrak dice: Así es, Comisario Adrak, fervoroso paladín de la Santa Cruzada de Takome a su servicio viejo camarada Bomblir.
Adrak cruza los brazos.
Dices en adurn: Pues sin más dilación, les explicaré el motivo del concilio, pues la desgracia se ha cernido sobre nuestro pueblo.
Driden escucha atentamente.
Throil mira expectante a Bomblir.
Adrak mira con curiosidad mientras escucha las palabras de Bomblir.
Dices en adurn: Resulta que un grupo de fanáticos Aldezhims han intentado profanar el templo de Hiros que hay en la isla de Avarannha.
Dices en adurn: Son fervientes seguidores de Grab, el terrible, un antiguo archienemigo de mi pueblo.
Dices en adurn: Normalmente Eldor se encarga de sus propios problemas, pero el grupo ha crecido en la sombra y son muy numerosos, el Guía me envía para solicitar refuerzos en caso de asedio.
Adrak dice: ¿Seguidores de Grab?, tenía entendido que hace años fueron erradicados de los dominios de Eldor.
Adrak apoya su mano en su barbilla mirando hacia el cielo.
Driden frunce el ceño.
Dices en adurn: Todos pensábamos que habían sido erradicados, maese Adrak, pero los lidera su nieto Greb, sediento de venganza.
Driden pregunta con voz sobrenatural: Esas no son buenas noticias, estimado Bomblir. ¿Se ha intentado el camino del diálogo antes del de las armas?
Dices en adurn: El guía intentó mediar palabras con ellos, pero no atendieron razones, la verdad es que casi le cuesta un ojo esa reunión, menos mal que nuestro líder está entrenado en las mejores artes gráciles que existen.
Adrak dirige una sonrisa de complicidad hacia Blomblir.
Throil dice: Haré todo lo que esté en mi mano para ayudaros.
Throil dice: El clan Throril os apoyará.
Dices en adurn: Ante todo, me gustaría que me dieran su opinión, pues Eldor no está acostumbrado a tratar con este tipo de problemas, somos un pueblo pacífico, y como Senescal que soy, no puedo permitir que una guerra nos invada. Y sobretodo, conocer de sus pensamientos en todo esto, sabio Driden, ya sabe que usted es como un padre para mi, y estoy seguro que lo que me aconseje será lo más apropiado.
Driden dice con voz sobrenatural: No podemos permitir que fuerzas hostiles irrumpan la paz que reina en Eldor, querido Bomblir. Como senescal que sois, no debes dejarte amedrentar por los enemigos. Mano firme, guerrero. Cuente conmigo y que la fuerza de la madre naturaleza recaiga sobre esas viles criaturas.
Adrak dice: Sabe que la ciudad de Takome y el pueblo de Eldor siempre han estado unidos gran Senescal, también sabe que cualquier ayuda que necesite estamos dispuestos a brindarla, así que tome la palabra de que la Santa Cruzada de Takome proporcionará lo que vuestro pueblo de Eldor requiera.
Throil dice: Como sacerdote de Eralie desaconsejo la guerra por todos los medios, pero si las negociaciones se tuercen, yo intervendré de su parte, curando a los heridos o en lo que se me pida.
Throil dice: De todas formas, mandaré cuervos a los sabios de mi clan, para que nos manden refuerzos lo antes posible.
Bomblir se yergue militarmente alzando la cabeza, en señal de respeto hacia sus camaradas.
Adrak asiente respetuosamente hacia Bomblir mientras se golpea el pecho.
Driden asiente solemnemente.
Dices en adurn: No tengo palabras para expresar el orgullo que siento ahora mismo y el agradecimiento eterno que Eldor y yo personalmente tendremos con ustedes.
Dices en adurn: Solo puedo agradeceros el haberme recibido tan cálidamente, y sin más dilación, volveré a mis tierras lo antes posible para informar al guía. No puedo permanecer fuera de mi ciudad demasiado tiempo, como ustedes comprenderán.
Bomblir golpea el suelo con su lanza y su escolta aparece a toda prisa.
Adrak hace una reverencia respetuosa.
Dices en adurn: Mi escolta ya está aquí, espero que la próxima vez que nos veamos no sea para mancharnos las manos de sangre, sino para disfrutar de una cerveza bien fresca y que brindemos por nuestra amistad.
Throil dice: Hablando de cerveza… En cuanto acabemos voy a ir a la taberna a beber un barril bien frío. Este líquido de la fuente… deja mucho que desear.
Adrak dice: Espero que así sea viejo amigo, suerte en su marcha y pase por el mercado, he informado a mis guardias para que le proporcionen sustento para el viaje.
Throil dice: Cuidense caballeros, me retiro a la taberna.
Adrak alza su puño sobre su pecho, mientras mantiene una pose firme y erguida.
Driden dice con voz sobrenatural: Esperemos que así sea. Bien hallado Bomblir, buen viaje.
Bomblir se cuadra ante todos en señal de respeto y agradecimiento.
Bomblir mira a sus soldados fijamente.
Driden reza una plegaria a Eralie y te toca transmitiéndote su bendición.
Driden dice con voz sobrenatural: Que la bendición de Eralie te acompañe y te augure un pacífico viaje, amigo mío.
Dices en adurn: Es de agradecer, mi viejo amigo.
Bomblir chasquea sus dedos y acto seguido la escolta y el Senescal emprenden su viaje de vuelta a Eldor.
El concilio ha terminado con una decisión unánime. La ayuda solicitada por el Senescal de Eldor ha sido aceptada por todos sin ningún tipo de duda. El camino de regreso es largo, pero las buenas nuevas obtenidas en Takome, y la luz radiante de Argan que iluminaba el camino llena de esperanza el corazón de estos héroes.
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Capítulo II – Lazos de Hermandad
Un cielo rojo sangre apareció sobre las estepas del reino de Eldor, el aire cargado dificulta seriamente la respiración de los habitantes de Aethia, un mal presagio se cernía sobre el pacífico pueblo. De repente, la campana de alarma empezó a sonar enérgicamente y, al unísono, el guardia de la puerta gritaba claramente: ¡Ya están aquí! ¡A las armas!. Greb y sus tropas habían llegado a la base de las murallas de Eldor, aprovechando el cobijo de los árboles del bosque se asentaron esperando el momento preciso para emprender el ataque.
Bomblir se asoma a la muralla y analiza con un rápido vistazo todo el campo de batalla.
Bomblir habla para sí mismo.
Dices en adurn: son mínimo tres mil soldados, no tenemos tanta fuerza militar para hacerles frente…
Bomblir seca el sudor de su frente con la mano derecha.
Exclamas en adurn: ¡Jonai! reúne a todos los ciudadanos en la plaza por favor, ¡Urgentemente!
Dices en adurn: El viejo Lancero asiente con la cabeza y poco a poco ves como todos los habitantes se concentran en el sitio acordado.
Bomblir mira con ojos vidriosos a todos sus compatriotas y alza la voz para pronunciar un discurso.
Dices en adurn: ¡Camaradas! lamento comunicaros una noticia que encogería el corazón del caballero más valeroso, sólo tener que pronunciar estas palabras ya es un trago del té más amargo que podría probar cualquier halfling.
Dices en adurn: Pero como Senescal mi deber es proteger a mi pueblo
Dices en adurn: y el enemigo nos sobrepasa en número, por mucho además. Solo nos queda una alternativa, la retirada.
Entre la muchedumbre se escuchan cuchicheos, se ven gestos y malas caras, parece ser que la simple idea de abandonar su hogar y regalar a los Aldezhim todas las tierras que a sus antepasados tanto trabajo les costó conseguir, no les hacía gracia.
Exclamas en adurn: Sé que esto no me lo perdonaréis jamás… ¡Pero prefiero vivir con la vergüenza de abandonar una batalla para que mi pueblo sobreviva!
Dices en adurn: ¡Así que, Jonai! manda a tus soldados que empiecen la mar….. cha…
De repente, el suelo empezó a temblar y Bomblir cortó su discurso ante su atónita mirada, un sinnúmero de caballeros se aproximaban por la senda de Airlaen.
Trompetas y tambores suenan al unísono con la llegada del Tercer Regimiento de Caballería del ejército de Takome, en primera línea al galope se ven llegan corceles con armaduras plateadas, liderados por los oficiales de la cruzada, la silueta realzada de Adrak, el Comisario de la Cruzada, detrás de ellos cientos de soldados a pie con lanzas en sus manos, mazas a dos manos, y espadones, ballesteros y arqueros posicionándose en formación, los cuales cada vez aceleran más el paso mientras se acercan a las puertas de Aethia.
Adrak desmonta de su caballo y dirige la mirada hacia el Senescal.
Adrak dice: Saludos, Maese enano. Como prometimos, yo y mis soldados acudimos a la llamada de ayuda que requeriis incesantemente.
Adrak se voltea mirando hacia sus soldados.
Adrak golpea el suelo con el mango de su lanza y todas las tropas se cuadran ante él. Acto seguido empiezan a coger aire en sus pulmones para pronunciar un discurso en voz alta.
Adrak dice: ¡SOLDADOS!, largo camino hemos recorrido para venir a ayudar a nuestros hermanos Eldorenses, y aunque muchos de ustedes tienen el corazón encogido por el miedo, ¡os puedo asegurar que esta batalla valdrá la pena!.
Caras dubitativas en el regimiento, aunque ni una sola señal de cobardía mostraron los soldados.
Adrak dice: valdrá la pena todas y cada una de las gotas de sudor y sangre que derramamos, ¡SOLDADOS!, ¡MIS HERMANOS!, pues nuestra lucha es por algo tan preciado como la paz, algo tan simple como poder disfrutar de una tarde soleada, ver a los niños correteando por las calles, felices, cualquier cosa que vuestro corazón anhele.
Adrak dice: Hoy luchamos por todas esas pequeñas cosas que hacen que nuestra vida tenga sentido, por todo aquello que queréis y no deseáis que sea destruido.
Adrak dice: Por eso yo, Comisario de Takome, ¡os llamo a luchar! ¡Soldados del Bastión del Bien, preparaos!
Todos y cada uno de los soldados desenvainaron sus espadas y apuntaron al cielo nada más escuchar el fin del discurso, parecían mucho más alentados y sin ningún temor a la muerte.
Un gutural sonido silenció toda la zona, Bomblir no se lo podía creer, si no fuera suficiente con las tropas aliadas que venían por el sur, ahora por el este se aproximaban unas criaturas gigantescas que no podía apreciar con exactitud.
A lo lejos escuchas el eco de cientos de pisadas que cada vez son más cercanas, conforme se aproximan, el sonido empieza a retumbar sobre el pavimento haciendo temblar toda el área. De repente, ves aparecer a Driden a lomos de un Ent seguido de un gran ejército.
Driden se dirige a sus seguidores y pronuncia unas calmadas palabras: Estimados hermanos del bosque y criaturas de la naturaleza, gracias por acudir a la llamada. Hoy nos reunimos aquí para socorrer a los habitantes de Eldor de la grave amenaza que se cierne sobre ellos. Un grupo de impías criaturas se dispone a quebrar la paz de tan noble pueblo y como seguidores del bien no podemos permitirlo. ¡Que la fuerza de la madre tierra recaiga sobre esos infieles! ¡A las armas, por Thorin, por Eldor!
Adrak alza la mirada al frente, enfocando su vista sobre el pueblo de Aethia.
Bomblir se cuadra ante los presentes mientras unas lágrimas de emoción le caen por la mejilla
Dices en adurn: No puedo creer lo que ven mis ojos, pensé que el concilio no había servido de nada y que nos habíais abandonado a nuestra suerte.
Driden dice con voz sobrenatural: Querido Bomblir, como te prometimos hemos acudido a la llamada. Que la sangre que hoy se va a derramar no sea en vano. Hagamos que esos infieles se rediman de sus pecados.
Driden dice con voz sobrenatural: No permitiremos bajo ninguna circunstancia que tan bonitos bosques como Eldor posee, sean destruidos por las manos de ese Bárbaro melenudo.
Driden dice con voz sobrenatural: Además, si hoy ha de ser mi última batalla, estoy feliz de que sea librándola a tu lado, viejo amigo.
Driden hace un gesto de complicidad a Bomblir sin que el resto se den cuenta.
Adrak se acerca a Bomblir y le sonríe.
De repente, un sonido de un cuerno retumba en las montañas de Eldor haciendo que todos los presentes en el pueblo quedaran asombrados.
¡BROOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOM!
Bomblir, Adrak y Driden, junto con todos los presentes vuelven la vista al camino que viene de las salinas de Drimelan.
Throil llega al galope en su rothe lanudo y desmonta de un salto. Una vez en el suelo enfunda su cuerno para después empuñar su Martillo cogiendo con una mano el mango del mismo y con la otra la cadena que de este cuelga, enrollándola en su fuerte brazo. En su espalda lleva amarrado un cántaro lleno de agua bendita. Varios enanos llegan tras él, sumando refuerzos a la defensa.
Throil dice: Espero no llegar demasiado tarde, pero como prometí el Clan Throril acude en vuestra ayuda.
Throil dice: Otros asuntos nos han hecho demorarnos, pero aquí estamos, a su servicio.
Throil dice: Veo que la cosa está fea. Son demasiados.
Adrak dice: El bastión de Takome nunca abandona a sus aliados glorioso Senescal.
Adrak saca su arma y la sujeta con las dos manos dispuestas a golpear a cualquier enemigo presente.
Dices en adurn: veo que haber dudado de la alianza del bien fue un gran error por mi parte, les pido disculpas y a la vez os agradezco enormemente que acudáis en nuestra ayuda.
Bomblir se gira y se dirige al pueblo de Eldor
Dices en adurn: Pueblo de Eldor, nuestros hermanos takomitas, thorinyas y enanos han venido en nuestra ayuda, ahora podemos hacer frente a las tropas Aldezhim. Que todo hombre que pueda blandir una espada dé un paso al frente, y las muje….
Antes de que Bomblir pudiera acabar la frase, todo el pueblo de Eldor dió un paso al frente cuadrándose y dispuestos a luchar, incluso mujeres y niños.
Throil mira asombrado al pueblo eldorian.
Throil exclama: ¡Tienen casi el mismo coraje que nosotros!
Throil exclama: todos a una. ¡Clan Throril!
Los enanos gritan todos a una ¡Clan Throril!
Throil exclama: Senescal, ¡Estamos listos para la batalla!
El ejército del bien, gracias a la ayuda de la alianza, tiene potencial numérico para enfrentar las tropas enemigas, una oportunidad de victoria se abre ante los ojos del Senescal, y solo eso le hace falta para agarrar su lanza y empuñarla con firmeza. El presagio del cielo era cierto, se vertirá sangre en el reino de Eldor aunque aún está por determinar cual de los dos bandos será el vencedor.
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