Inicio Foros Historias y gestas El Crisol de un Asesino

Mostrando 15 respuestas a los debates
  • Autor
    Respuestas
    • lordsoth
      Participant
      Número de entradas: 284
      • Concéntrate. Regula tu respiración y olvida todo lo que te rodea.

      Gotas de sudor corren por mi frente mientras manipulo cuidadosamente las cuerdas y las flechas que conformarán la trampa con la que espero cobrarme mi presa….

      • ¡Ah! – grite cuando una de las flechas salió disparada rozándome el brazo, desgarrando mi piel y dejándome un corte sanguinolento a lo largo de este. – Ayy!!! – Volví a gritar cuando mi mentor golpeo sus nudillos contra mi nuca, como solía hacer cada vez que me equivocaba.
      • ¡No estas suficientemente concentrada, Idrariz! ¡No es tan complejo! – me grito arrancándome los restos, ahora inservibles, de lo que debería haber sido una letal trampa de flechas de mi mano.

      Frustrada me levanto y miro a mi alrededor. Me encuentro en las profundidades del boque de Maragedom, cerca de donde estos tramperos me encontraron cuando apenas era una jovencita con una piel de color ébano. Ellos me acogieron desde que tengo unos 11 o 12 años (sinceramente no recuerdo muy bien mi edad) y desde que empecé a destacar en agilidad y perspicacia empezaron a entrenarme en lo que ellos conocen como «el sutil arte de matar sin estar presente». Tampoco tenía muchas alternativas, a fin de cuentas, soy una semi-drow.

      Los semi-drows por lo general, somos parias de la sociedad. Ninguna ciudad nos acepta (quizás a excepción de Anduar, que acepta a casi todo el mundo y las ciudades anárquicas donde solo se rigen por la ley del más fuerte) y nos recelan por el legado de nuestros ancestros. Es curioso como grandes guerreros palidecen al escuchar solo la palabra “Drow”.

      La mayoría de los semi-drows son frutos de violaciones. Los guerreros drows pese a que desprecian a todas las razas de la superficie, tienden a divertirse con las mujeres que encuentran antes de degollarlas. Las pocas que consiguen por fortuna escapar con vida, dan a luz al cabo de unos meses a un retoño de semi-drow el cual tienden a abandonar nada más nacer. Por ello casi ninguno de los semi-drows que vagan por Eirea tiene conocimientos de quienes son sus padres.

      Mi caso es distinto, yo si recuerdo quien era mi madre y mi padre.

      Mi padre era un iblith, es decir, una basura en idioma drow, un despojo de una sociedad nada transigente con miembros de otras razas, poco más que un esclavo de una de las poderosas casas de la sociedad drow. Los esclavos en esa sociedad tienen funciones muy específicas, cuidan de los rothes, unos pequeños animales de los que la sociedad de alimentan, limpian las altas estalactitas y estalagmitas, para que reluzcan con las tenues luces de los fuegos fatuos, y otras tareas serviles, aunque su principal función es ser carne de cañón, la primera línea de la vanguardia de cualquier ataque que se realice por los drows, ya sea contra otras sociedades o contra los mismos drows. El motivo por el que mi padre no era uno de ellos, era por su pericia con las armas. En la casa en la que servía, Tlin’orzza, rápidamente se habían dado cuenta de que la pericia con las armas de mi padre era muy superior a la media de los humanos, y de hecho rivalizaba (y a regañadientes reconocían que a veces superaba) a los de los drows. Es por ello que, pese a que el puesto de Maestro de Armas de la casa lo ostentaba un drow, habían puesto a mi padre como su esclavo personal, y se ocupaba de todas sus tareas. Diariamente entrenaba a las filas de soldados drows en el manejo de las armas, mientras estoicamente, soportaba sus insultos pues sabía que, aunque podía derrotar a todos ellos, siempre sería inferior en el estatus social, y si se atrevía a dañar a alguno de ellos en cualquiera de los múltiples combates diarios que sostenía, aunque ellos no dudarían en rebanarlo en pedazos si fueran capaces, lo pagaría muy caro.

      Y así, día a día, su pericia con las armas mejoraba. Encontrarte cada día de tu vida combatiendo por sobrevivir te lleva al límite. O te forja o te destruye.

      • Este debate fue modificado hace 5 years por lordsoth.
    • lordsoth
      Participant
      Número de entradas: 284

      Capitulo II

      En esta sociedad los días se marcan por ciclos de luz.  A lo largo de todas las calles de las ciudades, al igual que en las casas, cientos de bloques de adamantita (un metal increíblemente resistente que abunda en la suboscuridad) se disponen regularmente. Este material posee unas características muy especiales, entre la que destaca la facilidad que tiene para poder imbuirse con hechizos. Diariamente, los magos de la sociedad drow formulan un hechizo de luz y calor sobre estos, haciéndoles que brillen tenuemente con una luz azulada en el espectro de la luz normal y cálidamente en el espectro infrarrojo. Estos hechizos van perdiendo potencia con el paso del tiempo hasta disiparse del todo, momento en el que vuelven a renovarlos, comenzando un nuevo ciclo de luz.

      Las horas finales de cada ciclo de luz para mi padre eran especiales. Los miembros de la casa se marchaban y mi padre tenia un pequeño respiro hasta que llegaban los miembros más importantes de esta, los lores.

      La sociedad drow es matriarcal y se divide en casas, que siguen un estricto orden jerárquico. La forma es escalar posiciones dentro del sistema de casas, consiste en aniquilar a tus antecesores. Cada una de estas casas esta dirigida por una madre matrona, y sus hijos son los lores de la casa. Al ser una sociedad matriarcal, las mujeres drows siempre se encuentran un peldaño por encima de los varones, y dentro de cada uno de estos escalafones, el rango se determina por la edad. Al igual que las casas, la forma de poder ascender dentro de una casa, consiste en asesinar a tu antecesor, es decir que los fratricidios están a la orden del día. A mayores de los lores, existen tres puestos de relevancia en la casa, el del patrón, consorte de la matrona, un puesto de importancia menor ya que solían cambiar de patrón de manera asidua, el de maestro de armas, el encargado del entrenamiento de los miembros de la casa, y el de archimago de la casa. Estos dos últimos puestos generalmente estaban ocupados por los propios lores, dado que por ser hijos de la matrona recibían siempre un trato especial y se convertían en los mejores guerreros y magos. En Tlin’orzza el puesto de maestro de armas, estaba ocupado por un drow común, y realmente carecía de poder real ya que no ejercía sus funciones. El hecho de que fuera mi padre quien ejerciera de instructor de los drows era un secreto terrible y peligroso de la casa, y la matrona amenazaba con arrancar la lengua y después sacrificar a Lloth, la diosa de los drows, a cualquiera que osara revelarlo fuera de los muros de la casa.

      En la sociedad drow ningún miembro es desvalido y todos se ejercitan en el uso de las armas, con la salvedad de los magos, que no poseen tiempo para apartarse de sus estudios. Pero tanto los guerreros, como los exploradores e incluso las sacerdotisas, que ocupaban el más alto puesto jerárquico dentro de la sociedad, debían entrenarse diariamente en el manejo de las armas adecuadas para su especialidad.

      La casa Tlin’orzza poseía 5 lores, 3 hijas y 2 varones. Las tres hijas eran sacerdotisas y dos de estas ya eran sumas sacerdotisas de Lloth, mientras que los dos varones eran un guerrero y el otro mago. Nunca había más de dos varones nobles, ya que la tradición era que se sacrificará siempre al tercer hijo vivo de una matrona, por lo que siempre que tenia un nuevo hijo este era inmediatamente sacrificado a Lloth.

      Cada día las tres hermanas y el pequeño de los dos hermanos acudían al gimnasio donde mi padre entrenaba, (aunque más bien debería decir vivía, ya que comía y dormía allí también, en un pequeño jergón de paja). Las sacerdotisas se entrenaban con el látigo, el escudo y la maza, mientras que el varón, se entrenaba principalmente con una espada larga y un estilete. Los guerreros drows, son un tipo de guerrero que destaca por estilo agresivo. Nunca verás a un guerrero drow con escudo, siempre con dos armas, una larga y una corta o dos largas en el caso de los más hábiles.

      Mi padre los hacia entrenar por parejas mientras el se enfrentaba contra uno de ellos, intentando mejorar sus habilidades. En cada entrenamiento se repetía el mismo ciclo, primero mi padre empezaba acosándolos intentando buscar huecos en sus defensas, que de hecho eran excelentes, y después dejaba que fueran ellos quienes llevasen el peso del ataque e intentarán penetrar sus propias defensas. De entre todos los nobles destacaban la hija mayor y la mediana, en la pericia con las armas. Y el varón destacaba por su arrogancia. Era el típico guerrero drow, soberbio, xenófobo, arrogante y amargado. Soberbio porque se consideraba que por el hecho de ser lord era mejor que cualquier otro drow, pese a que su único logro era haber nacido. Xenófobo porque, aunque todos los drows desprecian a los extranjeros, algunos son capaces de ver su utilidad, mientras que él no, el consideraba que cualquier no drow no debería ni tan siquiera respirar, aunque jamás se rebajaría a hacer cualquiera de las tareas que hacían sus esclavos. Arrogante porque consideraba que sus habilidades estaban muy por encima de su capacidad real. Y, por último, y posiblemente su característica más acentuada y peligrosa es que era un amargado. Amargado porque era el hijo varón menor, y por lo tanto el último en el escalafón social de los nobles. Porque era demasiado cobarde para siquiera pensar en intentar hacer algo contra su hermano mayor, el cual, siendo perfectamente consciente de ello, se dedicaba a humillar a su hermano menor recordándole cual era su lugar. Porque dos veces había dicho a su madre matrona, que no necesitaban a ese esclavo humano que hacia las funciones de maestro de armas porque él era mejor, y las dos veces mi padre lo había derrotado ampliamente. Y porque era perfectamente consciente que, por ser varón, el día que la madre matrona muriese, pasaría a perder su privilegio de lord, en favor de los hijos de una de sus hermanas, la cual pasase a ostentar el cargo. Su única posibilidad era obtener el tan ansiado puesto de maestro de armas, pero sabía que en ese momento se convertiría en el blanco de sus sobrinos, los nuevos lores que buscarían poder obtener ese puesto de poder.

      Cada día Uldririth, como se llamaba el hijo menor de la matrona, buscaba asestar un golpe fatal a mi padre y poder achacarlo a un lance del combate, cosas que pasan. Lo hacía con la satisfacción de que mi padre lo sabía y no podía intentar hacer lo mismo contra él ya que su propia vida seria sesgada al instante. Mi padre se defendía con una espada de mano y media, con una larga empuñadura que le permitía cambiar de una a dos manos con facilidad. Era perfectamente consciente de que era cuestión de tiempo. Pese a no ser mayor, tenía unos 40 años, y encontrarse en un estado de forma totalmente envidiable, dado que se pasaba entrenando todos los días de su vida, había en enemigo al que no podía derrotar, la edad. Por su condición de humano, era consciente que a partir de los 50 años comenzaría el declive, que poco a poco sus reflejos y su habilidad irían menguando. En cambio, todos sus aprendices se mantendrían jóvenes y en plena forma durante 300 o 400 años más. Era solo cuestión de tiempo que uno de ellos deslizará su espada entre sus costillas acabando con su vida.

      A veces pensaba que igual era lo mejor, terminar con esta ridícula existencia, en la que lo único que hacía era luchar por su vida diariamente, mientras era tratado con el mayor de los desprecios. Pero en el fondo, su instinto de supervivencia le decía que no, que luchase que algún día llegaría su momento de tomarse su venganza y matar a alguno de aquellos despreciables drows, quizás incluso una sacerdotisa.

      A parte no todo era oscuridad en su día a día, había siempre un ligero momento, quizás no de alegría, pero si de placer. El combate contra la mediana de las hermanas sacerdotisas, una hembra drow de aproximadamente 90 años de edad, que sin duda era la que más problemas le planteaba en el combate, porque era capaz de anticiparse a sus movimientos casi tan bien como él a los suyos. El motivo de este placer era sencillo, le caía bien. Nunca lo había tratado con la indiferencia de la hija menor, el total desdén de la mayor y el odio del hijo. Sencillamente era cordial con él. No voy a decir que lo tratará con cariño, eso era impropio de una sacerdotisa de Lloth, pero lo cierto es que lo trataba con respeto, e incluso alguna vez lo había defendido. No públicamente, no directamente, pero había visto como esta hembra propinaba algún golpe más fuerte de lo normal a alguno de sus hermanos después de haber tratado mal a su padre.

      Por si no lo habíais deducido todavía, esta hembra drow de nombre Phaere, aunque ellos no lo sabían se convertirían en mis padres, y yo me convertiría en su maldición y su salvación al mismo tiempo.

      • Esta respuesta fue modificada hace 5 years por lordsoth.
      • Esta respuesta fue modificada hace 5 years por lordsoth.
    • lordsoth
      Participant
      Número de entradas: 284

      Capitulo III

      La historia de cómo una gran sacerdotisa pudo acabar teniendo un hijo con un esclavo humano, empieza el día en que una de las casas inmediatamente posteriores a Tlin’orzza intento ascender en el estatus social.

      Mi padre, cuyo nombre por cierto era, Xerthek, se encontraba en el gimnasio cuando escuchamos un penetrante aullido.

      La casa de mis padres se encontraba situada entre 3 estalagmitas, en una zona ligeramente elevada de la ciudad que le confería una vista bastante impresionante de toda la ciudad. Al mismo tiempo que escuchamos el aullido, una impenetrable oscuridad fue extendiéndose por el horizonte impidiéndonos la visión de esta.

      • ¡Nos atacan! – Era el grito más repetido por toda la casa.

      Neiod, que en aquel momento ocupaba el cargo de patrón de la casa, gritaba órdenes a mansalva instando a los soldados a armarse y coger sitios en la muralla mientras empuñaban las pequeñas ballestas que siempre portan los drows. Mientras la matrona, junto con sus 3 hijas, y otras cuatro sacerdotisas de los miembros rasos de la casa, se juntaron en la capilla para a la diosa para que intercediera por ellos en el ataque.

      En el exterior de la casa, hordas de esclavos compuestos por una variopinta mezcla de razas (ogros, orcos, goblins y kobolds) corrían portando garrotes y otras armas primitivas contra la casa. Esas armas jamás podrían traspasar una cota drow, pero su función no era esa. Conforme avanzaban fogonazos y explosiones iban sucediéndose una tras otra, mientras las trampas eran activadas y los esclavos caían por millares. Al mismo tiempo, en los patios de la casa, los esclavos eran apiñados en el centro para hacer frente a las tropas esclavas y también a las drows cuando estas llegasen, mientras los propios drows se mantenían en retaguardia disparando con sus ballestas a los drows invasores y a esclavos, enemigos y propios por igual.

      En la capilla, al terminar las oraciones la madre Matrona, Jill, llego a una clara conclusión.

      -Lloth se ha cansado de jueguecitos. – exclamo saliendo de su estado de trance. – Llevamos demasiado tiempo jugando al gato y el ratón con la casa Kael doruth. Es la propia Lloth quien ha exigido a Kael doruth que ataque y no intercederá ni por ella ni por nosotras. En este ataque estamos solos.

      • ¡Eso nos da ventaja, matrona! – Exclamo Uldririth, entusiasmado, siempre se entusiasmaba cuando pensaba que disponía de una carnicería cercana y sin riesgo. – Estamos en una posición defensiva parapetados tras nuestras murallas.
      • No hermano, no nos da ventaja. – Comento Ytxleari, el mayor de los dos hermanos. Ambos habían permanecido apartados detrás, mientras las sacerdotisas oraban. – Ellos han tenido tiempo para evaluar nuestras defensas y adaptar un plan de ataque conforme a ellas. Yo diría que estamos igualados.

      • Bien dicho, hijo mío. – Comento la matrona, mientras Uldririth miraba con odio a su hermano mayor, por haberlo corregido en presencia de toda la familia. – Ocupad vuestras posiciones defensivas y demostremos a Lloth que somos más fuertes que nuestros rivales. Nuestra supervivencia depende de ello.

      Todos abandonaron la capilla entonces, dirigiéndose a sus posiciones defensivas y a dirigir la estrategia.

      Mientras todo eso ocurría mi padre se había asomado a la ventana del gimnasio y observaba el avance de las tropas invasoras. Mi madre se colocó en la posición defensiva asignada, en el balcón del tercer nivel, justo enfrente del gimnasio.

      Phaere se encontraba apoyada en la balaustrada, con un látigo de cabezas en una mano, y su escudo de adamantita en la otra, en su cadera reposaba una maza pequeña de este mismo material. Miraba intranquila el ataque, rodeado de otros guerreros drows, viendo como las hordas de esclavos invasoras caían sistemáticamente frente a las defensas de la casa, muriendo por millares en un breve espacio de tiempo. De hecho las filas de esclavos de la casa  Kael doruth empezaban a menguar de manera alarmante sin que hubiera rastro de los guerreros drows de la casa.

      • Quizás no ataquen los drows, lady Phaere. Quizás solamente han enviado partidas de esclavos para evaluar las defensas pero ningún drow participe en el ataque. En el caso de no haber drows no se podrá identificar a la casa invasora y por lo tanto ellos saldría impunes del ataque. – Comento uno de los soldados extrañado.

      En la sociedad drow, se aplicaba un amago de justicia. Cuando una casa atacaba a otra, o un drow intentaba asesinar a otro, solo tenía una opción: no fallar. En el caso de que fallase, el agredido podría demandar al atacante y la justicia drow era implacable. En cambio si el atacante no fallaba, y no quedaba nadie vivo para denunciar, nadie se molestaba en preguntarse qué había pasado.

      • No creo que sea eso soldado – respondió mi madre. – Han sacrificado demasiados esclavos, para no intentar culminar el ataque. Quedarían expuestos a recibir ellos un ataque. Manteneos en guardia y avisadme de cualquier mínima variación de calor. Que los soldados del patio permanezcan en sus posiciones y atentos, y que dejen de gastar munición en los esclavos. Que sean nuestros propios esclavos los que acaben con el restante de sus fuerzas.

      La suboscuridad es distinta de la superficie, en todos los aspectos. La forma de vida, la forma de combatir y la forma de ocultarse. Todas las criaturas que moran en la suboscuridad están dotadas de un tipo de visión especial que les permite detectar las variaciones de calor, al igual que una persona de la superficie distingue los colores. Dado que las personas distinguen los objetos por las variaciones de calor, la forma de esconderse en la suboscuridad no consiste en que no te vean, sino en que tu calor corporal sea igual que el del entorno.

      Mi padre, al ser humano, no poseía este tipo de visión. Para estos pocos esclavos se disponían unas pequeñas gemas de escasísimo valor, con un hechizo que les permitía poder ver a su alrededor como su hubiera una pequeña cantidad de luz. La forma más fácil de imaginárselo, es pensar en la noche más oscura del año, así es como mi padre veía a su alrededor. Y es por esto que pudo detectar la estrategia de nuestros enemigos.

      • ¡Lady Phaere rápido! ¡Mira arriba! – Exclamo mi padre saliendo como una exhalación del gimnasio con las armas en la mano.
      • ¡Quieto! – Exclamo mi madre poniéndose en guardia, en el mundo drow nunca puedes fiarte de nadie. – Quién te ha dado permiso para salir del gimnasio, Xerthek. Vuelve allí ahora mismo. Esto es cosa de drows.
      • Escúchame por favor, mira allí arriba – dijo mientras señalaba las estalactitas del techo.

      Por encima de las estalactitas corría siempre una corriente de aire más cálida, procedente de la ciudad drow, de sus fuegos y sus casas. Estas corrientes discurrían entre las estalactitas hacia unas chimeneas naturales situadas en los extremos de las cavernas.

      Phaere dirigió su mirada al techo, – Que tengo que ver esclavo? No trates de molestarme, tengo asuntos importantes que atender.

      • Escúchame, por favor. He visto sombras moverse ahí arriba. Casi imperceptibles, pero estoy seguro de que las he visto. Es posible que estén utilizando hechizos de levitación en combinación con hechizos para enfriar su temperatura corporal, para camuflarse en la corriente de aire.

      Phaere lo miró con aire dubitativo y volvió a dirigir su mirada al techo. Y si tenía razón…

      • Piénsalo -prosiguió mi padre -, todos nuestros guerreros están posiciones defensivas orientadas al patio, sus esclavos casi se han acabado por lo que nuestras fuerzas podrían hacer blanco sobre sus filas sin ningún impedimento. En cambio sí atacan desde arriba, cogerán a tus tropas por la retaguardia y podrán atacaros a vosotros los lores, directamente. Si consiguen eliminaros, habrá acabo la batalla. Las tropas comunes se rendirán.
      • ¿Porque me dices esto esclavo? ¿Acaso te importa algo la vida mía o de los míos?
      • Sinceramente, no. Pero la mía se acabaría si vosotros perecéis. No creo que quieran un esclavo humano maestro de armas.
      • TU NO ERES EL MAESTRO DE ARMAS!
      • No empecemos con semántica, toma medidas o la batalla acabará pronto. – Dijo retirándose lentamente y volviendo a entrar en el gimnasio.

      Phaere lo fulmino con la mirada, primero porque se había retirado sin que ella le concediera permiso, y después, porque empezaba a pensar que igual tenía razón. Telepáticamente se puso en contacto con el resto de los nobles de la casa.

      • Escuchad matrona, y hermanos. El esclavo Xerthek, me ha sugerido algo preocupante. Es posible que nuestros enemigos nos ataquen desde el aire.
      • Eso es imposible – Subrayo Uldririth – ¿Atacarnos directamente? ¿Exponiéndose? Es absurdo, no tienen tropas de esclavos que paren nuestros dardos.
      • Si consiguen colocarse en posición, no les hará falta. – prosiguió mi madre – Simplemente tienen que dejarse caer y acudir rápido a por nosotros. La batalla terminaría muy rápidamente. A parte, no eres más que un varón, ¿te crees que me importa tu opinión, segundo hijo? Hermanas, y con tu permiso matrona, lancemos un globo de luz al techo, y que nuestros hermanos y algunos de los soldados comunes pasen del espectro infrarrojo al normal para poder corroborar esta afirmación.
      • De acuerdo hijas, haced lo que vuestra hermana sugiere.

      Al unísono, las 3 hermanas lanzaron sendos globos de luz al techo. Estos explotaron al mismo tiempo revelando las sombras que se ocultaban detrás de las corrientes de aire.

      La situación era peor de lo que imaginaban.

    • lordsoth
      Participant
      Número de entradas: 284

      Capitulo IV

      Los globos de luz formulados por las tres hermanas ascendieron hasta quedarse cerca de las estalactitas, pero sin alcanzarlas, para evitar que se formarán sombras en las que tropas hostiles pudieran pasar desapercibidas.

      Posiblemente fuera eso lo que salvo la vida a todos los miembros de la casa Tlin’orzza. Al explotar los globos descubrieron que las tropas enemigas no solo estaban levitando por encima de su casa, sino que ya estaban colocados en posición e iniciando el descenso, pero este se vio bruscamente interrumpido por la detonación de los globos de luz.

      El espectro de luz infrarroja como explique antes, detecta las variaciones de calor generando una gama de lo que podríamos llamar colores tan amplios como el de la visión normal. Pero al igual que la luz normal puede desvelarte si te expones a una fuente de luz muy intensa de golpe, lo mismo ocurre con la luz infrarroja. Casi toda la luz genera calor, salvo hechizos específicos como los fuegos fatuos que iluminan la ciudad, por lo tanto, la explosión de tres globos de luz a escasos metros de distancia, genero también una fuente de calor rápida e intensa que provoco que absolutamente todos los drows enemigos quedarán totalmente cegados, como si un sol se hubiera encendido dentro de su cabeza. Esto dio tiempo a reaccionar a la casa defensora.

      • ¡Están ahí arriba! ¡Están ahí arriba! – Exclamaron los guerreros drows que pudieron apreciar las formas de los atacantes. Por suerte, estos son entrenados en las artes marciales desde que tienen uso de razón y eso no es solo pericia con las armas, también implica una férrea disciplina militar.
      • ¡Posiciones defensivas orientadas al techo! – Exclamo Neiod, el patrón de la casa. – Proteged a los lores y fuego a discreción.

      Con la eficiencia que caracteriza esta raza, rápidamente los drows comenzaron a desplegarse desde el patio hacia las balaustradas. Por desgracia, la balaustrada superior, en la que se encontraban los nobles dispersos, aun estaba lejos de su alcance.

      • Neiod – Exclamo Jill, la matrona, por el vínculo telepático – Mantén tres o cuatro de tus pelotones en el patio, quizás nuestros enemigos ataquen también por ahí.
      • Bien dicho madre, pero debemos… HA CUBIERTO – La hija mayor grito esto tanto por su boca, que con un sencillo hechizo potenciaba su voz de manera que resonaba por toda la casa, como por el vinculo telepático.

      Los drows invasores habían contado con que su estrategia podría ser descubierta, por lo que no todos habían iniciado el descenso, varios pelotones, se habían colocado en salientes del techo donde pudieran tener buen ángulo y habían comenzado a disparar con sus pequeñas ballestas a las tropas defensoras para evitar que estas pudieran reorganizarse en una estrategia defensiva compacta.

      Los drows que habían ya ocupado el primer y empezado a ocupar el segundo nivel de balaustrada tuvieron que guarecerse para evitar ser travesados por las saetas. Los que estaban desplegados en el patio, sin ninguna posibilidad de esconderse, vieron como su fin se aproximaba rápidamente.

      En ese momento Yxelari salto en mitad del patio, mientras se concentraba en un hechizo

      • Major mirrorum shialed! – Exclamo al mismo tiempo que daba una palmada. El aire por encima del patio se volvió ligeramente translucido, y los dardos chocaron contra una barrera de energía colocada ahí por el archimago. – ¡AHORA DISPARAD! – Grito mientras con un gesto de su mano dejo caer el escudo mágico que había interpuesto.

      Cientos de saetas ascendieron por el aire atravesando a una gran cantidad de los tiradores hostiles y haciendo que el resto tuvieran que buscar refugio y cesarán de su incansable hostigamiento contra las tropas defensoras.

      Durante todo este tiempo las tropas enemigas que habían quedado momentáneamente fuera de combate por los globos de luz, ya se habían repuesto y las primeras habían empezado a llegar a la balaustrada del tercer nivel donde se encontraban los lores, y la capilla donde estaba la matrona.

      • Madre, las tropas hostiles han llegado a nuestro nivel y comienza el combate – Exclamo Zirkola, la mayor de las hermanas – Necesitarás ayuda en la capilla.
      • No hija, estoy parapetada con 8 de nuestras guerreras de elite y disponemos de varias pociones. Podremos aguantar aquí casi indefinidamente mientras la casa aguante.
      • De acuerdo madre. Hermanas, recordad que esta vez luchamos solas, así que, salvo hechizos menores genéricos, no intentéis invocar vuestras dotes clericales contra nuestros enemigos, ya que Lloth no atenderá vuestras suplicas. Luchad por su gloría y que se sienta orgullosa de nosotras. Varones, dad lo mejor de vosotros. Por Tlin’orzza
      • ¡Por Tlin’orzza! – Exclamaron todos.

      Y así dio comienzo la batalla de la casa.

      En el momento en que los drows tocaron la balaustrada los defensores saltaron contra ellos. Ver un combate entre guerreros drows es ver algo espectacular. Cientos de espadachines increíblemente diestros realizando una danza en la que equivocarse en un solo paso implica tu muerte. Solo los drows son capaces de ello.

      Phaere y la parte del gimnasio estaban colocados en la parte central de la balaustrada, cerca de donde se ubicaban las escaleras que daban acceso al segundo nivel. Todos conocían la importancia estratégica de ese punto. Las escaleras formaban un cuello de botella que evitaba que las tropas defensoras pudieran ascender. Quien controlara ese punto dominaría sin duda el tercer nivel. Y hacia ahí se encamino el grueso de los atacantes.

      Mi madre luchaba de manera incansable contra a las tropas enemigas blandiendo su látigo por desde detrás de sus tropas. Los látigos de las sacerdotisas Lloth son un arma terrorífica. Acabados en cabezas de serpiente, estos no solo desgarraban por su impacto, sino que además las cabezas de los ofidios inyectaban una neurotoxina capaz de paralizar la zona impactada. Si te daba en un brazo o en un hombro, eras incapaz de usar esa extremidad, si te daba en una pierna, cojearías el resto del combate. Si te alcanzaba en la garganta, posiblemente la potencia del látigo te la desgarrase por completo.

      El problema era que las tropas enemigas habían aterrizado a ambos lados de su grupo por lo que se encontraban rodeados y acosados por todas partes, y cada vez que uno de sus hombres caía no había nadie capaz de remplazarlo. Poco a poco en circulo se fue cerrando.

      • ¡Necesito refuerzos en mi posición! – Exclamo Phaere por el vinculo telepático.
      • Uldririth, tu pelotón es el más cercano – dijo Zirkola – Ábrete paso con los tuyos hasta la posición de Phaere y refuérzala. Si desbloqueamos las escaleras el grueso de nuestras tropas podrán ascender.
      • Así lo hare hermana.

      Phaere suspiro, conocía a su hermano, era diestro con las armas, pero no excesivamente valiente. Sabía que esa ayuda no llegaría hasta que estuviese prácticamente despejado.

      • ¡Aguantad! – animo a sus menguantes tropas.

      Pero apenas podían contenerlos. La escalera estaba perdida y estaba siendo bloqueada a por las tropas enemigas, de manera que ningún defensor podía ascender. Y sus propias tropas de apoyo cada vez eran más escasas, cuando se dio cuenta el circulo era apenas de diez personas, nueve… ocho… Llegado este punto envaino su látigo y blandió su maza y su escudo y ella misma se puso a reforzar la última línea de defensa. Hay que reconocer que en el momento en el que ella, toda una experta en el la combinación de maza y escudo, reforzo la línea, esta se vio muy aliviada, pero solo momentáneamente. Pese a que las tropas enemigas también menguaban, cada vez que uno de los defensores caía era una perdida inigualable, al final solo quedaron tres, después dos, después uno…

      Y así llego el momento. Se encontraba con la espalda pegada a la pared, contra ocho guerreros drows. Se separo ligeramente de esta para tener un poco más de margen de movimiento y se dispuso a adoptar la posición más defensiva posible mientras intentaba aguantar hasta que alguien pudiera ayudarla.

      Los guerreros drows empezaron a tantearla, lanzándole puntazos rápidos desde varios ángulos con el fin de tantear sus defensas. Ella de desenvolvió a la altura de las circunstancias, bloqueando, parando y esquivando cada uno de estos ataques. Pero sabía que estaba en un aprieto, cada vez que un guerrero ataca deja un hueco que si el defensor es hábil puede intentar aprovechar. El problema de luchar contra tantos guerreros juntos y todos experimentados, es que en el momento en el que uno dejaba un hueco su compañero cubre ese hueco con sus propias armas, de manera que las capacidades de contraofensiva eran totalmente nulas. Solo le quedaba aguantar.

      Poco a poco los atacantes fueron aumentando el ritmo. Era un sistema típico de lucha drow. En vez de atacar rápida y contundentemente arriesgándote a que alguien de tu grupo pueda resultar herido o muerto, empiezas despacio y poco a poco vas aumentando el ritmo. Llega un punto en el que el defensor es incapaz de aguantarlo, al verse superado por el número de atacantes y empieza a cometer errores. Estos errores se pagan con cortes y heridas, que a su vez provocan que se cometan más errores, hasta que uno de estos es fatal. El problema de esta estrategia es que presupones que el defensor no será capaz de aguantar el ritmo. Pero no conocían a mi madre. La única ventaja que tenia a favor es que daba igual que fueran ocho, seis o catorce. Por la configuración del pasillo jamás podrían atacarla más que tres o cuatro a la vez. Aunque fueran intercalando y moviéndose, nunca más de ese número a la vez podrían alcanzarla. Y en ese punto dada su pericia con el escudo, era capaz de aguantarlo. Con bastante esfuerzo, y agotándose rápidamente, pero no lo suficientemente rápido como para no aguantar hasta que llegasen refuerzos. Las tropas enemigas dieron un gruñido de frustración al ver que por más que atacaran siempre una maza o un escudo se interponían en su camino. Mi madre les dirigió un guiño y una sonrisa de suficiencia.

      En ese momento, apareció por detrás de las tropas atacantes, un nuevo rival. Una sacerdotisa de Lloth enemiga que, con su látigo en mano, le dirigió una mirada de desprecio. Ahora si que Phaere se dio cuenta de que su fin había llegado, era totalmente imposible mantener a raya a los guerreros mientras intentaba esquivar el ataque del látigo de una sacerdotisa de Lloth, que podía llegar por encima de cualquiera de los atacantes sin apenas tiempo de reacción.

      Rezando una breve letanía a la diosa, se enfrento a su destino.

       

      • Esta respuesta fue modificada hace 4 years, 12 months por lordsoth.
    • lordsoth
      Participant
      Número de entradas: 284

      Capitulo V

      Apenas pudo fintar con el cuerpo el restallido del látigo que resonó pegado a su oreja izquierda. Phaere era consciente de que no aguantaría mucho más.

      Tenía ya el brazo con el que portaba el escudo entumecido y gotas de sudor corrían por su rostro mientras intentaba contener los ataques. A sus pies uno de los ocho atacantes yacía en el suelo, con su cabeza convertida en una masa sanguinolenta. Su última satisfacción antes de morir.

      Pero desde que había abatido a ese soldado confiado apenas un minuto antes, el combate había cambiado drásticamente, ya apenas le atacaban se limitaban a darle pequeños puntazos mientras avanzaban obligándola a ella a retroceder. Solo era cuestión de tiempo que la sacerdotisa enemiga consiguiera asestar el golpe definitivo. Todos lo sabían.

      Tres soldados realizaron una rápida combinación de ataques: arriba, abajo, derecha, derecha y otra vez derecha. Bloqueo con el escudo los ataques inferiores y superiores, y con la maza los de la derecha, cada vez más ladeado obligándola a abrir los brazos. En ese momento realizaron sendos ataques uno por la izquierda y otro por la derecha. En circunstancias normales, se hubiese volcado sobre el lado del escudo, esquivando así el ataque derecho, y parando con este el izquierdo. Pero apenas tenía sitio para moverse de lo cercada que la tenía, así que bloqueo con la maza el derecho y con el escudo el izquierdo, mientras daba un paso atrás para ponerse fuera del alcance del látigo.

      En ese momento se dio cuenta de que todo había llegado a su fin, su talón golpeo la pared trasera, impidiéndole poder moverse hacia atrás. Se encontraba con los brazos abiertos en cruz y totalmente extendidos, no tenía ninguna forma de para el ataque que le iba a propinar la sacerdotisa directamente a su rostro o el cuello. Aunque este no fuera mortal, el dolor la paralizaría los segundos necesarios para que los guerreros drows finalizarán con su vida.

      Alzo la vista para ver a los ojos a su agresora, y lo que vio fue como una espada sobre salía por la boca de esta. De un rápido tirón, la espada se retiró, haciendo que el cuerpo se desplomase sobre el suelo y dejando en su lugar a un humano, entumecido y magullado, vestido con harapos y con una espada de palmo y medio en sus manos. Este hizo un leve gesto con la cabeza hacia la izquierda. Ella lo entendió a la perfección, y dio un paso hacia ese lado cerrando de nuevo sus brazos y lanzando el escudo contra los oponentes de este lado. Esa maniobra pilló por sorpresa a sus atacantes, que aun ignoraban que la sacerdotisa no los apoyaba e intentaron cerrar el hueco por ella dejado para limitarle aún más sus movimientos.

      En ese momento Xerthek puso a bailar su espada y acabo con dos de los oponentes por la espalda antes aún de que estos se dieran cuenta de lo que pasaba. En cuanto vieron a sus dos aliados caer, el sobresalto les hizo dar un par de pasos para atrás y apartar la vista de Phaere, lo cual le dio la oportunidad a ella de asestar un potente mazazo en la cadera de uno, dejándolo fuera de combate. Xerthek aprovecho esta misma distracción para dar una zancada y colocarse pegado a Phaere, espalda contra espalda.

      Los guerreros que habían visto pasar su número rápidamente de siete a cuatro, les dejaron más espacio y los rodearon, aún confiados dado que uno de ellos no era más que un humano.

      Xerthek presionó con su hombro izquierdo el derecho de Phaere y ella entendió la referencia. Era una técnica que habían entrenado en el gimnasio, y tanto sus hermanos como ella, habían despreciado dado que los drows suelen combatir de manera más independiente, pero dadas las circunstancias no era momento para ponerse a discutir. Acompañando su movimiento ella retraso el pie contrario a ese hombro y juntos empezaron a girar.

      Giraban en círculos concéntricos manteniendo las armas separadas de su cuerpo de manera que cada vez que pasaban por delante de un enemigo le lanzaban un golpe desde un ángulo distinto. Igualmente, como no paraban de girar, sus oponentes no podían analizar los huecos que dejaban al hacer estos ataques, ya que al segundo siguiente tenían delante a otro rival con una posición de ataque distinta. Poco a poco fueron cogiendo velocidad mientras combinaban sus ataques y desconcertaban a sus oponentes. En una de las pasadas Phare golpeo con la maza directamente sobre la espada de su enemigo y para sorprenderlo golpeo después con el escudo desequilibrándolo. Este quedo con el cuerpo de medio lado y los brazos abiertos.

      • ¡Cógelo! – grito Phaere, aunque no hacía falta que se lo avisasen. La espada de Xerthek inicio una trayectoria descendente y penetro por su cuello atravesando sus pulmones. Retiro la espada rápidamente y siguieron su giro.

      Ahora ya contra 3 enemigos, pudieron pasar más a la ofensiva, mientras que estos empezaban a retirarse lentamente. En cuanto Xerthek lo apreció, localizó al que había quedado más aislado y salió del círculo con un potente salto hacia su oponente mientras decía a Phaere –  ¡Mío!

      Rápidamente Phaere salió también del círculo y comenzó a batirse contra los otros dos oponentes para evitar que estos pudieran escapar.

      Xerthek ataca con saña y brutalidad, descargando tajos por todos los ángulos inimaginables, mientras hacía bailar su espada alrededor de las defensas de su oponente. Tal era la velocidad de los ataques que el drow no era capaz de acompañar con los pies el movimiento de las manos y acabo resbalando dejando una rodilla en el suelo. En ese momento Xerthek blandió su espada con ambas manos y empezó a descargar golpes sin ninguna sutileza, guiado solo por la brutalidad contra la cabeza de su oponente. Este interpuso la espada a los golpes, pero cada golpe fue rompiendo poco a poco la resistencia de su brazo, ya comprometida por estar en una posición agachada. En un momento dado, su brazo no aguanto más y no fue capaz de detener la espada de Xerthek que le hendió el cráneo. Dándose la vuelta observo como le iba a Phaere, y vio que ya había matado a uno y tenía al otro acorralado contra la pared. Xerthek robó una de las dagas del cadáver y con un certero movimiento la lanzo contra el oponente de Phaere clavándosela en un ojo.

      Ambos se miraron viendo la carnicería que había a sus pies.

      • Bien hecho humano – dijo Phaere – Me has salvado.
      • La batalla aún no ha acabado segunda hija. Debemos despejar esa escalera o todo el trabajo que hemos hecho aquí no servirá para nada.

      Mientras decían estas palabras, llego el pelotón de Uldririth, con él a la cabeza viendo la carnicería.

      • Que haces fuera del gimnasio humano, este no es tu lugar.
      • Cierra la boca, necio – Le interrumpió su hermana – Si llego a esperar por tu ayuda sería mi cuerpo el que encontrarías aquí y posiblemente a todos nuestros enemigos dominando esta sección, lo cual nos hubiera costado la batalla y la vida. Xerthek acudió en mi ayuda y gracias a él hemos podido contarlo.
      • Ya habrá tiempo para discusiones más tarde – terció mi pare – Debemos despejar esa escalera. Uldririth, que tu pelotón forme a ambos lados, dejando a los tiradores en el centro de la línea con tu hermana. Ha recibido varios impactos y necesita recuperarse antes de reanudar la batalla. Disparemos a placer a esos drows por la espalda en la escalera, y que cuando se den la vuelta deban enfrentarte a ti y tus tropas para poder llegar hasta los tiradores.
      • No se te ocurra darme órdenes, humano. Yo dirijo estas tropas y tú no eres más que un iblith.
      • Hermano, haz lo que te dice, o juro ante la mismísima Lloth, que cuando acabe la batalla te arrancaré la piel a tiras.

      Uldririth miró fijamente a su hermana, pero no se atrevió a responder. Con un gruñido cogió a su pelotón y los formó detrás del tapón de sus enemigos, tal y como Xerthek había dicho.

      La estrategia fue un éxito. En cuanto empezaron a disparar sus oponentes se dieron la vuelta y cargaron contra los ballesteros. Los espadachines salieron entonces a su encuentro por los laterales, rompiendo sus líneas y dejándolos en grupos aislados. No tardaron en derrotarlos a todos.

      Con la escalera despejada la batalla no tardo en empezar a cambiar las tornas. Los defensores subieron en tropel por las escaleras, mientras los atacantes empezaban a formular grupos más pequeños.

      En el patio, tal y como había predicho Jill, aparecieron más guerreros drows, que formaban un segundo grupo de apoyo que debía aparecer en cuanto el tercer nivel estuviera ocupado, y todos los defensores concentrados en su defensa. No esperaban encontrarse con los 4 pelotones de Neiod, acompañados de Ytxelari, cuya magia era mucho más efectiva en entornos abiertos, dado que estaba especializado en la evocación.

      Pese a que los drows son de por si resistentes a la magia, los hechizos de Ytxelari eran demasiado poderosos, y la combinación de acero y magia no tardo en derrotarlos.

      En el tercer nivel Uldririth se paseaba entre los cadáveres enemigos, cuando se vio lanzado por los aires presa de un fuerte golpe.

      • Defenestrate! – Grito una voz, y este fue a chocar contra el suelo desde una altura de unos 4 o 5 metros dejándolo muy magullado. De una esquina apareció un drow, vistiendo una túnica de hechicero de un terciopelo mullido y con bordados de oro. Un noble. – Nuestra casa morirá, pero antes tendré el placer de cobrarme la vida de un noble de esta casa. – Susurro con odio.

      Uldririth, se levantó presa del pánico y, empuñando su espada y su estilete lanzo sendos golpes. Era un guerrero experto, aunque no fuera el más valiente de ellos, y sus golpes fueron perfectos. La espada se dirigió al bajo vientre de su oponente, mientras su estilete buscaba el cuello. Era un golpe complicado de parar ya que el enemigo debía responder a dos ataques simultáneos en trayectorias opuestas y en ubicaciones contrarias. Ambos ataques impactaron de lleno contra el mago y salieron rebotados.

      • ¿Qué esperabas loco? ¿Matarme de un solo golpe? Soy Killith Doruth, archimago de la casa Kael doruth, y el mago más poderoso de todos los drows. Nadie puede derrotarme – Todos los magos drows reclamaban el título de ser el mago más poderoso. El motivo era sencillo, un duelo entre dos magos siempre se saldaba con la muerte de uno de ellos. Por lo tanto todos los magos nunca habían sido derrotados y todos reclamaban el título de, el mago más poderoso.

      Alzando los brazos y entonando el cántico  – bellum destruct corpore – y un haz verde de magia le golpeo directamente en el pecho, derribándolo en el suelo. Pese a que este último hechizo le había dolido, aún tenía fuerzas para levantarse y luchar, pero su ánimo lo traicionó. Se quedó dónde estaba, quieto en el suelo y presa del pánico, mientras el mago comenzaba a formular el hechizo que acabaría con su vida.

      Un fuerte golpe en el hombro hizo que el mago perdiese la concentración al verse lanzado contra la pared. Al girarse vio a un humano, que había chocado contra él, agachado en el suelo, mirándolo fijamente con una espada envainada en su cadera.

      • ¡Qué haces, iblith! ¡Como osas siquiera tocar a un drow, y mucho menos a mí, el mago…!
      • Si, si, el mago más poderoso de la ciudad drow. Todos reclamáis el mismo título.
      • Verás ahora humano, me ocuparé primero de este drow y después de ti.

      Si hubiese lanzado un hechizo directamente a mi padre, posiblemente lo hubiese matado en el acto. Mi padre no vestía ropas que confirieran una resistencia mágica, ni era un drow, resistentes a la magia de manera innata. Pero como siempre, en la sociedad drow, se tiende a subestimar a los miembros de otras razas por considerarlos inferiores. Y eso hizo que se girará primero hacia Uldririth, por considerarlo más peligroso, pese a que se encontraba en el suelo y paralizado por el terror.

      Mi padre, aun con la rodilla en suelo cogió un puñado de piedras y empezó a mover el brazo a toda velocidad lanzándole una tras otra al mago.

      • Pero qué demonios estas,…. – Y se interrumpió de golpe al ver que la última de las muchísimas piedras que le había lanzado de golpe, la había notado. Sus ojos se abrieron de repente al comprender la estrategia del humano. El hechicero estaba protegido por un sortilegio llamado piel de piedra. Este hechizo hace que la piel del hechicero tenga la dureza de las propias rocas, pero solo un número limitado de veces. Cada impacto, por pequeño que sea, debilita la resistencia del hechizo, y si no se deja tiempo a que se recupere, acaba por disiparse. El hecho de que notase esa piedra quería decir que su hechizo se había disipado.

      Mi padre noto su vacilación y entiendo lo que significaba. Alzándose salto hacia el mago mientras que desenvainaba su espada y la lanzaba contra el cuello de su oponente.

      La cabeza del mago rodó por el suelo, antes de que mi padre llegarse a aterrizar.

      • Álzate Uldririth, debemos agruparnos. Puede ser que queden más enemigos emboscados. Debemos formar patrullas de exploración con las sacerdotisas, que formulen hechizos de detección mágica, para limpiar la casa de posibles restos. La batalla ha terminado, y hemos ganado. Pero nunca debemos confiarnos y arriesgar la vida tontamente.

      Ignorando a mi padre, Uldririth, se levantó y se encamino hacia la puerta de la capilla, donde se habían congregado sus hermanos. Al llegar junto a ellos exclamo.

      • Killith Doruth, el archimago de la casa Kael doruth, ha muerto. He acabado con él.
      • ¡Enhorabuena hermano! – Exclamo la mayor de las hermanas – Decían que era un mago muy poderoso. ¿Conseguiste derrotarlo solo y sin ayuda?
      • Por supuesto hermana – dijo mientras miraba desafiante a mi padre, como retándolo a que interviniera.
      • Muy interesante – dijo Ytxelari, mirando fijamente a su hermano. Este que conocía su valía no llegaba a creerse su historia – Quizás debamos un día enfrentarnos en una lid amistosa, hermanito, ahora que eres un asesino de archimagos. – Le comento sonriéndole.

      Un sudor frío recorrió la espalda de Uldririth, ya que las lides amistosas, pocas veces acababan bien para uno de los dos contendientes, y no tenía ninguna intención de intentar enfrentarse a su hermano.

      • Dejaos de monsergas y entrad – dijo Jill, la madre matrona. – La  batalla ha terminado, y las sacerdotisas y soldados comunes pueden ocuparse de la tarea de limpiar las ratas de la casa. Debemos analizar la batalla y dar gracias a Lloth por la victoria. Humano entra tú también.

      Sin saber que pensar mi padre se encamino cabizbajo dentro de la capilla, el lugar más sagrado de los drows, donde jamás había entrado, y donde ningún esclavo que entraba salía con vida.

       

    • lordsoth
      Participant
      Número de entradas: 284

      La capilla de la casa Tlin’orzza era sin duda, como en cualquier casa drow, la estancia más importante de toda la casa, y por supuesto todos los esclavos tenían totalmente prohibida la entrada salvo expresa autorización de la matrona, momento en el cual por lo general, acababan en el altar de sacrificios. Incluso de la limpieza de la capilla se ocupaban drows, tal era el fanatismo de estos con que una persona indigna entrará en los márgenes donde Lloth se manifestaba ante la casa. De ahí, que mi padre sintiera un intenso pesar al ser invitado a entrar.

      La capilla de esta casa, tenía capacidad aproximadamente para 650 drows sentados, capacidad suficiente para acoger a la totalidad de los integrantes de la casa junto con bastantes más. Largas hileras de bancos fabricados con el tallo de algún tipo de hongo, la madera en la suboscuridad era un lujo, recorrían la amplia estancia de lado de lado dejando pequeños pasillos entre ellos con el ancho suficiente para que varios drows en fila pudieran recorrerlos.

      A ambos lados de la amplia estancia, se encontraban multitud de negros  ídolos de la reina araña en muchas de las formas en las que esta solía aparecerse frente a los mortales. Al final de todos los bancos y presidiendo la estancia, se encontraba el altar.

      El altar estaba tallado en un bloque macizo de la obsidiana más pura, con un negro tan brillante que si se le enfocase con una luz directamente, podría cegar a quien recibiera el reflejo. Restos de sangre seca de la multitud de sacrificios (generalmente varios por semana) presentados a la reina araña, salpicaban el altar, especialmente en los bordes. Encima del altar había una daga curva, con una empuñadura hecha en obsidiana con forma de araña, y ojos de rubíes. Esta era sin duda el puñal de sacrificios, el arma que solo una gran sacerdotisa podía empuñar, por estar consagrado a Lloth, y que generalmente, solo blandía la madre matrona.

      Hacia uno de los laterales de la pared del fondo, se dejaba ver una ornamentada puerta. Mientras que a la capilla, podía acceder a casi cualquier hora del día, cualquier miembro de la casa (salvo en aquellos momentos en los que las sacerdotisas entraban en comunión con Lloth, momento en el que los varones tenían totalmente vetada la entrada), pocos eran los que había traspasado esa puerta, ya que ahí se encontraba la capilla privada de los nobles, junto con el trono de la madre matrona.

      Mi padre se sorprendió de sobremanera, al ver que se dirigían hacia allí. Al llegar al umbral, vacilo en la entrada, por miedo a las consecuencias de entrar en lo que sería el círculo más privado de la casa Tlin’orzza, pero Zirkola, la mayor de las hermanas, le dio un empujón.

      • Nadie te ha dicho que te pares esclavo, continua hasta que la madre matrona diga lo contrario.

      Contrariado, mi padre continúo avanzando, con la cabeza gacha.

      Esta sala no tenía absolutamente nada que ver con la anterior. La  anterior buscaba magnificar la imagen de la reina araña con altas estatuas y altos techos, esta era más bien pequeña, incluso parecía abarrotada con tanta gente ahora mismo dentro. En ella un pequeño ídolo consagrado a Lloth descansaba en el centro de la estancia y en frente de él, se encontraba el trono de la matrona.

      Era una enorme estructura de adamantita, con tres pequeños escalones tallados en el mismo bloque. En el asiento y el respaldo,  tenían dos cojines de terciopelo púrpura y a lo largo de los reposabrazos, dos pequeños tapices también realizados en tonos purpura evitaban que cualquier parte del cuerpo de la matrona entrara en contacto con la fría obsidiana. Debajo del asiento y hasta los escalones multitud de piedras preciosas, como diamantes, topacios, esmeraldas y rubíes, creaban un increíble mosaico a modo de decoración.

      Los nobles fueron pasando y mi padre se quedo detrás cerca de la puerta. No se sentía cómodo en el seno del poder de la casa.

      • Bien luchado, hijos míos, Lloth se siente orgullosa de vosotros. Hemos derrotado a nuestros enemigos, y los soldados comunes se han pasado a nuestra causa. Ahora mismo se encuentran en las mazmorras, donde las sacerdotisas los interrogarán exhaustivamente para verificar que son sinceros.
      • Bah, todos la pasarán – apuntó Ytxelari -, siempre la pasan. Los soldados comunes son supervivientes, no les interesa porque casa luchan mientras ellos sobrevivan.
      • Bien dicho, hijo mayor, pero por si acaso es mejor verificarlo. Ahora toca seguir por los cauces habituales. Toda la ciudad ya habla del ataque fallido, ahora debemos presentar nuestra denuncia al consejo y dejar que la justicia drow siga su curso.
      • ¿Con cuántos soldados nuevos podremos contar matrona? – pregunto Neiod, el patrón.
      • Nuestros enemigos tenían un contingente de unos 500 soldados drows, de los cuales en el ataque más de la mitad habrán muerto. Más el pequeño contingente que habrá dejado en la casa, calculo que unos 200 soldados podrán sumarse a nuestras filas.
      • ¡200 soldados, matrona! – exclamó Uldririth – ¡Eso haría que tuviésemos un contingente de casi 700!
      • Si es que cada vez que abres la boca, demuestras lo necio que eres hermano – Exclamo Zirkola – ¿Te crees que ninguno de nuestros soldados ha muerto? Con estos soldados repondremos los que hemos perdido a duras penas.
      • Cierto, hija mía, pero tenemos algo más importante. ¡El favor de Lloth! Y ahora relatadme los pormenores de la batalla, quiero saberlo todo.

      Uno por uno los hijos de la matrona fueron relatando la batalla. La primera fue Zirkola, por ser la hija mayor, y el segundo turno era el de mi madre, aunque rápidamente fue cortada por la madre matrona.

      • Espera hija mía, el tuyo quiero escucharlo de último.
      • Como desees, matrona – respondió sumisamente mi madre.

      Cuando llego el turno del menor de los varones, Uldririth, una sonrisa sesgada cruzo el rostro de la madre matrona. Según su relato, prácticamente había derrotado a todos los guerreros drows invasores el solo mientras protegía a todos los demás miembros. Por supuesto, asumió la muerte del archimago enemigo como propia.

      • Bien hija mía, es tu turno. Quiero que me cuentes con detalle todo lo que paso en esa escalera.

      Phaere empezó a relatar poco a poco todo lo acontecido, desde que llegaron los esclavos. Explicó como mi padre salió del gimnasio y le indico que se fijará arriba. La madre matrona la miraba intensamente soltando rápidas miradas de soslayo a mi padre. Después paso a relatarle como el acoso se volvió insostenible, hasta que mi padre mato a la sacerdotisa enemiga. Como mi padre y ella hicieron frente al contingente, dada la incapacidad de Uldririth de abrirse paso para apoyarla. Como mi padre había dirigido la estrategia de la defensa de la escalera, echando por tierra por supuesto la versión de Uldririth y como había apoyado por toda la balaustrada a quien necesitase ayuda.

      • Humano, acércate – dijo la madre matrona.

      Mi padre avanzo con la cabeza gacha, y se quedo de pie delante de la matrona.

      • Hoy has hecho un gran servicio a esta casa, esclavo. Ahora quiero que relates tu punto de vista. No omitas nada, y se sincero. He formulado un hechizo de detección de falsedades, antes de que entraseis, así que se quién ha… exagerado la realidad. – dijo mirando al menor de los hijos, mientras este se encogía. – Como se te ocurrió que el ataque vendría por arriba.
      • Por que es lo que yo haría, madre matrona. Disponéis de gruesos muros y una gran cantidad de esclavos, un ataque frontal sería un suicidio si no podéis inutilizar las defensas. La única opción era intentar sortearlas, y la forma más lógica era el techo. Estuve mirándolo durante un buen rato y entonces me pareció ver sombras moverse por el techo, de ahí que avisase a Phaere.
      • Bien, continua.
      • Vi como los invasores saltaban a la balaustrada y como diezmaban al grupo de defensores de Phaere rápidamente. Si ella caía, el tercer nivel estaba perdido, y con él, la batalla. Mi futuro no auguraba nada bueno, si vuestra casa perdía la batalla.
      • Eso es cierto, esclavo. Tu vida no vale nada para nadie, solo nosotros te hemos encontrado alguna utilidad. Recuérdalo siempre. Ahora continua.

      Xerthek relato como se enfrento al grupo de invasores junto con Phaere y como limpio el tercer nivel ayudando a los grupos de defensores. Su voz vaciló al llegar al momento de la batalla con el archimago.

      • No te he dicho que te detengas esclavo, sigue con tu relato.

      A desgana, mi padre relato como rescato a Uldririth y como se enfrento al archimago. Ytxelari prestaba suma atención a la técnica que uso para derrotarlo. Uldririth estaba rojo de ira.

      • Has sido sincero, y has ayudado a la casa a salir de este trance. Ahora debemos hablar de tu castigo.

      Xerthek se quedó pálido al escuchar esas palabras, y Phaere se adelantó.

      • ¿Su castigo madre? Pero si gracias a él mantuvimos el tercer nivel y salvamos la batalla.
      • ¡Cállate, necia! ¿Acaso sientes piedad? ¿Por un simple iblith? Que clase de suma sacerdotisa eres tú. – Le espeto mientras, Phaere retrocedía acobardada – Salió del gimnasio sin permiso, y mato a drows. De hecho, mato a una gran sacerdotisa de Lloth, y disfruto haciéndolo, no lo niegues humano, noto tus sentimientos. El placer que notaste al hundir la espada en su espalda colmo tu corazón. Creo que es necesario recordarle a este humano cual es su lugar. Pero no pienses que no tendré en consideración lo que has hecho hoy, no serás sacrificado a Lloth como merecerías. Así que solo serás azotado con un látigo de siete colas.
      • Me pondré a ello ahora mismo, madre matrona – Dijo Zirkola con una maléfica sonrisa en su rostro. Ella era la encargada siempre de aplicar los castigos, y disfrutaba de sobremanera haciéndolo.
      • No, este castigo no lo ejecutarás tu. Será Phaere quien lo lleve a cabo. Y pobre de ti hija que seas blanda con él. Si detecto que no te esmeras lo suficiente, será Zirkola quien lo ejecute después de ti, y tu estarás atada a su lado recibiéndolos.

      Phaere roja de ira, iba a replicar, cuando mi padre al prever la situación que se avecinaba se interpuso.

      • Tienes razón madre matrona, me he extralimitado. Agradezco tu compasión por no ejecutarme. – Y diciendo esto se encamino hacia una pared en la que había dos argollas y introdujo los brazos por ellos. Al pasar junto a Phaere la miro a los ojos intentando transmitirle toda la comprensión que era capaz de mostrar.

      Mi madre resignada, tomo el látigo que la hija mayor le entregaba. Se encamino hacia la pared y ato las muñecas de Xerthek para evitar que este se derrumbara al desmallarse. Se situó detrás de el y empuño el látigo. Antes de descargarlo volvió la mirada a su madre, con gesto de disgusto.

      • Estas acabando con mi paciencia niña. Impón el castigo o asume las consecuencias.

      Mi madre bajo la mirada y la levanto de nuevo mirando ahora la espalda desnuda de mi padre. Armo el látigo y los descargo con fuerza contra su objetivo. Siete rayos de puro dolor recorrieron su espalda primero como un intenso frio y acto seguido empezó a arder mientras el dolor le hacia marearse y perder pie. El segundo latigazo llego antes de lo que se esperaba, y noto como su piel se desgarraba y empezaba a desprenderse.

      Lo último que noto antes de perder la consciencia, fue el intenso ardor que sintió en la mejilla cuando una de las colas del látigo se le enrosco en la cara y le restallo sobre esta.

    • lordsoth
      Participant
      Número de entradas: 284

      Capitulo VII

      Xerthek se despertó boca abajo, con la garganta seca y totalmente desorientado. Tras unos primeros instantes en los que la sensación fue de desconcierto total, pudo empezar a enfocar y distinguir los objetos que había en su entorno.

      Pudo ver una sencilla jarra de barro, un cubo que desprendía un fuerte olor a orines, y una bandeja con una mísera porción de comida. Al momento reconoció donde estaba, en el gimnasio en el pequeño armario que le servía de dormitorio.

      Este hecho lo sorprendió, presupuso que lo dejarían allí donde se desplomase abandonándolo a su suerte, sin preocuparles si volvía a despertarse o no. Por el contrario lo habían arrastrado de vuelta a su propia estancia y ahí lo habían depositado con la espalda boca arriba. Era evidente que su trabajo para la casa no había terminado, los drows no hacen este tipo de cosas por altruismo, sino porque seguían necesitándolo. Intento incorporarse, pero el estallido de dolor que le recorrió la espalda fue tal, que volvió a quedarse quieto, totalmente mareado pugnando por no caer en la inconsciencia. La lucha fue ardua y perdió. Volvió a quedar inconsciente.

      Cuando volvió a despertarse era de noche, o al menos el ciclo de luz que marcaba el comienzo del día estaba casi extinto. Esta vez no se movió, se quedó quieto, poco a poco controlando su respiración. Una vez la hubo relajado intento incorporarse de nuevo, muy lentamente. El dolor volvió a traspasarlo pero esta vez estaba preparado. Apretando los dientes consiguió ponerse de rodillas. Con la espalda totalmente recta, se incorporó y se dirigió a un espejo. Lo primero que vio fue el corte recto que cubría su mejilla hacia el ojo, apenas un par de centímetros más arriba y no hubiese salvado el ojo. Poco a poco se giró y utilizando un fragmento metálico que había por la sala a modo de espejo pudo ver el estado de su espalda.

      La piel estaba totalmente desgarrada y colgaba hecha jirones en su espalda, como si de un tapiz de una pared se tratase. Lo único bueno es que los cortes eran rectos y regulares, y salvo un ligero enrojecimiento en el borde de los cortes, no se veían zonas amoratadas, enrojecidas o inflamadas, lo cual hubiese indicado una infección. Al vivir en una ciudad drow, una infección podía ser lo último que tuviera en su vida, dado que ninguna sacerdotisa malgastaría los dones otorgados por la reina araña para sanar a un simple iblith. El dolor lo traspasaba cada vez que se movía así que lentamente, cogió su bandeja con comida, se acercó a la cama y tumbándose boca abajo se puso a comer. Necesitaba recuperarse pronto, ya que no sabía cuanto tiempo le dejarían eludir sus obligaciones por culpa de sus heridas. Sino cumplía con su trabajo sería prescindible, así que alimentarse bien y reponerse era fundamental. Una vez acabada la comida, intento volver a dormir.

      Se despertó con una sensación cálida en su espalda, un agradable cosquilleo que le recorría las cicatrices. Lentamente giró su cabeza y vio a una drow darse la vuelta y comenzar a dirigirse a la salida.

      • ¡Espera! – grito mi padre, a la drow desconocida. Se giró y noto que el dolor atroz que antes sentía ahora era más soportable. – ¿Quién eres? ¿Porque has hecho esto?

      La hembra drow se detuvo y se giró lentamente, era Phaere.

      • Es mi forma de disculparme humano. No merecías ser castigado, merecías ser recompensado. Sin ti la batalla hubiese estado perdida y ellos lo saben. Precisamente porque ellos lo saben es por lo que deben castigarte. Si simplemente hubieses hecho un papel discreto no hubiese pasado nada. Pero no, tuviste que salvar la situación, y eso les ha escocido.
      • Y debía hacer entonces…
      • Hiciste lo correcto humano, lo único que podías hacer, y lo hiciste estupendamente. Lo que no les gusta ahora es mirarte a la cara y recordarlo. Por eso prefieren castigarte. He venido a escondidas a curarte ligeramente las heridas. No mucho, podrían darse cuenta, pero dado que desconocen la velocidad de curación de un humano, porque sencillamente no los curamos, los matamos, puede cuadrar con que os regeneréis más rápido. Y tu dolor será más soportable. Iré viniendo cada noche a ver cómo evolucionan.

      Y así cada noche Phaere se acerco al gimnasio y de manera muy ligera iba curando las heridas de la espalda de mi padre. Y también como empezaron a tener una relación más cercana. La segunda noche, hablaban tranquilamente, y en la tercera llegaron incluso a bromear. Phaere descubrió que el iblith que era mi padre, en realidad era un humano valiente, valido e incluso peligroso.

      • Si tu color de piel fuera distinto Xerthek – de vez en cuando dejaba de llamarlo humano y empezaba a llamarlo por su nombre – serías un varón con poder en la ciudad, de los pocos que hay. Tu pericia con las armas es increíble sobre todo teniendo en cuenta tu corta edad. – Para los drows, cualquier humano era joven, dado que ellos consideraban que un drow llegaba a ser adulto a los 80 años aproximadamente.
      • El hecho de vivir menos años, nos hace madurar más rápido. Vivimos y amamos con más intensidad.
      • El amor, pese a que es un concepto del que tenemos conocimiento, soy incapaz de entenderlo. Estudiamos ese sentimiento en nuestras academias, como un punto flaco o debilidad propio de las razas de la superficie. ¿Por qué sacrificar tu propia existencia para preservar la de otro?
      • Porque a veces consideramos que una vida sin compartirla con otra persona, no merece ser vivida. Lo que vosotros consideráis una debilidad nosotros lo consideramos la fuerza. ¿Como golpear más rápido, ser más fiero y luchar por encima de tus posibilidades si no sientes miedo? Si con mi sacrifico puedo hacer que la persona que amo sobreviva, lucharé con más ahínco.
      • ¡Pero morirás!
      • ¿Y? ¿Quién quiere vivir para siempre? Yo decido sobre mi propia muerte. Prefiero morir luchando por proteger a quién amo, que escondido intentando preservar únicamente mi vida.

      Las conversaciones se hicieron más profundas y entre ellos surgió una conexión. No sé exactamente cuánto, peor solo era cuestión de tiempo. Una de esas noches, mi madre llego y se pusieron a hablar. Pero a diferencia de las otras ella no volvió a su habitación esa noche.

       

    • lordsoth
      Participant
      Número de entradas: 284

      Capitulo VIII

      La normalidad regreso a la casa Tlin’orzza. Mi padre gracias a las furtivas visitas de mi madre, mejoro rápidamente, en parte gracias a los hechizos curativos, en parte gracias a la conversación que le animaba, y en parte gracias a que algunos días ella se quedaba a pasar la noche con él.

      Para cuando la matrona requirió que se incorporará a sus tareas en el gimnasio se encontraba en plena forma y más feliz que ningún día desde que había llegado a la ciudad drow.

      Por otro lado, la casa que atacó a la nuestra, fue formalmente denunciada por parte de Jill, por lo que la justicia drow no tardó en hacer acto de presencia. Todos los nobles de la casa, fueron ajusticiados. Pero eso no acababa íntegramente con la casa. Pese a que la mayor parte de los drows habían participado en el ataque, y estos se encontraban o bien muertos o bien formaban ya parte de Tlin’orzza, en la sociedad drow nunca puedes dejar una casa sin defensa. Por ello unos 150 guerreros drows aún permanecían con vida pero sin casa. Esta situación era frecuente y el consejo nunca había pagar a los soldados comunes por los errores de los nobles, no porque sintieran lastima, sino porque lo veían como un desperdicio. Por ello estos soldados fueron subastados entre el resto de las casas, aunque Tlin’orzza siempre tenía un derecho de compra preferente hasta cubrir las pérdidas de soldados que hubiera tenido. Jill exageró bastante las pérdidas de la casa durante la batalla, y lógicamente no menciono los antiguos soldados que habían capturado al derrotar a los atacantes, los cuales pasarían a formar parte de las huestes en los próximos meses, por lo que reclamo casi la totalidad de los miembros comunes de la antigua casa, y pese a que el consejo se negó (el resto de las casas también quería poder hacerse con más soldados) casi dos tercios de las fuerzas que se habían quedado defendiendo, fueron a engrosar nuestras filas.

      Y así la casa prospero, los nuevos reclutas al pasar a sus sesiones de entrenamiento se vieron primero confusos y después indignados de que un humano fuera a entrenarles. Muchos de ellos decidieron acallar al iblith que se atrevía a decirles cómo debían actuar en combate, y todos y cada uno fueron rápidamente silenciados por las armas de mi padre. De hecho uno de ellos después de ser derrotado intento apuñarlo por la espalda, y Xerthek tuvo que traspasarle la mano con su espada dejándosela inutilizada hasta que fuera atendida por una sacerdotisa.

      Por supuesto este acontecimiento acarreo susurros de odio y promesas de muerte hacia él, pero ya estaba acostumbrado. La vida había vuelto a la normalidad.

      En cuanto Xerthek empezó a dar las clases, Phaere dejo de ir a visitarlo por las noches. Esta situación pese a que la entendía, el riesgo que corría Phaere por ir a verlo era ingente, no dejaba de dejarle un sabor agridulce en la boca. Pese a todo en las sesiones de entrenamiento con los nobles, el comportamiento de ambos era exactamente el mismo que unos meses atrás. La única diferencia es que mi padre, cuando le tocaba entrenar directamente con mi madre dejo de intentar ayudarla a perfeccionar su técnica con las armas, empezó a enseñarle a derrotar a sus enemigos.

      • Debes ver Phaere siempre quien te ataca, y debes saber cómo te va a atacar y porque sigue con vida. Recuerda que cualquier persona con la que te enfrentes nunca ha perdido un combate en el que se juegue la vida. Reflexiona en ello, y piensa en como habrá hecho esta persona para ganar el resto de sus combates.
      • Lo dices como si fuera a ser una adivina.
      • No, no tienes que adivinar, tienes que entender. Si te enfrentas a un guerrero de gran envergadura y poderosos músculos que porta un gran mandoble, como crees que luchará. Lógicamente luchará al ataque, intentando avasallar a sus enemigos con cada golpe. No tiene un arma que permita muchas sutilezas y los músculos no hacen más que pesar en un combate largo, buscará derrotarte lo más rápido posible. ¿Qué harías?
      • Pues lógicamente adoptaría una posición defensiva.
      • ¿Escudo en alto? – Pregunto Xerhtek
      • Claro, intentaría que se agotará mientras me defiendo para después pasar al ataque.
      • Pues he de decirte, segunda hija, que estás muerta. Como te he dicho que es la persona, Gran envergadura, poderosos músculos, y una gran espada. Cuanto pesas tú…, unos ¿45 kilogramos? En el primer mandoble que pares con tu escudo se te entumecerá el brazo hasta el hombro y antes de que puedas reaccionar llegará el segundo y no dejará de acosarte. En 3 o 4 impactos te romperá el brazo y el hombro, y las oleadas de dolor nublarán tu mente. Acabas de morir. – Phaere lo miro meditabunda – Siempre debes buscar la contrapartida de tu enemigo. Contra esta persona tendrías dos opciones, envainar tu maza y tu escudo, y empuñar una daga o esquivar hasta que se canse pero nunca bloqueando de golpe, siempre esquivando con el cuerpo y como mucho variando ligeramente el ángulo de su espada con tus recursos, pero nunca intentando bloquearlo de lleno. Te partiría en dos. En cualquier caso esta es la estrategia más arriesgada, la más sencilla es empuñar una daga y esperar. Como te he dicho tiene una gran envergadura eso quiere decir que tendrá los brazos largos, en el primer mandoble debes dar un paso hacia él. Por eso descarto la maza y el escudo, tu objetivo es ponerte pegado a él, pegándoos vuestros cuerpos y para esa distancia una daga es la mejor arma. Horada su hígado y sus pulmones con rápidas puntadas. Habrás acabado el combate. En cambio esta estrategia sería fatal cuando te enfrentas a cualquier tipo de explorador, suelen ser gente muy ágil y resistente, en este momento quizás si te es mejor obligarles a mantener las distancias con tu látigo.
      • Creo que te entiendo humano. Cada persona lucha de una manera distinta. Pero y tu forma de luchar, ¿no influye?
      • Claro que influye y siempre que luches contra un enemigo inferior podrás imponerla, pero si tienes dudas sobre quien es inferior o incluso si tu enemigo te supera en técnica, puedes derrotarlo si sabes cómo contrarrestar sus ataques. No tienes que ser mejor que él, tienes que evitar que él sea mejor que tú. Como derrote al mago, con simples piedras. Si llego a enfrentarme a él con mi espada, hubiese muerto porque él era mucho más poderoso que yo, pero con simples guijarros fui capaz de desbaratar sus planes y no le deje ser más poderoso que yo. ¿Cómo derrotarías a tu hermano?
      • A Uldririth?
      • Si exactamente, como derrotarías a tu hermano. Presupongamos que estuviera a tu nivel en las armas. ¿Cómo lo derrotarías?
      • Pues, es un luchador excelente. Si estuviera a mi nivel, creo que debería esperar a que tuviera un fallo.
      • No, a tu hermano lo puedes derrotar antes aún de comenzar el combate. Lo puedes derrotar por miedo. Tu hermano es un cobarde…
      • Xerthek, esas cosas pueden costarte la lengua – lo interrumpió Phaere.
      • …. Y siempre tendrá miedo – continuo él como si tal cosa – Si demuestras antes de comenzar el combate, mientras os tanteáis una total cara de suficiencia, la que pondrías si un soldado con un año de entrenamiento te retase a muerte, estará perdido. Porque pensará que crees que puedes derrotarlo, y eso le hará dudar de sí mismo. Así ganarías ese combate.

      Y así fueron continuando las clases, cada día Xerthek le invitaba más a alejarse de las armas y entrar en un terreno que podría considerarse más psicológico. Le invitaba a que analizase a otros combatientes en entrenamientos de los soldados comunes y que intentase adivinar como iba a pelear cada uno antes de que empezarán el combate. Que analizase su lenguaje corporal. Eso sería la clave de la victoria.

      Los meses fueron pasando, hasta que un día la matrona Jill convocó a todos los nobles a la sala del trono.

      • Hijos míos, va siendo hora que de que nuestra casa alcance mayor gloria. Poseemos más soldados de los que jamás hemos tenido y muchas de las casas que están por encima de nosotros son menos poderosas. Es hora de que avancemos en nuestro estatus social. Quiero que me traigáis informes independientes de cada una de las tres casas que nos preceden. Cada uno el suyo con su punto de vista. Pronto nuestra casa conocerá nuevas cotas de poder y …. – Se interrumpió de golpe debido a que vio a Phaere marearse – Hija, ¿te encuentras bien?
      • Si madre matrona – se apresuró a responder Phaere – no ha sido más que un ligero mareo, lamento haberla interrumpido matrona – dijo mientras agachaba la cabeza.
      • Acércate y mírame.

      Lentamente Phare se acercó al trono y la miró a los ojos.

      • Bien, bien – dijo mientras posaba la mano en su barriga – Muy bien. Hija mía, al fin vas a ser madre, enhorabuena. Y por lo que siento será una hija, bien hecho.

      Todos felicitaron efusivamente a Phaere, por el nacimiento de su primer vástago, y por supuesto nadie pregunto quién era el padre. En la sociedad drow, los padres directamente no importaban, el hijo, era hijo de su madre. Además de que rara vez se podía determinar con exactitud quien era el padre ya que no existía el concepto de matrimonio, y las drows escogían parejas nuevas entre los varones directamente a conveniencia, normalmente solo para pasar esa noche.

      Phaere recibió todas esas felicitaciones con una sonrisa en el rostro y grito de horror en el alma.

    • lordsoth
      Participant
      Número de entradas: 284

      Capitulo IX

      Phaere estaba aterrada. Aparentemente intentaba llevar con total normalidad su embarazo y, de hecho, era raro que una drow de su edad aun no tuviera descendencia, por lo que fue bien visto. El problema residía en quién era su padre.

      Phaere no era como las demás hembras drows, y no solía mantener relaciones con otros varones drows, básicamente porque no le aportaba nada. Con esto no quiere decir que nunca hubiera estado con varones drows, pero solo en momentos puntuales y nunca más de una vez con el mismo. Si algo no le aportaba nada, simplemente lo desechaba.

      La única persona con la que había mantenido relaciones en varias ocasiones era precisamente, con Xerthek, un no drow, un iblith, lo cual sin ninguna duda era una aberración para alguien de su estatus social.

      Los semi-drows, no eran infrecuentes en la sociedad drow, aunque normalmente eran fruto de violaciones de varones drows sobre esclavas humanas, y pocas veces por parte de una drow con un varón humano. El motivo era el de siempre en la sociedad drow, la sociedad era matriarcal. Un varón nunca podría intentar acercarse a una hembra, ya que esta era superior a él en estatus social, salvo cuando el varón era noble y la hembra no, en cuyo caso el estatus social era similar. Y pocos varones se atrevían a rechazar a una hembra drow por miedo a las consecuencias, por ello, todas las drows podían disponer siempre que lo quisieran de varones drows dispuestos a complacerlas. Por ello era muy infrecuente que acudieran a humanos para estas cosas. En cambio un varón que tuviera un fuerte deseo si podía acudir a una humana para satisfacer sus necesidades ya que esta no podía negarse a ello. En el caso de que la humana resultará embarazada, se esperaba a que naciera el vástago y se entregaban ambos a Lloth en sacrificio.

      Las pocas ocasiones, que citaba anteriormente, en las que una hembra quedaba embarazada de un varón humano, la criatura era igualmente sacrificada a Lloth y la hembra debía expiar su culpa de la manera que su matrona determinase. En cualquier caso siempre habían sido hembras no nobles, nunca una hembra noble. Ese tipo de actos procedente de una noble, podría traer el disgusto de Lloth y la consecuente hecatombe de la familia.

      Por otro lado, además pensaba en quien era su padre. Xerthek no solo era muy competente con las armas, también era un humano pasional, y cuyo espíritu, pese a las constantes privaciones y vejaciones por parte de todos los seres con los que tenía contacto, no podía ser doblegado. Eso podría resultar muy peligroso en el caso de que descubriera que el hijo de Phaere era  suyo, así directamente decidió no decírselo.

      Todo fue bien durante los primeros meses, hasta que en un entrenamiento, Zirkola se batía con Phaere en combate.

      Ambas estaban muy igualadas en el manejo de las armas, pero en un momento dado Phaere asumió un golpe menor con el cuerpo para intentar romper las defensas de Zirkola. Esta consiguió desbaratar el ataque y exclamo.

      • Hermana no deberías hacer esas cosas en tu estado. Pese a que la estrategia podría haber sido útil en un combate normal, en uno de entrenamiento puedes poner en riesgo la vida de tu hija.

      Al escuchar esta frase Xerthek, se quedó anonado y desconcentrado, mientras se batía con Uldririth, el cual no desaprovechó la ocasión y hundió la punta de su espada por debajo de las castillas de Xerthek.

      • AHH! – Exclamo Xerthek reculando deprisa, y consiguiendo que la espada no terminará su trayectoria alcanzándole el pulmón. El resto de combates se detuvieron mientras todos miraban como Uldririth empezaba a moverse en círculos alrededor de Xerthek evaluando hasta qué punto lo había herido.

      Phaere se dispuso a intervenir para parar el combato pero Zirkola la detuvo – No hermana, quizás va siendo hora de que nuestro hermano sea Maestro de Armas.

      Xerthek reculaba mientras agarraba su costado herido con una mano y alzaba su espada con la otra. Cada segundo se debilitaba con la pérdida de sangre mientras notaba los latidos del corazón en su sangrante herida. Sabía que el tiempo corría en su contra, su pierna empezaría a fallar en breves minutos restándole movilidad. Uldririth también era consciente de ello, así que limitaba a girar en círculos alrededor de él dándole pequeños puntazos con su espada para evitar que Xerthek pudiera intentar armar un ataque complicado.

      Mi padre evaluó la situación rápidamente y consiguió erguirse del todo.

      • Debiste acabar el golpe Uldririth, jamás hubieras tenido una ocasión tan buena.
      • No te preocupes, iblith, en breves lo terminaré.
      • No tendrás ocasión – y dicho esto dio un salto hacia delante.

      Uldririth reculo rápidamente para ponerse a cubierto, precisamente lo que Xerthek deseaba, en el mismo instante en que sus pies tocaron el suelo dio cuatro rápidos pasos hacia atrás, que, sumados a la distancia que había puesto Uldririth, le dio los segundos que necesitaba. Con un rápido movimiento de su espada rajo su camisa y se la dejo colgando de su brazo izquierdo en dos trozos. Rápidamente clavo su espada en el suelo y ato uno de ellos alrededor de su cintura con fuerza taponando la herida del costado. Al mismo tiempo arrojo el otro trazo de camisa a la cara de Uldririth que se abalanzaba sobre él al ver que había soltado el arma.

      La camisa le impacto la cara, y aunque lógicamente no le hizo nada rompió la concentración de su ataque. Xerthek aprovecho ese momento de vacilación para colarse por debajo del ángulo visual de Uldririth, cegado por la camisa y arremeter contra él con el hombro.

      Uldririth, salió despedido hacia atrás, lo cual era lógico ya que Xerthek debía pesar unos 20 kilos más que él de puro musculo, momento que aprovecho mi padre para afianzar bien el nudo y el vendaje a compresión y recoger el arma.

      La oleada de dolor que le recorrió cuando la presión de la camisa sobre la herida llego a su cerebro, le hizo sentirse desorientado y pequeñas luces aparecieron en su vista desconcentrándolo. Consiguió volver a enfocar su mirada justo a tiempo para detener el envite de Uldririth.

      El ataque de Uldririth fue brutal, y tenía como único objetivo sesgar la vida de mi padre. Este pese a que se encontraba débil y dolorido consiguió contenerlo y aún tuvo un momento para sonreír.

      • Prosigamos con la lección, Uldririth. Parece que no has aprendido nada. Debes dejar atrás tus emociones y pensar con la cabeza.

      Este gruño con rabia y siguió descargando tajos a diestro y siniestro tanto con su espada como su estilete en busca del golpe de gracia.

      Xerthek consiguió seguir esquivando y bloqueando sus ataques durante unos pocos minutos más, hasta que Uldririth utilizo un ataque que él conocía bien. Empezó a lanzar rápidos puntazos con su estilete hacia el flanco derecho de xerthek obligándole a olvidarse un poco de la espada y colocarse de frente al puñal. En ese momento Uldririth alzo la espada por la espalda de Xerthek con la intención de clavársela en la espina dorsal. El problema de ese ataque es que tenía ambas manos a los lados del cuerpo de Xerthek, con él en medio. Simplemente Xerthek lanzo un cabezazo a su rostro.

      La explosión de dolor nublo los sentidos de Uldririth que fue incapaz de completar la maniobra, y trastabillo dando rápidos pasos hacia atrás. Xerthek no lo dejo respirar y empezó a lanzar rápidos espadazos contra el brazo armado de Uldririth, hasta que consiguió arrancarle la espada de las manos. Lanzo un rodillazo, esta vez a la boca del estómago de Uldririth, haciendo que se doblase por la cintura, y giro sobre sí mismo, alrededor de este, colocándose en su espalda. Alzo su espada dirigida a su desprotegida nuca dispuesto a lanzar el golpe mortal cuando escucho.

      • Amri xeno haltem!

      Una fuerza mágica se apodero de sus músculos impidiendo que realizará ningún movimiento.

      • No pretenderías, acabar con la vida de un drow, ¿verdad esclavo?
      • Nunca haría eso, Zirkola, primera hija. Solo quería que viese su error, podría haber ganado el combate si no llega a precipitarse. Pero el ansia le pudo.
      • Bien bien, Phaere, atiende las heridas del humano, mañana debe estar en plena forma para entrenar a los soldados. Madre tiene grandes noticias para nosotras hoy, y todos nuestros soldados deberán estar en plena forma pronto, así que cúralo para que pueda seguir cumpliendo con su cometido. Y tú, Uldririth, eres una vergüenza. El iblith ha vuelto a derrotarte, camina y lárgate de mí vista, no querrás que cuente esto a la madre matrona.

      Todos salieron del gimnasio dejando a Phaere y Xerthek a solas.

      • Phaere… tú, yo… Estás embarazada.
      • Escúchame bien humano, pues no volveré a repetirme. Lo que paso esas noches fue un error y un capricho que tenía. No significas NADA para mí. Además igual que tú, es mucho más probable que sea alguno de los drows de la casa. O acaso te creías que me tenías en exclusiva, humano. No eres nadie, ni significas nada. Mi hija será mía, y si por algún casual es hija tuya, cosa que dudo porque intentaba tomar precauciones después de pasar la noche contigo del asco que me producía pensar en esa posibilidad, será entregada a Lloth inmediatamente, y tú la acompañarás para que no se sienta sola por el camino. Recuérdalo bien humano, tú no eres nadie para mi hija. Y nunca lo serás.

      Hecha una furia salió del gimnasio, dejando a un Xerthek abatido por una dosis de realidad que no era tal.

    • lordsoth
      Participant
      Número de entradas: 284

      Tal y como prometió Zirkola, la matrona Jill llamo a los miembros nobles de la casa esa misma noche. Hacia allí se encaminaron todos, las tres hermanas junto con los dos hermanos y el patrón. Al llegar Jill los recibió en su trono.

      • He leído vuestros informes, y todos coinciden. Cualquiera de las tres casas que tenemos por encima nuestra son blancos asequibles, salvo solo un par de obstáculos. Nada que no se pueda salvar bajo una buena planificación. Estoy satisfecha con vuestro trabajo.

      Todos los allí reunidos sonrieron con cara de satisfacción, hasta que Zirkola pregunto.

      • ¿Y cuál es el veredicto madre, cuál será la casa que sufra nuestra cólera?
      • Urik Balah.
      • ¡Urik Balah! – exclamo la pequeña de las tres hermanas – pero madre, esa no es ninguna de las casas que nos mandaste explorar. Es la octava casa de la ciudad, ¡tiene un puesto en el consejo regente! ¡Está totalmente fuera de nuestro alcance!
      • ¿Osas replicarme, hija? ¿Acaso dudas de mi buen juicio?
      • Nunca madre, pero… Urik Balah, me ha dejado totalmente sorprendida.
      • Si, eso lo entiendo hija, y entiendo que todos pongáis esa cara de estupefacción pero tenéis que ver que yo tengo recursos de los que vosotros no disponéis. Después de nuestra gran victoria me he puesto en contacto con una Yocohol, una de las doncellas de Lloth, ella me ha felicitado por nuestra victoria y ha dicho que Lloth está muy contenta con nosotros, y que en cambio esta disgustada con esa casa. El mensaje no ha podido ser más claro, debemos destruir a Urik Balah.
      • Pero madre, ¿que ganamos con ello? – Replico Uldririth – El destruir esa casa no hará que tu ocupes su puesto en el consejo regente, simplemente ascenderemos una posición, y la actual novena casa será la que pase al octavo puesto y al consejo regente. Nos arriesgamos muchísimo más que atacando a la catorceava casa, nuestra predecesora, pero el resultado será el mismo.
      • Solo un varón cobarde y necio podría hablar así hijo. Nos arriesgamos más, si, pero te olvidas de dos cosas. Una, es una orden casi directa de Lloth y yo no soy tan necia como para desobedecer, y segunda nuestra recompensa será mucho mayor de lo que puedes imaginar. Nuestros enemigos tienen un contingente de casi 900 soldados drows, y puede que llegue a tener hasta cuatro veces nuestras riquezas. Si ganamos el combate todos los supervivientes y todas esas riquezas pasarán a nuestras arcas. Esto no es una defensa, donde los culpables se ejecutan después, si ganamos será como si esa casa nunca hubiera existido y todo lo suyo pasará a ser nuestro. El botín es mucho más apetecible de lo que piensas. Tras esa victoria estaremos en condiciones de enfrentarnos a cualquiera de nuestros predecesores en una rápida sucesión, de hecho es probable que varias casas maten a sus madres matronas y los nobles y disuelvan la casa, solo para no tener que enfrentarse a nosotros. Nuestro ascenso será meteórico y en menos de un siglo, ocuparemos un puesto en el consejo regente de la ciudad. Todas las posibilidades están ahí para que las cojamos. Solo debemos aprovecharlas.

      Un grave silencio, se apoderó de la sala mientras iban asimilando las palabras de la madre matrona.

      • Tu plan es ambiciosa, madre matrona, pero debes ilustrarnos – dijo Ytxelari – Si poseen casi 900 soldados drows, y dios sabe cuántos esclavos si tienen semejante cantidad de riquezas. ¿Cómo podremos derrotarlos? Estaremos en una situación favorable a ellos que se defienden tras sus murallas y en inferioridad numérica. No logro ver cómo podemos enfrentarnos a todos esos guerreros y ya no digo ganar, digo solo sobrevivir a pasar la primera barrera defensiva.
      • Eso es fácil hijo, simplemente no nos enfrentaremos ni a los guerreros ni a los esclavos. Lloth está disgustada con ellos por lo que no los pondrá sobre aviso. Nuestro ataque será idéntico al que hicieron nuestros enemigos contra nosotros. Nos colocaremos ocultos en las sombras encima de su casa, y descenderemos con apenas un contingente de 200 soldados, los mejores. Al mismo tiempo las sacerdotisas atacaremos mentalmente a las defensoras para cegarlas y evitar que puedan coordinar la casa. La mitad de sus integrantes no sabrán ni que pasa. Actuaremos rápido y concienzudamente. Mataremos a la matrona y a los nobles, causando el mínimo de bajas posibles. El resto de los guerreros pasarán a formar parte de nuestras huestes.
      • ¡Es un plan genial madre! – dijo Zirkola.
      • Es un plan genial, pero requiere paciencia, practica y estudio. Espero que podamos llevarlo a cabo en el plazo máximo de tres años, pero mientras debemos entrenar a los 200 soldados que saltarán en ataques aéreos. Xerthek deberá ocuparse de ello. Así mismo, deberemos estudiar muy a fondo el techo de la caverna por encima de su casa y crear una recreación en nuestra capilla, es el único espacio lo suficientemente alto para que podamos crearlo. Ytxelari, ¿podrás conjurar una ilusión que sea veraz?
      • No supondrá ningún problema matrona.
      • Perfecto, Uldririth, tú con varios exploradores te ocuparás de explorar el techo. Deberás memorizar cada grieta y cada palmo de terreno, para que Ytxelari pueda reproducirlo con la mayor veracidad. Y vosotras hijas mías deberéis practicar con los hechizos de levitación y enfriamiento mágico, deberéis tenerlos activos en cincuenta soldados mientras realizamos un ataque mental contra nuestros enemigos. Todos tenéis vuestras obligaciones. Deberéis cumplirlas.
      • Y yo matrona – pregunto Neiod, el patrón. – Cual será mi obligación.

      Jill lo miro y le respondió – Acércate, Neiod querido. Para ti tengo otro trabajo importante.

      Neiod se acercó al trono tal cual le indico la madre matrona. En cuanto estuvo a su lado esta descargo su mano con una violencia increíble contra su rostro, dejándolo aturdido y tambaleante. Al mismo tiempo cogió de la mesa la daga de sacrificios y se acercó a él lentamente mientras lo miraba a los ojos.

      • No… no – exclamaba Neiod retrocediendo, mientras el resto de los nobles se apartaban de él.

      La madre matrona le agarro por el brazo y se lo retorció abriéndoselo, y acto seguido clavo la daga en el corazón del patrón. Este se agito convulsivamente mientras la daga consagrada hacia su trabajo, y absorbía su sangre, corrompiéndola en el proceso. Una vez hubo terminado Jill la extrajo de su cuerpo, ya sin vida, que se desplomo en el suelo como un saco. Se acercó al pequeño altar y rego la figura allí puesta con la sangre con la que se había llenado la daga.

      • Había que agradecer a Lloth, la información que nos ha dado, y la verdad ya estaba aburrida de él. He visto otro varón entre los soldados comunes que igual asciendo a patrón, aunque será si eso, después del ataque. Ahora no tengo tiempo para distracciones ni para insignificantes varones inútiles con delirios de grandeza. Marchaos todos ahora y cumplid con vuestras obligaciones.
      • Si matrona, exclamarón todos al unísono.
      • Avisad a Xerthek de su nuevo cometido. Decidle que escoja a los 200 soldados que crea que pueden cometer mejor esta tarea. Deberá entrenarlos hasta que salga perfecta, y si es necesario los acompañará en el ataque. Decirle que su vida depende de ello.

      Todos abandonaron la capilla mientras pensaban en las grandes cotas de poder que podrían alcanzar con la guía de la matrona Jill. Phaere por su lado también pensaba en cómo le sentaría a Lloth que una noble diera a luz un vástago semi-drow.

      • Esta respuesta fue modificada hace 4 years, 11 months por lordsoth.
    • lordsoth
      Participant
      Número de entradas: 284

      Capitulo XI

      Tras las órdenes recibidas por la matrona, todos se pusieron manos a la obra. Uldririth dirigió bastidas de exploración por los techos de la caverna inmediatamente superiores a la casa Urik Balah. Estas patrullas estaban compuestas por los mejores drows debido al riesgo que suponía que fueran descubiertos ahí arriba. A través de arpeos iban descolgándose de estalactita en estalactita y trazando una ruta hacia la casa.

      Una vez finalizaban iban con sus informes a la casa y se lo transmitían a unas sacerdotisas, bastante buenas en el arte del dibujo, las cuales iban dibujando en una pizarra enorme lo que sería un plano a escala del techo.

      A través de este dibujo Ytxleari iba conjurando una ilusión que semejaba el techo de dicha caverna, la cual era repasada por los drows que realizaron las exploraciones para verificar que todo fuera correcto. Si detectaban cualquier imperfección, se la transmitían a las sacerdotisas y a Ytxelari, que rápidamente acometían la corrección del dibujo, hasta que quedará perfecto.

      Este proceso fue largo y tedioso y demoró varios meses solo para tener la primera sección del techo de la caverna perfectamente maquetado.

      Al mismo tiempo Xerthek, que había recuperado su frialdad habitual, procedió a escoger a los que serían los 200 elegidos para realizar la incursión. La decisión fue difícil y decidió dividirlos en dos grupos. Primeramente escogió a los 100 mejores tiradores con ballesta de la casa, y después a los 250 mejores guerreros.  Del primer grupo pidió a las sacerdotisas que formularan hechizos de levitación sobre ellos y una vez se fueron acostumbrando a la sensación de ingravidez, los puso a disparar a blancos durante varios días. Después les exigió que dispararán a esos blancos mientras flotaban a de un punto a otro de la sala. La última fase consistió en formar dos grupos. El primero de estos debía acudir de un extremo a otro de la gran capilla, disparando a unos pequeños blancos que arrojaban al aire los del segundo grupo, de esta manera debían acertar a pequeños blancos en movimiento mientras ellos mismos se movían. Al terminar se invertían los papeles y era el segundo grupo quien flotaba mientras los primeros arrojaban los blancos. Siguieron con este entrenamiento durante varias semanas, que resulto entretenido para los guerreros drows, que no tardaron en hacer apuestas de que grupo conseguía que menos blancos impactarán intactos contra el suelo. Xerthek, lejos de desanimarlos los alentaba porque lo consideró un extra para su entrenamiento.

      Por otro lado puso a batirse a los 250 guerreros unos contra otros durante varios días. Después los llevo a una sala más pequeña y les mando volver a batirse, y semana tras semana los iba metiendo en estancias más pequeñas hasta que apenas tuvieran margen de maniobra. Esta batalla no se iba a librar en los patios de una casa por detrás de una gran línea de esclavos que pararían el grueso del ataque. Esta batalla de libraría directamente contra las fuerzas defensoras en plenas facultades y descansados en pasillos estrechos y sinuosos. Una vez se hubieron acostumbrado a este tipo de lucha, creo una pequeña liga, en la cual cada vez que un guerrero golpeaba a otro con un golpe que lo hubiera matado o incapacitado, ganaba unos puntos y, en cambio, si era el quien era incapacitado los perdía. De esta manera fue capaz de ir escoger a los 200 soldados, 50 tiradores y 150 guerreros que compondrían la expedición.

      • Desde mi punto de vista la estrategia está clara – explico Xerthek, a las tres hermanas y Ytxelari en la capilla, Uldririth estaba fuera de la casa encargándose de la exploración del techo de la caverna – Mantendremos una fuerza de 50 soldados permanentemente en el techo, esto nos dará una ventaja estratégica clave. Estarán parapetados detrás de las estalactitas,  contra un enemigo que no puede alcanzarlos, y que tendrá que exponerse a cielo descubierto para poder frenar el ataque de los invasores. Por otro lado los 150 soldados se encaminarán directamente al salón del trono, si la matrona está amenazada los nobles acudirán prestos. Presa fácil de nuestros ballesteros, este fue un factor que los soldados que atacaron nuestra casa no contaron y que pudiera haberles dado la victoria. Por otro lado, gran archimago, sería interesante que tú y tus magos pudieran conjurar algún tipo de barrera mágica que repeliera los hechizos frente a nuestros ballesteros, así estarán a salvo de los hechiceros enemigos. Y por último deberemos formar un cordón alrededor de la casa con esclavos y drows. Es posible que alguno de los drows nobles, en un momento de cobardía intente huir. Nuestras fuerzas estarán ahí para impedirlo, será como salir de la sartén para caer al fuego.
      • Veo que lo tienes claro humano, digo Zirkola. La matrona Jill estará contenta. ¿Tienes ya elegidos a los asaltantes?
      • Sí, tengo definidos a los integrantes de la expedición así como a 20 suplentes para los ballesteros y 50 para los espadachines, por si alguno falla o se lesiona. No quiero que vaya nadie que no esté al 100% de sus condiciones físicas. No podemos cometer errores.
      • En eso estamos de acuerdo humano, el liderazgo de ese grupo es importante.
      • En cuanto al liderazgo, primera hija, me gustaría hablar libremente si se me permite.
      • Puedes hablar libremente humano, pero eso no quiere decir que no entregue tu corazón a Lloth si te pasas…

      Suspirando Xerthek continuo – Vosotras estaréis ocupadas en vuestro asalto mental a las sacerdotisas enemigas, y no es el tipo de incursión en la que un archimago evocador pueda destacar, dada las características del entorno. He pensado que Uldririth podría liderar a los ballesteros, dado que conoce perfectamente el entorno y…

      • Además de que no deseas que dirija el asalto cuerpo a cuerpo. ¡No nos mientras humano! – exclamó la mayor de las hermanas
      • Y no deseo que lideré el ataque cuerpo a cuerpo. Ese ataque es crucial, habrá que improvisar sobre la marcha ya que no conocemos la distribución exacta de la casa y es imprescindible que el líder sea rápido de mente y osado. He pensado en establecer una cadena de mando de 5 hombres, cada uno inferior al anterior, de manera que siempre haya una decisión rápida e indiscutible en cuanto como proceder. No puede haber vacilaciones. Si me lo permitís he escogido a los que creo que serían los cinco mejores candidatos.
      • – Creo que solo debes escoger a cuatro Xerhtek.
      • ¿Cuatro? A ver no es algo relevante, únicamente son suplementes por si los primeros caen en la batalla, puse cinco porque si caen 5 de nuestros comandantes, probablemente signifique la batalla está perdida.
      • Digo cuatro, porque tú liderarás el ataque.
      • ¿Yo? ¿Cómo? A mí nadie me había dicho…
      • Porque aún no te has enterado, humano. Nadie tiene que decirte nada, haces lo que se te manda y punto. Y si no lo haces serás entregado a Lloth de la forma más desagradable posible. Te recuerdo que tenemos prisioneros que sufren tortura desde hace más de tres décadas….

      Xerthek bajo la mirada con resignación. A esto había llegado su vida, iba a dirigir un ataque contra una fuerza peligrosísima, solo para morir o sobrevivir convirtiéndose de nuevo en un esclavo, a veces perdía la perspectiva de que sería preferible.

      • Phaere, quédate con Xerthek hasta que termine el entrenamiento y después comunícaselo tu a los soldados. Lo aceptarán mejor viniendo de una de nosotras.
      • ¿Yo?, no podría hacerlo otr…
      • ¿Tú también vas a replicar, segunda hija? Recuerda cuál es tu sitio en la casa.
      • Perdona hermana, tienes razón. Lo haré gustosa.
      • Vámonos.

      Y los tres abandonaron la capilla dejando a Xerthek y Phaere a solas, por primera vez desde aquella última conversación entre los dos.

      Xerthek no pudo evitar mirarle la barriga, y ella intento giro la cabeza con furia, como si le molestase que la mirase.

      • Que tal estas, Phaere.
      • No es de tu incumbencia humano.
      • Phaere, siento mucho haberme puesto así aquel día. Ahora ya entendí que la hija que esperas no es mía. Los humanos somos distintos a vosotros en cuanto a términos de parejas. Muchos varones y hembras se unen para toda la vida y solo tienen una pareja. He de reconocer que me sorprendió cuando me dijiste que habías estado con más varones a parte de mí durante esas fechas. De ahí que mi primera impresión fue que yo fuera su padre.
      • Pues no es así humano, las hembras drows están con quien quieran, y siempre que quieran. Nunca lo olvides.
      • Y no lo haré, pero tampoco me gusta que haya siempre esta hostilidad entre nosotros.
      • Bien, cejaremos esta conversación ahora y nunca más volverá a repetirse. Si respetas esto, no hay ningún motivo para que no podamos retomar una relación como la previa al día en que me salvaste la vida.
      • Así será.

      Y así juntos se encaminaron a comunicar a los drows las noticias de Phaere. No les sentó demasiado bien, pero al estar allí una de las grandes sacerdotisas de la casa, ninguno se atrevió a protestar.

      Los meses siguieron pasando y los entrenamientos sucediéndose. Cada vez el techo de la capilla se asemejaba más a la forma del techo de la caverna, gracias a las ilusiones de Ytxelari, y pudieron pasar  a los entrenamientos reales del asalto.

      Y así sin que nadie le prestará la mayor atención llego el día del parto de Phaere.

      Quizás os esperéis algo espectacular con gritos y una gran historia sobre como llego el día que nací. Pero no fue así. Los semi-drows y los drows, cuando son recién nacidos apenas se diferencian. Apenas se nota en la tonalidad de la piel, un poco más clara en los primeros, pero en general los genes drows son dominantes. Las mayores diferencias se notan con los años, especialmente por la maduración y la corpulencia. Un semi-drow se hace adulto mucho más rápido que un drow, por su ascendencia a humana y tiende a desarrollar una musculatura y un tamaño que los drows no alcanzan. En el caso de las hembras, los cambios son más sutiles. Por supuesto el envejecimiento acelerado de los semidrows sigue imperando pero en cambio, en las diferencias físicas, las más grandes son la altura, superior en las semi-drows, los rasgos más cincelados y marcados en las drows, y el tono de la piel. Pero apenas podría haber diferencias entre una drow pura, de piel ligeramente más clara, alta y rasgos no tan agresivos, con una semi-drow bajita, con el tono un poco oscuro para ser una semi-drow. En cualquier caso estas diferencias destacan con los años, por lo que el día que mi madre se puso de parto, fue conducida a la capilla privada, donde la menor de sus hermanas la asistió en el parto. Una vez hubo nacido, la que fue mi tía le pregunto a mi madre:

      • ¿Cuál es su nombre?
      • He decidido que se llamará Idrariz.

      Y tras rezar unas oraciones dándole las gracias a Lloth y diciéndole que la nueva vástago de la casa solo viviría para honrarla salió de la capilla, dejando a mi madre sola, para dedicarse a sus quehaceres. Por supuesto su otra hermana, ninguno de sus hermanos y ni su madre aparecieron.

      La vida en la sociedad drow es demasiado rápida e importante como para que algo tan nimio como el nacimiento de un bebé pueda alterar la rutina de nadie.

      • Esta respuesta fue modificada hace 4 years, 11 months por lordsoth.
    • lordsoth
      Participant
      Número de entradas: 284

      Capitulo XII

      Los preparativos de la batalla se fueron ultimando. Phaere iba intercalando sus responsabilidades de la batalla junto con las responsabilidades de su nueva maternidad.

      Los bebes drows no son responsabilidad exclusiva de su madre, en el caso de los nobles. Las responsabilidades del cuidado de una criatura recién nacida recaían también en sacerdotisas ya mayores de la casa, que se ocupaban de que estuvieran cuidados. No os podeis imaginar a unas dulces nodrizas cuidando amorosamente de bebes, simplemente se ocupaban de alimentarnos cuando tocaba y que no estorbásemos demasiado. Por suerte para mi, nunca fui un bebe alborotador y con pocos meses apenas lloraba, lo cual me ahorro bastante sufrimiento. No sería del primer caso en el que un bebe alborotador acababa siendo sacrificado, únicamente para evitar trabajo.

      Phaere se ocupo más de mi de lo que hacen muchas hembras drows con sus hijos, quizás porque fuera la primera, o quizás porque sabía que nuestro tiempo estaba limitado. Tarde o temprano mi desarrollo anormalmente rápido para un bebe drow, llamaría la atención y no sabía a qué podría exponerse llegado el momento. Por las noches me venía a buscar, dormía en su estancia y se ocupaba de mi cuando me despertaba.

      Así pasaron los primeros meses de mi vida, con mi madre di mis primeros pasos cuando apenas tenía ocho meses, y empecé a decir mis primeras palabras cuando cumplí un año y medio.

      En ese momento empezó otra fase de mi formación. Las sacerdotisas nodrizas empezaron a enseñarme los fundamentos de la lengua drow, y además, aunque esto solo ocurría en nuestra casa, a enseñarme simultáneamente el lenguaje de la superficie, en concreto el dendrita. El motivo de esto es que nuestra casa mantenía contactos comerciales con agentes del exterior por lo que ser capaz de entender su idioma siempre era una ventaja táctica contra ellos.

      Por aquel entonces aún no había conocido a mi padre, primero porque el ignoraba que yo fuera su hija y segundo porque por su condición de esclavo no podía pasearse por la casa libremente. Su área de actuación se limitaba al gimnasio y, recientemente, a la capilla para entrenar a los soldados de la incursión.

      La fecha de mi segundo cumpleaños fue una fecha relevante para mi casa, ese día se reunieron todos los hijos de la casa Tlin’orzza, e indicaron a mi padre que también debía acudir.

      A la hora señalada se encontraban todos con la matrona, que fue la primera en hablar.

      • Adelante, contadme vuestros progresos. Hijas mías comenzad vosotras.
      • Madre, estamos preparadas – hablo Zirkola, en representación de las tres hermanas – hemos memorizado y practicado tanto los hechizos de levitación como los de ocultamiento mágico hasta la saciedad. Somos capaces de lanzarlos de manera totalmente inconsciente y de mantenerlos en el tiempo tanto como deseemos. Al mismo tiempo podemos concentrarnos en otras cosas, como será el caso en el ataque mental.
      • Perfecto hijas mías, y las tropas, cual es su estado humano.
      • Las tropas están listas, de hecho, hemos llegado al punto de no avance y cada día que pase será peor porque solamente se aburrirán y será contraproducente. Nuestras tropas no podrán estar mejor preparadas de lo que están a día de hoy.
      • Es lo que me imaginaba, y por último, ¿los magos Ytxelari?
      • Nuestra tarea en esta batalla es menor, formularemos resistencias mágicas sobre nuestras tropas de asalto y mantendremos escudos de energía y escudos sobre los tiradores para escudarlos lo máximo posible de las agresiones mágicas. Igualmente, con el resto de las tropas crearé un cordón alrededor de la casa protegidos por globos de oscuridad.
      • Respecto a ese punto, si me lo permites madre matrona, quería realizar una pregunta – se aventuro mi padre, era peligroso para él hablar cuando no se le había preguntado nada.
      • Adelante humano.
      • ¿Sería posible retrasar los globos? En el ataque que recibimos fuimos conscientes del ataque en el momento en el que los globos empezaron a aparecer en nuestro horizonte. En ese caso es lógico, cientos de drows con miles de esclavos atacando la puerta principal, se debía de ocultar a la ciudad. Pero en nuestro caso no es así, descenderemos encubiertos y nadie se percatará de mi presencia. Sugiero que se retrasen los globos hasta que nos descubran. En ese momento, plantamos los globos y cerramos el cordón. Mientras no nos descubran nadie intentará huir y cuanto más tiempo ignoren que están siendo atacados, las posibilidades de éxito de la misión aumentarán.
      • Me parece bien, humano. Haremos como dices. A mayores yo formularé un hechizo que os permitirá comunicaros telepáticamente tanto conmigo como entre vosotros. Xerthek serás tu el encargado de dar los avisos, nuestro ataque mental comenzará en el momento que nos lo digas, así como el cordón de Ytxelari. Mantendremos la ventaja de la sorpresa todo el tiempo que podamos. Por otro lado, deciros que nuestros espías me han informado de que mañana la casa Urik Balah celebrará una reunión a media tarde. Es el momento idóneo para atacar, con todos los nobles en el nivel del trono.

      Un silencio se apoderó de la sala mientras todos se daban cuenta de lo que escuchaban. Mañana se decidiría todo, o triunfaban o su casa junto con todas las vidas de los allí presentes finalizarían violentamente.

      • Dormid bien esta noche. Mañana a estas horas ocuparemos un lugar más elevado en el estatus social de la ciudad. Toda la gloria para la casa Tlin’orzza.

      Y tras esta ultima arenga, todos se retiraron a descansar.

      El día siguiente amaneció trepidante para todos los integrantes de la casa. Se palpaba la tensión en el ambiente. Xerthek se encontraba en el gimnasio preparándose mentalmente para el combate cuando Phaere hizo acto de presencia.

      • Xerthek, tengo algo para ti.

      Él saliendo de su estado de meditación, se puso en pie y se acercó a ella.

      • Dime segunda hija, en que puedo ayudarte.
      • He discutido con mi madre y mis hermanas por esto, pero al final han cedido en que es lo más sensato ya que vas a dirigir el ataque. – le dijo mientras le entregaba un bulto envuelto en un lienzo blanco.

      Xerthek lo tomó, lo posó en una mesa cercana y lo desenvolvió con cuidado. Dentro había una cota de maya de manufactura drow, brillantemente pulida, con un cuero negro suave en el interior. Igualmente había unas espinilleras de malla y unas botas de cuero suave. Xerhtek la miro con extrañeza, como si no comprendiera los regalos.

      • Es importante que sigas vivo, para poder dirigir la batalla. Estas mayas están hechas de adamantita como las de todos nuestros soldados y absorberán las protecciones de Ytxelari y los demás magos muchísimo mejor, y las retendrán mas en el tiempo que el metal normal.
      • Gracias, Phaere.
      • Gana la batalla y estaremos en paz.
      • Lo haré.

      Y con esas palabras y miradas cómplices se despidieron. O se volvían a ver victoriosos o nunca más se volverían a ver.

      • Esta respuesta fue modificada hace 4 years, 11 months por lordsoth.
    • lordsoth
      Participant
      Número de entradas: 284

      Capitulo XIII

      Las tropas avanzaron flotando lentamente en dirección a la casa Urik Balah, encabezados por Xerthek al frente de las tropas de asalto y Uldririth de los ballesteros. Al mismo tiempo Ytxleari mandó varias patrullas diseminadas por la ciudad drow cada una con un mago especializado en alteración. Estos habían memorizado previamente localizaciones específicas alrededor de Urik Balah a fin de teleportarse rápidamente llegado el momento. De esta manera, en pocos segundos podrían estar en posición sin levantar sospechas previas.

      La matrona Jill, se encontraba en la capilla privada, junto a sus hijas y otras 4 grandes sacerdotisas de la casa, entonando una letanía a Lloth a fin de obtener su favor para iniciar el ataque mental contra la casa rival.

      Todo estaba dispuesto, solo faltaba que comenzase el ataque.

       

      Las tropas de Xerthek y Uldririth fueron acercándose a la casa enemiga. Conforme llegaron empezaron a moverse por una zona de batalla ya conocida, la recreada en la capilla. Ascendieron hasta el techo de la caverna para camuflar su calor corporal, enfriado mágicamente, con la pared de esta. El grupo empezó a moverse más despacio flotando en parejas mientras los ballesteros iban desviándose conforme iban llegando a sus posiciones asignadas.

      Al llegar a la gran estalactita que descendía por detrás del patio de la casa esperaron.

      • Despliega al resto de las tropas Uldririth, esperaremos aquí hasta que nos des la señal de que todas tus tropas están en posición.

      Uldririth, al que se le había advertido que era Xerthek quien dirigía el ataque, no él, gruño a modo de respuesta, poco acstumbrado a recibir órdenes, y menos de un humano.

      Mientras terminaban de desplegarse las tropas, Xerthek se giró hacia sus soldados.

      • Escuchadme, no improvisaremos. Esta estalactita como hemos estudiado nos dejará a poca altura en el patio trasero. En cuanto los primeros lleguemos a la altura adecuada, esperaremos a que el resto de tropas se vayan colocando y una vez estén colocadas, daremos el aviso a la casa de que inicien el ataque mental. Una vez nos den luz verde, nos desplegaremos rápido. Nuestros ballesteros deberían despejarnos el pasillo y lanzaran también dardos con silencio mágico, así que no habrá ruidos ni gritos. Es fundamental que nadie salga vivo de ahí y que nos hagamos con ese pasillo sin que nadie se percate, para que todo nuestro comando pueda desplegarse. Una vez hecho eso… directos a la capilla.

      Todos asintieron en silencio. El momento de la verdad había llegado.

      Uldririth envío telepáticamente su mensaje de que todos los ballesteros estaban en posición, por lo que las tropas empezaron a descender por la estalactita. Lo fundamental era no separarse mucho. La estalactita estaba fría en el aspecto infrarrojo, al igual que sus cuerpos, por lo que cualquier persona que los mirase hacia esa zona, no vería absolutamente nada. Lógicamente, en el aspecto de luz normal, los hubiesen visto perfectamente, pero nadie utilizaba ese espectro salvo clérigas y sacerdotisas para poder leer. Al llegar a la base tal y como habían estipulado, Aguardaron a que el resto de las tropas descendieran lo máximo posible, apiñándose unos junto a otros alrededor de la estalactita. Cuando todos estuvieron preparados Xerthek, telepáticamente, envió el siguiente mensaje.

      • Matrona, estamos preparados. A tu señal comenzará el ataque.

      En la capilla la matrona miro a sus hijas. Estas dieron una pequeña señal de asentimiento con la cabeza. Cada una tenia su victima localizada. Estaban preparadas.

      • Que comience el ataque – dijo telepáticamente al grupo.

      Múltiples acciones se sucedieron en ese momento. Por un lado, las tropas diseminadas por la ciudad cerraron pequeños círculos alrededor de su mago, levantando miradas extrañas entre los transeúntes de la ciudad. Las primeras tropas, con Xerthek en cabeza, se despegaron de la estalactita y empezaron a flotar hacia el balcón de la casa. Los ballesteros lanzaron una andanada de dardos encantados con pequeñas zonas de silencio contra el balcón. Esto provoco que todo el balcón quedara en un silencio absoluto, lo cual levanto miradas de extrañeza en los defensores, los cuales empezaron a caer entre gritos sordos de agonía, cuando el resto de los ballesteros iban abatiéndolos uno por uno. Por su lado las sacerdotisas iniciaron su ataque mental contra la matrona y sumas sacerdotisas de la casa.

      Estas últimas desde el primer momento se dieron cuenta de que algo iba mal. Estaban encontrado una fuerte resistencia a ser capaces de acceder a las mentes de sus rivales. Esto no debería haber ocurrido, ya que ellas contaban con el favor de Lloth, mientras que sus enemigas no. Siguieron esforzándose duramente, mientras las mentes de las defensoras empezaban a fundirse entre ellas formando una red tan compleja como la de las atacantes.

      • Vamooos… – exclamo nerviosa Phaere.
      • Redoblad vuestros esfuerzos hijas, si consiguen tejer la red, estamos perdidas.

      Redoblando sus esfuerzos empezaron a ejercer presión ya no individualmente sobre cada sacerdotisa, sino sobre la red que estaban empezando a formar. Cada vez que veían una hendidura se lanzaban contra ella, cortando conexiones y destrozando su sincronización. Pero perdían terreno. Cada minuto que pasaba estaban más cerca de ser derrotadas, y que las defensoras aprovechando la conexión mental que estas habían forjado, pasaran a ser las atacantes.

      Las primeras tropas junto con Xerthek, habían llegado al balcón y se encargaban de rematar a los caídos, y a tomar posiciones a lo largo del pasillo. Su plan estaba saliendo perfecto, casi 50 drows habían llegado ya al balcón y los otros 100 se movían rápido. Los ballesteros estaban atentos a si alguien más se acercaba, para tumbarlo justo antes de entrar en el pasillo y las tropas se apresuraban a recoger el cadáver y sacarlo de la vista.

      El primer grupo del resto de las tropas, las de tierra, en el que se encontraba Ytxelari se teleportaron detrás de unos promontorios de piedra, fuera de la vista de la puerta de entrada de la casa Urik Balah. Sería el único grupo que se teleportase hasta el momento final de la batalla si todo iba bien.

      En la capilla, las cosas seguían peor y la red de las defensoras estaba casi tejida por completo. Dándose cuenta de ello, la matrona dio una sencilla orden.

      • Alto, detened el ataque.
      • Como dices Madre – exclamo Zirkola, la cual nunca daba un combate por perdido.
      • Su red esta casi formada, si no hemos conseguido desestabilizarla hasta ahora, menos seremos capaces después. Y podrán seguir el vinculo mental hasta nuestra casa. He dicho que paréis.
      • Pero, ¿y las tropas? – preguntó Phaere.
      • Pensadlo bien, las tropas pese a llevar ropa de manufactura drow, no llevan emblemas de nuestra casa, ni ningún distintivo. Los capitanea un soldado humano, no hay absolutamente ninguna prueba que pueda vincular a nuestra casa con el ataque. Nos retiraremos y analizaremos que ha pasado.
      • Peor que pasa con las tropas que ya están desplegadas. Si cejamos el ataque rápidamente darán la voz de alarma, las verán venir – respondió Phaere a su madre.
      • Las tropas que aun no han entrado, solo deben volver por el camino que han recorrido, los defensores estarán atentos a la espera de ver aparecer la tropa de esclavos por su puesta y no se percatarán. Las tropas desplegadas, además crearán una cortina de humo mientras mueren suficiente espesa para darle tiempo a los demás a escapar.
      • Pero,… – replico Phaere.
      • Detened el ataque. AHORA.

      Sin más que hacer cejaron su ataque sobre las sacerdotisas enemigas, y cortaron la conexión mental con ellas.

      Xerthek agazapado en el balcón oteaba la esquina. Sin novedades y todo en silencio. Todo iba según el plan. Se giro para ver como iban sus tropas, y su asombro fue mayúsculo al ver que las tropas que aun no habían aterrizado en el balcón se alejaban de él lo más rápido posible, y retomaban el ascenso al techo de la caverna. Quiso gritarles qué hacían, pero se mantenía aun bajo el influjo mágico del silencio, por lo que no pudo articular palabra. Rápidamente estableció contacto telepático son el resto de los nobles.

      • Uldririth, que ocurre. Porque mandas ascender a mis comandos.
      • No ha sido él, Xerthek, he sido yo – interrumpió la matrona en su comunicación. – Nuestro ataque mental a fallado contra las sacerdotisas. Pronto toda la casa estará bajo aviso. El ataque ha terminado, nos retiramos antes de que descubran nuestra identidad, así no habrá represarías. Tu y tus tropas deberéis retenerlo el máximo tiempo posible para que el resto puedan escapar. Y ni se os ocurra seguirlos. Los ballesteros se quedarán en el techo y no durarán en matar a cualquiera de los del balcón que intente escapar, para que no los conduzca a nosotros.
      • Pero, matrona, aun podemos ganar.
      • No es una discusión, humano. En efecto, podemos ganar, pero puede ser que no. No es un riesgo que este dispuesta a correr teniendo en cuenta que las pérdidas son mínimas. Eso es todo humano.

      Y con esa frase, cerro la comunicación con él.

      Xerthek se quedo plantado en el balcón enemigo, mientras se imaginaba que fuera del área de silencio grito de alarma debían estar resonando por cada rincón de la casa, mientras las tropas se armaban y se dirigían a sus puestos de guardia. Una matrona, grandes sacerdotisas, nobles, magos y novecientos soldados, que debía intentar contener con un contingente de 50 hombres.

       

      • Esta respuesta fue modificada hace 4 years, 9 months por lordsoth.
      • Esta respuesta fue modificada hace 4 years, 9 months por lordsoth.
    • lordsoth
      Participant
      Número de entradas: 284

      Capitulo XIV

      Al comenzar ese día todos estaban nerviosos, un ataque imponente contra una casa muy superior en la escala social no es algo que se haga todos los días. De hecho, es bastante infrecuente en la sociedad drow que se intente una jugada tan osada, dadas las consecuencias catastróficas que conlleva fallar al cometer el ataque.

      De las pocas criaturas que se encontraban tranquilas ese día era yo, ajena en mi ignorancia a todo lo que acontecía a mi alrededor. En cambio, es probable que debiera ser una de las más nerviosas ese día, ya que todo mi mundo iba a empezar a cambiar rápidamente.

      Por desgracia a lo largo de mi vida, tuve poco trato con mi padre, y aún menos posibilidades de conocerlo realmente, pero quizás esta historia, la cual me narro mi madre innumerables veces por las noches en la soledad de las cavernas, es la que mejor me muestra como era su carácter.

      Acompañado de cincuenta hombres en una casa enemiga y abandonado por sus aliados. Esas circunstancias son las que definen a un hombre y en las que se demuestran su carácter. La forma de enfrentarse a su inevitable muerte.

      Todos los soldados a su mando se quedaron petrificados cuando se dieron cuenta de que estaban siendo abandonados. El primero en reaccionar, salto rápidamente la barandilla y empezó a levitar en dirección a la estalactita, intentando ponerse a salvo. Por suerte para Xerthek, solo este soldado lo hizo, ya que en cuanto puso un pie fuera de la barandilla, una salva de daros disparados por los ballesteros del techo se hundió en todo su cuerpo desalentando a los demás a seguir su ejemplo.

      49, pensó Xerthek, mientras veía desplomarse el cuerpo sin vida. Al momento mando a los soldados retomar sus posiciones de vigía y esperar. Los soldados, frustrados por verse sin salida aceptaron las ordenes mientras pensaban como escapar.

      Los soldados enemigos fueron desplegándose a sus puestos defensivos, mientras empezaban a mandar a sus esclavos a las puertas. Fuera de la zona de silencio una multitud de gritos de mando se sucedían mientras apuraban los últimos momentos antes del inminente ataque. Para suerte de Xerthek y los suyos, al haber aterrizado en la zona posterior de la casa, que estaba de espaldas a una pared, apenas unos 20 soldados se dirigieron a su posición. Los hombres de Xerthek, aun afectados por el enfriamiento mágico se apiñaron contra la pared, para confundirse con el entorno. En cuanto el último de esos veinte soldados giro el ultimo recodo, las sombras se pusieron en movimiento. Tal y como habían ensayado, todos se dirigieron a sus enemigos más cercanos, de manera que cada uno de los defensores se encontraron luchando contra dos o tres enemigos. Xerthek se encaró contra el primero de los defensores, que por los adornos de su armadura tenía toda la pinta de ser el comandante. Cogido por sorpresa, esperando estar en una zona segura, no tuvo la menor oportunidad. Xerthek cargo primero con el hombro, aprovechándose de su mayor corpulencia para desequilibrarlo. Su enemigo no llego a caer al suelo, pero si tuvo que abrir las piernas bastante para ser capaz de recobrar la estabilidad, dejándolo en una posición comprometida sin margen de maniobra. Xerthek en ese momento ataco con saña con su espada y al tercer espadazo consiguió propinarle un corte del codo hasta la muñeca que le forzó a tirar el arma. Generalmente, Xerthek, no era una persona cruel y hubiera aceptado una rendición de un enemigo desarmado. Pero sabía que en cuanto el silencio mágico se disipase, los gritos de los heridos llamarían la atención de los defensores, así que utilizo su espada para silenciarlo para siempre.

      Al levantar la mirada miro al resto de sus tropas. Todas habían acabado o estaban acabando con sus objetivos y no parecía que ninguno de ellos estuviera herido. No tuvo miedo a que alguno de los defensores pudiera gritar cuando se fuera el silencio mágico, sabía que esa duda sobre tener piedad ante su enemigo no atañería los corazones de sus aliados. Sin duda, dejarían a todos muertos por varias estocadas.

      Una vez hubieron acabado, ocultaron los cadáveres pegados a la pared. Estos aún resplandecían en el aspecto infrarrojo por el calor de su cuerpo, pero en breves se enfriarían camuflándose con el entorno. Volvieron a retomar sus posiciones y esperaron. Cuando llevaban poco tiempo esperando, y tan rápidamente como hubo llegado, el silencio mágico se fue. En ese momento empezaron a escuchar los sonidos del frente de la casa. Todas las tropas parecían estar a punto en sus puestos defensivos y aguardaban expectantes el ataque de los enemigos.

      • ¡Rindámonos! – Dijo rápidamente uno de sus tropas. – Solicitemos cobijo a la madre matrona de esta casa, a cambio de desvelar quienes eran los agresores.

      Muchas de sus tropas, parecieron estar de acuerdo con su razonamiento. Era lógica básica drow, si puedo salvarme, aún a costa de las vidas de cientos de personas, sálvate. De hecho, Xerthek lo considero un momento, no les debía nada, más que una vida de servidumbre y esclavitud a sus captoras. Pero, en el fondo de su mente sabía que no podía hacer eso, sabía el destino que le aguardaba a Phaere, una noble de esa casa, de tomar ese camino.

      • No haremos nada de eso – Exclamo Xerthek – Somos simples varones y yo además un no drow. ¿Acaso os creéis que os harán caso? La matrona Jill, lo negará y será vuestra palabra de simples varones contra la de una madre matrona. Aunque os crean no se podrá demostrar y seréis torturados y sacrificados como castigo por mentir en contra de una madre matrona. No, rendirse no es una opción.
      • Escapemos entonces – exclamo otro de ellos.
      • ¿Y a dónde? Ya has visto lo que ha ocurrido con el que se acerco a la barandilla y has visto los entrenamientos a los que los he sometido estos meses en el gimnasio. Conocer el techo de la caverna como la palma de su mano, y no existen ángulos ciegos. No, la única forma me parece que tenemos para salir de aquí, es escapando a la forma enana.
      • ¿Escapar a la forma enana? – pregunto uno de ellos, mientras el resto ponía cara de frustración.
      • Exacto, a la forma enana. Bajar la cabeza, subir los hombros, arremeter contra todo lo que se nos ponga por en medio.
    • lordsoth
      Participant
      Número de entradas: 284

      Capitulo XV

       

      Una vez tomada la resolución de quedarse ahí quietos solo conllevaría que los descubrieran y acabasen con todos ellos las tropas, con resignación, empezaron a concentrarse y a atender a las órdenes de Xerthek.

      • Hemos de suponer que las tropas defensivas estarán en sus puestos defensivos. Dada la estructura de la casa, eso hará que el grueso de las tropas se concentre en las torretas de las murallas y en el patio central, dejando este piso más o menos despejado. Creo que esa será nuestra ruta de acción. Deberemos avanzar por este pasillo despejando todos los caminos laterales, e intentar llegar a la sala del trono.
      • Pero en la sala del trono, estarán las sacerdotisas. En cuanto lleguemos toda la casa sabrá que estamos ahí. – Replico uno de sus soldados.
      • Si, pero no tenemos otra opción. Si conseguimos derrotar a los nobles, el resto de la casa se rendirá. Es la misma estrategia que teníamos originalmente, la única diferencia es que no podremos contar con que el resto de las tropas no se enteren. En cuanto ataquemos, las sacerdotisas darán la voz de alarma por lo que toda la casa vendrá contra nosotros. Recordad que tenemos la ventaja de que nosotros hemos practicado para esto mientras ellos no. Atacarán de manera más independiente, como hacíais vosotros antes de nuestro entrenamiento, mientras que nosotros presentaremos un frente unido que podrá contenerlo. Nuestro mayor problema será localizar a todos los nobles. Si uno de ellos sobrevive, no servirá de nada. Pero no podemos preocuparnos por eso ahora llegado ese momento afrontaremos lo que venga. Así que desplegaos.

      Y así comenzaron a moverse por dentro de la casa, despacio y con calma. Al haber sido declarado el estado de emergencia en la casa, los pisos superiores estaban casi despejados. Todos los guerreros estaban en sus puestos defensivos, y aquellos que aún no podían luchar, por ser demasiado jóvenes estaban confinados en los pisos inferiores custodiados por unas pocas sacerdotisas. Cada puerta que iban encontrando era rápidamente abierta y eliminados los defensores que se encontraban en su interior. Xerthek siempre se quedaba al margen, fuera para seguir aprovechando el factor sorpresa. En una casa de 900 soldados, era normal que no todos se conocieran, por lo que ver entrar a dos o tres soldados armados en la estancia en mitad de un ataque era normal (ver a un humano no lo sería tanto). Aprovechando ese momento de indecisión, en la que los defensores, se quedaban pensando que las caras de estos soldados no le sonaban, los atacantes saltaban sobre ellos silenciándolos para siempre con certeras estocadas. Y así poco a poco, pasillo a pasillo, fueron avanzando. Todos sabían que esta era la parte fácil, pero que tenía un final. Tarde o temprano deberían salir a los balcones frontales de la casa, donde estarían expuestos a todo el mundo.

      Mientras en la casa, Jill y sus hijas, que pese a que habían cortado la comunicación seguían en consonancia con las tropas invasoras, analizaban sus movimientos.

      • Pensé que a estas alturas estarían muertos. – Comento Zirkola – Aún no entiendo muy bien que hacen y porque no intentan escapar o confundirse con la muchedumbre.
      • Tienes la mala costumbre de subestimar al humano, hija mía. Eso puede llevarte a problemas. Los humanos son una raza inteligente. Quizás le falte la astucia de los drows, pero este humano lleva mucho viviendo entre nosotros. Venderá caro su pellejo. En cualquier caso, mantener las tropas en posición. En cuanto se vean superados, sus tropas huirán en desbandada. Es importante que nuestros tiradores no dejen a ni uno con vida.

      Phaere, escuchando a su madre, leyó entre líneas lo que quería decir. Era absurdo que corriera el riesgo de perder más tropas cuando el ataque había sido abortado. Aún en el caso de que alguien escapase podrían eliminarlo de camino a la casa, sin tener que exponer a sus tropas a estar literalmente encima de la casa enemiga. No, su madre aún no había dado el ataque por perdido. Simplemente, estaba esperando a la recta final de la carrera para apostar por el caballo ganador.

       

      • Todo despejado. – dijo uno de los soldados drows, al terminar de registrar la última habitación.
      • Perfecto, exclamo Xerthek. A cuantos soldados hemos eliminado en total.

      Hicieron un breve recuento entre todas las patrullas que habían ido explorando la casa y al final respondieron – A unos 20 soldados en total. Como sospechábamos el piso estaba casi vacío, solo hemos pillado a rezagados.

      • Perfecto, ahora debéis volver sobre sus cuerpos y recoger cualquier tipo de insignia o elemento identificativo que tengan de la casa. Vamos a convertir a 20 de nuestras tropas, en tropas infiltradas. El truco no funcionará demasiado tiempo, pero nos hará ganar tiempo.

      Rápidamente se pusieron a seguir sus ordenes y volvieron con todos los abalorios. Xerthek escogió a 10 de sus mejores espadachines, y después a los 10 guerreros que peor llevaban las formaciones y los vistió con las ropas de las tropas enemigas.

      • Bien, atentos ahora vamos a ir al salón del trono. Eso implicará que debemos asomar al balcón frontal de la casa. – Xerthek tenía un plan en mente, pero sabía que solo podría funcionar si se ejecutaba perfectamente y una sucesión concreta. Además, la parte más endeble de su plan, implicaba que tendrían que pedir ayuda a la matrona Jill. Ni por un momento pensó que se hubiera retirado totalmente; y sabría que solo intervendría si veía las posibilidades de ganar claramente a su favor. – Esto es lo que debemos hacer….
      • Esta respuesta fue modificada hace 4 years, 8 months por lordsoth.
      • Esta respuesta fue modificada hace 4 years, 8 months por lordsoth.
      • Esta respuesta fue modificada hace 4 years, 8 months por lordsoth.
    • lordsoth
      Participant
      Número de entradas: 284

      Capitulo XVI

      En el trono de la casa Urik Balah, permanecían en estado de alerta.

      • ¿Seguimos sin saber nada del ataque?
      • No madre matrona, las tropas están en posición, pero aún no se ha visto nada.
      • Mantened el estado de alarma. Hemos sido atacados, y aunque hayamos rechazado el ataque mental, todo sabéis que no contamos con el pleno favor de Lloth, sabíamos que este día llegaría. Si destruimos a los invasores, Lloth estará orgullosa de nosotras, y recuperaremos su favor. Maldito el día en que decidí comerciar con esos despreciables enanos.

      La matrona se refería a un acuerdo comercial que había hecho con los enanos Svirfneblin, a través de unos agentes duergar, para comprarles a ellos unas gemas que necesitaban en vez de a los proveedores drow. A la reina araña no le importaba que las riquezas de los Svirfneblin pasasen a manos de los drows, pero solo si se las arrancaban de sus manos muertas, nunca pagando por ellas.

      • Y vuestros hermanos donde se encuentran.
      • Nuestro hermano mayor se encuentra en las torres, preparado con los demás hechiceros para desencadenar un infierno en cuanto aparezcan las tropas esclavas enemigas. Como dijiste, su principal trabajo es quitar toda la carne de cañón que pueda de en medio rápidamente sin que perdamos muchos de nuestros esclavos, y obligar a que los propios drows deban dar cuenta de millares de esclavos. Nuestro hermano menor se encuentra ante las puertas del trono, junto con sus guardias de élite.
      • Perfecto, tener paciencia hijas mías y mantened vuestra concentración, quizás vuelven a intentar acabar con nosotras mentalmente. No se lo permitiremos.

      En el pasillo superior de la casa Urik Balah, todo estaba tranquilo. El hijo menor, apostado tranquilamente contra la balaustrada veía a todas sus tropas formadas, y preparadas para la defensa. Se sentía confiado, ya que ahora los atacantes no contaban con el factor sorpresa y la desorganización que podría reinar en la casa mientras las defensas se estructuraban. Ahora con toda su defensa armada, veía poco probable que ninguna casa, a excepción de las cuatro o cinco más poderosas de la ciudad, pudiera derrotarlos. Miro hacia los lados y vio a sus tropas de elite y a un contingente de soldados apostados en la barandilla de este balcón, rígidos mirando al frente. Se les veía tensos… tropas rasas, no se dan cuenta del placer que trae una victoria fácil. Lentamente se paseo por el pasillo, mientras se reía de la masa lloriqueante de esclavos que se encontraban frente al portón frontal. En cuanto apareciesen las tropas enemigas estos saldrían a hacerles frente armados con garrotes, y armas de bajísima calidad. Carne de cañón para entretener a las tropas mientras su hermano mayor y sus magos disparaban sus hechizos a placer sin distinguir entre tropas enemigas y esclavos aliados. Todos eran remplazables fácilmente. Sinceramente no creía que necesitará desempuñar las armas.

      Por ello, cuando noto una punzada en el costado su sorpresa fue mayúscula, un dolor penetrante que comenzaba debajo de sus costillas y ascendía hacia su pecho como un rayo abrasador. Intento gritar, pero al abrir la boca solo un balbuceo sanguinolento salió de ella. Miro hacia abajo y vio como extraían de su cuerpo una espada totalmente teñida de sangre. Se tambaleo hacia atrás, apartándose de su agresor, que era… ¿un humano? Que salía de entre las sombras del dintel de una puerta. Se apoyo en uno de sus soldados para evitar caerse mientras alzaba lentamente el dedo señalándolo con ojos llorosos. El guardia en el que se había apoyado le dio un empujón mientras desenvainaba su arma. Pudo ver con ojos desorbitados, como en vez de lanzarse contra el humano este se volvía contra el y clavaba su espada en su ya maltrecho cuerpo. Lo siguiente que vio fue a otro que dirigía una estocada contra su garganta. Después de eso ya no pudo ver nada más.

      Las tropas de elite apostadas en la cornisa se quedaron estupefactas ante el ataque contra su noble. Cierto es que no le tenían en gran estima, pero de ahí a ejecutarlo a la vista de todo el mundo mientras la casa estaba bajo ataque, había una gran distancia. Mientras vacilaban diez soldados y el humano que estaba junto a ellos se lanzaron con saña al ataque.

      Si pensaban que este combate sería fácil estaban equivocados, no por nada, eran las tropas de elite de la casa, los mejores de entre los mejores espadachines. Sus momentos de vacilación permitieron a los atacantes tomar la iniciativa, pero rápidamente echaron mano a sus armas y empezaron a contener a sus rivales. Al mismo tiempo sonó el grito que tanto estaban temiendo los atacantes.

      • ¡Alarma! ¡El enemigo se encuentra en la casa!

      Cientos de cabezas drows se giraron hacia el balcón superior de la casa donde podían ver como se sucedían los ataques y las defensas en un baile de la muerte.

      Xerthek que ya se imaginaba que estos guardias no se eliminarían tan rápidamente, había explorado esta eventualidad.

      • Atacaremos solo diez a los guardias – les explicaba minutos antes – Vosotros en cambio deberéis esperar a que suene la alarma para incorporaros al combate. Nuestro objetivo es sencillo, combatir con vosotros espalda contra espalda sin dejar que el enemigo nos rodee y que forme un cuello de botella. Por muchos que sean, si no pueden alcanzarnos, su número no significará nada. Para ello la localización en la que se desarrolle el combate es de suma importancia. Deberéis hacer lo siguiente, mientras nosotros combatimos contra la guardia de elite.

      Un contingente de soldados drows, sin ninguna insignia visible emergió de las puertas laterales. Formaron una masa compacta en forma de cuña y cargaron, aparentemente sin distinguir a defensores de atacantes. Desde la parte inferior de la casa los drows se relajaron, pensando que ya llegaban los refuerzos para sus tropas de elite. Por ello, en cuanto vieron que las tropas no atacaban a los atacantes, sus gruñidos de ira se intensificaron.

      Esta masa de tropa tampoco ataco a los defensores, con su formación en cuña cargaron contra la balaustrada. Al llegar a ella, la cuña se convirtió en media cuña, estando el lateral recto pegado a la barandilla, mientras que el lateral inclinado seguía cargando. Inevitablemente cuando chocaron contra los combatientes los arrastraron hacia delante. En cuando las primeras posiciones de la cuña sobrepasaron el ancho pasillo que conducia al trono, la cabeza se detuvo forzando a todos los demás a detenerse. Rápidamente se desplegaron, dando la espalda a los combatientes, formando una semiluna alrededor del majestuoso y ancho pasillo con una única puerta. El salón del trono. En cuanto estuvieron formados empezaron a dar pasos hacia atrás, forzando tanto a defensores como a combatientes a internarse en el pasillo.

      Los atacantes que conocían aquella maniobra antes de que se llevara a cabo, mantuvieron una actitud defensiva mientras eran arrastrados, limitándose a parar los golpes que propinaban las tropas de elite. En cuanto la cuña se detuvo, y se encontraron delante del trono, se lanzaron a la carga intentando pillar a los defensores desprevenidos después de esta extraña y desconocida maniobra en la sociedad drow.

      Xerthek no se sorprendió de que su plan hubiera funcionado. Los guerreros drows nunca utilizan formaciones de combate, se limitan a llevar exploradores y esclavos. Los exploradores localizan, los esclavos cargan desvelando las posiciones defensivas ocultas, las trampas y muriendo en proporciones absurdas, para despejarles el camino a ellos, los auténticos asesinos, que van matando a las tropas defensivas conforme los esclavos van sobrepasando sus posiciones. Por ello, una sencilla carga en cuña sabía que pillaría totalmente desprevenidos a los defensores, y ahora estaba el con sus diez mejores espadachines enfrentándose a las tropas elite de la casa Urik Balah. Veinticinco asesinos completamente equipados y entrenados.

      Tan pronto sus tropas se lanzaron a la carga consiguieron abatir a ocho soldados, los ocho que más rezagados habían quedado, al encontrarse inmersos en un mar de espadas enemigas. Una vez se recuperaron del sobresalto, los 11 guerreros, contando a Xerthek, se encararon contra los 18 defensores que no parecían de buen humor por como se estaba desarrollando la batalla.

      Al mismo tiempo las tropas defensoras empezaron a ascender desde el patio y desde los balcones inferiores, tanto por las escaleras como, aquellos que poseian esta habilidad, levitando; hacia el balcón superior. Allí parapetados frente al pasillo que conducía al trono les esperaban los defensores, que permanecieron en sus puestos y no se adelantaron a recibirlos, tal y como hubiese hecho cualquier guerrero drow, aprovechándose de la ventaja de que ellos estaban ya plantados en ese balcón. Esa estrategia, sin duda les hubiera servido para derrotar a uno o dos enemigos, pero aquí necesitaban derrotar a cientos de ellos. No serviría de nada matar a unos cuantos. En vez de eso, cuando las primeras tropas empezaron a llegar utilizaron la táctica que Xerthek había bautizado como muro de espadas.

      Para parapetarse en un cuello de botella, lo ideal siempre son los escudos corporales. Estos de poco menos de la altura de un hombre, permiten proteger la mitad de tu cuerpo y la mitad del cuerpo de tu compañero de cualquier ataque. Una fila de hombres, portando estos escudos inamovibles y aguantando las arremetidas, mientras una segunda fila detrás aprovecha los huecos para ir colando sus armas puede aguantar una carga de una fuerza muy superior a la suya. Por desgracia, los drows no eran propensos a llevar escudos, y realmente, tampoco poseían una gran fuerza física como para sostenerlos en alto durante una batalla prolongada. Por suerte, estos también eran propensos a atacar siempre con armas cortas (ya fueran, espadas, puñales y mazas) y rara vez utilizaban armas de largo alcance como alabardas, lanzas o picas. Por ello, diseñó un nuevo sistema defensivo al que llamo muro de espadas. Cuando los primeros defensores empezaron a acercarse a ellos, estos empezaron a hacer girar su espada en un extraño ritual, mientras ponían su cuerpo de canto. La espada empezó a girar en su mano cogiendo gran velocidad, mientras esta subía hasta la cabeza y despues descendia hasta los tobillos, realizando giros completos en su mano a una velocidad vertiginosa. Además se sincronizaban unos con otros, en cuanto un arma subía las de sus compañeros inmediatos bajaban de manera que sus cuerpos siempre estaban cubiertos por algún arma. De esta manera cuando los defensores empezaron a lanzar sus primeros ataques, estos siempre chocaban con el arma de alguno de los miembros del muro de espadas. Su segunda mano poseía un fino estoque, el cual mantenían siempre detrás de su cuerpo. Tras los primeros minutos de contención y al no ver progresos los defensores redoblaron sus esfuerzos atacando con más brío y más descuidados. En ese momento emergieron los floretes. Al grito de uno de los miembros del muro todos adelantaron el pie retrasado y clavaron sus floretes hacia el enemigo más desprotegido que tuvieran a tiro. Acto seguido volvieron a retrasar ese pie y reanudaron el muro de escudos. Tras esta exhibición, los defensores tuvieron más cautela a la hora de quedarse dentro del radio de acción del muro.

      Dentro del pasillo las tropas de Xerthek no lo estaban pasando bien. Pese a que en los primeros compases eliminaron rápidamente a 8 enemigos, actualmente el ratio de muertes y bajas era de uno a uno. De los 10 hombres de Xerthek apenas quedaban cuatro, y enemigos aun superaban la decena.

      Sabía que el tiempo corría en su contra. Y que sus aliados tarde o temprano serían superados. Y el aún tenía que acabar con estos defensores y limpiar el salón del trono de todas las sacerdotisas. Solo le quedaban dos ases en la manga y, pese a que en algunos momentos del combate pensó que esto podría salir bien, por primera vez fue plenamente consciente de que solo había un desencadenante posible para esta misión. Su sangre bañaría, en el mejor de los casos, el trono de la matrona de Urik Balah.

Mostrando 15 respuestas a los debates
  • Debes estar registrado para responder a este debate.