El sabor a cobre me despertó.
El fuerte dolor de cabeza, y los pequeños crujidos que efectuaban mis costillas rotas me hicieron darme cuenta de mi situación…
Una maza burbujeante y morada latía en mi mano izquierda. al mirarla el terror se apoderó de mi.
Mi dedo índice se encontraba completamente devorado por la gangrena.
Mi estómago… rugía como si de un Gnoll furioso se tratase.
Y mi dedo estaba ahí tan burbujeante, gelatinoso…
Sin dudarlo lo empecé a mordisquear, la sangre brotaba y brotaba de un agujero donde se supone que debería estar mi dedo índice.
El dolor se apoderaba de mi cerebro, pero por alguna extraña razón no podía gritar.
Tan solo salía un gruñido de mi garganta.
Y al salir… el vibrar de mis cuerdas hacían sumergirme en un mundo de dolor.
Mis ojos se encontraban hinchados.
Y al abrirlos una fuerte punzada hacía que una fuerte punzada llegue a mi cerebro como si de una fuerte descarga eléctrica se tratase.
Al parecer me encontraba en una especie de celda o jaula.
El suelo se encontraba lleno de mi sangre, y mis desechos.
En unos de mis ataques de locura pude ver a mi dedo digerido en un rincón de la jaula.
En cambio mi mano… el púrpura ya se volvía un color normal en ella.
No se cuanto tiempo pasé hay ni quien me puso en ese lugar.
Solo se que lo único comestible eran mis desechos, o mi cuerpo…
En mis delirios creo recordar que alguien abría la jaula y me tiraba algo, pero entre tanta mierda cumulada en un lugar tan pequeño, no sabía distinguir que era.
Un día encontré otro dedo mutilado entre mis desechos, parecía el dedo de un pie, pero o de mi pie… al mirarlos contemplaba unos 4 dedos, ¿o eran cinco dedos?, sinceramente ya ni recuerdo de quien eran todos esos retos mutilados.
Lo que se es que me estoy pudriendo en esta jaula, y que quiero salir…
El fétido olor está perforando mi olfato, y los gusanos y cucarachas se vuelven algo más que simples insectos…
