Inicio Foros Historias y gestas El fin de una locura

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    • fyrate
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      Día 3 de cautiverio.
      ¿Como cuento los días?, fácil, cuando yo era libre, vivía en un sótano de Alandaen, entonces ya podía deducir por el cambio de clima cuando era de noche, o de día.
      Y aunque me encuentre en un frenesí de dolor, aún mis sentidos, o los que me quedan… me ayudan.
      Hoy el señor Ladridos… JAJAJA, ladridos por que siempre que baja dice algo como…
      Wafhfhf sucio Goblin, te traje tu mierda! Waff waff.
      Así que señor Ladridos se ha vuelto la única figura que logro ver, o sentir cuando trae mi mierda.
      Mi mierda, eso no es eso… tan solo es barro, y agua sacada de algún pantano?.
      Prefiero el barro y la sucia agua, a volver a mordisquear la gruesa carne morada que reemplaza mis dedos.
      Recuerdo que ayer al escuchar la última visita de Ladridos, bajó con alguien más.
      Alguien que tenía voz mas grabe, alguien que decía algo como. ¡WGRRRAARK!, ezte sucio Goblin ya ze está automutilando.
      Que bazura… Mañana quiero ezta porquería fuera de la celda, tirarlo por hay, que lo termine de devorar un perro rabiozo.
      Supongo que hoy es ayer, o hoy es mañana?.
      No lo se, pero estas heridas están provocándome comezón, y si les hinco algunas de mis uñas quebradas?.
      Quizás puedo sacar algo mas dulce que la asquerosa agua que me dan…
      Empecé por la carne burbujeante de mi mano izquierda. Le clavé una de mis uñas, y un líquido verduzco empezó a escurrir. Acerqué mi lengua, y empecé a lamer, y lamer…
      Era tan dulce… Sentí como mi cuerpo empezaba a recobrar fuerzas.
      Probé suerte, y metí mi uña entera, el verdadero placer empezó, salía y salía sin parar, me movía con fuertes espasmos, y salpicaba todo ese líquido en toda la celda.
      Como si fuese una ducha, empecé a revolcarme en mi propia sangre.
      Lamía el suelo, mordisqueaba mi herida, era algo tan delicioso.
      Mordí y mordí, hasta que choqué con uno de mis huesos de mi mano.
      Paré. Y con una mirada extasiada agarré un pedazo de ladrillo que se encontraba en un rincón, y golpeé la herida de mi otra mano.
      Repetí el mismo festín.
      Al terminar lo demás, un fuerte golpe contra el piso, hizo que mi cabeza se apague.
      Tan solo fue la pérdida de sangre, o eso supongo…
      Ahora me encuentro en estas cavernas, rodeado de perros que me miran con hambre, las ratas y gusanos moran en mis heridas, y yo…
      Escribo esto con las pocas gotas de sangre que se pueden escurrir de mis heridas…
      Creo que si cierro mis ojos alguna criatura aprovechará, y me terminará devorando…
      No no no… Tengo que esforzarme y arrastrarme, hacia no lo se…
      Necesito salir de acá, necesito volver a mi casa…

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