Tras una larga jornada de trabajo volvía a casa…
Casa… casa…
Vivir alquilando una habitación con lo que gano vendiendo pieles, no se puede llamar casa, pero al menos tengo un lugar donde dormir tranquilo.
Quizás este era el intento número 300 de intentar ver el pasado con esta bola de cristal, que cada vez que la veía un sentimiento de tristeza me inundaba.
Le prometí a Frigaldo que iba a volver con el cuando logre aprender algo tan fácil como ver el pasado…
Pero no hago otra cosa mas que fallar, y fallar.
Se que si estuviera aquí se me estaría riendo en la cara.
El y Zert se me reirían en la cara.
Pero lo intentaré, solo para al menos dormir con esa sensación de odio que me hace despertar todos los días con una cólera que me hace asesinar animales con más placer.
Apagué todas las velas.
Coloqué con sumo cuidado la bola en una pequeña mesa de madera.
Y me senté frente a ella.
Intenté concentrarme pero no podía.
Hasta que lo logré.
Mi mente era bombardeada por diferentes recuerdos.
Tantos como del presente, como del pasado.
Las horas y horas sentado en una biblioteca intentando aprender un simple hechizo para rodear el elemento que quiera en luz.
O la primera vez que tuve mi primer encuentro con la muerte.
Pero nada era claro.
Era todo muy borroso.
Ni siquiera se si era yo la figura humanoide que estaba en esos recuerdos.
Pero como suele pasar todas las veces que intento esto…
La bola de cristal estalló en pequeños trozos que se incrustaron en mis manos, y en parte de mi cara.
Aún sigo sin poder ver nada claro.
Quizás no estoy preparado para esto, y pierdo mi tiempo.
Supongo que ahora tocará curar estas heridas, y intentar dormir…
