Inicio Foros Historias y gestas El joven semi-elfo y el Gran Cazador. Capítulo 2: El viejo drow

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    • Boga
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      A la mañana siguiente, con los primeros rayos de sol, emprendieron el viaje. Cruzaron el bosque de Thorin y antes de salir del bosque, Kaythas se paró, cerró los ojos y comenzó a llamar a su pequeño compañero.

       [Te concentras en la penetrante arboleda en la que te encuentras buscando una señal para realizar una poderosa llamada.
      
      Comienzas a vislumbrar un aura verdosa que rodea el lugar indicándote la señal de beneplácito del animal que buscas.
      
      Gritas con toda tu alma hasta sentirte vacío, pero a la vez bendecido y reconfortado. El animal ha escuchado tu llamada.
      
      Escuchas un gruñido gutural cuando Osezno llega a la sala corriendo pesadamente a cuatro patas, bamboleando toda su musculatura a cada paso.] 

      Salieron de Thorin, pasaron por Orgoth, Earmen y llegaron a Anduar, donde pasaron una noche en la taberna “El Dragón Verde”.  Al día siguiente, salieron por la puerta norte de Anduar en dirección colinas de Ostigurth, pasaron cerca de Eloras y se adentraron en territorio goblinoide. Cruzaron un túnel subterráneo y tomaron una senda hacia el noroeste que llegaba a unos páramos cubiertos de cenizas, dónde había unas plantas negras que atacaban a Rai y Kaythas. Sin dificultades se abrieron paso entre ellas matándolas a veces y sigilando otras, hasta llegar a la orilla de un lago.

      Raiduan: El Lago Rundos, debemos atravesarlo hasta aquella cueva de allí. Cuando lleguemos te explicaré lo que debemos hacer.

      Kaythas asiente sin perder de vista el objetivo y siguió a su maestro. Nadaron un buen rato y Kaythas notó como un banco de peces le rodeaba y cuando quiso darse cuenta, los peces se comieron su pan de Nimbor. Cuando llegaron a la orilla opuesta, se percató que su mochila no estaba bien cerrada. Suspiró.

      Raiduan: Atento, vamos a luchar con enemigos fuertes, siempre atento a tu alrededor, como guardabosque, debes sincronizarte con el ambiente. Tu primero, debes guiar tú, cualquier indicio de algo o alguien, investiga.

      Sin perder tiempo, entraron en la cueva, primero Kaythas y luego Raiduan. Raiduan ya conocía la zona, no era la primera vez que venía y conocía todos los secretos. Sin embargo, Kaythas, debido a su inexperiencia o a las ganas de demostrarte al Gran Cazador sus habilidades, activó una trampa.

      ¡¡¡CLIC!!! Una cuerda a los pies de Kaythas se rompió y un ruido se escuchaba encima de su cabeza. ¡¡Una gran piedra se acerca a gran velocidad en caída libre sobre su cabeza!! De repente, Kaythas notó un tirón a la altura de su cinturón y cayó de espaldas.

      Raiduan: La próxima vez dejaré que te aplaste la cabeza…

      Llegaron a una zona con varios cuerpos en el suelo y Kaythas se aproximó a investigarlos. Tras varios minutos observándolos, vio algo que no concuerda con el lugar en el que se encontraban, apartó los cuerpos y descubrió una trampilla. La abrió con mucho cuidado y antes de entrar miro a Raiduan, éste asintió, y entraron.

      Se encontraron delante de una puerta y antes de poner la mano en la puerta, Raiduan detuvo a Kaythas. Con señas, Raiduan se tocó la oreja y Kaythas lo entendió. Colocó su oreja en la puerta y cerró los ojos, acechó. No escuchó, asintió mirando a Raiduan y abrió silenciosamente la puerta.

      Estaban en una casa de mármol con un pasillo y tres habitaciones, entraron en la primera y vieron una capilla.

       Te encuentras en una pequeña sala dedicada a la oración. Entre todos los objetos que ves destaca la estatua de una mujer cuya parte inferior del cuerpo tiene forma de araña, lo que hace suponer que el que vive aquí era un fiel seguidor de Lloth. Ves una mesita tallada en madera de roble en mitad de la habitación, y el suelo al igual que en el resto de la casa está cubierto de alfombras. 

      Raiduan: Lloth… drows. Prepárate.

      Raiduan desenvainó su arco y Kaythas hizo lo propio con sus dos armas. Raiduan lo miró de reojo y no puedo contener una sonrisa burlona al ver el estoque y florete del semi-elfo novato. Continuaron por la casa, cruzando un pasillo lleno de armas, cuadros bélicos y una alfombra grande en el suelo. Entraron en otra habitación donde destacaban dos cimitarras colocadas en la pared cruzadas entre sí.

      Kaythas notó que Raiduan estaba inquieto. Algo conoce el Gran Cazador que no compartió con el novato.

      Kaythas: ¿Qué ocurre? ¿Qué sabes de este sitio?

      Raiduan: Esperaba que mis sospechas no fueran ciertas. La última vez que vine no estaba la estatua de Lloth ni las armas ni nada.

      Kaythas: ¿Quién es Lloth?

      Raiduan: Es la diosa de los drows, vete, vuelve a casa y avisa a Durthan, el Druida Fundador. Dile que…

      Kaythas: ¡NO! Entramos juntos y saldremos juntos, si hay que luchar, lo haremos como hermanos thorinyas. ¿Qué tengo que saber de los drows?

      Raiduan, sorprendido por la valentía del novato, se envalentonó y mientras cargaba su arco con munición, explicó lo que sabía.

      Raiduan: Hace una semana, me crucé con un mercader en el camino de Earmen que viajaba de Anduar a Takome. Me dijo que vio un viejo drow que se dirigía hacia el norte de Anduar. Al principio no le di importancia pero los drows no suelen merodear por el continente, así que investigué la pista del mercader y la perdí en el cruce de Eloras. Así que supuse, que si quería esconderse, nada mejor que una cueva.

      Kaythas: Pero ¿qué pasa si un drow se instala en el continente?

      Raiduan: Es difícil de saber, debemos averiguar sus intenciones, luego seguiremos con tu formación novato.

      Se acercaron a la única puerta que había dentro de la casa y sintieron la presencia de alguien. Abrieron la puerta y vieron como el drow observaba una vara extraña y la depositó en la cama al notar la presencia de los dos semi-elfos. Se dio la vuelta y antes de encararse a los dos semi-elfos, ya tenían en sus manos dos cimitarras brillantes y limpias, dispuestas a derramar sangre élfica.

      Raiduan: ¿Qué haces aquí, drow?

      Khiszhir: Ylhamdhil, la princesa elfa. Vengo a por ella y tengo entendido que la tienen prisionera unos esclavistas, no muy lejos de aquí.

      Raiduan: No permitiré que te la lleves.

      Raiduan, con la velocidad del rayo, lanzó un disparo con su arco al pecho del drow, y este consiguió interceptarla con una de sus cimitarras. Mientras esto sucedía, Kaythas dio varios pasos atrás saliendo del dormitorio.

      Khiszhir: Vaya, tu compañero ha sido más listo que tú y ha huído.

      Raiduan giró un poco la cabeza y divisó en las sobras del pasillo al novato, agazapado esperando su oportunidad. Este hecho pasó desapercibido por el drow, más preocupado por desconcentrar a Raiduan o simplemente subestimar a sus contrincantes.

      Raiduan miró de nuevo al drow y lanzó otra flecha, esta vez a la pierna del drow, que con una voltereta, se apartó hacia un lado sin recibir impacto. Khiszhir se abalanzó sobre Raiduan con sus cimitarras y éste consiguió desviarlas con su arco. Kaythas se encontraba al acecho esperando su oportunidad.

      La contienda entre el drow y el Gran Cazador continuó durante unos minutos, hasta que Raiduan consiguió su objetivo, mover al drow a la puerta, cargó una flecha y gritó.

      Raiduan: ¡¡AHORAAA!!

      El drow escuchó un leve sonido detrás de él, y mientras giraba la cabeza, una flecha surcó el aire y se le clavó en el pecho, haciéndose que volviese la cabeza hacia Raiduan. Un escalofrío le recorrió el cuerpo cuando sintió como dos armas se le clavaban en la espalda. Kaythas, con su florete y estoque dio caza al drow y terminó así la batalla.

      Raiduan: Bien hecho aprendiz. No hay tiempo, rescatemos a la princesa.

      Kaythas asintió. Antes de salir, cogió la vara extraña.

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