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Hoy quedé en juntarme con Lesdreon.
Me dijo la noche anterior que necesitaba mi ayuda.
Y como es un colega del imperio, y un muy bien escudo humano en incursiones, pos m le debo muchas.
Quedamos en vernos en la posada de Galador.
Y allí estaba, sentado en una mesa, con una jarra de cerveza, y otra que al parecer decía Ryxh.
Me senté con el, y antes de poder dar el primer sorbo.
Carraspeó y dijo con su voz gruesa: Ryxh, necesito un favor.
Tu te mueves por desiertos, y tal, necesito que me encuentres unos huesos, que se encuentran en unas ruinas.
Antes de que pudiese decir algo lo interrumpí.
Las ruinas de Efrim?.
Las conoces, dijo mientras me miraba sorprendido.
Asentí con mi cabeza, mientras le daba un largo sorbo a la jarra.
Las conozco, pero no del todo.
E ido unas veces de paseo mas que nada, pero intentaré encontrar lo que me pides.
Venga, se que podrás.
Y por cierto si encuentras algo interesante, guárdalo, me gustaría estudiarlo.
Asentí con mi cabeza, mientras me levantaba.
Mejor será que marche ya.
El desierto a algunas horas puede ser letal.
Suerte hermano…
Que Seldar esté con tigo.
Salí de la posada, y marché al desierto.
Al llegar podía sentir el calor sofocante, y las dunas que como colosos ardían. Mientras el sol los bañaba de ese rojo fuego.
Caminaba, y caminaba, hasta llegar.
Desierto de Sharframna
Sobre un gran montículo de arena observas en su totalidad la inmensidad del cielo. Su perfección y pureza te inundad el alma y te hacen olvidar por momentos la dureza del ambiente.
Sin embargo, el contraste entre la belleza y la angustia crea en ti un desasosiego que te hace pensar por momentos si realmente deberías estar aquí.
Ya estaba cerca de las ruinas, muy cerca.
Desierto de Sharframna: Ruinas de Efrim
Esta no es una extensión más de este gigantesco desierto, aquí por lo visto hubo vida, al menos antes de que el poblado fuese destruído. Tu mirada recorre toda la zona, viendo los
restos de unas grandes murallas que proyectan sus largas sombras a través de la arena, haciendo de este un paraje aún más desolador. Bajo tus pies, puedes ver un viejo cartel
parcialmente tragado por la no muy frondosa arena de este lugar.
Nunca me percaté de ese cartel…
Pero la arena no me deja mirar bien…
Te las ingenias para apartar la gran cantidad de arena que cubría el cartel.
Se trata de un pequeño cartel de madera con algo dibujado que no sabes apreciar muy bien ya que está tan desgastado como todo este lugar, dirías que es una silueta de algún roedor,
pero lo deberías acercar para poder diferenciarlo.
Intentas coger el cartel, pero es demasiado pesado, por lo que te conformas con cambiarlo de lugar. Descubres que bajo el cartel había un pequeña trampilla.
Y esta trampilla?.
Piensas con cuidado para no hacerte daño.
Tiras de la argolla con todas tus fuerzas intentando abrir la trampilla. Finalmente, te quedas con la argolla en las manos y con la trampilla cerrada.
Exclamas en dendrita: mierda, ahora!.
Suspiras enfadadamente.
Si esto no se abre por la forma fácil, entonces…
Con una gran muestra de tu fuerza, consigues romper las tablas de madera que formaban la podrida trampilla.
Dices en dendrita: dios… la escalera para bajar está echa anicos… tocará saltar, eivtando romperme algo.
saltar abajo
Ruinas de Efrim: Sótano [e,~es~]
Pero que es esto…
Ruinas de Efrim: Sótano
Te encuentras en una pequeña estancia totalmente sumergida en polvo y fría arena, ya que aquí raro es el sitio que toma algo de luz solar. Una montaña de cadáveres esqueléticos se
mantiene inerte y lúgubre en una de las cuatro esquinas de la estancia. Las paredes, lisas y grisaceas, albergan salpicaduras de un color rojo puro y seco, dirías que es de sangre
humana.
El olor es repugnante…
Veamos la sala del este…
La misma escena, pero aquí hay una estantería.
Es una vieja estantería repleta de antiguos libros.
En la estantería hay un montón de antiguos libros que con el tiempo se han ido pudriendo, pero si los examinaras mejor quizás podrías encontrar alguno que puediera servirte.
Examinas el nombre de cada tomo de la estantería buscando alguno que te llame la atención.
Terminas de examinar los libros de la estantería, varios libros te han llamado la atención:
– Manual de Cocina
– Grimorium de Pheet
– Diario de Ruuyl
Puedes ‘tomar’ el que quieras.
Un diario?…
Coges el Diario de Ruuyl de la estantería.
Me senté en el suelo, y abrí el libro. El índice decía.
Índice:
1 – Primer Día
2 – Segundo Día
3 – Tercer Día
4 – Cuarto Día
5 – Sexto Día
6 – Octavo Día
Pasas las páginas hasta el capitulo 1.
9 de Soel del 208 Era 3ª :
– Ayer, unos mensajeros llegaron a nuestro pueblo anunciando una gran tormenta de arena que cubriría todo Sharframna. Rápidamente, acomodamos en este sótano, el cual solemos
utilizar para cualquier aviso de tormenta, toda la comida y el agua que pudimos para subsistir todos los habitantes del pueblo una temporada por si algo sale mal. Hoy me he
despertado con las primeras ráfagas de viento que azotaban las murallas del poblado, estas murallas han aguantado muchos años y muchas tormentas. Rápidamente, entre mi esposa y yo,
comenzamos a acompañar a los más ancianos hacia el refugio, mientras tanto las madres llenaban de agua los odres de sus hijos y los hombres llenaban el sótano de su ganado más
querido para que más tarde nos pudiera alimentar. A la caída del sol, la trampilla del sótano fue cerrada a llave, por lo que los frecuentes golpes de personas que no tuvieron
tiempo de entrar, ya no cabía más gente. Los golpes no cesaron hasta bien caída la fría madrugada de Sharframna.
Pasas las páginas hasta el capitulo 2.
10 de Soel del 208 Era 3ª :
– La tormenta de arena se había desatado, en la estancia se oía un gran zumbido que hacía agitarse a los caballos y temblar las paredes. Escuchábamos como nuestro pueblo iba
despedazándose poco a poco sobre nuestras cabezas, el temor a que alguna roca cayese sobre la trampilla era más que palpable en los rostros de los que aquí nos encontrábamos. Yo
mismo cerré la trampilla a mi criada, Lubba, la cual vivía en un oasis cercano a este pueblo junto a sus hijos. Le dije que fuera con sus hijos, que no podrían pasar la tormenta
solos, ella solo quería salvarse… Hice bien en no dejarle paso.
Dios, pero que es esto…
11 de Soel del 208 Era 3ª :
– La tormenta parece haber cesado, por la tarde comenzaremos a intentar salir de aquí, la falta de aire limpio se hace patente en los continuos ataques de asma y el hecho de estar
iluminados solo por dos velas, una de las cuales uso para escribir este libro, hace mella en los habitantes de Efrim. Las madres se entretienen cepillando el pelo a sus hijas y los
niños combaten entre ellos con pequeñas espadas improvisadas de madera para dejar bien claro quien será un nuevo héroe de Eirea.
Aquí, en esta montaña también hay niño…
Suspiras tristemente.
12 de Soel del 208 Era 3ª :
– Ayer por la tarde, la fuerza de los hombres de Efrim sucumbió a la pesada arena que debía haber sobre esa dichosa trampilla. Trampilla a la cual miramos todos de vez en cuando
para cerciorarnos de que seguía cerrada y este infierno no acababa. Ya se cuentan como tres los días de convivencia en este lugar, la acumulación de heces y excrementos de animal
es asquerosa y la gente echa a suertes los lechos más alejados del hedor. Subsistimos del ganado y el agua que ya comienza a escasear. Cada vez se escuchan más a menudo los
continuos golpes a esa trampilla. Las miradas de los niños ya son mustias y apagadas, casi desearía recordar sus sonrisas de ayer mismo.
Pasas las páginas hasta el capitulo 5.
14 de Soel del 208 Era 3ª :
– El ganado comienza a morir, el agua comienza a acabarse y ya han caído enfermo más de la mitad de Efrim… o lo que sigue quedando de él. Las palas, que los hombres utilizabamos
para intentar romper la resistente trampilla, están guardadas en un armario, ya se han perdido las esperanzas de volver a respirar aire limpio. La sensación de impotencia ante una
insignificante trampilla nos hace reconcomernos en nuestros adentros. Es imposible que todo acabe así… ¡Imposible!
Tal vez, si el dueño de este sótano y regente de la taberna El Ratón del Desierto no se hubiera marchado hace unos días hacia Anduar, nos podría haber sacado de aquí con algunos de
sus impresionantes hechizos. Una de mis lecturas más entretenidas de estos días ha sido un libro de magia que encontré al lado de este viejo cuaderno.
Pasas las páginas hasta el capitulo 6.
16 de Soel del 208 Era 3ª :
– Yo mismo he llevado entre mis brazos cadáveres de niños, de mujeres, de ancianos…
He llevado entre mis propios brazos el pálido cadáver de mi esposa… mi porción de bebida y comida se la daba a mi enferma esposa y lo que le sobraba lo repartía entre todos los
niños y ancianos. ¿Por qué he sido maldecido para ver a mis seres queridos morir? ¿Qué tortura es esta?
Los cadáveres los he ido apilando en un rincón de este frío sótano, de hecho, los uso como un lecho caliente sobre el que dormir, así con suerte cuando muera, nadie se podrá
preocupar de amontonarme al lado de mis amigos y familiares. Dejo de escribir en este cuaderno, voy a dormir, estoy agotado.
Escrito por Ruuyl, el Alcalde de Efrim.
Dices en dendrita: con que el alcalde… ya veo, lo siento lesdreon. pero tus huesos van a esperar. este lugar me a dado otra vez esa pequeña chispa de curiosidad que no tenía hace
tiempo
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