Inicio Foros Historias y gestas El origen de Omadon, el nigromante

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    • Arada
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      De entre todas las criaturas inteligentes de Eirea los drows, juntos con los orgos, deben ser las que más poder arcano innato tienen. Con frecuencia esa misma capacidad se extiende a las razas mixtas originadas por estas. Y, excepcionalmente, las combinaciones dotan de innato poder a alguna de estas criaturas. Así es la historia de Omadon, el Nigromante.
      En el poblado minero de Alell, el más alejado de la capital del imperio y medio olvidado tras el empobrecimiento de sus minas los asaltos de los drows que, llegando a las minas próximas al poblado desde la suboscuridad los asaltos de estas viles criaturas antes eran muy frecuentes pero que remitieron con el tiempo hasta el punto de que el Emperador retiró las fuerzas de defensa allí acampadas. Ahora, a pesar de seguir existiendo esas incursiones, los daños para el imperio son tan leves que no son atendidas. Siendo una oscura noche de Naibind, con ambas lunas eclipsadas, una incursión de drows llegó de nuevo a Alell, parecía una comitiva demasiado grande y quizá solo estuvieran de regreso de una gran campaña pero el resultado en la pequeña villa fue atroz, algunos pudieron huir y otro no tuvieron tanta suerte, siendo aplastados, asesinados y violados. Entre ése último grupo estaba Nmir, una joven de la villa, apenas una adolescente. Se encontraba recogiendo leña y su asaltante, un joven semidrow de caprichoso espíritu, encontró divertido hechizarla y hacerla suya de manera pacífica, sin usar la fuerza, haciéndole creer que había amor entre ellos. La ley era clara al respecto y a las jóvenes encintas durante las incursiones eran cuidadas en la capilla hasta dar a luz. En ese momento el fruto de la violación era sacrificado en el altar y, según se contaba, se conseguía que la virtud volviera a las madres con este acto, permitiendo que fueran de nuevo casaderas.
      Nmir, que no había luchado nunca contra el encantamiento, ocultó su embarazo tanto tiempo como pudo pues sentí que su progenie era fruto de un amor puro y sincero y, cuando ya no pudo más, marchó hacia la suboscuridad en busca de su amado. Una oscura y perversa providencia quiso que él estuviera cerca en aquellos días y supo de una joven niña que gritaba por un amado en el bosque y fue verla. Al reconocer la pobre en el estado gestante que se encotnraba decidió divertirse una vez más y se mostró ante ella que empezó a llamarle amado y correr a sus brazos. Cuando la tuvo de nuevo desnuda y ofreciendo su amor con promesas de una vida eterna en común pensó que era el mejor momento para deshacer el hechizo amoroso. Instantáneamente el horror se apoderó de su alma y arrancó toda cordura de su inocente cabeza. Se levantó aullando y salió corriendo, su atronador grito espantaba a todas las criaturas y las sumía en el horror y se alejaban de ella. Dicen que por varios días estuvo gritando y aullando por el bosque de Maragedom hasta que encontró una daga y presa de un frenesí psicótico asestó cientos de puñaladas en su corazón y su abdomen antes de morir. Su espíritu atormentado, dicen, se quedó anclado allí para siempre y se convirtió en una leyenda que algunos identifican con la banshee Sheeta, pese a no poder corroborarse.
      Sin embargo, el abyecto hálito de vida del drow era poderoso y, a pesar de ser sólamente un cadáver, pasados tres días el cuerpo que se empezaba a descomponer dio a luz. Nacido de la muerte y descendiente de un poderoso hechicero su resistencia mágica le hizo capaz de hacer servir al espectro de su madre de siervo, que le llevó, con una petición de puro instinto, a la población más cercana. Una congregación de goblins hambrientos que, atemorizados por el poder de la criatura lo llevaron lo más lejos posible abandonándolo en Anduar. Omadon fue criado allí por un viejo soldado nivrim, aburrido de la vida y sintiéndose ahogado por la soledad pero con apenas ocho años Omadon se fue hastiado del absurdo amor fraternal que le profesaba para buscar su propio camino. Con su innata destreza en el trato con los muertos sus pasos le llevaron a la escuela de necromancia donde se forjó como el poderoso hechicero que ahora es.

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      La frase que en el 97 leí en la pantalla de Galmeijan y me abocó a este oscuro mundo:
      Orco te golpea con su cimitarra.

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