Inicio › Foros › Historias y gestas › El reencuentro de dos viejos amigos.
-
AutorRespuestas
-
-
-¿En qué hora le haría caso a ese viejo?.¿Acaso es de mi incumbencia esa maldita espada?. Tengo que dejar de ser tan atento con la gente, a mi edad, y con las pocas fuerzas que me quedan, debería de mirar un poco más por mí. Claro, he contribuido al bienestar de mis aliados desde que tuve algo de conciencia, quizá, parte de lo que soy a día de hoy se los debo a ellos, pero creo que esta ocasión es diferente, no ha salido de mí el ayudar, algo debe de estar cambiando. La realidad es que lo hice por él, bueno, por él y por Rissina, por ambos acepté este reto, pero, igual me queda grande, hace ya muchos años que no escucho nada de esa espada perdida, estará junto a mi razón.
En la tarde del 10 de Taran del 133 Era 4ª, me encontraba meditando sobre la roca situada en la cima de la Colina de Amonnen, sumido en la más profunda concentración, de repente, unos pequeños impulsos eléctricos daban forma a imágenes en mi cabeza. Luedau, un antiguo amigo trovador, que había desaparecido hace años en su búsqueda personal de un antiguo artilugio, necesitaba mi ayuda. En la imagen se podía observar nítidamente a un Humano de aspecto muy cuidado, portando miles de cachivaches e instrumentos que utilizaba diestramente a la vez que acompañaba el sonido con una fina melodía resultante de sus cuerdas vocales.
De un momento a otro, Luedau se encontraba a mi lado, saludó efusivamente provocando que dentro de mi resonase hasta lo más profundo de mis entrañas, pero, que alegría, llevaba muchísimo tiempo con ganas de verlo.
-!Dichosos los ojos que te ven, Kyt¡. Sigues tan fuerte y sano como siempre, pareciese que la edad no pase por ti.
-!Luedau¡. Cuánto tiempo viejo amigo, me encontraba reordenando un poco la mente, ya sabes lo que dicen, Mens sana in corpore sano.
En cuestión de décimas de segundo, el gesto de la cara de Luedau se entristeció, como si algo pesase dentro de su corazón.
-Oye Kyt, me encuentro algo preocupado, tengo algo que contar, pero no he confiado en nadie lo suficiente para hacerlo hasta ahora. Creo que es el momento, y que tú eres la persona adecuada, me quema por dentro esta sensación.
- Vaya Luedau, me preocupa ver esa cara, siempre te he conocido alegre y risueño, incluso cuando todos estaban enfadados o cansados, tú eras quien levantaba el ánimo.
Kyt descruzó sus piernas, alargando una de estas a la vez que apoyaba la rodilla de la otra pierna sobre el suelo, en un breve salto, recondujo su posición hacia la verticalidad.
- Es importante Kyt, ¿recuerdas cuándo emprendí mi camino en busca de una de esas Espadas de Aire?. !Pues la conseguí¡ y no una, sino dos. Fui el trovador más feliz del mundo durante ese período, que te voy a contar, todo eran risas, juergas, fiestas, farras, me avisaban de todos sitios para animar los espectáculos, formaba parte de la Corte de Animación Real, y claro, mis dos Espadas del Aire siempre iban conmigo, !eran parte del espectáculo¡. Pero de repente, todo cambió. Una noche nos encontrábamos en la Taberna de Naduk disfrutando y festejando la llegada de la primavera. Habíamos tomado bastante alcohol, y nuestra atención pareció evadirse. Alguien debió aprovechar para robar mis dos Espadas de Aire. Al despertar, unas horas después, me encontraba sentado sobre una silla de madera, con la cabeza apoyada sobre una antigua mesa redonda del mismo material que las sillas, ese mobiliario me era familiar, por lo que no di importancia a nada más y continúe con mi tarea, emborracharme hasta caer sobre el colchón de paja que el tabernero me había preparado.
Mientras gesticulaba, tanto con las manos como con su cabeza, Kyt alzó la voz mientras sonreía.
- Veo que por mucho tiempo que haya pasado, sigues siendo el mismo. Algún día tendrás que dejar esta vida de disfrutón que aconteces, ya sabes que tanto exceso al final se paga. Debería de enseñarte a meditar e intentar que abandones todos esos malos hábitos.
Luedau sonrió, agachó la cabeza y a la vez que volvió a levantar la cara preguntó a Kyt.
-Bueno…¿Me vas a ayudar?. Esos ladrones deben pagar por lo que han hecho, yo sé que eres el único que podría llegar hasta ellos, y sobre todo, eres el único que puede saber que las dos Espadas que utilizo actualmente, son solo réplicas, el día que me descubran Dios sabrá que es de mí.
Tras observar la mirada de Luedau, y consternado por lo sucedido, asintió con un gesto de su cabeza, otorgando a sus palabras, una gran confianza.
-Luedau, viejo amigo, nunca podría dejar a un lado a nadie que necesite mi ayuda. Mucho menos a ti, aún recuerdo las innumerables tardes a los pies del Volcán junto a Rissina y a ti, fueron momentos inolvidables, nos unieron para siempre. Pondré todo de mi parte para descubrir quién ha podido realizar dicha acción, y te prometo, que desde mañana mismo, juntos trabajaremos codo con codo hasta que las dos Espadas del Aire estén de nuevo en tu posesión. Pero eso sí, deberás abandonar la vida de excesos y malos hábitos que has adquirido, y junto a mí, meditar un mínimo de dos horas diarias en este magnífico lugar.
-!Oh Kyt¡ Tus reconfortantes palabras me hacen sentir confianza, yo también creo que las encontraremos de nuevo. Te doy mi palabra, si logramos recuperarlas, durante un mes, solo beberé cinco jarras de cerveza por día.
-!Luedau¡ No estoy bromeando, si quieres mi ayuda tendrás que sacrificarte un poco, pero piénsalo, no es por mí, es por ti. !Si sigues a este ritmo tendré que empezar a serrar tu caja de manera de pino, pronto, y no es algo que me apetezca, de verdad¡.
-Solo era una broma, confía en mí, daría tres de mis cinco dedos por cada una de esas Espadas. Te lo agradezco Kyt.
- Haré todo lo que esté en mis manos Luedau, confía.
-
-
AutorRespuestas
- Debes estar registrado para responder a este debate.