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Era un amanecer hermoso en la fortaleza de Dhara.
Me gustaría decir lo mismo de la noche.
Pero no lo fue, me quedé con Lesdreon que se había quedado toda la noche, bajo la mortecina luz de las velas.
Intentando descifrar las inteligibles palabras de ese corroído libro.
Creo que ya estaba por amanecer, cuando Lesdreon dio un pequeño brinco, mientras decía susurrante, lo encontré, lo encontré!
Dak tengo la lista de ingredientes que se requieren para invocar a Dreaintreowxz.
Antes de que pudiera decir algo me interrumpió y empezó.
Un ectoplasma de una banshee.
30 corazones de infieles.
Litros de sangre humana, y animal
Polvo de ánima nocturna.
Y 40 cabelleras de infieles bañadas en ponzoña de una fuente.
Sabes que cada vez estamos más cerca de poder invocar el caos de Eirea Dak!.
Sus ojos irradiaban una maldad pura, y una furia incontenible, junto a una fe férrea hacia su dios, que era lo que lo caracterizaba a Lesdreon.
El me empujó para que entrara en razón.
Ve a descansar Dak, esta noche iremos de incursión a Maragedón.
Al escuchar eso fui raudamente a una posada, y alquilé la habitación más barata.
Creo que nunca había dormido tan placenteramente.
Mientras a fuera la luna caía sobre los reinos, bañando todo de un amarillo tan claro.
la luna de Argan cubría a Velian.
No iba a ser una linda noche para mi, y mi magia.
Pero no podía discutir con Lesdreon, cuando salí de la posada el ya estaba allí.
Sin dirigirnos una palabra partimos a Maragedón.
Ei Dak, me dijo Lesdreon mientras paraba la marcha.
Esperemos aquí a un amigo mío.
Pensé antes de hablar.
Que amigo Lesdreon?.
Su nombre es Selmaer, el antiguo patriarca de Grimoszk.
Mi mente seguía sin recordar nada, pero lo había escuchado hablar.
Habían pasado unas 2 horas, y se veía a lo lejos una sombra que al menos medía unos 4 metros.
Yo empecé a ponerme nervioso y a pronunciar palabras en voz baja.
Lesdreon me tocó el hombro y me dijo. Tranquilo, tranquilo Dak, es Selmaer.
Cuando terminó de decir eso una pesada zarpa se apoyó en mi hombro.
Dak!, Les!.
Lesdreon lo saludó con una reverencia, mientras yo aún extrañado lo miraba.
Vamos chicos, dijo Lesdreon mientras apresuraba la marcha.
Al pasar un rato sentíamos el pesado ambiente de el bosque de Maragedón, y se podían ver las sombras que danzaban sobre los árboles, creando macabras formas, capaces de amedrentar a cualquier aventurero.
Seguíamos a Lesdreon guiados por la luz de la luna.
A lo lejos se podía ver algo, parecía un carruaje, pero sin nadie, ni caballos, ni nada.
Empezamos a correr hacia el, para ver si había pasado algo.
Y al llegar pudimos ver muy bien la escena.
Era un carruaje de fina madera, con el emblema de Seldar grabado en oro.
Rebuscamos por el lugar y solo pudimos ver algo digno de ver para un orco.
Huesos por doquier, y rastros de sangre que conducían a un solo lugar.
Una enorme calavera se encontraba en el medio del bosque, como si buscase la forma de llamar la atención.
Antes de que pudiésemos dar un paso, un grito nos hizo caer inconcientes, wwwryyyyyyyyyyyyy!.
Despertamos y allí estaba, un nigromante tenía a Lesdreon, y a Selmaer atrapados en una telaraña, mientras yo era aplastado por una fuerza mental enorme.
No podía ni conectar palabras para preguntar que sucedía.
De repente un intenso pinchazo en mi pecho me hizo tensar los músculos como un elástico a punto de romperse, al fijar mi mirada en Lesdreon vi que pasaba lo mismo, su cuerpo parecía una masa tan tensa que parecía que iba a romperse con solo el roce del viento.
Al escuchar otra vez ese lamento mi cuerpo empezó a responder, wwwwryyyyyyyyyyyyy!.
Cuando Lesdreon pudo reaccionar movió fugaz mente su espada, para cercenar la cabeza del nigromante, y poder derrumbar la telaraña que los atrapaba.
Mientras yo seguía tendido en el piso, con los oídos sangrando, por el poderoso grito que provenía del medio de la calavera.
Nosotros sin darnos cuenta estábamos en la parte frontal de la calavera.
Lesdreon sabía que yo estaba fuera de combate, a si que decidió junto a Selmaer retirarse de allí.
Selmaer me cargó, mientras yo aún sabía sin entender nada.
Mis oídos se encontraban totalmente sordos, y el dolor de mi cuerpo me hacía ver la mayoría de las cosas borroneadas.
Al despertar de mi desmayo me percaté que estaba en Dhara, allí se encontraba Lesdreon curando con diferentes plantas mis heridas.
Mientras Selmaer miraba la situación.
Que a sucedido pregunté con una voz rota por el cansancio.
Lesdreon me miró y me dijo. Nada Dak, no a sucedido nada, lo mejor será que descanses un rato más…
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