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Era una tarde oscura y nublada, una de tantas en la fortaleza negra de Golthur-Orod. El estridente sonido de los incesantes martillos golpeando el yunque, los gritos de dolor de las salas de torturas, y los tambores que nunca cesan, rompían la paz que otorga el bosque de baldío, un bosque no transitado, solo aquellos suficientemente fuertes o necios como para adentrarse, desafían al bosque.
Una extraña criatura, de un tamaño gigantesco y semblante atroz se adentró en el bosque de baldío sin ningún tipo de miedo. Recorriendo buena parte del borde y adentrándose después en lo más profundo de baldío, podemos ver una enorme cueva, al parecer deshabitada.
Gruzzt se seca el sudor de su frente con la mano
-Gruzzt balbucea: por fin llegar, Gruzzt estar cansado…
La enorme criatura parece haber llegado a una especie de refugio escondido entre la maleza del bosque, Gruzzt decidido entra en la cueva y con sus manos enormes empieza a cavar el suelo.
De allí empiezan a salir tesoros brillantes a montones, espadas, cotas de mallas, puñales antiguos, absolutamente de todo, pero algo sucede pues el troll cada vez está más nervioso.
Gruzzt empieza a rascarse compulsivamente a un ritmo frenético
-Gruzzt balbucea: NO ESTAR! DONDE!
Rápidamente Gruzzt entierra todos los tesoros otra vez dejándolos ocultos para no volver a ser saqueado y acto seguido coge rumbo a la fortaleza negra con tristeza y desazón.
Al aproximarse a la grandiosa puerta negra el portero vislumbra una silueta enorme en la lejanía entre gritos de dolor y llantos.
Gruzzt se seca las lágrimas con el brazo izquierdo mientras que con el derecho se limpia los mocos que le cuelgan de sus fosas nasales
-Gruzzt balbucea: Gruzzt…Entrar….
El portero al ver que se trataba del cocinero del ejército negro lo deja pasar raudamente haciendo que sus esbirros abran la enorme puerta negra.
Gruzzt titubeante y con el ánimo decaído decide volver a su cocina para comer algo, pero, al entrar en la taberna se encuentra con un grupo de trasgos bebiendo en jarras de hierro, como celebrando algo.
Gruzzt aun no siendo muy inteligente, pero si observador percibe algo brillante en los dedos de unos de los trasgos.
-Gruzzt grita: Brillante! Sortija ser mía!
Sin más remilgos el troll se abalanza con una furia inusual contra el pequeño trasgo cogiéndolo con sus dos enormes brazos por la cabeza, ejerciendo tanta presión en ella que a los segundos explota como si de una sandia se tratase.
Con la ayuda de un cuchillo que Gruzzt coge de la mesa, corta el dedo del trasgo y recupera su sortija ante la mirada intimidatoria del resto del grupo de trasgos. Uno de ellos, el líder posiblemente del grupo, da un paso adelante y saca sus dos puñales amenazando al troll.
Gruzzt empieza a golpearse el pecho con ambos brazos de forma violenta
-Gruzzt grita eufóricamente: MATAR!MATAR!MATAR!
Ante tal demostración de violencia, el grupo de trasgos recula dando unos pasitos hacia atrás de forma lenta y segura, para no provocar más a la enorme criatura. Al salir de la taberna se puede apreciar como los trasgos salen despavoridos por el miedo.
Gruzzt mira alrededor de la taberna y al ver que nadie más tenía intenciones de mostrar discordia empieza a calmarse.
El troll observa su brillante anillo y al ver que estaba en perfecto estado lo guarda en una especie de bolsillo que tenía su taparrabos. Poco a poco Gruzzt despeja su mente y vuelve a sus tareas como chef en la cocina de la taberna del ejército negro, donde tiene que preparar los menús del día de hoy.
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