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AnónimoInactivo10 junio, 2021 a las 13:14Número de entradas: 175
Enemigo a las puertas,
Se narra el conflicto entre Hagalnae y Ghyrduana desde el punto de vista de la Sargento de la Alianza.
El sol caía en el horizonte como una tarde dormida, pintando la sierra de naranja. Ghyrduana caminaba por las sendas que comunican Kattak con Anduar, con intención de parar en el asentamiento y luego alcanzar su hogar, Kheleb Dhum.
Cual fue su sorpresa cuando de repente avistó a un enemigo de la ciudad, el bardo Hagalnae, intercambiando opiniones con un recluta de la ciudad. Ghyrduana se acercó y se situó entre ambos. Sin tan siquiera mirar al elfo, se dirigió al recluta y le dijo…
Ghyrduana: ¡Eh! No deberías comerciar con traidores….
No pudo finalizar la frase, pues un sonido musical proveniente del Arpa de Hagalnae lo hizo desmayarse completamente, perdiendo el mundo de vista. Sucumbió a un profundo sueño quedando a merced de cualquier evento. Todo se volvió oscuro y impactó contra el suelo. Unos instantes más tarde, empezó a recuperar la conciencia y se reincorporó. No sabía que había ocurrido, le dolía levemente la cabeza y ambos tertulianos seguían allí comerciando, mientras Hagalnae continuaba tocando su arpa con la intención de dormir a Ghyrduana.
La enana, entendiendo la acción del Elfo como hostil, y recordando que a parte de ser enemigo del pueblo de Kheleb, había cruzado la frontera que Rhomdur le había prohibido cruzar … interpretó aquello como una burla hacia los enanos. ¿Venir de tan lejos y cruzar el puesto de vigilancia a sabiendas de las advertencias del consejero Rhomdur…? ¿Lanzarme hechizos mágicos musicales para aturdirme…?…
Ghyrduana atacó a Hagalnae con la intención de disuadir su actitud y, en caso de ser necesario, apresarle tal y como dictaba la orden de Rhomdur: “Apresadlo y encarceladlo, pero sin llegar a la muerte”.
Hagalnae huyó y evitó el conflicto. Ghyrduana, sacudiéndose el polvo, agarró al recluta de la pechera y lo condujo hacia las puertas de Kattak, ya cercanas.
Una vez allí, el grito de una sacerdotisa avisaba del ataque de un enemigo en las puertas. Era el elfo. Tenía prohibida la entrada y así se lo hicieron saber los guardias nada más verle.
Ghyrduana: Recluta, ese elfo es enemigo del pueblo de Darin y no te autorizo a que lo invites ni le permitas el paso en la ciudad hasta que se haya solventado su conflicto diplomático con el reino, ¿ha quedado claro?
El recluta asintió: Sí sargenta. Luego se disculpó, interpretando que realmente no veía a Hagalnae como un enemigo.
Poco después de dejar claro cual era el lugar de cada uno de los allí presentes, Ghyrduana se dirigó hacia el exterior de Kattak, pero el ellfo ya había huido hacia Veleiron. ¿Cuáles eran sus intenciones?… nunca lo sabremos. Lo que sí sabemos es que poco después, Hagalnae hizo correr la voz entre el poblado de Veleiron y varios consejeros de que fue atacado en Kattak por Ghyrduana… cosa que … no sucedió así. El estatus y reputación de Ghyrduana decreció notablemente en Veleiron por mano e influencia directa de Hagalnae. Ello costó que posteriormente el General Krromer tuviera que mediar e investigar el caso, exculpando de todo cargo a Ghyrduana. Aunque tristemente, no lo vieron del mismo modo en la ciudad de los elfos.
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