[Rol] La habitación parece haber sido preparada para el entrenamiento. Tan solo unas estanterías con varios vendajes cuelgan de la pared. Un muñeco de madera, con aspecto humanoide ocupa el centro de la habitación, dejando entrever la lana que se desprende por sus mal cosidas costuras, consecuencia directa de los fuertes golpes que los Monjes Valar propinan sobre él. El aspecto abandonado de la misma, facilita la concentración.
[Rol] Sikitshu se prepara para iniciar una secuencia de movimientos.
[Rol] Sikitshu: Puño! Patada! Salto!
[Rol] Sikitshu estira el largo de su brazo, llegando a alcanzar el muñeco con tan solo su pulgar. El fuerte golpe recibido hace retroceder al muñeco, que tras unos segundos vuelve a su posición inicial. Cuando alcanza su punto más bajo de velocidad, una patada es lanzada sobre el pecho del muñeco, haciendo que nuevas costuras queden entreabiertas, acto seguido, y tras una asombrosa maniobra, Sikitshu se desplaza lateralmente antes de elevarse en el aire y provocar, de un fuerte acercamiento con su rodilla, el desprendimiento de la cabeza del muñeco.
[Rol] Sikitshu: ¡Vaya!. He de comprar un nuevo muñeco, este ha quedado totalmente inservible. Hablaré con uno de esos sastres experimentados, si, eso haré, encargaré cinco nuevos muñecos.
[Rol] Sikitshu coge un trozo de tela vieja, se limpia el sudor de la frente, y comienza a tranquilizar su ritmo cardíaco. Poco a poco su respiración se normaliza, sus músculos comienzan a relajarse de nuevo, y la apariencia de su tez se descongestiona.
[Rol] Sikitshu: Por hoy no ha estado mal, pero tengo que entrenar mucho más duro, a este ritmo nunca llegaré a convertirme en un maestro.
