Inicio Foros Historias y gestas Evento chamanes (Lagartos)

Mostrando 0 respuestas a los debates
  • Autor
    Respuestas
    • Athewin
      Participant
      Número de entradas: 527

      El gong de Grimoszk resonaba en los pantanos de zulk como antaño, la ciudad rezumaba ansia de sangre y era mayor en su general del ala roja, que por motivos dispares había tenido que ejercer funciones de patriarca de la comunidad mientras los grandes saurios de zulk terminaban sus quehaceres. Llegó a las murallas para dirigir a sus ejércitos contra la batalla…
      – Ssholdadosh, haremosh temblar a aquellossh que han decidido cruzar nueshtrosh pantanosshs.

      Shabanih subía la torre de la muralla para observar los alrededores de la ciudad, todos los hombres-lagartos lo miraban con respeto, algunos atemorizados, pues no sabían que hacía allí.

      – Mi general, no hay ningún ataque, nosssnosnossotrosh nohemosh tocado el gong.

      Subió las escaleras rapidamente y algo contrariado. AL llegar a lo más alto observo que las palabras de aquel soldado eran ciertas.
      Shabanih agarra al soldado del cuello – Quien ha shido el bashtardo que lo ha tocado, pagará las conshecuencias – empujó al soldado hacia una esquina, en el mismo instante que otro gong más fuerte aún que el anterior vuelve a resonar. Shabanih gira la cabeza al centro de la ciudad.

      – Parece que proviene del templo, a lo mejor nuesshhtro señor se ha pronunciado hacia nueshhtrosh eruditosh, por eshta vez te hash sshalvado – Apresurado baja la escalera solitario y se dirige al centro neurálgico de Grimoszk, el templo de Ozomatli.
      La plaza de Grimoszk estaba abarrotada de gente, todos observaban a las estatuas de las puertas esperando una respuesta a los gongs. Shabanih atravesó la multitud y entro a la instancia principal del templo, todos los chamanes presididos por los dos consejeros Shaslass y Shadrmaar estaban en proceso de meditación, como lo único que podía hacer era esperar se dirigió a la zona reservada para los altos cargos, allí ya lo esperaba Siko, General del Ala Negra, y Selmaer, el nuevo patriarca al que había cedido todos sus poderes, faltaba Yhebdhen pero se encontraba en misión de reconocimiento de las costas occidentales, iba a tardar días o semanas en volver.
      -Que ha passhado, hacía añosh que nadie tocaba el gong del altar.
      -Nueshtro ssssheñor se ha pronunciado, piensa otorgarle más podereesh a sshus devotos.- Contestó el patriarca.
      -Algo pedirá a cambio y ssshe le entregará sin falta. –Añadió el oscuro general encapuchado.
      El silencio en el templo era sobrecogedor, nadie decía una sola palabra, incluso los tres altos cargos enmudecieron observando la imagen de todos los chamanes en trance. Al cabo de un tiempo, todos abrieron los ojos al unísono, Shaslass empuñó la maza ceremonial y volvió a tocar el gong.
      – ¡Nueshtro señor ha hablado, debemosh ssheguir sshus camino!- Exclamó Shaslass.
      Todos los chamanes asintieron levemente, Shaslass se dirigió a la zona donde esperaban los altos cargos, pues esperaban las directrices de Ozomatli, después de una reverencia se dirigió hacia el Patriarca.
      -Mi Patriarca, Gurthang ha empezado a moversshe, ha convocado a todosh ssshus chamanes en sshu Catedral, Ozomatli nosh ha convocado también para ayudarlo y aprovechar parte de su poder, pero antessh debemossh ir a las ruinaash de Zumelzu, necesshitamos acabar con uno de losh antiguosh ancestrosh que han eschcapado al control de nuestro Dios, Xonnash, la Guardiana, despuéshhh de esshto nosh reuniremosh con los adoradoressh de Gurthang en su catedral.
      -Shhhhhhhhh…. Shi eshto esh lo que nuesshhtro Sheñor reclama no sheré yo el que se oponga,-contestó Selmaer- mandaremoshh un pequeño explorador para alertar a Yhebdhen ya que she encuentra por losh alrededoresh de Zumelzu, osh dará apoyo naval, Shabanih tomarásh a tush mejoresshh sholdadosh, guiarás al destacamento de chamanes hashta que finalice ssshu misshion.
      -Shus dessheos ssheran cumplidoshh mi patriarca.-Replicó Shabanih esbozando una sonrisa en su cara.
      La misión debía cumplirse con la mayor cautela y el mayor de los sigilos posibles, pues sin el poder de todos los chamanes destinados a la causa, la ciudad quedaría muy desprotegida, y así fue, un destacamento de no más de 50 lagartos se dirigirían a Zumelzu, donde los esperarían el general Yhebdhen con la mayor cantidad de tropas marítimas disponibles. Tomaron caminos ocultos al oeste de los campos de cultivos, atravesaron el rio Cuivinien por un paso subterráneo oculto, un sistema de poleas llevaban una plataforma de un lado a otro del río, donde no cabían más de 5 personas a la vez. Atravesaron Orgoth sin mayores inconvenientes, solo tuvieron que ser sigilosos y nadie detecto su presencia por las zonas penumbrosas del bosque. Al cabo de dos días divisaron a la lejanía los lodazales de los alrededores de Zumelzu, una zona muy parecida a su hábitat, en la que se sentían como en casa. Pero en esos pantanales descuidados si había peligros, moradores de la ciénaga, mosquitos gigantes, animales que por el paso del tiempo se habían hecho dueños de aquel lugar. Los lagartos no tuvieron problemas en deshacerse de todos ellos y entrar en las ruinas de Zumelzu. Se dirigieron a la costa en busca de su flota, pero no había rastro de ella, así que decidieron explorar la ciudad en busca de Xonnash por su cuenta. Y encontraron algo que no esperaban, una figura grande encapuchada algo temerosa, estaba en la entrada de lo que parecía una gruta o un altar.
      -¡¿Quién eresh y que hacesh en eshtash ruinash?!¡Bájate la capucha y habla!- Exclamó Shabanih.
      -¡No me hagáishh daño! No teneish de que preocuparosh, antaño viví con vossshotrosh, ssshoy el archivisshta Sthlytlah- dijo a la par que se quitaba la capucha atemorizado.
      Todos habían escuchado de él, era un refutado archivista que buscaba por toda Eirea los orígenes de su raza, aunque ello lo llevó al exilio, tuvo que conformarse pues era lo que anhelaba aunque aquello acabara con su vida.
      -¿Qué hacesh aquí? ¡Ahora misshmo debería acabar con tu vida desshertor!
      -¡No os lo ssshuplico! ¡Por fin la he encontrado! ¡La entrada a nueeshtra antigua civilización!
      -¿Cómo dicesh? ¿Hash encontrado la ciudad de nuesshtros antepashados? – Preguntó Shaslass asombrado.
      -¡Asshí es! ¡Pero un terrible temor pantanossho aguarda en sshu interior! Missh dossh aprendicesh murieron al entrar, una nube de flechassh cayó sshobre nosshotros, solo yo pude esshcapar, no pude hacer nada por sshalvarlossh – comentó Sthlytlah con lágrimas en sus ojos, mientras sus sollozos iban amedrentando su voz.
      Shabanih miró a Shaslass, es posible que hubieran encontrado a Xonnash por ellos, si fuera así la búsqueda habría sido más fácil de lo normal gracias a este anciano. Obligaron al anciano a abrirles la puerta secreta a la gruta donde se encontraba, Sthlytlah se ofreció encantado. Entraron en la gruta, el anciano cogió unos polvos de una urna apartada y los esparció en el brasero central, una gran explosión iluminó la sala y la lleno de un humo bastante maloliente, en ese momento una de las paredes adyacentes se apartó hacia un lado. Un pequeño grupo formado por Shabanih, Shaslass, Szyrtex y Shadrmaar entraron en la gruta, muy de cerca Sidonu y Golvag los ancestros invocados por ellos los protegían de cualquier emboscada. La gruta, un oscuro lodazal lleno de cadáveres atravesados por flechas no era problema para ellos pues estaban acostumbrados a moverse por ese tipo de terrenos, de repente una flecha surge de la oscuridad hacia Shabanih, pero este en un rápido giro de muñeca consigue desviarla con su Espina de Erk.
      -¡Mueshtrate Xonnash, Ozomatli nosh ha enviado a darte muerte!- Exclamó Shaslass.
      -¡Jajajajajajajajajaaja!-Una risa malévola se escucha desde las profundidades, de la oscuridad surge Xonnash, la Guardiana, a lomos de un gran basilisco acorazado- ¡¿Ozomatli dices?! ¡¿Seguís adorándolo como vuestra deidad?! ¡Jajajajajajajajaja!.
      -¡A la carga!- exclamó Shabanih.
      El combate fue duro, las flechas volaban sin cesar, Xonnash era una experta arquera, y el basilisco era un peligro aun mayor, aun teniendo los ojos tapados por su armadura, sus mordiscos y su ácido eran mortales. Shabanih tomó la vanguardia peleó mano a fauces contra el monstruo, Golvag siempre a su lado apoyándolo, los chamanes con sus hechizos intentaban encargarse de Xonnash en vano, sus movimientos eran muy rápidos incluso parecía resistirse a la magia de estos. Shabanih consiguió penetrar la gruesa armadura del basilisco hiriéndolo de muerte justo encima del cráneo, Xonnash reculó y en ese momento de despiste, una sombra surgió de la oscuridad y apuñalo a la guardiana por la espalda, era Rhel uno de los espíritus invocados por los chamanes, había permanecido oculto hasta encontrar su oportunidad, al instante todos ellos al unísono comenzaron a recitar un hechizo, un fulgor blanquecino surgió de sus brazos, ‘forgis vondt i sjel’, se dirigió hacia Xonnash, que tras un espasmo su alma salió despedida de su cuerpo y comenzó a volatilizarse, en su rostro aun podía verse su malévola sonrisa, sus pertenencias comenzaron a desintegrarse poco a poco. Shabanih quedó asombrado e incluso los tres chamanes quedaron atónitos, nunca antes habían visto con tanta nitidez un alma desintegrarse en Plano Material. Tras el cuerpo del basilisco, una enorme puerta con inscripciones, quizás ese anciano tenía razón y había encontrado la cuna de su civilización, pero esa no era su misión, Ozomatli les había mandado dirigirse a Golthur y eso iban a hacer. Salieron de la cueva llenos de felicidad, lo habían conseguido en tan poco tiempo que podrían volver a Grimoszk antes de lo esperado. Fuera comenzaron a escuchar gritos.
      -¡General! ¡Shabanih! ¡General! ¡Lash tropash marítimash han llegado! ¡El General Yhebdhen ha llegado!- La euforia se repartía por los soldados y chamanes de la expedición.
      -¡Bien! ¡Justo a tiempo, el trabajo aquí está hecho, Xonnash ha pasado al plano donde los dioses se encargaran de ella!
      El grupo se dirigió a la playa, todos menos Shabanih al que el anciano interrumpió.
      -Perdona, ¿puedo hablar contigo a ssholashh un momento? Tengo algo que entregarte.
      -Por shupueshto nosh hash sshido de gran ayuda, dime. – Se apartaron del grupo unos metros.
      -Por fin, ya puedo hablar con normalidad, no tengo que forzar ese acento lagarto, Shabanih se mucho sobre ti y tus hermanos, yo también soy un Kroxigore – decía mientras se quitaba la túnica, su cuerpo con escamas negras lleno de ronchas enrojecidas no mentía – llevó observándote desde que saliste de tu huevo, a ti y tus hermanos, somos presa de la curiosidad y la sabiduría.
      Shabanih quedó perplejo no sabía que decir le cogió totalmente de sorpresa.
      -Toma esto, es mi diario personal, me habéis dado la entrada a nuestra civilización, ya no me es necesario, léelo, observa, date cuenta de la realidad, veo que eres General has llegado a ser alguien poderoso en la sociedad, si cuando termines de leerlo entiendes todo lo que nos rodea, ven a verme de nuevo, ¿y si todo lo que nos enseñan y aprendemos desde que eclosionamos no es más que una mentira? – Volvió a ponerse sus ropajes y su capucha y entro en la gruta rápidamente. El General quedó aturdido, no sabía a que se refería, no entendió nada de lo que le dijo el archivista, pero aun así guardó el diario y se dirigió rumbo a la costa con el resto del grupo.
      Una parte de la flota marítima se encontraba anclada en el muelle, todo el grupo embarcó rápidamente en el destructor principal, La Anaconda de los Zshiss’Burhgi, donde se encontraba el general Yhebdhen, el cual, les explicó la ruta que iban a tomar hasta llegar a los acantilados del valle norte de Golthur Orod. Durante el camino tuvieron que abatir algunas embarcaciones corsarias que habían tenido la mala suerte de cruzarse en su camino con esta flota de barcos.
      El viaje duró varios días, cuando tenía algo de tiempo libre Shabanih leía lo que podía del diario, cuanto más leía más impactado quedaba con las memorias del anciano.
      Al fin llegaron a su destino, una cala en la costa norte de Golthur, cerca de la tierra inhóspita de Arad Gorthor, con grandes acantilados y desfiladeros. La escalada fue muy peligrosa, no conseguían enganchar bien los garfios a la cima, y el mal tiempo jugó alguna que otra situación peligrosa, pero poco a poco el destacamento consiguió llegar a la cima, aunque era peligroso aprovecharon la noche para atravesar el Bosque de Taubûrz ya que dar un rodeo les haría tardar más tiempo del necesario. Tuvieron que hacer frente a liches, esqueletos y peligrosos seres de ultratumba, pero consiguieron llegar a la salida aunque con algunos heridos, nada de extrema gravedad. Ya solo quedaba recorrer el sendero que atravesaba el Bosque Baldío para llegar la fortaleza orca.
      Los hombres-lagartos fueron recibidos con el tronar de los tambores de guerra, Shabanih era considerado por muchos de los que se encontraban allí como un héroe de guerra. La imagen al atravesar las puertas de la fortaleza era abrumadora, cientos y cientos de chamanes se agrupaban en los pasillos, orcos, goblins, kobolds e incluso gnolls formaban para acudir a la catedral.
      Shabanih no entendía una palabra de lo que hablaban entre ellos, solo chapurreaba algunas palabras en dendrita con aquellos que comprendían algo, al parecer iban a comenzar la marcha hacia la catedral de Gurthang, allí un chamán llamado Galazur les explicaría que tenían que hacer. Pasaron varias horas, aquel lugar por momentos apestaba más de lo habitual, incluso había rencillas entre los propios chamanes de las distintas razas, aunque los lagartos permanecían ajeno a aquello, Shabanih decidió sumergirse en la lectura del diario y absortó en el tiempo, sin saber cuántas horas dedicó una cálida mano le toco el hombro.
      -Vamossh, eshh la hora.- susurró Shaslass.
      Una marabunta comenzó su andadura hacia el templo de Gurthang. La llegada a la catedral de grupo de hombres-lagarto no dejo indiferente a Galuzur.
      -¿Qué hacéis aquí? Grrr. Pensamos rendir pleitesía a Lord Gurthang, nadie os ha convocado Grarg.
      Shaslass y Shadrmaar se adelantaron y comenzaron a hablar con el orco. Pasó un rato entre explicaciones y Galuzur se dirigió a la multitud.
      -¡Ozomatli ha actuado, ha mandado a sus tropas para ayudar a nuestro Señor a controlar a los espíritus! ¡Han conseguido derrotar a Xonnash y enviar su alma de vuelta, seguro que Lord Gurthang está agradecido por ello, no seré yo el que rechace vuestra ayuda! GRRARRRG.
      Los susurros invadieron el lugar,- ¡¿Ha dicho Xonnash, han conseguido encontrarla?!- algunos quedaron perplejos hacía años que buscaban al ancestro traidor. Galuzur tomó la palabra de nuevo e instó a todos a buscar un libro que usarían para conocer el plano del abismo donde deberían ir. Fueron inmediatamente a las bibliotecas de Golthur orod, y en encontraron el libro en la profundidad de las catacumbas, donde se guardan los mayores secretos antiguos y olvidados, entre ellos la llave del templo de fuego, donde en más de una ocasión Shabanih consiguió derrotar al Balrog, aunque por todos es sabido que si no lo destruyes con magia oscura, las malas artes lo hacen renacer de nuevo. El libro los dirigió a las entrañas de la fortaleza, al mismísimo infierno, en busca de una grieta que facilitara su conexión con los planos. Muchos estaban aterrados con la idea de descender a aquel lugar, pero su fidelidad a su Lord les hacía avanzar. No anduvieron mucho tiempo hasta que encontraron el sitio, el punto más caliente de todo el infierno, pero el magma parecía solidificarse sin sentido alguno. Decidieron aportar calor con todos los hechizos que fueran necesarios, y el plan comenzó a surgir efecto. Al fin consiguieron que la costra desapareciera y ante ellos una enorme luz resplandeciente los cegó por momentos.
      -¡Ahora es el momento, todos debemos viajar al Plano de la Llanura, allí nos encontraremos con nuestro señor! WRAARGH
      Era un espectáculo ver a aquellos todos chamanes sentados sobre sus rodillas comenzar el ritual, Shabanih y todos los combatientes lagartos quedaron asombrados al ver aquella imagen, podía verse perfectamente como las proyecciones de sus almas salían lentamente y se dirigían a la grieta. Los cuerpos de todos quedaron a merced de las criaturas que habitan en el inframundo, aunque todo parecía calmado de momento. El General miró a su alrededor, le pareció confuso que ningún destacamento de luchadores de la fortaleza les protegiese, ¿eran tan idiotas de no proteger a sus propios chamanes o es que ni habían pensado que fuese necesario?
      Lo único que quedara para la historia y el recuerdo será lo que ocurrió dentro de esa grieta, pero fuera si hubo un verdadero infierno. Todo estuvo en calma durante un buen rato, pero de repente, el magma de los alrededores comenzó a vibrar elementales de fuego guiados por salamandras se dirigieron hacía los cuerpos de los chamanes.
      -¡Rápido, formar en círculo! ¡Proteged losssh cuerposssh!- Exclamó Shabanih.
      El grupo de soldados aunque reducido, peleó con su vida para salvar la vida de aquellos cuerpos. Algunos perecieron, pero gracias a ellos consiguieron sobrevivir. Cuando todo parecía acabado una gran masa de lava comenzó a brotar en la zona oeste, un gigante de magma apareció de la nada. Yhebdhen alzó su cuello y con un grito gutural arengó a las tropas de valor, junto con Shabanih se dirigió a la lucha y encabezó la pelea, con golpes rápidos y directos comenzó a hacer mella en las pierna del gigante, este se tambaleo y antes de caer sobre sus rodillas lanzó un directo hacia él. Yhebdhen se interpuso en su camino y recibió el impacto, rodó varios metros y empezó a agonizar moribundo. Shabanih siguió su ataque distrayendo al gigante, esquivando sus golpes, mientras el cuerpo de Yhebdhen comenzó a sanar sus heridas rápidamente, sus escamas se recolocaban, sus heridas cicatrizaban, el fuego no era problemas para ellos, pues estaban acostumbrados al calor. El gigante peleaba mano a mano contra Shabanih, aunque tenía que apoyarse con sus brazos en el suelo pues sus piernas habían quedado inutilizadas, y en uno de esos lances, Yhebdhen ya recuperado de sus heridas se lanzó con sus tridentes acuáticos y atravesó su cabeza, la cual quedo totalmente solidificada, el gigante cayó al suelo y su cuerpo se rompió en mil pedazos.
      En ese momento, de la grieta surgieron tres almas, muy nítidas como si fueran totalmente sólidas, una de ellas reconocida por los lagartos como Oxiagon, y desaparecieron en un abrir y cerrar de ojos. Mientras trataban de curar y atender a los heridos por el combate, las almas de los chamanes comenzaron a volver a sus cuerpos. Parecía que todo estaba hecho.
      -¿Ha ido todo bien Shaslass?
      -Sshi, parece que nuestrossh dioshesh han otorgado maash poder a nuestros espíritus. Pero aún tenemos que acabar con essshos treesh desshertoressh.
      Terminaron la misión y volvieron a casa sin más incidentes, el único, ese extraño diario y esas ganas de seguir leyéndolo… ¿Y si no fuera real?

      Shabanih Zshiss’Burhgi Kroxigore, General del Ala Roja de Grimoszk.

Mostrando 0 respuestas a los debates
  • Debes estar registrado para responder a este debate.