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Parte I. Prólogo.
Esta historia se centra en el período durante la juventud de Vuazy cuando ingresó veinte años en la cárcel debido al apuñalamiento que asestó a un compañero de la escuela, como se indica en la historia de su registro II.
Los inicios de Vuazy en la cárcel fueron complicados, él se arrepentía del asesinato cometido y se había prometido a sí mismo que algún día compraría una vivienda a los familiares de la víctima, aunque nunca pudiera compensar en su totalidad lo que hizo.Como todos los convictos peligrosos, se encontraba en una celda de aislamiento recubierta con material de mithril de las mismísimas minas de Khel-dum. Era imposible romperla salvo con hechizos. Precisamente, las autoridades de la prisión evitaban todo tipo de formulación de conjuros en la cárcel de una manera muy sencilla, cubrían de pulseras y collares metálicos el cuello y los brazos de sus presos, pues es bien sabido que en Eirea es imposible formular con elementos de metal encima.
Además, llevaban un control estricto de todo lo que entraba y salía de la prisión, pero honestamente Vuazy no tenía en mente escapar de la cárcel, pues se sentía muy culpable. Pasaron los meses y el mago-ladrón mostraba una muy buena actitud en la cárcel, siempre cooperativo con las tareas y esto conllevo a que la trasladaran a la zona común.
Gracias a esto podía disfrutar de cierto tiempo de ocio que algunos aprovechaban para ejercitar sus músculos o jugar a diversos deportes como futbol o baloncesto, pero él se focalizaba e invertía el tiempo en mejorar en otros aspectos de su vida relacionados con la mente como el estudio arcano. Pasaron los meses y consumía todo su tiempo en la biblioteca, absorbiendo todo libro que tratara sobre la magia, adquiriendo cada vez más conocimiento.
En cuanto a las visitas, recibía alguna de amigos que había hecho en la ciudad de Anduar como por ejemplo el encargado de la tienda de magia de Anduar. Le solía regalar pergaminos para que pudiera estudiar hechizos, aunque en esa época Vuazy tan solo podía recordarlos durante días. Además, al estar cubierto de metal por las reglas que imponía la cárcel, le era imposible practicarlos y no sabía a ciencia cierta si había conseguido aprenderlos de manera correcta.
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Parte II. Encontronazo con el ladrón experto.
Los recortes de presupuesto público que había llevado a cabo el general de Anduar resintieron las arcas en la cárcel, ya que cada vez se remuneraba con menos platinos por trabajos en la cárcel. Vuazy estaba preocupado por esta situación y a pesar de que se arrepentía de haber asesinado a un compañero inocente, nunca se sintió mal por ser ladrón y dentro su moral no relacionaba acto del robo como algo netamente negativo. “Robar a los ricos para enriquecer a los pobres”, tenía una mente muy robinhoodiana, básicamente.
Bien es cierto que no podía formular hechizos dentro de la cárcel, por lo que sus poderes arcanos se había visto mermados por completo, pero aún poseía su agilidad y destreza para el hurto, así que a menudo se iba chocando por el comedor, gimnasio y zonas comunes contra los más ricos de la zona. No tenía temor alguno a ser pillado, pues robaba casi tan bien como un ladrón puro. Sin embargo, un día le atraparon in fraganti robando a un Goblin de edad avanzada.
- Oye tú, ¿qué “cojones” haces? Maldita rata ladrona, devuélveme mis monedas de platino y mi pipa de fumar.
- Yo no te he robado nada, déjame en paz.
Entonces la víctima del robo se acercó a su oreja y le susurró:
- Mira, eres bueno, pero yo soy el mejor de la zona. No se te da mal chaval, ya te había visto robar en más ocasiones a incautos de por aquí, pero lo que no sabes es que yo siempre fui un ladrón puro y robarle a uno de profesión es complicado muchacho.
Vuazy temeroso por su vida, se la jugó con una broma improvisada para intentar salir al paso.
- Bueno, ya conoces el dicho quien roba a un ladrón tiene cien años de perdón.
- Ja, ja, ja esa ha sido buena. Mi punto débil son los chistes, de hecho, es una de mi estrategia principal a la hora de robar. Distraer a la víctima con un chiste o contándole algo y aprovechar el momento de despiste para robarle. Bueno, devuélveme lo que me has robado y te prometo que no tomaré cartas en el asunto.
El mago-ladrón busco entre sus pertenencias y no encontraba la pipa ni las monedas de platino que acababa de robar. Se puso a sudar y temblar, pues sabía que ese preso tenía amigos rondando y su integridad podía correr peligro.
- Disculpa, pero no encuentro lo que te he afanado. No entiendo qué ha pasado.
- Ja, ja, ja muchacho, te falta mucho por aprender. Mientras te contaba esta historia te robé de vuelta y ni te enteraste.
- Dios mío, debo reconocer que eres muy hábil en el arte del engaño.
- Hagamos algo. Mi espalda me duele horrores y ya no puedo trabajar en el taller de restauración, por lo que no puedo ganar dinero más que robando. ¿Qué te parece si a cambio de unos platinos cada semana te ayudo a mejorar el arte del subterfugio?.
- ¿Y si no acepto?
- Sinceramente, era una pregunta retórica. ¿Has visto esos orcos musculosos que están en esa banca? Son amigos míos y bueno puedo decirles lo que has intentado hacer hoy. Creo que no tienes mucha opción, será divertido y solo unas semanas!
- Vale, supongo, he de decir que tengo curiosidad sobre como puedo mejorar y me puede ayudar cuando salga de la cárcel.
- Mañana empieza la primera prueba-lección, te veo en la hora del desayuno. Tráete algo redondo que pese alrededor de 100 gr.
- ¿Algo redondo que pese 100 gr? Veré que puedo hacer, estamos un poco limitados en cuanto al material que se encuentra por aquí.
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Parte III. Búsqueda del objeto.
Durante toda la tarde Vuazy estuvo examinando minuciosamente cada rincón de la cárcel en busca de un objeto que le cumpliera las características que le había pedido el Goblin, del cual aún desconocía el nombre. Buscó por el comedor, la biblioteca y ni siquiera en el gimnasio encontró lo que requería.
Se preguntaba a sí mismo porque tenía que encontrar un material, así incluso se planteó si el anciano estaba burlándose de él y haciéndole perder el tiempo. Al anochecer mandaron a todos los reclusos a sus celdas para que se fueran a dormir y Vuazy ya resignado, se tumbó en la litera inferior.
Estaba reflexivo sobre todo lo que había ocurrido en ese día, mirando hacia las rejas, cuya vista confluía con la parte de los pies de la cama cuando vio que de la pata de la cama sobresalía una especie de pomo. Se incorporó de un salto, giró el pomo hasta desenroscarlo y calculó que pesaba aproximadamente lo que le dijo el ladrón y lo guardo debajo de la almohada. Suspiró relajado, pues había cumplido el primer objetivo, pudo conciliar el sueño toda la noche.
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Parte IV. Lección de un ladrón experimentado.
Sonó la bocina de la prisión a las 6:00 AM indicando el comienzo de un nuevo día. Los presos se desperezaron y fueron saliendo de sus celdas de camino a las duchas. Vuazy debía guardar el objeto de tal forma que pudiera llevarlo al comedor, pero para ello debía primero pasar por el baño común. No se había planteado aún como iba a colar el objeto y el tiempo se le estaba agotando porque ya estaban acercándose y ahí debían quitarse toda la ropa.
- ¡Qué demonios!, lo guardaré en mi larga y descuidada melena élfica que ha ido creciendo durante el paso de los años.
Así, Vuazy utilizó el pomo como si de una cinta de pelo tratara y se recogió el pelo. Al ser del mismo tono que el cabello de Vuazy pasaba inadvertido.
Después de asearse ya era hora de ir a desayunar y mientras le servían en su bandeja, la ración de gachas de un vistazo rápido localizó al ladrón que se encontraba al fondo del comedor. Era una mesa con dos Goblins y tres Orcos y quedaba un asiento libre.El anciano Goblin alzó su mirada y con unos ademanes le indico que se acercara. Vuazy se aproximó a la mesa donde estaban los cinco.
– Sientate muchacho que no comemos. Bueno, estos tres si, que se devoran lo que pillan, ¿Verdad, chicos? ja, ja, ja qué gracioso soy.
– No será una de tus tácticas para robarme de nuevo, ¿no?
– No, tranquilo. ¿Has traído lo que te pedí?
– Sí, toma.
Vuazy entrega pomo a Goblin.
– Mmmm, si, creo que servirá. Mira ves ese troll voraz enorme que está sentado solo, fíjate ahí en frente.
– Sí, lo veo. Es muy imponente.
– Bueno, pues se dice que es un Troll voraz que rondaba los alrededores de Takome y custodiaba una caja con tesoros. Bien, chico. Los rumores que corren por la prisión son que conserva uno de sus tesoros encima. Es un ser peligroso y asqueroso y nunca ha sido cacheado por “completo”, supongo que ya me entiendes.
– Ahá, pero no sé por donde vas ni que tengo que ver yo en todo esto.
– Bueno, se supone que uno de los tesoros es un ópalo rarísimo de gran valor. Fíjate en el bolsillo del pantalón, ¿no notas un bulto que sobresale? Sospecho que es el ópalo y lo tiene escondido. Para superar la prueba debes de darle el cambiazo y por eso necesitabas el objeto redondo que te pedí.
– No veo como puedo conseguirlo. Estoy acostumbrado a robar, chocándome en zonas de masas, o víctimas fáciles, pero él está solo y sentado y no tiene cara de hacer amigos.
– Recuerda lo que te dije, chistes para distraer, esa es la clave. Si le sumas que le cambiarás el ópalo por otro objeto de similar volumen y masa funcionará. Serás un mejor ladrón y no te molestaré más con encargos, seguiremos las clases de práctica pero sin ponerte a prueba. Primero debes intentar lo que te pido y no te preocupes, si no lo consigues no te mataré.
– Bueno, eso es un alivio, gracias.
– No, no. Me refiero que te matará el Troll de un solo golpe, ja, ja, ja. Qué gracioso soy.
– Bueno… creo que puedo conseguirlo. Por cierto, aún no me has dicho tu nombre.
– Soy Zuvblek y este es mi hermano Zovblek. Quizá nos veamos fuera de la trena en algún momento.- Esta respuesta fue modificada hace 1 years, 11 months por Loreyl.
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Parte V. Ejecución.
El mago-ladrón estaba visiblemente nervioso, era consciente de que este robo no se iba a parecer a ninguno cometido anteriormente. El grado de dificultad que entrañaba así como el riesgo implícito eran muy altos. Por una parte, no estaba seguro de que fuera suficiente con las pautas que le había dado Zuvblek. Por otra, tampoco podía rechazar el encargo porque si el troll era peligroso, los tres orcos amigos del Goblin lo eran aún más. Tenía que hacerlo si o si, no había otra opción. Vuazy se preguntaba y si el Troll no entiende mi idioma o si me arranca la cabeza nada más hacerle un chiste… esto no lo veo, necesito encontrar un plan B.
Volvio a escrutar al Troll intentando analizarle. Había dejado todas las gachas sin comer y mostraba signos de enfado. Y sí… Quizá consigo ofrecerle un alimento que le gusta y eso me permite hacerme su amigo y que se confíe?
Vuazy se puso a pensar en aquellas lecciones de joven de dietética fantástica y recordó que el plato de favorito de los Trolls eran piedras y carne cruda.- Claro! Ya lo tengo el Troll no quiere comer gachas, por eso está enfadado.
En un despiste del guardia de seguridad, que estaba hablando sobre mozas con otro a carcajada limpia, se dirigió hacia la cocina y encontró un congelador que al abrirlo tenía todo tipo de alimentos. Cogió un pollo congelado y lo escondió entre su ropa. Era el momento no podía esperar más la hora del desayuno se estaba terminando, así que se aproximó al Troll con una sonrisa.
- Hola, ¿Entiendes el adurn?
- Yo.. MATAR.
- Eh, bueno, al menos veo que me entiendes. ¿Qué le dice un jardinero a otro? Seamos felices mientras podamos.
- Urghm, MATAR, MATAR.
- Eh, espera relájate, tengo otro muy bueno.
- ¿Cómo queda un mago después de comer? Magordito.
El Troll se levantó encolerizado.
- YO MATAR, YO MATAR
Vuazy atisbó que la estrategia de Zuvblek no estaba funcionando, así que saco el pollo que tenía escondido y se lo ofreció.
El troll sonrió de oreja a oreja y se sentó.- ¿Pa-mi?
- Sí, toma, es un regalo. La comida que nos ofrecen es asquerosa y la verdad es que los chistes eran muy malos.
El Troll cogió el pollo y se lanzó salvajemente a devorarlo, nublándose su vista y focalizando su mirada tan solo en la carne congelada. Se notaba que llevaba días sin comer. Estaba totalmente descentrado, era el momento oportuno de dar el cambiazo. Sin más contemplaciones, Vuazy palpo el bolsillo del Troll y notó el ópalo, lo intercambio con velocidad vertiginosa por el pomo y marcho apresuradamente.
Alzó la vista a la mesa de los Goblins y orcos que estaban riéndose y aplaudiendo su acto. Había superado la prueba y la primera lección. Regresó a la mesa y Vuazy les dijo enfadadado.
- Tu estrategia era una mierda, casi me mata ese Troll cuando le conté los chistes.
- Muchacho, hoy has aprendido algo muy valioso. En un robo lo más importante es la capacidad de improvisación y siempre disponer de un plan alternativo, porque por mucho que tengas todo estudiado y medido si la situación cambia o surge un imprevisto, el robo fracasa. Esa era la verdadera lección, la capacidad de adaptación y de gestionar múltiples planes. Me sorprende que incluso entendiera tu idioma y pudieras entablar “una conversación” con él. Te felicito, has superado la prueba, ahora eres un mejor ladrón.
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Parte VI. El plano secreto y los libros prohibidos.
Pasaron las semanas y Vuazy seguía quedando con el ladrón para mejorar las técnicas del robo.
Principalmente, el entrenamiento consistía en mejorar la oratoria y evaluar el entorno para sacar provecho del como hizo con el Troll y el pollo.- Eh Vuazy, hoy vas a robar las llaves a ese guardia – señalaba el Goblin cuando estaban en la zona de descanso común.
- No. Dijimos que se habían acabado las pruebas. A partir de ahora era solo entrenamiento y aprendizaje.
- Vamos hombre. Si lo hago por ti. Entre esas llaves hay una muy especial. Encierra La parte de acceso exclusivo y restringido de la biblioteca para empleados.
- Hm ¿Y qué más?.
- Ehm bueno, eres un ladrón, no considero que sea un gesto altruista por tu parte, ¿qué tramas?
El viejo Goblin se acercó a su oído y le susurro.
- Soy un anciano ¿Sabes? No voy a salir nunca de aquí de manera legal, mi única forma es escaparme. Se rumorea que los planos de la cárcel pueden estar en esa parte de la biblioteca, pues los empleados necesitan consultar el libro cuando hay obras.
- Y quieres que te lo consiga verdad? Lo que yo decía una prueba.
- No es así, tómalo como aprendizaje que es lo que te prometí, tu accederás a libros de hechizos que no están permitidos leer para nosotros los prisioneros y de otro modo no podrías leer y yo quizá obtenga alguna idea de como salir de este tugurio que me tiene harto. Los dos ganamos.
- Sí, salvo que yo me la juego y tú esperarás aquí tranquilo.
- Ja, ja, ja chico, yo soy el maestro y si no fuera por mí ni siquiera hubieras sabido que existía una zona de la biblioteca restringida. ¿Aceptas?
- Por una parte, me tienta, pero por otra tengo el dilema de y si me cogen me alargarán la condena.
- Has vuelto a picar en mis chistes, no tienes opción de elegir – explico maléficamente mientras señalaba a sus tres amigos orcos grandotes.
- Algún día esto tiene que acabar, de acuerdo. ¿En qué consiste el plan?.
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Parte VII. El plan.
El anciano Goblin se aproximó a Vuazy y le comentó:
- He estado analizando las costumbres de los guardias y sus horarios y he obtenido algunas conclusiones.
- Te escucho – asintió Vuazy con expresión concentrada.
- Ahora te explicaré el plan y las costumbres, pero hay un tema que me preocupa. La verdadera dificultad reside en que el guardia no sea consciente que le han robado la llave de la biblioteca, más que ejecutar el robo exitosamente.
El semi-elfo miraba al guardia en la zona de descanso de manera minuciosa y maquinaba en su cabeza como podía solventar eso. El mago-ladrón asentió distraídamente. No era el momento, pensó, ya urdiría llegado el momento y procedió a seguir escuchando al experimentado ladrón.
- Los guardias suelen llevar un yelmo que tapa su cara, por lo que es difícil distinguirlos. Sin embargo, he estado observado bien y el que hace la guardia al mediodía cojea ligeramente con su pierna izquierda. Además, camina más despacio que el resto. En conclusión tarda más en rotar por toda el área de descanso y así poderla vigilar por completo al patrullar.
Vuazy estaba reflexivo y asintiendo sin parar. Zubvlek prosiguió:
- Debes robar las llaves al inicio del trayecto. El motivo es que el estará patrullando la zona de descanso y no utilizará las llaves hasta el final del trayecto cuando llegue a la cabina. En ese momento suele abrir la puerta para vigilar las cámaras y merodear por el lugar patrullando la zona. Con otros guardias, la ventana de tiempo que dispones es muy pequeña, ya que tardan aproximadamente 2 minutos en realizar todo el recorrido. Sin embargo, este guardia con cojera tarda un poco más del doble, una media de 4 minutos y medio he contabilizado.
- Entiendo, si las llaves se las robo al guardia este, dispondré de más tiempo para colarme en la biblioteca y regresar con los libros y devolver las llaves. Parece realmente difícil – comentó Vuazy con voz ligeramente temblorosa.
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Parte VIII. Un día en el área de descanso.
El anciano Goblin y Vuazy tras conversar sobre la parte inicial del plan fueron a descansar a sus celdas. El mago ladrón reflexionó concienzudamente el plan buscando algún agujero en el mismo con el fin de trazar planes alternativos.
Este factor era imprescindible y se había tornado patente con el robo del ópalo del Troll. La capacidad de disponer de la capacidad de cambiar el plan o incluso improvisar una solución era primordial. Un robo desde el inicio hasta el fin que suceda tal y como se trazó, solo ocurría en los libros.
Se reunieron al día siguiente en la zona de entrenamiento físico. Estaba repleto principalmente de razas grandes como hombres lagarto, orcos, Trolls que levantaban rocas con diferentes patrones de movimiento a fin de obtener más fuerza y músculo.
Resultaba curioso ver alguna raza pequeña como Goblin y Kobold realizando piruetas, en definitiva se respiraba un aire sano y era uno de los pocos momentos del día donde el entrenamiento les unía y se enzarzaban entre discusiones los presos de la carcel. Uno de los Orcos amigos de Zubvlek se aproximó a Vuazy y le dijo:
- No erez capaz de levantar eza roca.
Los orcos se reían. - Y tu seguro que no eres capaz de tocarte la espalda con tu propia mano, idiota – respondió rápidamente Vuazy.
Todos se carcajeaban de manera intensa y el orco quedó en evidencia y con la cabeza gacha. Al fin de al cabo, poco a poco, el mago ladrón se estaba integrando en el grupo.
- No erez capaz de levantar eza roca.
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