Inicio Foros Historias y gestas GNAL, LA SIGILOSA DE LAS SOMBRAS

Mostrando 0 respuestas a los debates
  • Autor
    Respuestas
    • Ninhus Bravus
      Participant
      Número de entradas: 82

      Corrimos dentro de la sección a la que teníamos prohibida la entrada, aquella en la que se encuentran tanto el líder como los veteranos y los goblins de más alto nivel.

      Realmente pueden acceder todos menos nosotros los nuevos jaja, así que tampoco es que sea algo especial realmente…

      Una gran sala, muy amplia, mucho más cuidada que el resto de la cueva, con diferentes estancias alrededor de ella (supongo una será la del jefe) y en ella se encontraban una gran cantidad de goblins.

      También había una hoguera y varias estructuras y armas, digamos que realmente eran comodidades más que estructuras, algo diferente a lo que hay fuera, donde hemos dormido la mayoría de veces, entre rocas y en el suelo duro y mugriento.

      Nos quedamos asombrados, todos nos miraban y se reían.

      Entonces salió el, el señor de la tribu, el señor de la cueva, aquel a quien debemos nuestra vida y debemos obedecer.

      -Saludos, novatos, mi nombre es Dnag, vuestro líder y el señor de todo y todos los que estáis aquí.

      Dnag era un goblin de 175cm y alrededor de unos 70kg, el primero que hemos visto nunca, nivel 100 y, por lo que parece, bastante egocéntrico y confiado. No es para menos, nos saca dos o tres cabezas a todos los que estamos en la sala y su poder no tiene igual ahora mismo.

      Tiene varias cicatrices, una que le recorre la nariz desde arriba hasta abajo, un tatuaje (no sé qué significa ni que es, carece de sentido o eso creo, parece que son meros garabatos), está erguido como un humano (no como nosotros que vamos ligeramente encorvados), de un color verde un tanto resplandeciente, dientes afilados como cuchillos, apariencia atlética pero un poco delgada y sostenía una espada igual de grande que nosotros en su mano derecha. Lleva una armadura elegante, de color marrón, realmente es un trozo de tela con algún tipo de recubrimiento metálico en las zonas vulnerables o puntos críticos (corazón, vientre, etc.) y algunos adornos.

      -Desde hoy vais a formar parte oficialmente de la tribu Orejas Rotas, habéis sido aceptados por mí, vuestro amo, sed leales y os recompensaré, mejorad y os recompensaré, creced y os recompensaré, traednos riquezas, preparaos, ¡dentro de unas semanas atacaremos el poblado humano del bosque!

      Nosotros, llenos de orgullo, felices por ser aceptados (aunque pensábamos que ya formábamos parte de la tribu jajaja) contestamos, al unísono.

      -¡Le juramos lealtad, oh señor!

      El miraba imponente, desde lo alto de su estancia, que se encontraba ligeramente por encima de todo lo que había alrededor, no sé si era una cuesta natural de la cueva o simplemente lo había hecho el aposta, pero mostró su aprobación.

      -Ya somos 50 miembros, sin contar a los recién nacidos y a los que están a punto de nacer, quiero que deis un paso al frente, de izquierda a derecha, y me digáis vuestro nombre y clase, yo os diré en qué nivel estáis y como podéis mejorar.1

      Así que comenzamos, yo era el último así que tenía tiempo para escoger mi nombre, la verdad es que, hasta ahora, no teníamos ni nombre jaja.

      -¡Mi nombre es Gob, arquero!

      -Bien, estás en el nivel 30, lanza flechas o rocas, procura no acercarte mucho al enemigo ya que tu mayor ventaja es la distancia e intenta situarte siempre en un lugar elevado– dijo el líder.

      Contento, volvió a la fila.

      -Mi nombre es Yieh, guerrero.

      -¡Interesante! Se nota que tienes el cuerpo y la fortaleza como para aguantar varias embestidas, estás en el nivel 38. A pesar de tu apariencia y fortaleza debes tener mucho cuidado, no durarás para siempre y tienes que ser más inteligente, trabaja bien el cuerpo pero no te olvides de la mente y jamás te confíes – acabó nuestro señor.

      Por último, solo quedaba yo, di un paso al frente y, con valentía, comencé a hablar.

      -Mi nombre es Gnal, ladrona, ¡de momento!

      -¡Ja ja ja ja! Me gustan tus palabras, además, eres la de nivel más alto, ¡estás en el 42! Trabaja bien con esa daga y domina las artes del subterfugio, si no, cuando te hagas visible, estarás acabada. Me han dicho que has comandado a los tres novatos y que habéis tenido muy buenos resultados, eso es algo muy muy poco común, generalmente tardáis más en ser dignos de mi presencia pero parece que eres especial, te otorgo este título, «Gnal, la sigilosa de las sombras», ¡no me defraudes!

      (¡Mejor de lo que esperaba y encima me da un título!)

      -Desde hoy formaréis grupo. Para ganarse mi respeto, ¡al menos tenéis que llegar al nivel 50! En unas semanas asaltaremos a los humanos y os necesitaremos bien fuertes, También os ocupareis de ayudar a los nuevos reclutas y se incorporarán a vuestro equipo. Formad un grupo equilibrado y no os mostréis ante los humanos. Podéis marcharos y, desde este día, podéis entrar aquí libremente, bienvenidos.

      Estábamos tan animados que fuimos a la sala de armas de inmediato, pero no a la que estaba fuera si no a la de los veteranos, y obtuvimos varias armaduras (aunque de mala calidad nos daban bastante más protección que la tela que usábamos antes) y armas nuevas (precisamente yo cambié la daga por un puñal más fiable y, mi peto de cuero por un peto encantado).

      Nada más nos equipamos las armas y la armadura, fuimos corriendo, sin importar que fuera de noche, hacia la salida.

      Estábamos tan animados que preferimos correr el riesgo a quedarnos durmiendo.

      Por primera vez vimos un jabalí salvaje, de tamaño medio, la táctica fue que, mientras el guerrero del equipo llamaba su atención y recibía los golpes (ya que obtuvo una armadura más pesada que nosotros y un escudo de un tamaño considerable),el arquero lo heriría desde la distancia (con su nuevo arco y flechas talladas a mano, robadas a los humanos, por cierto jaja) y yo, por detrás, le apuñalaría escondida entre las sombras.

      Lo rodeamos y fue trabajo fácil, al menos para nosotros. A partir de ahí todo siguió su curso del mismo modo y con la misma táctica, cazamos varios jabalíes más, la verdad que todos tenían un buen tamaño (en total eran dos) y unos cuantos conejos  (cinco) de gran tamaño eso sí.

      Como íbamos bien cargados, ya que salimos corriendo de la cueva y era tarde, preferimos volver victoriosos e ir en busca de presas más difíciles al día siguiente, además la lluvia hacía un poco molesto el viaje.

      Al llegar a la cueva nos felicitaron por la energía y ganas que habíamos tenido, con el reparto sucedió lo habitual, los convencí para comerme tanto el jamón como el corazón del jabalí (ya que entendían que yo era el líder del grupo) y les dejé el resto y los conejos, salvo el corazón y parte de la carne del más grande.

      Cuando desperté pude notar que había vuelto a crecer, esta vez más incluso que los otros días, al parecer al ingerir una nueva y poderosa presa obtuve bastante poder. Estábamos todos más fuertes pero yo ya había alcanzado el nivel 49, ¡ja! Dentro de nada el 50, ¡seré una más dentro de poco y mis compañeros también!

      Esta vez comimos algo antes de irnos, nos equipamos y afilamos las armas y procedimos a marchar a cazar.

      Estoy decidida a evolucionar y volverme más fuerte, he oído que hay criaturas poderosas en esta montaña y vamos en busca de ellas, nos han facilitado un plano de las rutas y escondrijos que hay, el plan es comernos las presas débiles y guardar las más fuertes para el final.

      Por desgracia, aunque todo iba perfecto, nos topamos con una manada de lobos, pero no lobos normales si no «lobos gigantes», de gran tamaño y dientes afilados, piel negra como el carbón y el pelo puntiagudo (quizá de la emoción).

      Nos intentaron rodear pero pudimos resguardarnos delante de un muro de roca (de la misma montaña) por lo que, al menos, teníamos la espalda protegida.

      Realmente era un callejón sin salida, por un lado solo tenemos que ocuparnos de lo que está frente a nosotros pero, por otro lado, estamos sin salida.

      Vivir o morir, no queda otra.

      Nosotros éramos las presas, quien lo diría.

      Eran de tamaño pequeño excepto uno que era más grande (supongo será de mediana envergadura, igualmente era casi tres veces más grande que nosotros).

      Rugen y babean pensando en comernos pero tengo que pensar en un plan y rápido, tengo que seguir viviendo, a pesar del tamaño y a pesar del nivel no somos tan débiles, ¡por algo soy Gnal, “la sigilosa de las sombras”, y este es mi equipo!

Mostrando 0 respuestas a los debates
  • Debes estar registrado para responder a este debate.