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Prólogo
El denso y profundo Bosque de Orgoth aguarda numerosos misterios que, por desgracia para todos, los elfos guardan del resto de los mortales. Gorhasiderom es uno de ellos, un enorme dragón verde, algunos dicen que el más grande que han visto nunca. Mantiene su guarida en la zona norte del bosque, aunque nunca nadie ha conseguido encontrarla. Durante décadas los silvanos y los Ayari han dedicado tiempo, sangre y dinero en encontrarla y darle caza, pero nunca han conseguido nada, al contrario, han tenido muchas bajas y para muchos ciudadanos de Hithrim es más que una leyenda negra de su historia reciente. Algunos se atreven a decir que es descendiente del gran Derethnen el verde, uno de los grandes dragones que lograron entrar a Eirea con la ayuda de Oskuro, Oneex y Astaroth, aunque no se tiene certeza de ello.
Hace más de un Era que el Bosque y los elfos se encuentran en esta tesitura, pero la realidad es que ellos mismo se lo han buscado, sino mantuvieran este hermetismo, seguramente, hubieran acabado con la criatura hace tiempo o al menos habrían conseguido expulsarla de la zona, ya que acabar con un dragón verde en su territorio no es una tarea para nada fácil. Hithrim pagó cara su arrogancia en esta ocasión.
Después de decenas de combates contra la criatura repeliéndola hacia el norte y tras unos años sin tener contacto con Gorhasiderom, el Andhathel pensó que el dragón se había marchado o que quizás alguna de sus heridas acabó con su vida. Pese a no encontrar el cuerpo, el consejo decidió dejar de patrullar la zona norte del bosque y algunos habitantes se mudaron al poblado de Merethin, cerca de la frontera norte de Orgoth, para comenzar con su alzamiento. Este poblado había caído en desgracia ya que los numerosos ataques de la criatura contra su ganado, y a veces incluso sus murallas,habían hecho peregrinar a la mayoría de sus habitantes hacia Hithrim por el temor que Gorhasiderom causaba.
Pero como era de esperar la criatura volvió, y su ataque fue más poderoso y furioso que nunca. Sobrevolando la ciudad lanzó su enorme aliento venenoso, y sin estar preparados, más de la mitad de sus habitantes perecieron en el acto, el resto fue un mero trámite para Gorhasiderom, que, sin armamento adecuado, no fueron más que alimento para el majestuoso verde. Sería una semana después, cuando después de no recibir noticias, Hithrim mandó un destacamento a Merethin que encontró la masacre que allí se había dado. Todo ensangrentado, todo lleno del veneno del dragón, pero ningún rastro de los cuerpos, parecía que el dragón se había divertido con ellos de alguna manera macabra.
La dura presión social hacia el Andhathel por sus malas decisiones sobre el tema dividió a la población. Tras unas semanas de arduo debate y con algunos altos cargos expulsados de sus puestos, la ciudad de Hithrim ha decidido enviar a un emisario hacia la ciudad de Takome para hablar con la Reina y su Cruzado Supremo y así pedir la ayuda necesaria para acabar con esta enorme amenaza.
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Capítulo 1. El Emisario.
El linde oriental del Bosque de Orgoth llega a su fin, el emisario elfo camina tranquilamente mientras está a punto de dejar el bosque por primera vez en su vida, cuando es interrumpido súbitamente por una figura que baja de la copa de un roble.
- ¡Alto! ¿Quíen va?
El emisario se detiene y con semblante serio saca unos documentos de entre sus ropajes y los enseña. – No debería enseñaros esto, solo con ver mis ropajes y la dirección que tomo deberíais haberme dejado pasar sin molestar, parece que los Edhil Faroth de la zona lleváis demasiado tiempo sin pasar por Hithrim si no reconocéis sus símbolos.
El Edhil Faroth de la zona hace un gesto para que sus compañeros asentados en las copas de los árboles dejen de apuntar al emisario y prosigan su vigilancia en la entrada al bosque.
- Perdone señor, no esperábamos que alguien de Hithrim se dirigiera hacia Takome.- Dice el Edhil Faroth algo cabizbajo.
- Ahora déjenme pasar y si alguien viene aquí con alguno de estos documentos deberán dejarlo pasar de manera inmediata y si es necesario los escoltaréis por el bosque hasta llegar a Hithrim. – continúa el emisario algo enfadado.
- Sí mi señor, eso haremos. De nuevo le pido disculpa si nos hemos interpuesto en su viaje. Sólo buscamos la seguridad de Orgoth, como el Andhathel lleva pidiéndonos años. – tras decir dichas palabras y hacer una leve reverencia, el Edhil Faroth vuelve a la seguridad de la copa de los robles de Orgoth desde donde proseguirá junto a sus compañeros su eterna guardia.
El emisario continúa sus pasos, bastante recto y decidido, hacia el exterior del Bosque de Orgoth encontrándose de cara contra un enorme y viejo poste de madera.
- Ya queda poco, el reino de Takome está relativamente cerca, espero no encontrarme con ningún engendro reptiliano de los que viven por los manglares. – Mira las espadas de sus vainas mientras las roza suavemente con las yemas de los dedos. – Aunque no me vendría mal practicar un poco con ellas.- El emisario sonríe mientras acelera el paso hacia la ciudad de Takome.
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Capítulo 2. La Recepción.
El Alcázar Real repleto, la Reina Priis, los nobles, entre los que se incluyen a Lord Fridge, y el Cruzado Supremo Nirnesil. Todos esperando al invitado proveniente de Hithrim que esta misma mañana ha entrado por las puertas sur de la ciudad y ha pedido una audiencia para hablar de relaciones diplomáticas, algo extraño pues llevan años sin querer saber nada de ningún reino cercano. Los nobles cuchicheando sobre las noticias que traiga de Orgoth, incluso la Reina Priis algo preocupada por esto, ella sabe que algo raro ha tenido que ocurrir para que Hithrim mande un emisario, hace tiempo que ninguno sale de sus tierras.
El emisario entra en la sala, todos callan al instante, los nobles se apartan hacia las paredes, y con semblante serio, el elfo atraviesa la sala hasta llegar a las cercanías de la Reina y realiza una leve reverencia. Priis la devuelve y el resto de la sala sigue los gestos de su gobernadora.
- Bienvenido a nuestro reino, Takome. – Decía la reina con voz suave y calmada.- ¿Qué trae hasta nuestras tierras a un emisario de Hithrim?.
- Mi señora, la desgracia y el infortunio es lo que me ha traído hasta aquí. – Espeta el elfo sin levantar la mirada del suelo. – Hithrim pide ayuda, y dará paso libre por los bosques de Orgoth a todo aquel que se preste a ayudarnos.
- Diga que necesitan y meditaré sobre ello.- Reprochaba la reina con algo de soberbia.
- Gorhasiderom, el gran dragón verde, con el que llevábamos décadas luchando y creíamos vencido, ha vuelto y ha arrasado el poblado norte de Merethin al completo. Hithrim pide ayude a sus antiguos aliados, hemos sufrido demasiado por él y nuestro pueblo está perdiendo la esperanza.- Responde el emisario con voz apesadumbrada.
- Así que después de años de hermetismo, os atrevéis a venir pidiendo nuestro dinero y nuestra sangre.- Dice Priis bastante enfadada.- Meditaré sobre ello con mis consejeros, mientras tanto el Cruzado Supremo os acompañará hasta el cuartel donde podéis dormir hasta que mañana os diga mi veredicto. Podéis marcharos.
- Gracias mi señora.- Responde el elfo con voz bastante entristecida.
La Reina Priis hace un gesto con la mano y sus consejeros, todos nobles de Takome, la siguen hasta La Gran Sala del Consejo, donde debatirán sobre esto durante gran parte de la noche.
Mientras tanto, Nirnesil acompaña al Emisario Elfo hacia el cuartel de la Cruzada de Eralie. – ¿Cómo os llamáis emisario?.- Pregunta el Supremo con una leve sonrisa en su rostro.
- Soy, Elderthil, fui elegido para esta misión y espero no fallar a Hithrim ni al Andhathel.- Contestaba el elfo con la sensación de que Nirnesil era el único en la ciudad que iba a escucharlo.
- No os preocupéis, descansad, yo conseguiré que la Reina preste algún tipo de ayuda a Hithrim, al fin y al cabo yo nací allí. Gwalchavad, que no le falte de nada a Elderthil, será nuestro invitado.- Sin dejar que elfo dijera alguna palabra más, Nirnesil se dirige hacia sus aposentos donde numerosos documentos esperan ser rellenos como de costumbre.
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Capítulo 3. La decisión.
Tras una noche algo angustiada, Elderthil se levanta en su pequeña habitación que le han cedido en el cuartel de la Cruzada esperando un veredicto de la Reina. El elfo sale de ella con sus ropajes bien apretados y listo para escuchar a Priis. En la puerta del cuartel, Nirnesil, Cruzado Supremo, lo espera para llevarlo hasta el Alcázar Real.
Durante el largo camino que separa el cuartel de la Cruzada de Eralie y el Palacio, semi-elfo y elfo, no se dirigen la palabra, ni siquiera una simple mirada que pueda llevar al emisario a pensar que se tomará alguna decisión por apoyar a Hithrim en su batalla contra Gorhasiderom, el gran dragón verde, aunque Nirnesil, como casi siempre, mantiene en su rostro esa ligera sonrisa que le hace desprender un aura de bondad. Una vez llegan, la guardia real los escoltan hasta el trono, donde tanto el consejo real como la propia reina, los esperan para darle el veredicto final. En una de las esquinas, Lord Fridge se mantiene refunfuñando y con un semblante poco apropiado para la ocasión, parece enfadado con algo. Elderthil se acerca hacia Priis y se arrodilla frente a ella.
- No me voy a andar con rodeos emisario, Takome no ayudará a Hithrim en su lucha contra la bestia, demasiados enemigos tenemos ya como para buscarnos alguno nuevo.- Dice la reina con tono altivo.
- Pero, señora…- Contesta el emisario algo confundido.
- Pero nada, de gracias a las palabras que he podido cruzar con el Supremo, la Cruzada anunciará la formación de una comitiva de aventureros para ayudar a Hithrim. La formación de dicha comitiva será supervisada por Nirnesil, los aventureros optarán a los mismos derechos que usted nos ofrecía. El dinero para el viaje será costeado por ellos mismos, por lo que Takome se desentiende monetariamente de todo lo relacionado a ello. Espero que sea suficiente.- Finaliza Priis antes de retirarse a sus aposentos.
El emisario algo enfadado se da la vuelta y cuando va a salir del palacio, Nirnesil lo intercepta.
- Parece preocupado emisario.- Dice Nirnesil mientras esboza su típica leve sonrisa.
- Como no voy a estarlo, si Takome no ayudará en la lucha. – Refunfuña el elfo a regañadientes.
- Confíe en mí, encontraré a los combatientes idóneos para tal hazaña. Simplemente espere en el cuartel unos días, lo acompañaran de vuelta a Orgoth.- Las palabras de Nirnesil parecen aplacar ligeramente el enfado del elfo que viendo que no tiene muchas más opciones accede a las pretensiones del Cruzado Supremo.
Nirnesil y Elderthil vuelven hacia el Cuartel y nada más entrar en él, el Supremo dice unas palabras a Gwalchavad.- Haz un cartel enorme, con un dragón verde en él, busca a ese pintor de los arrabales, cobra poco y es bueno haciendo su trabajo. En su interior escribe estas letras y cuelgalo en el cartel.- Nirnesil entrega unos documentos a Gwalchavad y tras dedicarse unas reverencias se dirige a sus aposentos donde continuará con sus quehaceres diarios.
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