Inicio Foros Historias y gestas Historia de Woburg.

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      Como bastante gente me pidió que le pasara mi historia la subo al foro, creo que este es el lugar apropiado, también se podria hacer un apartado para que los jugadores con RII suban su historia y asi todos los conoceremos mejor.

      El 5 de Mesanin del 205 de la 3era era fue el nacimiento de Woburg, en esos tiempos Golthur no tenia aun su propio ejército, no había llegado el poderoso Lord Grimfang, en versión Lich, y la deidad que gobernaba Golthur eran los Ancestros.
      El Nació como uno mas, fue el hijo bastardo de una de las concubinas de Glorbaugh, el comandante, un hombre reacio a la magia, su madre lo crió hasta que pudo andar y gruñir un poco de negra, su alimento se basaba básicamente en la fuente de la porquería y la inmundicia del primer nivel, allí retozaba y comía tanto como podía, tenía la comida y el descanso en el mismo lugar, ¿Qué mas podía desear un orco hedonista a esa prospera edad?, pero como todo lo bueno… se acaba. Una mañana fue despertado a patadas:
      – ¡Eh tu fuera de mi fuente Cerdoh! – decia esa voz.
      Se trataba de G’nurrtuk, el cocinero, posadero o mejor dicho carnicero de Golthur, era un orco que desde su pequeño punto de vista le parecía enorme, gordo adiposo, repugnante, iba vestido con un estrafalario delantal que si no fuera por su suciedad dudarías de su sexualidad.
      – Ven conmigo, a partir de hoy vas a ser mi pinche, quieras o no, hehehe.
      No se negó porque se que sino seria su muerte, se convirtió en su esclavo, le preparaba los suculentos cráneos de los enanos, coditos de elfos y su especialidad, el barro. Le obligo un día a ir a comprar un cubo en la herrería de Helldamm y desde ese momento lo tubo que llevar de la fuente a la taberna mas de 100 veces al dia para su suministro, todo le iba bien, seguía subsistiendo, hasta que un día…
      G’nurrtuk estaba cortando los trozos de un animal que aun se movía mientras tatareaba ‘y con un poco de aqui,*¡ZAS!* (sonó el cuchillo), y un poco de allá* ¡ZAS!*… el pastel de sobras, hoy voy a preparar’, Woburg estaba encima de un taburete  sirviendo el licor mas exquisito a un charlatán asiduoso a la taberna, y de pronto, el cocinero se giró con el cuchillo en la mano señalando hacia arriba cuando dijo:
      – Oye tu exkrementoh, bajame ese animal de allí.
      Tardó unos segundos en darse cuenta de que le había cortado el brazo, no pudo contener las lagrimas, “Tu brazo, hahahaha, patán!”, él lloraba de dolor; de una patada lo tiró del taburete y le dijo “Ve a la Maligna Señoria a ver si te lo une, hahahaha”  y le tiró su propio brazo en la cara.
      Corrió por el primer nivel dejando un rastro sanguinolento a su paso, no bajó el ritmo en todo su recorrido, hasta que de pronto se quedó parado en la entrada del corredor de lamentos, el camino se hizo estrecho, miró hacia abajo, miró su muñón, tragó saliva, y empezó a descender la garganta, corrió hacia abajo, esquivando los dos protectores, hasta llegar al fondo, dejó su brazo en el suelo y entro en las estancias de Su Maligna Señoría arrastrándose con el brazo en la boca suplicando que le curara;  Noto cierta reticencia en su aspecto, se sorprendió que no le atacará, se acercó lentamente a él, cogió su brazo y lo dejó semi-unido y le dijo “Esto te va a doler”, posó su mano en el corte mientras mormuraba palabras ininteligibles, su brazo se empezó a unir, pero su sangre y cuerpo empezaron a hervir, su cuerpo iba a estallar, el brazo se le fue uniendo lentamente entre gemidos y sollozos de dolor, mientras Su Maligna Señoría permanecía inmutable, murmurando; el dolor cesó al mismo tiempo que sus palabras, ella se levanto, quedándose erguida delante de él, dándole la espalda.
      – Al unir tu brazo… confirmé la idiosincrasia mágica de tu ser que noté al verte, sino ya perecerías aquí en el suelo, pero esta ciudad necesita un cambio, no se si me equivocaré pero, coge ese bastón, esa túnica roja de Skamma y vete,  eres un shaman, un hechicero, y debes formarte como tal, tu poder vendrá donado por los ancestros,  tu lealtad a ellos será tu poder, ahora por favor, vete.
      No tardé ni diez minutos en abandonar la fortaleza, armado con su bastón a dos manos puso rumbo a descubrir Dalaensar.
      Sus primeros tumbos por Dalaensar se dirigieron al bosque de Maragedom, tierra peligrosa para los orcos desde hacia lustros, cuando las primeras guerras empezadas por Thrugg, Cacique de Golthur de antaño. Allí empezó a aprender las primeras habilidades como shaman, pero visto el peligro que conllevaba la zona decidió emigrar; a altas horas de la madrugada, con todo lo que había ahorrado se compró un huargo, y a sus lomos cruzó toda dendra, llegando hasta ryniver, cabalgando fugazmente por Ostigurth, viendo una pequeña aldea a su derecha y mas al fondo alzándose con majestuosidad, resquebrajando el cielo una esbelta y hermosa torre negra, de la cual provenían gritos de dolor, pero ese no era el momento, le habían hablado de una prospera isla, llamada Keel, le dijeron muy buenas primicias de esa zona en Golthur, prospera tranquila, buena para que se adiestre un shaman, siguió cabalgando su huargo por Ostirught, llegando a Anduar, mucho humano había en esa ciudad, “Compren Pergaminos Únicos! Mágicos!” se oía a la lejanía,  dejo su huargo en las posadas de Anduar, le despidió acariciándole el morro, pero él le respondió con un mordisco que casi le cuesta la mano, “No quiero volver a ver a Su Maligna Señoría, otra vez no, aun”, se dijo con alivio. Siguió rumbo al sur, hasta llegar a Alandaen, donde le esperaba un grácil drow que le llevaría a la isla.
      Subió temeroso al bote, no sabia nadar aun, bajo a la bodega del barco y no salió hasta que hubieran llegado a la isla.
      Se oyeron de golpes de bastón desde arriba seguidos de un “Ya hemos llegado, sal anda”, subió las escaleras del barco y cuando asomó su cara por cubierta un soplo de aire invernal le azotó la cara, miro la isla, era estremecedora, una gran ciudad se avistaba en la cercanía, pero montañas blancas, poblado bárbaro y un castillo negro, a la lejanía; desembarcó el barco de un salto dejando una bolsa de monedas en el barco, y el drow le dijo con sorna “No olvides de abrigarte”.
      Allí puso rumbo al bosque de la llanura, donde pasó larga parte de su entrenamiento, voces le llegaron desde Golthur, Gurthang, el gran guerrero, había vuelto, que los mas grandes shamanes de la época le habían liberado, su sentimiento de impotencia y envidia de no haber estado entre ellos le alentó a seguir entrenando; en su paso por la isla la descubrió, y sus mayores tesoros, pero ya era hora de volver a Golthur, la llamada de alistarse en el Ejército Negro le hizo volver a Casa. Cuando volvió ya no era el patán que salió, era un poderoso shaman, aunque desconocido en su tierra natal, pasaron diez años hasta su regreso, no parecía él… en Golthur ya sabia cual iba a ser su primera parada, la taberna del amigo G’nurrtuk; entró en ella encapuchado con sus nuevos atuendos, cubierto por la túnica del castillo de Agnur, parecia un Noble, cuando le vio entrar, le dijo afablemente, “Pase, Pase, la primera invita la casa”, se levanto a coger el mejor licor de la taberna, y mientras se lo servia el se arremangó, el tabernero vio que su antebrazo era blanco translucido, permanecía en un estado semiputrefacto, el tabernero acto seguido ato cabos y se asustó, él lo cogió por su delantal, y se encaró con el, teniéndole cara a cara, susurro una palabras y su antebrazo translucido de convirtió en una feroz víbora, “Ves de que me sirvió que me lo cortaras?”, sonrió con perversidad, “Miedo?”, “Por favor déjame te daré lo que quieras, comerás aquí siempre gratis, ¡Por favor!”, era presa del pánico, pavor sentía ante su mano poliformeada, “Tarde” le estepó, y la víbora creada le mordió con brutalidad en la cara, dejándolo temblando en el suelo.
      Se encapucho y salió rápidamente de la taberna para sorpresa de los presentes, subió rápidamente al segundo nivel, para  alistarse en el ejercito, tardó en visualizarlo, hasta que en la lejanía vio un ogro de mas de tres metros de altura, “Allí debe ser pensó”, se dirigió hacia él, “Vengo a alistarme” dijo cortantemente, “¿Tu?, ¿Pero donde están tus músculos?, pareces un palo, hahaha un palo, hahaha” la estúpida, sonora y oronda risa del ogro lo exacerbó, lo dejó conmocionado de un hechizo y entró en el ejército, alistándose a su paso. Vio una pirámide con extraños nombres de orcos apuntados, “¿Como se entra en esa pirámide?”, le preguntó a un orco que pasaba, “Matando y… Matando”, pues ese fue su nuevo cometido, conseguir su nombre en Golthur, y en esa pirámide.
      Su próximo destino, por motivos raciales, o no, por cólera, o no, por ego, o no, fue el exterminio de los enemigos de la fortaleza, y con todo lo que ella conlleva.
      Dendra, Takome, Veleiron, Kattak… fueron un pequeño ejemplo de la ciudades, que el asedió, siempre bien acompañado, por una de las invocaciones de Gurthang, o algún que otro orco que recogía a su paso; por cada uno que mataba, uno mas se preguntaba quien era él, su nombre, fue ascendiendo en la susodicha pirámide, hasta llegar a ser shaman del ejército; nunca consiguió ser brujo de Golthur, siempre estuvo a la sombra de un gran shaman.
      Ser el shaman del ejercito le abrió muchas puertas, ser acogido, considerado uno de ellos, de las familias dominantes de Golthur, reconocimiento popular, y lo que mas le fascino, entrar en el cuarto nivel de Golthur; subió flagrante hacia tercer nivel, con la capucha en los hombros, mirada seria al frente con la cabeza bien alta, inspiraba respeto y seriedad a todo orco que le miraba, giró a la izquierda, y luego a la derecha, allí estaba delante El Principal, no dudo ni un segundo en clavar sus pupilas en sus ojos, y él le esbozó una sonrisa “Pase Sumo Shaman, pase” dijo mientras hizo una reverencia respetuosa. Subió por la escalera de caracol, y por fin llegó, la tetricidad del nivel era abrumadora, pero a él le resultaba adorable, irresistible, se pasaba los días en el cuarto nivel, lo amaba, entablo buena relación con los arcanos y empaladores, sobretodo con el de la alquimia, que le confió su mas preciado secreto; dicen las malas lenguas que llegó a tener un romance con Angra, mas resultaría paradójico que decepcionara a su mentora manteniendo relaciones con una drow; los minutos se hicieron horas, las horas días y los días años, aprendiendo los secretos mas ocultos de Golthur, hasta la apertura del bosque del Taubûrz.
      “Reposo para mi vida mundana” pensó, llenó su mochila sin fondo de los mas extraños utensilios y partió.
      La relativa tranquilidad del bosque, el hedor putrefacto que desprendía, los liches, El gusano, hizo que se quedará en él hasta Gurthang sabe cuando… entro en un largo letargo…
      ¡BOOM! ¡BOOM! Retumbó el tambor de Gurthang ¡BOOM! ¡BOOM! “A las armas por Golthur!!!!!” El estruendo le hizo caer del árbol en el que retozaba, volvió corriendo, para defender Golthur, Por su Honor, Por su Gloria!, Mas de quince orcos con sus correspondientes empaladores y shamanes estaban dispuestos ha hacerle frente, al Lich de Grimfang, con su mano derecha Lord Minox, su poder era imparable barrieron a los orcos que se antepusieron a su paso, Minox tubo que batirse en retirada, pero Grimfang los destrozó a golpe de Tormenta Ácida, y ando tranquilamente hasta el segundo nivel, dejando un rastro de caos y destrucción a su paso, asentándose en sus nuevos aposentos.
      Todo había cambiado, nadie le conocía, nuevos orcos, orcos que solo pensaban en matar y no en descubrir su reino, conocerlo, amarlo, les enseñó los secretos del cuarto nivel, del Taubûrz, del infierno… se asombraron de los secretos que guardaba su reino, y empezó a ser un orco querido, peró aún le faltaba ganarse su respeto. El Principal se había vuelto a olvidar de su nombre, escupiendo en el suelo al verle, esa era su misión, volver a recobrar su honor en Golthur, partió a tierras Eralies, y no volvió hasta tener bastantes cabezas y lo festejó con un gran banquete, el gran banquete de su proclamación como Sumo Shaman de Golthur Orod, que por supuesto fue pagado por G’nurrtuk.
      Poco le queda por conseguir a este shaman, solo desea compartir sus conocimientos con los demás orcos, seguir descubriendo los secretos de Golthur y de vez en cuando, comer carne dendrita.

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