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Capítulo 1. La noticia.
El resonar de los picos contra la pared inundaba el ambiente, dónde los mineros intentaban extraer minerales o alguna piedra preciosa de las entrañas de la minas de Kheleb-Dum. Entre otros estaba Throil, un joven enano que estaba allí para ayudar a su clan a terminar un pedido de piedra. Junto a él estaba Gudmair, fiel amigo y hermano de clan, de la misma añada.
Gudmair dice: Agarra el pico con fuerza, si se te escapa te puedes hacer mucho daño.
El joven enano asiente con la cabeza y se afana en seguir golpeando la dura pared.
De pronto el capataz se acerca a los enanos y les dice que los ancianos de su clan los habían mandado llamar, el asunto parecía urgente.
Recogieron rápidamente sus herramientas y sus sacos de mineral donde estaba todo lo valioso que habían conseguido sacar ese día y abandonaron la mina para dirigirse al clan Throril.
Una vez llegaron, los ancianos estaban esperándolos en sus ornamentados tronos de piedra. Uno de los ancianos les hizo un gesto, indicándoles que se acercaran.
Anciano dice: Os hemos hecho llamar para encomendaros una tarea, pero primero tenemos que contaros una historia que pasó hace mucho tiempo.
Anciano continúa la historia: Uno de nuestros miembros fue encontrado traficando con gemas a enemigos del reino, concretamente a dendritas… Aun recuerdo la vergüenza que sentimos de esa situación, sobre todo yo, pues era mi hijo.
Pero la cosa no quedó ahí, Darin juzgó a este enano, cuyo nombre no quiero ni nombrar. Yo puse por delante mi corazón antes que el clan, y pedí a Darin que fuera benevolente, que le perdonara la vida. Así sucedió, expulsaron a mi hijo del reino y le cortaron la barba y fue desterrado de por vida.
El muy desgraciado no contento con deshonrar a nuestro clan, deshonró mi palabra. Una noche, utilizó los túneles por los que sacaba las gemas con las que traficaba para volver al reino y a hurtadillas entró a su casa y raptó a su hijo, mi nieto, recién nacido. Jamás volvimos a verlo.
Su mujer, vuestra tía Belna, se suicidó a los tres meses, pero antes dejó un sobre con un colgante de diamante, con una carta que decía que entregaremos este colgante a su hijo, si algún día lo encontrábamos.
Bien pues mi hijo ha muerto, un cuervo negro ha llegado con la noticia y os hemos hecho llamar inmediatamente.
El anciano se levanta de su trono y se acerca a Throil, dándole el colgante. Os pido por favor, que encontréis a mi nieto y le deis este colgante, en la carta que traía el cuervo había cierta información sobre donde podría encontrarse, lo vieron por última vez junto a los monjes Eldorian.
Gudmair dice: Anciano, partiremos al alba. Encontraremos a ese enano y le entregaremos el medallón. ¿Quiere que lo traigamos?
Anciano responde: Nada me haría más feliz que volver a ver a mi nieto, es el último de mi descendencia. Aunque conociendo a mi hijo, sepa Eralie las patrañas que le haya contado acerca de nosotros, se le daba muy bien influir en la gente.
Throil dice: Haremos todo lo posible por cumplir su voluntad. ¿Alguna petición más?
Los dos enanos, tras la negativa del anciano del clan, abandonaron la sala donde estaban los ancianos y se dirigieron directamente a los establos.
Una vez allí, le dieron al encargado de los establos unos rubíes que habían sacado en la mina ese mismo día.
Gudmair dice: Preparen bien nuestros Rothes lanudos, mañana les espera un largo viaje. Partiremos hacia las vastas llanuras Eldorian. Aunque deberíamos pasar por Thorin, conozco un enano que suele frecuentar la taberna que igual puede darnos alguna información de utilidad.
Throil dice: De acuerdo, ahora vayamos a beber unas cervezas antes de partir mañana, nos las hemos ganado.
Los dos enanos salieron de las cuadras en dirección a la taberna, donde pasarían un buen rato bebiendo.
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Capítulo 2: Camino a Thorin.
Los rayos de sol comienzan a penetrar entre la roca de la montaña, indicando el inicio de un nuevo día. Los cuervos que comenzaban a graznar, despertaron a Throil, que tras desperezarse fue a despertar a Gudmair, que se había quedado dormido tras la borrachera de la noche anterior. Tras intentar despertarlo de todas las maneras posibles, fue una soberana patada en las costillas lo que consiguió despertar al enano, todavía ebrio.
Throil dice: Vamos, despierta y cambiate de ropa, nos vamos ¡Ya!, ¡Mira que hora es!
Gudmair asiente mientras se limpia las legañas frotándose los ojos.
Gudmair dice: En dos minutos estoy listo.
Tras preparar los petates para el viaje, donde la mayor parte eran odres de cerveza, algún que otro bollo de pan del día anterior y un par de muslos de pollo, que sobraron de la cena.
Throil pregunta: ¿Lo llevas todo?
Gudmair asiente vigorosamente, aunque se da cuenta de que quizá no sea muy buena idea mover la cabeza demasiado con su resaca.
Throil se echa mano al bolsillo de su túnica para comprobar que está el colgante que le dio el anciano del clan, y tras confirmar que está ahí hace un gesto indicando a Gudmair el camino hacia la caballeriza.
Al llegar a la cuadra, el encargado tenía preparado los Rothes lanudos como prometió la noche anterior.
El encargado dice: Llegáis un poco tarde, los rothes están preparados desde hace una hora.
Gudmair dice: Hemos tenido unos… contratiempos.
El Encargado se ríe y dice: Sí, ya vi que anoche tenías contratiempo con una cerveza anoche en la taberna.
Gudmair pregunta: ¿Estás queriendo decir algo?
Throil dice: Bueno, no tenemos tiempo que perder, ya hemos perdido demasiado. Vayámonos.
Los dos enanos montan en sus respectivos rothes y salen al galope en dirección a Anduar, dejando atrás las nevadas cumbres de la montaña que están preciosas en esta época del año.
Tras llegar a la ciudad comercial, hicieron una parada en las caballerizas, para alimentar a las bestias. Mientras las bestias cogían fuerzas, Gudmair se acercó al banco de Anduar, tenía otro encargo pendiente, debido a sus funciones como consejero del Rey. Cuando regresó los rothes estaban listos para reanudar la marcha.
Gudmair dice: Todo listo, emprendamos la marcha.
Throil dice: Tú delante, es la primera vez que salgo del reino.
Gudmair dice: No me extraña, llevas años metido entre libros, no te vendrá mal ver un poco de mundo.
Gudmair continua: No te preocupes, te va a encantar la cerveza de Thorin. Además no tardaremos en llegar, estamos a medio día de camino.
Los dos enanos salen al galope por la puerta este de Anduar en dirección al reino de Takome, concretamente al bosque que queda al oeste, hogar de los
Druidas Nyathor.
Al llegar allí Throil estaba embobado contemplando el paisaje, el bastión del bien se dejaba ver en el horizonte, imponente, pero lo que más impresionó a Throil es la enorme catedral erigida para los adoradores de Eralie, le hubiera gustado visitarla. Tomaron el desvío del camino empedrado en dirección al bosque.
Cuando llegaron allí la densidad de las copas de los árboles apenas dejaban penetrar la luz del sol, sobre todo en la zona profunda, donde estaba el círculo druidico, al que no tardaron en llegar puesto Gudmair sabía perfectamente cómo llegar.
Desmontaron de los rothes y un druida les indicó que él se encargaría de cuidarlos mientras ellos estuvieran allí, no todos los días un consejero de Kheleb-Dum se dignaba a visitarlos, añadió.
Gudmair dice: Vayamos a la taberna, tengo sed y además, el enano que conozco estará allí seguro. Sígueme.
Llegaron a la taberna, y como ya predijo Gudmair, allí estaba el enano. Se sentaron junto a él tras saludarlo y pidieron una ronda.
Throil dice: No exagerabas cuando decías que la cerveza de aquí era exquisita, Gudmair.
Gudmair dice: Ya te lo dije.
Gudmair agarra por el hombro al enano y le pregunta: ¿Tienes alguna información del asunto que nos trae aquí?
El enano de la taberna asiente con la cabeza: Bomblir suele visitar esta taberna, hace unos días estuvo por aquí. Por lo que se trabaja para los Eldorians en sus minas, extrae minerales a cambio de comida, ya sabes como funciona el comercio allí. Lo último que sé de él es que iba de camino a los montes del destino, venía de Takome tras entregar un pedido de roca que pidieron los de la capital y dijo que iba a pasar una temporada en las cavernas, adiestrandose en el uso de la lanza.
Gudmair ríe a carcajada limpia.
Gudmair dice: Cuando se ha visto un enano luchando con una lanza… ¡Por las barbas de Darin!.
Enano de la taberna: Te sorprendería lo bien que las maneja.
Gudmair dice: Throil mañana tú irás a los montes del destino a buscar al enano, yo tengo que hacer un encargo del rey en Takome. Has de seguir el sendero que sale al norte del bosque y continuar hacia la montaña que hay en el fondo, pero ten cuidado, en las cavernas habitan poderosas salamandras y según cuentan, criaturas mucho peores.
Throil dice: No te preocupes, tendré cuidado.
Gudmair dice: Pero mañana será otro día. ¡Otra ronda tabernero!
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Capítulo 3: El encuentro.
Al día siguiente, cuando Throil abrió los ojos varios pajarillos estaban revoloteando por su habitación, miró a su lado pero Gudmair ya no estaba, el que se había dormido hoy era él. Encima del catre donde descansó Gudmair había una carta.
Throil tras desperezarse, se acerca a la cama y coge la carta para leerla: “Sigue el sendero al norte del bosque, deberás dejar al este el castillo de Poldarn, donde nos veremos a tu regreso. Los montes del destino no tienen pérdida, son muy parecidos a nuestra querida montaña de Kheleb-Dum. Si la información del enano es cierta allí encontrarás a Bomblir, pero recuerda las palabras del anciano, no sabemos cómo puede reaccionar cuando te vea.”
Throil preparó su petate y emprendió la marcha camino a los montes del destino.
Siguiendo las indicaciones de Gudmair no tardó en llegar a la base de la loma; aquellos picos eran imponentes, casi tan altos como los de Kheleb-Dum.
De repente un temblor sacude la zona y Throil observa como varias rocas se desprenden de una de las lomas provocando una enorme nube de polvo, se puso de camino hacia el lugar para investigar lo sucedido.
Conforme se iba acercando, le pareció escuchar gritos de alguien pidiendo auxilio así que empezó a moverse con mayor rapidez. Los gritos cada vez eran más cercanos, no debía estar muy lejos.
Cuando llegó al lugar, unas enormes rocas tapaban el camino y justo al lado de ellas había una lanza en el suelo. Throil se asomó por el saliente y vió a Bomblir atrapado por una de las rocas, tenía la pierna sepultada.
Throil sacó una cuerda del petate, la ató firmemente con un nudo y se aseguró de que no se soltaría. Acto seguido bajó lentamente hasta el lugar donde estaba Bomblir.
El dolor de Bomblir se convirtió en rabia cuando se dio cuenta de que quién estaba ayudándolo era un enano.
Bomblir exclama: ¡Ni se te ocurra tocarme, sucio enano! ¡Si tuviera mi lanza te atravesaría el estómago con ella! ¡Sois escoria!
Throil dice: Cálmate, vengo desde Kheleb-Dum sólo para encontrarte y hablar contigo. No se que te habrá contado tu padre sobre nosotros, pero no es verdad. Tu abuelo nos dio esto para tí.
Throil saca el amuleto de su bolsillo y se lo acerca a Bomblir.
Bomblir coge el amuleto.
Bomblir pregunta: ¿De dónde has sacado esto?
Bomblir saca otro amuleto de su jergón y al juntarlos parece que coincide a la perfección.
Throil dice: Ya te lo he dicho, tu abuelo nos dio esto para que te lo entregaramos, es de tu madre, su voluntad es que te lo dieramos, pues ella murió hace muchos años.
Throil dice: Tu padre no te había contado nada, ¿verdad?
Bomblir exclama: ¡Tú no eres nadie para hablar de mi padre, no lo conocías!
Throil dice: Cierto, pero tu abuelo nos ha contado quién era y por que lo exiliaron, y también nos ha contado que es lo que hizo contigo.
Bomblir exclama: No sigas hablando de él, o me veré obligado a matarte.
Throil dice: Como quieras, yo he cumplido una parte de mi misión. La otra era llevarte para que tu abuelo pueda verte antes de morir. Es la única familia que te queda.
Bomblir dice: No quiero saber nada de vosotros.
Throil dice: Al menos déjame ayudarte con estas rocas, o tienes pensado quedarte aquí de por vida.
Bomblir asiente con la cabeza.
Throil haciendo gala de su fuerza, levanta la piedra dejando la pierna de Bomblir libre.
Throil dice: Parece que la tienes rota, ¿Puedo observarla más cerca?
Bomblir dice: que remedio…
Throil acerca sus manos a la pierna de Bomblir y una tenue luz verde comienza a emanar de sus manos, cicatrizando la herida y recomponiendo el hueso que estaba fracturado.
Throil dice: Prueba a levantarte.
Bomblir se pone en pie atónito.
Bomblir pregunta: Cómo… ¿Cómo has sido capaz de curarme?
Throil dice: Mi fe en Eralie me permite hacer eso y otras muchas más cosas, y entre ellas no está el mentir.
Bomblir dice con la cabeza agachada y con ojos vidriosos: Mi padre no era… Un ejemplo a seguir. Pero su muerte es reciente y aún estoy en luto. Pero este medallón indica que hay otra versión de la historia que igual no me habían contado.
Throil dice: Mi trabajo está finalizado, estaré unos días hasta que mi compañero Gudmair vuelva de hacer sus menesteres de consejero del rey en Thorin. Si quieres saber la otra parte de la historia allí la encontrarás. Tómate tu tiempo para asimilar las cosas, y ven a verme cuando estés preparado.
Throil sube por la cuerda que estaba atada en la roca y vuelve sobre sus pasos de camino a Thorin, dejando a Bomblir confuso en aquel lugar.
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Capítulo 4. La verdad.
Con la última luz del día Throil consiguió llegar a la base de la montaña, ya que durante el descenso se detuvo a observar la vegetación de aquella zona y tuvo que purificar algún que otro diablillo de las cavernas con el agua de su cántaro de Eralie. Dudaba de si eran esas las peligrosas criaturas que le había dicho Gudmair que habitaban en esa montaña.
Cuando llegó al Claro Nyathor una preciosa luna llena iluminaba gran parte del bosque, las antorchas de las cabañas estaban encendidas y el olor de los nenúfares nocturnos, que sólo florecían con la luna llena del mes de Verano, embriagaba el ambiente con un dulce olor.
Throil fue directo a la taberna donde esperaba encontrar a Gudmair, pero cuál fue su sorpresa cuando al llegar vió que había un enano familiar allí, pero no era Gudmair, si no Bomblir.
Bomblir dice: Tabernero, póngale una cerveza bien fría al recién llegado.
El tabernero que estaba secando una jarra que acababa de fregar asiente con la cabeza y sirve la cerveza.
Bomblir dice: Pensaba que te habías perdido.
Throil pregunta: ¿Ahora te preocupas por mí?
Bomblir niega rotundamente.
Bomblir dice: Pero te fuiste primero y aún con la pierna medio herida he llegado antes que tú.
Throil dice: La verdad, no esperaba ni que vinieras, pero lo has hecho. Imagino que querrás saber lo que quise contarte en el volcán.
Bomblir dice: Así es, como te dije sabía que mi padre no era la mejor persona del mundo… y cuando me diste el medallón supe que había algo que me había estado ocultando toda mi vida.
Bomblir dice: Soy todo oídos.
Throil dice: Está bien te contaré todo lo que quieras saber. ¿Por dónde quieres que empiece?
Bomblir dice: Mi madre, quiero saber más de ella.
Throil dice: Mi tía Belna era tu madre, ella murió hace mucho tiempo debido a la tristeza que le causó tu padre al raptarte de sus brazos. Tu abuelo nos dio el amuleto de Belna para que te lo diéramos.
Bomblir dice: ¿Mi padre me raptó?. El siempre me dijo que mi madre había muerto cuando nací. Siempre me hizo sentir culpable por la muerte de mi madre.
Throil dice: Pues eso es mentira. Tu padre era un traficante de gemas, fue arrestado y condenado a la muerte. Tu abuelo dio la cara por él para que no lo mataran, si no para que lo exiliaran. Pero en cuanto tuvo la menor oportunidad volvió por los túneles por donde sacaba la mercancía y te raptó en mitad de la noche.
Bomblir dice con los ojos llorosos: ¡¡No puede ser, mi padre no era bueno, pero no sería capaz de hacer eso!!
Throil dice: Entonces, ¿Qué motivo me traería a mi a traerte ese amuleto?
Bomblir dice: Llevas razón. Quise saber la otra parte de la historia, sabía a lo que venía, podría doler escucharla.
Throil dice: Ahora si de verdad quieres escuchar la historia deberías ir a que tu abuelo te la contara, él nos mandó a buscarte.
Bomblir dice: Pero yo soy un exiliado de Kheleb-Dum, no podría ni acercarme allí sin que me detuvieran los guardias.
Throil dice: Por suerte para tí, no vengo solo, mi compañero de viaje es Gudmair uno de los consejeros del Rey. Antes de salir te expidieron un salvoconducto. Tu abuelo es un enano respetado y con influencia.
Throil dice: Entonces, ¿Vendrás con nosotros a Kheleb-Dum?
Bomblir asiente con la cabeza.
Bomblir dice: Es hora de enmendar las malas obras de mi padre. Al menos puedo intentar reparar algo del daño que causó mi padre.
Bomblir dice: Pero antes de partir, he de solucionar unos temas como el nuevo senescal de Eldor. Si quieres puedes acompañarme.
Throil dice: De acuerdo, saldremos mañana, Gudmair me mandó un cuervo diciéndome que tardaría unos días más en terminar su misión como consejero real.
Throil dice: Otra ronda tabernero, paga el clan Thoril.
Throil llama la atención de Bomblir que parece absorto mirando su cerveza.
Throil dice: El primero que se emborrache paga el resto, espero que tengas dinero, por que voy a ganar seguro. Vete acostumbrando a nuestras tradiciones.
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Capítulo 5. Camino a Aethia.
Cuando los primeros rayos de sol empiezan a iluminar el claro, los dos enanos ya estaban prácticamente preparados en las caballerizas para emprender su viaje a Aethia.
Mozo de cuadra: Aquí tienen sus monturas con los aperos preparados, para que partan de inmediato.
Bomblir se monta en su Elizhim tras un brinco ágil.
Throil pregunta: ¿Cómo eres capaz de montar en una bestia tan grande? Te dobla en tamaño
Bomblir sonríe y dice: Tras caerse mil veces empiezas a cogerle el tranquillo.
Throil contempla perplejo la imagen, un enano de apenas metro y medio montado en una bestia que le dobla en estatura.
Bomblir dice: No me mires así, seguro que habías visto antes un Elizhim.
Throil niega rotundamente.
Throil dice: Lo más parecido que he visto es un asno, pero ni por asomo tienen ese tamaño. Pero bueno vamos a lo nuestro.
Throil dice tras lanzar una moneda de plata al aire: Gracias mozo. Una última petición. Si Gudmair vuelve buscándome dile que estaré en Aethia, que tenemos un nuevo compañero.
El mozo asiente, con una amplia sonrisa, tras morder la moneda y ver que era de plata buena.
Bomblir pregunta: ¿Todo listo?
Throil responde: Sí, vamos.
Los dos enanos salen al galope en dirección Aethia, dejando atrás la espesura del bosque de Thorin, para llegar en primer lugar a una arboleda de abetos en su mayoría, pequeña pero muy florida, parecía un paraje de ensueño. Tomaron el camino al norte al llegar a la intersección que dividía el camino en dos.
Throil pregunta: ¿Dónde lleva el otro camino?
Bomblir responde: A las salinas de Arilven, famosas en todo el continente por su sal rosa.
Continuaron por la senda de Ubonis, el ambiente cada vez empezaba a estar más cargado debido a la cercanía de la costa. Se cruzaron con un campamento de avanzada y Bomblir detuvo su montura.
Bomblir pregunta: ¿Todo bien muchachos?
El guardia lancero responde: Sí, señor, de momento todo tranquilo.
Throil pregunta: ¿Pues qué peligros puede haber aquí?
Bomblir responde: Este sendero atraviesa un bosque muy peligroso y comunica directamente con Golthur, recibimos ataques a diario de goblins y orcos que intentan saquear nuestras tierras. Pero gracias a estos fantásticos luchadores nuestra región está en paz.
Bomblir dice: Continuemos, ya estamos muy cerca.
Los dos enanos continúan la marcha y siguiendo el camino que rodea la costa y atravesando el bosque de Aethia por fin llegan al poblado que da nombre al bosque.
Throil tras desmontar de su rothe, se agacha y coge agua del riachuelo que atraviesa la aldea dando un buen trago.
Bomblir pregunta: ¿Qué te parece el agua del río? No la hay más pura.
Throil responde: Para ser sincero, prefiero la cerveza.
Bomblir dice: Pues la taberna está justo ahí, di que vas de parte del Senescal y te pondrán de su mejor barril.
Bomblir añade: Pero aquí no aceptan dinero, tendrás que darle al tabernero algo que él considere de valor a cambio.
Throil mira en su petate intentando sacar algo de valor con lo que pagar la cerveza y saca un pequeño trozo de mithril.
Throil levanta le enseña el trozo a Bomblir y pregunta: ¿Esto valdrá?
Bomblir responde: Con eso te sirven 2 barriles y un jabalí asado.
Ambos ríen.
Bomblir dice: Bueno, espérame allí, yo he de atender asuntos en el cuartel general.
Throil se dirige a la taberna para disfrutar de esos manjares mientras espera a Bomblir.
Tras un buen rato Bomblir entra por la puerta y se sienta junto a Throil.
Bomblir dice: Parece que aquí todo está tranquilo, he ordenado todo por si pasa algo durante mi viaje a Kheleb-Dum, pero hasta dentro de un par de días no podremos partir. Mientras tanto, siéntete como si estuvieras en tu casa.
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Capítulo 6. El cuerno.
Bien entrada la noche los dos enanos aún seguían disfrutando de sus jarras de cerveza, cuando de repente un sonido atronador resuena desde la lejanía.
¡¡¡BROOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOMMMM!!!
¡¡¡BROOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOMMMM!!!
¡¡¡BROOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOMMMM!!!
La cara de Bomblir cambió su semblante al instante, tras tirar la jarra de cerveza al suelo, se levantó del taburete dónde estaba sentado para salir corriendo a buscar su montura.
Bomblir monta a prisa en su elizhim y dice: ¡Rápido, atacan el puesto fronterizo! Tiene que ser algo gordo cuando han soplado el cuerno. ¡Malditas bestias!.
Throil montó en su rothe y salió detrás de Bomblir al galope.
Al llegar al camino de la costa Throil había perdido de vista a Bomblir, debido a la densa niebla que se había formado, pero aún así continuó el camino llegando así al campamento de avanzada.
La imagen del lugar era dantesca, las llamas de las tiendas de campaña iluminaban el campo de batalla, dejando ver en la niebla un montón de cuerpos aplastados y multitud de lanzas rotas.
Throil se preguntó a sí mismo, mientras contemplaba los cuerpos, ¿qué tipo de criatura ha sido capaz de hacer semejante salvajada? Cuando de repente escuchó temblar el suelo y al darse la vuelta encontró las respuesta a su pregunta.
Un enorme troll de las cavernas estaba a escasos metros de él levantando una enorme maza y no tenía muy buenas intenciones.
Throil milagrosamente consiguió rodar sobre sí mismo esquivando el primer mazazo. Cuando iba a recibir el segundo escuchó el grito de Bomblir que venía corriendo hacia el troll lanzándole una jabalina que apenas se introdujo unos centímetros en el brazo de la enorme criatura, que cambió el objetivo de sus ataques.
Bomblir era bastante más ágil que Throil, así que no tenía problemas en esquivar los lentos ataques del troll. Pero el problema estaba en que la lanza de Bomblir no conseguía penetrar en la dura piel de su enemigo.
Mientras tanto Throil buscó en su petate una redoma llena de aceite y se la lanzó al troll empapando su espalda con el contenido de la redoma. Acto seguido haciendo unos gestos con sus manos hizo surgir de ellas una enorme columna de fuego que dirigió hacia el troll y este empezó a arder intensamente debido al aceite que empapaba su espalda.
El troll comenzó a rodar por el suelo intentando apagar sus llamas y mientras tanto Bomblir saltó cogiendo impulso con su lanza a modo de pértiga, la empuñó en el aire a dos manos y la clavó en la cabeza del troll, acabando así con su vida
Bomblir saca la lanza de la cabeza del troll cubierta de sesos de un color verdáceo y se sienta, exhausto, sobre el tórax del cadáver.
Throil dice: Nos ha ido de un pelo…
Bomblir jadeando aún dice: Si, un fuerte enemigo. No todas las criaturas son capaces de matar a veinte de nuestros guardias.
Bomblir continua: De hecho, ya has visto que mis ataques apenas le hacían daño, si no hubiera sido por ese fuego que ha surgido de tus manos… Nos habría costado mucho matarlo.
Lanceros y monjes eldorians comienzan a llegar al terreno de la batalla.
Bomblir dice: Vosotros, enterrad los cuerpos de nuestros soldados caídos y quemad el cuerpo de la bestia. Esta noche haremos guardia y mañana repararemos el campamento.
Throil pregunta: ¿Estos ataques son siempre así?
Bomblir responde: Es la primera vez que un troll llega a nuestros dominios. Algo raro debe estar pasando…
Bomblir dice: Pero hoy no lo descubriremos, retirémonos a descansar, nos lo hemos ganado.
Throil asiente con la cabeza y dice: Te sigo.
Ambos abandonaron el lugar de la batalla en dirección a Aethia, donde descansaron esa noche, a lomos de sus correspondientes monturas.
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