Inicio › Foros › Historias y gestas › Historias de Iztamul: Preludio
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La raza de hombres-lagarto son seres escamosos producto de los retorcidos experimentos e intrigas de los dioses de la Primera Era, aun así, debido a fortaleza y evolución mediante sus capacidades mutagénicas les permitieron adaptarse a cada una de las épocas durante las que vivieron.
Esta capacidad de evolución hoy en día es dirigida a través rituales por los Chamanes-Consejero, pero todo el trabajo manual y de selección es realizado por los Chamanes-Esclavos, los más bajos en la casta de los Chamanes. Chamanes que no han adquirido todo el poder que Ozomatli otorga debido a sus debilidades, quedando relegados a realizar tareas mundanas.
Uno de estos Chamanes-Esclavos es Iztamul, actualmente de gran edad avanzada ya que su huevo eclosiono en la primera gran ovada de la cuarta Era, exactamente el día 13 de Sayelie del 0 Era 4ª. No fue una gran ovada, debido a las bajas temperaturas.
Es de saber común, que los hombres-lagartos tiene un periodo de gestación de 14 meses, por ello, se requiere de personal de bajo rango que supervisen el estado y calidad de los huevos.
Grimoszk: Entrada al Zigurat [s,n]
Sshryssta, la anciana Chamán y dos Ciudadanos están aquí.
Dices en lagarto: Saludos, Anciana Chamán, tengo entendido que me ha solicitado mi presencia.
Sshryssta, la anciana Chamán dice: Saludos viejo Iztamul, déjate de formalidades, nos conocemos desde antes que eclosionaran los tres últimos Patriarcas.
Dices en lagarto: Tienes razón, no obstante, ahí estas tú, al lado de los Chamanes-Consejeros, y aquí estoy yo, uno más entre la plebe. Dejémonos de rodeos que nos queda poco tiempo de vida para desperdiciarlo, ¿Qué quieres?
Sshryssta, la anciana Chamán dice: El Alto Chamán-Consejero Maltos ha solicitado que se revise completamente toda la ovada actual. Me ha manifestado que Ozotmatli le ha transmitido preocupación en los rezos. Algo sabemos que pasa…aunque aún desconozcamos que es.
Dices en lagarto: Entendido, me dirigiré raudo a las fosas de crianza. Te informaré cuando lo haya verificado.
Sshryssta, la anciana Chamán asiente con la cabeza.
Las escamas de Iztamul crujieron cuando se volvió para emprender el camino marcado, que lo llevaría a atravesar las galerías del Zigurat para descender hasta lo más profundo de Grimoszk.
Sabía perfectamente el camino, pues lo había realizado durante toda su larga y anciana vida, primero pasar ante los esclavos…continuar por las catacumbas excavas en la roca dura de color extraño, rojo apagado como el color de la sangre seca. Iztamul, en su sapiencia, sabía que ese color provenía del óxido de los depósitos de hierro y no de la sangre que presumían verter las jóvenes ovadas.
Cada pocos metros, hacheros sostenían burbujas de luz blanca que lucen permanentemente gracias a la magia, y que dotan a todo el pasadizo de un aura onírica, casi fantasmal, y que hacen que los espectros y espíritus sean especialmente proclives a permanecer en estas dependencias.
Tras las catacumbas, se abrían las Cuevas pantanosas, completamente enfangadas en las que los viajeros se hunden hasta las rodillas. Continuando, por fin, llega al poblado inferior, donde los fosos de crianza permanecen en silencio.
Solo los más viejos entre los chamanes tienen el permiso necesario de los Altos-Consejeros de Grimoszk, para andar entre las ovadas, que esperan su momento de eclosión.
En silencio, Iztamul se sienta, y comienza un ritual de invocación:
Comienzas a formular el hechizo ‘Invocación Abismal’.
El impío ritual de invocación va a dar comienzo.
Te sitúas con las piernas ligeramente separadas, y los brazos extendidos hacia ambos lados de tu cuerpo, con las palmas de la mano abiertas de par en par.
Conforme empiezas a levantar los brazos y a cerrar tus puños por tu ira contenida, empiezas a visualizar tres runas flotantes a tu alrededor.
Después de varios segundos de tensa concentración, te preparas para pronunciar la invocación.
Exclamas en lagarto: ¡Por el fuego del averno! ¡Malvado Ozomatli, por el fuego del averno, que es la esencia del Abismo, yo reclamo tu favor!
La primera runa aumenta su tamaño y es rodeada por una crepitante aura roja.
Exclamas en lagarto: ¡Por los espíritus de los iracundos! ¡Malvado Ozomatli, por los espíritus de los iracundos, que arden en tus dominios, yo reclamo tu favor!
La segunda runa aumenta su tamaño y es rodeada por una cegadora aura blanca.
Exclamas en lagarto: ¡Por los Seis Círculos Malditos! ¡Malvado Ozomatli, por los Seis Círculos Malditos, y los Seis Ancestros Supremos, yo reclamo tu favor!
La última runa aumenta su tamaño y es rodeada por una aura negra, que absorbe la luz de su alrededor.
Exclamas en lagarto: ¡¡¡J’hradra!!!
Te retiras. Las tres runas -que brillan como si fueran a deflagrar- se proyectan en el suelo, y el dibujo de un círculo rúnico empieza a trazarse lentamente.
¡La silueta del trazado rúnico se eleva hacia el cielo a una velocidad vertiginosa, y en su centro un haz de energía comienza a brillar repentinamente, cegando a todos los presentes!
Una silueta diabólica se esboza entre el brillante haz de luz. Poco a poco, toma consciencia de su nueva condición, y se dispone para servir a su Amo y Señor. ¡J’hradra, Ancestro Chamán ha acudido a la llamada!
Dices en lagarto: Saludos, Mi Ancestro, gracias por acudir a mi llamada.
J’hradra, Ancestro Chamán dice: No es necesario agradecerlo, sabes que no puedo negarme, Ozotmatli es nuestro señor y a él le rendimos pleitesía.
J’hradra es un ancestro de origen desconocido ya que, por norma general, se suele atisbar la raza del ancestro sólo con verla. En este caso no sabrías especificar, pues ves la imágen difusa y entremezcla de muchos animales que, en conjunto, conforman una figura humanoide, bípeda, en la que el rostro predominante es el de un saurio.
Dices en lagarto: Tengo una misión impuesta por el Alto Chamán-Consejero Maltos. Ozomatli le ha prevenido que algo pasa con esta ovada que tenemos a nuestro alrededor… algo malo…
J’hradra, Ancestro Chamán dice: Como siempre, tan enigmático nuestro señor…
Dices en lagarto: Por eso acudo a ti, necesito entrar en comunión con los espíritus de estos jóvenes, y localizar el mal que los acecha. Necesito que cuides mi vigilia, reces por que la misión salga satisfactoria y si algo va mal, uses liberación del espíritu para que regrese.
J’hradra, Ancestro Chamán, dice: Como gustes, Mi Señor. Así se hará…
J’hradra, Ancestro Chamán empieza a formular un hechizo.
J’hradra, Ancestro Chamán, pronuncia el cántico: ‘acerbace divin baletis’
J’hradra, Ancestro Chamán reza una plegaria a su Dios, entonando unas roncas palabras, que agitan la zona haciendo patente la presencia de Ozomatli.
Iztamul saca un Maletín-Altar, que coloca cuidadosamente en el suelo, un poco de incienso y conjura una pequeña llama con la que enciende la barrita de incienso, llenando con su olor la estancia.
Cruza las piernas y se apoya en la vieja cola de lagarto, permitiendo una posición cómoda y relajada. Entonces Iztamul comienza el cantico:
Espíritus, nuevas almas y viejas glorias, a vosotros os convoco.
Espíritus de las jóvenes ovadas que aquí esperáis a eclosionar. A vosotros os llamo. A vosotros os requiero.
Ozomatli teme un gran mal entre vosotros, indícadme, ayudadme, y haré que estéis a salvo.
Espíritus, os permito el acceso a mi cuerpo, a cambio de vuestra ayuda.
Repentinamente, el cuerpo Iztamul levitó, quedando únicamente su cola como punto de contacto con el fango del suelo. Sus ojos, convertidos en dos bolas blancas, no dejaban vislumbrar sus iris serpentinas.
J’hradra observaba el ritual, impasible, murmurando una letanía a Ozomatli en apenas un susurro, mientras Iztamul permitía la comunicación con los espíritu.
Finalmente, el ritual acabo….
J’hradra, Ancestro Chamán dice: Iztamul… ¿eres tú?
Iztamul, que continuaba con sus ojos blancos, gira su cabeza de saurio a J’hradra y dice en lagarto: Jajaja, que curiosa coincidencia, pequeña lagartija…
J’hradra, Ancestro Chamán, dio un paso atrás y dijo: Tu no eres Iztamul, por nuestro señor Ozomatli, te ordeno que digas tú nombre.
El cuerpo poseído de Iztamul dice en lagarto: mi pequeña lagartija… ¿no me reconoces? ¿Una era has necesitado para olvidarme?
J’hradra tembló ante las palabras familiares y a su vez, el tono peligroso con el que fueron dichas…sin duda conocía al espíritu que había entrado en comunión con el Chaman. Sabía, por lo tanto, que era peligroso y debía cortar el vínculo…
J’hradra, Ancestro Chamán, comienza a formular el hechizo ‘Liberación del Espíritu’.
J’hradra, Ancestro Chamán, efectúas los complicados pasos del ritual, moviendo sus brazos de forma hipnótica, visualizando el débil cordón de plata que une el cuerpo de Iztamul y el espíritu del desconocido.
J’hradra, Ancestro Chamán, pronuncia el cántico: ‘forgis vondt i sjel’
Iztamul nota como la esencia del cordón de plata del desconocido se debilita por momentos.
¡ J’hradra, Ancestro Chamán, tira con fuerza del cordón espiritual del desconocido, provocándole un dolor ultraterrenal al cuerpo de Iztamul!
Iztamul exclama en lagarto: ¡¡Aarghgg!! ¡Odio esta parte!
Al finalizar el hechizo, Iztamul recupero el control de su propio cuerpo.
Iztamul dice en lagarto: Gracias, J’hradra. Era demasiado poderoso, no hubiera conseguido expulsarlo de mi cuerpo.
J’hradra, Ancestro Chamán, dice: ¿Sabes quién entro en comunión contigo? ¿Lo has reconocido?
Iztamul dice en lagarto: Creo que sí… y viendo tu nerviosismo, temo lo mismo que tú. Los círculos ancestrales se debilitan y el control sobre los espíritus es cada vez más frágil.
J’hradra, Ancestro Chamán, asintió taciturnamente.
Iztamul dice en lagarto: Debo informar rápidamente al Alto-Consejero. Debemos proteger la ovada de antiguos espíritus que quieren reencarnar. Gracias por tu ayuda, mi ancestro, ahora te ordeno que te marches…
J’hradra, Ancestro Chamán, dice: Como gustes, Mi Señor. Así se hará…
Iztamul recogio sus pertrechos con sumo cuidado, y tan raudo como sus viejas piernas podían, ascendió rápidamente hasta llegar al Zigurat.
Cualquier forma es correcta para llegar al conocimiento.
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