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Idea para Registro II. Szeks.
-Las tinieblas que rodeaban los Pantanos de Zulk aquella noche solo se veían eclipsadas por la densa neblina que los recubría. En esta misma era, en Rutseg del año ciento uno, Velian apenas había asomado de su descanso durmiente sobre los cielos. Sutiles susurros, y los chapoteos de criaturas y diversas alimañas, era lo único que rompía el silencio en aquel cenagal. Y, allí mismo, en un recóndito escondite entre enmarañadas ramas muertas y barro, se encontraban unos huevos que habían eclosionado apenas tres jornadas atrás. Las crías neonatas, abandonadas a su suerte en aquellas soledades, habían estado latentes e inmóviles desde su nacimiento, esperando la llegada de alguno de sus progenitores la cual nunca se produciría. Entre gemidos quejosos apenas audibles, producidos por el hambre, las crías durmieron agazapadas hasta la quinta jornada.
El intenso olor a podrido que emitían sus antiguos cascarones, mezclado con lo hediondo del pantano, inundaba el ambiente cuando amaneció. Las crías, desveladas por la reciente luz ambiente y completamente espoleadas por una intensa hambruna, adoptaron una pose de caza. Al menos la mayoría de ellas. En el intenso y sangriento frenesí que se sobrevino, aquellas criaturas anteriormente hermanadas se lanzaron las unas contra las otras, despedazándose brutalmente entre mordiscos rabiosos. Se encontraban en un estado tan famélico que algunas ignoraban la pelea una vez habían arrancado un pedazo de carne y se detenían a engullirlo con avaricia y, la gran mayoría de estas eran abatidas por otras que todavía seguían dándose muerte. Aquel sanguinario festival se alargó durante un par de horas para luego dar paso a una imagen grotesca…
–Aquella criatura debía parecerse físicamente a usted, mi señor Szeks.- Dijo un pequeño Hombre-Lagarto.
–Eso es porque… ¡era yo! – Gritó Szeks, a la vez que se abalanzaba sobre el joven hombre-lagarto abriendo con estrépito sus fauces.
El pequeño hombre-lagarto no pudo más que caerse para atrás de la silla, donde se encontraba sentado, mientras exponía una clara mueca de horror y pánico en su rostro.
–Tritux, te dije que este no valdría para el puesto de ayudante del Sumo Chamán. Llévalo a los fosos. – Replicó Szeks mientras miraba a Tritux, el cual se encontraba apoyado en el marco de la puerta y todavía riendo sobre la historia que contaba Szeks.
–Claro, buscaré otro. – Dijo Tritux mientras abandonaba la sala arrastrando consigo, asido del cuello, al pequeño y aterrorizado hombre-lagarto.
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