Inicio › Foros › Historias y gestas › La Ascensión de Aesiria
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AnónimoInactivo15 marzo, 2020 a las 16:29Número de entradas: 77
Aesiria es una enana de pelo rubio y recio recogido en dos enormes trenzas circulares. Cara de pocos amigos, pose varonil y manos callosas. Bebe cerveza, como todo buen enano. Reniega y maldice, profana injurias y eructa como cualquier otra. Esta en la posada de Kheleb Dhum, bebiendo de forma desconsolada, sola.
Posadero empedernido fregando una mesa con un paño grisáceo:
- Aesiria, ¿Vas a quedarte toda la tarde sentada ahí bebiendo?
- Aesiria: Sí, más dinero para ti. ¿Te molesta eso?
- Posadero: No, pero no se si compensará un taburete nuevo. Las patas de ese están a punto de quebrar del peso de tu trasero, ¡hahaha!
- Aesiria: Pues cuando se rompan las podemos aprovechar para tu cama de matrimonio, total, seguro que aguantan…
La enana considera que ha bebido bastante y se incorpora tambaleándose. Deja unas monedas encima de la mesa (sin contarlas, anda demasiado borracha como para hacerlo) y sale de la taberna dirección… ni idea, ve a saber.
Aesiria piensa para sus adentros: Culo gordo… menudo idiota. He trabajado sacando la leche a… como es, ese animal blanco y negro…
- Aesiria: ¡Eh, tú..! ¿Cómo es ese animal grande… que da leche?
- Enano siempre atareado: ¡Tu padre!
- Aesiria: Ah sí, mi pa… espera, ¿Qué? ¡Maldito estúpido!
Aesiria se dirige hacia el enano, mientras se arremanga su camisa a la altura del hombro y muestra un tatuaje de: Muerte y Dolor.
Cuando se acerca al enano, su visión es confusa y no tiene claro a quien atizar. Intenta golpear al de la derecha, pero atraviesa una falsa imagen, gira sobre su propio eje, se desequilibra y se da un tremendo golpe en la cabeza contra la pared, quedando en el suelo inconsciente.
Una luz aparece al final de la calle. Todo el mundo ha desaparecido. De esa luz, aparece una silueta humanoide, de color negra, difusa. Y una voz celestial resuena por el callejón…
- Aesiria…. Aesiria….
- Aesiria: ¿Quién eres?
- Voz: Tu creador, Eralie…. Fuente de vida y harmonía…
- Aesiria: ¿Estoy muerta?!
- Voz: Nada más lejos…. He venido para orientarte…. Has de dejar el camino de la violencia… y seguir la senda de la luz…
- Aesiria: Lo del camino de la luz lo entiendo, pero… ¿La violencia? Pero si hay cada uno que tiene un guantazo….
- Voz: Bueno… alguna hostia puedes dar al prójimo… si adoran a Seldar, Ozomalti, Gurthang…. Pero tu misión es la de servir Aesiria…. Recuerda, has de encontrarte a ti misma, en el templo de Takome…
- Aesiria….. Aesiiiiriaaaa….
La voz se difumina y todo se torna negro. Aesiria abre los ojos y ve a un enano conocido golpeándole la mejilla y gritándole: ¡Aesiria! Despierta joder, ¡Aesiria!. Un enano estrábico y de larga barba pelirroja estaba intentando reanimarla.
Nuestra enana se incorpora y se lleva la mano a la cabeza. Un profundo dolor le recuerda lo sucedido hace…. ¿cuánto tiempo ha pasado?… ni idea.
Aesiria se incorpora, se sacude el polvo y mira a su alrededor. Es tarde. Se va a casa sin mediar una palabra. Firme, algo ha cambiado en ella.
A las pocas horas, cuando entra el anochecer, se la ve salir por las puertas de Kheleb Dhum con un baston y víveres recogidos en un saquito en la punta. Algunas mochilas y un pony.
Guardia Siempre fatigado: Buenas noches, ¿a dónde vas tan tarde?
Aesiria: A buscar la luz.
Guardia se queda pensativo. ¿La luz…? ¿De noche?
Aesiria: Sí, a encontrarme a mi misma, ¡no me entiendes!
Guardia de pose extraña: Esta ha perdido la cabeza… déjala que se marche.
Guardia siempre fatigado: Sí…, ¿te has fijado en ese bastón que lleva? Parece antiguo… de esos ya no se fabrican.
Aesiria murmura: Ah, dios mio, cuanta incultura… tengo mucha faena en esas tierras. Y pensar que yo antes era como ellos… una ciega que no veía nada…
Aesiria emprende su camino hacia Takome. Y así fueron los inicios de como nuestra enana peleona, brabucona y de pocos morales empezó el largo camino de la senda de Eralie. Pero ese… es otro capítulo.
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AnónimoInactivo17 marzo, 2020 a las 18:25Número de entradas: 77
Las dos pruebas
Aesiria cabalgó, a lomos de su poney: TRanchete, durante dos largos días. Haciendo parada en Anduar para beber y descansar, y en los viñedos de Veleiron para cagar debido a un fuerte apretón improvisado, finalmente se plantó en las puertas de Takome.
Plantó su poney en medio del camino y se detuvo ante tan magnífica construcción de piedra caliza. Cogió aire fuertemente y luego de que el poney dejara un regalito en medio de la senda, continuó su marcha hacia la catedral.
Al oeste, el mercado estaba a rebosar de gente. Comerciantes, contrabandistas, timadores, gente vendiendo productos a precio irracional… Aquel mercado era la clara ejemplificación de la grandeza y declive de la raza humana.
Siguiendo el camino llegó a la plaza central de Takome. Luego, a pocos metros, desmontó su poney, lo amarró a un trozo de hierro de la pared de una vivienda, se ajustó el cinto… y entró en el templo de Eralie.
Allí, en la entrada, un hombre anciano de barba larga, cabello grisáceo y mirada de sospecha paseaba con un bastón en mano.
Aesiria: Buenas, soy Aesiria. Quiero ser seguidora ferviente de Eralie.
La enana no perdía el tiempo y no creía en las banalidades de la conversa humana.
El anciano la examinó de arriba abajo. Luego le dijo con voz pausada…
Anciano: Ah… sí, bienvenida seas. Para ello, deberás superar unas cortas pruebas… La senda de Eralie exige paciencia y dedicación. Con dos simples pruebas podremos comprobar si tienes madera para ello…. ¿estás preparada?
Aesiria asintió con firmeza y seguridad. Aceptaría cualquier prueba, a fin de cuentas… era enana. Y entre enanos… digamos que valentía e inconsciencia son términos poco claros.
El anciano le dio una fregona y le dijo: Primero limpia los baños del templo. Los quiero tan limpios que Eralie en persona pueda bajar y descargar con la cabeza bien alta.
Aesiria se puso guantes, fregona en mano y entró en aquel lugar estanco y aislado del templo. Primero dudó… luego, con firmeza y tensando los músculos, empezó a fregar y a limpiar las letrinas. El hedor a orín y a fosa común que emanaba aquel lugar era digno de la plaga de Seldar… así que tenía trabajo por delante.
Al cabo de una hora, el anciano se pasó por allí y observó el resultado. Todo reluciente…
Anciano: Bien, buen trabajo. Veo que eres perseverante.
Aesiria: Maestro… cual es mi segunda prueba.
Anciano: Bien, toma este bote de grasa de caballo. Hay una estatua de bronce en honor a Eralie en el patio exterior… pero por la humedad se está corrompiendo… lija el óxido y ponle grasa. Recuerda, poner grasa… quitar grasa…
Aesiria cogió el cepillo y se puso manos a la obra. El sudor le caía por la frente del esfuerzo, pero finalmente consiguió lijar todas las impurezas de aquella estatua. Las luces del sol reflejadas en el bronce iluminaban las pupilas de Aesiria. Como un mensaje, como una fuerza increíblemente benévola que le daba a entender que no había razón para tener miedo jamás.
Luego con un brazo fue impregnando la estatua de grasa y con el otro brazo, paño en mano, la esparcía.
La estatua quedó brillante como nueva. Aesiria estaba agotada.
Anciano apareció en un buen rato y dijo…
“Bien, cumples con la fortaleza mental y física para ser una buena adepta”.
Aesiria soltó un par de lágrimas, se arrodilló a los pies del anciano y levantando la mirada le dijo…
“maestro….”
Acto seguido la figura de un sumo sacerdote de Eralie apareció por la entrada del patio, con sus blancas túnicas bordadas de oro, su cayado y su sombrero eclesiástico picudo y dijo: ¿Qué es este escándalo…? y quedó mirando la escena.
Sumo Sacerdote: A ver, tú, viejo, ve a limpiar las letrinas que para eso te hemos pagado. Y tú, enana… ¿qué haces besándole los pies al viejo Fredhur, de mantenimiento?
El anciano, de forma inexplicablemente ágil dio un par de saltos y se fue danzando, brazos en alto, saltito a saltito, hasta desaparecer por la puerta. Aesiria se quedó pasmada….
Aesiria: Pero… ¿y las pruebas…? ¿Para ser seguidora..?
Sumo Sacerdote: Prue… ¿pruebas? ¿Pero tú has visto fuera algún cartel o algo que diga que hay que superar pruebas para adorar a Eralie? ¿Estás mal de la cabeza ?…
Y en resumen, así fue como Aesiria emprendió su camino hacia la Senda de Eralie. Pero eso… será otro capítulo, seguramente el acto III.
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