Blandió férreamente su escudo y se lanzó a la carga ante aquella mole de fuego, que otrora acaparaba territorios para el Señor del Mal y ahora se alzaba como una simple deidad menor, impactando en la vorágine de las llamas y perdiéndose entre ellas en el más sutil de los silencios.
________________________(4 días antes)______________________________
Alzando la mirada sobre la majestuosa cima que ante él se alzaba, enjuagó el sudor de su frente y comenzó el ascenso de los asediados montes en busca de su destino. Apenas perturbaban su paso las ligeras acometidas de las aves de presa y pequeñas criaturas de fuego que poblaban las faldas y cuevas que se encontraba en su ascensión. Desprovisto de numerosos bártulos, que normalmente eran inseparables compañeros de aventuras, para aligerar la ya de por si tediosa labor que le esperaba, no fue hasta la tercera noche de Angthe que alcanzó la boca de la cavidad principal. Sobre ella podía observarse como dentro del vacío presente en ella se alzaban pequeñas torres de rocas volcánicas, que emergían en una gran pila central, dándole de por si una especie de jerarquización geológica al lugar.
Thairanur no dudó en dirigirse a la más próxima de las torres y aniquilar a cuanto demonio se interponía en su camino, siendo consciente tras no pocos esfuerzos, que su objetivo se encontraba en la gran cima central.
Prosiguió raudo con su tarea de dar muerte al servidor del fuego, al que porta las llamas que en un futuro no tan lejano fue repelido por el Gargante en su intento de reducir el cercano bosque de Thorin a cenizas, encontrándose frente a frente con la solo una puerta que se interponía entre la letal batalla que debía comenzar…
