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Roleros:
- Gorshen
- Ryxh
- Kanho
(Me he tomado ciertas licencias creativas mientras escribia la historia, pero en esencia eso es lo que ocurrio. Espero que os guste ;))
PARTE 1 – Los inicios
Otra caja más.
Este era el cuarto paquete que había entregado aquel día, mi mal alimentado cuerpo empezaba a quejarse, a recordarme que hacia un par de días que no probaba bocado. Por suerte, el hombre para el que trabajaba en aquel momento era justo, aunque no esplendido, con los pagos por aquellos encargos de recadero. Con las monedas que le pagaría aquella tarde podría costearse un par de días sin el incesante rugir de su estomago acechando a cada momento. Mirando al cielo para calcular cuantas horas de luz me quedaban, y con animo renovado, me dirigí a cobrar mi merecida recompensa.
Cuando entre en el pequeño almacén Kalb dio su habitual respingo al verme.
Al parecer, mi mascara no es de su agrado… Bien – pensé.
Según algunos de los más famosos teólogos de toda Eira, Khaol había entregado estas mascaras a sus súbditos como instrumentos. Instrumentos de terror y miedo, para que sus súbditos extendiesen la palabra del señor de las mentiras o silenciasen otras si fuese necesario… Siempre me había fascinado la historia de Khaol, el drow que se proclamo como dios a si mismo. ¿Que artimañas debió usar para lograr tal objetivo? ¿Como lo consiguió? ¿Como empezó? Las preguntas eran infinitas y sus respuestas, esquivas y peligrosas.
Kalb me miraba con recelo desde detrás del mostrador, tratando de descifrar algo que le ayudase a comprender que estaba sucediendo tras de aquella mascara de hueso, cuyos tres orificios, que simulaban una cara de sonrisa perpetua, no dejaban entrever nada más que oscuridad. Me recupere de mis pensamientos y agradecí una vez más que la mascara ocultase mi rostro y me evitase, en parte, la vergüenza de mis habituales desvarío. Recogí con suavidad las monedas de platino que descansaban sobre el mostrador y me despedí de Kalb con una leve inclinación de cabeza.Una vez en la calle inspire hondo y me deje embriagar por el ambiente ajetreado y mercantil de Anduar. Un pequeño punzón de aflicción me perforaba el corazón cada vez que me percataba que, difícilmente, lograría jamas obtener la ciudadanía de tan vital y extraordinaria ciudad. Además, sabia perfectamente que la vida que había escogido, que sus objetivos más oscuros, aquellos que guardaba con máximo recelo… Eran incompatibles con una apacible vida en la ciudad. Khaol necesitaba agentes en cualquier lugar del mundo, el necesitaba los conocimientos que el señor de las mentiras podía proporcionarle. Estaba destinado a vagar por las calles y caminos de los más dispares reinos de Eira.
Mientras me perdía en mis pensamientos, acaricie la empuñadura del estoque que llevaba al cinto. No era mi arma, siempre me he decantado por las hojas pequeñas y fáciles de ocultar, como todo buen fiel de Khaol. No, esta preciosa arma mágica, surgida del elemento conocido como multiarma celeste, un raro artefacto, estaba destinada a ser sacrificada en un altar de Khaol para obtener su favor.Si jamas encontraba alguno – suspiró Kanho.
Al día siguiente y con estomago lleno decidí acercarme a una aldea cercana de pescadores. Habían sufrido un fenómeno marítimo conocido como tsunami y necesitaban voluntarios para desenredar los aparejos de pesca. No me movía altruismo alguno, pero un pescador en tierra es una abundante fuente de información, tal vez alguno conociese donde podría encontrar un templo al señor de las mentiras. Debería escoger bien mis compañías en esa aldea, pues es conocido que los pescadores tienden a exagerar las historias.
Allí, en esa pequeña aldea, empezó mi historia.
PARTE 2 – El encuentro
Si algo aprende un buen seguidor del señor de las mentiras, es el arte del subterfugio. Moverse en silencio, mentir, sabotear, esconderse de sus enemigos, asesinar si es necesario y una infinidad de refinadas habilidades necesarias para sobrevivir en las arduas tareas que encomienda el dios hecho a si mismo. Pero incluso por encima de todo eso, entre las decenas de facetas que se necesitan para servir a Khaol, una destaca por encima de las demás, pues sin ella seria imposible saber cuando un elaborado embuste no ha surtido efecto. Darse cuenta de que has llamado la atención.
Se acercó a mí con la apariencia de un anciano pescador, pero con los pasos de un asesino experimentado. Contando cada paso, moviéndose en el más absoluto silencio, con la mirada fija en mí. Supe enseguida que no era quien aparentaba ser, aunque su aspecto estaba cuidado con maestría para que mi suposición, no fuese habitual entre los lugareños.¿Quien eres? – Pregunte sin darle tiempo a desarrollar sus mentiras. – No trates de mentir a un mentiroso anciano, sé que la pesca no es tu oficio.
Mientras observaba al anciano pescador tantee rápidamente la empuñadura de mi Espina espectral bajo la capa, por tenebrosa que fuese aquella arma, siempre me había servido fielmente. El pescador pareció valorar algo que solo el conocía, sin perder el aspecto afable y la sonrisa tierna propia de algunos ancianos, se acercó a mi y me dijo entre susurros:
- Muelle nueve, en un par de minutos, un halfling y un humano te esperan allí con su cañonero. Te hemos estado observando, nuestro señor exige tu presencia… Khaol te reclama hermano -. Mientras decía las ultimas palabras su voz se transformo en una más dulce y juvenil. Para mi sorpresa, ante mi, se hallaba una joven en el lugar donde estaba el anciano hacía unos segundos. La joven sonrió levemente y emprendió su camino sin dirigirme ni una ultima mirada.
¿Que había sucedido? ¿Khaol me reclama? ¿Hermano? ¿Donde estaba el anciano? ¿Quien era aquella joven? Las preguntas se agolpaban en mi cabeza con frenética furia para obtener el protagonismo de la escena. Sabia que podía ser una trampa, algún culto contrario o una purga contra los sacerdotes de nuestro señor. Por otra parte, era la primera pista que tenia sobre otros feligreses desde hacia años. Me habían dado solo unos minutos de margen para decidirme y el tiempo empezaba a colocar su lazo sobre mí, tenia que decidir ya. Tras unos segundos que parecieron años, volví a asegurarme que mi Espina espectral seguía en su sitio y con cierta preocupación, avance por los muelles.
No tarde en encontrar mi destino, un poderoso cañonero estaba atracado en el muelle que me habían indicado. Los marineros se afanaban en cargar bultos, barriles, provisiones y todo tipo de mercancías. Junto a la pasarela esperaban un humano y halfling. Me acerque intentando aparentar una seguridad que en ese preciso instante no poseía.
Buenos días, soy Kan… -.
Kanho, si, si, lo sabemos -. Me interrumpió el halfling con una medio sonrisa
Mira, me han… pareció meditar bien sus palabras- convencido, por decirlo de alguna manera, de que te lleve a Keel para ver a unos amigos ¿Ya sabes donde te metes? -. Preguntó el halfling
Mientras el pequeño personaje me hablaba, no pude evitar fijarme en el humano. Parecía no acabar de entender el Adurn, pero no me quitaba ojo de encima. Tal vez no conociera mi idioma, pero a juzgar por sus armas, conocía el más poderoso de todos los idiomas, el de los filos. Volví a centrarme en la diminuta figura, que parecía estar esperando una respuesta.
Khaol me reclama -. Dije con cierta incertidumbre.
El halfling me miro con un brillo especial en los ojos y asintió con la cabeza solemnemente.
Que así se haga pues -. Dijo
Tras nuestro breve intercambio de palabras, subimos a la nave y pusimos rumbo a la infame ciudad de Keel.
PARTE 3 – La mascara
Durante los días de viaje a través del océano poco pude hacer más que observar el vasto mar y tratar de conocer a mis compañeros. La tripulación de Gorshen, el halfling, era disciplinada y trabajadora, yo estorbaba más que ayudar en cubierta, así que me permití el lujo de disfrutar de aquellos días en altar mar sin pensar demasiado en que sucedería después.
Fue a la semana cuando la vi por primera vez, amurallada y fuertemente defendida por naves corsarias. Keel se alzaba como un extraño templo a la anarquía, el desorden y la depravación. Era como la versión oscura de mi añorada Anduar. Hombres-lagartos, Orgos, Humanos, Semi-drow… Una infinidad de especies se mezclaban entre los abarrotados mercadillos ilegales que se abrían en cualquier calle. Allí donde mirases veías negocios sucios, filos a medio desenvainar y miradas furtivas… Claramente la fama de Keel, era justa a su realidad.Gorshen se acercó a mi y me indico que le siguiese. Caminamos un rato por aquellos oscuros callejones en silencio hasta que se decidió a hablar.
Para llegar a donde anhelas, debes salir de Keel Kanho. Adentrarte donde cientos de buenos soldados han perdido sus vidas, atravesar el bosque de cristal, esquivar a los elfos que en el habitan y llegar allí donde el trueno nunca duerme -. Dijo Gorshen en con un tono que no dejaba entrever ninguna emoción.
Ryxh, el humano que nos había acompañado todo el viaje, iba un paso por delante nuestro. Parecía mirar con recelo cada esquina o sombra que encontrase y no parecía importarle nuestra conversación.
¿Podre, finalmente, ser bendecido con la gracia de Khaol, señor de las mentiras, si atravieso todos esos parajes? -. Pregunte con una firmeza que no sabia de donde salia.
Gorshen asintió levemente con un gesto de su pequeña cabeza. A pesar de su estatura, lograba imponer bastante respeto.
Entonces iré -. Sentencié.
Acompañame entonces -. Dijo Gorshen.
Mis pensamientos y el desconocimiento de la ciudad en general, me había impedido ver que nos habíamos detenido frente a una casa precedida de un bonito jardín. Gorshen atravesó el jardín y la fuente que en el había, para introducirse en una puerta de tamaño reducido.
Vamos, entra -. Dijo Ryxh con un Adurn bastante malo y un marcado acento Dendrita.
Me agache como pude y entre.
La estancia, para mi sorpresa, era bastante comfortable. Sin ostentosos lujos, pero tampoco falta de nada, la estancia ofrecía un espacio cómodo para trabajar en diferentes labores. Diferente herramientas colgaban de la pared a modo de decoración y, al mismo tiempo, demostrando que aquella, era una familia de origen trabajador.
Kanho, debes demostrar que tus habilidades son dignas de un fiel servidor de Khaol -. Dijo Gorshen mientras me arrancaba de mis pensamientos y me devolvía al presente.
Si encuentras lo que aquí yace escondido, te será permitido orar a nuestro señor -. Afirmo Gorshen con cierta solemnidad.
Acto seguido humano y halfling, se pusieron a elaborar diferentes tareas por la casa sin mediar palabra.
Estuve, en diversas ocasiones, tentado a preguntar a que se referían con todo aquello. Pero algo dentro mio me decía que estaba siendo sometido algún tipo de prueba que debía superar solo, tal vez, a una prueba de iniciación.
Durante largos minutos, busque sin saber que buscaba. A veces giraba la cabeza en dirección a mis acompañantes, pero estos parecían absortos en sus tareas. Removí libros, alce sillas y mesas, incluso tantee la posibilidad de que alguna de las paredes fuese falsa, pero aquella idea desapareció cuando, tras un intentar arrancar un sospechoso listón de madera de una de las paredes, sonó un preocupante sonido a madera quebrada. Gorshen se giro un momento con la mirada un tanto consternada, pero no hizo sonido alguno o dijo nada, volvió a girarse y siguió trabajando en sus labores.
Finalmente me fije en el, un escritorio un tanto apartado del espacio principal de la sala y medio oculto entre las sombras, tenia algo que me crispaba. La posición no era lógica, estaba contra una pared y orientado de tal manera, que si alguien se sentaba para escribir o trabajar, taparía las principales fuentes de luz con su propio cuerpo. Además, una capa de polvo se acumulaba sobre el, indicando que nadie había trabajado allí hacia ya mucho tiempo, tal vez… Nunca. Como si mis movimientos fuesen guiados por un ser superior, supe lo que tenia que hacer. Aparte la silla que había frente al escritorio y me dispuse a hacer fuerza para mover aquel pesado escritorio. Por lo que pesaba, debió costar una fortuna, pero tras unos segundos de esfuerzo finalmente se deslizo suavemente para mi sorpresa. Dejando entrever una pequeña gruta detrás de él. Me dispuse a adentrarme no sin antes mirar atrás, vi a Gorshen y Ryxh. Se habían girado en mi dirección y me estaban mirando, Gorshen sonrió.Adelante -. Dijo indicando la pequeña abertura con la cabeza.
Con cautela trate de deslizarme por el agujero, mientras pensaba que claramente aquella apertura en la pared no estaba pensada para razas que levantaran poco más de un metro del suelo, mi mano de apoyo perdió el agarre que tenia y note como todo mi cuerpo se balanceaba hacia el abismo. Lo último que vi fue a Gorshen en la apertura, llevaba una mascara de Khaol puesta.
PARTE 4 – Khaol
Me levanté dolorido, la caída no era tan alta como temí en un principio. Pero aun así, la casi total oscuridad de aquella gruta me había jugado una mala pasada a mis reflejos y ahora tenia varias contusiones repartidas por mi cuerpo.
Al principio, no vi nada. La abertura por la que baje estaba vacia, no había rastro de Goshen, ni de Ryxh por ninguna parte. Pero fue en aquella oscuridad donde percibí que allí había algo más. Un rápido vistazo me hizo percatarme que, escondido entre las sombras, se hallaba un altar. Una columna tallada en piedra de aproximadamente un metro y medio, ejercía de pedestal a una mascara negra que debido a la oscuridad imperante, en un primer momento me pareció verla flotar en el aire. Tras recuperarme de la primera impresión, casi me reí de mi mismo por dejarme sugestionar de esa manera.
Sois unos dramáticos! Casi me trago lo de la mascara flotando! ¿Esto es algún tipo de novatada? -. Dije mientras me acercaba para inspeccionar la siniestra mascara.
Aquel fue el momento, el momento donde comprendí que era el terror verdadero, el miedo o el pavor absoluto. Allí, mientras mi mano intentaba agarrar un pedestal que no existía, comprendí que la mascara era real, comprendí… Que estaba en presencia de las antiguas posesiones de un dios.
Vaya, me has atrapado Kahon ¿Que deberíamos hacer ahora? -. Susurro el dios de las mentiras directamente en mi cabeza.
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