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Dauzzy moja su pluma de garfitre en el tintero y comienza a rasgar delicadamente el pergamino.
2 de Taran del 111 Era 4ª.
Estimada amiga Aldamare.
Dauzzy pone gesto de concentración y prosigue su escritura.
Os escribo desde lo más recóndito del desierto.
Acabo de ver uno de los más hermosos momentos de la naturaleza y también, por que no, de los más esperados aquí en las ardientes arenas del desierto.Dauzzy bebe un prolongado trago de su odre de agua.
Los motivos por los cuales me encuentro en el desierto, no vienen al caso, pero digamos que ha debido ser la providencia de Naphra quien me ha traído a estas tierras
en este momento preciso.
Estaba yo hace dos noches, preparando una hoguera para pasar la noche cuando pude vislumbrar en el oscuro cielo una extraña luz roja. Era como si las mismísimas
estrellas se desangraran. El fenómeno duró al menos cinco latidos de dragón y después empezó a dispersarse hasta desaparecer por completo.
A la siguiente noche, me dispuse a observar el cielo para ver si el fenómeno se repetía y así fue, así que me dispongo a pasar de nuevo la noche en vigilia, pero debo
confesar que me encuentro impotente ante este acontecimiento.Dauzzy suspira con pesar.
Solo puedo observar, ya que desconozco los motivos del por qué las estrellas parecen desangrarse.
He rezado a Ralder para que me otorgue su sabiduría, pero como ya sabes, los Dioses no siempre pueden darnos respuestas directas. Sin embargo, mi señor puso el
recuerdo de tu persona en mi mente, así que comprendí que vos seais quizá quien tenga la sabiduría que arroje luz a este misterio.
Espero con fervor vuestras palabras.
Siempre vuestra.Dauzzy moja de nuevo la pluma en el tintero y lubrica su pergamino.
Dauzzy saca unas hierbas moradas con largas raíces blancas de su bolsita para plantas y las arroja al fuego.>
Dauzzy arroja a continuación el pergamino al fuego.
El pergamino se funde en una pequeña esfera de luz que sale disparada hacia el cielo y desaparece rápidamente.
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MIENTRAS EN OTRO LUGAR,…
El mar estaba en calma y las olas del mar acariciaban plácidamente, al Terror de los mares, como una madre que mece a su hijo recien nacido.
Todo parece estar en una plácida calma pero un grito de pavor rompe el bienestar de la noche.
Un fornido guardia grita: Ese grito viene del camarote de la capitana!.
Unos segundos más tarde, el barco se llena de pasos, de crujir madera y de armas desenvainadas.
- Capitana!- brama uno de los aguerridos hombres mientras abre de un portazo.
La escena no puede ser mas cómica cuando un grupo de 5 hombres fornidos entran en tromba en la habitacion para darse cuenta que sólo está su capitana semi-desnuda, empunyando su florete dispuesta a dar muerte a aquel que ose acercarse a ella.
Todos los guerreros se miran entre ellos y a la capitana, dubitativos.
Aldamare grita: Pero que haceis, puercos!! marchad ya! o juro por Nirwë que hoy sereis pastos de los tiburones!!!.
Pasados unos minutos a la habitación vuelve el silencio, y en la paz que da la soledad Aldamare recuerda que ha sido lo que la desveló.
Intenta recordar el suenyos pero sólo le vienen fugaces imagenes a su mente.
Un paraje hinóspito de arena, y las lunas de un color rojo y la sensación de un mal que se aproxima.
Luego las imagenes corren como haces de luz y lo siguiente que ve son restos de cuerpos, rios de sangre y un silencio inquietante sólo roto por el graznar de cuervos que se están dando un festín.
Entre los cuerpos, una semi-elfa con medio rostro carbonizado y con la mirada perdida hacia el este.
No lo quieres reconocer pero ya sabes quien yace ahí. Esos ojos vacios te piden que mires al este.
Cuando mira, una sombra se cierne sobre Aldamare.
Aldamare sonrie
Sólo ha sido una pesadilla.
Justo en ese momento un haz de luz entra por el ojo de buey hasta el escritorio.
Aldamare se levanta perpleja y se dirige al escritorio.
Aldamare ve como el haz de luz se transforma en un capullo que crece rapidamente y de la flor que emana del tallo aparece una carta.
aldamare sonrie.
aldamare dice: Vieja amiga!.
aldamare coge la carta y la lee detenidamente.
El semblante de aldamare muestra preocupacion.
aldamare piensa: Tendrá algo que ver mi suenyo con la visión que ha tenido en el desierto Dauzzy.
Aldamare se sienta en su taburete de madera, moja su pluma en el tintero y comienza a escribir.
«Mi queridissima vieja amiga.»
«hace mucho que no nos vemos.»
«Tu mensaje de lo ocurrido en el desierto me tiene un poco desconcertada.»
«Ahora mismo parto rumbo a Aldara.»
«Para ir a Takome a la biblioteca y buscar entre los tomos viejos de la historia de Eirea a ver si ha ocurrido algún acontecimiento en el pasado como describes.»<»
«Yo llevo mucho tiempo en este mundo, pero no recuerdo un evento parecido.»»
Aldamare hace una pausa y ve como varias gotas de tinta manchan el papel.
Aldamare piensa: No puedo evitar pensar que mis suenyos y esa visión tenga algun tipo de relación.
Aldamare se le eriza el pelo sólo de pensarlo.
«Tenemos que reunirnos.»
Aldamare deja la pluma en el tintero, hace un rollo con el papel, calienta la cera y le pone el sello de su casa.
Luego propuncias unas palabras en un idioma arcano.
y despues de un crepitar de llamas verdosas y azules el rollo de papel desaparece.
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Dauzzy se ciñó la capa sobre la túnica mientras avivaba una vez más las llamas de la hoguera. Durante el día, todo ser vivo que se moviera por las abrasadoras arenas del desierto, soñaba con el momento en el que el brillante sol se ocultara por las dunas, pero al caer la noche Dauzzy casi añoraba el ardiente calor. El desierto no es sitio para un druida. Pensó para sí. Echo de menos un bosque, el verdor de la hierba y el sonido de las hojas movidas por el viento.
- ¡Y además para nada! – exclamó con furia mirando a las estrellas. Aquella noche no parecía que se volviera a repetir el extraño suceso de las dos noches anteriores. La druida empezaba a pensar que tantos días duros en el desierto, le habían jugado una mala pasada y todo era fruto de su cansada imaginación.
Un fogonazo de luz azulada sobre la mano de la druida la deslumbró por unos instantes y tubo que pestañear varias veces, antes de que su vista se aclarara y le permitiera ver un rollo de pergamino con el inconfundible sello familiar de Aldamare. Dauzzy despegó el lacre con premura y durante los breves minutos que dedicó a leer y releer la misiva, se sintió reconfortada como si su vieja amiga estuviera frente a ella compartiendo camaradería y complicidad, secretos y jarras de hidromiel en alguna recóndita taberna de Anduar.
Se disponía a releer por tercera vez las palabras de Aldamare cuando por el rabillo del ojo captó un sutil cambio de luz en el cielo. Miró atentamente al horizonte, pero todo parecía en orden en el firmamento, y sin embargo… La luz cada vez era más rojiza, aunque ella no conseguía detectar el punto de origen.
De pronto dio un respingo y se levantó apresuradamente mirando frenética sobre su cabeza. Las estrellas que hasta hacía unos instantes eran lejanos puntos de luz, ahora parecían pequeñas hogueras infernales que se escurrieran desde el manto oscuro hacia ella.
Dauzzy apenas tuvo tiempo de agarrar su mochila de viaje y alejarse media docena de pasos, antes de que aquella sustancia indescriptible alcanzara su improvisado campamento.
Aquella cosa extinguió la hoguera con un siseo como si se tratara de agua, pero Dauzzy dudaba mucho que fuera un elemento líquido, aunque tampoco es que pareciera sólido, ni gaseoso. Las arenas del desierto no absorbían aquello, sino que se ennegrecían y formaban una suerte de arcilla que parecían contenerla en un círculo perfecto, de al menos 20 pies de diámetro, como pudo constatar Dauzzy cuando todo pasó y curiosa, se acercó a inspeccionar la zona y tomar muestras de la arcilla, que se había solidificado y pulido, cuando la sustancia desapareció bruscamente.
Dauzzy llamó a su quimera y montada a ella, entró lentamente en el círculo, observando detenidamente a cada paso la superficie. Ahora que la veía más de cerca, podía observar unos sutiles surcos en forma de espiral con un minúsculo hueco en su centro. Dauzzy se inclinó todo lo que pudo sobre el lomo de la bestia y con la punta de su afilado cuchillo de artesana, presionó el hueco. La sustancia era muy blanda en aquella zona y parecía hueca por debajo.
Dauzzy formuló luz sobre el cuchillo para observar mejor el agujero oscuro. Algo relucía en su interior. Decidida metió la punta de la herramienta por el hueco y lo ensanchó hasta dejar al descubierto un agujero del tamaño de su puño, en el que reposaba algo brillante. Parecía una especie de cadena. La druida la enganchó con su cuchillo y lo alzó a la altura de sus ojos.
Ahogando una expresión de asombro, Dauzzy miró el objeto que colgaba de aquella fina cadena.
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