Lágrima de Velian, Insignia Al’jhtar

Una tenue luz iluminaba tímidamente las estanterías en aquellas soledades donde se encontraba el Bibliotecario Al’jhtar. Caminando, sin apenas hacer ningún sonido entre libros, pergaminos y compendios viejos, dirigía sus pasos hacia el fondo del pasillo. Las runas de sus manos se refulgían al pasar por la cara de varios de los tomos que allí se almacenaban, denotando nítidamente la naturaleza de estos y al estudio al que se dedicaban. Esta vez, el viejo bibliotecario no tenía tiempo para pararse ante ellos. Una vez hubo avanzado decenas de metros, llegó el final de aquel estrecho corredor custodiado por libros para dar paso a una estancia más amplia y exenta de toda escritura, salvo por las inscripciones y sellos mágicos que adornaban la pared de aquel lugar.

Allí solo se encontraban, al margen de la propia soledad del anciano, numerosos contenedores de diferentes naturalezas. Baúles, armarios acerrojados y varias vitrinas que contenían diferentes objetos y pertrechos mágicos. Muchos de estos, pertenecientes a la familia Al’jhtar desde hace varias centurias. Este era el caso del objeto en particular que buscaba aquel viejo Orgo.

Colocándose a escasa distancia de uno de los baúles, engarzado con varias gemas y formado por madera fuerte y robusta, el Bibliotecario Al’jhtar farfulló un encantamiento. Al momento, los cierres que acerrojaban el baúl se abrieron con un suave chasquido.

El anciano se agachó levemente y, estirando sus brazos, abrió con mimo aquel antiguo baúl. En él, apoyado delicadamente sobre una seda aterciopelada en colores ocres, se encontraba un precioso, y valioso, cinturón ancestral.

Una manufactura ambiciosa, pulida y cuidada hasta la excelencia se manifestaba en aquel magnífico cinturón. Confeccionado a partir de la piel, tratada mágicamente, de un Lagarto Minosaurio y un Lagarto Ígneo que envuelven diversas y heterogéneas gemas de tonalidades ámbar y ocres. Obviando la magnificencia de este cinturón, la parte que más llamaba la atención es la que ocupa el núcleo de este, una brillante hebilla circular en la cual se representa, grabado finamente, el escudo de la familia Al’jhtar: Velian sobre un campo de dunas y coronada con 5 lanzas rúnicas. La figura de Velian estaba compuesta, presumiblemente, por una esquirla de meteorito de esta. Una fulgurante cristalización que emite una potente aura mágica con matices cetrinos.

El bibliotecario sonrió complaciente a la vista de aquella reliquia. “Es la hora” pensó y, cerrando sus dedos en torno al cinturón lo elevó fuera del baúl para volver a cerras este con sumo cuidado.

Una vez hubo guardado el objeto entre los pliegues de su túnica, emprendió el camino de regreso por el estrecho pasillo rebosante de libros antiguos dirección a la zona de la Torre de Cuarzo y Obsidiana en la que se encontraban los aposentos de Rijja Al’jhtar.